1. LA CORRIENTE TRIDIMENSIONAL Esta teoría indica donde hay un fenómeno jurídico hay siempre un hecho subyacente (hecho económico, geográfico, demográfico de carácter técnico). Tales elementos o factores (hecho, valor y norma) no existen separados unos de otros . Sino que coexiste en una unidad concreta. El tridimensionlismo precisamente está dado por estos tres elementos. Su primera intuición “sobre lo que desea seria mundialmente conocido como “ teoría tridimensional del derecho planteada de momento como una interrogante donde resulta importante explicar las relaciones existentes entre los tres elementos diferenciados en toda manifestación jurídica, asunto que sera ampliamente tratado en una de sus obras más significativas; filosofía do direito. Su solución pasa por la formulación del principio dialectico de complementariedad, convirtiéndose en lo que real denomina su “segunda intuición” sobre el tridimensional ismo. Lo que significa que los tres elementos señalados no solo se correlacionan dialéctica. Es decir las relaciones entre, hecho, valor y norma , son relaciones dialécticas entre términos contrarios, aunque no contradictorios, que aun conservando su identidad e independencia no pueden entenderse aisladamente en el fenómeno jurídico, pues están siempre sujetos a relaciones reciprocas y complementarias”. “La teoría tridimensional del derecho no es la única que se pone a la concepción normativista del derecho, sino que existe otras teorías que se oponen a esta concepción por aquella un tanto limitante para las aspiraciones del derecho” la que siempre debe traducirse en diferentes dimensiones como la ontológica, deontológica axiológica, sociológica y otras que la necesidad recomienda ser uso de ellas. 1.1 TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO El carácter especifico y dialectico de la teoría tridimensional del derecho resulta de la compresnsion ontognoiologica de la experiencia jurídica, cabe apreciar ahora el problema bajo otro aspecto, ya no gnoseológico, sino ético , o de las praxis , cuando el proceso ontognoselogico se presenta como observación histórica, en términos la experiencia axiologica o histórico – cultural. A dicho aspecto o momento de la comprensión ontognoseologica lo denominado “historicismo axiológico” así como el plano gnoseológico, sujeto y objeto se implica y se correlaciona, ontognoseologicamente Sí que un término pueda ser reducido al otro (polaridad gnoseológica entre subjetividad y ojetividad ) , de la misma forma el hombre, en la raíz de su ser histórico es en cuanto debe ser , pero su existencia nunca agota las ritualidades de proyectarse. Donde Expuso por primera vez su Teoría Tridimensional del Derecho en su libro “Fundamentos del Derecho”, donde expresa que el derecho no es sólo norma, como quiere Kelsen, no es sólo hecho como opinan los marxistas o los economistas del Derecho, (porque Derecho no es sólo economía. El Derecho no es tampoco principalmente valor, porque el Derecho al mismo tiempo es norma, es hecho y es valor. En ella, explica que todo fenómeno jurídico es hecho, pues surge para regular. En ella, explica que todo fenómeno jurídico es hecho, pues surge para regular un determinado momento o situación histórico-social, es valor, pues representa un cierto valor de justicia que se quiere preservar , y es norma, pues ofrece una pauta, regla o camino a seguir para garantizar el bien de justicia representado. Cualquier explicación del fenómeno jurídico que se realice resaltando uno de sus elementos, u obviando alguno de ellos, constituirá para Reale una explicación insuficiente, reducida y mutilada. “Encontramos tres momentos en la evolución de la teoría tridimensional del derecho de Reale.”1 En un primer momento, incorpora la noción del derecho como una estructura tridimensional integrada por los elementos hecho, valor y norma. Después, en un segundo momento18 agrega la idea de dialéctica de complementariedad entre los tres elementos, o dimensiones, integrantes de la estructura tridimensional del derecho. Por último, en un tercer momento complementa su teoría con las nociones de personalismo e historicismo axiológico con el fin de alcanzar una visión integral del derecho que tenga como centro a la persona. En el primer momento del desarrollo de su teoría, el autor se manifiesta intrigado por los grandes iusfilósofos italianos de fines del siglo XIX y principios del XX, Icilio Vanni19 y Georgio Del Vecchio20, quienes coinciden en dividir al derecho en tres partes: norma, hecho y valor. Reale se preguntó entonces sí estas concepciones trascendían a la visión de Kelsen que entendía al derecho sólo como una norma. Por el contrario, concluye en la idea según la cual la norma jurídica es la indicación de un camino, que para recorrerlo es necesario partir de un determinado punto y ser guiado por cierta dirección. El punto de partida de la norma es, para Reale, el hecho, rumbo a determinado valor. La dialéctica de complementariedad busca determinar y explicar las relaciones que se producen en el fenómeno jurídico entre el hecho, la norma y el valor. El autor postula la idea según la cual estos tres elementos no sólo se yuxtaponen desprovistos de una trabazón interna que asegura la unidad concreta del derecho. Al describir su teoría muestra como el tridimensionalismo jurídico se desarrolló por impulso de las necesidades intrínsecas del derecho, sin dejar de contemplar la experiencia jurídica a los efectos de lograr una comprensión más viva del hombre y del mundo histórico constituido por él. 1 W. Sauer, el “tridimensionalismo integrativista” de Hall o el tridimensionalismo. Reale toma el concepto husserliano de “intencionalidad de la conciencia”; es decir, de que conocer es siempre conocer algo, la tan reiterada afirmación de la heterogeneidad entre sujeto y objeto pasa a ser enfocada bajo luz nueva. De dicha ubicación del problema resulta el carácter dialéctico del conocimiento, que es siempre de naturaleza relacional, abierto constantemente a nuevas posibilidades de síntesis, sin que esta se concluya jamás, en virtud de la esencial irreductibilidad de los dos términos relacionados o relacionables. A dicho tipo de dialéctica se denomina “dialéctica de complementariedad”, de la cual la dialéctica de opuestos, de tipo marxista o hegeliana no es sino una expresión particular a la cual Reale añade modificaciones resultantes del análisis fenomenológico de sus términos, particularmente para deshacer la confusión entre contrarios y contradictorios. 1.2. EL VALOR Y LA JUSTICIA EN LA TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO. “El problema del valor es el núcleo de la teoría de Miguel Reale” 2. Los valores son entendidos, por el autor, como una característica esencial del hombre (de su naturaleza onto-axiológica). La fundamentación filosófica del derecho de Miguel Reale lo lleva a tomar contacto con distintas escuelas de filosofía tales como la fenomenología, la filosofía de los valores, el existencialismo o el historicismo. Y desde ellas consolida su concepción del derecho y de determinados términos 2 Reale, M.TTD. (pp. 99). Reale, M. Filosofía del Derecho. ( pp. 163). relacionados con la realidad jurídica, entre los que sobresalen el concepto de persona, de cultura, de bienes culturales, del valor, de la historia, etc. Por esta razón el pensamiento de Reale no se limita tan sólo al terreno jurídico, sino que partiendo de éste, amplia sus fronteras hacia la filosofía, ofreciéndonos su propia concepción del mundo y de la vida, es decir, su propia concepción filosófica. Para abordar este problema, ya de alcance filosófico, tendrá que partir del análisis fenomenológico de la experiencia jurídica, es decir, tal y como esta se desarrolla en la praxis del vivir cotidiano. De esta forma presenta al derecho en su análisis fenomenológico como una realidad o manifestación cultural más, producto de la libertad creadora del hombre. Motivos por los cuales explicar la naturaleza del derecho nos conducirá a la necesidad de dar cuenta del hombre y de su actividad instauradora, ya que una de las características distintivas del hombre es su actividad creadora, o lo que es lo mismo su capacidad de inventar fines, de dar valor a lo naturalmente dado. Es así como surge el mundo de la cultura, porque el hombre es fundamentalmente un ser invenciones. El hombre se convertirá por lo tanto, en fuente y motor de todos los valores, pues de él emanan, de su necesidad de otorgar valor a aquello que lo rodea, siendo la misión del derecho preservar el valor del bien, entendido como justicia. Su mundo cultural por él ob. jetivado está construido siempre bajo el prisma de algún valor (verdad, belleza, bien y justicia). 1.3. TRIDIMENSIONALIS- MO GENÉRICO O ABSTRACTO A diferencia de las posturas anteriormente desarrolladas en el presente trabajo, esta visión del derecho parte de la existencia de tres elementos imprescindibles en la concepción jurídica. Se empieza a desarrollar en la doctrina alemana con Lask y Gustav Radbruch. El tridimensionalismo jurídico genérico y abstracto, que concibe abstracta y separadamente a cada uno de los tres elementos corresponder a cada uno de ellos un (hecho, valor y norma), hace objeto, un método y un orden particular de conocimientos. La ciencia integral se obtendrá, entonces, debido a los estudios efectuados por Lask; o desde opcional de una una perspectiva simple yuxtaposición de tres perspectivas, entre si irreconciliables y antinómicas planteada por Radbruch. Welzel (Alemania), postula el mismo objetivo de superar al positivismo y al jusnaturalismo a partir de una concepción que sepa tener en cuenta los factores de orden moral, la ordenación legal y el actuar social, ya que desde su perspectiva, el derecho deberá influenciar sobre todos estos factores “mediante su contenido de valor; sobre la conciencia moral, en función a su permanencia sobre la costumbre; y a través de su fuerza, sobre los instintos egoístas”. Julius Stone, (Common Law) en su interpreta los aspectos filosófico, concepción integral del derecho, sociológico y analítico, tomando como referencia la clasificación inicial de Roscoe Pound 25, integrados en el universo de la ciencia jurídica o jurisprudencia. El citado autor afirma las diferentes escuelas del siglo pasado se dedicaron a considerar los distintos elementos que componen la compleja realidad denominada derecho. Los seguidores de la corriente analítica, se ocuparon del cuerpo de los preceptos o leyes establecidas, en virtud del cual, se asignan un resultado definido a una determinada situación de hecho. Mientras que los juristas de tendencia histórica, optan por el estudio de las ideas y técnicas tradicionales, así como de las costumbres que condicionan las decisiones, conforme a las exigencias de la vida. Finalmente, el jurista-filósofo opta por los fines éticos, en las exigencias del derecho, a lo que se definió como ley natural, en contraste con la ley positiva. Roscue Pound. Law and Morals, citado por REALE Miguel, teoría tridimensional del derecho Op. Cit. p. 23 y ss. que la jurisprudencia se compone de tres ramas: 1) La jurisprudencia analítica, resultado de un mero análisis de los términos jurídicos y de una investigación sobre las interrelaciones legales; 2) lógicas de las proposiciones La jurisprudencia sociológica, consagrada a observar e integrar, generalizando, los efectos del derecho sobre las actividades y el comportamiento de los hombres; y 3) La teoría de la justicia, que investiga el contenido u objeto del derecho en términos de un deber ser ideal.26 El tridimensionalismo de Stone se manifiesta, básicamente, en una concepción abstracta desarrollándose en la separación de tres campos de investigación, los que se complementan recíprocamente. Sólo una vez terminadas sus respectivas tareas, que cada una de ellas desarrolla con abstracción de los otros dos factores, se integrarán en la experiencia jurídica materia de análisis. Bajo esta perspectiva, la tricotomía de Stone puede aproximarse a la de Kelsen, cuando sostiene que “la división de la teoría pura del derecho, sociológica jurídica y filosófica de la justicia ya fue claramente establecida por Kelsen“, 27 pero que a diferencia de éste, el propósito de Stone fue consolidar las tres perspectivas. Por su parte, Norberto Bobbio (Italia), plantea la existencia de tres tareas: - De la filosofía del derecho, que se destina al estudio de la metodología jurídica y la teoría de la justicia, teniendo como objeto propio, la determinación de los fines que deben guiar a la sociedad humana. - De la sociología jurídica, que tiene por objeto la indagación de los medios que han de ser empleados para alcanzar mejor dichos fines. - De la teoría general del derecho, que tendría reservada la misión de establecer la forma a que deben atenerse los medios para alcanzar los fines propuestos”. Desde la perspectiva de Reale, Bobbio plantea únicamente una tricotomía, y no propiamente una comprensión tridimensional de la experiencia jurídica; “debido a que se evidenciaría, en la concepción abstracta del tridimensionalismo, la ausencia de una correlación esencial existente entre fines, medios y formas de cada uno de los campos del conocimiento jurídico. Si bien se aprecia en Bobbio, señala el citado autor, una intención de articular de manera sistemática dichos elementos, puede sólo tener un alcance heurístico y práctico, pero, como en todas las clasificaciones intelectuales y abstractas, no toma en cuenta la concreción de la experiencia jurídica”. Por otra parte, Michel Virally (Francia) propugna la investigación de las dimensiones del derecho, hallando tres de éstas en la experiencia jurídica: La histórico-normativa, la fáctica y la axiológica30. A pesar que el autor se mantiene en el plano de un tridimensionalismo abstracto, llega a plantear que, al margen de la modalidad que tenga la experiencia jurídica, ésta siempre será necesariamente tridimensional. Como sucede en el caso de querer determinar el concepto de relación jurídica, “ésta surge de una simple situación de hecho, que una norma dota de significación jurídica a la luz de los valores que expresa y en la que se encuentra el fundamento de su fuerza específica”. Es a partir de la teoría del derecho que se desarrolla el tridimensionalismo en Francia, a cargo de Paul Roubier. Este autor postula que la teoría tridimensional del derecho engloba el conjunto del ordenamiento jurídico desde tres fines principales: La seguridad jurídica, la justicia y el progreso social. 32 La seguridad jurídica, que se plantea como idea de base, exige la presencia de un ideal imperativo así como la regla del derecho, pudiendo en un extremo generar una tendencia meramente formalista del derecho. De hecho, si se optara por la relevancia de la aspiración moral de un orden justo, estaríamos ante el marco de la tendencia idealista, fundamentada en el valor superior que debe poseer la justicia. Será la razón, la que determine la subordinación del legislador a los principios generales del derecho. Si prevaleciera el deseo de progreso social o de bienestar de la sociedad, estaríamos ante la tendencia realista basada en una serie de costumbres y usos sociales. Pero la mencionada disgregación que existe en el derecho, no refleja el fenómeno jurídico de manera objetiva y real, debido a que la vida social y los fenómenos, sucedidos en éstos, no se descomponen en el esquema planteado. Sin embargo, tampoco son sólo esas tres condiciones o supuestos, puesto que en el fenómeno jurídico, éstos se mezclan y se hace necesario determinar los dominios propios de la investigación, en función a un objetivo específico. Se puede, entonces, asumir una postura que pretenda indagar por los fines, optando por una política jurídica o por otra, buscando así el análisis de los comportamientos sociales así como su adecuación a los fines, que serán analizados por la sociología jurídica. Por último, si se optara por un estudio de la forma de la experiencia jurídica, será la ciencia del derecho la perspectiva de análisis más adecuada. Francis Lamand (Francia), plantea que “el tridimensionalismo tiene el mérito de poner el acento sobre la integración de los valores“33. Señala que las tres dimensiones no constituyen el derecho en el tiempo, siendo éste únicamente un elemento más del derecho; opinión que es cuestionada por Reale. Este último afirma que “el tiempo no constituye la unidad del jus en el tiempo, que (aparentemente), representaría una más de las dimensiones del derecho, una nueva dimensión de la estructura del derecho. Pero es, el tiempo, esencial a la significación de la propia estructura jurídica, como realidad dialéctica que es”. Desde otra perspectiva, Michel Virally, postula la experiencia jurídica desde tres dimensiones: La histórico- normativa, la fáctica y la axiológica, planteando el análisis de éstos desde abstracto. el plano del tridimensionalismo Desde tres perspectivas irreductibles, entendido esto como un perspectivismo tricotómico, en España, Legaz, Lacambra y García Maynez, perciben la yuxtaposición de los elementos crítico-trascendentales, planteado por Kelsen. Según la concepción de este último, se percibe un aporte entre los tres puntos de vista concernientes al derecho. García Maynez, por su parte, concluye que “no se trata de especies distintas en un mismo género, ni las diferentes facetas de una misma realidad, sino de objetos distintos.“35 Por otra parte, Legaz y Lacambra, en evolución a sus posiciones iniciales, de carácter antinómico, se inclinan por una comprensión de la experiencia jurídica que se plantea en forma unitaria, definiéndola como la forma de vida social que realiza un punto de vista sobre el derecho. Estamos ante la concepción de un tridimensionalismo que, básicamente, propugna una yuxtaposición extrínseca de perspectivas y una antinomia entre los tres puntos de vista posibles, como lo diría el maestro brasileño Reale, generados por la experiencia jurídica, al no poder conjugar una unidad en la concepción del derecho, desde una perspectiva dialéctica que implica su propio análisis. En conclusión, el estudio del valor de una expresión jurídica cualquiera, correspondería al filósofo; mientras que el hecho, sería objeto de estudio por parte de la sociología del derecho; en tanto que el estudio de la norma, sería de competencia del jurista. Entendiendo de esa manera, el carácter tridimensional, como un requisito esencial del derecho. 1.4. CRITICAS A LA TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO: Como ya se dijo, a partir de la dialéctica de complementariedad, Reale observa que siendo la experiencia jurídica una de las modalidades de la experiencia histórico-cultural, se comprende que la implicación polar hechovalor se resuelva en un proceso normativo de naturaleza integrante. Cada norma o conjunto de normas, representa un momento histórico determinado en función de ciertas circunstancias, teniendo en cuenta la comprensión operacional compatible con la incidencia de ciertos valores sobre los múltiples hechos que condicionan la formación de los modelos jurídicos y de su aplicación. En este sentido considera a la experiencia jurídica como una “experiencia tridimensional de carácter normativo bilateral atributivo”3 3 Reale, M.TTD. (pp. 85). . Indicando en los términos hecho, valor y norma, las dimensiones, factores o momentos de una realidad en sí misma dialéctica, como es el mundo del derecho. Carlos Cossio toma literalmente la palabra dimensión del texto de Reale y con sentido crítico se pregunta ¿dimensión de que? Al respecto Cossio responde, en el sentido de su concepción egológica del derecho: “de la conducta en su interferencia intersubjetiva”4. Reale rechaza la crítica pregunta-respuesta de Cossio expresando que si el derecho es realidad o hecho histórico-cultural, es porque no separa la experiencia jurídica de la experiencia social, de la que es una de las formas o expresiones fundamentales, distinguiéndose por la nota de bilateralidad atributiva que le es propia: es decir, por implicar, en cada una de las relaciones que la constituyen, siempre un nexo. Reale no acepta pensar sobre una realidad jurídica extrapolada del proceso histórico y destituido de su cualificación fáctico-axiológica-normativa. Afirma que el derecho es una realidad social y que dicha realidad tenga en la conducta humana su fuente constitutiva, no nos debe llevar a olvidar la necesidad de investigar la consistencia de la conducta en general y de la conducta jurídica en particular, pero sin olvidar por otra parte que la experiencia jurídica no se reduce a un fenómeno de conducta, pues con el paso del tiempo determina objetivaciones espirituales que adquieren vida propia y condicionan las sucesivas formas de comportamiento social. El problema de la conducta es importante para Reale5, pues todo lo que se contiene en la experiencia jurídica a ella puede y debe remontarse, directa o 4 5 Id em. En igual sentido Godschmidt, quién explica que en las conductas que hallamos en el fenómeno jurídico indirectamente como a su fuente creadora y reveladora, ciertamente, pero sería un error olvidar que cualquier acto humano encuentra como su soporte o condicionamiento algo ya históricamente objetivado por obra del espíritu, como conducta, a la que denomina: institucionalizada. De esta forma, el autor entiende que cuando se declara que el derecho debe ser entendido como “vida humana objetivada” o como “conducta en interferencia intersubjetiva” o como “experiencia histórica-cultural”, es necesario distinguir entre el hecho del derecho global y unitariamente entendido como acontecimiento espiritual e histórico, y el hecho en cuanto factor o dimensión de dicha experiencia. La palabra hecho, en este caso indica la circunstancialidad condicionante de cada momento particular en el desarrollo del proceso jurídico6. Todo régimen político posee un plan de gobierno que contiene los criterios rectores del reparto supremo; así un régimen despótico de la antigüedad, puede basarse en la creencia de que toda la potencia corresponde únicamente al príncipe absoluto, a cuya disposición se encuentran la hacienda, vida y honor de sus súbditos. Desde este punto de vista se integra entonces un orden que comprende cuantos repartos benefician al príncipe cuantos repartos de beneficios otorga a los súbditos. Por el contrario, un régimen demo liberal de carácter social, predica que los repartidores son todos los ciudadanos, quienes mutuamente han de respetar sus haciendas, vidas y honores, debiendo asegurar a cada cual un ámbito de libertad suficientemente amplio que le permita ser capaz de 6 Reale define el término hecho expresando que es todo aquello que en la vida del derecho corresponde a lo ya dado en el medio social y que valorativamente se integra en la unidad ordenadora de la norma jurídica, resultando de la dialecticidad de dichos tres factores el derecho como “hecho histórico-cultural. desarrollar su personalidad. Si un reparto razonado es reputad no ejemplar, esta fuera del orden y constituye lo ilícito dentro del régimen. Así, a modo de ejemplo, todo acto de sublevación contra el déspota se considera como ilícito desde el ángulo visual del príncipe, aún cuando desde las doctrinas del derecho natural, pueda ser un acto lícito y legítimo. Por ello, resulta que es necesario tener en consideración el tiempo de la realización del orden de repartos en su relación con el momento en el que se encuentra el descubrimiento científico de la justicia. El término tridimensional sólo puede ser comprendido rigurosamente como traducción de un proceso dialéctico, en el cual el elemento normativo integra en sí y supera la correlación fáctico-axiológica, pudiendo la norma a su vez, convertirse en hecho en un ulterior momento del proceso, pero únicamente con referencia a y en función de una nueva integración normativa determinada por nuevas exigencias axiológicas y nuevos sucesos fácticos. Con respecto a esta última crítica de Cossio, debo decir que no encontré una respuesta realiana en los escasos libros del autor que tuve oportunidad de consultar. Sin embargo, considero que el tridimensionalismo de Reale permite una más clara descripción y explicación del fenómeno jurídico.la teoría egológica. El analista del fenómeno jurídico, tiene en el tridimensionalismo un mapa de la realidad; un camino claro y directo para emprender el viaje a la comprensión de la experiencia jurídica y social: o comienza por el hecho, por el complejo de valores implicados o por las normas, en el caso de que existan7. Esta tarea de disección que permite el 7 Cossio, C. (1987). Radiografía de la Teoría Egológica del Derecho. (pp. 201). Buenos Aires: Ediciones Depalma. tridimensionalismo, no significa desconocer la mutua implicación de estos elementos, factores o dimensiones en la vida misma del fenómeno jurídico. Y desde esta mirada, observo en el tridimensionalismo, más una descripciónexplicación, que una construcción. Sin embargo, cabe reflexionar que describir-explicar el fenómeno jurídico, es el primer paso para operar sobre él y planificar o diseñar desde la norma, la construcción política, social e institucional de la realidad, que se busca cambiar en base a los valores, principios o directrices de consenso en la sociedad. Me arriesgo a pensar que Rousseau llamaría, a esta construcción, “voluntad general”. Un segundo problema que aborda Reale consiste en dar cuenta de la implicación existente entre su teoría o explicación con la auténtica naturaleza del derecho, real y concreto, tal como se da en la vida cotidiana. En el fondo trata de fundamentar su propia teoría y demostrar que no es sólo fruto de su propia elucubración lógico-racional, sino que surge de un íntimo contacto con la naturaleza misma del derecho. Es decir que la explicación o teoría es tridimensional porque en la vida misma del derecho. se dan siempre correlacionados dialécticamente los tres elementos ya mencionados. En este punto, esta teoría, cobra un atractivo especial porque su autor la enfrenta a los casos reales en los cuales ha participado como un protagonista directo al actuar como abogado de alguna de las partes del proceso. A modo de ejemplo relata dos experiencias reales: En el primero de estos casos muestra la evolutiva interpretación de una norma jurídica por los efectos del cambio del “mundo de la vida” en la vivencia cotidiana de las personas. Reale explica como el “mundo de la vida” cambia, y una norma jurídica sin sufrir ningún cambio gráfico, ni en su texto ni en su puntuación, pasa a significar otra cosa. Pone como ejemplo el art. 924 del Código Civil brasileño según el cual el juez puede reducir la multa convencionada en el contrato proporcionalmente al cumplimiento del acuerdo. Recuerda el autor que el Código Civil de 1916 fue interpretado desde el individualismo dominante en su época hasta la década del treinta. Los contratos expresaban que la multa sería debida en su totalidad, independientemente de cual sea el tiempo de cumplimiento del contrato. En este contexto sucedió un caso de una modista que había cumplido con el contrato hasta el vigésimo mes en la compra de una máquina de coser, y que no logró pagar las dos últimas cuotas. El acreedor exigía además de la devolución de la máquina de coser, el pago íntegro de la multa. Por primera vez en la historia del derecho brasileño el Tribunal de Justicia de San Pablo dictó una sentencia fallando que el contrato no puede prevalecer sobre la ley, siendo la cláusula contractual nula de pleno derecho. Lo novedoso del caso mencionado por Reale es que hasta entonces la cláusula contractual nunca había sido puesta en duda por entenderse que el artículo 924 del Código Civil era apenas dispositivo. El Tribunal de San Pablo cambió su interpretación y entendió que esa norma legal era de orden público, dirigida al juez para un juicio de equidad. Determinó también que el bien fuera evaluado, correspondiéndole a la modista parte del valor liquidado, lo que la ley vino a consagrar después al modificar el Código Civil. Al respecto el autor se pregunta “¿Qué sucedió?” Y responde: “el individualismo anterior cedió lugar a la máxima comprensión social y humana del derecho, de tal modo que, en virtud de esa nueva ética valorativa, el artículo de la ley, sin alterar una coma, pasó a significar algo diferente, en consonancia con los principios de equidad”47. En otras palabras podemos decir que cambió uno de los tres elementos del derecho, cambiaron los valores y en consecuencia cambió la interpretación de la norma. Cambió el derecho. 1.5. EL TRIDIMENSIONALISMO ESPECÍFICO Y CONCRETO. El tridimensionalismo específico y concreto que estudia Reale, analiza al derecho desde un punto de vista donde es siempre dialéctico porque es una correlación permanente y progresiva entre dos o más términos, colocando acento a la norma jurídica. Uno de sus puntos más importantes es "la integración del hecho en valor....de lo que surge las normas." Aunque Reale pone más importancia a la dimensión normativa frente a la sociológicaexistencial y a la axiológica, considera a la conducta primordial, ya que como fuente creadora, los actos humanos encuentran su soporte objetivado como conducta. Lo que hace el tridimensionalismo es facilitar la comprensión de las instituciones jurídicas, mostrándolas en su interacción con la conducta subjetiva, el valor y la norma. Este planteamiento de Reale, donde el tridimensionalismo es "concreto y específico", no plantea a los elementos de la experiencia jurídica en dinámica unidad, está en la primera etapa del tridimensionalismo, una estática yuxtaposición de los tres elementos. El planteamiento actual, postula una integración en dinámica interacción. La Filosofía de la Existencia y el Personalismo nos acercan a la realidad del ser humano, siendo este protagonista, junto con la historia, de la experiencia jurídica. Los que no aceptan la movilidad jurídica, del dogmatismo jurídico, han empezado a aceptar la filosofía de la existencia. Esta nueva filosofía descubre a la existencia humana como ontológicamente diferente a las "cosas". Ve al ser humano como lábil, proyectivo, historializado, que tiene que hacerse a sí mismo a través del tiempo. Lo estudia en su dimensión coexistencial, en comunidad. Estudia al ser humano bidimensionalmente, social y libre. En su aspecto social, como un ser coexistencial, donde se enfatiza el aspecto de la solidaridad, relevando los valores jurídicos de la justicia y la seguridad. El ser humano ontológicamente libre, asume el rol liberador del derecho. El Estado ha propiciado una definida tutela a la persona humana, donde se persigue el bien común basándose en la solidaridad, eliminando los obstáculos para que el hombre se realice como ser libre e integral y que se proyecte en el tiempo. El personalismo, coloca al ser humano en el centro del sistema jurídico, desplazando así al patrimonio que en ese momento era más importante. El personalismo hace de la persona humana el bien supremo a tutelar por el derecho. Las Constituciones peruanas, tanto de 1979 como la de 1993 recogen este pensamiento personalista al considerar a la persona humana o su defensa, respectivamente, como el bien o el fin supremo del derecho, la sociedad y el Estado. Antes del Código Civil de 1984 se tenía una concepción individualista y patrimonialista, se ponía énfasis a la tutela de los derechos individuales, la protección del patrimonio y del interés social, pero dejando de lado a la persona en el derecho. Luego de las dos guerras mundiales y como respuesta a ellas surge por la necesidad de darle al ser humano una mejor protección jurídica frente a las múltiples agresiones de esas dos confrontaciones bélicas. Dejó de lado su interés sobre el ser de las cosas u objetos y tornó su atención al conocimiento de la persona. Las primera ideas de principió de siglo se basaron en el carácter bidimensional del ser humano, se le mostró como una unidad psicosomático sustentada en la libertad y estructuralmente social. Se concebía al derecho en y para la vida humana social, ya que no ha sido creado para regular la conducta de un hombre encerrado en sí mismo, de eso se encarga la moral, el derecho adquiere razón en el sentido coexistencial del hombre. El pensamiento jusfilosófico estudia al derecho en su rol de protector de la persona como ser libre, individual y al mismo tiempo tutela el interés de los demás, mediante un conjunto de normas que determinan los comportamientos permitidos, prohibidos e indiferentes para él. El ser ontológicamente libre puede decidir si opta por el cumplimiento o trasgresión de esas normas. El Código Civil peruano de 1984 posee una concepción personalista y comunitaria en muchos de sus tramos, tutelando al individuo y considerando el patrimonio como su finalidad. Concibe al derecho como la interacción dinámica de la vida humana, los valores y las normas jurídicas. Por ejemplo, en su artículo 1985° incorpora lo referente al daño a la persona y al tratamiento dispensado a las personas jurídicas en los artículos 80, 99, 111 y 134, donde describe la asociación, la fundación, el comité y las comunidades campesinas y nativas como organizaciones de personas que persiguen fines no lucrativos, la asociación y fines valiosos para ellos en la fundación, comité y comunidades. 1.5.1.TRIDIMENSIONALlSMO JURIDlCO CONCRETO He ahí algunos de los asuntos tratados por mí en Fundamentos del Derecho, en Teoría del Derecho y del Estado, en Horizontes del Derecho y de la Historia y, "last, not least", en Pluralismo y Libertad, no obstante que' tales obras y sus respectivas ediciones señalen fases distintas de un pensamiento en natural proyección. Ahora bien, basta la enumeración de los. temas arriba resumidos para verificar que, bajo la denomin ación de "teoría tridimensional", pienso en algo más que en la simple representación de la tridimensionalidad como una de las características esenciales del derecho, inclusive porque tridimensionales son también, como ya lo observé, las demás. formas de conducta ética. En realidad, mi tridimensionalismo jurídico se halla inserto en un contexto de ideas y de opciones doctrinarias, en ese inevitable modo propio depensar y de comprender el universo y la vida, que cada filósofo acaba por elaborar para su propia vivencia, valiéndose de nociones originales o recibidas, desde el momento en que la filosofía representa para él una auténtica exigencia existencial y no un mero ornamento de ilusorio poder verbal, siendoingenuo creer que pueda haber algún pensador que no sea tributario de' ideas y contribuciones ajenas. La originalidad de un filósofo puede radicarmenos en la formulación de nuevas preguntas que en la reformulación delas antiguas, en consonancia con las exigencias históricas de su tiempo. Se podría decir que el tridimensionalismo es como el eje en torno del cual se mueven los elementos constitutivos de mi comprensión del Derechoy del Estado, como expresión particular de determinadas convicciones metafísicas, siendo imposible considerarlo debidamente sin correlacionarlo con el todo de que forma parte y al cual se destina. En el fondo, ésa es la función; primordial de una "teoría", que tanto puede valer por las verdades que en sí y por sí misma encierra, cuanto porque hace accesibles a la comprensión. las verdades de otras teorías. 1.5.1.1. POSICIÓN DEL TRIDIMENSIONALISMO JURÍDICO CONCRETO En general, los tridimensionalistas, acepten o no esta calificación, se han limitado a afirmar el carácter Iáctico-axiológico-normatívo del derecho, sin deducir de este planteamiento del problema todas las consecuencias en él implícitas y que, a mi modo de entender, son del más alto alcance para la Ciencia del Derecho, no sólo para esclarecer y delimitar mejor viejos problemas, sino también para establecer nuevas cuestiones reclamadas por las circunstancias histórico-sociales de nuestro tiempo. En rigor, sólo en tanto que sesitúa a la tridimensionalidad dentro de ese contexto problemático, se puede hablar, propiamente, de "teoría tridimensional", cuya base inamovible no es una construcción o concepto del espíritu, sino el resultado de la verificación objetiva de la consistencia fáctico-axiológica-normativa de cualquier parte o momento de la experiencia jurídica propuestos a la comprensión espiritual. La "teoría tridimensional", en la plenitud de sentido de tal término, Representa, por consiguiente, la admisión de conciencia que aquella verificación establece para cualquier género de investigación sobre el derecho y sus consecuentes correlaciones en los distintos planos de la Jurisprudencia, de la Sociología Jurídica o de la Filosofía del Derecho. En verdad, una vez admitida la naturaleza esencialmente tríadica del derecho, de manera que a ningún especialista le pueda ser permitido el aislar, de manera absoluta, uno de sus factores para convertirlo en objeto de cualquier investigación de orden filosófico, sociológico o jurídico. Luego, algunos problemas, a saber: a) Si hay tres factores correlativos en el derecho, ¿qué es lo que garantiza la unidad del proceso de elaboración jurídica, y en qué consiste esa unidad? b) Si en el derecho hay tres factores, ¿cómo es que correlacionan o, en otras palabras, cómo actúan los unos sobre los otros? ¿Se puede hablar de un factor dominante que subordine a los demás al ángulo de su perspectiva? a) Hecho, valor y norma están siempre presentes y correlacionados en Cualquier manifestación de la vida jurídica, sea estudiada por el filósofo o el sociólogo del derecho, o por el jurista como tal; en cuanto que, en la tridimensionalidad genérica o abstracta, corresponderla al filósofo el estudio del Valor, al sociólogo el del hecho y al jurista el de la norma (tridimensionalidad Como requisito esencial al derecho). La correlación entre dichos tres elementos es de naturaleza funcional y dialéctica, dada la "implicación polaridad" existente entre hecho y valor. De cuyo' propósito resulta el momento normativo, como solución superadora e integrante en los límites circunstanciales de lugar y tiempo (concreción histórica del proceso jurídico, en una dialéctica de implicación y complementariedad)8. Sobre la bilateralidad-atributiva como elemento distinto del derecho. Fue observado con agudeza por Ernesto Leme que, en mi discurso de ingreso a la Facultad de Derecho, en 1941, todavía hablaba yo del "carácter 8 Reale, Filosojia do Direito, ed. cít., págs, 591-614. bidimensional del Derecho, que posee un substractum sociológico, en el cual se concretan los valores de una cultura y, al mismo tiempo, es norma que surge de la necesidad de seguridad en la actualización de esos valores". Para los fines específicos de este trabajo, cabe ponderar que con Kant surge una escisión en el mundo de lo fenomenal, debido a la separación cortante hecha por él entre el "mundo de la libertad" y el "mundo de la naturaleza", o, en otras palabras, entre el "campo de la ética" y el "campo de la ciencia", de tal manera que solamente con relación a éste sería posible hablar de una experiencia propiamente dicha. Trasladando la ética y, por consiguiente, el derecho, al plano de los imperativos de voluntad pura, Kant canceló la posibilidad de ver la historia como una forma teorética más de experiencia, y, como tal, dotada también sus condiciones trascendentales de posibilidad, en el plano de la razón pura, marcando, en ese sentido, un retroceso en relación con la postura ya alcanzada por Vico, a quien no se puede escatimar el mérito de haber fundado las bases categóricas de las "ciencias del espíritu. En lo relativo a la situación del problema de la sociedad y de la historia en términos de experiencia, no se puede, tampoco, olvidar que la meditación sobre las obras de Hume no tuvo el don de despejar a Kant para una más completa comprensión del Derecho y del Estado, máxime si se recuerda que el Tratado de la Naturaleza Humana, como lo demostró Luigi Bagolini, puede considerarse el primer ensayo de introducción del método experimental al campo de las disciplinas morales.w Fue mérito de la Escuela de Baden, a la cual se afilian Lask y Radbruch, el haber percibido que, no obstante el corte hecho por Kant entre ser y deber ser, había en el kantismo un elementoclave para la comprensión del mundo histórico9. 9 Cfr. Luigi Bagolini, Esperienza Giuridica e Politica nel Pensiero de David Hume, En suma, el término tridimensional, sólo puede ser rigurosamente comprendido como interpretación de un proceso dialéctico, en el cual el elemento normativo integra en sí y supera la correlación fáctico-axiológica, pudiendo la norma, por su parte, convertirse en hecho en un ulterior momento del proceso, pero solamente en relación con y en función de una nueva integración normativa, determinada por nuevas exigencias axiológicas y nuevas interdependencias fácticas. De ese hecho resulta que, cuando el hombre tipifica determinadas formas de conducta y concretiza aspiraciones e intereses en determinada institución jurídica, hay siempre dos aspectos por examinar: el uno objetivo, relacionado con la validez adquirida por la "realidad jurídica" en sí (lo que explica el carácter eminente y coercitivo, o la presión social de las normas) y el otro subjetivo, concerniente a la situación de los hombres que se colocan dentro del ámbito de la referida objetividad, conservando y tratando de salvaguardar su ser propio, esto es, su irrenunciable capacidad de libertad y de síntesis. es ésa la razón por la cual hay siempre dos aspectos complementarios en toda realidad jurídica, así como en todo valor que se refiera específica. mente a la experiencia jurídica, como se puede advertir aquilatando los conceptos fundamentales de seguridad, certeza, orden o justicia. en la problemática de la seguridad, por ejemplo, percíbese algo de existente "ab extra", en la relativa objetividad peculia.como certidumbre, y tiene, al mismo tiempo, algo de subjetivo, un"sentimiento" o situación psicológica de los sujetos frente al conjunto de reglas establecidas como expresión genérica y objetiva de la seguridad misma.w hay, pues, que distinguir entre el "sentimiento de seguridad", o sea, entre el estado de ánimo de los individuos Siena, 1947, pág. 157. y de los grupos en la intención de usufructuar un complejo de garantías, y este complejo como tal, como conjunto de providencias instrumentales, capaces de hacer generar y proteger aquel estado de ánimo de tranquilidad y concordia. es ésa la razón por la cual teófilo cavalcanti filho, en la monografía que dedicó al problema de la seguridad,27sintió la necesidad de estudiar la "seguridad" concomitantemente con la certidumbre, la primera concerniente más bien al aspecto subjetivo, la segunda más bien perteneciente al aspecto objetivo del problema. Certidumbre y seguridad, aun cuando no deben confundirse, son valores que inmediatamente se implican, pues, de manera inmediata, todos los valores se correlacionan, según el principio de "solidaridad axiológica" bien puesto de relieve por nicolai hartmann. prefiere decir que certidumbre y seguridad integran una "díada" inseparable, puesto que, si es verdad que cuanto más cierto se toma el derecho. ese carácter polar, o complementario, esencial a todo bien cultural, o, en otras palabras, a toda forma histórica de objetivación de valores, no es sino la consecuencia de la estructura bivaleute del ser del hombre, que es en cuanto debe ser, y, desde otro punto de vista, es "ser individual" y es "ser social",10 lo que, como vimos, explica la dialecticidad intrínseca de la experiencia social. Más condiciones de seguridad generan, también es necesario no olvidar que la certidumbre estática y definitiva acabaría por destruir la formulación de nuevas soluciones más adecuadas a la vida, y esa posibilidad de innovar acabaría provocando la revuelta y la inseguridad. Me atrevería yo, inclusive, a afirmar que una seguridad absolutamente cierta es una razón de inseguridad, ya que es tan connatural al hombre -único ente dotado de libertad y de poder de síntesis- el impulso hacia la mutación y la perfectibilidad, lo que Camus, desde otro punto de vista, denomina "espíritu 10 Véase T. Cavalcanti Filho, A Segurancano direito, Sáo Paulo, 19fi4. de rebelión". Al lado del binomio "certidumbre-seguridad", otra "díada" debe ser recordada, por la implicación inmediata que con aquél la vincula: la "díada" "justicia-orden", respecto de la cual se podría repetir lo que ya fue dicho a propósito de la primera, sobre la respectiva "implicación polar", inclusive entre las dos díadas, en virtud de que, si tales valores se complementan, jamás podrán ser reducidos los unos a los otros. 2.ANÁLISIS SOBRE ALGUNAS POSTURAS DEL TRIDIMENSIONALISMO JURÍDICO Existen muchos estudios sobre el tridimensionalismo jurídico. No obstante ello, en el presente trabajo nos limitaremos únicamente a desarrollar los planteamientos de algunos autores: MIGUEL REALE: 2.1. SEGÚN MIGUEL REALE MIGUEL REALE: Nació en San Benito de Sapucai (Brasil) el 6 de noviembre de 1910. Estudió secundaria en el Instituto Medio Dante Alighieri y se graduó de abogado en la Universidad de Saõ Paulo en 1934, institución ésta donde comenzó su labor académica como profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sặo Paulo en 1940; luego, en 1941 se recibe como Doctor en Derecho con la tesis "Fundamentos do Direito" en la citada posteriormente es su Rector dos veces, en 1949 y 1969. universidad donde Finalmente se le designa como profesor emérito. Miembro del Consejo Administrativo del Estado entre 1942 y 1947, igualmente Secretario de Justicia de Sặo Paulo en 1947 y posteriormente, en 1954 funda el Instituto Brasileiro de Filosofia, la "Revista Brasileira de Filosofia" adscrita a este ente, y la Sociedad Interamericana de Filosofía. Entre sus innumerables reconocimientos, se le otorgó el doctorado honoris causa en quince universidades tanto brasileras como extranjeras; así como también, fue secretario o relator en diversos congresos internacionales de filosofía. Muere Miguel Reale el 14 de abril de 2006 a los noventa y cinco años como consecuencia de un infarto, sobreviviéndole su hijo Miguel Reale quien también es jurista y fue ministro del ex Presidente Henrique Cardozo. A Miguel Reale se le considera como el Padre del nuevo Código Civil brasilero. Siempre se le consideró como un abogado militante por su larga trayectoria en el ejercicio libre del Derecho, salvo las contadas excepciones que le tocó interrumpirlo debido a razones de impedimento legal, cuando ocupó el cargo de Secretario de Justicia, y cuando por falta de tiempo fue designado Rector. Esto nos indica, que si bien se inició en el campo de la política, fue posteriormente cuando decidió abrazar el mundo del Derecho; La meditación filosófica presente en Reale, fue considerada por él después de haber transitado sus primeros pasos en el mundo de la política y como no los relata Antonio Paim, lo enlaza con las diversas esferas de la creación humana, donde va paulatinamente e explicitar y comprender como su mayor problema al hombre en su integridad. Miguel Reale, quien observa que después de la segunda post guerra, se inició una tendencia de resaltar tres elementos en la experiencia jurídica, pero de una manera independiente y separable, aún no existían las ideas integradores de los elementos. Esta tendencia era el tridimencionalismo, genérico y abstracto. Fue quien acuñó y difundió el nombre de la teoría tridimensional del derecho a través de su obra Teoría tridimensional del derecho. Concepto que ya lo había advertido en su obra Teoría del Estado de Derecho, en 1940. Sin embargo, recién en el año 1968 se publica una versión en nuestro Latinoamérica. idioma, con la cual su teoría se difunde en Planteó una propuesta de tridimensionalismo jurídico que articula el hecho, el valor y la norma, como una unidad concreta, a partir de la cual se busca situar nuevas cuestiones reclamadas por las coyunturas histórico-sociales. Concibió el término tridimensionalismo jurídico propiamente dicho, a través del cual desarrolla la concepción del mismo desde una perspectiva más elaborada, a fin de superar el carácter fácticoaxiológico- normativo del derecho, así como las consecuencias implícitas en él. Para éste autor, el tridimensionalismo constituye la representación de la toma de conciencia de las implicaciones que dicha verificación establece para cualquier género de investigación sobre correlaciones, en los el derecho y sus distintos ámbitos de la ciencia del derecho, la sociología jurídica o la filosofía del derecho. Se afirma, entonces, la naturaleza esencialmente triádica del derecho, desde una concepción específica o concreta, asumiendo al derecho como una realidad de estructura esencialmente tridimensional y, como tal, estudiada por cualquier ciencia. El autor plantea una correlación existente entre sujeto y objeto, siendo dicha relación de complementariedad, tanto en el plano teórico como en el de la praxis. Entonces, ue quien acuñó y difundió el nombre de la teoría tridimensional del derecho “solamente a través de una dialéctica de complementariedad o abierta es que será posible comprender la experiencia jurídica en toda su amplitud, teniendo en cuenta en una correlación esencial, lo que en ella se presenta como experiencia espontánea y refleja, y componiéndose los modelos del derecho con la vida misma de éste.”44 Fernández Sessarego, contrariamente a lo planteado por Reale, afirma que ”la articulación de las tres dimensiones en la concepción de éste autor no siempre será dialéctica ya que privilegia a la norma jurídica, en tanto que aquél incide en la conducta humana intersubjetiva.” El citado autor afirma, que en la teoría tridimensional del derecho, sólo se puede hablar de éste, cuando se indaga sobre la naturaleza de cada uno de los factores que se correlacionan en la vida del derecho, en las características de ésta, a su entender, que son de orden dialéctico; de la irreductibilidad del valor al juicio normativo o de las situaciones fácticas del nuevo tipo de normativismo, que surge de la complicación concreta de tres elementos determinantes del derecho; y de la vinculación de todos ellos al “mundo de la vida”, así como de la comprensión final de la realidad jurídica en términos de modelos, sean éstos prescriptivos o hermenéuticos. No obstante ello, el punto más relevante en el desarrollo de las ideas del autor fue considerar la posición del “Teoría tridimensional del valor, aspecto que desarrolla en la derecho,“ como una intencionalidad históricamente objetivada en el proceso de la cultura. Así, la posibilidad y la viabilidad serán cualidades inseparables de la valoración de la experiencia jurídica, siempre que ésta sea asumida como una experiencia de valores. En ese orden de ideas, bajo esta óptica jurídicamente relevante, todo hecho ya contiene per se un valor aunque exista en él algo específico e irreductible al valor. En consecuencia, el hecho será valorado pero jamás se constituirá en un valor. Se asumirá, entonces, que toda norma jurídica adopta una postura ante los hechos, en función de una valoración social. El tridimensionalismo de Reale es cuestionado por García Belaunde, quien señala que el maestro brasileño, parte de la incapacidad de resistir un análisis básico como teoría. Pues, concibe a la norma como una entidad formal ajena al hecho y a los valores e independiente a su real eficacia o vigencia. Añadir que la vigencia o eficiencia constituyen parte integrante del derecho es confundir los conceptos, puesto que la eficacia es sólo un complemento del derecho sin llegar a ser parte integrante de la norma. En consecuencia, “la concepción tridimensional, en cuanto a la descripción de la experiencia jurídica, deviene en inadecuada y deformante porque pretende convertirse en una ciencia del derecho”, 47 por lo que intenta, el citado autor, que haya un replanteamiento general sobre dicha problemática. 2.2. SEGÚN FERNÁNDEZ SESSAREGO: El autor, en el año 1950, elaboró una tesis universitaria a la que denominó Bosquejo para una determinación ontológica del derecho48. En ella hacía referencia a la existencia de tres elementos que en una relación dinámica, constituyen el objeto del derecho: Conducta humana, norma y valor. El citado autor señala que “la ciencia intervención de tres elementos: norma del derecho se constituye por la (entendida como pensamiento), conducta humana (objeto) y valor (finalidad). Tres elementos que pertenecen al ámbito del derecho, que se exigen mutuamente y que al parecer, vinculados esencialmente, constituyen la ciencia jurídica. Ninguno de esos tres está fuera del derecho, más ninguno de por sí es derecho. El derecho es la integración forzosa, ineludible de aquellos tres elementos.”49 Fernández Sessarego entiende por conducta humana un objeto cultural, siendo éste el substrato de un “sentido”. Este a su vez se configura producto de la conducta humana como materia prima. La conducta es estimativa. La conducta, al ser libertad que se actualiza, es un elegir que comporta un valorar. Su contextura es pues axiológica. La conducta es portadora de valores, realizadora de ellos. En consecuencia, los valores se dan en la conducta como algo que pertenece a su propia contextura. Todo hecho humano, toda conducta, importa un valorar.50 Recordemos que tuvo una clara influencia de Carlos Cossio sociologismo por el cual se reduce el ya que éste se aproxima al derecho a la conducta humana intersubjetiva donde los valores y las normas jurídicas se integran en éstas. Bajo éste mismo razonamiento, Peña Jumpa define “al derecho como el conjunto de reglas o normas que, a partir de su propio concepto de justicia, decide un grupo social determinado. Es decir, el derecho consistiría en la vigencia o validez de una serie de reglas o normas jurídicas que responderán a la realidad y voluntad de un grupo social.”52 Creemos que al asignar una preponderancia a la conducta humana respecto de los otros elementos, Fernández Sessarego no lo concibe de manera aislada, sino, dentro de un contexto social que es donde se proyecta la conducta humana. En ese orden de ideas, Peña Jumpa incide en la relación del concepto de derecho con la realidad y voluntad de un grupo social determinado. Entonces plantea que el derecho debe ser legitimado por la sociedad. 2.3. SEGÚN SILVA VALLEJO: Partiendo del trialismo jurídico de Goldschmidt,53 el tridimensionalismo jurídico de Reale y Fernández Sessarego, Silva Vallejo concibe una visión pluridimensional del derecho. Dicho en otras palabras, el derecho no sólo debe ser entendido desde una perspectiva tridimensional, es decir, hecho, valor y norma, sino que es necesario considerar además al espacio, al tiempo, las ideologías, las vivencias, entre otros factores. En consecuencia, se configura una interrelación de todos estos elementos para poder tener una concepción del derecho en su real dimensión. Esta postura es cuestionada por Alex Ulloa quien afirma que la presencia del tiempo en la relación jurídica no es exclusiva del derecho, sino que es aplicable a todo objeto o elemento de cualquier disciplina. Adhiriéndose de esta manera a la visión tridimensional específica o concreta del derecho. Asume al derecho como una unidad, esto es, conducta humana, moral y valor, que se relacionan y auto incluyen.54 No obstante ello, a diferencia de Reale y Fernández Sessarego, quienes ponen énfasis en la norma y la conducta humana, respectivamente, él incide en la dimensión valorativa. 3.EL TRIDIMENSIONALISMO EN LOS DIFERENTES PAÍSES: o Alemania: Lask y Radbruch, consideran una realidad triádica del derecho, pero estáticamente, como elementos separados e independientes o Italia: Vanni, Del Vecchio y Bobbio admiten la presencia las tres perspectivas dentro del derecho pero como elementos separables, no integrados ni dinámica ni esencialmente. o Francia: Paul Roubier desarrollo de modo genérico y abstracto el tridimensionalismo del derecho. o Common Law: Stone y Kunz, desarrollaron también de manera abstracta y genérica los diversos aspectos de la experiencia jurídica, tratándose aisladamente. Habla castellana: Legaz y Lacambra, García Maynez y Recaséns, reconocen un perspectivismo jurídico, donde cada una de las tres dimensiones de la experiencia jurídica son diversas perspectivas de lo jurídico, especies de un mismo jurídico. Esos últimos autores han evolucionado llegando ha tener una concepción integradora del derecho. Recaséns concluyó en que el derecho es norma, con especiales características elaboradas por los hombres con el propósito de realizar ciertos valores. Para Carlos Cossio, creador de la teoría egológica del derecho, reduce los tres elementos de la experiencia jurídica a la unidad, considerando la norma y el valor partes integrantes de la conducta humana, la que es objeto de estudio de la ciencia jurídica. Según Saur se deja de al hecho, la norma y al valor como ineliminables del derecho, su teoría resulta más estática y descriptiva. Jerome may sustenta el "integrativismo jurídico" donde toda investigación del derecho debía ser tridimensional. 4.TEORÍA DEL DERECHO Y DEL ESTADO La teoría tridimensional específica no estuviese ya con sus cimientos echados, como, por lo demás, fue señalado por Ernesto Leme al referirse al capítulo final de los citados Fundamentos, intitulado, significativamente, "Hecho, valor y norma". Y al destacar del mismo la afirmación nuclear de que el derecho "no es puro hecho, ni pura norma, sino el hecho social en la [arma que le da una norma racionalmente promulgada por una autoridad competen, según un orden de valores"11. Séame permitido recordar que también en la citada Teoría del Derechoy del Estado. La representación inicial del derecho como "una realidad bidimensional", aunque la teoría tridimensional del mundo jurídico ya estuviese delineada en las dos mencionadas obras de 1940, débese a la circunstancia de que todavía no había yo llegado a una conclusión, destinada a marcar el punto decisivo en la evolución de mi pensamiento, en cuanto a la necesidad de ser considerado el valor un "tertium genus" de objeto, al contrario de aquellos que lo representaban y lo representan aún como una especie de los objetos ideales, al lado, por consiguiente, del elemento normativo. Fue analizando la llamada "teoría de los objetos", a la luz de las categorías de ser y deber ser, y tendiendo a una síntesis superadora, como observé la imposibilidadde que se siguiera aceptando la tesis de Husserl o de Hartmann sobre los valores como "objetos ideales" .A partir de la adopción de esa posición, entreabrióseme la comprensión del carácter dinámico y concreto de la tridimensionalidad, superando la perspectiva estática a que había estado ceñido, así como, por lo demás, toda la concepción culturalista del derecho Fundamentos, ed. cit., págs. 301-302. En su obra Latin American Philosophv. 11 de tipo neo-kantiano o fundada en el ontologismo axiológico de N. Hartmann. La nueva concepción del valor me permitió una nueva concepción de la cultura, paradójica mente concebida por la escuela de Windelband y de Rickert como un reino intercalado para unir dos mundos (el de la naturaleza y el del valor) ontológica y gnoseológicamente declarados incomunicables. Fue propiamente con la concepción de la experiencia jurídica en términos de dialéctica de implicación-polaridad o complementariedad, como las expresiones correlativas "ontognoseología" y "tridimensionalidad". Sería erróneo, por consiguiente, reducir mi pensamiento a propósito del derecho a los dos enunciados separados como "a" y "b" en el comienzo del parágrafo anterior, omitiendo otros puntos no menos relevantes, sin los cuales mi concepción del tridimensionalismo resultaría irremediablemente mutilada. Agregando las siguientes tesis: Las diversas ciencias destinadas a la investigación del derecho, no se diferencian las unas de las otras por distribuirse entre sí hecho, valor y norma12.. Siendo el valor y la norma. Ambos objetos ideales, habría una bifurcación: como soporte del bien cultural estaría el hecho; como objeto ideal valorado, dando significación a aquél, tendri amos.13" Mi tridimensionalismo ya era específico, pero sin una clara comprensiónde la naturaleza de cada elemento en la unidad de la experiencia jurídica, así como tampoco de su correlación dialéctica. 12 13 la expresión "tridimensionalismo en el mundo hispanoamericano. Cfr., en ese sentido, las apostillas universitarias relativas a mis cátedras de Filosofía del Derecho, de 1949,págs.88 En realidad, esa era la terminología empleada por mí entonces, como, por lo demás, puede advertirse también en mi libro Fundamentos del Derecho, asimismo en la obra complementaria Teoría del Derecho y del Estado, cuya primera edición es del mismo año. Pero ello no significa que la. Teoría tridimensional específica no estuviese ya con sus cimientos echados, como, por lo demás, fue señalado por Ernesto Leme al referirse al capítulo final de los citados Fundamentos, intitulado, significativamente, "Hecho, valor y norma", y al destacar del mismo la afirmación nuclear de que el derecho "no es puro hecho, ni pura norma, sino el hecho social en la [arma que le da una norma racionalmente promulgada por una autoridad competente, según un orden de valores". 4.1. EL TRIDIMENSIONALISMO COMO UNA TEORÍA DEL DERECHO Lo expresado en el punto anterior nos muestra como el tridimensionalismo de Reale viene principalmente a intentar superar al monismo jurídico desde una concepción del derecho que se ubica en el pluralismo o polidimensionalismo jurídico14. En líneas generales el monismo jurídico corresponde a las tendencias positivistas y neopositivistas. Su estructura es unidimensionalista, ya que sostiene que el derecho se fundamenta y explica desde una sola dimensión o elemento, ya sea desde el enfoque normativista neokantiano30 de Kelsen (ajustado a la pureza metódica). Aun cuando el neopositivismo busco matizar las tendencias monistas, contemplando los hechos históricos, socioeconómicos y políticos, siempre lo hizo interpretándolos solamente como datos complementarios que no alteran su concepción metódica basada sólo en el análisis e interpretación del 14 Reale define el concepto de persona como único ente que puede en cuanto realiza su deber ser y se manifiesta como persona o unidad espiritual derecho positivo15. Es decir, que tanto para los positivistas como para los neopositivistas contemporáneos, el estatuto científico del derecho y su correspondiente interpretación y aplicación, atiende de modo unidimensional a los conceptos, categorías y definiciones de un dogmático lógico jurídico, descartando las otras dimensiones del fenómeno jurídico, entendidas como constitutivas del mismo. 4.2. EL APORTE DEL “TRIDIMENSIONALISMO” EN LA DETERMINACIÓN DEL OBJETO DEL DERECHO. Frente a las corrientes de pensamiento antes referidas el tridimensionalismo Considera que el concepto “derecho” surge de la interacción dinámica de tres Objetos. Ellos son la vida humana social, los valores y las normas jurídicas. Ninguno de ellos es por sí mismo derecho, pero ninguno de ellos puede faltar para constituirlo como tal. No hay derecho sin vida humana, pero tampoco sin valores o sin normas jurídicas .La interacción dinámica supone que el ser humano es el único ser que vivencia valores y crea reglas de conducta. Por ello, la vida humana social es el elemento primario, más no el único, de lo jurídico. Alguna vez hemos comparado el concepto “derecho” con el concepto “motor”16 para señalar que este último concepto sólo surge cuando las heterogéneas piezas que lo conforman entran en interacción dinámica, instante desde el cual no es posible prescindir de ninguno de sus elementos 15 León Duguit, jurista francés nacido en Libourne, en 1859 y fallecido en Burdeos, en 1928. El pensamiento jurídico de Duguit se incluye en la corriente del sociologismo político, ya que trata de elaborar una doctrina del Derecho y del Estado a partir de la naturaleza social del fenómeno jurídico. 16 Sobre el tema cfr. Fernández Sessarego, Carlos, Derecho y persona, Ediciones Grigley, tercera edición, Lima, 1998, pág 52 y sgts. integrantes. Antes de producirse esta interacción dinámica estamos sólo ante un conjunto yuxtapuesto de piezas prescindibles. “La visión tridimensional del derecho, que da cuenta cabal y completa de su Naturaleza, no hubiera sido tampoco posible concebirla sin el aporte de la filosofía de la existencia”17. 4.3. TRIDIMENSIONALISMO JURÍDICO Y CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD. SEGÚN EDGAR CARPIO MARCOS. tridimensionalismo jurídico, una explicación metodológica de lo que normalmente se suele considerar como el presupuesto mínimo para habilitar los mecanismos del control constitucional en cualquier sistema jurídico: el principio de supremacía constitucional. Presupuesto lo anterior, y en aras de mantenernos fieles a aquella aspiración de brevedad y claridad, de inmediato hemos de hacer conocer que nuestro siguiente propósito es advertir que lo que rescatamos de la Teoría Tridimensional en cualesquiera de sus variantes (Reale, García Máynez, Goldschmidt, Fernández Sessarego, etc.) más que las aristas o componentes, lo hacemos de sus momentos, que integralmente es lo que, en lenguaje trialista, se conoce como mundo jurídico: el orden de las normas o mundo normológico; el orden de las conductas o mundo sociológico; y el orden 17 de los valores o mundo axiológico Fernández Sessarego, Carlos, El derecho como libertad, Universidad de Lima, Lima, segunda edición 1994 y Derecho y persona, antes citado. Reale, Miguel, Teoría tridimensional del derecho, Edeval, Valparaíso, . Adelantamos provisionalmente nuestra tesis: el principio de supremacía constitucional enfocada desde la perspectiva de la Teoría Tridimensional, dista mucho de agotarse y bloquearse en establecer unilateralmente la superioridad normativa de la Constitución. Ella, se extiende, con igual fuerza, al orden de las conductas y al orden de los valores. Desde luego que si adoptamos el unidimensionalismo jurídico que nos dice que el derecho (y dentro de él, el Derecho Constitucional)18 es sólo norma, o que ella es igual a aquél, el principio de supremacía constitucional vería saturada su conceptualización con la pretensión de garantizar, mediante los mecanismos del control constitucional, su superioridad normativa respecto exclusivamente de las normas infraconstitucionales que el ordenamiento jurídico cobija. Esto es, en la afirmación silogística de porque la Constitución es la Ley de Leyes del ordenamiento jurídico, todas las normas de inferior jerarquía que la transgredan deben ser anuladas. Algo así como porque la premisa menor altera la premisa mayor, esta última debe prevalecer. Pero más nada. Por el contrario, si adoptamos el Tridimensionalismo Jurídico en cualesquiera de sus matices, y en él sabemos que el orden normológico es únicamente un sector o momento de los tres que integran la totalidad del mundo jurídico, satisfacer trípticamente el principio de supremacía constitucional obliga a explicarla más allá de su mera supremacía normativa, para imprimirla y dotarla de supremacía en el orden de las conductas, de los hechos, de la realidad social, pero también de supremacía a los valores que la Constitución recepciona, claro está, si es que en realidad se pretende explicarla en su integralidad y no exponerla temerariamente a mutilaciones que pueden alterar la unidad del conjunto . Con todo ello queremos indicar ", La estructura tridimensional del Estado, en Revista de Estudios Políticos, No 149, Set-Oct., Madrid 1966, pág. 5). 18 que el principio de supremacía constitucional no puede ni debe ser entendido aisladamente como el presupuesto de alguna garantía jurídica que proteja la cúspide de la simplista pirámide normativa kelseniana, a título de un formal como desolador rigorismo lógico-jurídico; sino además, entenderla como aquella categoría constitucional que obliga, en tanto su naturaleza tridimensional, a que las conductas, los actos que revelan las relaciones de mando obediencia entre gobernantes y gobernados (mundo sociológico) se sometan al orden constitucional y, además, en el soporte por el que los valores, los principios constitucionales que en los códigos políticos se recipientan evalúen esas normas y esas conductas, propugnando que ambas se complementen al marco axiológico de la Constitución. En suma, entender que la supremacía de la que goza la Constitución es, a la vez, normativa, sociológica y axiológica. Normalmente, la supremacía normativa de las constituciones suele ser formulada inequívocamente en sus textos. Tal es, por ejemplo, con lo que acontece con la Constitución norteamericana de 1787, que no injustificadamente suele considerársele como la primera Constitución en el sentido preciso y moderno del término, a cuyo tenor de su numeral sexto, se lee: "Esta Constituciónconstituirá la Ley Suprema de la Nación". De modo no muy diverso, aun cuando desde un polo ideológico opuesto, la Constitución de la República Popular China, a su vez, declarará que ella "es la Ley Fundamental del Estado y tiene la máxima autoridad jurídica". Las constituciones de esta parte del globo, de otro lado, tampoco se quedan atrás en afirmar tal momento del principio en forma rotunda. La Constitución ecuatoriana de 1978, por mor de su artículo dirá "La Constitución es la Ley Suprema del Estado. Las normas secundarias y las demás de menor jerarquía deben mantener conformidad con los preceptos constitucionales". Nuestra Carta Constitucional no tendrá mayores reparos en declarar abiertamente, en su artículo 51 que "La Constitución prevalece sobre toda otra norma legal..." Una de las últimas constituciones dadas en nuestro Continente, la paraguaya de 1992, para no redundar finalmente en posturas normativas similares, precisará en su artículo "La Ley Suprema de la República es la Constitución"19. Esta decidida postura de los estados modernos por señalar el carácter supremo e intangible de sus cartas fundacionales, al margen de ideologías políticas que las sustenten, o de atraso o desarrollo económico que hayan alcanzado, en forma consustancial suelen introducir ciertos mecanismos procesales que, eventualmente, van a ser activados para rechazar cualquier norma infraconstitucional que se haya alzado o sublevado a la Ley de Leyes. Desde luego, que si partimos de que la sistematización de la Teoría del Control de Constitucionalidad se inicia con el clásico ensayo de Hans Kelsen, publicado en 1928, La Garantía Jurisdiccional de la Constitución: La Justicia Constitucional 20, y constatamos además que fue el célebre jurista vienés el principal artífice de lo que a la postre se denominaría positivismo jurídico, cuya tesis principal consiste --no está demás en recordar-- en reducir el Derecho al unidimensionalismo normológico, no nos será difícil constatar que el sistema de control de constitucionalidad, por lo menos en sus inicios, estuvo adscrito a resguardar y proteger, en forma exclusiva y excluyente, la supremacía normativa de la Constitución. La Constitución, en este esquema, es una norma jurídica, aunque claro, la de máxima jerarquía en el ordenamiento, y por tanto ostentoria únicamente de supremacía normológica a la que hay que cautelar mediante garantías Werner Goldschmidt y el trialismo jurídico, en Libro Homenaje a Carlos Rodríguez Pastor, Cultural Cuzco, Lima 1992, pág. 409. 19 20 UNAM, México 1974, pág. 471-515. jurídicas. Por cierto, "la condición jurídica de la Constitución no se corresponde con la identificación entre Constitución y norma. La Constitución --precisará Manuel Aragón no es exactamente una norma jurídica ya que, por un lado, es algo más que una norma y, por otro, en lo que tiene de norma, es profundamente distinta de las demás normas del ordenamiento". Más que una norma, continuará Aragón, la Constitución es un Cuerpo Normativo (un conjunto de prescripciones, o de normas preceptivas o de preceptos que enuncian normas, y también principios jurídicos, aunque estos se encuentren `normativizados'). Es al tiempo, significará por su parte Alejandro Nieto , un proyecto de futuro que se autoasigna la comunidad nacional, en cuyo sustracto bien puede afirmarse que yace un conjunto de valoraciones sociales dominantes, esto es, un conjunto de creencias, prejuicios, sentimientos, modos de pensar y sentir que prevalecen en la comunidad social, y a cuya realización se encomienda constitucionalmente al Estado, y desde luego a la misma comunidad. Ese conjunto de valoraciones sociales dominantes, que bien puede traducirse en el orden socio-político que aspira a constituir la Nación, y por ser tal se incorpora en la Constitución, obliga tanto a los órganos del poder como a los particulares desplegar sus actos, sus conductas en la obtención más pronta de aquellos postulados que por estar encapsulados en la Constitución gozan de supremacía. La Constitución además de ser un Cuerpo Normativo es, parafraseando a Carl Friedrich, una forma de vida, una receta de vida cuya supremacía no sólo obliga a que en el orden de las normas no se la contradiga o se la transgreda, sino que además exige, hasta pronto, que en el orden de las conductas, de los actos se la satisfaga sin admitir ningún tipo de actitudes transgresoras. Y se transgrede a esta Supremacía, que en otra parte de este trabajo hemos denominado sociológica, cuando los órganos de poder despliegan sus conductas, sus actos de gobierno en franca oposición a los objetivos que la Constitución aspira a alcanzar (actos positivos), pero también, cuando en ejercicio del poder que se les delega, dejan de hacer aquello que la Constitución ordena que se haga (actos omisivos). Cuando se despliegan actos dirigidos a imposibilitar o retardar en su goce las legítimas aspiraciones socio-políticas de una Nación, que la Constitución auspicia y promueve, parecer se bastante claro que se hiere su supremacía, y al no posibilitarse su control, se la deteriora en su simbolismo, en su real y verdadero sentido. Ya no se tratan de normas que alteran o se sublevan al Orden Constitucional, sino de conductas que se desarrollan (por acción o por omisión) al margen de aquella, que hacen de la supremacía constitucional un principio precario e ilusorio, si es que no se posibilita, entre medio, mecanismos de control constitucional que las repriman en algunos casos, o que las compelan a actuar de conformidad con las obligaciones constitucionales que para ellos ha deparado la Constitución, de otro lado. Hablamos aquí de conductas o actos que se practican en oposición a la Constitución. Lejos estamos de cegarnos en un cristal racionalista que nos impide constatar que en muchas veces la ausencia de vigencia sociológica y por tanto la mengua de la supremacía de la Constitución, antes que deberse a conductas o actos opuestos a aquellas, se encuentran reprimidas y obstruidas por condicionamientos fácticos, síntomas propios de países con ansias de salir del subdesarrollo. Al contrario, no es bastante claro que la dependencia económica, el subdesarrollo, etc., conspiran contra muchos de los objetivos constitucionales trazados por el Poder Constituyente, retaceándolas en su vigencia y, con ello, perturbando su supremacía. Pero cuando la violación a la Constitución se genera como consecuencia de actos (bien por acción, bien por omisión) la sacralidad, que no dudamos en adscribir al principio de supremacía constitucional, nos debe llevar a meditar cómo puede violarse también la Constitución y la supremacía de la que ella se encuentra investida, y cómo en muchos casos no la dotamos de medios de defensa realmente integrales. Por cierto, si de manera general existe una fuerte tendencia a proteger los derechos constitucionales de las violaciones generadas mediante actos (normalmente de aquellos cometidos por acción) 21 de los órganos de poder, pero también de aquellos provenientes de particulares; existen serios reparos para extender estos mecanismos de control constitucional respecto de actos que siendo también positivos y transgresores de la Constitución, no inciden directamente sobre derechos constitucionales, y, a la vez, de las violaciones a la Constitución mediante omisiones . A la Constitución, ha dicho Bidart Campos, no sólo se la viola cuando se hace algo que ella prohíbe, sino también cuando se deja de hacer algo que ella manda22. Infinidad de ejemplos de estas omisiones inconstitucionales normalmente se suelen advertir al mismo tiempo en que se consagran las cláusulas económico-sociales en nuestros códigos fundamentales, pues estos tipos de normas constitucionales casi siempre mantienen, a lo mucho, sólo su vigencia normativa, mientras que su vigencia sociológica aparece suspendida sine die: ora por no estar asistidas de reglamentación legislativa que posibiliten su goce, ora por no realizarse las pautas de gobierno que ayuden a hacerlas efectivas en la constitución material, ora por ambas causas a la vez. Y aquí, en nombre de esa Univ. de la Laguna, España 1970, pág. 24-30 HANS WELZEL. Derecho Natural y justicia material Edit. Aguilar, Madrid 1957, pág. 259 21 22 supremacía constitucional, que difícilmente se puede ocultar que aparece infravalorada y puesta en entredicho, puede y debe habilitarse mecanismos de control constitucional, que hagan posible que diversos preceptos constitucionales encuentren encarnadura sociológica y no se agoten y bloqueen en su mera supremacía normativa. Desde luego, no basta en afirmar que la supremacía de la Constitución exige, tanto de las normas infraconstitucionales como de las conductas y actos de los gobernantes y gobernados, fiel sujeción a los postulados que la Constitución anida. Ella también exige que los valores que encierra, que por estar "normatizados" en la Carta ostentan supremacía, sean respetados. La Constitución, se ha dicho, no es exactamente una norma jurídica, es un Cuerpo Normativo donde yace una serie de normas preceptivas, pero también de principios jurídicos que reclaman una enérgica pretensión de validez, en la feliz expresión de Otto Bacho. Estos principios constituyen el orden material de valores, el espíritu, la ideología que se las tiene como buenas para la realización y consecución de los fines que se autoimpusieron los miembros de una determinada comunidad humana; "un orden de valores que --no en sus detalles, pero sí en las normas fundamentales que lo constituyen y legitiman-- ha sido considerado por la Constitución como anterior a ella misma; por un orden de valores, pues, que no ha sido creado por la Constitución, sino que ésta se limita a reconocerlo y garantizarlo" . Y aquí pueden conjeturarse hipótesis varias que nos ayuden reflexionar respecto de esta supremacía axiológica de la Constitución, que normalmente se suele ignorar o desconocer. Puede acontecer, por ejemplo, que ciertas normas o actos no violenten directamente a la Constitución normativa, pero que, sin embargo, contraríen el orden material de valores que la Constitución auspicia. Verbigracia, una norma que sea --valga la redundancia-- normológicamente fiel a la Constitución normativa, pero que se encuentre pergeñada de una imprenta manifiestamente opuesta al valor bien común. O, tal vez, el caso de una norma infraconstitucional que no obstante ser inequívocamente contraria a la Constitución normativa, y por tanto factible de ser declarada por los órganos de la jurisdicción constitucional como tal (inconstitucional), declararla así podría alterar valores constitucionales como la seguridad jurídica, el bienestar general o el bien común. La solución en ambos casos, entendemos, no puede menos que aferrarse a una decidida prevalencia de la supremacía axiológica de la Constitución, aunque en tal cometido la supremacía normativa vea reducida su fuerza. Y es que no basta guardar la coherencia con la letra de la Constitución, sino que además se debe (y tiene) que mantener fiel al espíritu de la Constitución, a los valores que ella encierra, y con ello no se abusa de una opción teleológica y menos de un iusnaturalismo a ou trance. Siendo probablemente los asuntos planteados los que con más frecuencia se presentan en la experiencia jurídica cotidiana, sin embargo, no son los que aquí nos interesan resaltar. Un poco más adelante de los conflictos axiológicos entre normas de desigual jerarquía normativa, podemos llamar la atención respecto del fenómeno de inaplicación, o mejor `devaluación', de algunas normas constitucionales en favor, o `revaluación', de otras de su misma especie, no obstante gozar de la misma igualdad y supremacía normativas, por considerarse que con su aplicación al caso concreto se rompería ciertos parámetros axiológicos trazados en la propia Constitución. Tal es, en efecto, la histórica decisión de la Suprema Corte Norteamericana de inaplicar aquellas normas constitucionales que expresamente facultaban la aplicación de la pena de muerte (reiterada hasta en tres oportunidades) por considerar que con su efectivización se transgredía aquella otra que prohibía la aplicación de penas crueles, allá por la década del sesenta. El discurso judicial en dicho caso estuvo centrado, más allá de resolver sobre una aparente contradicción o incoherencia de dos normas constitucionales 23 en la ponderación de un valor constitucional (dignidad de la persona) que se transgredía al efectivizarse otra norma, que aunque constitucional, no era portadora de fines tan valiosos. Y aunque la Corte Suprema de los Estados Unidos ha sido siempre reacia a reconocer explícitamente el diverso rango que tienen las propias normas constitucionales, en la doctrina y práctica judicial alemana, sin embargo, se ha afirmado sin vacilaciones su existencia, y como consecuencia de ello que las inferiores se encuentran sometidas a las superiores, configurándose de tal modo la posibilidad de hablar legítimamente de la existencia de normas constitucionales inconstitucionales. Tal diferenciación de rangos al interior de la normatividad constitucional no proviene de la existencia de alguna instancia anterior y superior en la creación del Derecho al Poder Constituyente, sino que se legitima, esencialmente, sobre la base de un orden de valores materiales que recoge la Constitución, un orden de valores que no son sino la constatación de aquellas estructuras objetivas lógicas, insertas en la experiencia jurídica y preliminares a toda regulación positiva. La problemática que subyace en el fenómeno de las normas constitucionales inconstitucionales siendo de suyo complicado y delicado en cuanto a las Derecho Constitucional: ciencia y política, Marsol Editores, Trujillo 1983, pág. 215 . 23 técnicas y a la actuación eficaz de la instancia de control constitucional 24, en nuestro entender, llegan a su máxima expresión cuando muy a pesar de constituirse como normas constitucionales contrarias a ciertos principios constitucionales, se despliegan, además, como normas constitucionales injustas25. En efecto, cabe la posibilidad que el constituyente, accediendo a sentimientos, influencias o intereses bastardos o malsanos, dicte medidas contrarias a la equidad y transgresoras del Derecho en su concepto natural y en su verdadera esencia. Y es entonces que surge --significaremos parafraseando a De Montagu (19)-- el más hondo, el más grave conflicto entre la conciencia del Juez Constitucional y el texto constitucional, y con ella la fuerza de su supremacía. Cuando una norma constitucional anida una abierta y directa transgresión a la justicia, cuando repugna la dignidad de la persona humana, que constituye al fin y al cabo el eje troncal sobre el que discurre la experiencia jurídica (principios que son violentados indudablemente en todos los casos en que el hombre queda rebajado al nivel de objeto, cuando es utilizado como instrumento de otros hombres, o se le desconoce los mínimos presupuestos para su convivencia armónica en sociedad, que son fácilmente de identificar acudiendo al último fundamento que en definitiva se encuentran en los valores determinantes de la cultura occidental, en una idea moral del hombre), entonces válidamente podemos afirmar que ya no estamos sólo ante una ley que establece un derecho defectuoso, sino más bien ante un 24 El Jurista, No 11-12, Lima 1994, pág. 12 y sigs. CARPIO MARCOS. Derecho Procesal Constitucional y Jurisdicción Constitucional, en El Jurista, No 6, Lima 1992, pág. 57/58. 25 caso de ausencia de derecho26 que admite, pese a tener la categoría de norma constitucional, desconocerle sus órdenes normativas, y con ella la fuerza de su supremacía, calibrando cuidadosamente la técnica de la ponderación de bienes de la que antes hacíamos alusión. Y es que, en definitiva, bien puede afirmarse que la inconstitucionalidad de una norma infraconstitucional e injusticia de una norma constitucional son términos de idéntico significado. Ya al final de nuestro recorrido, es bueno reconocer que la objetivización del control de acuerdo a ciertos cánones axiológicos constituye, por ahora y tal vez todavía por un buen tiempo, una zona extremadamente conflictiva de la Teoría Constitucional, en la que aun muy poco o nada se ha explorado, pero que se presenta también como una materia a ser abordada con cierta urgencia, dado el significado valorativo no puesto en duda de las normas materiales de la Constitución, y su adecuación en la resolución de los conflictos constitucionales. En concreto, entender a las instituciones jurídicas desde la perspectiva de la Teoría Tridimensional del Derecho obliga a explicarlas y servirlas en sus tres momentos, sin descuidar una o algunas de ellas, so peligro de no ser congruente con lo que se profesa. En toda esta monografía, hemos tratado de persuadir que el principio de la supremacía constitucional no se agota en establecer la supera la legalidad normativa de la Constitución respecto únicamente de normas inferiores a ella. Se extiende su fuerza, al área de las conductas, de los actos; y ambas, conductas y normas, a ser evaluadas en el plano axiológico, por el mundo de los valores, que constituye la supremacía axiológica de la Constitución. En consonancia con todo ello, en el plano del control de constitucionalidad 26 Revista de Derecho Internacional, Año XXIII, No 91, La Habana 1944, pág. 12. hay que acostumbrarnos a la idea que no toda su problemática gira en torno a problemas de orden normativo, sino inclusive a las cuestiones que se presentan en el área de las conductas, de los actos de gobernantes y gobernados, y adicionalmente a aquellos que tienen una marcada impronta axiológica, a problemas en el orden de los valores constitucionales. 5. TRIDIMENSIONALISMO Y DIALÉCTICA DE IMPLICACIÓN- POLARIDAD. Podría parecer a un estudioso superficial o apresurado que, en la amplia contextura de las ideas, cuyo esbozo procuré fijar en las páginas anteriores, los elementos simplemente se yuxtaponen, desprovistos de una urdimbre interna aseguradora de su unidad coherente. No es que esté yo preocupado por la imputación de eclecticismo, que es la más fácil y, por ello mismo, la más frecuente de las críticas incoadas a un filósofo, bastando para tal proeza, desarticular, abstractamente, los elementos integrantes de un pensamiento, deformándolo en el acto mismo en que la desarticulación se lleva a cabo. Y ello es más grave aún cuando no se toma debida cuenta de la línea evolutiva de una doctrina y se hacen yuxtaposiciones o confrontaciones anacrónicas entre aserciones relativas a épocas diversas. Mi propósito es tan sólo mostrar cómo el tridimensionalismo jurídico se ha venido desarrollando, obediente a intrínsecas necesidades, y cómo la tridimensionalidad específica corresponde, en el caso particular de la experiencia del derecho, a una comprensión mejor captada del hombre y del mundo histórico por él constituido. Ya dije que el tridimensionalismo no nace con el empleo de esta palabra, pues puede hallarse sobreentendido bajo inadecuadas expresiones verbales, bien que el empleo lúcido del término preciso sea signo de madurez cognoscitiva, pues el vínculo esencial existente entre el pensamiento y el lenguaje supone que cuanto' más nos acercamos al enunciado límpido, más se libera el de un asunto de la escoria discursiva que impide su captación. Viva y concreta. Llegando, pues, a la raíz del problema, lo que principalmente importa es indagar las razones que hicieron llegar la teoría tridimensional a la superficie de la conciencia cognoscitiva, haciéndose plenamente manifiesto algo que estaba tan sólo sobreentendido, o sin rigurosa fundamentación epistemológica, inclusive en las obras mismas de sus dos grandes iniciadores, Lask y Radbruch, tridimensionalitas implícitos, en virtud de que aún concibieron el mundo jurídico a la luz de la "Filosofía de los valores", la cual marca el punto extremo a que podía llegar el formalismo ético neokantiano. De cualquier manera, es de la apreciación de la Escuela de Baden de donde debemos partir para plantear la cuestión con la debida perspectiva histórica. Ahora bien, la Filosofía de la cultura se constituyó, por una parte, como reacción ante el empobrecimiento a que el positivismo había sometido la imagen de lo real, contentándose con sus conexiones aparentes o fenomenales, sin importarle siquiera el valor o el significado de esas "apariencias"y, por la otra, marcó una tentativa de superación del dualismo kantiano27. 5.1. DIALÉCTICA DE COMPLEMENTARIEDAD. La dialéctica de complementariedad busca determinar y explicar las relaciones que se producen en el fenómeno jurídico entre el hecho, la norma y el valor. El autor postula la idea según la cual estos tres elementos no sólo se yuxtaponen desprovistos de una trabazón interna que asegura la unidad concreta del derecho34. Al describir su teoría muestra como el tridimensionalismo jurídico se desarrolló por impulso de las necesidades intrínsecas del derecho, sin dejar de contemplar la experiencia jurídica a los efectos de lograr una comprensión más viva del hombre y del mundo histórico constituido por él. Reale toma el concepto husserliano de “intencionalidad de la conciencia”; es decir, de que conocer es siempre conocer algo, la tan reiterada afirmación de la heterogeneidad entre sujeto y objeto pasa a ser enfocada bajo luz nueva. De dicha ubicación del problema resulta el carácter dialéctico del conocimiento, que es siempre de naturaleza relacional, abierto constantemente a nuevas posibilidades de síntesis, sin que esta se concluya jamás, en virtud de la esencial irreductibilidad de los dos términos relacionados o relacionables. A dicho tipo de dialéctica se denomina “dialéctica de complementariedad”, de la cual la dialéctica de opuestos, de 27 La cotlcezione delta storia in Kant, introducción a Kant. Saggi su/la Storia, por él traducidos, Milán, 1955. tipo marxista o hegeliana no es sino una expresión particular 28a la cual Reale añade modificaciones resultantes del análisis fenomenológico de sus términos, particularmente para deshacer la confusión entre contrarios y contradictorios. Afirma que el derecho es una realidad social y que dicha realidad tenga en la conducta humana su fuente constitutiva, no nos debe llevar a olvidar la necesidad de investigar la consistencia de la conducta en general y de la conducta jurídica en particular, pero sin olvidar por otra parte que la experiencia jurídica no se reduce a un fenómeno de conducta, pues con el paso del tiempo determina objetivaciones espirituales que adquieren vida propia y condicionan las sucesivas formas de comportamiento social. El problema de la conducta es importante para Reale, pues todo lo que se contiene en la experiencia jurídica a ella puede y debe remontarse, directa o indirectamente como a su fuente creadora y reveladora, ciertamente, pero sería un error olvidar que cualquier acto humano encuentra como su soporte o condicionamiento algo ya históricamente objetivado por obra del espíritu, como conducta, a la que denomina: institucionalizada. Todo régimen político posee un plan de gobierno que contiene los criterios rectores del reparto supremo; así un régimen despótico de la antigüedad, puede basarse en la creencia de que toda la potencia corresponde únicamente al príncipe absoluto, a cuya disposición se encuentran la hacienda, vida y honor de sus súbditos. Desde este punto de vista se integra entonces un orden que comprende cuantos repartos benefician al príncipe cuantos repartos de beneficios otorga a los súbditos29. Por el contrario, un régimen demo liberal de carácter social, predica que los repartidores son 28 En igual sentido Godschmidt, quién explica que en las conductas que hallamos en el fenómeno jurídico 29 Reale, M.TTD. (pp. 86). todos los ciudadanos, quienes mutuamente han de respetar sus haciendas, vidas y honores, debiendo asegurar a cada cual un ámbito de libertad suficientemente amplio que le permita ser capaz de desarrollar su personalidad. Si un reparto razonado es reputad no ejemplar, esta fuera del orden y constituye lo ilícito dentro del régimen. Así, a modo de ejemplo, todo acto de sublevación contra el déspota se considera como ilícito desde el ángulo visual del príncipe, aun cuando desde las doctrinas del derecho natural, pueda ser un acto lícito y legítimo30. Por ello, resulta que es necesario tener en consideración el tiempo de la realización del orden de repartos en su relación con el momento en el que se encuentra el descubrimiento científico de la justicia. 6. TRIDIMENSIONALISMO E HISTORICISMO AXIOLOGICO: Una vez asentado que el carácter específico y dialéctico de mi teoría tridimensional del derecho resulta de la comprensión ontognoseológica de la experiencia jurídica, cabe ahora apreciar el problema desde otro ángulo, ya no gnoseológico, sino ético, o de la praxis, cuando el proceso ontognoseológico se plantea como objetivación histórica, en términos de experiencia axiológica o es a lo que denominó "31historicismo axiológico". Así como en el plano gnoseológico sujeto y objeto se implican. Sobre este punto esencial véase mi trabajo " Para un normativista jurídico concreto". Quizá por no haber puesto la debida atención en las dos concepciones es que la palabra hecho implica en la teoría tridimensional.Una concepción tridimensional del derecho. En un planteamiento aúnDidáctico entre otros se 30 31 . Sociología Jurídica, Filosofía Jurídica y Ciencia del Derecho o Jurisprudencia Sociología del Derecho, Madrid, pág. 242 destaca Del Vecchio en Italia, que lo planteó bajo las perspectivas “gnoseológica”, “fenomenológica” y “deontológica”. En Alemania, con de Radbruch, que recoge unos fundamentos en Lask, se pone de manifiesto una percepción del problema que estaba sobreentendido. Surgiendo de ahí un nuevo enfoque sobre el Derecho. En la tentativa de superación de las antinomias entre las tesis de los iusnaturalistas y positivistas, en Radbruch se nota la evidencia inmediata de la tridimensionalidad del Derecho. Sin embargo, respecto a su concepción, Reale la denomina tridimensionalismo jurídico genérico y abstracto, por cuanto se refiere a la distribución de áreas de investigaciones entre el filósofo, el sociólogo y el jurista, según la cual al primero le toca, a través de la Axiología Jurídica Fundamental, el estudio de la trascendentabilidad de los valores jurídicos, al segundo, en el marco de la Sociología Jurídica, el estudio del derecho como hecho social, y al tercero, según los métodos y cánones de la Ciencia del Derecho, el análisis del derecho en su normatividad. Al final, siendo yuxtapuestos o integrados estos conocimientos, permiten el integral conocimiento del Derecho. En la perspectiva de la tridimensionalidad también laboró Bobbio, para quien la “experiencia jurídica es una experiencia normativa“. Sin embargo, comenta que, si se quiere establecer una teoría de la norma jurídica sobre bases sólidas, el primer punto que hay que tener bien claro es si toda norma jurídica puede ser sometida a tres distintas valoraciones, y si estas son independientes entre sí. “En efecto, ante cualquier norma jurídica podemos plantearnos un triple orden de problemas: 1) si es justa o injusta; 2) si es válida o inválida; 3) si es eficaz o ineficaz. Se trata de tres diferentes problemas: de la justicia, de la validez y de la eficacia de una norma jurídica”. En los dominios de la Common law, con propuestas de superación de las tesis de las escuelas Analitical Jurisprudence, Ethical Jurisprudence y Theories of Justice, Pound, entre otros, también formula reflexiones sobre el tridimensionalismo jurídico. En lo referente a la cultura ibérica, en la perspectiva de conciliación del normativismo lógico de la Ciencia del Derecho con la Axiología y la Sociología Jurídica, aparecen entre otros notables Legaz y Lacambra, que distingue una validez filosófica - ética o moral-, una validez sociológica - o eficacia - y una validez jurídica - o vigencia, García Máynes, que propugna por una orden jurídico con los atributos de vigencia, validez intrínseca y eficacia y Cossio, que interpreta la conducta jurídica como esencialmente “fáctico-axiológico-normativa”. Para Recasens Siches, “el derecho no es un valor puro, ni es forma con ciertas características especiales, ni es simple hecho social con notas particulares. Derecho es una obra humana social (hecho) de forma normativa destinada a la realización de valores” Para Moncada “la llamada tridimensionalidad del derecho positivo, de la que habla Reale, está patente en mis manifestaciones, descubriéndosenos tanto en el análisis lógico de su ser cultural, como en la observación de sus fuentes y sus determinaciones y características más generales”. 7. PERSONALISMO Y TRIDIMENSIONALISMO EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984 El derecho es un reflejo de la época histórica que normativiza el derecho a través del tiempo, basándose en la vida humana social y en la convivencia que es regulada por las normas del derecho dependiendo de su evolución y de su momento en la historia. El conocimiento de las cosas es una inquietud del ser humano desde tiempos primitivos, tanto que intentó buscar respuestas convincentes a través de la aprehensión epistemológica del ser de las cosas, a través de la epistemología, pero no las encontró. Las cosas significan para el hombre, más que medios de subsistencia, sonreflejo de poder. Esta concepción individualista, egoísta y patrimonialista, emergió en la humanidad ante la preocupación por las cosas. Se privilegiaba la tutela de la propiedad a la de la persona humana. El ejemplo más claro es el Código Civil francés de 1804. El individualismo mostraba al hombre aislado de la sociedad. Finalmente la corriente actual es la Filosofía de la Existencia que revaloriza al ser humano y lo ve como un ente coexistencial. 8. EL PRIVILEGIO CONOCIMIENTO DE LAS COSAS DEL MUNDO: En la edad Media con las ideas de Boeccio, donde se veía al hombre como "una sustancia indivisa y racional" no se podía percibir la naturaleza libre del ser humano ni su temporalidad. Durante el cristianismo se dotaba al ser humano del libre albedrío, pero fue una posición ignorada. En la Edad Contemporánea, con la Filosofía de la Existencia se entendía a la existencia como libertad, que necesita de una experiencia personal a través de un proceso de interiorización y que se ve refleja cuando el hombre debe adoptar decisiones importantes para su vida, cuando debe ser responsable. El hombre siendo un ser libro, es creador, lábil, proyectivo, estimativo, se realiza en el tiempo. Es una situación ontológica de quien existe. Es parte de la estructura bidimensional del hombre, en su ser libre y social, idéntico a sí mismo y coexistencial. 9. DESCUBRIMIENTO DE LA EXISTENCIA COMO LIBERTAD: Cada época de la historia es de relativa estabilidad o de aceleración en cuanto a los cambios. Estos cambios traen consigo un cambio de ideología o de estilo de vida, al producirse los cambios se produce una etapa de crisis, que es precedida de una actitud crítica. En nuestro tiempo se observa un profundo cambio en los diferentes aspectos del quehacer humano que nos llevan a concluir que la humanidad ha ingresado a un período de crisis. CONCLUSIÓN. De lo expuesto se deduce una preocupación sobre la concepción del derecho expresada a través de las diversas teorías planteadas a lo largo de toda la historia. Debido a que el derecho, como toda creación humana, está en una constante reelaboración, más aún si tenemos en consideración que éste regula la conducta humana. Un hecho relevante es que, sólo a partir de la concepción de Reale, quien marca un hito en la definición del derecho, se logra tener una concepción integral del mismo entendido como una conjunción de tres elementos: hecho, valor y norma. Aunque en un primer momento, planteados como elementos yuxtapuestos, para luego, en un segundo momento, ser ampliados, concibiéndolos como indisolubles y como una dialéctica de la complementariedad. Debe consolidando resaltarse, que este razonamiento progresivamente en el tiempo, se ha ido basado en los aportes efectuados por los diversos autores. Desde nuestra perspectiva, nos adherimos a lo propugnado por el tridimensionalismo específico o concreto, puesto que, asumimos que contiene los elementos necesarios para una concepción del derecho de manera integradora. El tridimensionalismo toma en cuenta al aspecto social, debido a que es el hombre quien crea al derecho para luego someterse a él. Dicho de otra manera, el hombre se proyecta en el derecho y el derecho se proyecta en el hombre. Finalmente, se advierte que el planteamiento de Reale, en esencia, se asemeja a lo propugnado por Fernández Sessarego. Ya que encontramos en estos autores una perspectiva tridimensional específica o concreta, puesto que para concebir al derecho de manera integral sólo se requiere de una estructura de los tres elementos que plantea el tridimensionalismo, pudiendo explicar con ellos cualquier fenómeno jurídico desde un análisis fenómeno (por ende cualquier lógico y adecuado). Sin embargo, también entre éstos se dan diferencias: 1) Reale habla de dimensiones o perspectivas (hecho, valor y norma) en tanto que Fernández Sessarego alude a elementos (conducta humana, valor y norma). 2) El primero incide en una dimensión normativa y el segundo en la conducta humana. 3) Reale parte de una concepción social y Fernández Sessarego desde una perspectiva más humanista. La teoría tridimensional del derecho de Miguel Reale busca explicar el derecho desde la forma en que se da en el mundo de la vida cotidiana. Su planteo es tan simple que, paradójicamente, permite explicar la compleja dinámica del fenómeno jurídico, aun cuando ante un caso concreto se produce una contradicción de normas de igual jerarquía o bien cuando nos encontramos ante una laguna del derecho. En estos “casos difíciles”49 es aplicable el método de análisis y respuesta tridimensional, dado que ante la falta de norma (laguna del derecho) o ante el conflicto normativo (contradicción de dos normas de igual rango), la teoría de Reale permite encontrar solución por medio de los otros dos elementos extranormativos: los hechos y los valores. Miguel Reale desemboca en el tridimensionalismo jurídico como nota Esencial del fenómeno jurídico. Así, tanto hechos, valores y normas analizados en forma individual, como las diferentes disciplinas jurídicas especializadas en su estudio50, no pueden dar cuenta separadamente del fenómeno jurídico, sencillamente porque todos estos elementos están siempre presentes, y fruto de las relaciones dialécticas que se establecen entre ellos se desenvuelve la vida misma del derecho. A su vez, esta teoría nos muestra una explicación integral del derecho, por ese motivo su libro se subtitula “visión integral del derecho” y desarrolla un último capítulo sobre el tema. Sus planteos traducen una visión global del mundo jurídico. Es posible que en el futuro se abandone la expresión “tridimensionalismo”, es más, desde mi punto de vista interpreto hoy al derecho como un complejo fenómeno integrado por más elementos que el hecho, el valor y la norma. Tal vez, sea necesario pensar en el poder como una cuarta dimensión del derecho. Dimensión de tal entidad en el fenómeno jurídico, que requiera ser tratada como una dimensión independiente del elemento hecho. Tal vez sea necesario que los juristas profundicemos los estudios sobre los valores51 o sobre la axiología jurídica, dado que su importancia es superlativa en la esencia del derecho. Seguramente, la mayor importancia de esta teoría son las preguntas e incógnitas que deja abiertas y latentes. Todas ellas rejuvenecen y fortalecen la vida de la filosofía del derecho en nuestro siglo XXI. El libro “Teoría Tridimensional del Derecho” del autor Miguel Reale nos muestra cuanto el derecho puede y tiene que decir en el desarrollo del proyecto social y político que la sociedad, o cada uno de nosotros. BIBLIOGRAFIA o ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Teoría tridimensional del derecho, Arequipa, 1997. o AGUILÓ, José. La constitución del Estado constitucional, Editorial TEMIS S.A, Bogota, 2004. ARISTÓTELES, Política, Editorial Bosgos S.A., Barcelona, 1975. o FORERO FORERO, Claudia Helena. Derecho natural: Verdadero derecho para el realismo jurídico clásico, Revista Telemática de Filosofía del Derecho En:www.filosofiayderecho.com N° 7, 203/2004. o GÓMEZ ADANERO, Mercedes. Filosofía del derecho, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid. HERVADA, Javier. Historia de la ciencia del derecho natural, Ediciones Eunsa, Pamplona, 1987. KELSEN, Hans. Positivismo jurídico y doctrina del derecho natural, Revista Jus et Veritas, Lima, Año 5, N° 8, junio, Lima, 1994. INDICE 1. LA CORRIENTE TRIDIMENSIONAL 1.1. TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO 1.2. EL VALOR Y LA JUSTICIA EN LA TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO. 1.3. TRIDIMENSIONALIS- MO GENÉRICO O ABSTRACTO 1.4. CRITICAS A LA TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO: 1.5. EL TRIDIMENSIONALISMO ESPECÍFICO Y CONCRETO. 1.5.1. TRIDIMENSIONALlSMO JURIDlCO CONCRETO 1.5.1.1. POSICIÓN DEL TRIDIMENSIONALISMO JURÍDICO CONCRETO. 2. ANÁLISIS SOBRE ALGUNAS POSTURAS DEL TRIDIMENSIONALISMO JURÍDICO 2.1. SEGÚN MIGUEL REALE MIGUEL REALE 2.2. SEGÚN FERNÁNDEZ SESSAREGO 2.3. SEGÚN SILVA VALLEJO 3. EL TRIDIMENSIONALISMO EN LOS DIFERENTES PAÍSES: 4. TEORÍA DEL DERECHO Y DEL ESTADO 4.1. EL TRIDIMENSIONALISMO COMO UNA TEORÍA DEL DERECHO 4.2. EL APORTE DEL “TRIDIMENSIONALISMO” EN LA DETERMINACIÓN DEL OBJETO DEL DERECHO. 4.3. TRIDIMENSIONALISMO JURÍDICO Y CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD. TRIDIMENSIONALISMO SEGÚN EDGAR CARPIO MARCOS. 5. TRIDIMENSIONALISMO Y DIALÉCTICA DE IMPLICACIÓN- POLARIDAD. 5.1. DIALÉCTICA DE COMPLEMENTARIEDAD. 6. TRIDIMENSIONALISMO E HISTORICISMO AXIOLÁGICO 7. PERSONALISMO Y TRIDIMENSIONALISMO EN EL CÓDIGO CIVIL PERUANO DE 1984 8. EL PRIVILEGIO CONOCIMIENTO DE LAS COSAS DEL MUNDO 9. DESCUBRIMIENTO DE LA EXISTENCIA COMO LIBERTAD 10. CONCLUCIÓN 11. BIBLIOGRAFIA Dedicatoria Con afecto a las personas que nos brindaron su apoyo y a la facultad de derecho que gracias a ella podemos investigar y desarrollarnos profesionalmente, a mis padres que son los seres que me inspiran a lograr mis objetivos trazados. INTRODUCCION El presente trabajo es una síntesis basado en un tema muy importante en el ámbito jurídico: el tridimensionalismo del Derecho. Dicha teoría indica que un fenómeno jurídico donde quiera que se realice se encuentra ligado o influenciado a un hecho económico, geográfico, demográfico etc. La teoría tridimensional formada por tres elementos importantes como son el hecho, valor y la norma; conllevan a un análisis primordial en la teoría del Derecho, ya que vista desde esta perspectiva tridimensional; el Derecho tiene un concepto inseparable de estos tres elementos. Se ha tomado principalmente la información valiosa de Miguel Reale escrita en su libro “La Teoría Tridimensional del Derecho”, en la cual menciona que la Teoría Tridimensional del Derecho resulta de la comprensión ontognoseologica de la experiencia jurídica. Se concluye con mencionar que dicho trabajo busca aportar los conocimientos básicos de la teoría del Derecho a las futuras generaciones.