Boletín Sagrados Corazones - Perú Mayo 2012

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Boletín
Sagrados Corazones - Perú
Tomo XXIV . Año 45 . Nº 347
Mayo 2012
Sumario
Editorial.
¡Reaviva el don que está en ti!. Raúl Pariamachi ss.cc. .......................................................................... 3
Vocaciones a la Vida Religiosa
La vocación es un llamado, los jóvenes tienen respuestas. José Luis Gordillo s.j. ................................ 4
¿Qué es lo que buscamos en la Formación Inicial SS.CC. Sixto Vilca Ballenas ss.cc. .......................... 6
Un camino que comporta libertad y riesgo. Valéria Gomes dos Santos ss.cc. ............................................ 8
Los cambios que se están viendo. Ana Lucía Cardona Botero ss.cc. ...................................................... 10
Entrevista: Compartir la vida y tener un corazón abierto, son claves en el acompañamiento.
Por Lucy Santa Cruz ss.cc. y Susana Dumrauf ss.cc. ................................................................................... 12
Descubir la vocación en la vida religiosa. Fredy Caballero .............................................................................17
Necesarias para el corazón de Dios. Lucy Santa Cruz ss.cc. .............................................................................19
Carta para ponerse en camino. Pablo Fontaine ss.cc............................................................................. 20
Vida de las Provincias
Misión de las hermanas ss.cc. con los migrantes en México. Hermanas ss.cc. - Zona México .............. 21
Colegios ss.cc.
La isla y la espina. Profesora Gaby Huarcaya ......................................................................................... 23
Noticias breves ................................................................................................................................................ 24
Hermanos: Provincia del Perú
Hermanas: Provincia del Perú-Brasil-México
Laicos: Rama Secular-Sector Perú
www.sscc.pe
RESPONSABLES
CORRECCIÓN E IMPRESIÓN
DIAGRAMACIÓN Y DISEÑO
Hno. Germán Huanca, ss.cc.
Hna. Lucy Santa Cruz, ss.cc.
Hna. Susana Dumrauf, ss.cc.
P. Raúl Pariamachi, ss.cc.
Hna. Candelaria Núñez, ss.cc.
Srta. Delia Amado R.
REDACCIÓN
Hna. Graciela Zúñiga, ss.cc.
Hna. María Javier Echecopar, ss.cc.
CARÁTULA Y WEB
Sr. Fredy Caballero B.
Haydeé de la Puente
COLABORADORES
APORTES Y SUGERENCIAS
Secretaría Hermanos
[email protected]
Secretaría Hermanas
[email protected]
Editorial
3
¡Reaviva el don que está en ti!
La promoción de las vocaciones
se basa en la convicción firme que tenemos los hermanos
de la validez de nuestro carisma.
(Constituciones, art. 69, 2)
E
l Espíritu sigue suscitando una diversidad de vocaciones particulares dentro de la vocación universal.
Entre ellas están también la vida religiosa y el servicio sacerdotal. Los cambios sociales, culturales,
económicos, políticos y religiosos presentan una serie de desafíos afuera y adentro de la propia
Iglesia. Sin embargo, constatamos que siguen apareciendo personas que quieren responder al llamado de
Dios.
Siempre me gustaron las palabras con las que se abre el segundo capítulo de las Constituciones
-dedicado a nuestra consagración religiosa-; cuando las repaso me siento dichoso de seguir a Jesús, de
querer asumir su forma de vida.
“El Espíritu Santo nos ha conducido a cada uno por diversos caminos a entrar en la Congregación para
seguir en ella a Jesús. A ello nos comprometemos al abrazar por amor a Él su misma “forma de vida”
mediante la profesión religiosa. Así quedamos libres para “estar con Jesús” y disponibles para “ser
enviados por Él” a la misión del Reino de Dios.” (Art. 11).
En efecto, estoy convencido de que es el mismo Espíritu el que nos ha traído a la Congregación por
varias rutas. Basta escuchar la historia personal o el relato vocacional de cada hermano y hermana. En
cada uno(a) resonó aquella voz interior que despertó el deseo de abrazar la forma de vida del Profeta y
Maestro de Nazaret, de “estar con Jesús” y “ser enviados(as) a anunciar la buena noticia de Dios”.
En esta edición queremos compartir con nuestros lectores algunos testimonios de hombres y mujeres
que han decidido seguir a Jesús en la vida religiosa ss.cc., sabiendo que llevan un hermoso tesoro en
vasijas de barro (cf. 2 Cor 4, 7).
La pastoral vocacional de los hermanos ha tomado como lema “Descubre el don que está en ti”, que
para el caso de quienes caminamos hace algunos años tras los pasos de Jesús bien podría traducirse como
“Reaviva el don que está en ti”. Es más o menos lo que Pablo escribiera a Timoteo: “Por eso te recomiendo
que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos” (2 Tim 1, 6).
Raúl Pariamachi ss.cc.
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Vocaciones a la Vida Religiosa
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La vocación es un llamado, los jóvenes
tienen respuestas
José Luis Gordillo Torres, SJ
(Promoción Vocacional – Jesuitas del Perú)
fiel. Hoy, como siempre, Dios llama a hombres y
mujeres a estar presentes en el mundo de un modo
significativo. Ser consagrado nos invita sobre todo en
nuestra época, a saber distinguir la voluntad de Dios
presente en la vida y todas sus circunstancias, cosa
que no caracteriza los análisis de la mayoría de los
cristianos. El llamado, hoy tiene forma y criterio de
discernimiento.
Cuando San Ignacio de Loyola compuso los
Ejercicios Espirituales, colocó la cuarta semana
con el deseo de que el ejercitante reconozca que
en la dinámica del amor desinteresado de Dios, se
reconoce la confianza y esa confianza se valora en la
certeza de que Dios actúa en la vida y se manifiesta
en todo.
Desde esta misma perspectiva, al contemplar
la realidad vamos a percibir que es imposible que el
mismo Dios que llamó a tantos a lo largo de la historia,
L
a vida consagrada está en un momento crucial,
fundamentalmente porque todos se preguntan
acerca del futuro de la misma, en medio de
un mundo que parece prescindir de las realidades
espirituales o experiencias trascendentes. ¿Tiene
sentido la vida consagrada hoy? ¿Tiene futuro esta
vida por la que hemos apostado muchos?
He oído de muchas personas que esta es
una época en la que no hay vocaciones a la vida
consagrada. De hecho para muchos, los jóvenes de
hoy no tienen las características que se consideran
necesarias para permanecer fieles al llamado de
Dios. Estas mismas personas ven con miedo el futuro
de la vida religiosa, porque no solo consideran que
los jóvenes no escuchan el llamado, sino que tienen
muchas dificultades para perseverar.
Visiones como ésta contradicen la realidad
acerca de que el llamado de Dios es constante y
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Vocaciones a la Vida Religiosa
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deje de llamar hoy a otros para ofrecer su vida
por el Reino. No es posible que la revelación de Dios
sea para una época y no para otra o que sea para
algunos y no para otros. Partir de ese supuesto, sería
como negar que Dios sigue presente en su creación.
Muchas veces los discernimientos vocacionales
empiezan por esta constatación; Dios habla siempre
y en todo.
A través del discernimiento, se realiza una
valoración vocacional en un contexto (una historia,
una institución) que debe ser escuchada y valorada
con la ayuda de aportes de diferentes ciencias. Éstas
van a permitir, que la voz para responder al llamado
sea original, sea real. Este proceso se asemeja al que
Ignacio de Loyola llamó devoción y que significa la
facilidad para encontrar a Dios en todas las cosas.
De la misma manera, la respuesta vocacional
que siempre ha sido una posibilidad para los jóvenes
y hoy lo sigue siendo, es un proceso de búsqueda del
modo en que Dios inspira e ilumina el presente de mi
existencia.
Sin embargo, conviene reconocer que este
proceso no está exento de dificultades. Muchas
veces el discernimiento de la vocación se convierte
en un proceso de sanación de heridas, lo cual no
necesariamente debe ser considerado como algo
negativo. A veces el llamado a la vida consagrada
descansa sobre heridas reales que han configurado
nuestra actual imagen de Dios que pugnan por ser
sanadas para emprender procesos de sanación de
otros.
Si bien los jóvenes pueden querer responder al
llamado que sienten en el interior, ellos muchas veces
se encuentran con experiencias de discernimiento
que no satisfacen las expectativas que se habían
planteado respecto de la vida consagrada. Ésta tiende
a ser una dificultad real y pone delante de nuestra
mesa una nueva pregunta: ¿Qué temas debe tocar
un proceso de discernimiento para asegurar libertad
en el compromiso posterior? ¿Hasta qué punto
estamos dispuestos los promotores vocacionales a
sacrificar “una vocación” a cambio de la libertad de
una persona? ¿Hasta qué punto está dispuesto un (a)
joven a sacrificar su propia libertad a cambio de un
compromiso que le va a dar seguridad sobre el futuro?
¿No es la libertad la condición para poder discernir?
El llamado es un misterio y como tal incorpora
preguntas de los jóvenes, quienes en su deseo de
responder suelen tener experiencia de ese misterio
Boletín “Nuestra Familia”
Perú
del llamado. Suelen intuir que se trata de una realidad
que difícilmente puede ser asimilada con categorías
de la razón, sin embargo, en su mayoría, no tienen
elementos conceptuales o espirituales que les
permitan definir o procesar dicha llamada. Es una
necesidad importante para nuestros procesos de
evangelización de jóvenes; reconocer, identificar,
nombrar no sólo los sentimientos, sino las intuiciones
y mociones espirituales que puedan ayudar en dicho
proceso.
Uno de los conceptos básicos de esta época es
la comunicación y sus medios, los cuales nos pueden
ayudar a entender el hecho de que actualmente Dios
sigue llamando y los jóvenes siguen respondiendo.
Hoy es claro que tenemos los medios adecuados para
tener una comunicación eficaz y tenemos muchos
medios que facilitan ese proceso. Los jóvenes que
plantean interés vocacional intuyen que la relación
con Dios es un proceso de comunicación y que, en
ese proceso de comunicación, se asemeja a lo que
intuye como llamado vocacional.
Esta realidad facilita en los jóvenes entender
que los procesos espirituales, suponen tener no sólo
deseo de comunicarse, sino capacidad de escuchar.
Posibilidad compleja hoy, pero no es más compleja
que lo que fue ayer.
Hoy los jóvenes, tal como ayer, siguen escuchando
el llamado vocacional y siguen ofreciendo respuestas
a la invitación que reconocen en su interior. Esta es
una época en la que podríamos decir, contradiciendo
algunas opiniones, que las respuestas de la juventud
buscan ser coherentes a una búsqueda interior. Deseo
que no les libera de las complejidades que vienen con
la realidad humana y emprenden procesos que, en la
mayoría de los casos, derivan en vidas integradas y
hombres o mujeres consagrados que iluminan la vida
de muchas personas en su camino.
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Vocaciones a la Vida Religiosa
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Se ha pedido a un hermano y hermana encargados de la formación en las provincia del Perú, para que presenten
en un artículo los procesos en el plan de formación de los ss.cc.: ¿qué logros se quieren alcanzar?, ¿cómo éstos
son acompañados?.
¿Qué es lo que buscamos en la Formación Inicial SS.CC.?
Sixto Vilca Ballenas ss.cc.
P
ara dar respuesta a esta pregunta podemos
remitirnos al Plan General de la Formación
Inicial de la Congregación o a los de la CIAL
donde las orientaciones están bien claras, pero la
intención de esta reflexión va en la línea de recordar,
desde la experiencia, las acentuaciones que no
deberíamos descuidar en el proceso de formación.
Y lo hago con toda la sencillez del caso a partir de
mi experiencia en la formación del postulantado y de
lo que he visto y oído, siendo integrante del equipo
de formación interprovincial cuando era socio del
noviciado en Chile.
Los aspirantes que llegan a nuestra familia
religiosa deben haber tenido una primera purificación
de sus motivaciones para ingresar a la vida
religiosa. En este ámbito considero fundamental
que la inquietud vocacional debe darse dentro de
una experiencia eclesial, si no la tuviera se podría
favorecer la experiencia. Siento que la pertenencia
a un grupo, a una parroquia, a una comunidad, es
importante porque ayuda a ver la vocación más allá
de la inquietud personal.
El postulantado, lugar donde se ponen las
bases de los valores religiosos, las experiencias
deberían marcar en:
•
•
•
•
El trabajo en la historia personal. No como
recuerdo de nuestras vivencias, sino
para descubrir el paso de Dios por ellas y
también para reconciliarnos con situaciones
dolorosas.
Experimentar con fuerza nuestra vida
como cristianos. La confianza en Dios, la
vida sacramental, la oración son vivencias
fundamentales de todo cristiano.
La centralidad de la persona de Jesucristo.
Como diría el buen Padre: “En Jesús
encontramos todo: su nacimiento, su vida y
su muerte: ésa es nuestra regla”. Ante todo
nuestro referente es Jesús y eso debe tener
claro el postulante, no solo intelectualmente
sino que debe abarcar nuestra vida.
La vida de comunidad: no solo como
espacio de encuentro, sino ante todo de
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(izq.-der) Franklin, Alex, Brian y Sixto
•
•
discernimiento. Como decimos: la comunidad
no es un conjunto de individualidades, es
un grupo de hermanos que ponen y buscan
juntos la voluntad de Dios y tratan de vivir los
valores del Reino.
La experiencia del corte: el candidato debe
asumir que no ingresa a una casa de la familia
religiosa, sino a un estilo de vida diferente.
Nuestra casa será igual a otra, pero en ella
se vive y se actúa con criterios basados en la
relación de Cristo Jesús.
Todo esto vivido en un clima de libertad.
El noviciado es un tiempo especial donde lo
fundamental es la profundización en nuestra relación
con Jesús, profundidad en nuestra experiencia de Dios.
Se tiene tiempo para el silencio, para la oración, para la
interiorización, para la lectura espiritual y de la Palabra,
para el contacto con la creación a través del trabajo en
el campo. También es el espacio para estudiar nuestro
carisma, lo que nos caracteriza como familia religiosa
SS.CC. Pero todo este propósito, especialmente el de
la profundización en la experiencia de Dios, a veces,
queda ensombrecido, mermado cuando no se trabaja
con hondura y seriedad la dimensión humana (historia
personal, afectividad…). A esto se une el hecho que
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Vocaciones a la Vida Religiosa
algunos novicios consideran el noviciado como el
espacio idóneo para el discernimiento vocacional,
diluyendo de esta manera el objetivo de la etapa.
Una de las cosas sabias del noviciado es el rol
del maestro, que no solo es un conferencista, sino ante
todo es el maestro espiritual de la vida del novicio.
La etapa de profesos es donde se empieza a
experimentar los desafíos de la vida comunitaria,
a nuestro ser religiosos, a la vivencia de los votos.
Desafíos que vienen de fuera -mundo estudiantil- y
de dentro, propios de la edad. El ambiente de libertad
que se tiene, ayuda a que salgan estos desafíos y
hace caer en cuenta el no descuidar los elementos
que fortalecen nuestra vida espiritual: seguimiento de
Cristo, oración, confianza comunitaria. En esta etapa
la relación, cercanía, confianza del formador y los
formandos es relevante.
Uno de los valores de la casa interprovincial de
profesos es la internacionalidad. Así las provincias o
regiones ya no son lugares, ahora tienen nombres
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Perú
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y rostros concretos. No solo eso, cada vez que hay
reuniones interprovinciales se vive un ambiente
de fraternidad porque más que encuentros hay
reencuentros. A este valor hay que añadir la
preocupación de las provincias, pues sus estudiantes
se forman lejos de ellas y de su realidad, por eso el
esfuerzo de mantenerlos en contacto no solo a través
de la información o consultas, sino en la participación
de los retiros, asambleas, misiones e incluso tener
un plan que permita al estudiante profeso ser
acompañado en la inserción a su provincia o región.
Mirando desde lejos el acompañamiento en
estos cuatro momentos de la Formación Inicial, puedo
decir con alegría que nuestra provincia está siendo
responsable en este aspecto, no solo destinando
hermanos para esa tarea, sino cuidando sus
respectivos procesos (contactos, visitas…)
Tenemos que seguir estando atentos a las nuevas
situaciones, a los retos, desafíos que la sociedad va a
seguir planteando a nuestro modo de ser religiosos y
no olvidarnos que la formación es tarea de todos.
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Un camino que comporta libertad y riesgo
Valéria Gomes dos Santos, ss.cc.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: ¿Qué buscan? Le contestaron: Rabbí, ¿dónde vives? Jesús
les dijo: Vengan y lo verán. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran como las cuatro de
la tarde.” (Jn 1, 38-39)
L
lama poderosamente la atención la pedagogía
que Jesús utiliza en el camino del discipulado:
siempre sugerente, interpelador y arriesgado.
Jesús parte de los anhelos que nortean las búsquedas
de cada persona, aquello que orienta el corazón y hace
ponerse en movimiento, a caminar. No ofrece mayor
seguridad que la experiencia: ver por sus propios
ojos, intuir, probar de la presencia y el encuentro son
el itinerario que hacen los discípulos iniciarse en el
seguimiento a Jesús de Nazareth. Un camino que
comporta inmensa libertad y riesgo.
La experiencia de los discípulos con Jesús
ilumina nuestros senderos en la formación a la Vida
Religiosa, donde formador y formando son igualmente
seguidores del mismo Maestro y, por lo tanto, ambos
en proceso continuo de crecimiento y búsqueda, de
experimentar al Nazareno encarnado en la historia
y en su historia de vida. Lo que nos distingue es el
momento o etapa existencial y espiritual en que nos
encontramos a lo largo de este per curso.
Entender la formación como un “camino” nos
da la clave de un proceso siempre dinámico, gradual
y progresivo. Un itinerario que puede tener idas y
venidas, no es siempre rectilíneo, sino que incluye,
forzosamente, el error, el cambio, los estancamientos,
las fugas y el avance entusiasmado. Todo comporta el
itinerario y, que alguien retroceda, también hace parte
del caminar.
Es un proceso acompañado, donde la “formanda”
es el sujeto de su formación, donde incluso ya no
caben muy bien las palabras formanda, formadora
(problemas de semántica…) porque enyesan el sentido
más hondo que queremos dar al acompañamiento y al
protagonismo de la joven en su formación, donde ella
va optando por pertenecer a Jesús al estilo de nuestra
familia religiosa Sagrados Corazones.
Sobre todo, es una apuesta por la libertad, el
regalo más caro del espíritu a cada uno de nosotros.
Acompañamos a personas que optaron libremente
por Jesús; si lo tomamos en serio, tenemos que
respetar que están en camino de discernimiento, que
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Valéria acompañando una experiencia de misión
pueden equivocarse y que no tienen que ser de una u
otra manera, según mi querer, sino según el llamado
que Dios hace a cada uno, a cada una. Igualmente,
pasa por el reconocimiento de la persona que su
libertad está condicionada (por su historia de vida,
el contexto, las heridas emocionales, etc.) y urgida
a purificarse. Tal vez nos preguntaríamos cuál es el
papel de los “perfiles” en este contexto: los perfiles
son necesarios como metas, como proyección, dentro
de una comunidad condicionada por estructuras,
como lo es la familia humana, en cualquier estilo de
vida que se adopte; pero también como utopía, que
hace entusiasmar y entregar lo mejor que tenemos.
Estas convicciones hacen parte de la senda que
recorremos en la formación a lo largo de muchos años.
Es la herencia que recibimos de las generaciones que
nos precedieron, que empujaron a cambios en la forma
de concebir la formación para la vida religiosa y que
nos invitan a seguir ahondando la reflexión porque es
un horizonte siempre abierto.
En la última Asamblea de la Conferencia fue
aprobado el Plan de Formación de la Conferencia
(2011), el cual presenta algunos fundamentos
para la Formación Inicial en América Latina. Tales
fundamentos se ven desafiados ante la realidad actual,
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Vocaciones a la Vida Religiosa
en el contexto de cambio de época que vivimos. A
modo de reflexión, lanzo algunos temas:
La Vida Religiosa como lugar de encuentro
con Jesús: es Jesús quien nos ha llamado, nos ha
invitado a seguirlo. Luego, no hay proceso formativo
que resista sin un profundo encuentro con Él, sin entrar
en su experiencia de filiación, que nos hace reconocer
la inmensa y liberadora misericordia del Padre en
nuestras vidas. Por lo tanto, es menester cultivar una
sólida y profunda experiencia de Dios. La contemplación
se ve desafiada por un mundo permeado de ruidos,
no solo la ausencia del silencio (por la bulla, que hay
por todas partes), sino el imperioso silencio del “ego”.
¿Cómo encontrar a Dios si mi yo es tan poderoso y
tan demandante? ¿Hay espacio para escucharlo
o solo realizo un coloquio con mis necesidades y
anhelos? ¿Cómo darle el verdadero espacio a la
contemplación cuando nuestros patrones
de valoración van hacia la capacidad
productiva y el hacer? Indudablemente,
para encontrarnos con Dios necesitamos
cambiar nuestro referencial de valores y
actitudes.
9
provincia, lo que nos desafía ante la internacionalidad,
el respeto a las diferencias, la inculturación y la
suficiente madurez para adaptarse a las diversas
circunstancias. Ello conlleva una consolidación de la
identidad personal. Sin embargo, hoy el concepto de
identidad ha cambiado, es mucho más volátil. Además,
un sinfín de cambios en la estructura familiar sobre los
cuales no me voy a extender, nos ponen frente a otras
demandas de la persona, a un proceso más largo de
aceptación de su historia personal, de su cultura y
de sus raíces. Se trata de acoger, no solo humana
y psicológicamente, sino de reconocer su historia
personal como historia de salvación: es Dios
“salvando” y liberando a partir de dentro. Conlleva un
proceso de humanización, en el cual la persona se
encuentra con su historia, sus heridas, debilidades y
potencialidades. Es un bello camino de encuentro con
Dios Liberador, pero que nos expone ante nuestras
vulnerabilidades y comporta, muchas veces,
cierta dosis de dolor. Combinar estos procesos
con la estructura formativa que tenemos nos
desafía también a los que acompañamos en
la formación inicial y nos obliga a “ensanchar
nuestra tienda”.
Formación como un proceso de
“ensanchar la tienda y el corazón”:
las sociedades antiguas eran sociedades
simples o tradicionales, donde lo colectivo tenía
prioridad sobre lo personal. La comunidad dictaba
las normas al individuo. Vivimos en tiempos donde
esta lógica se ha invertido: en las sociedades
complejas o modernas, la persona es el centro y lo
individual prevalece sobre lo social. Si bien, es una
ganancia frente al respeto a las individualidades y
diferencias, por otro lado, es un gran desafío ante
el paradigma evangélico de la comunidad. Pasa por
un proceso de sana autonomía, por el sentido de
pertenencia y la convicción de la importancia de la
alteridad en nuestras vidas. Además, nos supone a
los que ya tenemos más camino recorrido un gozoso
testimonio de lo comunitario. “La comunidad es el
lugar privilegiado de la formación” (VC 67). Según las
jóvenes perciban cuanto la comunidad es valedera
para cada una de nosotras, en lo esencial y en los
detalles de la vida cotidiana, cuanto más estarán
convencidas de que necesitamos unas a otras para
crecer, para dejarse interpelar y poder confiar, aun
con todas las debilidades que podamos tener.
El pobre como lugar de encuentro con
Dios: en nuestro continente no podemos hablar
de Jesús sin reconocer su rostro sufriente en
muchos hermanos y hermanas nuestras. La realidad
de pobreza, más aun, de exclusión social que afecta a
tantos hombres y mujeres no nos puede ser ajena a lo
largo del camino formativo. El imperativo evangélico de
la solidaridad y el prójimo es para todos los cristianos:
cuánto más para la vida religiosa, donde hemos
querido dejarlo todo por amor a Jesús y a su Reino.
Nos vemos, así, desafiados a abrirnos a la novedad de
Dios en medio del sufrimiento y la fragilidad humana,
aunque ésta toque nuestras fragilidades, también.
Supone acoger a la realidad como una vía de apertura
personal, de salir de sí mismo, de aprender a amar con
más calidad y transparencia. En la entrega “pequeña” a
los más sencillos es que se entrena el corazón para la
lucha por la justicia y la promoción humana.
La persona está invitada a abrirse a lo comunitario,
asumido en internacionalidad e interculturalidad.
Somos parte de una familia amplia, que va más allá
de “mi vecindario”, es decir, de mi comunidad local o
Desafío a las actuales generaciones: los caminos
que trillen la formación permanente, por ahí recurrirá
la formación inicial, cuando los ejemplos son más
poderosos que las palabras o los documentos.
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Creo que el momento histórico que vivimos
nos interpela fuertemente: es una oportunidad, un
don y tarea para seguir abriendo nuestro horizonte y
respondiendo a los nuevos signos de los tiempos, de
cara a la formación para el futuro.
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Una nueva propuesta para la Formación Inicial
Los cambios que se están viendo…
Ana Lucía Cardona Botero ss.cc.
Noviciado Interprovincial ss.cc. de AL en Perú.
E
n la Conferencia de Religiosos
del Perú, este año he podido
ser testigo de la nueva
propuesta para la Formación Inicial
que, a mi modo de ver, es una
modalidad que implica reinventar
estructuras en el acompañamiento
de las y los jóvenes que se inician
a la Vida Religiosa. Esta dinámica
impulsa a vivir nuevos paradigmas
como desafíos para todos y todas
las que queremos hacer una opción
radical por Jesús y su Reino.
cara a contenidos y a instancias
pedagógicas ajustadas a su realidad.
Es un proceso formativo - nos
han explicado hasta el cansancio
en las distintos encuentros que
hemos tenido como acompañantes
en la CONFER - que tiene como
punto de partida la vivencia de
una experiencia progresiva de fe,
sustentada por la centralidad en
Jesucristo y su Reino, expresada en
convicciones y actitudes de apertura
ante el crecimiento personal y el
compromiso con la realidad.
La propuesta se desarrolla
“desde una corriente dinámica
Itinerario que tiene como
que avanza en un movimiento
punto intermedio el reconocimiento
de espiral. Lo que supone,
de la realidad personal de la
cambiar la linealidad con la que
(el) joven, con todo su equipaje:
habitualmente conceptualizamos la
Nada de apuros todo a su tiempo igual
necesidades, posibilidades, límites,
que una mariposa dejando su crisálida
formación inicial, esquematizada,
riquezas, aspiraciones,expectativas,
generalmente, en etapas sucesivas,
motivaciones; y busca dar respuesta a los desafíos
de manera escalonada bajo la condición de alcanzar
que ofrece la realidad social, eclesial y congregacional.
determinados logros. Lo que proponen es, más bien,
Acoge a la persona desde la diversidad de su
transitar por caminos más armónicos con el desarrollo
cosmovisión e inicia reconociendo el lugar existencial
natural de la persona humana. Ésta no se construye a
de origen, su experiencia de vida, y de fe. Se
sí misma en línea recta, ni recorre la historia pasando
desarrolla mediante:
por peldaños ascendentes.
El proceso de crecimiento implica energías
diversas, cambios y momentos de estabilidad, pausas
y prisas, fragmentos y totalidades, interacciones
y retroacciones, determinaciones y azares. Todo
esto responde a una complejidad de la que se va
tomando cada vez más conciencia. La dinámica
propia de un movimiento en espiral, permite avanzar
pasando a veces por el mismo lugar, pero siempre
de una manera nueva. Lo que significa hacer proceso
reconociéndose, reencontrándose, redefiniéndose
de forma cada vez más autónoma y en permanente
interdependencia”.
Desde esta propuesta, se va confirmando la
necesidad de avanzar en procesos que den primacía
a la persona, reconociéndola en su unicidad, en su
diferencia y en reciprocidad con su ámbito cósmico,
lo que supone claridad respecto de su momento
formativo y suficiente flexibilidad para situarse de
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• La SENSIBILIZACIÓN – FASCINACIÓN en el
que se suscita la toma de conciencia acerca de la
realidad personal con la que se llega al proceso y
de su entorno.
• La PROFUNDIZACIÓN de los descubrimientos
hechos para situarse en el proceso con lucidez y
autonomía.
• La CONFRONTACIÓN con los desafíos que surgen
de la realidad y del Evangelio.
• La PROYECCIÓN en el que se asumen
compromisos, fruto del camino hecho y de las
convicciones adquiridas. Y, tiene como punto de
llegada a personas existencialmente realizadas
desde su propia heterogeneidad y diversidad que:
• Dan razón de su fe, en simplicidad, sin dualidad
entre lo psicológico y espiritual, lo social y
espiritual.
• Saben apoyar su caminar en una experiencia
relacional afectiva y mística con el Jesús del
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Vocaciones a la Vida Religiosa
Evangelio y con el Dios que Él nos revela.
• Saben dar razón de sus convicciones más
profundas.
• Tienen libertad interior, críticas, autocríticas.
• Son capaces de hacer una relectura de la vida
religiosa desde la perspectiva de género.
• Tienen gran capacidad para comprometerse
con la vida y ser signos de esperanza.
• Son solidarios(as), ciudadanos(as), hermanados
(das) con otros (as) por la justicia, la paz y los
derechos humanos.
• Son reconciliadas (dos) consigo mismo/a, con
los/as otros/as, con Dios, con su historia y el
cosmos.
• Son capaces de crear y sostener comunidades
de vida y trabajo inclusivos, solidarios y
compasivos.
• Son capaces de hacer una opción libre, radical y
responsable por el Reino, viviendo una vida religiosa
profética y significativa en el mundo de hoy.
11
que esta experiencia les ayuda a centrar su vida en el
Señor y a clarificar más su opción por Él.
Estos cambios que se están implementando
traerán seguramente nuevas luces a nuestra
Congregación y permitirán – con todo lo que implican
los cambios - ir encontrando caminos nuevos para
una Vida Religiosa más mística y profética.
Yo me siento muy contenta con esta experiencia
y le agradezco primero al Señor por permitirnos estar
aquí en Lima y a la Provincia por acoger nuestras
vidas y nuestra realidad.
El alma de la propuesta se define desde tres
elementos básicos: Espiritualidad, Mistagogía y
Pedagogía. Estos tres elementos, le dan un horizonte
utópico propio que sustentan la dinámica interna del
proceso formativo.1
Las jóvenes de la comunidad del Noviciado
Interprovincial ss.cc. de América Latina es el grupo
que acompaño, en estos momentos han manifestado
1
La naturaleza hace milagros y los
procesos formativos también
Propuesta Pedagógica de la Conferencia de Religiosos del Perú
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Vocaciones a la Vida Religiosa
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ENTREVISTA A GASTÓN GARATEA YORI ss.cc. y MARCELA DE TABOADA VIZCARRA ss.cc.
Compartir la vida y tener un corazón abierto
son claves en el acompañamiento
Por Lucy Santa Cruz ss.cc. y Susana Dumrauf ss.cc.
En nuestra Congregación de los Sagrados Corazones, los nombres de Gastón Garatea Yori y Marcela de Taboada
Vizcarra, son muy conocidos. A ambos les ha tocado jugar un papel fundamental en la formación de jóvenes y
formadores en la Vida Religiosa, cuando todo era desafío para una Iglesia que buscaba dialogar con un mundo ávido
de nuevas respuestas, después del Concilio Vaticano II.
En esta entrevista, nuestros hermanos cuentan lo que ha significado la delicada tarea de la formación en sus vidas,
los desafíos que han tenido que enfrentar y especialmente cómo Dios los ha transformado al acompañar el proceso
de transformación de otros.
¿Cuántos años estuviste en la formación?
Gastón- Estuve como 30 años en la formación. ¡Tanto
tiempo, Dios mío, para qué me preguntan esas cosas!
Recuerdo que cuando era miembro de la CLAR,
pensamos que era importante tener una instancia
para que los formadores se formen. Ahí empezó todo,
por los años 70. Cuando estuve en la Conferencia de
Religiosos del Perú participé como profesor y luego
fui director. Me gustó mucho impulsar y ayudar a los
que estaban en la difícil pero hermosa tarea de formar.
También de parte de los formadores había falencias.
No estábamos preparados para la vida comunitaria.
Nuestros esquemas de vida conventual no eran
de vida comunitaria. La gente tenía miedo a la
formación. Entonces dijimos reinventemos la vida
comunitaria. Creíamos que era importante compartir
la vida, preguntarnos qué piensas, qué sientes. Tener
un corazón abierto. La formación es una etapa de
conversión.
Desde tu experiencia, qué estilo de acompañamiento
te ayudó más con los y las jóvenes en formación?
¿Qué elementos favorecieron el proceso en tiempos
de cambio?
Más adelante vimos que la formación inicial debía
durar unos 10 años, ya que uno se forma toda la vida.
Yo me preguntaba en qué cosa voy a formar: ¿en la
teología, en la filosofía? Bueno hay que hacerlo, lo
importante es que los jóvenes vivan de otra manera. Lo
más difícil de la formación era la dimensión espiritual.
Hay que entrar en la formación con base teológica,
especialmente con teología espiritual: “Yo soy el
pan que alimenta”. Eso los tiene que llevar a hacer
cosas totalmente distintas a las que hacen los otros.
Y esto necesita entonces un régimen de oración, de
participación en comunidad.
G- Hubo una época en que “inventamos” un estilo de
noviciado por ser esta la etapa de mayor interiorización
dentro del proceso formativo. Fue pronto, después
del Concilio Vaticano II. Se hacía por etapas. Lo
interesante fue buscar una cosa nueva. No era un
año aislado, sino un tiempo con paradas de dos o tres
meses. Se trataba de rezar y meterse al trabajo.
Cuando recién comenzamos hacíamos un tiempo
fuerte de discernimiento. Los jóvenes llegaban con
poca cultura general. Recuerdo que cuando presenté
las guerras médicas, los jóvenes se mataban de risa
porque los doctores se peleaban…
M- Todo en esa época estaba por descubrirse. La vida
presentaba nuevos desafíos y no podíamos responder
con los mismos esquemas conventuales que nosotras
como Congregación teníamos. Las chicas llegaban
y había que preguntarse por todo: desde dónde vivir
hasta qué tipo de formación queríamos entregar
para los nuevos tiempos. Hicimos la experiencia que
íbamos recreando al ritmo de lo cotidiano y en casas
que arrendábamos en sectores insertos en medios
bien populares. El contacto con las jóvenes era muy
fluido y también con sus familias para tener un marco
desde el cual situar a cada una de las personas.
Marcela- Yo estuve más años como Provincial que en la
formación, pero gran parte de mi vida estuve muy ligada
a esta área de nuestra Congregación. Me tocó también
acompañar la formación en América Latina, en lo que
fueron los primeros pasos del Noviciado Interprovincial
y los encuentros de formación de formadores.
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Marcela de Taboada y Gastón Garatea
Ya no formábamos en serie, sino que había que
personalizar…. Todo era novedad, me entusiasmaba
el poder entrar a fondo con cada persona, eso fue
un verdadero regalo para mí. Cuidé mucho la parte
humana en cada una de las personas que Dios puso
en mi camino.
Chile, en tercero de teología, hice algo de esto que
me marcó mucho. La solidaridad es esencial. La gente
esperaba que te saques el lomo igual que ellos.
La misma Congregación fue haciendo el proceso, se fue
aclarando de lo que quería entregar… Aunque hemos
caminado mucho, todavía hoy nos cuestionamos
muchas cosas. La formación es muy dinámica, tiene
que responder a los tiempos que corren.
M- Era una época muy difícil y entusiasmante a la
vez. Época de cambios después del Concilio Vaticano
II, donde todo estaba por estrenarse. Perú tenía una
Iglesia muy viva y nos empujaba hacia adelante. Las
hermanas tuvimos la primera provincial peruana.
Había que buscar un estilo nuevo en la formación. Por
la crisis de los cambios, no había aspirantes ni nada,
en ese contexto me encargaron la formación… y con
ella, me dieron una advertencia: “Vas a ver de todo”
y un consejo: “Siempre consulta con tu Señor” y con
eso partí.
¿Cómo viviste tú las etapas de formación?
G- Tomamos una opción radical. Venían jóvenes de
diferentes lugares. Entonces nos preguntamos a que
jóvenes queremos servir. La religiosidad popular, la
explicación de las leyendas populares era fundamental
para ellos.
Los estudios les resultaban absurdos, pensemos que
los chicos que venían eran del altiplano. Era bien duro
para ellos.
La guitarra nos ayudaba a juntarnos, a cantar, a
compartir. Para mí la música siempre fue importante.
El cambio de música me costó muchísimo, yo soy
limeño y eso de escuchar huaynos todo el día... me
cansaba, pero entré, entré en el ritmo.
Otro de los temas esenciales es la experiencia de
trabajo comunitario, entre la gente. Cuando estuve en
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La formación es una etapa clave para la conversión,
conversión a partir del Evangelio de Jesús.
El trabajo en equipo recién se estaba desplegando, yo
me acuerdo que pedí una comunidad que me ayudara,
antes las maestras estaban muy solas… Había que
ser muy creativas. Lo único que siempre tuve claro,
dentro de mis dudas, fue que las jóvenes no podían
ser formadas como yo había sido formada, con una
disciplina bastante dura, que no tenía en cuenta las
necesidades humanas, con una obediencia muy
fuerte y basada en una espiritualidad piadosa, que no
siempre tocaba la vida.
Las chicas entraban con motivaciones muy diversas,
a veces poco claras de lo que significaba la vida
religiosa. Algunas se apuntaban para ayudar a los
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jóvenes los primeros días, me parecían espantosos.
Comían mal, hablaban mal, y con todo eso tenía que
hacer que el joven se sienta en casa.
Hay que entrar en el ritmo de los jóvenes, con mucho
cuidado, despacito y haciendo maravillas y si no lo
haces, los destruyes.
Recuerdo que ellos no se sentían bien con nuestro
estilo de oración. La oración ya no era en silencio, la
gente quería la oración hablada. Así que nos pusimos
a conversar en la oración.
Marcela cuando fue maestra de novicias
demás, para servir a los más pobres. Recordemos
que era la efervescencia de aquellos tiempos. La vida
de comunidad era lo que más les costaba.
¿Qué peso tiene el testimonio de los formadores?
G- El testimonio del formador es clave. Tiene que ser
humano y capaz no solo de entrega, sino de cariño.
Hoy se respeta, se es muy educado, pero muchas
veces no se quiere. Yo creo que hay gente que no
puede ser célibe porque nunca ha querido a nadie. El
celibato es querer, amar.
Para mí era muy importante el ejemplo de trabajo, la casa se
mantenía con el salario que me pagaban, pero esto a veces
no me dejaba tiempo necesario para las conversaciones
personales. Lo que siempre hacíamos era conversar
mucho en común. Los almuerzos eran esenciales, algunas
veces se convertían en reuniones comunitarias.
M- Eso es fundamental, lo digo desde mi experiencia.
Yo he sentido el llamado a la vida religiosa por
personas concretas. Su testimonio de vida me ha
impactado tanto que eso me llevó a preguntarme: ¿a
quién quiero entregar mi vida? ¿cómo la quiero vivir?
Estando en la formación, también sentí que para acompañar
hay que estar en medio de… vivir la vida con trasparencia,
con sencillez…. con todos los dones y limitaciones que el
Señor me ha dado. También el testimonio de la comunidad
es fundamental, una comunidad que no es alegre y cercana
no entusiasma a nadie.
M- Lo que más me ha maravillado es ver crecer a las
personas, verlas ponerse de pie, poco a poco. Ese
proceso para los que acompañamos es muy difícil. Hay
que respetar el ritmo de cada uno y ayudar para que
se den cuenta... Muchas veces se tiene la tentación
de decir por dónde, cómo… pero eso finalmente no
ayuda. Siempre tiene más valor lo que se descubre,
porque la experiencia lo valida.
Su entusiasmo era exigente para mí. Me acuerdo una
vez que me cuestionaron porque yo dormía en un
cuarto sola. Las jóvenes me pidieron pasar con ellas
al dormitorio común, había que ser radical… A los
pocos días, con mi salud siempre frágil, caí enferma y
volví a mi cuarto. Adiós radicalidad!!! Las jóvenes de
aquella época querían avanzar, no eran conformistas,
eran bien cuestionadoras, inquietas. Me gustaba
mucho su alegría y su frescura.
¿Qué fue lo más difícil que te tocó enfrentar?
G- Lo más trágico fue cuando me sacaron de la
formación, me dio mucha pena porque lo hicieron
sin ninguna comprensión de lo que yo había hecho.
Pedí la salida de un joven, él tenía alguna cercanía
con el Provincial de aquella época, así que casi me
sacan a mí. Al poco tiempo me pidieron que dejara la
formación… fue un golpe muy duro para mí.
Yo soy un limeño irónico, dominante, sarcástico de
repente, pero de sangre liviana. En la formación tuve
que vencer algunos prejuicios: nuestra Congregación
en el Perú es campesina; yo era alumno de la
Recoleta; los chicos que venían eran callados y eso
me costó bastante.
¿En qué crees que te marcaron los jóvenes que
acompañaste?
Por aquellos tiempos, la Iglesia era lugar de
encuentro… pero después del año 85 vimos cómo
se fue cerrando. La institución mata el espíritu y eso
también me dolió.
G- Aprendí que los esquemas no sirven. A veces
no entendíamos a los pobres. Cuando llegaban los
M- Lo más difícil fue la incomprensión de algunas
hermanas de aquella época. Abrir camino no es fácil.
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A veces no se entiende lo que se hace, se quiere
claridad cuando no la hay. Viví una época de mucha
oscuridad, recuerdo que en una asamblea se hizo una
revisión de cómo se estaba llevando la formación. Fui
muy cuestionada. Las hermanas exigían radicalidad y
lo hacían desde la experiencia que ellas habían vivido.
Sentían que lo que se hacía en los nuevos tiempos
era más ligero… el cambio de las formas externas era
lo que más les asustaba, pensaban que con eso se
perdía lo esencial, les costaba mucho ver el fondo.
Después de esto salí elegida para un capítulo general
y cuando terminó me pidieron que me quedara algún
tiempo en Europa… cuando volví el grupo ya no
estaba, le habían pedido que se fueran a casa. Solo
quedó una joven. Esto me dio mucha pena.
¿Quién forma: el acompañante, el formando o Dios?
Gastón en un encuentro de hnos. y hnas.
G- Dios, el formador, el mismo joven, todos. Pero
para mí el agente principal es la comunidad y en la
comunidad está Dios.
Dios hizo una cosa buena conmigo. Fui a un retiro
con los benedictinos, recuerdo. Me invitaron una
sopa, que no me gustó, horrorosa…. Y adiós vocación
contemplativa.
Tengo la suerte de haber estado en el mejor momento
de la formación en Chile. El superior de la casa era
Esteban Gumucio ss.cc., director espiritual: Pablo
Fontaine ss.cc., profesor: Beltrán Villegas ss.cc., unos
tótem, todos ellos muy abiertos y muy críticos de lo que
nos estaban enseñando. Y a estos grandes sumen a
Ronaldo Muñoz ss.cc. como profesor de Dogmática.
Conociendo ya la Congregación de los Sagrados
Corazones, con unos 20 años, quise hacer una
experiencia con los hermanitos de Jesús. El padre con
el que conversé me dijo: “yo conozco tu congregación
y tienes que quedarte ahí”. Yo fui por un director y
encontré un adivino…
Lo que perseguía en la formación es la conversión. Vi que
la Congregación es la que tiene que cambiar. No es que
nosotros tenemos que ir a los pobres, son ellos que tienen
que vivir con nosotros. Ellos tienen mucho que enseñarnos.
M- El proceso lo hace la persona y Dios. El resto
somos testigos que buenamente podemos ayudar,
orientar. La formación es una tarea delicada, nosotros
no somos escultores o escultoras que re- hacemos
personas. El formador o formadora a veces, deforma
por sus propias limitaciones. El acompañante da la
mano… El camino no está aplanado totalmente, hay
que abrirse paso en una selva tupida, para escuchar
y detectar las sutilezas de Dios en cada persona. Aquí
se trata de olfatear, de tantear…
¿De qué te arrepientes?
G- De no haber sido un tipo fenomenal, de tener
poca calidad humana. Además pues, hubo cosas que
no lo permitieron, hubiese sido más tranquilo, más
contemplativo, era un activista terrible. ¿Es la vida no?
Curioso que siempre quise ser contemplativo, estuve a
punto de hacer una experiencia con los benedictinos.
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M- Tuve mil errores… Yo nunca me sentí con una
gracia especial para certezas absolutas. Entonces
buscaba ayuda, me hacía acompañar, rezaba mucho,
confrontaba para que dentro de lo posible yo pudiera
orientar a la joven para que ella tomara su vida en sus
manos y decidiera por sí misma. La formación no es
como la producción de una fábrica, si algo sale mal, se
descarta… aquí se trata de personas y de su opción
de vida…
Igual yo sufría mucho con estas idas y venidas. Me
llevaba largo tiempo, tener un poco de claridad, las
dudas me entrampaban…
¿En qué te enriqueció tu experiencia de Dios?
G- Tuve una experiencia de Dios muy bonita, Soy
de la tradición de Pablo. Jesús es el centro, si no lo
entiendo estoy perdido. Como dice el Evangelio de
Marcos: “Jesús los llamó para que estuvieran con él”.
El Evangelio y la oración son claves para vivir en una
tónica diferente. Hay que hacer teología toda la vida…
M- Creo que fueron tiempos de mucha oración, de
dejarme rehacer una vez más por el Señor. Cuando
uno acompaña, vuelve a repasar una vez más su vida,
para que se vuelvan a pulir aristas que siempre van
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quedando… la conversión a Jesucristo es un proceso
muy largo, difícil y exigente. Para mí ésta fue una muy
buena oportunidad, de la que estoy agradecida. Ver
cómo Dios va trasformando a las personas, es un
verdadero milagro.
¿Desde tu experiencia qué luces podrías dar a la
formación de hoy?
G- Estoy encantado con el Superior General que
tenemos, un hermano muy libre, muy abierto. Eso no
quiere decir que todos seamos como él.
Veo que hay estructuras que no permiten vivir en
libertad, demasiado control, el quererlo saber todo.
Eso te vuelve mentiroso. Hay cosas que no se
pueden imponer. Las cosas hay que hablarlas y no
imponerlas. La libertad se forma dejando que la gente
se equivoque, para crecer juntos.
Hay que ser libres, enseñar a ser libres con libertad,
aprender a gozar la libertad, aprender a gozar la vida.
Dar espacio a la creatividad. Me recuerdo que en años de
formación en Chile, vivíamos con Esteban Gumucio ss.cc.
y Pablo Fontaine ss.cc., dos grandes maestros en nuestra
Congregación, se llevaban bien, eso es importante.
Para mí hay una respuesta clave, la vida religiosa
tiene que ser mucho más alegre. Hay que tener
aguante psicológico es verdad, pero si falta alegría,
estamos perdidos. A mí me parece mejor que una
persona salga para ser feliz, a que se quede en una
comunidad para arruinarles la vida a los demás. Hay
hermanos que son cariñosos con los demás. Tienen
compensación en el cuidado, cuidarse y cuidar de los
hermanos, hermanas. Hoy más que nunca veo que es
importante trabajar el tema afectivo y la sexualidad.
Alguna vez me dijeron, tú te has dado cuenta que
vas a vivir toda la vida solo. ¡Qué pena!, me dijeron.
Bueno, me dije yo entonces: “si esto no lo llevas bien
Gastón, no sirve…”
M- Solo con nuestra manera de ser y de actuar
tenemos que decir al mundo que somos diferentes.
Nosotros con nuestra sola presencia estamos
invitados a ser testigos… y no digo cualquier testigo
por supuesto, sino testigos del Dios que es amor y
que ama a todos y a todas. Lo fundamental para los
que acompañan es estar muy atentos a la realidad
que traen los jóvenes, qué les pasa, qué les cuesta,
cuáles son sus luces y también sus sombras. No nos
olvidemos que los jóvenes de hoy son hijos e hijas
de un mundo post moderno. Tengo la sensación que
los jóvenes actuales son más frágiles emocional y
psicológicamente, traen también historias personales
muy complejas y con mucho dolor. Hay que quererlos
y quererlas mucho para que sanados, puedan sanar
a otros. Por esto pienso que los procesos formativos
tienen que ser más largos. Los acompañantes tienen
que tener mucha paciencia para crear un clima de
confianza en que los y las jóvenes puedan abrir su
vida y su corazón para que se vayan configurando con
los sentimientos de Jesús.
Hoy el testimonio sencillo en medio de la gente dice
más que los discursos… formar personas puestas de
pie y sólidas desde adentro es nuestro gran desafío.
La Vida Religiosa está llamada hoy, a ser más profética
y más mística, como lo fue en sus primeros tiempos.
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Descubrir la vocación en la vida religiosa
Fredy Caballero
E
l equipo del boletín me invitó a compartir con
ustedes mi percepción sobre la vida religiosa, a
comentar de qué manera
un laico ve a las religiosas y a los
religiosos de los ss.cc., a contar algo
de mi experiencia acerca de lo vivido
con ellas y ellos.
Tengo la sensación de no
ser el más indicado para decir
mucho acerca de esto porque sobre
vida religiosa no tengo las cosas
muy claras. Sin embargo, desde
hace años con algunos amigos
hemos
intercambiado
nuestras
percepciones, de modo que escribir
este artículo es una oportunidad
para recordar algunas experiencias
con la vida religiosa y estructurar
las ideas que estaban sueltas. Este
encargo me permite articular y,
cómo no, relativizar mis presupuestos
sobre el tema. Seguramente que me lo han pedido porque
esperan de mi relato algún aporte significativo acerca de la
vocación a la vida religiosa en nuestro contexto. Haber sido
postulante religioso y haberlo dejado de ser podría significar
una ventaja para hacer un discernimiento al respecto.
De mi corto paso por la vida religiosa en la etapa inicial
puedo decir que es una institución que cumple la función de
ayudar a los jóvenes a llegar a clarificar qué cosa es y qué
cosa no es su vocación. Esto lo digo porque el número de
personas que ingresamos a la casa de formación resultó
siendo directamente proporcional al número de personas
que nos retiramos; parece que quedamos persuadidos
de que la estructura de la vida religiosa, su estilo de vida
y el futuro como religiosos no correspondía a nuestra
personalidad, a nuestros intereses, ni a nuestros proyectos
reales de vida.
Entonces éramos jóvenes que dejamos nuestras
casas para seguir a Jesús en algo que habíamos escuchado
que era considerado como un proyecto radical y esta era la
forma de decir que se abandonaba la vida anterior por una
vida más cercana a la que vivió Jesús. Oíamos que era una
opción totalmente diferente y que, en cierta manera, nos
“sacaba” del mundo y nos hacía ingresar en otro mundo, en
otro estilo de vida y otra manera de hacer las cosas.
Por aquella época escuchábamos también que la vida
religiosa era radical tanto para el mundo como para la vida
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institucional de la iglesia y que se describía a este “mundo”
como competitivo, alienado, individualista, desvinculado,
egoísta, consumidor, poderoso, manipulador
y a la vida religiosa, en contraste, como
una vida de cuestionamiento de todo
aquello, un camino o una estela de luz
capaz de iluminar y orientar, una referencia
y modelo para ese mundo criticado. Y me
parecía razonable tomar una opción de
vida cristiana con esas características
y ese espíritu, solo que ahora que “ha
pasado más agua bajo el puente” puedo
decir algo más respecto de la comprensión
del mundo y de la vida religiosa.
Tengo la impresión que si se plantea
de esa manera un cuestionamiento del
mundo no debería hacérselo desde una
supuesta perfección personal ya lograda,
toda vez que la vocación a la vida religiosa
es un camino que está siempre en vías
de realización, sino a partir del ideal de la
vida religiosa que tiene su foco de atención y su sentido
en la persona misma de Jesús de Nazaret. Pienso que si
los religiosos y religiosas no comprenden esta distinción,
desarrollarán una neurosis de amor-odio que les impedirá
mantener la tensión saludable entre el distanciamiento
crítico del mundo del cual proceden -y que además estará
siempre presente en su fragilidad humana- y el acercamiento
compasivo a él.
Los jóvenes, por su parte, llegan a la formación con
un gran idealismo entusiasta y nobles capacidades por
desplegar, pero asimismo con una historia personal previa
que debe trabajarse: asuntos no resueltos, necesidades
afectivas no cubiertas e incluso carencias materiales y
sociales, como las constantes de entrada al ingreso en
la congregación. He visto en algunas ocasiones la falsa
ilusión de que esos asuntos se resolvieron de inmediato o
la fantasía alienada de que ya no son los mismos individuos
que ingresaron, pues repentinamente sintieron que
“mejoraron”, que adquirieron de pronto una perfección divina,
se sanaron de lo malo, se hicieron bondadosos de golpe,
alcanzaron una rara seguridad afectiva, se hicieron cultos
a medias, “sabelotodos” compulsivos, críticos sin puntería,
equilibrados inestables, neuróticos santificados, es decir,
se pretende una superioridad inconsecuente que se suma
a la nueva estabilidad económica y social que no pueden
manejar por su aparición inesperada. Al final, estos asuntos
previos que acabamos de detallar retornan abruptamente
cuando no se les afronta, si no se tiene conciencia de que
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Vocaciones a la Vida Religiosa
uno no se transforma en otro sujeto diferente al que se
dejó atrás, en el mundo, cuando se ingresó a la casa de
formación.
Una radicalidad mal comprendida en la vida religiosa
no tendrá la capacidad de vislumbrar qué es la vida
religiosa. En el sentido que hemos venido argumentando
y sin pretender que estas afirmaciones sean definitivas, lo
que yo percibo, es que la vida religiosa no puede calificarse
como radical en el sentido de rigidez, ni como una exhibición
de fanatismo o sacrificio vano o cualquier otra huachafería.
Los religiosos y religiosas ss.cc. más admirables no
olvidaron que eran personas igual que cualquiera, gente
buena con algunas dificultades como todo sujeto de esta
época. Mal haríamos en comprender
la vida religiosa como un proyecto de
perfección evangélica en el sentido
en que se atribuye a Dios, porque a lo
mejor esa interpretación es imprecisa
(podríamos decir mejor que Dios es
compasivo) y muchas veces desarrolla
comportamientos represivos de los
aspectos más normales e impulsivos
de la condición humana.
Por otro lado, he observado
que la vida religiosa no resuelve
automáticamente la incomprensión
de los formandos que vienen con
algunas pretensiones alienadas de ser
otros, presionados por esa irracional
idea de radicalidad evangélica que ya
hemos señalado. Uno de los desafíos centrales de la vida
religiosa, en ese sentido, está en la formación inicial, ya
que seguramente los formadores hacen, sí, lo que se debe
hacer, cumplen con la función y recomiendan actividades
conducentes a conseguir los objetivos propuestos,
vigilan la preparación académica e incluso derivan a sus
candidatos donde especialistas que ayuden a resolver los
asuntos previos con los que se llegan a la casa religiosa,
aunque muchos de estos prácticamente solo reciben las
herramientas para cumplir con la función de ser un prototipo
de religioso que administra cuestiones religiosas y que
parece estar debidamente preparado para ello (emocional,
espiritual y socialmente preparado). Se cumple, por tanto,
con todo lo que se debe, pero quizás no se consigue la
conversión de los jóvenes, no se llega al trabajo personal
de cuestionamiento y afrontamiento de sus creencias,
visiones, valoraciones y prácticas en una dinámica de
acompañamiento personalizado. No se promueve una
espiritualidad.
Además, debo agregar que los jóvenes postulantes
no tienen referentes homogéneos. Existen unos modelos,
algunos hermanos y hermanas, que sí viven una auténtica
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comprensión de la vida religiosa, pero también existen de
los otros. Frente a ello, ¿qué hacen los jóvenes de esta
época? Escogen a la carta lo que quieren de cada cual. El
producto de este cambalache es un religioso desorientado
y fragmentado.
Acerca de la experiencia espiritual -y la espiritualidad
ss.cc. en particular-, si bien hemos intercambiado con
religiosos y religiosas, en el contexto de gratas reuniones
de comensalía y de oración, muchos conceptos e ideas
sobre la forma en que ellos y yo la comprendemos, no
hemos profundizado a nivel de un significativo intercambio
de contenido espiritual. No obstante, yo suelo preguntarme
con toda sinceridad si la mía es una experiencia espiritual
auténtica. Cuando era postulante a la vida religiosa sentía que
los formadores me acompañaban
en esta vivencia, pero una vez
que me retiré sentí que dejaron
de hacerlo. ¿Es acaso que
los religiosos acompañan con
mejor disposición la experiencia
espiritual de gente de la que
se
presume
que
todavía
necesita un auxilio espiritual o
que es más sencilla que yo en
cuanto a la comprensión de las
cosas religiosas y no discuten
normalmente la racionalidad de
su fe?
Otra
posibilidad
que
responde a la pregunta sobre la
legitimidad de mi espiritualidad,
es que supuestamente exista un desinterés, mío y de los
religiosos, para conversar sobre el tema. O a lo mejor, una
falta de confianza para compartirlo por el temor, mutuo
también, de carecer de la capacidad para acompañarnos
de manera adulta e incondicionada. Ante este panorama
uno se pregunta, ¿deberían ellos hacer algo más para
lograr este mutuo acompañamiento? ¿Debería hacerlo yo?
Si partimos del mismo supuesto, ellos y yo, a saber, que
el acompañamiento es una acción de mutua comprensión
e intercambio de experiencias entre adultos, entonces no
tenemos que hacer nada más y no cabe la idea de que una
de las partes tenga mayor responsabilidad que la otra en el
acompañamiento recíproco entre las personas. Puede ser
que ellos tengan la creencia de que yo ya no necesito de esa
compañía espiritual en mi vida y quizá yo prefiera hacerme el
fuerte para dar la idea de que no los necesito porque percibo
que sus acompañados son colocados en un plano inferior en
el que no cabe un intercambio real.
Finalmente, pareciera que reclamo mucho de los
religiosos y religiosas… y sí, pues, la vida religiosa no sólo
es exigente sino que inspira exigencia y vigilancia fraterna
de nuestra parte.
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“Necesarias para el corazón de Dios”
Lucy Santa Cruz, ss.cc.
(Participante del Programa de Formadores - CONFER)
E
l lema del capítulo general de la Congregación
me ha llevado a preguntarme si mi vida
religiosa ss.cc. es necesaria para Dios. Y
si es así, qué estoy haciendo para dar respuesta a
este cuestionamiento. Partiendo de esta pregunta,
me reafirmo en mi respuesta a la invitación de Candy
de hacer un alto para la autoformación, considerando
mis certezas: que el seguimiento a Jesús, se da desde
la experiencia de ser discípulas en comunidad; con
la esperanza de que somos capaces de crear lazos
de sororidad; y desde una teología experiencial para
responder a esta época de cambios.
Este programa, que se inició en marzo, plantea
un trabajo de dimensión personal y espiritual, una
actualización teológica y finalmente, lo que me
parece muy interesante, es que da pautas para el
acompañamiento.
Para algunos y algunas no debe ser novedoso el
PRH (Personalidad y Relaciones Humanas). Esta es
una de las herramientas de ayuda para entrar en un
camino de conocimiento y crecimiento personal, a partir
de descubrir aspectos positivos más profundos. Entre
las muchas sesiones de trabajo puedo compartirles lo
siguiente a manera de cuestionamiento: ¿quién soy en
profundidad? ¿cuáles son mis necesidades, temores,
alegrías más profundas? ¿soy auténtico con mi ser
profundo? ¿tengo claridad al afirmar que estoy siendo
consciente de mi ser íntegro: mi ser sensible, mi yo
cerebral y mi cuerpo? preguntarse constantemente:
¿en qué nivel estoy y en qué nivel reacciono? ¿solo
desde la razón, desde mi sensibilidad, desde mi
cuerpo o íntegramente? Lo que se pretende con este
instrumento de trabajo es conseguir la autonomía
personal, encaminando a que nos integremos en
nuestra personalidad y seamos capaces de vivir
relaciones verdaderamente humanas con los que nos
rodean. Es encontrar en el ser profundo la armonía,
la paz, la vida, es decir a Dios mismo, encarnado en
nosotros y nosotras.
Este es mi punto de partida que me lleva a
reaprender en estos nuevos tiempos. Reaprender
a ser mujer íntegra, mujer discípula y misionera,
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Comunidad hermanas Casa Provincial: sentadas (izq.der): María Javier, Adela, Lucy, Nancy y Susana.
Paradas (izq.-der.) Carmen, Leonor y Candy
de ser convocada en comunidad y enviada a crear
comunidad. Este planteamiento significa reaprender
a caminar como Jesús, adhiriéndose a la novedad
del evangelio. Se trata entonces de aproximarse al
Padre, como lo presenta Jesús, haciendo el proceso
de desmitificar nuestras imágenes de Dios partiendo
de preguntas básicas como: ¿cuál es mi imagen
de Dios? ¿será que actúa en la vida hasta el punto
de quitarnos responsabilidad de ser cocreadores?
¿hasta qué punto somos dependientes de Él? ¿qué
dices de las “pruebas de Dios”?. Con respecto al tema
de pluralismo religioso: ¿Será que sólo los católicos
tenemos la verdad y seremos los únicos salvados?
Son preguntas que llevan a plantearse una nueva
comprensión de la teología aplicándola a nuestra vida.
Abrámonos a una nueva lectura de fe y de darle
lugar a Dios en nuestra vida, siendo conscientes de
que Dios ya nos amó primero y que en cada una
de nosotras reposa la totalidad de su amor. Desde
ahí podemos entender que cuando amamos nos
enriquecemos empobreciéndonos. Nos dejamos
afectar en el amor.
Desde esta experiencia de discípulas brotará
nuevas intuiciones para la vida religiosa, si es que
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Vocaciones a la Vida Religiosa
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ya no lo están surgiendo; intuiciones que nos harán
mantener la esperanza en la vida cristiana.
Después de todo, la vida religiosa está dando
pasos frente a la modernidad, especialmente en el
tema de la revelación. Justamente Simón Pedro nos
decía que “hay una corriente de mutua revelación,
donde se intuye que otras religiones, movimientos,
personas, etc., nos revelan nuestra propia fe”.
Esta afirmación nos empuja a seguir creyendo que
caminando con Jesús y como Jesús, nuestra fe
va a estar en movimiento. Me parece importante
seguir profundizando en este tema del discipulado,
ecumenismo, pluralismo religioso, la mística y nuevos
temas que seguirán surgiendo en estos tiempos.
El aporte del programa se da en el siguiente
contexto: al interior de una comunidad de vida de
la CONFER, donde se da lugar a la palabra como
manifestación de vida, como manifestación de nuestro
ser más profundo que se revela con trasparencia
dispuestas y dispuestos a la transformación y en la
vida de comunidad ss.cc., Casa Provincial, donde
compartimos la vida y misión, Candy, Nancy, María
Javier, Adela, Leo, Carmen y yo.
Finalmente me gustaría compartir con ustedes
algunas lecturas que estarían a su alcance en el
siguiente enlace: de manera general:
www.servicioskoinonia.org/
Para aproximarnos a la persona de Jesús, y
poder usarlo en nuestra pastoral parroquial, educativa,
etc.:http://sofia.ugr.es/materiales/textos/Pagola.
JoseAntonio_Jesus.Aproximacion-historica.pdf
Para los críticos, pueden leer el libro: Un
cristianismo nuevo para un mundo nuevo (solo
aparece el primer capítulo) http://servicioskoinonia.
org/relat/413.htm
*CARTA: Para ponerse en camino…
Querido (a) hermano (a):
¿Te parece que al considerar la Congregación dentro de la Comunión eclesial, la contemplas como un hecho
del Espíritu?
Si es así, como lo es, tu pertenencia a ella no es fruto del azar, sino una verdadera “vocación”, una llamada
personal y única de Dios.
Esto, ya te proporciona una actitud interior particular, en primer lugar de gratitud y después el anhelo por
dejarte atraer más y más por la brisa del Espíritu que te conduce al Padre.
¿Te dejarás moldear por esta vocación que tiende a adentrarte en el Corazón de Cristo, con toda la fe y el
amor de María?
Vale la pena que te preguntes si vives verdaderamente estos sentimientos del Fundador cuando dice al
salir de su encierro en el granero: “Yo me había hecho sacerdote con la intención de sufrirlo todo, de
sacrificarme por Dios y morir si era necesario para servicio suyo”.
Alégrate de haber sido escogido (a) entre lo que es débil en el mundo para confundir lo que es fuerte, como
lo que es nada para destruir lo que parece importante, para que ni tú ni nadie pueda sentirse orgulloso
delante de Dios. Por su gracia, por regalo suyo, estás en Cristo Jesús el cual ha sido enviado para ser
nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra redención. De tal modo que el que se gloría, que lo haga en el
Señor.
Eres parte de una construcción de Dios. Un día quedará manifiesta la calidad de esta obra. Que ese día sea
para ti de alegría y gratitud, porque fuiste llamado (a) por pura misericordia a esta porción de la cantera en
la que trabaja todo el Pueblo de Dios.
Y que cada día de tu existencia te traiga la humilde alegría de estar llamado a amar mucho.
Te saludo en los Sagrados Corazones
Pablo Fontaine ss.cc.
* Tomado del libro: El Señor nos ha llevado de la mano, Pág. 26
Boletín “Nuestra Familia”
Perú
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Vida de las Provincias
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Misión de las hermanas ss.cc. con los migrantes en México
Hermanas de la Zona México
con los agentes de pastoral después de la Eucaristía,
se tuvo que dar a los migrantes que tenían mucha
hambre.
Migrantes en México
E
stamos nuevamente con ustedes a través
de este sencillo compartir en el contexto de
la Pascua que todos los cristianos estamos
llamados a vivir y percibir los signos de VIDA en
nuestro entorno.
En el primer comunicado les compartíamos los
primeros pasos de nuestra comunidad y del nuevo
proyecto con los migrantes.
El sábado 24 de marzo: Rosa Isabel, Luisa,
Luz Reyna y Tere, estuvimos arreglando la casa de
acogida para la bendición, y de pronto llegó un grupo
de migrantes de Centroamérica, en su mayoría de
Honduras, de inmediato nos ayudaron a pintar la
fachada de la casa, a arreglar las camas y a pintar el
tanque estacionario de gas, después que trabajaron
un rato pasó el tren y se fueron, ese fue nuestro primer
contacto con los destinatarios de nuestro proyecto.
El día 27 de mayo tuvimos la bendición de la
casa del migrante, en un principio el obispo de la
diócesis de Tula iba a estar presente, debido a un
percance automovilístico, no pudo llegar, así que el
presbítero Ismael Espinoza, responsable diocesano
de la movilidad humana, hizo la celebración.
Antes de que llegaran los agentes de pastoral
de las parroquias que conforman la Foranía, tuvimos
la llegada inesperada de unos “migrantes”, alrededor
de 25, de nacionalidad hondureña, guatemalteca y
nicaragüense. Todo lo que se tenía para compartir
Boletín “Nuestra Familia”
Perú
Sin duda esta fue una experiencia muy
significativa tanto para nosotras, como para los
mismos agentes de pastoral, ellos presenciaron
en qué condiciones llegaban y cómo al pasar
nuevamente el tren, se tenían que preparar para irse,
sin embargo no fue así, no se fueron; los vigilantes
del ferrocarril comunicaron que no pasaría el tren sino
hasta la una de la madrugada, por tanto regresaron
a la casa a dormir. Esto nos puso en aprietos, ya que
no estábamos preparadas para ello, no podíamos
dejar la casa sola con ellos; mientras hacíamos unas
gestiones, el P. Emilio Zaragoza nos acompañó muy
generosamente hasta que resolvimos la situación.
Al día siguiente teníamos que regresar para ver
lo que había pasado. Se habían ido… la casa estaba
cerrada sin ningún migrante.
Después de la bendición, por algunas razones
estamos yendo a la casa de acogida, para dejar una
donación que nos hacen, hacer el aseo, o por hacer
alguna instalación. Hasta el día de hoy la casa no
cuenta con luz, agua caliente, ni con puertas en los
baños… Siempre van llegando grupos de migrantes,
en ese momento se abre una lata de atún, o sardinas
o frijoles, con tortillas o pan, se bañan con agua fría,
descansan un poquito y siguen su camino. Y en el mejor
de los casos, ponemos en apuros a las hermanas que
se quedan en casa, pidiéndoles que nos colaboren
preparando arroz y ellas muy generosamente lo
hacen. Los migrantes, cuando son de verdad, antes o
después de recibir los alimentos ayudan en lo que se
nos ofrezca. La experiencia que hemos tenido hasta
hoy, es que siempre ponen su granito de arena en
acondicionar la casa, porque según ellos, no solo la
ocuparán una sola vez, sino varias veces.
Queremos compartir dos casos particulares que
nos fueron muy significativos: un joven de nombre
Alex, como de 20 años, originario de San Pedro de
Sula, Honduras, pasó a la casa, nos preguntó si le
podíamos regalar comida, le dijimos que sí, y fue a
llamar a su compañero, un chico de 17 años, que por
cierto había salido sin permiso de la mamá; en ese
momento teníamos un arroz preparado por nuestra
hermana Aurora. Alex, dijo que estaba sabroso,
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Vida de las Provincias
Luisa les abrió una lata de atún, les dimos tortillas,
y después nos pidió le sirviera dos porciones más
de arroz. Más tarde teníamos que ir a otra gestión;
Alex se fue a refugiar en los árboles; por la tarde,
nuevamente se acercaron. Llegó también una familia
de Ajacuba para ayudarnos a hacer la instalación
de los medidores de luz, llevaron un tanque de gas
pequeño para la estufa, algo de ropa. De pronto llegó
un grupo grande de migrantes; afortunadamente
teníamos aún arroz, abrimos atún, sardinas; comieron;
algunos se bañaron, otros descansaron. Volviendo a
Alex, en este transcurso nos comentó que se había
sentido mal del estómago y ahí nos dijo que era
diabético, que se inyectaba dos tipos de insulina,
afortunadamente también llegó una doctora, ella se
llama Delia Monroy, (nos atiende sin cobrarnos nada
por la consulta), chequeó a varios migrantes que
venían deshidratados, con gripe y a dos que tenían
la temperatura alta. Anocheció y nuevamente nos
preguntamos qué hacer, además empezaba a llover,
tuvimos que dejarlos que durmieran dentro de la casa,
eso sí dándoles recomendaciones: que no salieran,
no fumaran, así Alex podría dormir bien. Y ese grupo
siguió su camino en el tren.
El miércoles 18, llegó un grupo de cinco migrantes,
los que nos ayudaron a pintar un cuartito que será
para la despensa, eso fue durante la mañana, se les
dio su desayuno y como a las 12 nos retiramos porque
teníamos una reunión con el presidente municipal de
Atitalaquia. Le encargamos a Rony que si se iban,
dejaran todo cerrado.
Fuimos a la reunión: Adriana, Rosa Isabel,
Luisa, Tere e Ismael Espinoza (sacerdote encargado
de la movilidad humana). De ahí nos trasladamos a
Tlahuelilpan porque nos iban a regalar una mesa,
comimos en la casa de Ismael, mientras hacíamos todo
eso recibimos una llamada de una señora de Bojay,
quien nos comunicó que Rony se había caído del tren
y que estaba muy lastimado de las rodillas. Tan pronto
como terminamos lo que teníamos que hacer, nos
dirigimos a Bojay; efectivamente encontramos a Rony
que casi no podía caminar y nos narró una y otra vez
lo que había sucedido: “subieron los de la vigilancia
de ferrocarriles y le iban pidiendo alguna identificación
a todos los migrantes que iban en el tren, a los que
no llevaban le pedían dinero y si no querían dar los
bajaban”, prosigue Rony, “Yo les dije a mis hermanos
no tienen por qué pedir ellos identificaciones, ni mucho
menos pedir dinero, ni hacernos bajar del tren, solo
la policía federal y los de migración lo pueden hacer,
así que no les hagan caso a éstos”, para no hacerles
el cuento largo, a Rony lo golpearon, le exigieron
bajarse del tren y como puso resistencia, le quitaron
Boletín “Nuestra Familia”
Perú
Grupo de migrantes subiendo a los trenes
su mochila, se la aventaron hacia abajo y a él lo
empujaron, se logró sostener con una mano por poco
tiempo, pero se la pisaron los vigilantes hasta que no
tuvo más remedio que tirarse, se maltrató mucho las
dos rodillas y el tobillo derecho se le había hinchado
(todo eso fue entre la 1 y 2 de la tarde).
Llamamos a la policía (ya que el presidente
nos había brindado su apoyo), vino la ambulancia y
un oficial, revisaron a Rony, no había necesidad de
llevarlo; pero mientras más transcurría el tiempo,
menos podía caminar, así que decidimos llevarlo a
un médico particular, lo revisó, le aplicó una inyección
para la inflamación y unas pastillas, le vendó el tobillo,
y para que descansara le tuvimos que pedir hospedaje
al P. Emilio, que por supuesto aceptó.
El día 19, tuvimos un taller de fe y política,
por la tarde cuando fuimos a ver a Rony, ya estaba
mucho mejor, y ya se quería ir al D.F, porque tenía
la preocupación de su esposa… él se dirigía al norte
para encontrase con su mujer y su hijo de 8 meses de
nacido. Como lo vimos bien y algunas personas que le
fueron a visitar le habían dado dinero, lo dejamos ir a
una casa de acogida que está en el Estado de México.
Esas son como otras tantas historias los
atropellos, de violación a los derechos humanos,
de abuso de poder, de robos, de ultrajes a los que
se exponen tantos hombres y mujeres que dejan su
país por buscar algo mejor para ellos y sus familias,
arriesgando a quedarse por ahí a medio camino
porque se caen del tren, son mutilados, deportados y
otros encontrando la muerte.
Atotonilco de Tula, 21 de abril de 2012
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Colegios SS.CC.
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Una vida dedicada al servicio de los demás
La isla y la espina
Profesora Gaby Huarcaya
Colegio SS.CC. Belén
“Sé que voy a un perpetuo destierro, y que tarde o temprano me contagiaré de la lepra. Pero ningún sacrificio es demasiado
grande si se hace por Cristo”. José de Veuster
E
n los momentos actuales que vivimos, en el que
el tiempo se deshace entre las manos, en el que
consumimos más, y disfrutamos menos, en los
que el individualismo impera como algo natural; tiempos
en los que ya nada parece sorprendernos en los que hay
más conocimiento, y menos juicio; más expertos, y más
problemas; más medicinas, y menos bienestar. Tiempos en
los que la palabra “prójimo “se hace cada vez más extraña
y menos importante, nos viene a la mente el ejemplo de
vida de nuestro gran Damián de Molokai, que nos muestra
cuál es el sentido auténtico de la vida humana: entregarse
apasionadamente a los demás, especialmente a los que no
cuentan mucho para la sociedad actual.
Su vida se caracterizó por su caridad. Vivió su
consagración a Jesús entre sus leprosos con fidelidad y
alegría. Toda su vida y trabajo fue un testimonio de entrega
de la grandeza y de la dignidad de cada persona humana,
en especial los leprosos de Molokai, del valor de las cosas
pequeñas hechas con amor, y con el valor incomparable de
la amistad con Dios.
Damián es un modelo actual a seguir, para poder construir
la sociedad que queremos, sin miedos ni egoísmos, la sociedad
que Dios quiere que vivamos. Los alumnos/as del quinto grado
de primaria, lo eligieron como nombre de su promoción, porque
es la imagen de Jesús en nuestros tiempos, ejemplo de vida y
servicio. Transformó el corazón de los leprosos, comunicándoles
su consuelo divino, contagió esperanza y convirtió el infierno
de Molokai en antesala del cielo.
Un personaje que siguió el ejemplo de entrega al prójimo como Damián, fue la Madre Teresa de Calcuta, escribiendo
lo siguiente:
Querido Santo Padre:
Como ya sabe, nos encontramos trabajando entre millares de leprosos en la India, Yemen, Etiopía
y Tanzania en clínicas prefabricadas y centros de rehabilitación, construidos en terrenos ofrecidos
por distintos gobiernos. Para poder continuar este hermoso trabajo de amor por la curación de los
enfermos, tenemos necesidad de un santo que nos guíe y nos proteja. El P. Damián podría ser ese santo.
Un santo y un mártir del amor más grande!
Santo Padre:
¿Hace falta un milagro para su beatificación? ¡Conozco uno auténtico! Gracias a él, en el corazón de
los leprosos, ya no se tiene miedo de atrapar la enfermedad, miedo de decirlo, miedo de hacerse curar.
¡Al contrario, nace la esperanza de curarse! También hay la transformación del corazón de la gente, de
los responsables, frente a los leprosos: mayor interés, menos miedo, mayor disponibilidad para servir...
Santo Padre, nuestros leprosos y nosotras le suplicamos darnos a Damián, el Leproso, como Santo de
nuestra Madre, la Iglesia...
Solo queda una gran pregunta en el aire - ¿Cuántos estamos dispuestos a sacrificarnos por los demás? Aquel sacrificio
de la vida que exceda lo puramente familiar, en una entrega sin esperar correspondencia material ni afectiva.
Así como el Padre Damián de Molokai y Madre Teresa de Calcuta misioneros del verdadero amor de Dios, debemos
perpetuar su ejemplo de servicio a la gente trabajando siempre por una sociedad justa y reconciliada.
«A veces sentimos que lo que hacemos
es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería
menos si le faltara una gota».
Madre Teresa
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Noticias breves
Huaripampa
9-12 de abril: encuentro regional del clero en Huancayo.
Mientras Wilber, Franklin, Isaac y Hermann fueron a
Lima para el encuentro de comunidades y diversas
otras reuniones, Pedro participó en el encuentro del
clero de Huancayo, Tarma y Huánuco en el seminario
de Huancayo. Estuvieron unos 70 sacerdotes y los
tres obispos. Las mañanas del martes y miércoles
se dedicaron a temas de estudio: espiritualidad de
comunión, propuesta pastoral del CELAM, curso
ALFA. Los otros tiempos se dedicaron a deporte,
cultura, turismo y confraternidad, además de los
tiempos de oración. Pedro fue, con otro sacerdote, el
encargado del hospedaje.
abril e inicio de mayo pasó en Lima para una última
concentración en la preparación y los exámenes.
El 27 de abril rindió el examen oral con éxito. El 4
de mayo fue el examen escrito que es evaluado en
la Universidad Urbaniana de Roma. En espera del
resultado final, felicitamos a nuestro hermano por el
éxito obtenido hasta ahora.
3-6 de mayo: visita de Paulino. A pedido de la
comunidad nos visitó el Hno. Paulino para conocer
nuestra vida y la misión y ayudarnos en las numerosas
celebraciones de la Santísima Cruz de mayo. Gracias,
Paulino, por tu generosidad que sirva de ejemplo a
otros hermanos.
Año sabático de Hilario Huanca
El pasado 19 de abril Hilario Huanca regresó de
su experiencia de reciclaje teológico y espiritual
en Manresa (España). El lunes 7 de mayo viajó a
Colombia, donde vivirá en la casa viceprovincial en
Bogotá; seguirá cursos de actualización teológica
en el ITEPAL y colaborará en el Colegio San
Mateo y en la Parroquia de Vergara. Días antes de
salir participó en un encuentro de generación en
Huaripampa (Jauja).
La Ensenada
Izq.-der. (Isaac, Hilario, Juan Luis, Pedro, Hermann y
Franklin)
El martes 1° de mayo, día del trabajo, según una
antigua tradición de la comunidad de Puente Piedra,
los hermanos hicieron su paseo a Santa Rosa de
Quives recordando las aventuras de Luis Dalle en
esta parroquia. Marcelo se quedó en casa por algunos
problemitas de salud.
25-27 de abril: encuentro de la generación 60+: los
Hnos. Juan Luis, Hilario y Hermann aprovecharon la
estadía de Hilario en el Perú para encontrarse como
generación. El primer día sirvió para dar a conocer
la vida y misión de la comunidad de Huaripampa.
El segundo día, lo pasaron en el histórico convento
franciscano de Santa Rosa de Ocopa, intercambiando
las experiencias del último año, disfrutando de la
hospitalidad de los franciscanos. El último día se pasó
con una excursión a Chongos Bajo (aprovechando
que Pedro tenía que ir a una reunión del clero, que no
se realizó), Huancayo y Jaujos y tiempo de descanso.
La comunidad de Huaripampa agradece a Juan Luis
e Hilario su visita.
27 de abril y 4 de mayo: examen de bachillerato
de Wilber. Gran parte de los primeros dos meses
en Huaripmapa pasó Wilber estudiando para
preparar el examen final en el ISET. A finales de
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El domingo 6 de mayo, los asesores y animadores
de la pastoral juvenil de la parroquia de La Ensenda,
tuvieron un encuentro poniendo en práctica el proyecto
pastoral elaborado en el año 2011.
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Noticias breves
25
Comisión sobre Colegio SS.CC. Recoleta
Se ha conformado una comisión de trabajo encargada
de elaborar las líneas orientadoras para el Colegio
SS.CC. Recoleta. El equipo está compuesto por Raúl
Pariamachi, Sixto Vilca, Pedro Vidarte, Lucio Colque
y Jaime Gálvez, quienes son asesorados por Rosario
Castro. El documento final será consultado a los
hermanos de la Provincia, antes de su aprobación por
el gobierno provincial.
Brumadinho, Brasil (Hermanas)
Encuentro fraterno de hnas. y hnos. del Brasil
El sábado y domingo pasados, Liz, Marilene, Vera,
y Jacqueline participaron de un curso de Pastoral
Juvenil organizado por los hermanos, según el
compartir de las hermanas fue muy bueno.
El 1ro de mayo, aprovechando del feriado, las
hermanas y la comunidad del postulantado de
los hermanos ss.cc. tuvieron un encuentro de
confraternidad. Luego, Marilene, Vera, Liz y María
Elena viajaron a Brasilia para participar de un curso
de Misionología, que dura 10 días, después pasarán
por la casa de Adriana Meijers, la única hermana
holandesa que aun vive en Brasil.
¿Cómo llamarla?
Esteban Gumucio ss.cc.
Madre de los cansados, emperatriz de los pañales, reina de las ollas, Señora
de las escobas, hermana de todos los pobres, Puerta del pueblo, tejedora de
valentías, amiga de desconsolados, consejera de los que luchan, humilde mujer
animosa.
Madre de brazos firmes, Virgen caminante, compañera de ruta, ejemplar de
buscadores, esperanza del cesante, creyente
llena de fe, ternura de Dios en carne maternal,
educadora de Cristo, protectora de Juan,
mensajera de paz.
Madrina de pobres, socia de todas las penas,
amiga de madres solteras, cantadora de
alegrías, sabiduría de los humildes, vigilante
de la cuna, mamá ingeniosa, mamá que se las
rebusca, mamá con olor a leche, mamá del
exiliado.
Mamá discreta, soberana de Caná, mamá
peregrina detrás del hijo, corazón que todo
lo guarda, corazón que rumia a su hijo en el
silencio, mamá que deja crecer, que crece con
Él, lo escucha y lo sigue, Mujer de las duras subidas a Jerusalén, Mujer de los
trajines, Mujer que no se doblega ante la fuerza.
Mujer que se inclina solo ante Dios. María, Madre de Jesús.
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50 años del Concilio Vaticano II
“Mater et Magistra”
Carta encíclica de Juan XXIII
(15.05.1961)1
256. Por el contrario, responde plenamente al plan de la Providencia que cada
hombre alcance su propia perfección mediante el ejercicio de su diario trabajo, el cual para
la casi totalidad de los seres humanos entraña un contenido temporal. Por esto, actualmente
la ardua misión de la Iglesia consiste en ajustar el progreso de la civilización presente
con las normas de la cultura humana y del espíritu evangélico. Esta misión
la reclama nuestro tiempo, más aún, la está exigiendo a voces, para
alcanzar metas más altas y consolidar sin daño alguno las ya
conseguidas. Para ello, como ya hemos dicho, la Iglesia pide
sobre todo la colaboración de los seglares, los cuales, por
esto mismo, están obligados a trabajar de tal manera
en la resolución de los problemas temporales, que
al cumplir sus obligaciones para con el prójimo lo
hagan en unión espiritual con Dios por medio de Cristo
y para aumento de la gloria divina, como manda el
apóstol san Pablo: «Ora, pues, comáis, ora bebáis,
ora hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo
a gloria de Dios» (1 Cor 10, 31). Y en otro
lugar: «Todo cuanto hiciereis, de palabra o de
obra, hacedlo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre por mediación de
Él» (Col 3, 17).
Dibujo: Hno. José Luis Cortés
1
Carta encíclica de Juan XXIII “Mater et Magistra” (Madre y maestra) del 15 de mayo de 1961.
El 15 de mayo de 1961, Juan XXIII publica su Encíclica “Master et Magistra”, sobre
cuestiones sociales, recordando que la “ardua misión de la Iglesia consiste en ajustar el
progreso de la civilización presente con las normas de la cultura humana y del espíritu
evangélico”. Algo nuevo está naciendo, ¿no lo notáis?
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