INTRODUCCIÓN

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INTRODUCCIÓN
La revolución tecnológica que domina nuestras vidas no destruye empleo ni perjudica nuestro bienestar;
aumenta las posibilidades de crear riqueza económica, mejorando también la calidad de nuestro ocio. El ser
humano se está convirtiendo más que nunca en el centro del mundo. (...) La libertad, la democracia, el
mercado gozan ya del caldo de cultivo propicio para extenderse y generalizarse por todo el mundo. La
solidaridad a escala planetaria, la posibilidad de solucionar los problemas eternos de la Humanidad, el hambre
y la pobreza, y de acabar con las guerras es también hoy mucho más posible que nunca
Es el balance que hacía el periódico burgués Expansión, en su especial del 27 de Mayo de 1999, de lo bien
que estamos y lo felices que somos los habitantes de este planeta gracias al sistema capitalista. Este párrafo es
un ejemplo del bombardeo ideológico al que nos someten ,un día sí y otro también, los medios de
comunicación de masas controlados por la clase dominante: el capitalismo funciona, es el mejor de los
sistemas posibles, la extensión de los ordenadores, de Internet y de los demás avances tecnológicos y
científicos de las últimas décadas demuestra su buena salud y nos conduce a un desarrollo y abundancia sin
precedentes.
Y, sin embargo, en esta visión tan idílica del mundo que nos ha tocado vivir hay cada vez más piezas que no
encajan.
CONCEPTO DE GLOBALIZACIÓN.
En términos macroeconómicos la Globalización se podría definir como la unión de naciones que para el año
2005 romperán sus barreras arancelarias entre si y se eliminaran los tramites entre las naciones firmantes.
Dicha unión esta fomentada por el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), que es un acuerdo
arancelario con el cual los países firmantes fijaran un arancel común en productos a ofrecer. Este acuerdo se a
venido negociando desde 1947 y entró en vigencia en 1948. Dicho tratado fue sustituido desde enero de1995
por un nuevo orden económico llamado Organización Mundial del Comercio (OMC).
Este tratado surgió como consecuencia de los efectos de la Segunda Guerra Mundial en donde el comercio fue
afectado mundialmente, ya que gran parte territorial de todo el planeta quedo completamente desbastada.
Fue por eso que se quiso crear una organización comercial a nivel mundial para reparar esas heridas dejadas
por el gran conflicto bélico.
De ahí surgieron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) para fomentar la
reconstrucción de las áreas afectadas.
GLOBALIZACIÓN DE LA OPRESIÓN
El libre movimiento de los capitales de unos países a otros (de forma que si un capitalista ve la posibilidad de
aumentar sus beneficios en la otra punta del planeta puede trasladar sus inversiones allí mucho más rápida y
fácilmente que en cualquier otro momento), la intensificación del comercio mundial entre las distintas
economías y la organización de este comercio al servicio de las grandes multinacionales y controlado
ferreamente por ellas son otros de los rasgos distintivos del funcionamiento del capitalismo actual.
Toda la economía mundial se halla bajo el dominio de un puñado de multinacionales cuyos presupuestos y
beneficios superan en muchos casos a los de países enteros. Estas multinacionales dictan las leyes que rigen el
comercio y la división del trabajo en todo el mundo con el objetivo de aumentar cada vez más su poder y
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riqueza.
Esta realidad, que se ha dado en denominar globalización, es el resultado lógico del funcionamiento del
capitalismo y existe desde hace décadas. Fue prevista por Karl Marx hace 150 años y denunciada y combatida
incansablemente por todos los revolucionarios que siguieron sus ideas a lo largo de todo el siglo XX. Es la
continuación de lo que Lenin caracterizaba a principios de siglo como fase imperialista del capitalismo.
El capitalismo se basa en acumular cada vez más capital, para ello es necesario vender cada vez más, explotar
nuevas materias primas, abrir nuevos mercados. Así ha sido toda su historia: extender las inversiones y el
comercio a todo el mundo, globalizarse cada vez más hasta llegar al momento actual en que todas las
economías intercambian entre sí los productos y materias primas que necesitan y dependen unas de otras. En
un sistema basado en la búsqueda del máximo beneficio privado, como es el capitalista, esta interdependencia
de las distintas economías sólo puede darse bajo la forma de que los capitalistas más poderosos económica,
política y militarmente impongan sus ambiciones.
Por su parte, los beneficios de las débiles burguesías de los países más atrasados también salen del
mantenimiento y estabilidad del sistema capitalista en todo el mundo y, lejos de luchar seria y decididamente
por mejorar las condiciones de las poblaciones de sus países, lo que hacen es aumentar aún más su
explotación. Ya que no pueden competir en inversión tecnológica y modernización de sus industrias con los
capitalistas más fuertes, intentan aumentar sus beneficios empeorando aún más las condiciones laborales de
sus obreros. Así, ofrecen productos más baratos, o posibilidades de inversión con menos costes, a las
multinacionales; las cuales les compran determinados productos (sobre todo materias primas) o trasladan
partes de su producción a estos países para aprovechar la mano de obra más barata y maximizar beneficios.
En este orden mundial imperialista, a los países atrasados se les adjudica la función de proveer de materias
primas y mano de obra barata a las multinacionales. A cambio de sus recursos naturales y riquezas estas
naciones reciben los productos elaborados que fabrican las multinacionales. Es un intercambio absolutamente
desigual ya que están cambiando productos con más horas de trabajo por otros con menos. Por si fuera poco,
las multinacionales −al controlar el mercado mundial− fuerzan los precios de las materias primas aún más a
la baja y multiplican así todavía más sus beneficios. El resultado es el empobrecimiento y endeudamiento
constante del llamado Tercer Mundo y el sometimiento de toda la población mundial a la voluntad de unos
pocos.
FMI, BANCO MUNDIAL, OMC
Cualquier intento de los países más atrasados de aproximarse a los avanzados, dentro de este sistema basado
en la persecución egoísta del beneficio, debe pasar por créditos y ayudas de las multinacionales (o de
organismos controlados por éstas como el Fondo Monetario Internacional − FMI− , el Banco Mundial − BM−
o la Organización Mundial de Comercio − OMC−) que luego deben devolver con jugosos intereses añadidos.
Lo que acaba produciéndose es una sangría de recursos hacia los bolsillos de los capitalistas occidentales, la
ruina de la mayoría de la población en estos países, el endeudamiento de sus estados y el incremento de su
dependencia con respecto a los más poderosos.
La deuda externa de los países latinoamericanos con los bancos y capitalistas occidentales representa el
mismo volumen que el total de sus exportaciones durante dos años. Los intereses de la deuda ahogan a estos
países en el subdesarrollo y les hace depender totalmente de la voluntad de las multinacionales, que son
quienes marcan la línea de actuación de agencias como el FMI, el BM o la OMC. Para acceder a los créditos
de cualquiera de estos organismos los países coloniales deben aceptar las políticas económicas que estos les
marcan: privatizar las empresas públicas (para que los empresarios acumulen beneficios explotándolas), abrir
sus mercados a los productos occidentales en los sectores en los que interesa a las potencias occidentales,
ofrecer condiciones laborales aún más flexibles que las que hemos analizado anteriormente respecto a los
países avanzados para que las empresas de estos países puedan encontrar una mano de obra aún más barata y
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dócil cuando la precisen.
Un ejemplo del cinismo de los capitalistas lo estamos viendo con la subida de los precios del petróleo.
Durante años el precio del barril de petróleo cayó en picado (llegó a costar 10 dólares frente a los 35 alrededor
de los que oscila últimamente). Entonces los carburantes no bajaron en la misma proporción ni muchísimo
menos. Las multinacionales petrolíferas aprovecharon aquella caída para multiplicar aún más sus beneficios.
Ahora, el descontento e inestabilidad social en estos países (provocados por la ruina económica), y el aumento
de la demanda de petróleo en Occidente por causa del boom económico, han provocado una cierta subida de
los precios, aunque en realidad el precio actual del petróleo sigue representando (comparándolo con el
aumento de los demás precios) la mitad de lo que costaba en los 80 y un 35% menos que cuando la Guerra del
Golfo en 1991[8].
Esta subida está siendo utilizada por las multinacionales para echar la culpa de los altos precios de los
carburantes a los países productores de petróleo y así justificar nuevos aumentos de los precios cuando están
obteniendo beneficios insultantes. En los últimos 12 meses Repsol YPF ha aumentado sus beneficios un 400
% [9] (en los últimos 6, cuando más ha subido el petróleo, ha triplicado sus resultados). Cepsa ha mejorado
sus beneficios un 100%. Totalfina−Elf lo ha hecho un 165%. Ellos, los capitalistas, nunca pierden. Roban a
los pueblos de los países productores de petróleo, expoliando sus riquezas, y roban a los trabajadores,
agricultores y transportistas de los países consumidores subiendo los precios de los carburantes siempre que
pueden.
Para colmo los países de la OPEP utilizan los recursos que la venta del crudo les genera para pagar deudas
(...) acumulan una deuda externa (con los bancos y multinacionales occidentales, nota nuestra) de 68, 5
billones de pesetas, equivalentes a un 40% de su PIB conjunto[10]. Es decir, al final, ni siquiera el dinero del
petróleo que venden se queda en estos países; una gran parte llena los bolsillos de esos mismos capitalistas
que denuncian histéricos la subida del petróleo. Lo dicho, el cinismo de estos vampiros no tiene límites.
CONCLUSIONES
1. La experiencia muestra que la liberalización de los intercambios comerciales internacionales se traduce en
mayor crecimiento y bienestar económico. Como puede ser el ejemplo de China: hace 25 años, era un país
triste y muy pobre, con graves problemas (malnutrición, mortalidad infantil, régimen político durísimo), pero
en estos últimos años ha dado el gran salto. El capital extranjero ha invertido masivamente y el país ha
emergido notablemente por efecto de la globalización. En India ha ocurrido algo parecido, pero Pakistán o
Bangla Desh han quedado al margen de este flujo de inversiones y no han podido desarrollarse. Y si vamos a
África, podremos ver que sus gentes se hunden cada vez más en la miseria y en la degradación de la vida
económica, social y política. Allí nadie invierte y lo único para lo que sirve África a Occidente es para el
negocio de las armas y para cobrarles las deudas que nos deben. Son países excluidos de los beneficios de la
globalización.
2. La libre circulación de capitales permite una asignación más eficiente del ahorro mundial y proporciona a
las economías emergentes los recursos necesarios para desarrollarse, así favorecen la consolidación de un
crecimiento sostenido y equilibrado.
3. Es necesario avanzar en la agenda liberalizadora internacional. Esto implica reducir hasta eliminar el
proteccionismo agrícola, liberalizar el comercio de los servicios, mantener libres de aranceles los productos de
alta tecnología y el comercio electrónico.
4. La globalización abre posibilidades para que las economías desarrolladas mejoren su eficiencia y su
productividad y permite a las economías en vías de desarrollo mejorar el nivel de vida de su población.
En cuanto al trabajo, se van a crear muchas nuevas empresas de generación de valor que crearán empleo
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según el conocimiento de las personas. Por eso todas las compañías forman a sus directivos. Nunca se ha
gastado más en capacitación que en maquinaria. Nunca se ha preocupado la empresa tanto como ahora de los
recursos humanos, porque si no lo hace no le salen las cuentas de pérdidas y ganancias. La globalización
implica adaptarse a nuevos criterios de división del trabajo.
La globalización de la economía y del conocimiento, gracias a la relativa facilidad de acceso a la información
y del perfeccionamiento de los medios de comunicación entre las naciones, abres nuevas perspectivas de
inserción competitiva de los países menos desarrollados en el nuevo orden económico internacional. Sin
embargo, este proceso sigue siendo comandado por las empresas transnacionales que controlan no sólo la
producción, el comercio y la fuentes de financiación, sino los mayores avances en el campo del conocimiento.
Esto les permite moldear la división internacional del trabajo de acuerdo a los intereses de los países más
desarrollados, reforzando el carácter apendicular de nuestras economías y limitando cada vez más nuestra
capacidad de maniobra en el plano internacional.
En estas condiciones, toda posibilidad de participación competitiva de nuestros países en el actual esquema de
división internacional del trabajo, está condicionada a la presencia de las empresas transnacionales en nuestras
economías. Por eso el gran reto que tenemos para el próximo siglo es encontrar nuevas alternativas de
desarrollo, que permitan potenciar ventajas comparativas locales, pero sobre la base del empleo de tecnologías
avanzadas, de tal forma que podamos competir en los mercados internacionales. El camino está abierto. Todo
depende de nosotros.
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