Tercera ficha EL DOMINGO, DÍA DE CRISTO “Dies Christi” I. Introducción En este tercer paso de este caminar, continuamos con la búsqueda de la verdadera santificación del Domingo, desde la perspectiva de Cristo Resucitado, retomando la experiencia de las primeras comunidades, que van leyendo y releyendo los hechos y la Biblia a la luz de la resurrección. En cada semana santa revivimos los acontecimientos del misterio pascual; la vida, pasión y muerte de Jesús son vistas a través del prisma de la resurrección, por eso la muerte no es la palabra final. Con esta idea miremos nuestra vida, contemplemos la figura de Jesús en nuestra historia ¿Cómo vivo el misterio pascual, de manera particular la Resurrección?, ¿hay momentos de mi vida en que he sentido, de manera especial, la presencia de Jesús Resucitado? ¿en qué lo he notado? II. Reflexión con la Palabra Luego de presentarse en el camino de Emaús a dos de sus discípulos, Jesús se presenta en el cenáculo a la comunidad reunida, dando muestras certeras de su resurrección. San Lucas 24, 36-43 Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". 37 Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, 38 pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? 39 Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo". 40 Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. 41 Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?". 42 Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; 43 él lo tomó y lo comió delante de todos. 36 1 ¿Qué me llama la atención de este texto? ¿Qué cosas me causan sorpresa o me dejan “atónito y lleno de temor”? ¿Cuál es la sorpresa de resurrección en este tiempo? La tradición cristiana deja en manifiesto la sorpresa de la resurrección, que aun siendo anunciada por el mismo Jesús, es causa de asombro y temor. Jesús que siempre toma la iniciativa, llega entregando paz y haciendo lectura de los acontecimientos para interpretarlos a través de las escrituras. Es bueno saber que esta escena del Evangelio de san Lucas es una escena más de las que curiosamente sucedieron en el mismo día, el “primer día después del sábado”, es decir, el primer domingo verdaderamente cristiano. Un día marcado por una serie de acontecimientos intensos: Las mujeres y Pedro llegando al sepulcro (Lc. 24,1-12); la escena de los discípulos de Emaús (vv. 13-36) y la aparición a los “once” y otros (vv. 37-49) La experiencia cristocéntrica de la Iglesia desde las primeras comunidades se deja en manifiesto en la proclamación del Dies Christi, veamos como lo sintetiza Juan Pablo II en el segundo capitulo del Dies Domini. III. Leamos el Capítulo II “Dies Christi" de la carta Dies Domini. Cristo es quien da sentido al Domingo, pues como lo atestiguan los discípulos: la resurrección de Jesucristo tuvo lugar «el primer día después del sábado» Ese mismo día el Resucitado se manifestó a los dos discípulos de Emaús y se apareció a los once Apóstoles reunidos, también era domingo el día de Pentecostés, primer día de la octava semana después de la pascua judía, cuando con la efusión del Espíritu Santo se cumplió la promesa hecha por Jesús a los Apóstoles después de la resurrección. Los Hechos de los apóstoles habla que el primer anuncio y primeros bautismos fueron en domingo (cf, DD.20) 2 El «primer día después del sábado», primero de la semana, marcó el ritmo de la vida de los discípulos de Jesús, pues algunas de las primeras comunidades se reunían «para la fracción del pan». A principios del siglo II, un testimonio extra-cristiano, del gobernador Plinio el Joven, describe la costumbre de los cristianos diciendo «se reúnen un día fijo antes de salir el sol y cantan juntos un himno a Cristo como a un dios».(Epistol 10, 96,7) No en todas las regiones evangelizada por los primeros cristianos manejaban el ritmo semanal de los días, por tanto la catequesis de los primeros siglos insiste en esta novedad, tratando de distinguir el domingo del sábado judío. Enseñanza que se realizó tanto a los paganos conversos, como los judíos cristianos pues los Apóstoles, y en particular san Pablo, continuaron frecuentando en un primer momento la sinagoga para anunciar a Jesucristo. San Ignacio de Antioquia invita a los judíos conversos diciendo: «no guardar ya el sábado, sino vivir según el día del Señor, día en el que surgió nuestra vida por medio de él y de su muerte [...], misterio por el cual recibimos la fe y en el cual perseveramos para ser hallados como discípulos de Cristo, nuestro único Maestro…» (cf. DD.23) La relectura que hacen las primeras comunidades de los textos del Antiguo Testamento, a la luz del Resucitado hizo poner en relieve la singular conexión entre la resurrección y la creación. En efecto, la reflexión cristiana relacionó espontáneamente la resurrección ocurrida «el primer día de la semana» con el primer día de aquella semana cósmica. Esta relación invita a comprender la resurrección como inicio de una nueva creación, cuya primicia es Cristo glorioso, siendo él, «primogénito de toda la creación», también el «primogénito de entre los muertos». (cf. DD.24) El octavo día, figura de la eternidad: Además de primer día, es también el «día octavo», orientando la celebración de este día hacia Cristo, verdadero «sol», proyectando al cristiano hacia la meta de la vida eterna, del día sin ocaso. (cf. DD.26) 3 El día de Cristo-luz. Dominicus, día llamado del sol, designado así por la veneración del sol, también se transforma y recobra el sentido profundo de que Cristo es la luz del mundo, el verdadero sol de la humanidad, día iluminado por el triunfo de Cristo resucitado «sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte», «luz para alumbrar a las naciones» (cf. DD. 27) El Domingo además de ser la «Pascua de la semana» es el «Pentecostés de la semana», donde los cristianos reviven la experiencia gozosa del encuentro de los Apóstoles con el Resucitado, dejándose vivificar por el soplo de su Espíritu. Para profundizar: ¿Cuáles son las principales ideas del Dies Christi? ¿De qué manera podemos enriquecer la Eucaristía en nuestras comunidades, para que sean “encuentro verdadero con Jesús”, Dies Christi? IV Oración: Oremos lo recibido en este encuentro, nuestros descubrimientos y reencantamientos, aquello que nos motiva e impulsa. Con una vela encendida se lee la siguiente oración: Una tumba vacía se convierte en noticia de todo lo acontecido con Jesús. Su pasión y su muerte, su vida y su mensaje han de ser comprendidos desde el sepulcro vacío. "Te damos gracias, Padre, porque la piedra desechada por los hombres, es ahora piedra donde se fundamenta nuestra fe: Cristo resucitado" Jesús viene a nuestro encuentro. Y al repartir el pan, se nos abren los ojos y descubrimos al Señor. Y todo cobra sentido. "Gracias, Señor, porque te haces pan presente cuando, nos reunimos en tu nombre a partir el Pan" Amén Terminamos rezando un padre nuestro y un avemaría. 4