escritos de san francisco a santa clara y sus hermanas

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ESCRITOS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
DIRIGIDOS A SANTA CLARA Y SUS HERMANAS
FORMA DE VIDA PARA LAS DAMAS POBRES
El texto de la «Forma vivendi» o «Forma de vida», donde Francisco
propone a Clara y a sus hermanas una vida religiosa conforme al
Evangelio, ha llegado hasta nosotros gracias a que santa Clara lo incluyó
en su Regla (cap. 6), cuya Bula original se conserva todavía en Asís.
Clara, en la introducción del texto, nos da todos los elementos necesarios
para garantizarnos su autenticidad: «Y el bienaventurado Padre, viendo
que ninguna pobreza, ni trabajo, ni tribulación, ni ignominia, ni desprecio
del mundo temíamos, antes bien teníamos estas cosas por grandes
delicias, movido a piedad, nos escribió la forma de vida en estos
términos...» (RCl 6). En su Testamento, Clara vuelve a hablar de este
documento: «Después nos escribió la forma de vida, y principalmente que
perseverásemos siempre en la santa pobreza» (TestCl 33). La última frase
de la «Forma de vida» es reproducida literalmente por santa Clara en su
Testamento: «Y movido a piedad para con nosotras, se obligó por sí y en
nombre de su religión a tener siempre de nosotras un diligente cuidado y
una especial solicitud como de sus hermanos» (TestCl 29; cf. RCl 6). Este
fragmento nos muestra la razón por la que Clara incluyó en su Regla la
«Forma de vida»: le importaba mucho la asistencia espiritual de su
comunidad por parte de los Hermanos Menores, que ya entonces
procuraban eludirla cada vez más.
Son varios también los testimonios contemporáneos que afirman que
Francisco dio a Clara una «Forma de vida». Celano escribe ya en la Vida
primera de S. Francisco, que es de 1227: «¡Magnífico operario aquél,
Francisco! Con sólo que se proclame su forma de vida, su regla y
doctrina, contribuye a que la Iglesia de Cristo se renueve en los fieles de
uno y otro sexo y triunfe la triple milicia de los que se han de salvar. A
todos daba una norma de vida y señalaba con acierto el camino de
salvación según el estado de cada uno» (1 Cel 37; cf. LM 4,6). Con estas
palabras Celano caracteriza, de modo general, a Francisco como
legislador de las Damas Pobres, igual que lo fue de los Hermanos
Menores.
Más claras aún son las alusiones a la «Forma de vida» que hace Celano
en la Vida II, donde puede captarse claramente el contenido mismo de la
«Forma de vida»: «Después que las vírgenes de Cristo comenzaron a
reunirse en el lugar, afluyendo de diversas partes del mundo, y a
profesar vida de mucha perfección en la observancia de la altísima
pobreza y con el ornato de toda clase de virtudes, aunque el Padre se
retrajo poco a poco de visitarlas, sin embargo, su afecto en el Espíritu
Santo no cesó de velar por ellas. En efecto, el Santo -que las veía
abonadas por pruebas de muy alta perfección, prontas a soportar y
padecer por Cristo toda suerte de persecuciones e incomodidades,
decididas a no apartarse nunca de las santas ordenaciones recibidasprometió prestar ayuda y consejo a perpetuidad, de su parte y de la de
sus hermanos, a ellas y a las demás que profesaban firmemente la
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DIRIGIDOS A SANTA CLARA Y SUS HERMANAS
pobreza con el mismo tenor de vida. Mientras vivió fue solícito en
cumplirlo así, y, próximo ya a la muerte, mandó con interés que lo
cumplieran por siempre, añadiendo que un mismo espíritu había sacado
de este siglo a los hermanos y a las damas pobres» (2 Cel 204). Este
testimonio es tanto más importante por cuanto es anterior a la Regla de
santa Clara, aprobada en 1253.
1Ya
que por divina inspiración os habéis hecho hijas y siervas
del altísimo y sumo Rey, el Padre celestial, y os habéis
desposado con el Espíritu Santo, eligiendo vivir según la
perfección del santo Evangelio, 2quiero y prometo tener
siempre, por mí mismo y por mis hermanos, un cuidado
amoroso y una solicitud especial de vosotras como de ellos.
ÚLTIMA VOLUNTAD DE SAN FRANCISCO PARA LAS DAMAS POBRES
Al igual que la «Forma de vida», también este opúsculo se ha conservado
gracias a que santa Clara lo incluyó en su Regla. La misma Clara es la
que le dio el nombre con que se conoce hasta hoy: «... nos escribió su
última voluntad...» (RCl c. 6).
La Regla de santa Clara es la que garantiza la autenticidad del texto de
este opúsculo. Es una transcripción del original. Evidentemente,
también Celano conocía el texto, puesto que lo usó, con alusiones en
parte literales, en su Vida II: «Mientras vivió fue solícito en cumplirlo
así, y, próximo ya a la muerte, mandó con interés que lo cumplieran por
siempre» (2 Cel 204). Dado que esta vida de Celano es anterior a la
Regla de santa Clara, hemos de suponer que tuvo conocimiento directo
tanto de la Última voluntad como de la Forma de vida.
1Yo,
el hermano Francisco, pequeñuelo, quiero seguir la vida
y la pobreza del altísimo Señor nuestro Jesucristo y de su
santísima Madre, y perseverar en ella hasta el fin; 2y os
ruego, mis señoras, y os doy el consejo de que siempre viváis
en esta santísima vida y pobreza. 3Y protegeos mucho, para
que de ninguna manera os apartéis jamás de ella por la
enseñanza o consejo de alguien.
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DIRIGIDOS A SANTA CLARA Y SUS HERMANAS
EXHORTACIÓN CANTADA A SANTA CLARA Y LAS DAMA POBRES
Es un documento descubierto recientemente, el año 1976, por el estudioso
G. Bocalli. El texto está formado por versos para facilitar su canto. Fue
escrito por Francisco para consuelo y edificación de la madre Clara y sus
hermanas, afligidas por la enfermedad del padre santo Francisco, que le
impedía visitarlas. Francisco encargo a sus frailes que cantasen esta
exhortación a las damas pobres de San Damián. El texto original está
escrito en dialecto umbro (italiano que se hablaba en la región Umbra en
tiempos de Francisco y Clara). Se cree que fue compuesto entre el 1225 y
1226.
1Escuchad,
pobrecillas, por el Señor llamadas,
que de muchas partes y provincias habéis sido congregadas:
vivid siempre en la verdad,
que en obediencia muráis.
2No
miréis a la vida de fuera,
porque la del espíritu es mejor.
Yo os ruego con gran amor
que tengáis discreción de las limosnas que os da el Señor.
3Las
que están por enfermedad gravadas
y las otras que por ellas están fatigadas,
unas y otras soportadlo en paz,
4porque
muy cara venderéis esta fatiga,
porque cada una será reina en el cielo coronada
con la Virgen María.
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