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Temas de Catequesis
UNIDAD DIDÁCTICA 10: LA SAGRADA BIBLIA (I)
(Introducción y Partes I: Antiguo Testamento)
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Objetivos del Tema: Que los niños sepan qué es la Biblia, por qué es importante, por qué se lee
en la Misa, quién la escribió,... y sobre todo que tengan un gran amor a la Historia Sagrada (historia del
Pueblo de Dios).
Esquema:
Para nosotros, los cristianos, la Biblia es un libro Sagrado, está inspirado por Dios y contiene
su palabra y mensaje; es un libro Divino. Pero también es un libro humano, porque Dios se sirvió de
hombres, a quienes inspiraba, para que fueran los instrumentos a través de los cuales Él se iba a dar a
conocer.
La Biblia no es un solo libro, es un conjunto de 73 libros. “Biblia” es una palabra griega que
significa “libros”, no “libro”. Todos estos libros son inspirados por Dios, es decir, que los hombres que
los escribieron, pusieron por escrito aquellas y sólo aquellas cosas que Dios quería darnos a conocer. Por
tanto, podemos decir con verdad que es el mismo Dios el que nos está hablando; y si es Dios el que nos
habla, no puede equivocarse, es decir, que todo lo que leemos en la Biblia es cierto.
La Biblia, se podría decir que es una larga carta que Dios nos escribe a nosotros, los hombres;
por eso la leemos todos los días en la Misa. Cuando una familia tiene un hijo que está lejos, y el hijo
escribe a la familia, nada más recibir su carta, la familia se reúne y el padre lee en voz alta la carta, muy
emocionado. Cuando ese padre lee la carta de su hijo, está toda la familia alrededor de él, porque es un
hecho importante, a todos les importa lo que va a leer. De modo semejante ocurre en la Biblia, donde no
es un hijo el que nos escribe, sino el Padre, Dios, nuestro Señor y Creador, y por eso toda la familia
cristiana nos reunimos en la Iglesia para oír esa carta de Dios y celebrar la Eucaristía.
Alguno podría pensar que no tenga sentido leerla actualmente, pues es tan antigua que lo que en
ella se lee no se refiere a nosotros, sino a los hombres de la época en que se escribiera. Pero esto no es
así. La Biblia es la palabra de Dios, y la palabra de Dios es siempre eficaz, es decir, es siempre actual.
Cuando un hombre dice algo, su palabra tiene valor, está claro, pero puede llegar un momento en que ya
no sirva para nada lo que ha dicho (por ejemplo, si yo digo “hoy es sábado 28 de enero”, eso tiene su
valor, pero mañana ya no es útil, ya no me dice nada) sin embargo, todo lo que Dios ha dicho es como si
lo acabara de decir en este mismo instante, y por eso tiene una perenne actualidad, por eso nunca es
anticuado.
Por todo esto vemos que la Biblia es muy importante para la vida del cristiano. Por eso todo
cristiano debería tener una Biblia en su casa, en su habitación, en su mesa. Y no debería tenerla como
adorno o como pisa-papeles, sino que debería leerla un poco todos los días.
Tiene dos grandes partes: el Antiguo Testamento, con los escritos antes de Cristo, y el Nuevo
Testamento, con los escritos después de Cristo.
El Antiguo Testamento contiene los libros que se escribieron antes de Jesucristo, y que cuentan,
con diversos estilos, la historia del Pueblo de Israel, empezando desde la Creación del Mundo hasta la
época inmediatamente anterior a Jesús.
Está compuesto por 46 libros. En estos 46 libros hay algunos que son libros históricos (por
ejemplo, el Génesis, el Éxodo o los Macabeos), libros sapienciales (los Salmos, Sabiduría,
Proverbios,...), libros de leyes (como los Números o el Levítico), etc. Pero todos estos libros tienen en
común que son la historia de nuestra salvación, la preparación de la venida de Jesucristo.
Temas de Catequesis
UNIDAD DIDÁCTICA 11: LA SAGRADA BIBLIA (y II)
(Partes II: Nuevo Testamento y Cómo se cita)
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Objetivos del Tema: Es continuación del tema anterior, y se explica, además, cómo se cita y se
busca en la Biblia.
Esquema:
El Nuevo Testamento es la segunda gran parte de la Biblia, está formado por 27 libros todos
ellos escritos después de Cristo.
En él encontramos muchas cartas escritas por los apóstoles (dos cartas de san Pedro, una de
Santiago, otra de san Judas, tres de san Juan, y catorce escritas por san Pablo), también tenemos un libro
en que se cuenta la historia de los primeros años transcurridos después de que Jesús subiera al Cielo (los
Hechos de los Apóstoles), y un libro escrito con un lenguaje muy simbólico que es el Apocalipsis; pero
sin duda los cuatro libros más importantes del Nuevo Testamento (y de toda la Biblia, por tanto) son los
cuatro Evangelios, escritos por dos apóstoles (San Mateo y San Juan) y dos discípulos (San Marcos y
San Lucas).
“Evangelio” es una palabra griega que significa “Buena Nueva”, “Buena Noticia”. Se llaman así
porque son los libros que anuncian la “Buena Noticia” del nacimiento, vida, muerte y resurrección de
Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías prometido desde antiguo y anunciado por los profetas; por eso, los
Evangelios son la parte más importante de la Biblia.
Otra razón para ver que los Evangelios es la parte más importante es que, mientras en todos los
demás escritos de la Biblia alguien nos habla de Dios, en estos cuatro libros es el mismo Cristo el que
habla y actúa, pues los evangelios nos cuentan con total fidelidad las cosas que Jesús hacía y decía. Si
el tema central del A.T. era la preparación de la venida del Mesías, del Hijo de Dios, el tema central del
N.T. es Cristo mismo y su mensaje de salvación para todos los hombres de todo el mundo.
Como los Evangelios son más importantes que el resto de la Biblia, cuando se leen en la Misa,
todos nos ponemos de pie, y no sentados como al leer las lecturas del A.T. o de los demás libros del N.T.
En los Evangelios encontramos muchas cosas que Jesús hizo y dijo. Fijándonos en esas cosas
podemos saber muchas cosas de cómo era Jesús y de qué nos enseña. Así cuando vemos a Jesús curando
muchos enfermos o multiplicando unos panes y unos peces para que coman los que le seguían, etc,
podemos pensar en la gran caridad que Jesús tenía con todos (especialmente los necesitados), y cómo
nos enseña a nosotros a ser también caritativos con todos. O cuando vemos a Jesús perdonando los
pecados de mucha gente y perdonando a los que le estaban matando, nosotros vemos qué grande es su
misericordia y nos enseña a perdonar siempre. Otras veces vemos a Jesús que sale en defensa de una
pecadora y, aunque Él sabía que era pecadora, no la juzga, sino que la deja marchar libre de sus
acusadores habiéndole transformado el corazón; esto nos muestra cómo es Jesús de compasivo y nos
enseña a no juzgar nunca a nadie. Hay otras veces en las que vemos a Jesús que pasa largas horas y
noches enteras rezando, lo cual nos enseña cómo está totalmente unido al Padre y cómo hemos de rezar
continuamente. Así podríamos ir sacando enseñanzas sobre Jesús para nosotros en cada página de los
Evangelios (igual podríamos hacer con la caridad con que corregía los fallos de los apóstoles, o con los
padecimientos que sufrió por nosotros, o viendo la humildad de Jesús desechando toda honra hasta
cuando le querían hacer rey, o...).
Vamos a ver en un momento cómo se utiliza la Biblia. Cuando se quiere leer un trozo de la
Biblia que nos han recomendado, hay una manera de “citar” ese pasaje, es decir, unas pistas par que
podamos encontrar fácilmente ese pasaje entre tantas páginas.
Cuando se cita un pasaje para que lo busquemos en la Biblia, primero se indica el Libro al que
pertenece ese pasaje. Cada libro de la Biblia tiene una abreviatura, por ejemplo el Evangelio según san
Marcos se abrevia poniendo sólo “Mc”, el libro del Génesis, poniendo sólo “Gn”, y así con todos los
libros. Después de indicar en qué libro se encuentra el pasaje que estamos buscando, se indica el
Capítulo, lo cual se hace con un número. Y después del capítulo, se indican los versículos que abarca ese
pasaje; y se indican con dos números separados por un guión (“-“). Vamos a ver un ejemplo: Nos piden
que busquemos el pasaje en que Jesús cuenta la Parábola del Hijo Pródigo, y nos dan la siguiente cita:
Lc 15, 11-32
El pasaje está en el
En el
Libro llamado “Evan- Capítulo
15
gelio según san Lucas”
En los versículos del 11
al 32 inclusive
(Se pueden poner varios ejemplos para que los niños vayan ejercitándose en el manejo de la
Biblia. Se podría hacer de varias maneras, una de ellas es la siguiente: dividir el grupo en dos “bandos”
de igual número de niños. Se coge al primer niño de cada “bando” y se les da una cita facilita para que la
busquen. El niño que primero la encuentre gana un punto para su equipo. Luego los dos siguientes, y
luego otros dos, y así con todos. Ganará el equipo que hay sido más rápido el mayor número de veces.
Esto conviene hacerlo, sobre todo si no son demasiados niños, para que no se alargue mucho; si son
muchos niños, se puede hacer cogiendo sólo a algunos niños.)
APÉNDICE: OJO, ESTE APÉNDICE ES SÓLO PARA LA PRIMERA DE LAS DOS
UNIDADES DIDÁCTICAS QUE VAN EN ESTE ARCHIVO, Y ES ÚNICA Y
EXCLUSIVAMENTE PARA EL CASO EN QUE OS HAYA DADO TIEMPO A EXPLICAR
TODO LO DEMÁS Y OS SOBRE TIEMPO. SI NO OS SOBRA TIEMPO, NO OS
PREOCUPÉIS, PORQUE LO QUE VIENE AQUÍ ES UN RESUMEN DE LA HISTORIA DE
ISRAEL.
Material: Para explicar la historia del Pueblo de Israel, se puede dibujar en la pizarra un mapa de
la zona de Egipto, Palestina y Babilonia, e ir marcando con flechas los distintos momentos para que sea
más amena la reunión.
Conozcamos ahora un poco de la Historia del Pueblo de Israel (se puede hablar un poco de la
historia de Adán y Eva, pero sin extenderse, porque el tema de la creación va en otro capítulo, y aquí
interesa más la historia de Israel).
Todo comenzó con un hombre escogido por Dios para fundar un Pueblo: el hombre es Abraham,
“nuestro padre en la Fe”. Dios le llamó y le hizo salir de su tierra (Ur) para guiarle a una nueva tierra, la
Tierra Prometida, donde se establecería él con toda su familia, y le prometió una gran descendencia. Él,
fiándose de la Palabra del Señor, se puso en camino sin saber aún donde estaba esa “tierra prometida”.
Hizo así un verdadero acto de fe. Dios probó su fe poniéndole pruebas que sólo la fe podría vencer.
Llegó por fin a la Tierra Prometida y se asentó allí con toda su familia. Sus descendientes son los
llamados “Patriarcas”, como por ejemplo su hijo Isaac y el hijo de éste, Jacob. Jacob se llamaría después
Israel (fue el mismo Dios el que le cambió el nombre). Jacob tuvo 12 hijos que formaron 12 tribus, las
“tribus de Israel”. Los doce hijos de Jacob bajaron a Egipto, pues estaban sufriendo una tremenda época
de hambre. Allí vivió 400 años el Pueblo de Israel, y los israelitas fueron esclavizados por el Faraón.
Como los israelitas se estaban multiplicando mucho, y podía revelarse contra el Faraón, éste
mandó matar a todos los niños varones israelitas que fueran naciendo. Murieron así muchísimos niños,
pero uno de ellos se salvó de la matanza y fue recogido por la hija del Faraón. Este niño se llamará
Moisés y será el hombre que Dios escogió para liberar al pueblo esclavizado. Gracias a las acciones
poderosas que Dios hacía por medio de Moisés, el pueblo fue liberado y anduvo 40 años caminando en
busca de la Tierra Prometida (aquella a la que había llegado al principio Abraham). Durante este camino
tiene lugar la Alianza que Dios sellaría con su pueblo; Alianza que Dios entregó a Moisés grabada en
unas tablas de piedra: la Tablas de la Ley. (Si no se ha visto, se recomienda muy vivamente ver la
película de dibujos animados titulado “El Príncipe de Egipto”, que cuenta la historia de Moisés hasta la
Alianza en el Sinaí).
Después de esos 40 años llegaron a aquella tierra, y allí fueron gobernados por jueces, luego por
reyes. El segundo de esos reyes será el Rey David; estamos en el año 1000 antes de Cristo. Este rey era
un hombre de estatura pequeña pero de gran corazón que amaba a Dios con todo el alma. El dirigió el
gobierno del Pueblo de Israel con sabiduría y justicia, y aunque también tuvo errores y cometió graves
pecados (como el asesinato de su mejor general, Urías, para quedarse con su mujer), llegó a ser un gran
santo pues era muy humilde y tenía un corazón sincero que le llevó al arrepentimiento de sus faltas.
El hijo de David será Salomón, un rey de gran sabiduría, pero que con el tiempo se irá detrás de
otros dioses, siendo infiel al Señor. Con su muerte se acabará la unidad del Pueblo de Israel, y así, se
dividirá el Pueblo en dos reinos, que estarán en lucha muchos años, y serán invadidos por varias
civilizaciones que impondrán sus culturas, sus leyes, sus estructuras y que deportarán a gran número de
israelitas fuera de sus tierras. La más importante fue la Deportación de Babilonia. El Pueblo sufrió
mucho por la opresión de estos pueblos. El último imperio que invadió la zona y oprimió al Pueblo fue
el Imperio Romano, con quien los judíos entablaron duras luchas, sin lograr apenas nada.
Así se llegó a la situación en que nacería Jesús: el pueblo aún dividido en dos “bandos”, todos ellos
sometidos a la autoridad de un pueblo extranjero, y esperando con todo el corazón la llegada del Mesías
que Dios había prometido para que le libere de toda opresión. Ellos esperaban un Mesías simplemente
político, y se encontraron con algo mucho más que eso, pero no le reconocieron.
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