El mundo ha cambiado mucho en las últimas décadas, a causa de

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La interacción profesor – alumnos en las aulas y su importancia como objeto
de investigación
Por: Ignacio Roberto Rojas Crotte
Profesor investigador
UAEM - FCP y AP – CIPAP, Toluca, Méx.
Ponencia para el 3er. Congreso nacional 2º internacional “Retos y Expectativas de la
Universidad.
MESA DE TRABAJO 4. SUJETOS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
SUBTEMA 4.2. Los estudiantes y su formación
Palabras clave: Interacción profesor – alumnos, investigación en el aula, sociología
de la educación
RESUMEN DE LA PONENCIA
Esta ponencia propone la necesidad de comprensión del sentido de la interacción
social entre profesores y alumnos en el ámbito educativo, más precisamente en las
aulas y sus espacios inmediatos. Se pretende poner de manifiesto la importancia del
estudio de dichas interacciones, del impacto que éstas tienen en el proceso
educativo (en el aprendizaje y la enseñanza) determinándolo para bien o mal y a su
vez sobre las determinaciones impuestas al proceso de formación por el sistema
educativo (Formas institucionalizadas del otorgamiento del servicio educativo). La
propuesta se ubica en el ámbito disciplinario de la Sociología de la Educación y en la
contribución que ésta puede hacer a las Ciencias de la Educación - y asume
predominantemente la perspectiva teórica de la acción comunicativa desarrollada por
Jürgen Habermas.
Se parte de la idea de que existen problemas importantes en las interacciones
entre alumnos y profesores durante el desarrollo de las clases en el aula y que están
teniendo un fuerte impacto negativo en los procesos educativos del nivel; estos
problemas estarían relacionados con lo que el discurso oficial destaca como calidad
del servicio educativo, definida ésta en términos de lo que señalan los diagnósticos
que aparecen en Planes y Programas de reforma y de planeación de la educación,
tanto en el nivel nacional como en el local (por ejemplo, ver Plan nacional de
desarrollo 2001 – 2006, Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, Presidencia de
la República, México, 2001. pp. 6 et pass.; Secretaría de Educación Pública,
Programa Nacional de Educación 2001 – 2006, SEP, México, 2001. pp. 185 et pass.;
Universidad Autónoma del Estado de México, Plan rector de desarrollo institucional 2001 –
2005, UAEM, Toluca, Méx., 2001. pp. 11 et pass.; Olvera G., Plan de desarrollo 2000 – 2004,
Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública – UAEM, Toluca, Méx., 2000, p. 13)
La interacción profesor – alumnos en las aulas y su importancia como objeto
de investigación
Por: Ignacio Roberto Rojas Crotte
UAEM - FCP y AP – CIPAP, Toluca, Méx.
Ponencia para el 3er. Congreso nacional 2º internacional “Retos y Expectativas de la
Universidad.
MESA DE TRABAJO 4. SUJETOS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
SUBTEMA 4.2. Los estudiantes y su formación
El mundo ha cambiado mucho en las últimas décadas, a causa de la aceleración de
los cambios tecnológicos y de las transformaciones sociales correlativas. Fenómenos
como la creciente interdependencia económica, el movimiento financiero
internacional del capital, así como la expansión del poder que conlleva la información
han propiciado la aparición de un nuevo espectro geopolítico y social, que ha tenido
como consecuencias no deseadas la desigualdad social, el aumento de la
criminalidad internacional y el brote de la violencia sin ambages en prácticamente
todo el orbe.
Los ritmos de cambio se han acelerado de tal forma que están haciendo que los
gobiernos y los sectores sociales de los países hagan esfuerzos de adaptación de
sus instituciones, entre ellas la educación, que no se sustrae de la influencia de los
procesos de internacionalización, pero tampoco de los efectos de las consecuencias
no deseadas de los grandes transformaciones que se viven hoy en día.
En un documento de data reciente, un grupo de analistas mexicanos y
norteamericanos ha revisado la situación del país al iniciar el milenio (Pacific Council
on International Policy, Mexico transforming, ed. PCPI, Los Angeles CA., 1999)
En el documento citado se reconoce la existencia actual de la diversidad social
en México; mientras que en el norte del país el nivel de vida se muestra similar al de
algunos países desarrollados, en el sur la pobreza es lacerante.
El espectro social se presenta como producto histórico de políticas desiguales,
de injusticia social y fracaso en los modelos económicos adoptados por el Estado.
Las instituciones sociales han reflejado estos efectos y hoy en día se enfrentan
nuevos retos frente a las transformaciones recientes.
México se encuentra ahora en un contexto mucho más dependiente de los
cambios en el extranjero, y por ello los cambios en el interior no se han hecho
esperar; ¿Cuál es la cara que presenta que tiene este proceso?
Few countries have undertaken more significant changes than
Mexico in the past twenty years — market - oriented economic
reforms and a gradual but accelerating process of political
opening. But despite these welcome transformations, Mexico’s
troubles will compound if the country does not more
successfully confront its deep social problems, including
lawlessness and insecurity, grinding poverty, gross inequities,
pervasive corruption and the lack of accountability. On some of
these dimensions, Mexico’s recent performance has
deteriorated. (Ibid)
Se trata entonces de una etapa en la historia del país en la que se está
rebasando la capacidad de maniobra del Estado y que amenaza con traer problemas
que pueden desembocar en ingobernabilidad y en caos social. En la actualidad, los
analistas encuentran un verdadero enigma en las condiciones actuales y acerca de
las salidas que el país adoptará a la problemática presentada.
But if Mexico’s past patterns have been shattered, the shape of
the new Mexico is not yet determined. The central questions are
whether and how Mexico will reshape its laws, institutions and
practices to meet the challenges of an open international
economy, of the technological revolution and of democratic
politics. (ibid)
El cambio económico ha resultado desigual, en razón de una planta productiva
que presenta desde antes del cambio globalizante asimetrías de productividad,
distintas magnitudes en cuanto a la conformación de su fuerza de trabajo y también
diversas posibilidades de incorporarse a la ola mundial. Parece hoy que éste es un
factor que condiciona la incorporación al sector externo; también la fuerza de trabajo
se recompone política y laboralmente, y abandona el corporativismo paulatinamente
El problema de la fuerza de trabajo está constituyendo un polvorín. La
desigualdad en los ingresos de la gente que trabaja en una región u otra, se une a la
creciente presión que las generaciones más jóvenes están ejerciendo sobre la planta
productiva y de servicios predominantemente. Al no encontrar trabajo, muchos de
ellos optarán por la emigración, por el subempleo en el sector informal y, finalmente,
llevarán una vida al margen de la ley.
Las instituciones sociales del país – entre ellas las educativas - muestran
características que corresponden con la situación social del país. Según datos del
Instituto Nacional de Estadística y Geografía, las tasas de analfabetismo en México
son superiores al 10 %, las oportunidades educativas muestran una marcada
desigualdad de acceso a los niveles superiores de educación, mientras la
escolaridad de la población muestra apenas poco más de seis años en promedio. Es
ya casi proverbial en los círculos informados la escasa vigencia de los modelos
pedagógicos en uso, lo que es palpable denuncia hace al menos diez años en los
documentos oficiales que norman la planeación del sector público de los servicios
educativos
Fewer than half of Mexicans study beyond ninth grade. Of every
100 primary school graduates, only two will attend college, and
only one will graduate. National illiteracy still stands at almost
11 percent of the population. A child in Chiapas receives an
average of 3 years of education, in contrast to 12-13 years in
Mexico City and the northern states. (Ibid., p. 33)
¿Cuál es el rumbo que tomará el país en el futuro, en cuanto a su economía y a
sus instituciones sociales como la educativa? Los expertos señalan un margen
amplio de incertidumbre, dada la velocidad y las características de los cambios
recientes. Lo que es claro a partir de estos hechos es que el país y sus instituciones
educativas con él enfrentarán retos formidables para hacer frente a los cambios que
ya se operan en la economía y en la sociedad. Y no sólo eso, sino que al interior de
las instituciones deberán promoverse transformaciones que incluso prevean las
tendencias que van apuntando en el precario contexto en que puede ser prefigurado
el movimiento general.
But if Mexico’s past patterns have been shattered, the shape of
the new Mexico is not yet determined. No one can be sure yet
how Mexico’s economy, society and politics will emerge from
this period of turbulent change. The central questions are
whether and how Mexico will reshape its laws, institutions, and
practices to meet the challenges of an open international
economy, of the technological revolution, and of democratic
politics. (Ibid., p. .33)
¿Cuál es el papel de la educación en un contexto generalizado de cambios, en
los que destacan la desigualdad social, la internacionalización de los procesos
tecnológico, económico y político, donde cambian rápidamente los requerimientos del
mercado laboral y, en fin, donde la dimensión ética adopta una exigencia formativa
crítica? ¿Cuál ha sido la política educativa adoptada por el Estado ante los retos
registrados? ¿Cuáles, en fin, son las tendencias de la educación en el mundo?
José Joaquín Brunner, presidente del Programa de Promoción de la Reforma
Educativa en América Latina y el caribe (PREAL) revisa (Pacific Council on
International Policy, Mexico transforming, ed. PCPI, Los Angeles CA., 1999.) distintos
momentos históricos de cambio en los contextos de educación en el mundo, y se
pregunta acerca de las características que asumirá el sistema educativo en el siglo
XXI.
En relación con lo segundo, avizora la inminencia de una cuarta revolución
educativa en el mundo. En cuanto a los hitos de transformación, registra una primera
revolución en la aparición de la educación escolarizada, alrededor del siglo XV; un
segundo momento de transformación radical corresponde a la aparición de los
sistemas educativos nacionales, durante los siglos XVII a XX; una transformación
más se registra al masificarse los servicios educativos a partir de la segunda década
del siglo XX. Cada uno de los cambios se explica a partir de determinantes
económicos y sociales; La Revolución Industrial, la consolidación de los Estados
Nacionales y la producción en serie están detrás de los cambios. Cada uno de ellos
significó en su momento cambios correlativos en las formas y los contenidos de
enseñanza, en la planeación y en la evaluación educativas. (Ibid., pp. 5 – 8)
Finalmente, Brunner concluye la inminencia de una cuarta revolución educativa:
A partir de la transformación internacional, del avance de las tecnologías de la
información y del cambio en los requerimientos de los mercados de empleo, que
exigen una formación profesional más versátil, menos especializada, para que se
adapte a las necesidades diversas de los nuevos puestos de trabajo. (Ibid., pp. 16 –
21)
Brunner hace avizorar un sistema educativo en el que la información y la
tecnología constituyen medios potenciados: La operación de redes de información y
el uso de la computadora transforman la educación y ofrecen nuevos papeles para
profesores y estudiantes; existen nuevas formas de socialización en este esquema,
dependientes más de contactos con diversas personas ya no sólo en el contexto
local, sino en el internacional, que a su vez se constituye como el nuevo escenario de
la educación nueva. La Globalización, la reducción de los recursos financieros
dedicados a la educación pública y la exigencia de remover enseñanzas basadas en
contextos fijos harán que los sistemas públicos de educación sufran una radical
transformación: Cambios en la relación maestro – alumno, reducción de los espacios
educativos y ampliación drástica de la oferta educativa por medios tecnológicos de
comunicación. (Ibid., pp. 22 et pass.)
¿Cómo es que el Estado prefigura su acción política en la educación para los
próximos años? El Plan Nacional de Desarrollo, confeccionado en 2001 por el nuevo
régimen panista, da a la educación el papel central de su acción de gobierno:
El Plan establece como columna vertebral del desarrollo a la
educación, por lo que habremos de impulsar una revolución
educativa que nos permita elevar la competitividad del país en
el entorno mundial, así como la capacidad de todos los
mexicanos para tener acceso a mejores niveles de calidad de
vida. (Plan nacional de desarrollo 2001 – 2006, Gobierno de los
Estados Unidos Mexicanos, Presidencia de la República,
México, 2001. p. 6)
El estudiar desde un punto de vista sociológico – y además, empírico - a los
actores sociales en sus ámbitos de desempeño, implica la adopción de pautas
teóricas que posibilitaran la construcción de interpretaciones en distintos niveles de
actuación (debidos a César Coll): el aula, la institución, el sistema, la sociedad.
Habermas parece brindar esa posibilidad: Las constantes relativas al significado
implícito en la acción social, la racionalidad de ésta y la postura metodológica de la
comprensión del sentido remiten naturalmente a los primeros niveles de actuación: el
aula y su entorno institucional. Por otro lado, y en niveles más extendidos (el sistema,
la sociedad)
Como puede observarse, el complemento de las contribuciones de los autores
referidos da pie a un enfoque abarcativo en cuanto a los niveles de acción y lo que
es más importante, ofrece la oportunidad de adentrarse en los significados que se
atribuyen a las acciones desarrolladas por los sujetos en los distintos niveles.
La información que se obtenga de la población objeto, en torno a la interacción
social en el proceso educativo podría dejar en claro el papel de los profesores y los
alumnos en el dilema educativo, pero también la insuficiencia de los diagnósticos que
se refieren a ellos
Ya en el plano institucional, al caracterizar la docencia y definir las acciones
para su transformación, el Plan rector de la Universidad Autónoma del Estado de
México señala de paso la centralidad del estudiante y las tareas que éste
emprenderá como un profesional crítico y creativo:
Las necesidades actuales de formación de recursos humanos
reclaman hacer frente a situaciones de cambio y recreación del
conocimiento, con habilidades cognitivas y capacidades
sociales básicas para cumplir con la misión educativa de la
universidad: impulsar el desarrollo de los estudiantes hacia una
práctica social y profesional que les permita tomar decisiones
fundamentadas y adecuadas ante una sociedad cada vez más
exigente e incierta que vive cambios vertiginosos. Esta nueva
visión identifica y promueve un modelo educativo centrado en
el estudiante, como concepto multidimensional para la
comunicación, el análisis creativo y crítico, la reflexión
independiente y el trabajo en equipo en contextos
pluriculturales, otorgando a la docencia el sentido para
enfrentar como reto sustancial el aprendizaje permanente y
significativo. (Ibid., p. 75)
Se habla de tutoría, un proceso que relaciona profesores con estudiantes y que
está implantándose en la Universidad. El documento analizado define más
ampliamente este concepto central en sus estrategias:
Tema: Educación superior, subtema: Tutoría. El programa
tutorial pretende influir fuertemente en el desarrollo integral del
estudiante, ya que además del apoyo académico - disciplinar
tiene una función formativa. Por tal motivo, la figura del tutor
requiere de una preparación especial, es decir, que los
alumnos cuenten con el apoyo de un profesor que guíe sus
esfuerzos y habilidades individuales y grupales de
autoaprendizaje, personas que los induzcan a la investigación y
a la práctica profesional y que sean ejemplos de compromiso
con los valores académicos, humanísticos y sociales que la
UAEM promueve, así como de una decidida identificación
institucional. (Ibid., p. 82)
Hay problemas significativos en la educación, desde las ópticas gubernamental
y universitaria. Debe verse con profundidad la problemática que involucra las
relaciones entre profesores y estudiantes. Se admiten con reserva los indicadores
más amplios, de más cobertura en términos de cuestiones también de amplitud
mayor, pero asoma la necesidad de estudiar lo que sucede con las personas en su
interacción educativa en el entorno en que se da el proceso educativo en las aulas.
Como dice Pedro Gerardo Rodríguez Moreno, investigador del Centro de
Estudios Educativos:
El sistema educativo se describe y analiza con una lógica
particular: la “sistémica”. Tal lógica analiza las interacciones en
y entre grados, niveles, y modalidades educativas, así como los
flujos, dinámicas y estructuras que las conforman. La lógica
sistémica también permite describir y analizar las interacciones
del sistema con su entorno; esto es, con variables económicas,
demográficas, sociales y políticas. En cambio, la lógica
sistémica no permite describir o analizar las interacciones entre
las personas; es decir, las que ocurren en el nivel de escuela y
en el de aula, pues éstas se desarrollan conforme a otras
pautas... Las interacciones en el aula son, pues, el campo en
el que se dirimen, simultáneamente, la calidad de la educación
y la eficacia del sistema. Tales interacciones fungen como
mecanismo, como el complejo mecanismo que condiciona el
logro de los objetivos del sistema y de la formación de los
sujetos. (Rodríguez, P. G., “Nota al diagnóstico” (comunicado),
Tijuana, 1997)
No es que se pretenda ignorar los determinantes sociales, económicos y
políticos para ir al aula a investigar las interacciones, es más bien el convencimiento
de que ahí se sintetizan las cuestiones más generales, y es el estudio de las
interacciones en el aula, en conjunto con una visión crítica de lo que se dice que
pasa en la educación predominantemente en las voces oficiales, donde radica la
justificación de emprender estudios que tomen la interrelación mencionada como
objeto de estudio.
Acerca de la delimitación de ámbitos de investigación de lo educativo, César Coll
hace una reflexión importante:
Tenemos en primer lugar una serie de determinantes o
condicionantes de la práctica educativa que se sitúan en el
ámbito de lo que podemos denominar la organización social,
política, económica y cultural.
En segundo lugar, encontramos el ámbito del sistema
educativo formal; es decir, del conjunto de instituciones creadas
y diseñadas con la finalidad de ejercer una influencia
sistemática y planificada sobre los procesos de desarrollo y
socialización de las nuevas generaciones y, en general, del
conjunto de los ciudadanos.
En tercer lugar, tenemos el ámbito de las instituciones en
las que se lleva a cabo la educación formal; es decir, el ámbito
de los centros educativos. (Coll, C., “Análisis de la práctica
educativa: Reflexiones y propuestas en torno a una
aproximación multidisciplinar”, Ponencia presentada en el
Seminario Internacional: Tecnología Educativa en el contexto
latinoamericano, ILCE, México, 1994. pp. 11 – 12)
Coll distingue un ámbito de estudio que coincide con la elección realizada por el
suscrito: El aula y el grupo de clase, tomando muy en cuenta las advertencias del
autor al efectuar la delimitación del ámbito mismo:
Finalmente, tenemos el ámbito propio del aula y del grupo
clase: Desde las características concretas de los alumnos, de
las alumnas y de su profesor o profesora, hasta las
características del espacio físico y del material existente y su
organización, pasando los contenidos que trabajan, los
objetivos que persiguen, la naturaleza de las actividades que
despliegan, su secuencia, su horario, etc. Conviene evitar, en
lo que concierne a este ámbito, dos tendencias opuestas y, a
mi juicio, igualmente erróneas: La primera consiste en pensar
que basta con mirar el aula y lo que en ella sucede para
alcanzar una comprensión cabal de la práctica educativa. Es
cierto que en el aula se acaba plasmando en buena medida la
influencia de los factores, procesos y decisiones que tienen su
origen en otros ámbitos espaciales e institucionales y que, en
este sentido, constituye un espacio privilegiado de indagación;
sin embargo, el aula está lejos de ser un espacio autónomo y,
para comprender lo que en ella acontece, es absolutamente
necesario ampliar el campo de indagación. De no proceder así,
corremos el riesgo de quedarnos anclados en descripciones
que pueden ser muy minuciosas y detalladas, pero que serán
inevitablemente poco explicativas o, lo que es peor, de elaborar
explicaciones sesgadas cuando no abiertamente deformantes y
simplistas. La segunda tendencia errónea consiste en ver el
aula como un espacio completamente determinado por los
factores, procesos y decisiones que se sitúan en otros ámbitos
especiales e institucionales; esta visión del aula conduce
inevitablemente a explicaciones reduccionistas de diversa
naturaleza (psicológica, sociológica, política), e ignora un hecho
esencial: Lo que sucede en el aula es en buena medida el
resultado de un proceso de construcción en el que participan
activamente los agentes directamente implicados; es decir, el
profesor o profesora y sus alumnos y alumnas. (Ibid., pp. 1213)
Debido a las advertencias de reduccionismo que se ciernen sobre los objetos
de estudio así delimitados, es que este documento inicia por una descripción del
contexto más amplio, buscando ubicar primero la Universidad dentro de un ámbito
social donde aparecen determinantes económicas y políticas que atañen al conjunto
de las instituciones sociales en su conjunto, entre ellas la educativa.
Una segunda cuestión tiene que ver con la advertencia que hace Ricardo
Sánchez Puentes, en términos de la problematización del objeto de estudio en la
investigación de los procesos educativos; ésta tiene que ver con el tema – problema
y con la diferencia que existe de hecho entre un problema captado en la realidad y
uno de corte científico:
Hablar del problema de investigación es situarse de lleno en el
punto de partida del que hacer científico. No hay investigación,
se dice atinadamente, sin problema. El problema de
investigación es lo que desencadena el proceso de generación
de conocimientos, es la guía y el referente permanente durante
la producción científica (Sánchez Puentes, R., “Didáctica de la
problematización en el campo científico de la educación” en:
Perfiles educativos, Núm. 61, 1993. p. 2)
En efecto, se ha detectado una problemática en la manera en que se están
desarrollando la enseñanza y el aprendizaje en las aulas; ahí se dan varios aspectos
que hacen posible el abordaje de las interacciones en el aula desde distintas
disciplinas, por ejemplo: La Psicología del Aprendizaje podría dar cuenta de los
procesos correspondientes; la Antropología de la Educación podría, por su parte,
estudiar los símbolos que profesores y alumnos negocian en su relación cotidiana en
las aulas. En especial y en el caso que se propone, la perspectiva sociológica puede
abordar el estudio de la interacción social que se da en las aulas, en particular de la
Universidad Autónoma del Estado de México, con la finalidad de detectar de qué
manera está esa interacción tomando parte en la configuración de los procesos
educativos en curso.
El “mundo de la vida”, o mundo simbólicamente estructurado, en las
expresiones postuladas por Habermas, consiste en el conjunto de saberes,
intuiciones y sentimientos que se ponen en operación durante las interacciones
lingüísticamente mediadas; esto es, en los actos de habla en los que alguien trata de
ponerse de acuerdo con alguien acerca de algo en el mundo. Dichas interacciones
suponen protagonistas lingüísticamente competentes y relacionados, de tal manera
que es posible identificar significados cuya trama pragmática da sentido a la
veracidad y a la corrección de lo que se dicen (y hacen, con eso que dicen).
Los significados y las acciones coordinadas que se originan en tales actos de
habla tienden a producir, a reproducir y a cambiar ese “mundo de la vida”. En la
medida que un asunto es tratado en actos de habla, el acuerdo original contiene
saberes aproblemáticos o atemáticos, considerados así desde la perspectiva de los
actores.
En lo que viene al caso en un acto de habla se cuelan formas de hacer,
arquetipos, cartabones y finalmente estilos de “ser” consagrados por el uso y el éxito
observado en acciones anteriores, esto en general. A su vez, y dado que los actos de
habla constituyen un continuum ya que sin ellos no se concibe la interacción
humana, el “mundo de la vida” se mantiene en su forma, en su estructura y en sus
estilos de hacer, en sus cartabones, mientras no se cuestiona lo aproblemático o lo
atemático, haciendo también continua la tendencia encontrada por el análisis
superficial de lo que sucede entre los seres humanos cuando hablan de los asuntos
de la vida cotidiana; “el mundo sigue una inercia o una tendencia hacia determinado
punto”.
El análisis de lo que los docentes dicen y hacen al decir se torna de la máxima
importancia al pensar en los “estados de cosas” que prevalecen – y en las
tendencias - de lo educativo y por tanto es importante analizarlo.
Los actos de habla y el análisis de los significados de esos actos sirven de
referentes naturales para explicar los “mundos de vida”, las cuestiones
aproblemáticas o atemáticas que se insertan en los plexos de la acción cotidiana;
éstas reproducen, modifican y producen acciones coordinadas que, por ejemplo,
podrían hacer imposible la modificación de los haceres en la educación formal de la
que los profesores son responsables. Los factores culturales tienen de esta suerte la
posibilidad de ser analizados desde la teoría, y mediante este recurso arribar a
propuestas concretas para ser operadas desde la institución cultural o educativa.
Si la educación se muestra en la superficie con baja calidad, si los profesores
son actores decisivos en el proceso educativo, si finalmente de la educación está
dependiendo en buena medida la transformación social, entonces el analizar los
estados de cosas y los mundos de vida debe brindar claves para comprender,
explicar y transformar prácticas que se considera que deben cambiar. Tal es la
utilidad del presente proyecto: el abrir una vía para la interpretación de los procesos
educativos a partir de la acción social, comunicativa, de los docentes. Y de los
docentes que están involucrados concretamente en tres instituciones educativas, que
son las que forman el universo de trabajo propuesto.
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