1 SENTENCIA NUMERO .En la ciudad de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, a los un días del mes de abril del año dos mil ocho, se constituyó en la Sala de Audiencias de la Excma. Cámara en lo Criminal de Primera Nominación, la Señora Presidente de la Sala I, Dra. María Virginia Emma, siendo la oportunidad fijada para que sentencia cuya tenga lugar la parte lectura integral de la dispositiva fuera leída el día de diecisiete de marzo del corriente año, en esta causa letra “G”, N° 26/06 seguida contra ROSANA BEATRIZ GAMBERO, argentina, soltera, nacido en Río Cuarto el diecisiete de febrero de mil novecientos setenta y uno, hija de José Sebastián y de Beatriz Gallardo; a quien la requisitoria fiscal fs.26/29 atribuye (art.181 inc. de comisión elevación del delito a juicio de de usurpación 1 la CP) ocurrido antes del veinte de agosto de dos mil seis en esta ciudad.En la presente causa intervino como Fiscal Correccional la Dra. Edith Imberti y como defensor el Sr. Asesor Letrado del Primer Turno, Dr. René Emilio Bosio. El oficio acusatorio contiene la siguiente descripción: “Sin poder precisar la fecha con exactitud, pero que es dable estimar con anterioridad al veinte de agosto de dos mil seis, Rosana Beatriz Gambero, despojó 2 totalmente, en forma clandestina a María Dominga Pomilio, de la posesión del inmueble sito en calle Arturo M. Bas nro. 1804 de esta ciudad, ocupando el mismo junto a sus hijos. Al Pomilio, solicitarle que aduciendo la abandonara problemas dueña la de misma, personales, la la vivienda, incoada se negó a Sra. Gambero, hacerlo, permaneciendo en dicho morada hasta el día de la fecha” El Tribunal se planteó las siguientes cuestiones a resolver: 1) ¿Se ha acreditado el hecho delictuoso y la autoría responsable de la imputada?.2) En su caso ¿Qué calificación legal corresponde?.3) ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar y qué debe decidirse respecto de las costas?.RESPUESTA A LA PRIMERA CUESTION: I.- Impuesta que fuera la acusada de los términos de la citación a juicio, e invitada a declarar o a hacer uso de su derecho de abstención, optó por expresarse y admitió haber ingresado al inmueble de la damnificada porque carecía de vivienda y en el lugar que habitaba en aquel momento había una “situación difícil”. Dijo al respecto, que el sitio le era prestado por la pareja de su hija que era una persona violenta y que incluso, golpeó a 3 sus hijos. Añadió Gambero que veía esa “casa abierta desde hacía muchos años” y que “lo que hizo fue por sus hijos, por necesidad”. Agregó que “no tocó nada” porque “la puerta estaba atada con alambre” y que a los “dos o tres días vino la dueña, golpeó la puerta, le expliqué, le dije que me la prestara, me dijo que era la casa de los delincuentes y que ella quería que siguiera así”. Por lo demás, acotó la declarante que una vez instalada en la casa, supo por los vecinos que personas de mal vivir, solían ocupar la casa. Agregó la acusada que en ese tiempo sólo percibía un plan social de ciento cincuenta pesos y que tenía a su cargo a su hija con un bebé y sus hijos que hoy cuentan con diecinueve, catorce y ocho años. Aludió también a su problema de depresión –que habría principiado al separarse de su pareja y padre de sus cuatro hijos- y a la obesidad que sobrevino a raíz de permanecer “tirada” en la cama. Añadió que su hijo de diecinueve años que trabajaba de cadete y contribuía económicamente con el hogar, hoy se encuentra “en cama y deprimido” luego de la muerte de su padre, cinco meses atrás. Dijo Gambero que actualmente cobra un “Plan Jefes y Jefas de Hogar” de doscientos quince pesos y que trabaja en una Cooperativa en la cual percibe la suma de cuatrocientos éstos sus únicos ingresos. pesos mensuales, constituyendo 4 Abierto el período probatorio, fueron convocados los testigos, iniciando su examen con la señora María Dominga Pomilio, denunciante en autos. Dijo la deponente que el veinte de agosto de dos mil seis, se enteró de la ocupación de la casa porque los vecinos le preguntaron si la había alquilado, ella dijo que no era así y se dirigió hasta la propiedad para verificar la situación. Ya en el lugar, constató la presencia de gente e ingresó por la puerta de la cocina encontrándose con “una señora gordita” a quien le preguntó por qué estaba en la vivienda, respondiéndole la mujer: “estaba abierta y la necesito”. Añadió la denunciante que la casa estuvo desocupada por años y que la puerta trasera de servicio, estaba atada con un alambre que pusieron con un vecino porque tenía el marco roto. Dijo también que no sabe si el alambre estaba colocado cuando la acusada ingresó. Abundó diciendo que personas de “mal vivir” habían entrado a la casa con anterioridad, que se hizo famosa por ello, que no tenía sanitarios, que los “yuyos” estaban altos y que los hacía cortar en la medida de sus posibilidades económicas. Seguidamente, las partes solicitaron la incorporación por lectura de la declaración testimonial de Lucas Francisco funcionario Bildoza policial (fs.17 encargado y de 25) la quien fuera investigación el del 5 hecho, no obstante, no se advierte de sus manifestaciones aporte alguno a la elucidación de la causa. En cuanto a la prueba documental, se incorporó la denuncia de nacimiento María de Dominga la Pomilio denunciante de de fs. fs. 4; ½; copia acta de de la escritura nro. 135 de fs. 5/7; acta de inspección ocular de fs.12; croquis del lugar del hecho de fs.13; acta de notificación de derechos de fs.15; ficha de antecedentes de fs.16; certificado médico de fs. 20 e informe del Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal de fs.55.Cerrado presentaron sus el período alegatos, de prueba, iniciando la las partes Sra. Fiscal Correccional quien luego de valorar la prueba reunida y efectuar las citas doctrinarias pertinentes, peticionó la condena de la acusada por el delito de usurpación (art.181 inc. 1 CP) solicitando se le aplique la pena mínima. En su alegación, la titular de la acción descartó específicamente el estado de necesidad y peticionó, para el caso de condena, se otorgue un plazo de quince a treinta días a los fines del desalojo de la vivienda. Llegado el turno del Sr. Asesor Letrado, peticionó la absolución de su clienta por atipicidad de la conducta. Entendió el Dr. Bosio que ocupar el inmueble no implica privar de la tenencia, posesión o cuasi-posesión y que su 6 defendida sólo intentó estar en la propiedad, es decir, sólo ingresó sin consolidar poder de hecho. Por lo demás, argumentó que la propietaria no intimó a su pupila para que dejara la vivienda lo que implica aportar consentimiento a la ocupación de la misma, es decir, prestada y la dueña argumentos entendió usurpación de uso asintió el que tácitamente. Asesor no se su clienta la pidió que se encuentra Sobre trató estos de prevista una en el catálogo represivo. Subsidiariamente, requirió el defensor técnico, se absolviera a su clienta por estado de necesidad, entendiendo que la situación de necesidad se asentó en las circunstancias referidas por Gambero relativas a la falta de vivienda y de ingresos suficientes y a la edad de sus hijos menores, argumentó el su depresión letrado que y su obesidad. defendida Por lo requirió demás, ayuda institucional y nada obtuvo. II.- Habiendo analizado el plexo probatorio rendido y confrontado el mismo con la declaración de la acusada, se extrae con claridad meridiana que, tal como lo determinó la acusación, en fecha que se sitúa con anterioridad al veinte de agosto de dos mil seis, la Sra. Rosana Beatriz Gambero, valiéndose de la ausencia de la damnificada –María Dominga Pomilio- y propietaria de la vivienda sita en calle Arturo 7 M. Bas 1804 de esta ciudad, previo extraer un alambre que sujetaba la puerta posterior de acceso al inmueble, ingresó al mismo e instaló enseres y familia, permaneciendo en dicha situación hasta la fecha, con clara intención de señorío, negándose incluso a retirarse al serle requerido personalmente por la dueña el día veinte de agosto. A este respecto, la acusada arguyó en su defensa la necesidad de contar con un techo para ella y sus hijos y tal argumento le fue expresado igualmente a la Sra. Pomilio quien en su deposición así lo expresó. En este punto he de adelantar, que la situación de necesidad invocada no ha sido acreditada en cuanto a las condiciones exigidas por la ley de fondo, en modo tal de operar como causa de justificación como lo pretendió el Sr. Asesor Letrado en su alegación, apuntalando los dichos de su pupila. En este orden, la propia acusada manifestó que abandonó la vivienda en la que habitaba por verificarse una situación conflictiva con la pareja de su hija quien, aparentemente, sería una persona violenta. Dijo Gambero que en una oportunidad uno de sus hijos fue golpeado por este sujeto, por lo que decidió poner punto final a la situación y, sin más, es decir, sin buscar previamente alternativas o requerir auxilio o bien proveerse de un techo antes de 8 abandonar el que tenía, resolvió irrumpir en una vivienda que se encontraba cerrada y sin ocupantes. Como se ve, al obrar de esta manera, la señora Gambero ejerció retirarse de la una opción vivienda que en no que fue otra habitaba que e la de ingresar, clandestinamente, en la de la familia Pomilio, instalándose allí sin viso alguno de cesar en la ocupación. En aras de integrar el estado de necesidad alegado, dijo la imputada que tiene seis hijos, que su ingreso es escaso, que está anímicamente deprimida (cfme. Informe de fs.106) y que padece de obesidad (informe fs.105). A este respecto, dable es asentar que la imputada tiene cuatro hijos propios y que los dos restantes son hijos de su pareja, que cuentan con veinticuatro y veintiún años y que se han independizado formando sus propias familias. De los otros hijos, la mujer de 17 años es madre de un bebé, el hijo de 19 años contribuía –al momento de la usurpacióncon el mantenimiento del hogar, desempeñándose como cadete y los restantes, de 14 y 8, estaban escolarizados. Sentados estos aspectos -que doy por acreditados a partir de las diferentes constancias existentes en la causa y ya reseñadas-, he de decir que si bien evidencian una situación compleja y desfavorable, no alcanzan a constituir 9 el estado de necesidad que fulminaría la antijuridicidad del obrar. En efecto, no se advierte que el mentado contexto familiar de la Sra. Gambero haya constituido una situación de necesidad que justificara en la agente, lesionar un bien jurídico para peligro. A salvar poco de otro bien analizar que los se encontraba extremos que en tornan operativa la justificante del art.34 inc.3 CP, no surge del caso que se examina, que sobre la familia de la imputada se haya cernido un mal de tal inminencia y gravedad que sólo la afectación del derecho de otro tornara evitable. No soslayo que la imputada haya deseado, legítimamente, mudar a su familia hacia un ambiente mas armonioso, sin embargo, optar sin más por despojar a otro de la posesión de su propiedad para conseguir su fin, adscribe a una conducta ilícita que no admite justificación. Para así afirmar, he tenido en cuenta que a la fecha de la usurpación y aún después, la pareja de la señora Gambero y padre de sus hijos, aún vivía y contribuía con su salario al mantenimiento del grupo familiar (fs.111/112), de ello colijo que el estado de soledad y desamparo esgrimido por la imputada, no se acreditó, al menos, en los extremos pretendidos. En este sentido, y si bien es justo reconocer la existencia de una situación 10 desfavorable reubicación conclusión que, del de muy probablemente, grupo que familiar, ese requería también requerimiento de una suscribo la reunía las no condiciones de una situación apremiante, forzosa, urgente, compatible con el “estado de necesidad” justificante. En ese cauce, se probó que la señora Gambero vivía junto a sus hijos en una vivienda que le era prestada y, en sus propias palabras, la abandona por voluntad propia. No se trata aquí de una situación de indigencia extrema o de carencia de techo por alguna contingencia sorpresiva que virtualmente coloca a un grupo familiar en situación “de calle”; por el contrario, de lo que aquí se trata es de un accionar mediante el cual el sujeto activo toma la decisión de concluir con una situación familiar negativa, ocupando un domicilio ajeno del cual despoja a su poseedora. No soslayaré que en el caso judicial que se examina, conviven cuestiones de indudable raigambre penal con aspectos sociales de competencia del poder administrador. Sin embargo, y en la convicción de que la situación de la Sra. Gambero merecerá atención por parte de los organismos predispuestos Municipalidad local para ello, resalto que la ha ofrecido alternativas que no fueron de buen recibo por parte de la imputada quien, además, evidenció una reprochable persistencia en el delito al 11 quebrantar la regla de conducta impuesta durante el término de la suspensión del juicio a prueba –un año-, que se le concediera por expreso pedido suyo. Quiero significar con estas consideraciones, que notorio resulta que el escenario descrito, si bien desfavorable, repele cualquier asimilación con el estado de necesidad. III.- Descartada la justificación, ingresaré en el análisis puntual de la conducta respecto de la cual ya he anticipado alguna consideración. En este sentido, he dado por suficientemente acreditado el acceso a la vivienda de María Dominga Pomilio por parte de Rosana Gambero en fecha anterior al veinte de agosto de dos mil seis. El acceso de la imputada al inmueble se produjo con desconocimiento por parte de la damnificada que fue anoticiada de lo sucedido dos o tres días después, por sus vecinos. Pomilio se presentó en la vivienda, Ante ello, ingresando por la puerta de la cocina y encontró en el interior a Gambero, sus familiares y algunas visitas. Al reclamar la damnificada por la ocupación de su inmueble, la imputada le respondió que encontró la casa abierta y la ocupó porque la necesitaba. Agregó Pomilio que luego de hacer alguna consideración a los hijos de la acusada relativa al mal ejemplo que el obrar de la madre implicaba para su futuro, se retiró de la propiedad. 12 De este modo, ingreso a la vivienda la propia como así encartada también, devolución de la legítima poseedora. es de recibo la propuesta de la admitió el el reclamo de En este sentido, no defensa técnica con relación a una supuesta “usurpación de uso” que se habría verificado al pedir Gambero la casa prestada y la Sra. Pomilio, asentir “tácitamente”. A mi ver, y a la luz de la prueba reunida, el extremo alegado está ausente en el caso. Para así decir, sostengo en primer término, que la acusada no se limitó “instaló” en ella a “estar” en la propiedad, se despojando a su propietaria y, a este respecto, se ha dicho que “Siendo así el despojo ocurre cuando el autor a privado total o parcialmente a la víctima de su posesión o tenencia de un inmueble o del ejercicio de un derecho real constituido sobre él, de modo que pueda decirse que el titular ha perdido en todo o en parte, la ocupación, el poder, o el ejercicio del derecho que antes gozaba, pero no es suficiente ese desapoderamiento, sino que es menester que el autor usurpe, es decir sustituya al sujeto pasivo en la tenencia, posesión o cuasi posesión del inmueble, apoderándose él, para lo cual podrá invadir el inmueble, es decir ingresar en él…” (Aut. y pag.410). OJITOOOO!!!!!!!!!! COMPLETAR ESTA CITA Ob. cit., 13 En segundo término, y en lo que respecta al “consentimiento tácito”, a más de asentar que la pretendida intimación por parte de la dueña no constituye elemento que reclame el tipo, la voluntad de la mujer de recuperar el uso y goce evidenciada de su inmueble, quedó suficientemente no sólo con su presencia en la propiedad - demandando personalmente por su derecho-, sino, también, con su denuncia el día 24 del mismo mes ante la autoridad policial (fs.1/2). Como se ve, lejos de consentir la ocupación, la damnificada dejó el conflicto en manos de la autoridad policial y de la administración de justicia a fin de obtener su resolución por las vías legales. Este obrar, mal puede ser considerado omisivo, desidioso o de tolerancia tácita por parte de la víctima quien, al no ser de recibo su petición personal, canaliza la misma a través de los órganos estatales predispuestos para lograr el reestablecimiento del derecho conculcado. Ahora bien, en la acusación formalizada por la Sra. Fiscal Correccional, se dio por probado que, además de la clandestinidad, Gambero ingresó valiéndose del ejercicio de fuerza sobre la traba de alambre que aseguraba la puerta de servicio de la vivienda. A este respecto, he tenido en cuenta que la propia imputada admitió haber retirado un alambre de la puerta y que la damnificada avaló este aserto 14 al decir que dicha traba fue colocada por un primo suyo para asegurar la entrada; agregó Pomilio que se trataba de un alambre grueso o firme y que se requería una pinza o herramienta similar para retirarlo, de todos modos, añadió que no estaba segura en cuanto a que el alambre haya estado colocado al ingreso de Gambero. Con estos datos probatorios he de decir que si bien existe certeza en cuanto a la existencia del alambre, no se acreditó con idéntica firmeza que retirarlo de la puerta haya exigido el ejercicio de fuerza en modo tal de tener por conformado dicho elemento típico. En este sentido, el ejercicio de fuerza sobre las cosas que exige la usurpación se asimila a la requerida por la figura del robo (cfme. Nuñez, Ricardo C. “Der. Penal Argentino”, Parte Especial T.V. Edición 1967, pag.488 y ss). Así, se sostiene que “La fuerza en la cosa requiere que decir, ésta sea forzada, vale ocupada mediante el ejercicio sobre ella de una fuerza física, humana o artificial, que la rompa, tuerza, saque de su sitio, cave…La existencia de este modo del apoderamiento supone la coexistencia de una cosa que opone resistencia…” (Aut y Ob. cit. pags.215 y ss). En el caso que se examina, existe duda respecto de un verdadero ejercicio de fuerza sobre el alambre colocado que, vale acotar, tampoco constituye el modo eficiente de 15 asegurar una entrada, ofreciendo aquella resistencia que debe ser vencida para acceder a la cosa. La aseveración de la imputada en cuanto a que se limitó a retirar el alambre que, en palabras de los vecinos, sólo aseguraba la puerta para evitar que se golpeara con el viento, imprime el suficiente grado de duda al extremo e impone descargarlo de la cuenta de la acusada. Del modo propuesto, concluyo aseverando que el plexo probatorio acreditó con el grado de certeza que exige la final etapa del juicio, que Rosana Gambero ingresó en el inmueble de la familia Pomilio mediante un obrar clandestino consistente en aprovechar la ausencia de la dueña y su desconocimiento, logrando de este modo despojarla del uso y goce del bien. Concluyendo con esta cuestión y en cumplimiento de la manda del art.408 CPP, doy por ciertamente acreditado el siguiente hecho, a saber: “En fecha anterior al veinte de agosto de dos mil seis, Rosana Beatriz Gambero, ingresó en forma clandestina en el inmueble sito en calle Arturo M. Bas nro. 1804 de esta ciudad, ocupando el mismo junto a sus hijos. La acción así relatada implicó el despojo total de la posesión del bien a la dueña de la vivienda, María Dominga Pomilio, quien, presentándose en el domicilio el 20 de agosto de 2006, requirió a Gambero que abandonara la 16 misma, negándose la incoada a hacerlo y permaneciendo en dicho inmueble hasta el día de la fecha” Respondo así a esta Primera Cuestión. RESPUESTA A LA SEGUNDA CUESTION: Tal como se fijó supra, la conducta protagonizada por la acusada ha configurado el delito de usurpación por despojo (art.181 inc.1 CP), valiéndose para su consumación de la clandestinidad. En efecto, la clandestinidad como modo comisivo, se verificó al ingresar la acusada sin conocimiento de la propietaria y aprovechando su ausencia. A este respecto, el art.2369 del Código Civil, dice: “La posesión es clandestina, cuando los actos por los cuales se tomó o se continuó, poseedor, fueron o ocultos, con o se precauciones tomó para en ausencia del sustraerla al conocimiento de los que tenían derecho a oponerse”. En comentario a la norma se ha sostenido que: “Por eso, concluye Salvat que para que haya clandestinidad se requiere que la posesión haya sido tomada en condiciones tales que el poseedor de la cosa haya podido ignorar los actos de posesión. Así mismo, Molinario y Aguirre Obarrio concluyen afirmando que la clandestinidad consiste en tomar la cosa a espaldas de quien tiene derecho a oponerse a 17 ello” (Donna, Edgardo A. “Derecho Penal Parte Especial”, T. II B, Ed.Rubinzal-Culzoni, año 2001, pag.738) Sentada la modalidad de comisión que concurre en el caso, vale apuntar igualmente que se ha verificado el elemento subjetivo del tipo seleccionado en la medida que la intensión claridad de y voluntad la conducta de despojar se protagonizada. desprenden La con acción de ingresar subrepticiamente, ocupando la vivienda con familia y enseres, dice a las claras que el despojo de quien tiene derecho al uso y goce del sitio, se ha producido. De este modo, se da por completo el tipo penal seleccionado en sus aspectos objetivo y subjetivo, concluyendo así el tratamiento de esta Segunda Cuestión.RESPUESTA A LA TERCERA CUESTION: I.- En orden a dar respuesta al planteo, he tenido en cuenta la escala penal que aporta el art.181 inc. 1 CP y las pautas de mensuración que proveen los arts. 40 y 41 del Código Penal. A lo dicho agrego la consideración de criterios generales relativos a la determinación de los fines de la pena -en tanto justa retribución del injusto y de la culpabilidad- y su incidencia sobre la vida futura del condenado en la sociedad, en tanto la sanción contribuya a su reinserción social y también se proyecte, 18 vigorizando en el cuerpo social, la confianza en la vigencia del derecho. En cuanto a las condiciones personales, he valorado como atenuante la historia de vida de la Sra. Gambero quien relató haber sido “entregada” por su madre al nacer, y luego rescatada por sus abuelos paternos quienes se ocuparon de su crianza. En este sentido, aquel primigenio abandono materno y la condición ausente del padre, ciertamente impactaron en su personalidad, condicionándola para la vida futura. Asimismo valoro que la acusada perdió a su pareja y padre de sus cuatro hijos, primero por separación, y luego por su fallecimiento, resultando esta pérdida altamente impactante en su vida afectiva hasta el punto que derivó en depresión y obesidad, que aún padece. Si bien ha quedado evidenciado que estas dolencias no la incapacitan, ciertamente determinan su actitud, limitándola en cuanto a su capacidad de reacción frente a los hechos de la vida. Por lo demás, valoro en su favor, su condición de madre de familia y su falta de antecedentes. Sobre la base de las consideraciones que anteceden, y aún dejando expresa constancia que resulta reprochable la persistencia de la acusada en el delito y su menosprecio por la solución morigerada de la cuestión penal que se le 19 reconoció –suspensión de juicio a prueba-, resulta justa al caso la pena seleccionada, condicional mínima que seis meses de y las costas aporta de del la prisión proceso. figura de Se penal ejecución dispone el cumplimiento suspendido de la pena por evidentes razones de prevención especial, en el entendimiento que nada aporta a la reinserción social de la persona condenada, el cumplimiento efectivo de penas de corta duración que sólo refuerzan el estigma de la prisonización. II.- Arribado a este punto deberá disponerse la desocupación del inmueble usurpado para su reintegro a la damnificada, otorgando a tales fines a la acusada, el plazo de diez días. Doy razones de la decisión. En el orden propuesto, se advierte que en el presente caso, dados los efectos permanentes del delito de usurpación y la persistencia de la acusada en el inmueble despojado -aún a pesar de las propuestas del Municipio que intentó viabilizar derecho conculcado, alternativas-, se impone devolviendo las cosas tutelar al el estado anterior a la infracción, es decir, restituyendo el bien a su titular (art.29 CP, 412 CPP). Como se vio a lo largo del debate y acreditó la prueba rendida, el derecho de la damnificada al uso y goce de su vivienda, no se encuentra controvertido desde que la 20 propia imputada admitió carecer de otro título para ocupar la vivienda, como no fuera el estado de necesidad argüido. De esta suerte, resalta evidente que ni aún en la hipótesis de que la afectado inmueble. presente el derecho Así, la sentencia de la Sra. fuere víctima María recurrida, a usar Dominga y se verá gozar del Pomilio, debe recuperar de manera definitiva su propiedad de calle Arturo M. Bas 1804 de esta ciudad, ordenándose a tal fin, la desocupación del mismo. Tengo presente para así resolver, que el grado de “certeza conviccional sobre los extremos de la imputación delictiva” que trasunta la sentencia definitiva, justifica la decisión que se adopta (cfme. TSJ, Sala Penal in re “Esteban”, 20/10/98). Ahora bien, no obstante las consideraciones anteceden, en el presente caso coexisten que derechos que se evidencian en tensión. De este modo, así como el legítimo derecho de la propietaria a recuperar su vivienda debe ser contemplado en este pronunciamiento, también debe serlo la situación de los hijos menores que conviven con la acusada. En este sentido, la interpretación y aplicación de las normas debe propender a la armonía en el ejercicio de derechos liminares de arraigo constitucional en modo tal que el reconocimiento de uno no importe la supresión del otro. 21 El derecho a la propiedad que detenta la damnificada (art. 17 CN) –específicamente el recupero del inmueble, en el marco de lo normado por el art.29 CP y 412 CPP-, como y el reconocimiento del interés superior del niño pauta conflictos de ineludible atención (art.75 inc. 22, en en la resolución relación con el de art. 3 C.I.D.N.) deben ser preservados en la decisión del caso. En ese curso de ideas, se ofrece razonable, para este caso particular, acordar a la encartada un plazo que posibilite la reubicación ordenada del grupo familiar y que se establece en diez días a contar del veredicto, todo ello, bajo apercibimiento de librar orden de lanzamiento. III.- A fin de concluir el tratamiento de esta cuestión debe regularse los honorarios profesionales del Sr. Asesor Letrado del Primer Turno, Dr. René Emilio Bosio en la suma de Pesos Un mil doscientos atento el resultado arribado en el presente juicio y labor desempeñada (ley 9459). Así concluyo la Tercera Cuestión.A mérito de las conclusiones a las que se arribó en el tratamiento de las cuestiones precedentes, la Sala I del Tribunal, RESUELVE: 1.- DECLARAR a ROSANA BEATRIZ GAMBERO ya filiada, autora penalmente responsable del delito de usurpación en los términos del art.181 inc.1 del Código 22 Penal, imponiéndole para su tratamiento penitenciario la pena de Seis meses de prisión de ejecución condicional y las costas del proceso (art. 5, 9, 29 inc.3, 26, 40 y 41 del C. Penal; 412, 550, 551 y cc del C.P.P.). Imponer como regla de conducta a cumplir por la condenada durante dos años la de fijar domicilio y someterse al contralor del Patronato de Presos y Liberados de la Provincia bajo apercibimiento de ley para el caso de inobservancia (art. 27 bis inc. 1º y párrafo final del CP). 2.- ORDENAR el cese de los efectos del delito, disponiendo la desocupación del inmueble sito en calle Arturo M. Bas 1804 de esta ciudad en el plazo de diez días a contar de la fecha del veredicto y bajo apercibimiento de lanzamiento mediante la fuerza pública (art. 29 inc.1 CP y 412 CPP). 3.- REGULAR los honorarios del profesionales del señor Asesor Letrado primer turno en la suma de Pesos Un mil doscientos, que integrarán el Fondo Arancelaria 9459)” Especial del Poder Judicial (Ley