sentencia por la que se anula el nombramiento

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RECURSO DE APELACION - 000363/2012
N.I.G.: 46250-33-3-2012-0005506
SENTENCIA Nº 599 / 2014
TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE LA
COMUNIDAD VALENCIANA
SALA DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
SECCIÓN 2
Iltmos. Sres:
Presidente
D/Dª MARIA ALICIA MILLAN HERRANDIS
Magistrados
D/Dª RAFAEL MANZANA LAGUARDA
D/Dª RICARDO FERNANDEZ CARBALLO CALERO
En la Ciudad de Valencia, a treinta de septiembre de dos mil catorce.VISTO por este Tribunal, el recurso de apelación, tramitado con el número de
rollo 363/12, interpuesto por el COLEGIO DE SECRETARIOS, INTERVENTORESTESOREROS Y SECRETARIOS-INTERVENTORES DE ADMINISTRACIÓN LOCAL
DE LA PROVINCIA DE VALENCIA (COSITAL), contra la Sentencia num. 92/2012, de
29/marzo, dictada por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Valencia, en
el recurso número 214/11; y habiendo sido partes en el recurso, el referido Colegio apelante y
como apelados, la DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE VALENCIA y D. RICARDO
CAMARENA GIL y Ponente el Ilmo. Sr. Magistrado Don Rafael Salvador Manzana
Laguarda, quien expresa el parecer de la Sección.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Por el Juzgado de instancia se dictó la Sentencia a la que se ha
hecho referencia, y cuyo fallo, dispone literalmente: "Desestimo el recurso contencioso
administrativo promovido por la Procuradora Lidón Jiménez Tirado, contra el Decreto de
fecha 27 de enero de 2011 de la Presidencia de la Diputación de Valencia, por el que se
adjudica a D. Ricardo Camarena Gil el puesto de Intervención, clase primera, subescala de
Intervención, Tesorería categoría superior, confirmando la resolución recurrida por ser
conforme a derecho".
SEGUNDO.- Por el COLEGIO DE SECRETARIOS, INTERVENTORESTESOREROS Y SECRETARIOS-INTERVENTORES DE ADMINISTRACIÓN LOCAL
DE LA PROVINCIA DE VALENCIA (COSITAL), se interpuso recurso de apelación contra
la citada sentencia, y tras efectuar las alegaciones que estimó oportunas, solicitó que se
dictase sentencia por la que se revocara el pronunciamiento contenido en la dictada por el
Juzgado de Instancia y se acogieran sus pretensiones.
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TERCERO.- El Juzgado de instancia proveyó admitiendo el recurso y dio
traslado del mismo a la parte apelada para que, en el plazo de quince días, pudiera formalizar
su oposición; cumplido este trámite, se remitieron a este Tribunal los autos, expediente
administrativo y escritos presentados; y una vez recibidos y formado el correspondiente rollo
de apelación, se señaló para su votación y fallo el día dieciséis de los corrientes, en cuya fecha
tuvo lugar.
CUARTO.- En la sustanciación de este proceso se han observado las
prescripciones legales.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Mediante Decreto núm. 7133/10, de 30/septiembre, del Presidente
de la Diputación Provincial de Valencia, se aprueban las bases y la convocatoria pública núm.
5/2010, para la provisión del puesto de trabajo núm. 36348, de Interventor de dicha
Corporación, por el sistema de libre designación entre funcionarios de Administración Local
con habilitación de carácter estatal.
Dentro del plazo de presentación de instancias optaron a dicho puesto: D.
Ricardo Camarena Gil, D. José Eugenio Garcerán Rodríguez, D. Francisco Javier Biosca
López y D. Vicente Sancho-Miñana Sánchez.
El Jefe del Servicio de Gestión de Personal emite su Informe preceptivo con
fecha 25/enero/2011, haciendo constar que de la documentación presentada por los aspirantes
conforme a la base cuarta de la convocatoria, puede deducirse que todos ellos reúnen los
requisitos establecidos en su base segunda (es decir: estar integrado en la Escala de
habilitación de carácter estatal, subescala Intervención-Tesorería, categoría superior, y poseer
al menos certificado de conocimiento oral del valenciano). Finalmente, por Decreto de
Presidencia núm. 286, de 27/enero/2011, se nombra Interventor a D. Ricardo Camarena Gil,
por considerar que en él “concurre el mayor número de circunstancias que lo hacen el más
idóneo para ocupar el puesto convocado”.
El Colegio recurrente solicita la anulación del referido Decreto e invoca para
ello dos argumentos impugnatorios:
1º.- Denuncia la inexistencia de autorización expresa de la Administración que
ejerce la tutela financiera de la Diputación, necesaria cpon carácter previo a la provisión de un
puesto por el sistema de libre designación, tal como exige el RDL 8/2010 de medidas
extraordinarias para la reducción del déficit público, lo que supone una omisión
procedimental esencial que determina la nulidad del Decreto (art. 62.1.e) y subsidiariamente
art. 63 Ley 30/92).
2º.- Aduce que el Decreto de nombramiento vulnera la exigencia de
motivación que imponen tanto la Base 5.1 de la convocatoria como el art. 54.1.f) y 2 de la
Ley 30/92 e incurre en desviación de poder.
Por su parte, la Diputación y el codemandado se oponen a su pretensión y
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sostienen que la autorización expresa viene referida al momento de creación y clasificación de
la plaza, pero no al de su provisión, tal como se indica en el informe de 25/noviembre/2011
emitido a sus instancias por la Dirección General de Administración Local de la Conselleria
de Presidencia; que no existe desviación de poder y que respecto de la falta de motivación,
ésta existe y es suficiente aunque escueta, sin que haya generado indefensión alguna y siendo,
en todo caso, un defecto subsanable.
La Sentencia de instancia desestima el recurso argumentando que el RDL
8/2010 opera en el momento de clasificar el puesto, y que en este caso ya estaba clasificado
desde 2004 como de libre designación; que ninguna prueba se ha practicado que sea
indicativa de la desviación de poder, y por último, que aunque la motivación del Decreto
recurrido es escueta, ninguna indefensión ha ocasionado al Colegio recurrente, quien, por otro
lado, ni ha cuestionado los méritos del aspirante seleccionado, ni ha alegado posibles méritos
de otros aspirantes.
Frente a dicha Sentencia se alza el Colegio recurrente, que reitera sus
pedimentos planteados en la instancia. Analicemos, pues, los argumentos de los litigantes.
SEGUNDO.- Así las cosas, la primera de las cuestiones planteadas gira en
torno a la interpretación del alcance de la Disposición Adicional 2ª, num. 5.2 del EBEP (en
redacción dada por el art.15 de RDL 8/2010 de 20/mayo, de medidas extraordinarias para la
reducción del déficit público), aunque es sabido que, posteriormente, este precepto ha sido
expresamente derogado por la Disposición derogatoria de la Ley 27/2013, de 27/diciembre, de
racionalización y sostenibilidad de la Administración Local, cuya Disposición Transitoria
séptima ha venido a establecer que en tanto no entre en vigor el Reglamento previsto en el art.
92 bis de la Ley 7/1985 (“El Gobierno, mediante real decreto, regulará las especialidades
correspondientes de la forma de provisión de puestos reservados a funcionarios de
administración local con habilitación de carácter nacional”) y en todo aquello que no se
oponga a lo dispuesto en esta Ley, mantiene su vigencia la normativa reglamentaria referida a
los funcionarios incluidos en el ámbito de aplicación del citado artículo.
Pues bien, esta Adicional Segunda, vigente en la fecha que nos ocupa, faculta a
las Diputaciones Provinciales para que excepcionalmente, puedan cubrirpor el sistema de
libre designación, entre funcionarios con habilitación de carácter estatal de la subescala y
categoría correspondientes, los puestos a ellos reservados que se determinen en las relaciones
de puestos de trabajo en los términos previstos en la legislación básica sobre función
pública.Pero el propio precepto precisa que cuando se trate –como aquí sucede- de puestos de
trabajo que tengan asignadas las funciones contenidas en su apartado 1.2.b) (“control y la
fiscalización interna de la gestión económico-financiera y presupuestaria, y la contabilidad,
tesorería y recaudación”), será precisa la autorización expresa de la Administración que
ejerza la tutela financiera. Y añade que igualmente, será necesario informe preceptivo de la
Administración de tutela para el cesede aquellos funcionarios que hubieran sido nombrados
por libre designación dentro de los seis años inmediatamente anteriores a la propuesta de cese.
Para la Diputación, este precepto regula la futura clasificación de los puestos
de trabajo cuyas funciones son las del art. 1.2.b), pero no incide sobre aquellos puestos de
trabajo que ya habían sido clasificados como de libre designación con anterioridad a la
vigencia del EBEP como de libre designación, no obligando, pues, a reclasificar todos estos
puestos así clasificados; y en el presente caso, el puesto que nos ocupa de Interventor ya había
sido clasificado para ser cubierto mediante el sistema de libre designación mediante Orden de
29/abril/2004 de la Conselleria de Justicia y Administraciones Públicas, al amparo del art.27
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del Real Decreto 1732/1994, de 29 de julio, sobre provisión de puestos de trabajo reservados a
funcionarios de Administración Local con habilitación de carácter nacional, que tras
contemplar la posibilidad excepcional de acudir al sistema de libre designación, añadía en su
núm.2 que “La opción por el sistema de libre designación requiere la modificación previa en
tal sentido de la correspondiente relación de puestos de trabajo, con arreglo a lo previsto en
el art. 126.4 del Real Decreto Legislativo 781/1986, de 18 de abril, y comunicación al órgano
competente de la Comunidad Autónoma a efectos de clasificación, conforme al art. 9 del
presente Real Decreto”.
El Colegio recurrente, por el contrario, entiende que la norma no introduce la
exigencia de autorización expresa de la Administración tutelante para clasificar puestos, sino
que habla literalmente de “cubrir” y “cesar”, por lo que está refiriéndose a una fase posterior a
la clasificación, es decir, a la concreta provisión del puesto una vez clasificado.
Sin embargo, no sólo la propia finalidad del RDL avala que se proyecte sobre
la decisión de clasificar un puesto destinado a controlar la gestión económico financiera,
como de libre designación buscando así el control expreso del empleo de este sistema
excepcional, sino que igualmente el argumento literal en sí mismo no resulta determinante
para otorgar alcance retroactivo a las previsiones introducidas por el RDL 8/2010, sobre las
situaciones ya producidas con anterioridad a su vigencia, e incluso a la del propio texto
original del precepto del EBEP que modifica, haciendo derivar del mismo un mandato general
de reclasificación de aquellos puestos que con anterioridad a su vigencia ya habían sido
clasificados como de libre designación con arreglo a la normativa entonces de aplicación; y
tal argumento no resulta concluyente máxime cuando el texto normativo precedente al que
nos ocupa contiene la misma dicción literal que el vigente -“podrán cubrirse” (art.27.1 RD
1732/94)-, y señala en su núm.2 que la opción por la libre designación “requiere la
modificación previa en tal sentido de la correspondiente relación de puestos de trabajo, ……
y comunicación al órgano competente de la Comunidad Autónoma a efectos de
clasificación”. Se trata de un requisito –la autorización expresa- que se proyecta, pues, sobre
las futuras clasificaciones de los citados puestos de trabajo, pero cuando éstas ya se habían
producido, no opera sobre la fase de cobertura del puesto con posterioridad a dicha
clasificación, por lo que debe rechazarse este motivo del recurso.
TERCERO.- La segunda de las cuestiones planteadas incide, no tanto sobre la
elección del sistema de libre designación para el desempeño del puesto de Interventor, sino
directamente sobre el nombramiento para ocupar el puesto de la concreta persona de D.
Ricardo Camarena Gil.
El procedimiento de selección de personal a través de la libredesignación,
venía regulado en el art. 20 de la Ley 30/1984, de medidas para la reforma de la Función
Pública, que establecía que en la convocatoria de libredesignaciónse indicarían los requisitos
para desempeñar el puesto, que habría un procedimiento público de concurrencia, que debería
haber un informe previo del titular del órgano y que el cese se podría producir "con carácter
discrecional". Igualmente, a nivel reglamentario, el art. 58 del Real Decreto 364/1995
(Reglamento General de Ingreso y Provisión de Puestos de Trabajo), establecía que "La
motivación de esta resolución se referirá a la competencia para adoptarla". El Tribunal
Supremo, interpretando tales preceptos, elaboró inicialmente una doctrina según la cual la
mención a la discrecionalidad equivalía a una referencia a la confianza, y que bastaba con
invocar dicha confianza o su pérdida como motivación del nombramiento o cese (STS de
24/mayo/1995); así, en STS de 11/enero/1997 se afirmaba que: "... respetándose los
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elementos reglados en el nombramiento la autoridad a que la ley confiere la facultad de
libredesignaciónpara un cargo determinado pueda otorgar a una u otra persona su confianza
para el desempeño del cargo, sin estar sometida al requisito formal de hacer una exposición
de los motivos en virtud de los cuales prefiere a determinada persona respecto a otra u otras
o bien no concede esa confianza a determinada persona. A ello se añade la consideración de
que la referencia a las condiciones subjetivas determinantes de la confianza que concurren
en el designadoo no designadopara un cargo no serían susceptibles de fiscalización en vía
jurisdiccional, que es el fundamento esencial del requisito de la motivación de los actos
administrativos.". En definitiva, eran elementos consustanciales a este sistema, la
innecesariedad de motivación y su fundamento en la decisión libérrima de la autoridad
competente.
Pero dicha doctrina ha sido abandonada, dando un vuelco radical; y así, la más
reciente jurisprudencia en relación con los nombramientos de libre designación, se recoge en
la STS de 3/diciembre/2012 (rec. num. 339/2012), que estimó que el hecho de que un
nombramiento se efectúe por el sistema de la libre designación no exonera del deber de
motivarlo, y con remisión a su anterior Sentencia de 30/septiembre/2009 (rec. 28/2006),
analiza el procedimiento de libre designación legalmente establecido para la provisión de
puestos de trabajo, aplicando la doctrina que el Pleno del Alto Tribunal sentó sobre los
nombramientos discrecionales para cargos jurisdiccionales (SS. de 29/mayo/2006, rec.
309/2004 y 27/noviembre/2007, rec. 407/2006), en las que expresamente se declaran
superados los anteriores pronunciamientos jurisprudenciales (SSTS de 3/febrero/1997 y
30/noviembre/1999) que habían apuntado la innecesariedad e inexigibilidad de motivación en
esa clase de nombramientos.
El sistema de libre designación se configura como de carácter excepcional, y
requerido, por tanto, de una motivación reforzada:
1º.- de un lado, la adopción de este mecanismo de provisión exige de una
motivación, que ha de expresar las razones que justifiquen su elección frente al mecanismo
normal del concurso de méritos. La Sentencia del Pleno del Tribunal Constitucional núm.
235/2000, de 5/octubre, ha reconocido la constitucionalidad del sistema de libre designación
para la cobertura de determinados puestos, siempre que la determinación de las plazas a cubrir
por el mismo no sea arbitraria y obedezca a fundamentos "objetivos y razonables", pues "sin
perjuicio de la entrada en juego de los principios de mérito y capacidad", es razonable
reservar un cierto margen de valoración al órgano decisor a la hora de "apreciar las aptitudes
de los candidatos para desempeñar un determinado puesto de trabajo", sobre todo en puestos
de "particular relevancia", no siendo contrario a los principios de igualdad, mérito y capacidad
(arts. 14, 23.2 y 103.3 CE) que la valoración de los méritos se produzca como resultado de la
apreciación del órgano decisorio dotada de "una evidente connotación de discrecionalidad o,
si se prefiere, de un cierto margen de libertad".
2º.- De otro, la motivación de la idoneidad del seleccionado. El Tribunal
Supremo ha señalado reiteradamente que "el nombramiento para cargos de libredesignación
constituye un acto administrativo singular y específico dentro de la categoría general de los
actos discrecionales (letra f del artículo 54.1 de la Ley 30/92 modificada por Ley 4/1999),
consistiendo la singularidad en que tales nombramientos se basan en la existencia de un
motivo de confianza que la autoridad facultada para la designaciónha de tener en la persona
designada, relación de confianza que solo puede apreciar esa misma autoridad que verifica
el nombramiento” (STS, de 17/diciembre/2002, rec. 1418/2000). Esta doctrina tiene
fundamento en el art. 80.1 del Estatuto Básico del Empleado Público, que ha introducido esta
mención: "La libredesignacióncon convocatoria pública consiste en la apreciación
discrecional por el órgano competente de la idoneidad de los candidatos en relación con los
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requisitos exigidos para el desempeño del puesto"; lo que se justifica por concurrir en el
puesto a desempeñar una "especial responsabilidad y confianza" -art 80.2-.
Esta idoneidad y confianza han de ser profesionales, no políticas, y así lo
advierte expresamente la antedicha STC 235/2000, cuando afirma: “No nos hallamos aquí en
presencia de nombramientos para cargos políticos, caracterizados por la libérrima decisión
de quien sea competente para efectuar el nombramiento; ni ante la designación de personal
eventual, cualificado, según el art.20.2.párrafo segundo de la Ley 30/84, por la “confianza o
asesoramiento especial” de las funciones que pueden encomendársele. La confianza que, en
este sentido, puede predicarse de la libre designación, en cuanto modo de provisión entre
funcionarios de puestos de trabajo, es la que se deriva de la aptitud profesional del
candidato, puesta de manifiesto en los méritos esgrimidos, esto es, en su historial
funcionarial”.
El núcleo de esa nueva jurisprudencia se basa en la premisa de que la libertad
legalmente reconocida para estos nombramientos discrecionales no es absoluta sino que tiene
unos límites, representados por las exigencias inexcusables para demostrar que el
nombramiento: 1º.- no fue producto del mero voluntarismo, sino que cumplió el imperativo
constitucional de interdicción de la arbitrariedad (art 9.3 CE), 2º.- que respetó, en relación a
todos los aspirantes, el derecho fundamental de todos ellos a acceder en concisiones de
igualdad a las funciones y cargos públicos (art 23.2 CE); y 3º.- que el criterio material que
finalmente determinó la decisión se ajustó a las pautas que encarnan los principios de mérito y
capacidad (103.3 CE).
A partir de estas bases, se afirma que las exigencias en que se traducen esos
límites mínimos, son tanto de carácter sustantivo como formal. Así:
1.- La exigencia sustantiva consiste en la obligación, a la vista de la
singularidad de la plaza, de identificar claramente la clase de méritos que han sido
considerados prioritarios para decidir la preferencia determinante del nombramiento.
2.- Y la exigencia formal está referida, entre otros extremos, a la necesidad de
precisar las concretas circunstancias consideradas en la persona nombrada, que permiten
individualizar en ella el superior nivel de mérito y capacidad que le haga más acreedora para
el nombramiento.
En definitiva:
a) En el procedimiento de libre designación rigen también los principios de
mérito y capacidad, pero, a diferencia del concurso, en que están tasados o predeterminados
los que ha decidir el nombramiento, en aquél la Administración tiene reconocida una amplia
libertad para decidir, a la vista de las singulares circunstancias existentes en el puesto de cuya
provisión se trate, cuáles son los hechos y condiciones que, desde la perspectiva de los
intereses generales, resultan más idóneos o convenientes para el mejor desempeño del puesto.
b) La motivación de estos nombramientos, que es obligada en virtud de lo
establecido en el artículo 54.2 de la Ley 30/1992, no podrá quedar limitada al cumplimiento
por el candidato elegido de los requisitos y especificaciones exigidos en la convocatoria y a la
competencia para proceder al nombramiento.
Lo establecido en este precepto reglamentario sobre la motivación deberá ser
completado con esas exigencias que, según esa nueva jurisprudencia que ha sido expuesta,
resultan inexcusables para justificar el debido cumplimiento de los mandatos contenidos en
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los artículos 9.3, 23 y 103.3 CE, y esto significa que la motivación deberá incluir también
estos dos extremos: los concretos criterios de interés general elegidos como prioritarios para
decidir el nombramiento; y cuáles son las cualidades o condiciones personales y profesionales
que han sido consideradas en el funcionario nombrado para apreciar que aquellos criterios
concurren en él en mayor medida que en el resto de los solicitantes.
c) El Informe que ha de ser emitido por el titular del centro, organismo o
unidad a que esté adscrito el puesto (arts.20.1.c) de la Ley 30/1984 y 54.1 del Reglamento
General de Ingreso y Provisión) constituye un elemento muy importante en el procedimiento
de libre designación, pues está dirigido a ofrecer la información sobre las características del
puesto que resulta necesaria para definir los criterios que deben decidir el nombramiento. Esta
importancia hace que se proyecten sobre este trámite de manera muy especial las garantías
que son demandadas por los principios de objetividad y de igualdad (arts. 103.3 y 23.2 CE).
La motivación, pues, debe venir explícitamente referida a dicha aptitud
profesional; y debe recordarse que el art.54.1.f) de la Ley 30/1992, impone la necesidad de
motivar, con sucinta referencia de hechos y fundamentos de derecho, los actos que se dicten
en el ejercicio de potestades discrecionales, al tiempo que su párrafo 2º establece análoga
exigencia para los actos que pongan fin a los procedimientos selectivos y de concurrencia
competitiva, debiendo, en todo caso, quedar acreditados en el procedimiento los fundamentos
de la resolución que se adopte, y que según el artículo 63.2 de la Ley 30/1992, la falta de
motivación o la motivación defectuosa pueden comportar la anulación del acto.
En el caso que analizamos, el Decreto de Presidencia de la Diputación de
Valencia, núm.286, de 27/enero/2011, objeto del presente recurso, y que resuelve la
convocatoria pública para la provisión, por el sistema de libre designación, del puesto de
trabajo de Interventor de dicha Corporación, contiene la siguiente motivación: “considerando
que en D. Ricardo Camarena Gil concurre el mayor número de circunstancias que lo hacen
el más idóneo para ocupar el puesto convocado”.
La propia Administración, consciente de que tan escueta motivación es de
facto una inexistencia de la misma, y una vez interpuesto el presente recurso jurisdiccional –lo
fue con fecha 1/abril/2011- dicta nuevo Decreto con fecha 11/mayo/2011, en el que afirma
haber padecido un error material en la exteriorización de su voluntad, al no hacer constar los
motivos por los que ha considerado al Sr. Camarena como el aspirante más idóneo, y rectifica
el anterior Decreto 286/2011, añadiendo en su parte expositiva un apartado cuarto con el
siguiente contenido: “Atendido que en Ricardo Camarena Gil concurren méritos que no se
dan en los otros tres aspirantes al puesto de trabajo, por haber ejercido las funciones de
fiscalización y control en puestos de trabajo de especial magnitud y complejidad durante los
últimos doce años, cuales son la Intervención del Tesoro de la Generalitat Valenciana y la
intervención de la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte de la Generalitat
Valenciana, entre otros. Asimismo, ha desempeñado su labor profesional en puestos de
especial mérito y responsabilidad como la Junta Consultiva Superior de Contratación de la
Generalitat Valenciana. En ellos, la magnitud y complejidad del presupuesto a fiscalizar
(superior a 2.000 millones de euros y personal) ha supuesto una aptitud profesional del
candidato que no se acredita en los otros aspirantes y por ello se considera que en el
designado concurren méritos que determinan su idoneidad para el desempeño del puesto de
trabajo”.
No obstante, al margen de que es el Decreto de 27/enero/2011 el que nombra al
Sr. Camarena, y lo hace con un déficit absoluto de motivación, por lo que no cabe aducir un
pretendido “error material” para dar formalmente apariencia de motivación real a una previa
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motivación inexistente, lo cierto es que tampoco el nuevo Decreto de 11/mayo/11 cumple con
la exigencias de motivación para este nombramiento, pues para ello se requiere una
valoración singularizada de cada uno de los méritos profesionales del aspirante seleccionado,
en relación contrastada con los correlativos méritos aducidos por los restantes aspirantes
preteridos, para el concreto desempeño de las funciones que vienen asignadas al puesto de
interventor y justificar así las razones de las que deriva la mayor idoneidad profesional del
primero frente a los demás; y hasta tanto tales mínimas exigencias no se lleven a cabo, el
nombramiento no puede tener validez ni, por tanto, desplegar los efectos que le son propios.
Procede, por las razones expuestas, la estimación parcial del presente recurso,
y la anulación del nombramiento del Sr. Camarena, para el puesto de Interventor de la
Diputación Provincial de Valencia, ordenando la retroacción de las actuaciones
administrativas al objeto de que se dicte nuevo Decreto cumpliendo las exigencias de
motivación a las que se ha hecho referencia en el párrafo precedente.
Por último, respecto de la aducida desviación de poder, ninguna prueba se
practica a instancias del Colegio recurrente, tendente a justificar siquiera indiciariamente que
se haya producido la misma, por lo que no cabe acoger este motivo del recurso.
CUARTO.- De conformidad con lo establecido en el art. 139.2º LJCA, no
procede imponer las costas de esta alzada.
VISTOS los preceptos legales citados por las partes, concordantes y demás de
general aplicación.
F A L L A M O S
Se estima parcialmente el recurso de apelación interpuesto por el COLEGIO
DE
SECRETARIOS,
INTERVENTORES-TESOREROS
Y
SECRETARIOSINTERVENTORES DE ADMINISTRACIÓN LOCAL DE LA PROVINCIA DE
VALENCIA (COSITAL), contra la Sentencia num. 92/2012, de 29/marzo, dictada por el
Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Valencia, en el recurso número
214/11.
Se revoca dicho pronunciamiento, dictando otro en su lugar por el que se
estima el recurso interpuesto por el referido Colegio contra el Decreto de Presidencia de la
Diputación de Valencia, núm.286, de 27/enero/2011, modificado por el Decreto de fecha
11/mayo/2011, por los que se nombra a D. Ricardo Camarena Gil, Interventor de dicha
Corporación, actos administrativos que se anulan y dejan sin efecto jurídico alguno por ser
contrarios a derecho, debiendo la Administración proceder a la retroacción de las actuaciones
administrativas al objeto de que se dicte nuevo Decreto cumpliendo las exigencias de
motivación a las que se ha hecho referencia en el fundamento jurídico tercero de esta
Sentencia.
No procede hacer imposición de costas en ninguna de las instancias.
A su tiempo devuélvanse los autos, con certificación literal de esta Sentencia,
al Juzgado de procedencia para su ejecución y cumplimiento.
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Así por esta nuestra Sentencia, de la que se unirá certificación al rollo de
apelación, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
Publicación.- La anterior sentencia ha sido leída y publicada en el día de su
fecha por el Ilmo. Sr. Magistrado Ponente de la misma, estando constituido el Tribunal en
audiencia pública, de lo que, como Secretario de éste, doy fe.
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