TEMA 15 DERECHOS Y DEBERES DE LOS CIUDADANOS EN SUS RELACIONES CON LA ADMINISTRACION. EL DERECHO DE ACCESO A ARCHIVOS Y REGISTROS. LA CARTA DE LOS DERECHOS DEL CIUDADANO EN CASTILLA-LA MANCHA. TERMINOS Y PLAZOS: SU COMPUTO. SUMARIO: I.- DERECHOS Y DEBERES DE LOS CIUDADANOS EN SUS RELACIONES CON LA ADMINISTRACION I.1.- Fundamento legal y constitucional I.2.- El decálogo de los derechos de los ciudadanos II.- EL DERECHO DE ACCESO A ARCHIVOS Y REGISTROS II.1.- Graduación de este derecho II.1.1.- Regla general II.1.2.- Excepciones a la regla general II.1.3.- Cláusula de garantía II.1.4.- Supuestos de exclusión II.1.5.- Reglas especiales II.2.- Forma de ejercitarlo III.- LA CARTA DE LOS DERECHOS DEL CIUDADANO EN CASTILLA-LA MANCHA III.1.- Antecedentes III.2.- Concepto y naturaleza III.3.- Contenido de la Carta de los Derechos del Ciudadano III.3.1.- Derecho de acceso a los centros y oficinas III.3.2.- Derecho a recibir una atención adecuada III.3.3.- Derecho a recibir información III.3.4.- Derecho a presentar documentos III.3.5.- Derecho a no tener que aportar documentos III.3.6.- Derecho a presentar reclamaciones, iniciativas y sugerencias III.3.7.- Derecho a participar en los servicios públicos III.4.- Garantías de la Carta IV.- TERMINOS Y PLAZOS: SU COMPUTO IV.1.- Diferencia entre término y plazo IV.2.- Forma de cómputo de los plazos IV.2.1.- Cómputo por días IV.2.2.- Cómputo por meses y años IV.2.3.- Regla común IV.3.- Ampliación y reducción de los plazos 225 I.- DERECHOS Y DEBERES DE LOS CIUDADANOS EN SUS RELACIONES CON LA ADMINISTRACIÓN. I.1.- Fundamento legal y constitucional. La regulación de los derechos del ciudadano tiene su fundamento constitucional en el artículo 105 de la Constitución, en el que se efectúa un mandato al legislador para que regule el procedimiento administrativo y el acceso de los ciudadanos a los archivos y registros. En cumplimiento de este mandato constitucional, el legislador ordinario efectuó la regulación de los derechos de los ciudadanos en el Título IV de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, sobre Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, bajo el epígrafe "De la actividad de las Administraciones Públicas". Como complemento necesario de los derechos de los ciudadanos el legislador regula en el mismo título una serie de obligaciones de la Administración sin las cuales los derechos proclamados se podrían quedar justamente en eso, en un mera declaración programática. En la Administración de la Junta de Comunidades, esta regulación ha sido ampliada mediante la Carta de los Derechos del Ciudadano, aprobada mediante el Decreto 30/1999, de 30 de marzo, la cual debe ser desarrollada mediante las Cartas Sectoriales de Servicios Públicos cuyo objetivo es potenciar la calidad de los servicios que la Administración debe prestar. I.2.- El decálogo de los derechos de los ciudadanos. Con un criterio conceptual y sistemático atípico, pero con indiscutible acierto en el fondo, dice Santamaría Pastor, el legislador de 1992 ha optado por abrir el contenido del Título IV con una formulación de los derechos que se reconocen a los ciudadanos, una especie de tabla mosaica del Sinaí. Otros autores no se muestran tan optimistas y así González Pérez dice que la mayoría de los derechos recogidos en el artículo 35 de la LRJPAC, ya se encontraban previstos en la legislación anterior, por lo que esta Ley no va a modificar el talante administrativo si no va acompañada de otras medidas, no meramente formales. Es cierto que la mayor parte de estos derechos ya se encontraban recogidos en el ordenamiento jurídico, principalmente en la Ley de Procedimiento Administrativo de 1958, pero no lo es menos que su recapitulación en forma de declaración de derechos del ciudadano denota, como todas las declaraciones formales, una verdadera voluntad de instaurar un nuevo concepto de relaciones entre la Administración y los ciudadanos, con el objeto de que la actuación de la Administración se desarrolle con la máxima transparencia, facilitando a los ciudadanos el pleno ejercicio de sus derechos. 226 Según el citado art. 35, "Los ciudadanos, en sus relaciones con las Administraciones Públicas, tienen los siguientes derechos: a) A conocer, en cualquier momento, el estado de la tramitación de los procedimientos en los que tengan la consideración de interesados, y obtener copias de documentos contenidos en ellos. El decálogo de derechos comienza con el reconocimiento de un derecho de información a quienes tengan la consideración de interesados. No obstante y a pesar de su enunciado tan general, este derecho no es absoluto, sino que en su aplicación ha de tenerse en cuenta otros posibles derechos de mayor protección, como puede ser el del honor y la intimidad de las personas recogido en la Ley Orgánica 1/1992, de 5 de mayo, de Protección Civil del Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y Familiar y ala Propia Imagen. Como primera concreción de este derecho, en el artículo 42.4 de la LRJPAC obliga a las Administraciones Públicas a que informen a los ciudadanos en el plazo de los diez días siguientes a la recepción de las solicitudes del plazo máximo normativamente establecido para la resolución y notificación de los procedimientos, así como de los efectos que pueda producir el silencio administrativo. b) A identificar a las autoridades y al personal al servicio de las Administraciones Públicas bajo cuya responsabilidad se tramiten los procedimientos. Esta norma está aludiendo al deber de la Administración de facilitar al interesado, a su requerimiento, la identidad de los cargos públicos y funcionarios a los que compete la responsabilidad de la tramitación de su expediente, al objeto, si procediere, de la exigencia de responsabilidad en caso de incumplimiento de los deberes legales. Este derecho entraña el deber correlativo de los funcionarios de facilitar su identidad a los interesados o destinatarios de la actuación administrativa cuando sean requeridos para ello, e incluso a efectuarlo de motu propio cuando la actuación administrativa se lleve fuera de la sede del órgano administrativo c) A obtener copia sellada de los documentos que presenten, aportándola junto con los originales, así como a la devolución de éstos, salvo cuando los originales deban obrar en el procedimiento. A este respecto, en el punto 5 del art. 38 de la LRJPAC de 13 de enero, se dice que para la eficacia de los derechos reconocidos en el art. 35.c) de esta Ley a los ciudadanos, éstos podrán acompañar una copia de los documentos que presenten junto con sus solicitudes, escritos y comunicaciones. Dicha copia, previo cotejo con el original por cualquiera de los registros administrativos, será remitida al órgano destinatario devolviéndose el original al ciudadano. Cuando el original deba obrar en el procedimiento, se entregará al ciudadano una copia del mismo, una vez sellada por dichos registros y previa comprobación de su identidad con el original. d) A utilizar las lenguas oficiales en el territorio de su Comunidad Autónoma, de acuerdo con lo previsto en esta Ley y en el resto del Ordenamiento Jurídico. 227 Este derecho, desarrollado en el artículo 36, es congruente con el pluralismo lingüístico existente en España, reconocido en el artículo 3.2 de la Constitución y en diversos Estatutos de Autonomía. No obstante lo anterior, en el artículo 36.3 se contempla una garantía para los ciudadanos al decir que la Administración pública instructora deberá traducir al castellano los documentos, expedientes o partes de los mismos que deban surtir efecto fuera del territorio de la Comunidad Autónoma y los documentos dirigidos a los interesados que así lo soliciten expresamente. Si debieran surtir efectos en el territorio de una Comunidad Autónoma donde sea cooficial esa misma lengua distinta del castellano, no será precisa su traducción. e) A formular alegaciones y a aportar documentos en cualquier fase del procedimiento anterior al trámite de audiencia, que deberán ser tenidos en cuenta por el órgano competente al redactar la propuesta de resolución. Con la consagración de este derecho se confirma implícitamente el modelo de procedimiento como un proceso abierto, en el que (al contrario de los procesos judiciales) el particular al que afecta puede dirigirse a la Administración aportando elementos de juicio para lo correcta resolución del procedimiento por parte de la Administración. f) A no presentar documentos no exigidos por las normas aplicables al procedimiento de que se trate, o que ya se encuentren el poder de la Administración actuante. Este derecho pretende facilitar las relaciones de los ciudadanos con la Administración, no imponiéndoles más cargas que las estrictamente necesarias, tanto en lo referente a la presentación de documentos que no tengan la consideración de esenciales como a no tener que aportar documentos que ya se encuentren en poder de la Administración actuante. El mayor problema radica en la determinación del concepto "Administración actuante", o sea, si se refiere a una Consejería, una Dirección General, una unidad administrativa o a una Administración en cuanto personalidad jurídica única. Dado el carácter del mismo, hay que entender que se refiere a la Administración en que esté inserto el órgano y no a un órgano de la misma. Esta es la interpretación que se contiene en el punto 28 de la Carta de los Derechos del Ciudadano de 30 de marzo de 1999. g) A obtener información y orientación acerca de los requisitos jurídicos o técnicos que las disposiciones vigentes impongan a los proyectos, actuaciones o solicitudes que se propongan realizar. h) Al acceso a los registros y archivos de las Administraciones Públicas en los términos previstos en la Constitución y en ésta u otras Leyes. El alcance de este derecho se verá en el siguiente epígrafe. i) A ser tratados con respeto y deferencia por las autoridades y funcionarios, que habrán de facilitarles el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones. 228 j) A exigir las responsabilidades de las Administraciones Públicas y del personal a su servicio, cuando así corresponda legalmente. La acción de responsabilidad puede derivar por no abstenerse cuando proceda (art. 28.5); por dificultar o retrasar el ejercicio de los derechos en la tramitación de los procedimientos (art. 41); por no resolver de forma expresa en plazo (art. 42); por no guardar el orden en la tramitación de los expedientes (art. 74); por la no emisión de informes (art. 83) por responsabilidad patrimonial (Título X) y por cualquier otra circunstancia prevista legal o reglamentariamente. II.- EL DERECHO DE ACCESO A LOS ARCHIVOS Y REGISTROS. El conocimiento de la actividad de la Administración y los mecanismos por los que se asegura ese conocimiento, son cuestiones que resultan técnicamente complejas en su instrumentación jurídica. Por un lado, los ciudadanos necesitan información sobre el desarrollo de los asuntos públicos para que sea efectivo su derecho a la participación. Por otro, existen intereses públicos y privados susceptibles de prevalecer, en una situación determinada, sobre el derecho general. Por ello, la regulación de esta materia ha sido objeto de posiciones encontradas en la doctrina actual, desde aquellos que entienden que se ha ido demasiado lejos en relación con el derecho comparado (Oscar Alzaga), hasta los que estiman que se ha efectuado un desarrollo muy restrictivo del artículo 105.b) de la Constitución. El art. 37 de la LRJPAC, bajo la rúbrica "Derecho de acceso a Archivos y Registros" desarrolla el mandato constitucional (art. 105.b) de regular "el acceso de los ciudadanos a los archivos y registros administrativos, salvo en lo que afecte a la seguridad y defensa del Estado, la averiguación de los delitos y la intimidad de las personas". Como cuestión previa hay que señalar que el derecho de acceso a los documentos establecido en el artículo 37 se encuentra referido únicamente a aquellos que se refieran a procedimientos ya terminados, puesto que el acceso a los que se hallen en trámite se encuentra regulado en el artículo 35.a). Por otra parte, los documentos no tienen que ser necesariamente escritos, sino que abarca a todo elemento de transmisión de información, cualquiera que sea su forma de expresión (gráfica, sonora, en imagen), que obre en los archivos administrativos. II.1. Graduación de este derecho. II.1.1.- Regla general. Los ciudadanos tienen derecho de acceso a los registros y a los documentos que obren en los archivos administrativos, siempre que correspondan a procedimientos terminados. II.1.2.- Excepciones a la regla general. 229 La anterior regla general tiene las tres siguientes excepciones: a) A los documentos que contengan datos referentes a la intimidad de las personas sólo podrán acceder éstas personas, que, en el supuesto de observar que tales datos figuran incompletos o inexactos, pueden exigir que sean rectificados o completados, salvo que figuren en expedientes caducados por el transcurso del tiempo. b) A los documentos nominativos que obren en procedimientos de carácter sancionador o disciplinario, sólo podrán acceder sus titulares, aunque no contengan ningún dato referente a su intimidad. c) A los documentos nominativos que no correspondan a procedimientos de carácter sancionador o disciplinario ni contengan datos referentes a la intimidad de las personas, podrán acceder, además de sus titulares, los que acrediten un interés legítimo y directo. Este interés se entiende que concurre cuando su contenido pueda hacerse valer para el ejercicio de derechos (por ejemplo: una previa decisión de la Administración en otro supuesto idéntico). II.1.3.- Cláusula de garantía. El ejercicio de los derechos señalados anteriormente, podrá ser denegado de forma motivada en los siguientes supuestos: a) Cuando concurran razones de interés público. b) Cuando su ejercicio entre en conflicto con intereses de terceros más dignos de protección. c) Cuando así lo disponga una Ley. Dado el carácter constitucional del derecho al acceso a los archivos y registros, hay que entender que la prevalencia del interés público y de los intereses de terceros sólo se dará cuando tengan una cobertura constitucional de mayor valor (por ejemplo: protección de la infancia, de la libertad de empresa). II.1.4.- Supuestos de exclusión. El derecho de acceso no podrá ser ejercido respecto a los siguientes expedientes: a) Los que contengan información sobre las actuaciones del Gobierno del Estado o de las Comunidades Autónomas, en el ejercicio de sus competencias constitucionales no sujetas al Derecho Administrativo. b) Los que contengan información sobre la Defensa Nacional o la Seguridad del Estado. c) Los tramitados para la investigación de los delitos cuando pudiera ponerse en peligro la protección de los derechos y libertades de terceros o las necesidades de las investigaciones que se estén realizando. d) Los relativos a las materias protegidas por el secreto comercial o industrial. e) Los relativos a actuaciones administrativas derivadas de la política monetaria. 230 II.1.5.- Reglas especiales. Junto a las anteriores exclusiones, existen una serie de materias o actuaciones que no se rigen por las normas contenidas en el art. 37, sino que la LRJPAC en su apartado 6 se remite a lo que se disponga en sus disposiciones específicas. Estas materias son las siguientes: materias clasificadas; datos sanitarios personales de los pacientes; los archivos regulados por la legislación electoral; archivos que sirvan a fines exclusivamente estadísticos; el Registro Civil, el Registro Central de Penados y Rebeldes y los registros de carácter público cuyo uso esté regulado por una Ley; el acceso a documentos de las Administraciones por parte de los Diputados, Senadores, miembros de una Asamblea legislativa de Comunidad Autónoma o de una Corporación Local y la consulta de fondos documentales existentes en los Archivos Históricos. II.2. Forma de ejercitarlo. En la regulación del ejercicio de este derecho el legislador ha previsto que el mismo no afecte negativamente al funcionamiento regular de la Administración y ha dispuesto que el derecho será ejercido "de forma que no se vea afectada la eficacia del funcionamiento de los servicios públicos". Su ejercicio requiere una previa petición individualizada en la que se haga constar el documento o documentos que se deseen consultar, ya que, con carácter general, no se admiten las consultas de forma genérica, salvo a los investigadores. Como complemento al derecho de acceso la LRJPAC establece que el mismo conlleva el de obtener copias o certificados de los documentos cuyo examen sea autorizado por la Administración, previo pago, en su caso, de las exacciones que se hallen legalmente previstas. A fin de que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos la LRJPAC ordena a las Administraciones que publiquen de forma regular las instrucciones y respuestas a consultas planteadas por los particulares u otros órganos administrativos que comporten una interpretación del derecho positivo o de los procedimientos vigentes a efectos de que puedan ser alegadas por los particulares en sus relaciones con las mismas. III.- LA CARTA DE DERECHOS DEL CIUDADANO EN CASTILLA-LA MANCHA. III.1.- Antecedentes. El proclamado carácter instrumental de la Administración ha dado lugar a que las diferentes Administraciones Públicas hayan adoptado diversas medidas tendentes a garantizar los derechos de los ciudadanos en sus relaciones con las mismas. En la Administración de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, esta tendencia se inició con la creación, en el año 1985, del Libro de Atención al Ciudadano, seguido por el Plan de Modernización de 1993, aprobado por el Consejo de Gobierno el día 30 de marzo, pero no fue hasta la Carta de los Derechos del Ciudadano, aprobada por el Decreto 30/1999, de 30 de marzo, cuando se configura un marco 231 jurídico en el que se reflejan de manera positiva los derechos que tienen los ciudadanos en sus relaciones con la Administración Regional. III.2.- Concepto y naturaleza. La Carta de los Derechos del Ciudadano puede definirse como la norma jurídica que recoge un conjunto de derechos de los ciudadanos en sus relaciones comunes con la Administración Regional, los cuales tienen una protección especial mediante las medidas que en ella se contienen. El término ciudadano se emplea en la Carta en un sentido amplio, puesto que, como se dice en su artículo segundo, los derechos que en la misma se consagran son ejercitables tanto por las personas físicas como por las jurídicas. La Carta de los Derechos del Ciudadano no es un simple catálogo de medidas organizativas, sino que en la misma se enuncian verdaderos derechos que directamente se atribuyen a los ciudadanos a través de una norma jurídica que hace posible que se pueda reclamar su amparo. Por otra parte, la Carta de los Derechos del Ciudadano no es una lista cerrada de todos los derechos que le asisten, sino que se configura como una lista abierta que requiere, como se dice en su exposición de motivos, el necesario desarrollo en las Cartas Sectoriales de Servicios Públicos que deben elaborar las diferentes unidades administrativas de la Administración de la Junta de Comunidades, las cuales constituyen el instrumento a través del cual los órganos de la Administración informa a los ciudadanos sobre los servicios que tiene encomendados y de los compromisos de calidad en su prestación, así como de los derechos que les asisten en relación con dichos servicios. Entre estas Cartas Sectoriales se encuentran las que se refiere por ejemplo al Teléfono Unico de Información, al Archivo de la Administración, al teléfono del Consumido y a la Biblioteca de Castilla-La Mancha. III.3.- Contenido de la Carta de los Derechos del Ciudadano. Los derechos recogidos en la Carta de Derechos del Ciudadano se agrupan en los siete bloques siguientes: III.3.1.- Derecho de acceso a los centros y oficinas. Dentro de este apartado se incluye el de acceso a cualquier edificio público de la Junta de Comunidades sin que ninguna limitación o barrera pueda impedírselo y el de que estén adecuadamente señaladas las diferentes dependencias de la Administración a las que los ciudadanos deseen dirigirse. III.3.2.- Derecho a recibir una atención adecuada. Dentro de este bloque se incluyen los siguientes derechos: A una atención cortés, diligente, confidencial y en igualdad de condiciones, sin discriminaciones por razón del sexo, lengua, raza, religión, condición social, nacionalidad, origen u opinión. No acudir a una oficina pública, salvo cuando una Ley exija su comparecencia. 232 Recibir en el domicilio por cualquier medio y de forma gratuita los impresos necesarios para iniciar un procedimiento o solicitar cualquier servicio Recibir información para rellenar instancias y, en su caso, cumplimentarla por el empleado que le atienda No soportar esperas injustificadas. Ventanilla única cuando la actividad afecta sólo a la Administración Regional. III.3.3.- Derecho a recibir información. Este derecho implica: La contestación a las consultas o peticiones que se efectúen, tanto de servicios como de localizaciones de oficinas, números de teléfono y fax, así como el horario de las mismas. Conocer la identidad y cargo de la persona que le atienda. Consultar el “Diario Oficial de Castilla-La Mancha” en cualquier oficina, adquirir el mismo en las Delegaciones Provincial de la Junta de Comunidades, así como obtener copias de las convocatorias publicadas en el mismo que estén en plazo de solicitudes. Conocer, cuando inste un procedimiento, los medios de que dispone para estar informado de su tramitación o para obtener copias de los documentos que contenga su expediente, así como la oficina y empleado a los que deba dirigirse, así como conocer la identidad de la autoridad o funcionario bajo cuya responsabilidad se tramite y las fases de los procedimientos en los que tenga la condición de interesado. Ser informado en el plazo de diez días desde la recepción de su solicitud del plazo máximo para su resolución y notificación, así como de los efectos del silencio administrativo. Recibir en términos claros y sencillos las notificaciones que se le efectúen Asimismo, las resoluciones que hayan de ser motivadas, deberán comprender los preceptos jurídicos en que se basan con su denominación completa, así como del número y fecha de su publicación oficial. III.3.4.- Derecho a presentar documentos. Dentro de este apartado se incluyen los siguientes: El de presentar en cualquier registro de entrada de la Administración de la Junta los documentos dirigidos a cualquiera de sus órganos y del resto de Administraciones Públicas. El de obtener en las oficinas de registro una copia compulsada de cualquier documento que haya de presentarse ante la misma. El de obtener gratuitamente fotocopias de los documentos que tenga que presentar ante la Administración de la Junta, así como solicitar en sus oficinas el uso del teléfono, fax o correo electrónico para realizar las gestiones necesarias tendentes a recabar datos o documentos que deba presentar ante la Administración. 233 El de presentar por fax y durante las 24 horas del día cualquier tipo de documentación. El se exige el documento original el interesado lo debe presentar en el plazo de diez días, sirviendo el fax para acreditar su entrada. III.3.5.- Derecho a no tener que aportar documentos. El reconocimiento de este derecho implica que, salvo en los expedientes de contratación, los ciudadanos no tienen que aportar los documentos que obren en poder de la Administración de la Junta o que deban ser expedidos por órganos de la misma. III.3.6.- Derecho a presentar reclamaciones, iniciativas y sugerencias. Los ciudadanos pueden presentar en la forma que deseen quejas, reclamaciones o iniciativas sobre el funcionamiento de los servicios de la Administración Regional, las cuales deben ser contestadas en el plazo de 15 días por el Delegado Provincial, Secretario General Técnico o Director General competente. Este derecho ha sido desarrollado por la Orden de la Consejería de Administraciones Públicas de 21 de septiembre de 2000. III.3.7.- Derecho a participar en los servicios públicos. Para su ejercicio, la Carta reconoce el derecho de los ciudadanos a ser consultados de forma periódica y regular sobre su grado de satisfacción con los servicios que recibe y a recibir la información necesaria para poder participar en los procedimientos que tenga la condición de interesado. Asimismo se reconoce el derecho a la resolución de los conflictos con la Administración Regional de forma rápida y económica, para lo cual se obliga a promover la constitución mediante Ley de órganos independientes de arbitraje, compuestos por técnicos y usuarios. III.4.- Garantías de la Carta. Como se decía anteriormente, la Carta de los Derechos del Ciudadano, no se limita a señalar los derechos que se atribuyen a los ciudadanos, sino que, además de las acciones que jurídicamente pueden ejercer de acuerdo con la normativa jurídica de aplicación, la Carta establece una serie de garantías adicionales en una triple dirección: a) Informativa, para lo cual establece que en la entrada de todos los centros de la Administración se disponga de ejemplares de la misma, teniendo también derecho a recibirlos por correo y de forma gratuita, cuando lo soliciten. b) Protectora, atribuyendo esta función a la Inspección General de Servicios, bajo la autoridad de la Dirección General de Calidad de los Servicios, ante la que pueden presentarse por escrito o por teléfono cualquier sugerencia o reclamación relacionada con el ejercicio de los derechos reconocidos en la Carta. c) Control, obligando a la Dirección General de Calidad de los Servicios a elaborar informes periódicos sobre las reclamaciones o sugerencias que 234 se presenten, los cuales deben ser elevados para su conocimiento al Consejo de Gobierno. IV.- TERMINOS Y PLAZOS: SU CÓMPUTO. IV.1.- Diferencia entre término y plazo. En Derecho Administrativo el tiempo manifiesta su incidencia en múltiples formas. Así, por ejemplo: la Administración ha de actuar normalmente con rapidez y, en ocasiones, con urgencia; ciertos actos y actividades sólo pueden desarrollarse en determinados días y horas, que por eso se llaman días y horas hábiles; algunas actuaciones, aisladamente consideradas, han de realizarse dentro de un cierto período de tiempo y otras han de tener lugar en un momento determinado (término). En primer lugar, debemos hacer una distinción entre término y plazo. Términos son aquéllos momentos en que debe forzosamente realizarse alguna actuación procedimental, así sucede cuando se comunica que determinado día y hora debe hacerse una comparecencia, o se practicará una prueba, o se celebrarán unos exámenes. El término pues remite al momento o momentos más precisos en que debe producirse la actuación administrativa. El plazo es el espacio más dilatado en que pueden o deben realizarse determinadas conductas de trascendencia procedimental. Los términos y plazos establecidos en la LRJPAC u otras leyes administrativas obligan, por un lado, a las autoridades y personal al servicio de las Administraciones Públicas competentes para la tramitación de los asuntos, y, por otro, a los interesados en los mismos. No obstante la realización de actuaciones fuera del tiempo establecido para ellas sólo implicará la anulabilidad del acto cuando así lo imponga la naturaleza del término o plazo. IV.2.- Forma de cómputo de los plazos. IV.2.1.- Cómputo por días. En el Derecho Administrativo, al contrario de lo que sucede en el Derecho Privado (art. 5.2 del Código Civil), la regla tradicional de cómputo ha sido la de considerar válidos sólo los días hábiles, salvo que expresamente se estableciera lo contrario. Esta regla, que ha sido criticada por un sector de la doctrina, no sólo por apartarse de lo dispuesto en el art. 5.2 del Código Civil, sino también porque da lugar a inseguridad jurídica, debido al entramado sistema de fiestas existentes en nuestro país (locales, autonómicas y nacionales). Pues bien, esta regla general ha sido elevada de rango al disponerse en la modificación de la LRJPAC, efectuada por la Ley 4/1999, de 13 de enero, que las excepciones únicamente pueden establecerse por norma con rango de Ley o por la normativa comunitaria europea, al establecerse en el art. 48.1 que “siempre que por Ley o normativa comunitaria europea no se exprese otra cosa, cuando los plazos se señalen por días, se entiende que éstos son hábiles, excluyéndose del cómputo los domingos y los declarados festivos”, añadiéndose que 235 cuando los plazos se señalen por días naturales, se deberá hacer constar esta circunstancia en las correspondientes notificaciones. El cómputo de los plazos se contarán a partir del día siguiente a aquel en que tenga lugar la notificación o publicación del acto de que se trate, o desde el siguiente a aquel en que se produzca la estimación o la desestimación por silencio administrativo. Con el fin de garantizar que todos los ciudadanos dispongan de forma efectiva del plazo señalado, el legislador ha declarado como inhábil a efectos de cómputo, no de las actuaciones, los días que sean festivos tanto en el municipio o Comunidad Autónoma en que resida el interesado, como en la sede del órgano administrativo. Para paliar la inseguridad jurídica que produce este sistema, la Administración General del Estado y las de las Comunidades Autónomas deben publicar antes del comienzo de cada año en el diario oficial correspondiente, el calendario de días inhábiles a efectos de cómputo de plazos, debiendo comprender el aprobado por las Comunidades Autónomas los días inhábiles de las Entidades que integran la Administración local correspondiente a su ámbito territorial. IV.2.2.- Cómputo por meses y años. Cuando los plazos se fijen en meses o años, éstos se computarán a partir del día siguiente a aquel en que tenga lugar la notificación o publicación del acto de que se trate, o desde el siguiente a aquel en que se produzca la estimación o desestimación por silencio administrativo y si en el mes de vencimiento no hubiera día equivalente a aquel en que comienza el cómputo, se entenderá que el plazo expira el último día del mes. IV.2.3.- Regla común. Cuando el último día del plazo sea inhábil, tanto en el de días naturales como en el de meses o años, se entenderá prorrogado al primer día hábil siguiente. IV.3.- Ampliación y reducción de los plazos. La norma general admite dos excepciones: Ampliación: podrá concederse, salvo precepto en contrario, de oficio o a petición de los interesados, una ampliación que no exceda de la mitad de los mismos, siempre que, las circunstancias lo aconsejen y con ello no se perjudiquen derechos de tercero, debiéndose notificar a los interesados el acuerdo de ampliación. Se aplicará siempre por el tiempo máximo permitido a los procedimientos tramitados por las misiones diplomáticas y oficinas consulares, así como aquellos que tramitándose en el interior, exijan cumplimentar algún trámite en el extranjero o en los que intervengan interesados residentes fuera de España. Tanto la petición de los interesados como la decisión sobre la ampliación deberán producirse antes del vencimiento del plazo de que se trate, ya que no pueden ser objeto de ampliación los plazos ya vencidos. 236 Reducción: Se podrá acordar la tramitación de urgencia, de oficio o a petición del interesado, cuando razones de interés público lo aconsejen. En este supuesto se reducirán a la mitad los plazos establecidos para el procedimiento ordinario. Los acuerdos sobre ampliación de plazos o sobre su denegación, así como los que declaren la tramitación de urgencia no cabrá recurso alguno. 237 238