A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 7 de agosto de 2013, habiéndose dispuesto en el establecido, Acuerdo 2078, de que conformidad deberá con observarse lo el siguiente orden de votación: doctores Soria, Genoud, Kogan, de Lázzari, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 110.634, "Chimondeguy, Juan Carlos contra Pucará S.A. Nulidad de asamblea". A N T E C E D E N T E S La Sala I de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Bahía Blanca confirmó la sentencia de primera instancia que, a su turno, había rechazado la demanda de nulidad de las asambleas ordinaria y extraordinaria convocadas por Pucará S.A. (fs. 1084/1090). Se interpuso, por el actor, recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 1095/1109). Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado el recurso extraordinario inaplicabilidad de ley? V O T A C I Ó N de A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: I. Chimondeguy, en En el su sub carácter lite, el señor Juan Carlos de socio de Pucará S.A., promovió demanda de nulidad de las asambleas ordinaria y extraordinaria celebradas el 5 de febrero de 1993, la primera de ellas a las 8 horas y la segunda a las 18 horas, a las que -dijo- no pudo asistir en razón de que el Directorio abandonó la práctica de notificar por nota la convocatoria a los accionistas (v. fs. 14/24). Denunció mediante errores publicación que celebradas, aparejan objetando extraordinaria por que de la convocatoria edictos la además adoleció nulidad la deficiencias de validez en lo de las de que la efectuada diversos asambleas asamblea atañe a los puntos tercero y cuarto del orden del día propuesto. II. El señor juez de primera instancia desestimó la demanda impetrada (v. fs. 862/867). Apelado dicho pronunciamiento, la Sala I de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Bahía Blanca lo confirmó (v. fs. 1084/1090). III. Contra esta última decisión se alza el actor mediante el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley de fs. 1095/1109, en el que denuncia la violación y/o errónea aplicación de los arts. 34 inc. 4, 163 inc. 6, 164, 166, 169, 170, 242, 273 y concs. del Código Procesal Civil y Comercial; 1071 y concs. del Código Civil; 234, 237, 251 y concs. de la ley 19.550; 18 de la Constitución nacional y 15, 168, 171 y concs. de su par provincial. IV. El recurso no puede prosperar. a. Para arribar a su decisión confirmatoria del rechazo de la demanda, la alzada examinó los diversos agravios llevados a su conocimiento por el actor. i] Con cita de los arts. 253 y 273 del Código Procesal Civil y Comercial, el a quo comenzó por desestimar la pretendida nulidad del pronunciamiento de origen. Sostuvo que si bien dicho fallo omitió tratar las objeciones planteadas en torno a la asamblea extraordinaria, esta circunstancia no conducía a declarar su nulidad por cuanto las quejas del recurrente podían ser perfectamente atendidas en el marco del recurso de apelación interpuesto (arts. 253 y 273 del C.P.C.C.; v. fs. 1084 vta.). ii] Sentado lo anterior, tras reseñar los antecedentes del caso y las notas de la acción de impugnación articulada (v. fs. 1085/1086 vta.), abordó los cuestionamientos formulados respecto de la asamblea ordinaria. Liminarmente, descartó la queja por el supuesto abandono del sistema informal de comunicación de la convocatoria (v. fs. 1086 vta.). Sobre el particular, el señor juez de primera instancia había resuelto que esa no era la forma establecida por la ley para las convocatorias y que, dadas las desavenencias surgidas en el seno de la sociedad, era esperable que cualquier convocatoria futura fuera realizada -como se hizo- por el medio legalmente establecido (v. fs. 863 vta./864). A su turno, la Cámara de Apelación aseveró que el abandono de tal sistema, como el propio accionante reconoció "de movida", no era jurídicamente invocable (v. fs. 1086 vta.). De otra parte, compartió los fundamentos de la sentencia apelada a fin de desechar la nulidad basada en el error en la individualización del carácter de la mentada asamblea -extraordinaria, en lugar de ordinaria- (v. fs. 1087). Al efecto, remarcó que el señor Chimondeguy confesó, sin ambages, que no leyó el edicto, por lo cual, desde un ángulo estrictamente personal e individual, su invocado interés en participar de la asamblea no podía -por definición- entenderse vulnerado por defecto alguno que pueda achacarse al edicto. A la par, estimó que aún ponderando el aspecto institucional de la acción impetrada, concibiendo al accionista como un órgano de defensa social, la objeción esgrimida carecía notoria y ostensiblemente de entidad para invalidar el acto. Ello por cuanto si bien la indicación del carácter de la asamblea es un recaudo propio de la convocatoria (art. 237, L.S.C.) y su ausencia puede llevar a su invalidación, el contexto en que se enmarcó tal yerro neutralizó su eventual aptitud para suscitar error o confusión en los destinatarios. Precisó, al respecto, que del ejemplar del boletín oficial acompañado, surgía que el mismo día y en la misma página aparecen publicadas ambas convocatorias: la de la asamblea extraordinaria -correctamente individualizada como tal- para las 18 hs. y con un orden del día acorde con dicho carácter; y la de otra asamblea -erróneamente calificada también como extraordinaria- para las 8 hs., con transcripción de un temario que no podía sino corresponder a una asamblea "ordinaria". Bajo tal contexto, reputó que la relevancia del error en que incurriera el boletín oficial quedaba enteramente enervada (arts. 234 y 235, L.S.C.) pues, en la situación concreta, dicho error resultaba obvio, e inequívoco el carácter de ordinaria de esa cronológicamente primera asamblea, convocada para tratar un temario propio de tal (v. fs. 1087/1088). Partiendo de tales premisas, juzgó que la conducta del actor de atrincherarse en esa nimiedad como fundamento de una impugnación de asamblea se resiente de un exasperante formalismo, propio de una observancia ritualista de las normas y configurativa de un verdadero ejercicio abusivo de los derechos (art. 1071 del Cód. Civ.); a lo que adunó el carácter restrictivo con que debe apreciarse la nulidad de las decisiones asamblearias (art. 251 de la cit. ley; v. fs. 1088). iii] A su turno, tampoco acogió los agravios en torno a la falta de precisión que el socio imputaba al punto tercero del temario correspondiente al orden del día de la asamblea extraordinaria. En este sentido, luego de dar cuenta del contenido del orden publicitado, consideró que su texto era claro y concreto para advertir debidamente a los accionistas respecto de la cuestión que habría de tratarse, no siendo necesario detallar los aspectos secundarios involucrados porque excedería el alcance y cometido del orden y constreñiría indebidamente la libre deliberación (fs. 1088 y vta.). iv] Encontró, además, que la objeción del apelante respecto del punto cuarto de dicho temario traslucía un inaceptable ritualismo, pues el error cometido en la individualización del artículo del estatuto a reformarse, usándose la palabra "cuota" cuando correspondía decir "cuarto", no tenía ninguna relevancia teniendo en cuenta el texto que seguía entre paréntesis y que expresaba la reforma a debatirse, careciendo de importancia a los efectos de identificar la cláusula de la cual se trataba (fs. 1088 vta./1089). v] Por fin, desestimó las protestas sustentadas en que el aumento de capital decidido en la referida asamblea importó para él una disminución de su participación accionaria. Adujo el tribunal que los embates resultaban triviales, dado que si se decidió un aumento del capital mediante la emisión de nuevas acciones y el señor Chimondeguy se abstuvo de ejercitar suscripción preferente, su participación forzosamente habría de descender. su derecho de proporcional Mas, destacó, tal disminución no fue fruto de ninguna maniobra ni constituye un despojo como alega, sino el resultado matemático de no haber suscripto (art. 194, L.S.C.; v. fs. 1089). En adición, afirmó que la impugnación del aumento debió ir acompañada de la demostración de su innecesariedad o que contrariaba el interés social, extremos que ni siquiera fueron alegados (v. fs. 1089 vta.). b. Frente a tal base y desarrollos argumentales, la crítica formulada por el actor lejos está de conmover el pronunciamiento atacado (v. fs. 1097 vta./1109). Veamos. i] En primer lugar, arguye que yerra la Cámara de Apelación cuando, pese a tener por configurada la omisión del fallo de origen de expedirse sobre los cuestionamientos esgrimidos como fundamento de la nulidad de la asamblea extraordinaria, desestima su nulidad por entender que, a tenor de lo normado por el art. 273 del Código Procesal Civil y Comercial, sus agravios podían ser atendidos en el marco del recurso de apelación (v. fs. 1098). En apoyo de este segmento de su embate, alega que, conforme lo normado por los arts. 168 y 171 de la Constitución provincial, la omisión de resolver cuestiones esenciales sometidas a decisión de los jueces conduce indefectiblemente a la nulidad del fallo y que aquélla no puede subsanarse por vía del citado art. 273, pues las facultades en él contempladas lo son respecto a cuestiones accesorias de la sentencia, pero no a lo medular o esencial preterición de en la que decisión. incurriera Comprobada el señor entonces juez de la primera instancia -asevera- la Cámara debió anular la sentencia y devolver los autos a la instancia de origen para dictar un nuevo pronunciamiento a fin de respetar la garantía legal de la doble instancia (v. fs. 1097 vta./1099). ii] La protesta ensayada en tales términos no es de recibo. De un lado, en su pieza recursiva, el impugnante no controvierte la justificación normativa en la que reposa el fallo en crisis, concretamente el art. 253 del Código Procesal Civil y Comercial, precepto que da cuenta de la carencia de autonomía funcional -aunque no conceptual- del recurso de nulidad en nuestro ordenamiento procesal civil y comercial (conf. Ac. 90.402, sent. de 8III-2007). De otra parte, no obstante insistir en la imposibilidad de que la preterición constatada sea subsanada en el marco de la apelación, y reclamar que debió declararse inválido el pronunciamiento de origen y reenviarse los autos a los fines del dictado de una nueva sentencia, soslaya que, por regla y a diferencia de lo que acontece con el recurso extraordinario de nulidad, de decretarse dicha nulidad la Cámara se encuentra habilitada para resolver sobre el fondo del litigio. El art. 253 del ordenamiento procesal local no contiene una previsión expresa semejante a la incorporada a su homólogo en el orden nacional por la ley 22.434, según la cual, cuando el tribunal de alzada declare la nulidad de la sentencia por cualquier causa, "resolverá también sobre el fondo del litigio". Tal previsión determina que en dicha hipótesis la Cámara no sólo anula la resolución impugnada, sino que la sustituye por otra adecuada sin disponer el reenvío para el dictado de un nuevo pronunciamiento. Con todo, dicha reforma no hizo más que consagrar de modo explícito lo que, con anterioridad, se venía pregonando. A la luz del texto primigenio del Código Procesal nacional, idéntico al vigente art. 253 del ordenamiento provincial, se interpretaba con sustento en el principio de economía procesal por la supresión del recurso de nulidad como medio de impugnación autónomo así como por la aplicación extensiva del art. 278 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (coincidente con el art. 273 del C.P.C.C. provincial) que, declarada la nulidad de la sentencia recurrida, la alzada debía resolver sobre el fondo del litigio. En este sentido se expidió la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, en el fallo plenario dictado in re "Cruz Gianello e hijos c. Permanente S.R.L." (sent. de 2-III-1977, LL 1977-B-39). No altera lo expuesto lo argumentado con base en la pretendida infracción al régimen legal de la doble instancia, acompañó con la no sólo adecuada porque dicho denuncia de argumento normas o no se doctrina legal atingentes (conf. art. 279, C.P.C.C.), sino porque, como lo demuestra el trámite de la causa, la intervención de la alzada se concretó de modo inequívoco. Consecuentemente con lo expuesto, corresponde desestimar este tramo del recurso. c. Igual suerte adversa han de seguir las quejas contra el rechazo de la nulidad de la asamblea ordinaria. i] Señala el recurrente que, independientemente de quién haya sido el autor del error en la publicación del edicto y si éste fue o no leído por los interesados, se ha violado la disposición del art. 237 de la ley 19.550 al incumplirse la formalidad impuesta por dicha norma que exige la mención del "carácter de la asamblea" (fs. 1100 vta./1101 vta.). Sostiene que el carácter restrictivo con que deben ser apreciadas las nulidades en materia societaria no permite soslayar el incumplimiento de la publicidad dispuesta por la ley de sociedades, so pena de lesionar los derechos de los socios y terceros, y que el contexto al que hace referencia la alzada para quitar transcendencia al error no autoriza a dejar de lado la publicidad legal, siendo que, más allá de la mayor o menor aptitud para provocar el error de los interesados, la incorrecta publicidad conlleva la nulidad del acto asambleario (fs. 1101 vta./1102 vta.). ii] El art. 237 de la ley 19.551 determina la forma en que debe llevarse a cabo la convocatoria de asambleas. En lo que aquí interesa, establece que en la respectiva legales publicación (B.O.) debe en el diario mencionarse "el de publicaciones carácter de la asamblea, fecha, hora y lugar de reunión, orden del día y los recaudos especiales exigidos por el estatuto para la concurrencia de los accionistas". En cumplida, el ciñéndose individualización sub el del lite, tal publicación debate en torno carácter de la al error asamblea fue en la convocada para las 8 hs. del día 5 de febrero de 1993. Concretamente, allí se indicó que aquélla era "extraordinaria", en lugar de "ordinaria". Ambas instancias de grado reputaron que dicho yerro carecía notoria y ostensiblemente de entidad para invalidar el acto, en la medida que el contexto en el cual se insertó no tenía aptitud para suscitar error o confusión en los destinatarios. En suma, se juzgó que resultaba obvio e inequívoco el carácter de "ordinaria" de esa primera asamblea, convocada para tratar un temario propio de tal (v. reseña contenida en el pto. IV.a.ii]). Frente genérico al razonamiento a ello, "dogmatismo" del que tribunal, el a quejoso su sin alude juicio rebatir de modo exhibiría el idónea y frontalmente los motivos concretos y puntuales que llevaron a la alzada a sostener que aquel yerro en la indicación del carácter de la asamblea no pudo llevar a error a los socios y demás interesados sobre su carácter. Para más, si bien insiste en que más allá de "... la mayor o menor aptitud para llevar a error (...) la incorrecta publicidad conlleva la pena de nulidad..." (v. fs. 1102), las citas doctrinarias que trae en apoyo de su queja sólo dan cuenta de que la omisión del cumplimiento de las formalidades de la convocatoria a la asamblea "puede producir la argumentos nulidad", ni invoque sin que norma el legal interesado alguna que brinde avalen su tesis según la cual tal nulidad se impone no obstante la irrelevancia o intrascendencia del error. En suma, en la especie, no estamos frente a un supuesto pertinente mención de ausencia publicación que debe de legal, contener convocatoria sino dicho ante un llamado mediante la error la que en -por los motivos expuestos por la Cámara y que el recurrente no rebatió idóneamente- careció de trascendencia a los fines de cumplir su cometido, a saber, poner en conocimiento de los interesados la realización de la asamblea, su fecha y lugar, su carácter "ordinario" deducible inequívocamente de su contexto y el orden del día a tratar que, vale reiterar, se reputó propio de las asambleas ordinarias. iii] sustentada en notificación el o Tampoco ha abandono aviso de prosperar del personal sistema a los la crítica informal de socios de la igual que el a la convocatoria asamblearia (v. fs. 1102/1105). El magistrado de tribunal primera de alzada, instancia, al juzgó adecuada exigencia legal, la notificación de las asambleas mediante edictos, puesto que el abandono de la informal práctica societaria de notificar a los socios mediante nota no era un hecho jurídicamente relevante. Tal conclusión encontró sustento en lo preceptuado por el art. 237 de la ley 19.550 que, vale remarcar, dispone que la convocatoria a asamblea debe realizarse "por publicaciones durante cinco días, con diez de anticipación, por los menos y no más de treinta, en el diario de publicaciones legales...". En su remedio extraordinario, el actor alega que mediante las declaraciones testimoniales rendidas, ha quedado demostrado que todos los llamados a asamblea se realizaban mediante notas a los socios, motivo por el cual el abandono de esa modalidad debió servir para poner en evidencia la mala fe del Directorio en ocultar la celebración de la asamblea para que no concurrieran los socios enfrentados al grupo mayoritario (fs. 1102 vta./1105 vta.). Tales alegaciones resultan el fruto de una reflexión tardía conocimiento de en la tanto no segunda fueron instancia así llevadas (conf. doct. a C. 100.524, sent. de 18-V-2011; C. 100.940, sent. de 22-VI2011). En efecto, al expresar agravios ante la alzada, el señor Chimondeguy sostuvo que "... si bien en la demanda mencioné que la convocatoria a asamblea no se había comunicado por nota a los socios -como siempre se había hecho- no fue vta./15), ese sino el sólo motivo una de la nulidad referencia sobre (v. gs. la 14 evidente intención del Directorio de que [su parte] y los restantes accionistas que cuestionaban su manejo no se enteraran de la realización de las dos asambleas". Es más, reiteró que la nulidad planteada "... estuvo motivada en la irregular publicación de la convocatoria..." (v. fs. 881 vta./882). Ello fue advertido por la Cámara, quien enfatizó que el accionante "de movida" reconoció que el abandono del sistema informal antes empleado no era jurídicamente invocable (v. fs. 1086 vta.), reconocimiento que no mereció refutación alguna por parte del ahora recurrente. En adición, el quejoso no se hace cargo de que, a tenor de lo normado por el art. 237 de la Ley de Sociedades, la publicación procedimiento seleccionado convocatoria a los de por edictos el accionistas, constituye legislador siendo para tal el la forma insustituible y obligatoria para la sociedad, lo que lleva a presumir iuris et de iure que todos los accionistas han tomado conocimiento del llamado (C.N.Com., Sala C, 29-X1990, "Schillaci I.M. c/Establec. Textil San Marco S.A.", cit. por Nissen, Ricardo A., Ley de Sociedades Comerciales, ed. Astrea, Bs. As., 2010, t. 2, p. 732, nota n° 3). d. Por fin, también merece desestimarse el embate contra el rechazo de la nulidad de la asamblea extraordinaria. Insiste el actor en que mediaron dos deficiencias en la fijación del temario a abordar en la asamblea extraordinaria: una, la falta de precisión de los tópicos a tratar que imputa al punto tercero del orden del día, y la otra, en el punto cuarto del citado orden, la omisión de indicar el número de artículo que se pretendía reformar y el tema sobre el cual versaba tal reforma. Señala que tales yerros en la etapa de formación de la asamblea (llamado a los socios), tornan inválido el acto asambleario, tachando de dogmática y absurda la decisión que descartó su configuración (v. fs. 1106/1108). Esta parcela de su queja sólo trasluce una mera discrepancia subjetiva con las conclusiones a las que arribara la Cámara tras examinar el contenido del orden del día de la asamblea extraordinaria. Como fuera reseñado (v. pto. facultades IV.a. aps. por regla iii y iv), privativas en de ejercicio las de instancias las de grado, la alzada brindó las razones por las que cabía descartar tanto la falta de precisión endilgada al punto tercero del orden el día, como las impugnaciones que, en lo que calificó como un inaceptable ritualismo, se dirigieron respecto a la individualización del artículo del estatuto a reformarse (v. fs. 1088/1089), sin que el interesado formule un reproche que evidencia la absurdidad del fallo (art. 279 del C.P.C.C., su doct.). Tal vicio, como es sabido, no queda configurado aún cuando el criterio de los sentenciantes pudiera ser calificado de objetable, discutible o poco convincente, porque se requiere algo más: el error grave, grosero y manifiesto que conduzca a conclusiones inconciliables con las constancias objetivas de la causa (conf. Ac. 55.367, sent. de 20-V-1997; Ac. 70.890, sent. de 8-IX-1998; Ac. 64.420, sent. de 1-XII-1999; C. 94.657, sent. de 29-XII-2008), exigencia que no encuentro satisfecha en el escrito que introduce la pretensión revisora esgrimida en los presentes. V. corresponde Por rechazar inaplicabilidad de los motivos el ley hasta recurso aquí expuestos, extraordinario interpuesto, con costas de al accionante vencido (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). Voto por la negativa. Los señores jueces doctores Genoud, Kogan y de Lázzari, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votaron también por la negativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza el recurso extraordinario interpuesto; con costas al recurrente (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). El depósito previo de $ 2.500, efectuado a fs. 1094 y 1112, queda perdido (art. 294, C.P.C.C.). El tribunal a quo deberá dar cumplimiento a lo dispuesto por los arts. 6 y 7 de la resolución 425/2002 (texto resol. 870/2002). Notifíquese y devuélvase. DANIEL FERNANDO SORIA LUIS ESTEBAN GENOUD HILDA KOGAN EDUARDO NESTOR DE LAZZARI CARLOS E. CAMPS Secretario