documento en word - Notarios y Registradores

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DECLARACIÓN DE LA ASOCIACIÓN DE NOTARIOS
Y REGISTRADORES DE ESPAÑA EN RELACIÓN CON
LA SENTENCIA DEL TS DE 20 DE MAYO.
En vista de la Sentencia del Tribunal Supremo de 20 de mayo, que
anula parcial o totalmente diversos artículos del Reglamento Notarial, nos
reiteramos como en otras ocasiones en las siguientes afirmaciones:
1º.- Que el Notario, por su condición de funcionario público, está
obligado controlar la legalidad en el ámbito de sus funciones es algo que,
por evidente, nunca se ha puesto en duda a lo largo de la historia de la
institución notarial. Ya el veterano artículo 1 de la Ley Orgánica del
Notariado de 28 de mayo de 1862 define al notario como el funcionario
público autorizado para dar fe, conforme a las leyes, de los contratos y
demás actos extrajudiciales.
El asesoramiento y el control de legalidad son consustanciales e
inherentes a la propia esencia del Notario. El control de legalidad es una de
las características más primigenias del notariado. Por ello no es de extrañar
que ya plena Edad Media dijese Salatiel Bonaniense (1210-1280), maestro
de Rolandino, en su obra Ars Notariae: “abstinere vero debet notarius ne
conscribat ilicita instrumeta” (debe abstenerse el notario de escribir
documentos ilícitos). Tal principio no hacía más que incorporar una norma
ya entonces milenaria, pues así se exigía en Roma para el tabellio (Cfr.
Cod. Iustiniani. 1.2. 14.6; 4.42.2; 11.54.1), quién debía conocer, aceptar y
cumplir la ley. Por ello el primer artículo de la veterana Ley del Notariado
de 1862, exigía, como ha quedado visto, que el documento que autoriza el
Notario haya de ser “conforme a las leyes”. Esta obligación de conformar
el documento a las leyes es para las partes contratantes una garantía de la
plena eficacia del contrato; para la Administración y la sociedad en general,
una garantía del cumplimiento, no sólo de los requisitos Administrativos
del contrato (licencias, autorizaciones, etc...), sino del Ordenamiento
jurídico en su conjunto; y para el Registro es garantía de que los títulos que
acceden a él, y que van a ser beneficiados por sus radicales efectos, se
adecuen a la voluntad informada de los otorgantes y que el negocio
contenido en el documento es “conforme a las leyes”, lo que implica su
regularidad no sólo formal sino material (cfr. Art. 24 LN). El artículo 17
bis de la Ley del Notariado (en redacción dada por Ley 24/2001) dice que
“...el notario deberá dar fe de la identidad de los otorgantes, de que a su
juicio tienen capacidad y legitimación, de que el consentimiento ha sido
libremente prestado y de que el otorgamiento se adecua a la legalidad y a
la voluntad debidamente informada de los otorgantes o intervinientes.”. Y
por su parte el artículo 24 de la Ley del Notariado (en su redacción dada
por Ley 36/2006) exige al notario que “en su consideración de
funcionarios públicos deberán velar por la regularidad no sólo formal sino
material de los actos o negocios jurídicos que autorice o intervenga.”
El Tribunal Constitucional en Sentencia 207/1999, afirma que:
“A los Notarios, en cuanto fedatarios públicos, les incumbe en el
desempeño de la función notarial el juicio de legalidad, sea con
apoyo en una ley estatal o autonómica, dado que el art. 1 de la vieja
Ley por la que se rige el Notariado, Ley de 28 de mayo de 1862,
dispone que «El Notario es el funcionario público autorizado para
dar fe, conforme a las leyes, de los contratos y demás actos
extrajudiciales», función de garantía de legalidad que igualmente
destaca el Reglamento de la Organización y Régimen del Notariado,
aprobado por Decreto de 2 de junio de 1944, en su art. 145, párrafo
2, al imponer a los Notarios no sólo la excusa de su ministerio sino
la negativa de la autorización notarial cuando «... el acto o el
contrato, en todo o en parte, sean contrarios a las leyes, a la moral y
a las buenas costumbres, o se prescinda por los interesados de los
requisitos necesarios para la plena validez de los mismos... La
función pública notarial incorpora, pues, un juicio de legalidad
sobre la forma y el fondo del negocio jurídico que es objeto del
instrumento público, y cabe afirmar, por ello, que el deber del
Notario de velar por la legalidad forma parte de su función como
fedatario público.”
2º.- La actividad de Notarios y Registradores, con idéntica formación
jurídica, se complementa esencialmente de tal forma, que los efectos
sustantivos, probatorios y legitimadores, propios del documento notarial,
despliegan toda su virtualidad a través de la publicidad registral y del juego
de presunciones que derivan de ella. De igual forma que la eficacia del
documento notarial se vería enormemente limitada sin su acceso al
Registro: ningún registro seguro y fiable sería concebible si la calificación
del registrador se realizase sobre documentación carente del sello de
calidad que deriva de su autorización por un funcionario público, el
Notario, que controle su legalidad en el momento de la perfección del
contrato; en definitiva, sin la condición de documento público, cualquiera
que fuere su soporte, en papel o electrónico.
El funcionamiento combinado de ese doble control, notarial y registral,
ha configurado en España un sistema que, demostrando ser sobradamente
eficaz en la prevención de litigios, ha dotado de gran certeza y seguridad al
tráfico inmobiliario, al mercantil, a las relaciones familiares y al régimen
sucesorio, convirtiéndose en referente internacional.
3º.- Que la negación, ya sea del control de legalidad que corresponde al
notario en el momento de la perfección del negocio jurídico, ya sea del
atribuido al registrador al acceder el documento público al registro a su
cargo, choca frontalmente con el sistema de seguridad jurídica preventiva
vigente, en contra de nuestra mejor tradición jurídica y lo que es más grave,
en claro perjuicio para los ciudadanos.
Alfonso Cavallé Cruz
Notario
Copresidente de la Asociación de Notarios y Registradores de España
Jesús Ducay López
Registrador de la Propiedad
Copresidente de la Asociación de Notarios y Registradores de España.
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