cambios antropométricos tras el seguimiento del

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CAMBIOS ANTROPOMÉTRICOS TRAS EL SEGUIMIENTO DEL
RÉGIMEN ASOCIADO
Laura Quiles y Almudena Moreno
El régimen asociado, una vez valorado nutricionalmente, fue aplicado sobre población sana,
previo consentimiento informado, con la finalidad de observar los cambios en parámetros
antropométricos (peso, perímetro de cintura, perímetro de cadera e índice de masa corporal)
producidos tras el seguimiento de la dieta durante un breve periodo de tiempo, de dos
semanas.
Se seleccionaron entre los reposantes que acudieron a la Casa de Reposo a lo largo de tres
meses 74 personas, 54 mujeres y 20 hombres, con edades comprendidas entre los 20 y los
70 años (con una edad media de 46 años). Inicialmente se comprobó, durante una entrevista
previa a su inclusión en el estudio que su dieta inicial, antes de adaptarse a un régimen
asociado se encontraba en relativo equilibrio nutricional de acuerdo con las
recomendaciones de proporción de macronutrientes para una dieta convencional omnívora
(50% hidratos de carbono, 30% grasa y 20% proteínas). Para ello se realizó el pase de un
cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos validado.
Una vez seleccionado, cada participante fue pesado, tallado y medido su perímetro de
cintura y de cadera al inicio de su estancia en la Casa de Reposo. Las medidas se volvieron
a tomar, por el mismo investigador, para evitar variaciones en la observación, al finalizar la
estancia. En ambas ocasiones las observaciones se llevaron a cabo en condiciones similares
estando el participante en ayunas, por la mañana y sin zapatos ni ropa.
De este modo se pretendía valorar el estado nutricional previo de los participantes antes de
iniciar el seguimiento del régimen asociado, así como los cambios que se produjesen en su
estado nutricional pasadas dos semanas de estancia en la Casa de Reposo.
Desde la comunidad científica, se ha relacionado el sobrepeso y la distribución de la grasa
corporal central (androide o centrípeta) con diversas patologías, tales como hipertensión
arterial, diabetes tipo 2, hieperlipoproteinemia, accidentes cerebrovasculares, cardiopatía
isquémica, síndrome de apneas del sueño, litiasis biliar, esteatosis hepática, algunos tipos
de cáncer (mujer: vesícula biliar, mama, ovario y endometrio; hombre: próstata y
colorectal). En la actualidad el grado de sobrepeso se establece con relación al índice de
masa corporal (IMC), por ser este valor el que mejor correlación tiene con el porcentaje de
grasa corporal. Y como mejor indicador del grado de adiposidad visceral o central, se
acepta el perímetro de la cintura y el índice cintura/cadera. Partiendo de esta base, se
tomaron como referencia de valoración antropométrica tales medidas.
Así, se observó que el peso en Kg medio de los participantes al inicio del estudio se situaba
en torno a los 71 Kg. Tras el seguimiento de la dieta durante quince días, el peso
experimentó un descenso medio de 2,34 kg, quedando el peso promedio en torno a los 69
Kg. Con el fin de valorar el peso desde el punto de vista del estado nutricional, se relacionó
con la talla de la persona, calculando para ello el índice de masa corporal (IMC). El cálculo
de este índice de valoración del estado nutricional se realiza dividiendo el peso en Kg por la
talla en metros elevada al cuadrado. El valor resultante se relaciona con intervalos
establecidos, de tal manera que si se sitúa entre 19 y 25 m/Kg2 la persona esta
normonutrida, si el valor es inferior a 19 se encuentra en un estado de malnutrición, si
presenta cifras por encima de 25 sufre de sobrepeso, y más allá de 30, de obesidad. Como
media los participantes entraban en la Casa de Reposo con un IMC de25.9, por tanto
superando ligeramente el límite del sobrepeso, lo cual refleja con fidelidad el problema de
sobrepeso presente en la actualidad en población general. Tras seguir el régimen asociado
durante dos semanas, su IMC resultaba en 25.1, por lo que en tan sólo ese breve periodo de
cambio de su hábito nutricional casi se conseguía un estado nutricional de normopeso.
Las medidas de los perímetros de cintura y cadera resultan útiles como aproximación a la
distribución de la grasa corporal. Numerosos estudios científicos demuestran como para
una misma proporción de grasa corporal, el riesgo cardiovascular, resulta superior cuando
la grasa se acumula en mayor proporción a nivel abdominal. Mientras que si el tejido graso
se distribuye preferentemente en la cadera, el riesgo coronario es menor. La medida de
estos dos parámetros antropométricos indicó que basalmente, al inicio del estudio, el
perímetro de la cintura medía un promedio de 93 cm y la cadera de 101 cm. Tras el
seguimiento del régimen higienista la cintura se estrechó una media de 2,31 cm y la cadera
de 0,94 cm. Por lo que la pérdida de grasa corporal fue más rápida a nivel abdominal que en
la cadera.
Paralelamente se produjo un descenso en el índice cintura/cadera, resultado de dividir el
perímetro en centímetros de la cintura por el de la cadera. Dicho índice se encuentra
aceptado como indicador fiable del riesgo cardiovasculara en relación con la distribución
grasa abdominal, de modo que de acuerdo con el Consenso SEEDO’2000 se acepta que
existe un riesgo cardíaco para los varones cuando el índice cintura/cadera presenta valores
iguales o superiores a 1 y en mujeres iguales o superiores a 0,9. De lo que se deduce que si
la pérdida de grasa fue mayor en abdomen, presumiblemente se consiguió un efecto
cardioprotector. FALTA CALCULAR LOS INDICES CINTURA Y CADERA POR
SEPARADOPARA HOMBRESY MUJERES ANTES Y DESPUES.
En conclusión, podemos afirmar desde una base científicamente demostrada, que la dieta
vegetariana higienista en régimen asociado, seguida durante el breve periodo de dos
semanas, es capaz de reducir el peso corporal, así como el índice cintura/cadera. Los
resultados obtenidos resultaron todos significativos a nivel estadístico. Y podemos deducir
que si hubo un descenso en el peso corporal, así como en la proporción de grasa corporal,
presumiblemente se consiguió una reducción en el riesgo cardiovascular. Quedaría por
ampliar las observaciones a periodos más prolongados de tiempo, ya que cabría pensar que
un cambio en el estilo de alimentación hacia la variante vegetariana higienista supondría un
descenso progresivo hasta la normalización del peso y de la grasa corporal dentro de unos
niveles saludables.
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