La manera de decir perdon - Iglesia de Convertidos a Cristo

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LA MANERA DE DECIR PERDÓN
Mateo 18:15-22 y Lucas 17:1-6
Muchas veces se ha predicado dentro del pueblo cristiano sobre la
manera de conceder perdón o de perdonar, pero muy pocas veces se habla
sobre el tema del creyente que cae en pecado y debe PEDIR PERDON.
Al aparecer el Espíritu Santo no da a muchos creyentes la convicción de
pecado como para luego de haber ofendido a alguien, con la misma pasión
con que le ofendí ir donde ese alguien humillado a pedir perdón y con la
disposición de restaurar todo el daño que causó mi ofensa.
Realmente sabemos que no es falta de convicción por parte del Espíritu
Santo, sino que es un asunto de endurecimiento de parte del hombre en
pecado, que por su maldad se aparta de Dios, por esto escribió el escritor de los
Hebreos 3:12-13: “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón
malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los
otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se
endurezca por el engaño del pecado”.
El Señor nos conoce en lo más íntimo de nuestra naturaleza y por esta
razón dejó establecido en su palabra todo cuanto debemos de conocer para
que tengamos una relación para que tengamos una relación sana en EL, como
nos dice Romanos 12:18: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en
paz con todos los hombres”.
En esta oportunidad conoceremos pues todo cuanto el Señor nos
recuerda con respecto a la actitud que debemos mostrar cuando hayamos
ofendido a una persona o hayamos cometido pecado contra ella. Recordemos
que el que no ama a su hermano permanece en muerte (1 Jn. 3:14).
Sabemos que muchos, tal vez, nunca quieren ofender a otra persona y
sabemos que al contrario, muchos creemos que con actuar en la manera que
actuamos lo hacemos haciendo un bien, y no tenemos muchas veces en
consideración el carácter o la personalidad del hermano a quien queremos
ayudar, es importante que analicemos varias verdades para que no lleguemos al
punto de ofender, ya que sabemos lo difícil que se nos hace PEDIR PERDON.
Analicemos en primer lugar:
I. LA DEFINICIÓN DEL TÉRMINO
II. LA ACTITUD DEL OFENDIDO
III. LA ACTITUD DEL OFENSOR
Iglesia de Convertidos a Cristo
Autor: Pastor Arq. José R. Mallén Malla
2
“Edificación”
I. LA DEFINICIÓN DEL TÉRMINO
Es interesante que en este momento definamos los términos que
usaremos para que podamos comprender mejor nuestro estudio y
sepamos lo que nos demanda el Señor.
A.
B.
OFENSA
1.
Ofender es herir y maltratar a una persona, faltándole a su
condición de persona.
2.
La ofensa es sinónimo de:
INJURIA. (Daño que produce una cosa).
AFRENTA.
AGRAVIO.
HERIDA.
ULTRAJE. (Injuria grave que se hace de obra o de
palabras).
3.
La ofensa es una cualidad del ser humano y Santiago se
ocupa de hacérnoslo saber Stgo.3:2 y 5:16 cuando dice:
“Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende
en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar
todo el cuerpo”.
4.
Más en el otro pasaje nos recomienda: “Confesaos vuestras
ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis
sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”.
PECADO
1.
Pecado = es desviarse del camino (paraploma)
Es deuda (ofeilema)
Es violación (parabasis).
2.
El pecado es sinónimo de:
FALTA
FALLO
DEUDA
TRANSGRESION
ERRAR AL BLANCO
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Autor: Pastor Arq. José R. Mallén Malla
3.
C.
3
“Edificación”
El pecado se define en la Biblia 1 Juan 3:4b como
INFRACCIÓN DE LA LEY. Todos sabemos que el pecado entró
al mundo por Adán y pasó a todos los hombres por cuanto
todos pecaron como dice Romanos 5:12 y este pasaje nos
deja dicho que el pecado es parte de la naturaleza humana
y todos, de una forma u otra vamos a pecar, pero lo
importante es saber RECONOCERLO.
PERDÓN
1.
Esta palabra viene del latín PER y DONARE.
Significa remitir una deuda, injuria o agravio.
2.
El perdón es sinónimo de:
REMISION
INDULGENCIA
MISERICORDIA
EXCUSA.
3.
El perdón en la Biblia va precedido de arrepentimiento, por lo
que pedir perdón, se reconoce como arrepentirse, que se
define como:
PESARLE A UNO EL HABER HECHO UNA COSA. (De haber
pecado u ofendido).
Veamos ahora que hemos definido estos términos, cual debe ser, en primer lugar:
II. LA ACTITUD DEL OFENDIDO
A.
EL OFENDIDO TIENE LA OBLIGACIÓN PRIMARIA
1.
Cuando una persona ofende o peca contra otra
generalmente cree que está haciendo algo correcto y en la
mayoría de los casos no se da cuenta de que está
ofendiendo o que está pecando contra esa otra persona.
2.
Por esta razón el Señor, conociendo la naturaleza humana dijo
a los suyos en Mateo 18:15 - “Por tanto, si tu hermano peca
contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere has
ganado a tu hermano”.
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Autor: Pastor Arq. José R. Mallén Malla
3.
B.
C.
4
“Edificación”
Es una obligación y una demanda de Nuestro Señor, el que
nosotros, cuando recibamos una ofensa, ir a donde el ofensor
y hacérselo saber, y NUNCA dolernos en orgullo y esperar que
la otra persona venga a donde nosotros.
EL OFENDIDO DEBE PROCURAR QUE HAYA UN
RESTABLECIMIENTO
1.
Notemos la recomendación del Pasaje:
(v. 15) Ve y repréndele estando tú y él solos.
(v. 16) Si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que
en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
(v. 17) El pasaje termina diciendo: “Y si no oyere a la iglesia,
tenle por gentil y publicano”.
2.
El propósito primordial de estos pasos que se nos demandan
dar, es GANAR AL HERMANO y no odiarle o menospreciarle.
Recordemos Gálatas 6:1 que dice: “Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta, vosotros sois espirituales,
restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti
mismo, no sea que tú también seas tentado”.
3.
También dice Salomón en Eclesiastés 10:4 – “Si el espíritu del
príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la
mansedumbre hará cesar grandes ofensas”.
EL OFENDIDO DEBE ESTAR DISPUESTO A PERDONAR
1.
El Señor nos recuerda en el (v. 18) que todo lo que atemos
aquí en la tierra, será atado en el cielo, y todo lo que
desatemos en la tierra será desatado en el cielo.
2.
Por tanto nuestro problema no solo estará relacionado
solamente con los hombres, sino también con Dios.
3.
Por último vemos la última recomendación dada por el Señor
al recibir la pregunta final en los (vv. 21-22): “Entonces se le
acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi
hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No
te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. Esta
frase no indica solo 490 veces, sino que nos demanda la
plenitud del perdón.
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Autor: Pastor Arq. José R. Mallén Malla
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“Edificación”
Ahora bien, como decía al principio, muchos creyentes ofenden, y además
demandan que se les perdone, sin tomar en cuenta su responsabilidad, por tanto
veamos ahora:
III. LA ACTITUD DEL OFENSOR
A.
B.
EL OFENSOR TIENE QUE RECONOCER SU PECADO
1.
Es interesante ver que la responsabilidad no solo recae sobre
el ofendido, ya que el mismo de acuerdo a este pasaje, debe
esperar de una actitud bíblica para conceder el perdón, y
esta actitud se llama ARREPENTIMIENTO.
2.
Leamos Lucas 17:3-4.
“Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti,
repréndele; Y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al
día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo:
me arrepiento; perdónale”.
3.
Vemos entonces que la demanda de ARREPENTIMIENTO DE
PARTE DE DIOS, es una necesidad para concederle perdón a
un hermano. Esto no quiere decir en ninguna manera, que
debemos odiar o maltratar o guardar rencor contra el ofensor,
no de ninguna manera, sino por el contrario orar por él, y
esperar en Dios. Recordemos que dios no perdonara a ningún
hombre que no se arrepienta.
EL OFENSOR TIENE QUE PEDIR PERDÓN
1.
Es increíble la dificultad que tenemos los hombres para decir
la palabra PERDON.
Y si difícil es mencionar la palabra, más difícil es actuar de
acuerdo a ella.
2.
Ya definimos la palabra perdón, por lo que pedir perdón
implica SOLICITAR LA REMISIÓN DE LA DEUDA, DE LA INJURIA O
DEL AGRAVIO, que hayamos tenido con la persona que nos
demanda.
3.
La palabra perdón sin una actitud correcta de parte del
ofensor, no significa NADA, ni para el ofendido, ni para Dios.
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Autor: Pastor Arq. José R. Mallén Malla
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“Edificación”
Recordemos la historia del hijo prodigo de Lucas 15 cuando
nos dice en el (vv. 17-19): “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos
jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y
yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y
le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy
digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus
jornaleros”. También anexa los (vv. 20-21) que este hombre
actuó conforme a sus palabras.
Por último, hermanos queridos y amados.
C.
EL OFENSOR TIENE QUE RESTAURAR LO QUE DAÑO CON SU
OFENSA Y CON SU PECADO
1.
Esta demanda está clara y es dada en el momento en que
reconocemos nuestro pecado, ya que en este mismo instante
se siente el deseo de reponer el daño que hicimos al ofender.
2.
Cuando pequemos contra un hermano debemos hacer lo
que hizo el Hijo Pródigo con respecto a su padre, declarando
con nuestra boca y con nuestro corazón y diciendo al
hermano ofendido: “Hermano, he pecado contra el cielo y
contra ti, y no soy digno de ser llamado tu hermano”.
3.
Para muchos es más fácil decir YO TE AMO y no decir
PERDÓNAME, pero sabemos que con amar de palabra y de
lengua no resolvemos nada, sino estamos dispuestos a amar
en HECHO Y EN VERDAD (1 Jn. 3:18).
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
Sabemos hermanos que si el Espíritu Santo no convence al creyente, no
habrá palabras humanas que nos haga cambiar, aunque Dios nos demuestre
con gran dolor que hemos cometido ofensa y pecado contra otros.
Leamos Lucas 17:5, 6 que dice: “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos
la fe. Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais
decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”.
Una persona arrepentida actúa como lo hizo Zaqueo, que cuando
reconoció su pecado, dijo al Señor: “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al
Señor; la mitad de mis bienes doy a los pobres; Y si en algo he defraudado a
alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (Lc. 19:8).
Zaqueo Demostró con su actitud un deseo de restaurar el daño que había
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“Edificación”
causado a los que fueron ofendidos por él.
No se diga pues, que no se quiere perdonar, sino que se diga, no he
querido pedir perdón.
¡QUE DIOS LES BENDIGA Y QUE NO SE ENDUREZCA NUESTRO CORAZÓN!
AMÉN
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