EL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA. UNA PROPUESTA DE REFORMA DE SUS COMPETENCIAS1 Manuel Gerpe Landín Catedrático de Derecho Constitucional. UAB Miguel Angel Cabellos Espiérrez Profesor Titular de Derecho Constitucional. UdG Marta Fernández de Frutos Profesora Asociada de Derecho Constitucional. UAB 1. INTRODUCCIÓN El objeto de este trabajo es presentar una propuesta de reforma del ámbito competencial del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJ). Con dicha propuesta se pretende que este Tribunal se convierta de forma efectiva en el órgano judicial que culmina la organización judicial en el ámbito territorial de Cataluña y sea el órgano que ejerce la casación ordinaria no sólo en relación con el derecho propio de Cataluña sino también en relación con el derecho de origen estatal. La ampliación de las atribuciones del TSJ implicará necesariamente una variación de las atribuciones del Tribunal Supremo (TS) y con ello también de su ámbito funcional. A este Tribunal, respetando su posición constitucional de órgano supremo de la jurisdicción ordinaria, se le asigna como función esencial la de ser garantía de la unidad del sistema jurídico español, una función que cumplirá reservándole instrumentos jurisdiccionales para la unificación de la doctrina de los diferentes TSJ, el control de las desviaciones de la doctrina de un TSJ respecto de la doctrina del propio Tribunal Supremo, y la garantía última de la legalidad ordinaria en su aplicación judicial. La propuesta que se presenta pretende ser conforme a la Constitución, tanto en lo que afecta al Tribunal Supremo como a los Tribunales Superiores de Justicia, y por lo tanto su implementación no requiere reforma constitucional. Lo que se tiene que destacar es que, aun admitiendo que la regulación constitucional en la materia es muy abierta y por lo tanto son posibles diversos desarrollos no contrarios a la El presente trabajo forma parte de la investigación “ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA Y ESTADO AUTONÓMICO”. Proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología (BSO2001-2609). 1 1 Constitución, la articulación que aquí se propone tiene la pretensión de que se ponga en práctica en todo su alcance orgánico-funcional la decisión que adoptó el constituyente, en el artículo 152 CE, de adecuar el Poder judicial, concretamente el ejercicio de la jurisdicción, al Estado autonómico a través de la creación de los Tribunales Superiores de Justicia. Un nexo que, frente a lo que han argumentado algunos, no es meramente territorial. La estrecha vinculación entre los TSJ y el Estado de las autonomías, ponderada de forma armónica con los criterios de unidad del poder judicial y de unicidad del cuerpo judicial, es la guía interpretativa desde la cual se dota aquí de contenido funcional a los TSJ para que sean efectivamente los órganos que culminan la organización judicial en la Comunidad Autónoma y la instancia orgánica en la cual se agotan las instancias judiciales en el territorio de la Comunidad Autónoma en todos aquellos asuntos cuya primera instancia se haya conocido en dicho territorio. El criterio que se sigue para determinar las atribuciones del TSJ es el denominado de la plenitud de competencias, es decir, se atribuye a los TSJ la fijación de doctrina en el ámbito autonómico, en todas las materias, sean tanto del derecho propio de la Comunidad Autónoma como del derecho que tiene su origen en los órganos centrales del Estado. La opción por la plenitud se separa abiertamente del criterio seguido por los Estatutos de autonomía, que optaron por el de la especialidad en derecho autonómico, pero concuerda con la opción abierta por el legislador estatal en las últimas leyes procesales y con las propuestas que se hacen desde distintos foros jurídicos. De acuerdo con el principio de plenitud, los TSJ no serán únicamente tribunales de garantía del derecho propio de la Comunidad Autónoma, sino de todo el derecho que se aplique en Cataluña, ya que junto a la casación regional o autonómica tendrán también funciones casacionales en relación con el derecho del Estado. La ampliación de las competencias casacionales de los TSJ tendrá profundas consecuencias transformadoras en las atribuciones del Tribunal Supremo. 2 Es importante destacar que el modelo que se propone, aunque tiene como principal finalidad profundizar en la descentralización territorial del ejercicio de la jurisdicción, busca también aumentar la eficacia y eficiencia del sistema judicial en su conjunto y, sobre todo, la del Tribunal Supremo. Configurando un Tribunal Supremo con una función nuclear de unificación de doctrina tiene que facilitarse la superación de la actual congestión en la que se encuentra el supremo tribunal, agobiado por la extensión de la casación, y ello tiene que permitirle un ejercicio de la jurisdicción no sólo más rápido sino también más seguro y predecible en sus decisiones. El derecho comparado muestra que la descentralización territorial del poder político no siempre va acompañada de descentralización judicial (Bélgica o Italia) y cuando la descentralización de la Justicia se produce (federalismo judicial) ésta no se hace desde un patrón único, ni desde unas pautas similares u homologables. Si admitimos que el modelo americano es el modelo originario y puro de federalismo judicial, tenemos que coincidir también en que el resto de modelos que se caracterizan como federales (Alemania, Suiza o Canadá) tienen en el campo de la Justicia más diferencias entre sí que puntos en común. Y curiosamente un modelo no federal, el de Escocia, tiene, incluso antes de la Scotland Act de 1998 (Devolution), mayor descentralización en el ámbito judicial que los modelos federales. Todo lo anterior explica que no se vaya a hacer aquí un tratamiento singularizado del derecho comparado. 2. CARACTERIZACIÓN CONSTITUCIONAL DE LOS TRIBUNALES SUPERIORES DE JUSTICIA La Constitución hace una referencia directa a los TSJ en el art.152.1: “Un Tribunal Superior de Justicia, sin perjuicio de la jurisdicción que corresponde al Tribunal Supremo, culminará la organización judicial en el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma. En los Estatutos de las Comunidades Autónomas podrán establecerse los supuestos y las formas de participación de aquéllas en la organización de las demarcaciones judiciales del territorio. Todo ello de conformidad con lo previsto en la ley orgánica del poder judicial y dentro de la unidad e independencia de éste. 3 Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 123, las sucesivas instancias procesales, en su caso, se agotarán ante órganos judiciales radicados en el mismo territorio de la Comunidad Autónoma en que esté el órgano competente en primera instancia”. Aunque el citado artículo es la principal base normativa para efectuar la caracterización del TSJ, en ella se ha de atender también a aquellos preceptos constitucionales que establecen el principio autonómico, la unidad del poder judicial y la posición institucional del Tribunal Supremo (arts. 2, 117 y 123). En este sentido, conviene destacar las aportaciones del Consejo Consultivo de la Generalitat (1985: 103), J. Borrell (2002: 190-198), E. Hinojosa (2003: 617-626), y L. López Guerra (1999: 23-33). A partir del contenido de los preceptos constitucionales citados, la caracterización jurídica de los TSJ descansa en tres pilares: 1) El TSJ es un órgano creado para vincular la Justicia al Estado autonómico; 2) El TSJ culmina la organización judicial en la Comunidad autónoma, sin perjuicio de la jurisdicción que corresponde al TS; y 3) El TSJ es un órgano del poder judicial único. 2.1. El TSJ es un órgano judicial creado para vincular la justicia al Estado autonómico. La Constitución establece una instancia judicial nueva –los Tribunales Superiores de Justicia– con el fin de acomodar, al menos en relación con las Comunidades autónomas del art. 151 CE, la organización judicial al Estado autonómico. Aunque ha querido negarse o minusvalorarse la conexión entre hecho autonómico y TSJ, afirmando que la única conexión era la territorial (STC 38/1982) y considerando al TSJ una mera continuación de las Audiencias Territoriales, hay datos muy significativos para apoyar esa conexión. El primer signo de conexión es que la iniciativa de crear los TSJ surge de una enmienda de Minoría Catalana, cuyo texto acabará siendo el definitivo del art. 152.1 CE, en cuya defensa se alegó por el diputado Roca Junyent que la autonomía política requería necesariamente que las Comunidades autónomas participaran en el 4 ámbito judicial y que, como había sucedido en la II República española con el Tribunal de Casación de Cataluña, era necesario crear un órgano judicial en la Comunidad autónoma que, aunque fuera de naturaleza diferente al Parlamento y al Gobierno autonómicos, dada la unidad jurisdiccional, garantizara al menos que las Comunidades Autónomas participaran en el ejercicio de la jurisdicción y que su organización institucional reprodujera al menos la imagen de la separación horizontal de poderes (J. Borrell, 2002: 180-184). Otro signo de la conexión o vinculación es que la regulación de los TSJ se hace en el Título VIII de la Constitución, en concreto en el artículo dedicado a las instituciones de las Comunidades autónomas, y no en el Título VI, dedicado al Poder Judicial. Aunque los datos anteriores sean significativos, las razones más poderosas para defender la vinculación se encuentran en el art. 152 CE. De él se deduce con claridad meridiana que el TSJ es el vértice de la organización judicial en el territorio de la Comunidad Autónoma y que es el instituto último de garantía del ordenamiento autonómico en lo que afecta a su interpretación y aplicación judicial. El contenido del artículo 152, en lo que implica de existencia de los TSJ y en lo que afecta a su posición orgánico-funcional, no queda a la libre disposición del legislador estatal. Su contenido es vinculante para el legislador y por lo tanto al establecer éste la planta orgánica de los tribunales, ha dicho el TC, debe tener en cuenta y respetar la estructura autonómica del Estado y el reconocimiento constitucional de los Tribunales Superiores de Justicia (STC 199/1987). Como destaca J.A. Xiol, la Constitución configura jurídicamente los TSJ con la estructura normativa de una garantía institucional (J.A.Xiol 2004:18). En coherencia con tal consideración, y siguiendo la doctrina del TC, la Constitución no asegura un contenido concreto o un ámbito competencial determinado y fijado de una vez por todas, sino la preservación de la institución en términos recognoscibles para la imagen que de la misma tiene la conciencia social en cada tiempo y lugar (STC 32/1981). Valorando los TSJ desde su consideración como garantía institucional, han de admitirse las consecuencias siguientes: 5 a) La ordenación legislativa del modelo judicial tiene que respetar necesariamente la existencia de los TSJ, al menos en las Comunidades constituidas por el procedimiento del art. 151 CE. La vinculación para el legislador se extiende también a que tiene que garantizar la superioridad jerárquica del TSJ en relación con la totalidad de órganos judiciales de la Comunidad autónoma. b) Entra dentro la reserva estatutaria el establecimiento del TSJ y también la determinación de sus atribuciones en relación con el derecho propio de la Comunidad autónoma, aspecto este último que se refuerza desde la competencia de las Comunidades para establecer las necesarias especialidades procesales que deriven de las particularidades de su derecho sustantivo (L.Jimena Quesada 2000: 183-186). c) El contenido concreto de la garantía institucional es contingente y variable puesto que depende de la conciencia social en cada tiempo y lugar. Desde tal presupuesto hoy pueden aportarse buenas razones para sostener que desde una concepción absolutamente reduccionista de la autonomía en el ámbito judicial (LOPJ de 1985) hemos pasado a una concepción legislativa y doctrinal abierta a la ampliación de las funciones jurisprudenciales de los TSJ que, sin discutir ya su plena competencia en relación con el derecho propio o autonómico, abre el campo a actuaciones casacionales de los TSJ en el ámbito del derecho estatal. Finalmente, en relación con la conexión entre TSJ y principio autonómico, ha de indicarse que la experiencia republicana del Tribunal de Casación de Cataluña no sólo está presente como precedente de los TSJ, sino que además ha sido alegada desde la defensa de los derechos históricos como fundamento de singularidades competenciales para introducir una regulación específica del TSJ de Cataluña (IEA 2003:60-63). 2.2. El TSJ culmina la organización judicial en la Comunidad Autónoma, sin perjuicio de la jurisdicción que corresponde al Tribunal Supremo. El TSJ es un órgano judicial “inferior” al Tribunal Supremo y “superior” a los otros órganos judiciales que tengan jurisdicción en el territorio de la Comunidad 6 Autónoma. El TSJ es la cúspide o el vértice de la pirámide jurisdiccional regional o autonómica. Como ha afirmado el TC, en la Comunidad autónoma no existe “ningún otro órgano jurisdiccional jerárquicamente superior, con independencia de la salvedad que, respecto al Tribunal Supremo, resulta del art.123 CE” (STC 56/1990, FJ 33). La culminación de las instancias en el TSJ no excluye que el Tribunal Supremo, mediante los grados o recursos especiales o extraordinarios, pueda conocer de aquellos supuestos en los cuales la armonización o unificación de la doctrina sea necesaria (lo que no sucede cuando se trata de aplicar derecho propio de la Comunidad autónoma). La posición jerárquica del TSJ en relación con los órganos judiciales radicados en el territorio de la Comunidad Autónoma y la culminación en él de las instancias permiten caracterizarlo como órgano superior de garantía del ordenamiento jurídico en la Comunidad Autónoma. La función de garantía la ejerce el TSJ en relación con todo el derecho, sea de origen estatal o comunitario, pero la función tiene distinta naturaleza y entidad. Cuando se aplica derecho autonómico, el TSJ tiene una función plenamente jurisprudencial y de fijación última de la doctrina, dado que respecto a sus decisiones no se pueden plantear instancias ni grados ante el Tribunal Supremo. Por lo tanto, y en relación con dicho derecho autonómico, el TSJ actúa judicialmente como Tribunal Supremo, cumpliendo la función de creación de doctrina jurisprudencial y de unificación de la aplicación del derecho propio. Como dijo I. De Otto, allí dónde no hay nada que unificar porque de lo que se trata es exclusivamente de derecho autonómico, pierde su sentido y finalidad la potestad casacional y es admisible una casación regional (I. De Otto 1989:197-198) . En el mismo sentido el TC ha declarado que la supremacía del Tribunal Supremo queda salvaguardada por los recursos previstos en las materias que le son propias, es decir, aquellas en las que resulta imprescindible unificar la jurisprudencia (STC 56/1990). El principio de especialidad y su efecto casacional regional o comunitario no se discute. Es más, se han dado pasos legislativos firmes por el camino de la superación de la especialidad, dotando a los TSJ de competencias casacionales en 7 relación con el derecho de origen estatal. Buenos ejemplos de esto son el recurso extraordinario por infracción procesal establecido por la Ley de Enjuiciamiento Civil, por más que no haya entrado en vigor, o el recurso de suplicación en lo social. Actualmente los TSJ ejercen ya funciones casacionales no sólo en relación con el derecho autonómico sino también en relación con el derecho de origen estatal. Con esto va ganando carta de naturaleza la opción de abrir la casación estatal a los TSJ. Tal opción, que deja libre el camino a la plenitud en sustitución de la especialidad casacional, en un primer momento planteó a algún sector doctrinal problemas de constitucionalidad, pero hoy se admite por amplios sectores doctrinales e institucionales (cómo se mostrará posteriormente) su constitucionalidad. El argumento básico para sostenerla es que la garantía de la posición constitucional del Tribunal Supremo queda satisfecha reservándole la competencia para unificar doctrina cuando exista contradicción entre sentencias de los TSJ o de un TSJ en relación con la doctrina del Tribunal Supremo. En consecuencia, las competencias casacionales del TS pueden quedar reducidas, sin lesionar su posición constitucional, a los casos de unificación de doctrina. 2.3. El TSJ es un órgano del Poder judicial único Se ha dicho anteriormente que el TSJ es un órgano judicial vinculado al principio autonómico (es interesante destacar que el Tribunal Constitucional ha admitido progresivamente la vinculación autonómica de los Tribunales Superiores de Justicia: SSTC 4/1981, 114/1994, 199/1987, 56/1990) y ahora tiene que completarse su caracterización señalando que es, también, un órgano del Poder Judicial único del Estado. El art. 152. 1 CE configura al TSJ como máxima expresión del poder judicial en la Comunidad autónoma dentro, dice literalmente, del principio de unidad e independencia del Poder judicial. La referencia a la unidad, aunque se puede dotar de contenidos variables, expresa inequívocamente que la Constitución española impide la existencia de un Poder Judicial de las Comunidades Autónomas, paralelo 8 al legislativo o a el ejecutivo autonómicos. Es contrario a la Constitución que el modelo judicial adopte la forma del federalismo clásico, caracterizado por la existencia y convivencia de un Poder Judicial de la federación junto a los poderes judiciales de cada uno de los estados miembros. El principio de unidad, que necesariamente tiene que ser ponderado a efectos de determinar su contenido con el principio autonómico y su expresión judicial en el art. 152.1 CE, posibilita que el modelo, aunque debe asentarse en un Poder Judicial único, estructure el ejercicio de la jurisdicción en varios grados o niveles judiciales regionales o autonómicos, cada uno de ellos presidido por el TSJ (J.F. López Aguilar 1995: 64 y J.A.Xiol 2000:89). El contenido que deba darse a la unidad jurisdiccional debe fijarse atendiendo al principio autonómico y a la conexión que tienen los TSJ con este principio. La unidad impone, ciertamente, unas exigencias homogeneizadoras que afectan a la estructura, gobierno y actuación de la justicia y que son incompatibles, como se ha destacado, con el federalismo judicial, pero posibilita también, singularmente en lo que afecta al ejercicio de la jurisdicción, que se dé prevalencia a los intereses propios de la Comunidad y a la singularidad de cada uno de los ordenamientos regionales o autonómicos (Consell Consultiu 1985: 103; L. López Guerra 2001: 463467). 3. LA ARTICULACIÓN DE LOS TRIBUNALES SUPERIORES DE JUSTICIA EN LOS ESTATUTOS DE AUTONOMÍA 3.1. Introducción Las Comunidades Autónomas han optado por configurar las competencias de los Tribunales Superiores de Justicia en sus Estatutos de Autonomía en términos similares. La opción ha sido, por una parte, la de establecer que es en estos Tribunales donde se agotan las sucesivas instancias procesales (de acuerdo con lo que dispone el art. 152 CE) y, por otra, la de atribuirles el monopolio del conocimiento de los asuntos relacionados con el ordenamiento autonómico, lo que 9 implica que respecto al derecho propio de la Comunidad Autónoma todas las instancias y grados se agotan ante los Tribunales Superiores de Justicia. Los Estatutos de Autonomía incluyen en su articulado una relación de competencias de los Tribunales Superiores de Justicia (hace falta destacar, con todo, que en el Estatuto de Autonomía de Aragón, mediante la reforma efectuada por la LO 5/96, de 30 de diciembre, se ha suprimido el artículo dónde se mencionaban las competencias del Tribunal Superior de Justicia, y actualmente el art. 29 sólo dice que es el órgano jurisdiccional en que culmina la organización judicial en el ámbito de la Comunidad y ante el que se agotarán las sucesivas instancias procesales en los términos del art. 152 CE y de acuerdo con el Estatuto). Concretamente, la competencia de los diferentes Tribunales Superiores de Justicia se extiende a los ámbitos que a continuación se relacionan. 3.2. En el orden civil a) a todas las instancias y grados En tal sentido se manifiestan los diferentes Estatutos de Autonomía. No obstante, algunos excluyen expresamente de la competencia de los Tribunales Superiores de Justicia el conocimiento de los recursos de casación y revisión en el ámbito civil (Andalucía, Asturias, Cantabria, Castilla La Mancha, Castilla León, Madrid, La Rioja). El Estatuto de Autonomía de Canarias dispone que la competencia de los Tribunales Superiores de Justicia se extiende a todas las instancias y grados con las excepciones que establezcan la Ley Orgánica del Poder Judicial y las leyes procesales del Estado. b) en las Comunidades Autónomas con Derecho civil propio se incluyen los recursos de casación y de revisión en las materias de este Derecho. En concreto, la competencia sobre el derecho civil propio se incluye en los Estatutos de Autonomía de Cataluña, País Vasco, Galicia, Murcia, Valencia, Navarra, Extremadura, y las Islas Baleares. 10 3.3. En los órdenes penal y social a) a todas las instancias y grados, con excepción de los recursos de casación y de revisión Esta previsión se incluye en todos los Estatutos de Autonomía, excepto en los de Aragón y Extremadura. La referencia a los grados en el ámbito penal resulta vacía de contenido puesto que los grados sólo pueden ser los recursos de casación y el de revisión, que se excluyen expresamente del conocimiento de los Tribunales Superiores de Justicia. En cambio en el ámbito social esta previsión justificaría la atribución a los Tribunales Superiores de Justicia de la competencia sobre los recursos de suplicación. b) actos delictivos cometidos por determinadas personas También se incluye, en el orden penal, el conocimiento de los actos delictivos cometidos en el territorio de la Comunidad Autónoma por los miembros del Parlamento, el Presidente de la Comunidad Autónoma y los miembros del Ejecutivo. No obstante, en Navarra la previsión se limita a la responsabilidad penal de los miembros del Parlamento, puesto que el conocimiento de la responsabilidad penal del Presidente y de los miembros del Gobierno se atribuye al Tribunal Supremo. 3.4. En el orden contencioso-administrativo Algunos Estatutos de Autonomía prevén que la competencia se extienda a todas las instancias y grados cuando se trate de actos dictados por el Gobierno y la Administración autonómica, en las materias cuya legislación corresponda de manera exclusiva a la Comunidad Autónoma y, en primera instancia, cuando se trate de actos dictados por la Administración del Estado en la Comunidad Autónoma (Cataluña, País Vasco, Galicia, Valencia, La Rioja). En Navarra sólo se hace referencia a actos de la Administración autonómica y no a actos de Gobierno, y además se establece que cuando se trate de actos dictados por la Administración del Estado en Navarra se estará a aquello que disponga la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa. 11 Otros Estatutos de Autonomía disponen que el Tribunal Superior de Justicia conocerá de los recursos contra actos y disposiciones de las Administraciones Publicas en los términos que establezca la LOPJ (Andalucía, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla La Mancha, Castilla León, Islas Baleares, Murcia). Por último, el Estatuto de Autonomía de Madrid establece la competencia sobre los recursos contra actos o disposiciones de las Administraciones Publicas y contra las resoluciones judiciales no atribuidas a Salas de lo ContenciosoAdministrativo del Tribunal Supremo o de la Audiencia Nacional, y que en todo caso se conocerá de los recursos contra actos y disposiciones administrativos de la Comunidad de Madrid. 3.5. Resolución de cuestiones de competencia entre órganos judiciales ubicados en la Comunidad Autónoma Esta previsión se encuentra en todos los Estatutos de Autonomía excepto en los de Aragón y Extremadura. 3.6. Recursos sobre calificación de documentos referentes al derecho propio que tengan que tener acceso a los Registros de la Propiedad Esta competencia se incluye en los Estatutos de Cataluña, País Vasco, Galicia, Islas Baleares, y Navarra. 3.7. Resolución de los conflictos de jurisdicción entre órganos de la Comunidad Autónoma y resolución de conflictos de atribuciones entre Corporaciones Locales Esta previsión se encuentra en el Estatuto de Autonomía de Andalucía. 3.8. Recursos sobre procesos electorales celebrados en el ámbito de la Comunidad Autónoma 12 La previsión se encuentra en los Estatutos de Autonomía de Andalucía y de Canarias. 3.9. Valoración El examen de las competencias atribuidas a los Tribunales Superiores de Justicia permite afirmar que la regulación que se hace de estos Tribunales en los Estatutos de Autonomía responde al principio de especialidad del ordenamiento autonómico, y es sólo en el ámbito del derecho aprobado por los órganos autonómicos donde los mencionados Tribunales actúan como tribunales de última instancia. Esto supone aceptar que el Tribunal Supremo continúe siendo el órgano en que se agotan los grados (casación y revisión) respecto al derecho estatal, aunque esta no es la única opción constitucionalmente admisible, puesto que, como luego se dirá, el hecho de que de acuerdo con el art. 123 CE el Tribunal Supremo tenga que ser el órgano jurisdiccional superior en todos los órdenes no impide que los Tribunales Superiores de Justicia puedan ser tribunales de última instancia en relación con el derecho estatal, salvaguardando la superioridad del Tribunal Supremo mediante la atribución a este de los recursos de unificación de doctrina y de interés de ley respecto al derecho estatal. De hecho, en este o parecido sentido se han manifestado, como se verá, varias propuestas que el mismo Tribunal Supremo y el CGPJ han hecho en relación con la posición de aquel, propuestas que analizaremos a continuación por su evidente interés. 4. ANÁLISIS DE LAS DIVERSAS PROPUESTAS DE REFORMA DE LA FUNCIÓN Y LAS COMPETENCIAS DEL TRIBUNAL SUPREMO En este apartado se analizarán las propuestas que las instituciones significativas en este ámbito (CGPJ, TS) han realizado sobre la función y competencias del Tribunal Supremo, así como la del Pacto de Estado. No se recogerán las propuestas doctrinales (por todos, vd. Vidal, G., 1998, Xiol Ríos, J.A., 2004a y 2004b) ni las que actualmente están empezando a ser formuladas en el marco de los trabajos preparatorios de los procesos de reforma estatutaria que se están iniciando ya en algunas CCAA. 13 4.1. Libro Blanco de la Justicia (CGPJ, 1997) El Libro Blanco trató de manera muy superficial las funciones del TS. Se centró esencialmente en los TSJ, y en cuanto a estos hizo sólo unas breves consideraciones referidas a los ámbitos penal y social. En cuanto al primero de ellos, abogó por la instauración en el TSJ de la segunda instancia penal frente a sentencias dictadas en primera instancia por las Audiencias, lo que en la actualidad se ha conseguido ya a través de la ley 19/2003. Por otro lado, el Libro mantiene al TS en su actual carácter y con las mismas funciones. Algo más profundizó en lo social, al proponer que el TS quede con funciones de mera unificación de doctrina, debiendo para esto ampliarse el ámbito del recurso de suplicación ante los TSJ, a fin de que sea este el recurso que agote efectivamente las instancias en el ámbito autonómico. 4.2. Propuestas del documento del Tribunal Supremo (2000) 4.2.1. Introducción El documento del Tribunal Supremo de 23 de mayo de 2000 es sin duda el más relevante de entre las propuestas de reforma de la posición del TS y los TSJ, y no sólo por el detalle con que analiza esta cuestión sino, además, por haber sido formulado por el propio Tribunal Supremo, que reflexiona de este modo sobre su propia función. El documento parte, ciertamente, del respeto al principio de unidad del Poder Judicial, que presupone y exige el reconocimiento del "carácter superior del Tribunal Supremo en todos los órdenes jurisdiccionales, excepto lo dispuesto en materia de garantías constitucionales, en todo el territorio nacional y por tanto no sólo en relación con el derecho estatal, sino también en relación con los restantes ordenamientos jurídicos que con él conviven, si bien para los autonómicos en supuestos realmente excepcionales" (apartado 1). Al mismo tiempo, advierte de la 14 necesidad de no identificar a los Tribunales Superiores de Justicia con una especie de Tribunales Autonómicos constitutivos de un Poder Judicial autónomo (advertencia que, por otra parte, tiene bastante de superfluo teniendo en cuenta la jurisprudencia constitucional). Pero hecha esta prevención, que viene a ser consecuencia lógica de la proclamación previamente realizada del principio de unidad del Poder Judicial, el TS advierte del peligro de caer en el extremo opuesto, esto es, la minusvaloración del papel, funciones e importancia de los TSJ. Y es a partir de aquí que el Tribunal Supremo reconoce el papel de estos tribunales y, en consecuencia, advierte de la necesidad de no sobrecargar competencialmente al TS en menoscabo de los TSJ. Así, la referencia constitucional a que los TSJ culminan la organización judicial en el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma, "no puede entenderse limitada en relación con los Tribunales Superiores a una concreta esfera, la autonómica, del ordenamiento jurídico, sino que, en lo posible, ha de entenderse extensible también al derecho estatal, siempre que se salvaguarde la esencia de la supremacía que la Constitución otorga al Tribunal Supremo" (apartado 1). Esta idea es fundamental para empezar a afirmar y a propugnar un hipotético aumento de las atribuciones de los TSJ: estos son tribunales del Poder Judicial único, y confinarlos en muchos casos a la resolución de causas dónde se haya de aplicar Derecho propio de la Comunidad Autónoma, aunque se admita que al mismo tiempo pueda tener que aplicarse Derecho estatal (recursos mixtos), resulta, además de empobrecedor, contradictorio con este carácter antes descrito de órganos jurisdiccionales del Poder Judicial del Estado. No hará falta advertir de la importancia de que el propio Tribunal Supremo constate este hecho, y que reconozca que los TSJ no pueden configurarse como una reproducción de las viejas Audiencias Territoriales con algunos pequeños cambios. En el mismo apartado primero del documento, el Tribunal Supremo concreta estos puntos de partida señalando que: "habida cuenta de su condición de Tribunales integrantes de un único Poder Judicial del Estado, Poder Judicial que ejercen en plenitud, sus competencias habrán de ser congruentes con su condición de Tribunales Superiores en todos los órdenes en el ámbito de la Comunidad Autónoma, sin más limitaciones que aquéllas que se derivan de la normativa que integra el bloque constitucional y sin perjuicio, claro está, de lo dispuesto en el artículo 123 de 15 la Constitución respecto del Tribunal Supremo, [y su] función garantizadora de la unidad del orden jurídico (...) sin que puedan olvidarse sus funciones protectoras de los derechos fundamentales, las de enjuiciamiento de los altos órganos institucionales y las de armonización de los distintos subsistemas que integran el ordenamiento jurídico propio del Estado de las Autonomías". En este fragmento encontramos las claves de la reformulación que el propio TS propone de su posición y, en consecuencia, de la de los TSJ. Se percibe claramente la idea de que el TS tiene que perder parte de sus competencias en beneficio de los TSJ y que tiene que quedar limitado en sus funciones a concretos ámbitos, citados al final del fragmento. 4.2.2. Vías para llevar a término la reforma propuesta La reforma que se propone pasa esencialmente por dotar de mayores competencias casacionales a los TSJ (salvando en todo momento la función unificadora del TS) y por otras medidas conexas. Podemos sistematizar las propuestas de la siguiente manera: a) reducir el ámbito del recurso de casación ordinario ante el TS remitiendo a los TSJ la competencia en la mayor parte de los casos. Consecuencia de tal atribución de competencias casacionales a los Tribunales Superiores de Justicia, recuerda el apartado décimo, es que la planta judicial de estos y de las Audiencias Provinciales tendrá que ser objeto de reforma. b) prever un recurso de casación por interés casacional ante el TS Esto se haría en aquellos casos en que, no siendo posible recurso de casación ordinario y no habiéndose pronunciado antes el TS sobre una cuestión, haga falta disponer de una doctrina única. Estos supuestos se definirían previamente por su conexión con determinadas materias, o los escogería el TS caso por caso. c) mantener un recurso de casación para la unificación de doctrina (denominado en el informe "de creación de jurisprudencia") 16 Tal recurso existiría en aquellos supuestos en que se hubieran dictado sentencias de varios TSJ contradictorias entre sí o con otras del Supremo. También se accedería a esta función unificadora del TS a través de un mecanismo nuevo (para el TS, que no para el TC o el TJCE, por ejemplo) que se propone y que es la cuestión prejudicial que los TSJ tendrían la obligación de interponer ante el TS "cuando aquellos pretendan separarse de la doctrina mantenida en las sentencias del mismo u otro Tribunal Superior o del Tribunal Supremo " (apartado 3), antes de dictar sentencia. El documento del Alto Tribunal se detiene especialmente en esta cuestión prejudicial. Sería hipotéticamente posible ante dos tipos de situaciones: divergencias horizontales (un TSJ entiende que se ha de apartar de lo decidido por otro Tribunal de igual rango) y divergencias verticales (un TSJ entiende que se ha de apartar de aquello decidido por el TS). El TS se pronunciaría de una vez por todas, los diversos tribunales conocerían su parecer y se evitarían procesos posteriores sobre el mismo. Al mismo tiempo, el hecho que sean los TSJ los legitimados para interponerlo aseguraría una cierta contención en el uso de este instrumento, desde luego mucho mayor que si fueran los propios litigantes quienes libremente pudieran ponerlo en marcha. El procedimiento que se propone es bastante parecido al previsto para las cuestiones de inconstitucionalidad (apartado 6). Por otro lado, esta función armonizadora del TS supondría también la atribución excepcional de competencias al mencionado Tribunal en materia de Derecho autonómico, como medio de salvaguardar la unidad en la interpretación de esta esfera del ordenamiento jurídico cuando tenga que ser aplicado por razones de extraterritorialidad por un Tribunal Superior diferente al de la Comunidad Autónoma de la que emana el Derecho aplicado, garantizando que sea la interpretación de este último sobre el precepto la escogida (apartado 8). d) El TS y los TSJ ante la protección de los derechos de los ciudadanos 17 El documento también se detiene a estudiar cuál es la mejor manera de reparar en la vía judicial ordinaria las lesiones a derechos fundamentales imputables a un órgano judicial, descargándose en parte al TC de tal tarea. En cuanto a esto, el documento considera que "antes de acceder al Tribunal Constitucional por la vía del recurso de amparo parece necesario que en la propia organización judicial se arbitre una instancia encaminada a subsanar la lesión hipotéticamente producida" (apartado 7). Frente a la sentencia recaída en el recurso de amparo jurisdiccional ante el TSJ al que se acaba de hacer referencia, sólo cabría recurso de amparo ante el TC "cuando la lesión del derecho fundamental invocado sea consecuencia de una interpretación de la ley aplicada que de manera directa e inmediata vulnere el contenido esencial de dicho derecho". Se distribuye, así, entre el TS y los TSJ, pero con clara preponderancia de estos últimos, esta función de protección de los derechos previa a la intervención del TC, intervención que, por otro lado, intenta restringirse de la manera que acaba de indicarse. 4.2.3. Recapitulación: competencias del TS y relación con los TSJ según el documento examinado (apartado 12) A) A tenor de lo que dispone el apartado duodécimo del documento, el TS, a través de su sección primera (civil) conocería de: -las cuestiones prejudiciales a plantear por la Sala de lo civil de los TSJ en los casos en que pretenda separarse del precedente establecido por otro TSJ o el Tribunal Supremo, cuando no proceda recurso de casación ordinario. -la casación cuando un TSJ haya entrado en contradicción con la doctrina de otro o con la del TS. -los recursos de casación por infracción de jurisprudencia contra sentencias en las cuales se aplique por el TSJ Derecho civil propio de otra Comunidad. -el amparo judicial ordinario -las demandas para el reconocimiento de error judicial. 18 Por su parte, quedará para los TSJ la casación, independientemente de cuál sea el Derecho que se aplique, y la revisión. B) A través de la Sala segunda (penal), conocerá de: -la indicada cuestión prejudicial que presenten los TSJ. -el recurso de casación para la unificación de doctrina. -el amparo judicial ordinario. -los recursos de revisión y cuestiones de competencia, como en la actualidad. -y la casación ordinaria ante el TS se limitaría en lo penal a la posibilidad de recurrir contra: -sentencias que imponen penas de excepcional gravedad (más de diez años). -sentencias dictadas por las Audiencias Provinciales en cualquier procedimiento cuando se refieran a delitos de especial significación constitucional (títulos XIX, XXI, XXII, XXIII, XXIV y X). En el resto de los casos, serian los TSJ quienes conocerán de un recurso de apelación o casación, no cabiendo casación ante el Tribunal Supremo. C) Será competencia de la Sala tercera (contencioso-administrativo): -la cuestión prejudicial. -el recurso de casación para la unificación de doctrina -la cuestión de ilegalidad frente a reglamentos, en los términos actuales. -los recursos de revisión contra sentencias firmes de las salas del contencioso del TS y la AN. -las cuestiones de competencia. -los recursos de casación contra las sentencias dictadas en única instancia por las Salas o Secciones ordinarias del contencioso de los TSJ que: -apliquen normas emanadas de una Comunidad Autónoma distinta de aquella en la cual tenga su sede el Tribunal sentenciador. En este supuesto el recurso sólo podrá fundarse en infracción de la jurisprudencia del TSJ de la Comunidad de que emane la norma aplicada. -o afecten al orden de distribución de competencias entre Comunidades Autónomas o entre una Comunidad Autónoma y el Estado. -el amparo judicial ordinario -recursos contra actos y disposiciones del Consejo de Ministros, el CGPJ, y en materia de personal procedentes de Congreso, Senado, TC, Tribunal de Cuentas y Defensor del Pueblo, entre otros. 19 Por su parte, los TSJ recibirán competencias casacionales tanto en materia de Derecho autonómico como en relación con las sentencias dictadas en única instancia por la Sala ordinaria del propio TSJ en materias que no sean Defensa, Relaciones Internacionales, tributos del Estado o expropiaciones acordadas por leyes especiales del Estado, en los mismos términos que la casación viene actualmente concebida en la Ley 29/98 de 13 de julio, excepto la cuantía que debería elevarse a 250.000 euros. D) Con respecto a la Sala cuarta (social), se constata su buen funcionamiento y simplemente se propone, como vía de mejora, atribuirle la cuestión prejudicial como a las otras salas, y el amparo judicial ordinario. En cambio, a los TSJ se propone atribuirles la última instancia cuando se trate de la aplicación e interpretación de convenios de ámbito autonómico o inferior. 4.3. Propuestas del Informe del CGPJ de 2000. 4.3.1. Introducción El CGPJ volvió en su Informe de 2000 a aproximarse al papel del TS y los TSJ, sólo que de manera mucho más detallada que en 1997. Llama además la atención que en la versión final del Informe se adviertan claras diferencias en el tratamiento del papel del TS y de los TSJ respecto del que se daba en el Informe inicial. La idea central en ambos, en el ámbito que ahora tratamos, es que es conveniente que los TSJ asuman parte de las competencias que en la actualidad ostenta el Tribunal Supremo, pero como se verá esto se hace de manera mucho más atenuada en el informe final. 4.3.2. Propuestas del informe inicial a) En el orden jurisdiccional civil 20 Se propone en este orden un sistema de recursos que restringe notablemente el ámbito de actuación del TS y que podría esquematizarse así: a) contra sentencias dictadas en primera instancia por los juzgados de primera instancia: -recurso de apelación ante los juzgados civiles (órgano de nueva creación que se propone a imagen de los juzgados penales) o las Audiencias Provinciales. -frente a esta sentencia de apelación, no cabrá recurso ordinario posterior, y si únicamente un recurso extraordinario de unificación de doctrina ante el TSJ. b) contra sentencias dictadas en primera instancia por el juzgado civil: -la apelación corresponderá a la Audiencia Provincial. -frente a esta sentencia de apelación cabrá recurso de casación, ante la Sala de lo civil del TSJ (apartado 28). -contra tal sentencia en casación, cabrá recurso ante el TS orientado a la unificación de jurisprudencia (apartado 29). Por otra parte, se apuesta por unificar el recurso de casación y el recurso extraordinario por infracción procesal que pretendió introducir la LEC, y que el nuevo recurso se lleve a término ante los TSJ (apartado 52). El TS quedaría únicamente como órgano de unificación de jurisprudencia. b) En el orden jurisdiccional penal En este caso, el sistema de recursos propuesto se estructura de la siguiente manera: a) contra sentencias de los juzgados de instrucción en juicios de faltas (apartado 30): -cabrá apelación ante los juzgados penales. -no habrá recurso ordinario ulterior, y sí sólo recurso extraordinario de unificación de doctrina ante los TSJ. b) contra sentencias de los juzgados penales y contra las resoluciones definitivas de los juzgados de vigilancia penitenciaria: -recurso de apelación ante la Audiencia Provincial (apartado 31). 21 -frente a la sentencia que lo resuelva, cabrá recurso de casación para la unificación de doctrina (recordemos que en el ámbito civil se hacía referencia a casación ordinaria en este caso) ante la Sala de lo penal del TSJ (apartado 32). -finalmente, cabrá recurso ante el TS para la unificación de doctrina (apartado 32). Nada se dice de los recursos contra las sentencias dictadas en primera instancia por las Audiencias Provinciales. Asimismo, en las causas contra aforados ante los TSJ se prevé la doble instancia, mediante recurso de apelación (o casación con posibilidad de revisar los hechos probados) ante el TS. c) En el orden jurisdiccional contencioso-administrativo También se refiere el Informe inicial del Consejo a este orden, previendo la existencia en las Salas de lo contencioso de los TSJ de dos salas (apartado 35 y 72): -una de casación, que conocerá del recurso de casación contra las sentencias dictadas en primera instancia por la Sala de apelación. -otra, que se acaba de citar, de apelación e instancia, que conocerá de los recursos de apelación que procedan contra las sentencias dictadas por los juzgados de lo contenciosoadministrativo provinciales. En cuanto al TS, se le reserva para la resolución de: -los recursos de casación para la unificación de jurisprudencia contra las sentencias dictadas por las salas de casación de los TSJ en materia que no sea Derecho propio de la Comunidad Autónoma -los recursos de casación contra sentencias de la Sala de lo contencioso de la Audiencia Nacional. -y en única instancia el recurso contencioso contra disposiciones generales del Consejo de Ministros y contra la actividad del CGPJ en materias que afecten al estatuto judicial. El resto de las actuales competencias de la Sala tercera del TS pasarían a la Audiencia Nacional (apartado 72). d) En el orden jurisdiccional social Menor es la referencia que se hace a este orden en el apartado relativo al sistema de recursos: sólo se prevé la supresión de la Sala de lo social de la 22 Audiencia Nacional (apartado 38) y la transferencia a los juzgados sociales de los asuntos que actualmente reciben en instancia la citada sala y las de los TSJ. Sin embargo, en el apartado cuarto de la segunda parte del informe se retoma el análisis de las propuestas relativas a este orden jurisdiccional, en el siguiente sentido: a) se propone regular con mayor precisión el acceso a la suplicación ante los TSJ, elevando la cuantía al menos hasta el millón de pesetas, si bien incluyendo expresamente determinadas materias que se enumeran y excluyendo otras (apartado 81). b) se propone igualmente regular el acceso a la casación para la unificación de doctrina de manera que se exija la concurrencia de interés casacional (por ejemplo debido a la existencia de una controversia relevante alrededor de una contradicción doctrinal entre varios TSJ) o que el asunto haga referencia a determinadas materias tasadas (apartado 82). c) se propugna posibilitar a los TSJ el planteamiento de una cuestión prejudicial ante el TS cuando tengan que resolver cuestiones controvertidas y que tengan proyección sobre otros procesos, o para posibilitar el cambio de criterio doctrinal. El procedimiento ante la Sala de lo social del TSJ quedaría en suspenso hasta que el TS se pronunciara sobre esta denominada "cuestión jurisprudencial" (apartado 83). d) finalmente, los actuales medios de revisión de sentencias definitivas (incidente de nulidad, audiencia al rebelde, revisión) se refundirán en un recurso de amparo procesal de derechos fundamentales frente a sentencias definitivas, a interponer ante los TSJ o, en su caso, ante el TS (apartado 84). 4.3.3. Propuestas del informe final Frente al detallado estudio del informe inicial, desglosado en órdenes jurisdiccionales, el informe final opta por realizar una serie de consideraciones generales sin descender a detalles. Básicamente, estas consideraciones pueden enunciarse de la siguiente manera: a) papel de los diversos tribunales Entiende el Informe que debe partirse del carácter del TS como tribunal superior en todos los órdenes, al mismo tiempo que de la naturaleza que la CE otorga a los TSJ. A ambos puntos de partida, y al hecho de que ambos tribunales puedan cumplir las funciones que les son propias, se opone una regulación de la casación como la actual y un inadecuado sistema de recursos (apartado 26). b) la casación y el TS 23 El TS tiene que conocer en todos los órdenes del recurso de casación, con objeto de velar por la igualdad en la aplicación e interpretación de la ley mediante la uniformidad de la jurisprudencia y la protección de la norma (apartado 27). Para evitar que el TS se convierta en una instancia más, hace falta admitir la casación sólo cuando concurra interés casacional (por la materia, por la existencia de contradicción entre sentencias, contravención de la jurisprudencia, etc.) (apartado 28). c) carácter del recurso de casación Se recoge igual que en el informe inicial la reunificación en el recurso de casación de las cuestiones procesales y sustantivas (apartado 44); pero en el Informe Final se vuelven a dar al TS las funciones casacionales que en el inicial se habían otorgado a los TSJ. d) función de los TSJ en relación con la casación En cuanto a los TSJ, respecto del ordenamiento autonómico tienen que llevar a cabo "mediante un recurso de naturaleza extraordinaria y última" funciones casacionales análogas a las del Supremo (apartado 29). El Informe articula también el papel de los TSJ respecto del ordenamiento estatal y la eventual casación ulterior ante el TS. e) protección de los derechos fundamentales El informe realiza algunas previsiones relativas a las vulneraciones de derechos fundamentales de naturaleza procesal, para decir que "se deben remediar en lo marco de los recursos en cada caso procedentes" y que cuando se produzcan en sentencia definitiva y final hará falta arbitrar un recurso especial de naturaleza rescisoria ante el TSJ o el TS, "según los casos" y que en la jurisdicción penal el sistema de recursos garantizará en todo caso la segunda instancia (apartados 31 y 32). 24 f) modificaciones en los órdenes contencioso y social En cuanto al orden contencioso-administrativo, desaparece la propuesta inicial de crear dos salas en los TSJ, y en el orden laboral sólo se mantienen las propuestas de regulación más precisa de la suplicación, de desaparición de la Sala de lo social de la Audiencia Nacional y de transferencia a los juzgados sociales de los asuntos que actualmente reciben en instancia la Sala de lo social de la Audiencia Nacional y las Salas de lo social de los TSJ (apartados 70 a 72). Nada se dice de las propuestas sobre la "cuestión jurisprudencial", la nueva regulación de la unificación de doctrina, etc. 4.3.4. Valoración Como se ha comprobado, el informe final no recoge muchas de las propuestas que contenía el inicial. En particular: a) el reconocimiento expreso de competencia casacional a los TSJ incluso en materia de Derecho estatal deja paso a la duda de si otorgarles competencia nueva alguna: incluso una de las posibilidades que considera el informe final es la de continuar como hasta ahora. b) aun en la hipótesis de cambio respecto de la situación actual, se evita expresamente utilizar el término "casación" aplicado a los TSJ, utilizándose diversos circunloquios. c) por otro lado, una simple mirada a la versión inicial del Informe basta para comprobar que la finalmente aprobada es mucho más genérica en su contenido y próxima en sus propuestas al mantenimiento del status quo actual, contrastando vivamente con el documento previo del Tribunal Supremo. 4.4. Propuestas del Pacto de Estado Las líneas centrales del Pacto de Estado en relación con las competencias de los TSJ y del TS eran: 25 a) la voluntad de reformar el recurso de casación atendiendo a la noción de interés casacional. b) la modificación del recurso de revisión de manera que el TS sólo conozca de los recursos de revisión contra sentencias firmes de la Audiencia Nacional y del propio TS. c) se pretende que los TSJ desarrollen "una función casacional en todas las ramas del Derecho autonómico". d) se quiere atribuir la segunda instancia penal a los TSJ. e) finalmente, se hace referencia a cuestiones de menor relieve; así, se aumentará la cuantía para el recurso de suplicación en el orden social y se trasladará a los TSJ la competencia para conocer de la petición de ejecución de sentencias extranjeras. Puede constatarse cómo la reducción del ámbito de la casación, a través de la idea del interés casacional, no se ve acompañada de una ampliación en la misma medida de las funciones casacionales de los TSJ, de manera que, si se introducen criterios restrictivos de admisión a través de la exigencia de interés casacional, habrá cuestiones que ahora acceden a la casación y que en el futuro dejarán de hacerlo. De hecho, la ampliación de funciones casacionales de los TSJ sólo tendría lugar en el ámbito del Derecho autonómico, es decir, que además de en lo civil se extenderá al contencioso, introduciéndose la casación ordinaria en este orden, junto a las ya existentes ahora (de unificación de doctrina y de interés de ley). Finalmente, se opta claramente por la resolución de los recursos de revisión por los TSJ, salvo naturalmente cuando la sentencia a revisar proceda del TS o la AN. Otras novedades, como la introducción de la segunda instancia penal ante los TSJ a todos los efectos, o lo que se prevé a propósito de la ejecución de sentencias extranjeras, merecen valoración positiva. Como es sabido, sólo la modificación 26 relativa a la segunda instancia penal ha sido hecha realidad a través de la última reforma de la LOPJ por ley orgánica 19/2003. 5. PROPUESTA DE FUNCIONES Y COMPETENCIAS DEL TRIBUNAL SUPREMO Y DE LOS TSJ El proceso de adaptación del ejercicio de la jurisdicción al Estado autonómico implica en último término un reparto de atribuciones entre el Tribunal Supremo y los Tribunales Superiores de Justicia. La articulación de este reparto, desde los Tribunales Superiores de Justicia, puede seguir dos lógicas: A) Atribuir a los TSJ el monopolio del conocimiento de los asuntos relacionados con el ordenamiento autonómico; B) Atribuir a los TSJ el conocimiento de todos los asuntos, tanto si se trata del derecho estatal como del derecho autonómico. La primera lógica es la del denominado principio de especialidad; la segunda, la del principio de plenitud. A) El principio de especialidad Del principio de especialidad interesa destacar dos cuestiones: a) es el principio que ha guiado la regulación de los Estatutos de autonomía; b) el legislador estatal ha superado en algunos casos la lógica de la especialidad. a) los Estatutos de autonomía han optado, como ya se ha dicho, por el principio de especialidad y regulan el TSJ atribuyéndole todas las instancias y grados o prohibiendo la existencia de ulteriores grados jurisdiccionales de carácter extraterritorial en las materias de derecho civil propio o en materias contencioso-administrativas cuando se trate de actos dictados por órganos autonómicos, si la legislación de la materia corresponde en exclusiva en la Comunidad Autónoma (art. 14 EAPV, art. 20 EAC, art. 22 EAG). b) el legislador estatal ha superado el marco competencial establecido en los Estatutos de autonomía como puede verse en la LEC o la LJCA. En esta última se han establecido los recursos ante el TSJ para la unificación de doctrina y en interés de ley en materia autonómica, y en la LEC, aunque siga 27 inaplicado, hallamos la previsión de que los TSJ conozcan del recurso extraordinario por infracción procesal sobre cualquier materia. El principio de especialidad no plantea problemas importantes de adecuación entre las atribuciones de los TSJ y el carácter de órgano superior del TS en todos los órdenes. Como dice J.A. Xiol, la función de unificación de doctrina “se respeta mediante el reconocimiento de la competencia del TS para conocer de los recursos de casación en los cuales sea necesaria la interpretación de una norma que no pertenezca al ordenamiento autonómico” (J.A. Xiol 2004: 17-18). El ordenamiento estatal, añade, es el único ámbito en el cual puede resultar necesaria esta labor de armonización interpretativa en la aplicación jurisdiccional de la ley. B) El principio de plenitud Las propuestas competenciales fundamentadas en el principio de plenitud sostienen que los TSJ pueden tener atribuida la facultad de decir la última palabra no sólo sobre el derecho autonómico sino también sobre el derecho estatal. Aunque existen muchos matices en la articulación concreta de las competencias, lo común a estas posiciones es abrir el campo de la casación y de la revisión a los TSJ en materias de derecho estatal. Aparentemente, las posiciones favorables a la plenitud parecen entrar en contradicción con la posición constitucional del TS y su superioridad en todos los órdenes, excepto el de las garantías constitucionales (art. 123 CE). Hay buenos argumentos, sin embargo, para defender que la contradicción es aparente. De nuevo es J.A. Xiol quien nos da el argumento para armonizar el principio de plenitud con la posición constitucional del TS: el TS, dice, no dispone del monopolio de la fijación de doctrina, ni siquiera del monopolio de la casación en sentido estricto. La garantía institucional de la jurisdicción suprema estatal radica en el reconocimiento de una función de unificación en la interpretación y aplicación de la ley allí dónde sea necesaria mediante instrumentos procesales que resulten adecuados para ello, en términos de “recognoscibilidad” para la conciencia social y jurídica (J.A. Xiol, 2004: 23). La supremacía del TS queda salvaguardada, en 28 palabras del Tribunal Constitucional, por los recursos que resultan imprescindibles para unificar la jurisprudencia. Aunque en términos absolutos la plenitud se expresaría limitando las competencias casacionales del TS a los casos de unificación de doctrina, el análisis de las propuestas concretas realizadas hasta ahora pone en evidencia que en todas ellas se reservan competencias casacionales al TS que no tienen como finalidad exclusiva la unificación de doctrina. La articulación que se propone a continuación sigue la lógica del principio de plenitud, aunque respetando aquellas atribuciones que corresponden en única instancia al Tribunal Supremo. 5.1. Competencias del TS Una vez vistas las diferentes propuestas analizadas, es momento de formular la que aquí se defiende. Se tiene que empezar por decir que las funciones del TS se limitarían a conocer de recursos de casación respecto de aquellos asuntos en los que exista falta de pronunciamiento sobre una norma, o exista contradicción de sentencias, o se quiera modificar la jurisprudencia existente, o se infrinja la jurisprudencia. También conocería de los recursos de revisión respecto de sentencias del propio Tribunal Supremo y de la Audiencia Nacional. Bajo estos principios, las competencias de las diversas Salas, según la propuesta que hacemos, serían las siguientes: a) Sala de lo civil 1. Recurso de casación para la unificación de doctrina sobre Derecho civil común (respecto de sentencias de las Audiencias Provinciales y de Tribunales Superiores de Justicia). 2. Recurso de casación en interés de la ley sobre Derecho civil común (igual que en la regulación actual). 29 3. Recurso de casación por infracción de jurisprudencia del Tribunal Supremo (igual que en la regulación actual). 4. Recurso de casación en interés de ley respecto de sentencias que resuelvan un recurso extraordinario por infracción procesal (igual que en la regulación actual). 5. Recurso de revisión respecto de sentencias dictadas por el propio Tribunal Supremo. 6. Cuestiones de competencia (igual que en la regulación actual). 7. Responsabilidad civil de determinados sujetos (igual que en la regulación actual). 8. Cuestión prejudicial planteada por los Tribunales Superiores de Justicia si desean apartarse de la jurisprudencia fijada por el Tribunal Supremo. b) Sala de lo penal 1. Recurso de casación para la unificación de doctrina respecto de sentencias de Audiencias Provinciales y Tribunales Superiores de Justicia. 2. Recurso de casación por infracción de jurisprudencia. 3. Recurso de revisión de sentencias del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional, y del Juzgado Central Penal. 4. Cuestiones de competencia (igual que en la regulación actual). 5. Responsabilidad penal de determinados sujetos (igual que en la regulación actual). 6. Cuestión prejudicial planteada por los Tribunales Superiores de Justicia si desean apartarse de la jurisprudencia fijada por el Tribunal Supremo. 30 c) Sala de lo Contencioso-Administrativo 1. Conocimiento en única instancia de recursos contra actos y disposiciones de determinados órganos del Estado (igual que en la regulación actual). 2. Recurso de casación respecto de sentencias dictadas en única instancia por los Tribunales Superiores de Justicia, o por la Audiencia Nacional, donde se aplique Derecho estatal o Derecho comunitario (igual que en la regulación actual). 3. Recurso de casación para la unificación de doctrina sobre Derecho estatal (igual que en la regulación actual). 4. Recurso en interés de la ley respecto del derecho estatal (igual que en la regulación actual). 5. Recurso de casación por infracción de jurisprudencia (igual que en la regulación actual). 6. Cuestión de ilegalidad respecto de reglamentos estatales (igual que en la regulación actual). 7. Recurso de revisión respecto de sentencias del Tribunal Supremo, Audiencia Nacional y Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo (igual que en la regulación actual). 8. Cuestiones de competencia (igual que en la regulación actual). 9. Cuestión prejudicial planteada por los Tribunales Superiores de Justicia si desean apartarse de la jurisprudencia del Tribunal Supremo. d) Sala de lo social 1. Recurso de casación respecto de sentencias dictadas en única instancia por los Tribunales Superiores de Justicia (igual que en la regulación actual). 31 2. Recurso de casación para la unificación de doctrina respecto de sentencias dictadas en suplicación por los Tribunales Superiores de Justicia (igual que en la regulación actual). 3. Recurso de revisión respecto de sentencias del Tribunal Supremo, Audiencia Nacional. 4. Cuestiones de competencia (igual que en la regulación actual). 5. Cuestión prejudicial planteada por los Tribunales Superiores de Justicia si desean apartarse de la jurisprudencia del Tribunal Supremo. 5.2. Competencias del Tribunales Superiores de Justicia Una vez expuesto lo anterior corresponde que hagamos una propuesta sobre las posibles funciones de los TSJ, en sus diferentes Salas. a) Sala de lo civil y Penal 1. Civil 1. Recurso de casación ordinario en Derecho civil propio y/o en Derecho común. 2. Recurso de casación para la unificación de doctrina en Derecho civil propio (igual que en la regulación actual). 3. Recurso de casación en interés de la ley en Derecho civil propio (igual que en la regulación actual). 4. Recurso de casación por infracción de jurisprudencia del Tribunal Superior de Justicia (igual que en la regulación actual). 32 5. Recurso extraordinario por infracción procesal (tal y como ya prevé la LEC, pero no la LOPJ). 6. Recurso de revisión respecto de sentencias de los Juzgados de primera instancia, Audiencias Provinciales o Tribunales Superiores de Justicia (con independencia que se haya aplicado Derecho civil propio o común, tal y como se establece actualmente en el orden contencioso-administrativo). 7. Cuestiones de competencia (igual que en la regulación actual). 8. Plantear cuestión prejudicial si desean apartarse de la jurisprudencia del Tribunal Supremo. 9. Responsabilidad civil de determinados sujetos (igual que en la regulación actual). 2. Penal 1. Recurso de apelación respeto a sentencias dictadas por las Audiencias Provinciales en primera instancia (igual que en la regulación actual) 2. Recurso de casación (debería garantizarse el principio de doble instancia en los supuestos en que el Tribunal Superior de Justicia haya conocido del recurso de apelación) 3. Recurso de revisión respecto de sentencias de los Juzgados de Instrucción, Juzgados Penales, Audiencias Provinciales, y Tribunal Superior de Justicia (tal y como se establece actualmente en el orden contencioso-administrativo). 4. Cuestiones de competencia (igual que en la regulación actual) 5. Plantear cuestión prejudicial si desean apartarse de la jurisprudencia del Tribunal Supremo 6. Responsabilidad penal de determinados sujetos (igual que en la regulación actual) 33 b) Sala de lo Contencioso-Administrativo 1. Conocimiento de determinadas materias en única instancia (igual que en la regulación actual). 2. Cuestión de ilegalidad de reglamentos autonómicos (igual que en la regulación actual). 3. Recurso de apelación respecto de sentencias de los Juzgados del ContenciosoAdministrativo (igual que en la regulación actual) 4. Recurso de casación ordinario sobre Derecho autonómico 5. Recurso de casación para la unificación de doctrina sobre Derecho autonómico (igual que en la regulación actual) 6. Recurso en interés de la ley sobre Derecho autonómico (igual que en la regulación actual) 7. Recurso de casación ordinario sobre Derecho estatal respecto de sentencias dictadas en única instancia por los juzgados de lo contencioso-administrativo. 8. Recurso de revisión respecto de sentencias de los juzgados de lo contenciosoadministrativo y del Tribunal Superior de Justicia (igual que en la regulación actual). 9. Cuestiones de competencia (igual que en la regulación actual). 10. Plantear cuestión prejudicial si desean apartarse de la jurisprudencia del Tribunal Supremo. c) Sala de lo social 1. Recurso de suplicación (igual que en la regulación actual). 34 2. Recurso contra sentencias de los juzgados mercantiles (igual que en la regulación actual). 3. Conocer en única instancia de asuntos que afecten a los intereses de los trabajadores y empresarios en ámbitos superiores a los Juzgados Sociales y no superiores al de la Comunidad Autónoma (igual que en la regulación actual). 4. Recurso de revisión respecto de sentencias de los Juzgados Sociales y del Tribunal Superior de Justicia (tal y como se establece actualmente en el orden contencioso-administrativo). 5. Cuestiones de competencia (igual que en la regulación actual). 6. Plantear cuestión prejudicial si desean apartarse de la jurisprudencia del Tribunal Supremo. 6. LA COMPLEJA ARTICULACIÓN NORMATIVA DE LA PROPUESTA DE REFORMA Una vez que ha sido concretada la propuesta sobre las competencias que debieran ser atribuidas a los Tribunales Superiores de Justicia se hará una breve referencia a cómo debiera articularse normativamente la reforma. En particular lo que interesa es determinar la incidencia que pueda tener el Estatuto de Autonomía en la concreción de las atribuciones de los Tribunales Superiores de Justicia. Al haber optado por configurar las atribuciones del TSJ desde el principio de plenitud, la articulación normativa requiere diferenciar las funciones que los Tribunales Superiores de Justicia realizan en aplicación del derecho autonómico de las que realizan en aplicación del derecho estatal. Con respecto al derecho autonómico, el Estatuto de Autonomía puede configurar a los Tribunales Superiores de Justicia, de acuerdo con el art. 149.1.6 CE, como órganos que garanticen en último término el derecho autonómico, 35 atribuyéndoles todas las instancias y grados en este ámbito (tanto en lo civil como en lo contencioso-administrativo) excluyendo así cualquier atribución al Tribunal Supremo, puesto que este no ha de ejercer respecto del derecho autonómico ninguna función de armonización en los términos del art. 123 CE. Pero con respecto al derecho estatal, el Estatuto de Autonomía no puede ser la norma que establezca cuáles son las atribuciones, más allá de lo que dispone el art. 152 CE, que los Tribunales Superiores de Justicia deban ejercer sobre el derecho estatal, sino que, como reiteradamente ha dicho el Tribunal Constitucional, esta es una competencia que corresponde al legislador estatal y que se tiene que reflejar en la Ley Orgánica del Poder Judicial. No obstante, el Estatuto de Autonomía, para hacer factible la instauración del principio de plenitud, debe eliminar todas las autolimitaciones que se incluyen respecto a las competencias del Tribunal Superior de Justicia y debe formular en sentido positivo que el Tribunal Superior de Justicia tiene competencias en todas las instancias y grados. BIBLIOGRAFÍA CITADA Borrell Mestre, J., (2002): Estado autonómico y Poder Judicial, Atelier, Barcelona. Consell Consultiu de la Generalitat de Cataluña, (1985): Dictamen 103. Consejo General del Poder Judicial (1997): Libro Blanco de la Justicia, Madrid. Fernández Villavicencio, F., (1990): “El Tribunal Superior de Justicia”, Comentarios sobre el Estatuto de Autonomía de Cataluña, vol. II, Institut d’Estudis Autonòmics, Barcelona. Hinojosa Martínez, E. (2003): “Los Tribunales Superiores de Justicia. Su función en el marco constitucional. Posibilidades de reforma”, Informe Comunidades Autónomas 2002 , Instituto de Derecho Público, Barcelona Instituto de Estudios Autonómicos (2003): Informe sobre la reforma del Estatuto, Barcelona 36 Instituto de Estudios Autonómicos (2004): Estudios sobre la reforma del Estatuto, Barcelona. Jimena Quesada, L. (2000): El principio de unidad del Poder Judicial y sus peculiaridades autonómicas, CEPC, Madrid. López Aguilar, J.F., (1995): Justicia y Estado autonómico. Orden competencial y administración de justicia en el Estado compuesto de la Constitución española de 1978 , Civitas, Madrid. López Guerra, L. (2001): “Estado autonómico y Tribunales Superiores de Justicia”, Estudios de Derecho Constitucional, Homenaje al profesor Dr. D. Joaquín García Morillo, Tirant lo Blanch, Valencia, págs. 459-475. Ministerio de Justicia (2001): Principios del Pacto de Estado para la reforma de la justicia, Madrid. 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Xiol Rios, J.A., (2000): “El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, órgano superior en Cataluña sin perjuicio de la jurisdicción que corresponde al Tribunal Supremo”, La justicia en Cataluña en el marco de un Estado compuesto, Institut d’Estudis Autonómics, Barcelona Xiol Rios, J.A. (2004a): “Evaluación de los aspectos relacionados con la administración de justicia en una futura reforma del Estatuto de Autonomia”, en Estudios sobre la reforma del Estatuto, Institut d’Estudis Autonòmics, IEA, Barcelona. Xiol Ríos, J.A., (2004b): “La posición constitucional del Tribunal Supremo”, en El Tribunal Supremo en el ordenamiento constitucional, Tribunal Supremo, Madrid, págs. 71-128. 38 SÍNTESI L’objecte d’aquest treball és fer una proposta per a potenciar l’àmbit competencial del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya, amb la finalitat de que es converteixi de forma efectiva en l’òrgan judicial que culmina la organització judicial en l’àmbit territorial de Catalunya i sigui el Tribunal que exerceixi la cassació ordinària no només en relació amb el dret propi de Catalunya, sinó també amb el dret d’origen estatal. L’ampliació de les atribucions del Tribunal Superior de Justícia implicarà necessàriament una variació de les atribucions del Tribunal Suprem. En el treball es concreta l’àmbit funcional d’aquest Tribunal respectant la seva posició constitucional d’òrgan suprem de la jurisdicció ordinària, assignant-li com a funció essencial la garantia de la unitat del sistema jurídic espanyol com una funció que complirà reservant-li instruments jurisdiccionals per a la unificació de la doctrina dels diferents TSJ, el control de les desviacions d’un TSJ respecte de la doctrina del Tribunal Suprem, i la garantia última de la legalitat ordinària en la seva aplicació jurisdiccional. 39