LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA a) Definición corta: La Inquisición

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LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA
a) Definición corta:
La Inquisición española fue un tribunal eclesiástico fundado en 1478 por los Reyes
Católicos con el fin de encontrar, procesar y sentenciar a personas acusadas de desviación de
la religión católica. Perseguía principalmente a los judíos y musulmanes que, aunque
conversos, practicaban su religión en secreto. También persiguieron a los cristianos que no
practicaban correctamente el catolicismo (“herejes”, “blasfemos”, etc.) y a personas acusadas
por brujería. Estas personas eran torturadas o incluso condenadas a muerte tras su paso por el
Tribunal. La Inquisición supuso para España una mala imagen ante la sociedad europea
ilustrada, ya que era considerada un atraso cultural, político y social.
b) Ampliación de la definición:
La Inquisición medieval surgió en 1184 con el papa Lucio para acabar con la herejía
cátara en el Sur de Francia. Con la bula, de creación se exigía a los obispos que interviniesen
activamente en contra de dicha herejía y se les daba el poder de juzgar y condenar a los
herejes.
La Inquisición fue así un tribunal religioso de la ortodoxia católica cuya finalidad era
imponer la fe católica y conseguir así una unidad religiosa. Para ello reprimían la superstición,
la brujería y la herejía.
El Tribunal de la Santa Inquisición (considerada ya la Inquisición “moderna”) fue
implantado en España por los Reyes Católicos en 1478 para perseguir principalmente a los
judíos ahora cristianos tras las conversiones masivas de ese siglo XV (papel de órdenes
mendicantes, ataques a juderías, presión social y política, decreto de expulsión) y que eran
acusados de seguir manteniendo su religión en secreto (“prácticas judaizantes”). En el siglo XVI
se extendió a los moriscos, mudéjares convertidos forzosamente, y también se persiguió a
algunos cristianos que no practicaban el catolicismo (protestantes en focos como Valladolid) y a
personas acusadas por brujería (mayoritariamente mujeres). Para evitar la difusión de ideas
heréticas publicaron varios índices entre el siglo XVI y el siglo XVII que eran una lista de libros
prohibidos por razones ortodoxas donde, sobretodo, prestaban mucha atención a las
traducciones vernáculas de la Biblia (la libre interpretación de la Biblia es un principio
protestante).
c) Funcionamiento
A mediados del siglo XVI el territorio español quedó dividido en 15 tribunales de distrito.
Cada uno de estos tribunales de distrito contaba con una estructura administrativa: al frente del
tribunal se encontraban dos o tres inquisidores, nombrados por el inquisidor general; el fiscal se
encargaba de denunciar e interrogar a los testigos; la nómina de secretarios estaba compuesta
por un notario de secuestros, cuya misión era confiscar los bienes, y un escribano general, que
actuaba como secretario del tribunal; completaban la plantilla otros funcionarios, como el
alguacil, que procedía a las detenciones o el tesorero.
El control ejercido por la Inquisición sobre la población se basaba en la capacidad de
hacer sentir su presencia en todos los rincones, por ejemplo mediante la presencia de
inquisidores en todo tipo de actos públicos, laicos y religiosos, o la organización de actos
multitudinarios como los autos de fe. También destaca el papel de los familiares.
Los familiares eran los miembros de menor nivel dentro de la Inquisición Española. Eran
laicos, no formaban parte del clero, y su función era informar de todo lo que ocurriera en la
sociedad que fuera de interés para la institución, y a cambio recibían un beneficio económico y
protección ante una posible persecución. No se conocía la identidad de los Familiares, por lo
que eran temidos. Convertirse en uno de ellos era un honor porque significaba la limpieza de
sangre y se tenían ciertos beneficios. La mayoría eran gente del pueblo, aunque también había
nobles con ese cargo.
Cuando el Inquisidor llegaba a una ciudad, leía el “edicto de gracia” en la misa del
domingo, donde se acusaba a los herejes. En el tiempo de un mes se ofrecía la posibilidad a
los autoinculpados de confesar sus pecados para que la sentencia fuera menor. Con el tiempo,
los “edictos de gracia” fueron sustituidos por los “edictos de fe”, en los que las acusaciones
eran anónimas y no existía la opción de reconciliación voluntaria. Tras la denuncia, se procedía
a la detención y los calificadores examinaban el caso. El proceso consistía en unas audiencias
donde declaraban los denunciantes y el acusado. Si tras el juicio se consideraba que existía
herejía, las sentencias podían ser varias:
-Podía ser absuelto.
-La sentencia podía ser suspendida. Entonces el acusado era libre bajo sospecha y
vigilancia.
-Podía admitir públicamente sus delitos y ser condenado a un castigo (por ejemplo,
llevar el “sanbenito”).
-Podía “reconciliarse” con la Iglesia.
-El caso más grave era la condena a muerte en la hoguera (“relajación”).
d) Contexto histórico
Casi toda la Península Ibérica había sido conquistada por los árabes desde el siglo VIII
y en la zona sur se había establecido una gran población musulmana. Hasta 1492 Granada
estuvo bajo dominio musulmán, ya que la conquistaron los Reyes Católicos. También había
poblaciones de judíos, que vivían recluídos en las juderías.
A finales del siglo XIV hubo numerosas persecuciones antisemitas. Esto produjo que a
lo largo del siglo XV muchos judíos se convirtieran masivamente al cristianismo, la mayoría
falsamente (falsos judíos o criptojudíos). Surgió así una nueva clase clase social, la de los
conversos que conseguían acceder a bastantes oficios y puestos que por unas nuevas normas
les estaban prohibidos a los judíos. Los que no aceptaron convertirse al cristianismo fueron
expulsados de la Península en 1492.
En su estancia en Sevilla, la reina Isabel habló con el dominico Alonso de Hojeda, el
cual le convenció de que muchos judeoconversos seguían practicando su religión. Para
exterminar este problema, los Reyes Católicos impusieron la Inquisición.
En la Corona de Aragón existían cuatro tribunales, situados en Zaragoza, Valencia,
Barcelona y Mallorca. Y también sedes en Palermo (Sicilia) y Cerdeña. Hubo resistencia en la
Corona a introducir esta institución que fortalecía el poder real (los fueros no podían defender a
los ciudadanos en casos de Inquisición). Incluso fue asesinado el primer inquisidor en Aragón,
Pedro Arbués.
Fernando el Católico también implantó la Inquisición española en América, creando los
tribunales de Lima, México y Cartagena de Indias.
Durante el siglo XVI, la Inquisición actuó para extinguir los casos de protestantismo que
aparecieron en España. Hubo un tercer grupo que sufrió la Inquisición: los moriscos,
musulmanes conversos. Este colectivo causaba mucho temor a los reyes ante una posible
rebelión. El 4 de abril de 1609 se decretó la expulsión de los moriscos de la Península Ibérica.
A finales del siglo XVII , tras los desastres provocados por las Guerras de religión en
Europa central, los intelectuales empezaron a afirmar que tal la diversidad de creencias en un
Estado era más beneficioso para el mismo que la unificación de una sola creencia. Las
sociedades europeas ilustradas y liberales empezaron a despreciar y criticar a las sociedades
que mantenían una uniformidad religiosa por la fuerza. Se consideró que la Inquisición
española era pues un atraso intelectual, político y social, apareciendo así la Leyenda Negra
española en el siglo XVIII. La Leyenda Negra española es un concepto creado por autores de
aquella época los cuales crearon en Europa una imagen negra de España, convirtiéndola en el
foco de fuerzas de represión, brutalidad, intolerancia religiosa y política y atraso intelectual y
artístico durante los siguientes siglos.
e) Fin de la inquisición
En el siglo XVIII la Inquisición se dedicó a impedir la propaganda sobre las nuevas
corrientes del pensamiento y la ilustración procedente de Europa, sobre todo de Francia.
También atacó las supersticiones populares, pero con una visión más amplia que anteriormente
(“las brujas de Zagarramundi”, por ejemplo).
A principios del siglo XIX ,durante la guerra de la Independencia, los liberales vieron la
oportunidad para cambiar el sistema político. Se convocaron las Cortes de Cádiz, dónde la
Inquisición fue un tema importante. La abolición fue sometida a voto, y aún con una fuerte
oposición de los absolutistas y del Clero (90 votos contra 60) se decidió que la Inquisición era
anticonstitucional (90 votos contra 60) y fue extinguida en febrero de 1813.
La Inquisición fue instaurada de nuevo en 1814, con el retorno del absolutismo, pero los
liberales volvieron a abolirla en 1820, cuando volvieron al poder. Tres años más tarde, al
regresar los absolutistas, toda la labor legislativa del Trienio liberal (1820-1823) fue anulada.
Aunque teóricamente el Santo Oficio había sido rehabilitado, los tribunales optaron por la
indiferencia y el silencio.
Finalmente, el 5 de julio de 1834, durante la regencia de María Cristina, se abolió
definitivamente el Santo Oficio.
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