Excepción al acuerdo plenario 5.627 en decisiones que revocan

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SOLICITO PLENARIO
Excelentísimo Tribunal de Casación
Penal de la Provincia de Buenos Aires:
MARIO LUIS CORIOLANO, Defensor
Oficial de Casación de la Pcia. de Bs. As., a VV.EE. me presento y
digo:
I.OBJETO.
Que vengo por el presente a solicitar a VV.EE.
la activación del procedimiento normado por el art. 62 del
reglamento Interno del Tribunal de Casación Penal, en virtud de
existir fallos contradictorios entre las distintas Salas del Tribunal y
se dicte fallo plenario en los términos que peticiono de modo
acorde con el criterio de la Sala III.
Criterio propuesto que en definitiva no hace
más que colocar al tribunal de VV.EE. en custodio de la
garantía de revisión de la decisiones que disponen que un
penado que en la provincia de Buenos Aires ha recuperado su
libertad, sea nuevamente detenido.
II.ANTECEDENTES.
a.- Sala III del Tribunal de Casación: causa
nº 18.443 "Gorosito, Julio Alberto s/ rec. Casación".
1
Con fecha 4 de Agosto de 2005, la sala declaró
admisible el recurso de casación interpuesto por la señora
Defensora Oficial Dra. María Teresa Bomaggio, mediante el cual
se impugnaba la resolución de la Sala I de la Cámara de Apelación y
Garantías en lo Penal de Mercedes, que revocó la resolución
dictada por el Tribunal en lo Criminal nº 1 de dicho departamento
judicial por la que se concedió la libertad condicional al
mencionado Gorosito.
En esa oportunidad, la mencionada Sala,
excepcionó el plenario 5627: Se sostuvo que “...si bien la
resolución atacada no se encuentra dentro de las enumeradas
taxativamente por el artículo 450 del Código Procesal penal, cabe
hacer excepción a ese principio cuando la resolución en crisis
compromete la libertad del imputado.
Que los artículos 13, 14 y 17 del Código Penal
(texto según ley 11.921) enumeran las condiciones para la
procedencia de la libertad condicional, a saber: a) haber
permanecido en detención determinado tiempo y observado con
regularidad durante ese lapso los reglamentos carcelarios ; b) no ser
reincidente y c) no habérsele revocado anteriormente su libertad
condicional
Que la reforma introducida al artículo 13 del
Código penal por la ley 25.892, viene a fijar la interpretación
auténtica que corresponde dar al precepto aludido, al incorporar
como requisito para la obtención de la libertad condicional la
confección de un informe de la dirección del establecimiento e
informes de peritos que pronostiquen en forma individualizada y
favorable la capacidad de reinserción social del condenado; lo que
supone agregar una exigencia para la concesión del beneficio que
en la especie deviene inaplicable, toda vez que el hecho ocurrió y
también obtuvo sentencia firme con anterioridad a la entrada en
vigor de la ley en cuestión (el 30 de abril de 2004).
Que, interpretar el caso de autos conforme a la
ley 25.892 vigente a partir del 26 de Mayo del 2004, supondría
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violar el principio constitucional de retroactividad de la ley penal
mas benigna (doctrina del art. 2 del Código penal).
Que, sentado ello, cabe sostener que su el
condenado respetó la reglamentación institucional manteniendo
durante su estadía “intra” muros, muy buena conducta (ejemplar
10), mereciendo además, un buen concepto general, ha cumplido
las pautas establecidas por el art. 13; por lo que propongo al
Acuerdo declarar procedente el recurso de casación interpuesto,
casar la resolución atacada, asumir competencia positiva y mantener
la libertad condicional de Julio Alberto Grosito bajo las
condiciones fijadas por el Tribunal en lo Criminal nº 1 (artículos 13,
14 y 17 del Código penal; 421, 448, 450, 460 y 465 del Código
Procesal Penal).
Agrega la Sala III, otra cuestión que permite
excepcionar el plenario: “...Por lo demás, acorde con lo
sostenido por el defensor cabe decir que la doble instancia se
consolida en la especie mediante la intervención de este
Tribunal, toda vez que fue la cámara de Apelación en lo Penal
la que dictó la primera resolución contraria a los intereses del
procesado”. (nota: por error se consigna “procesado”, el mismo
reviste la calidad de penado).
En este orden de ideas, es preciso recordar lo
resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación in re
“Gorriarán Merlo, Enrique Haroldo y Sívori, Ana María s/casación
e inconstitucionalidad” (CSJN 19/10/99) cuando interpretó que el
alcance del art. 8, párrafo 2, inc. h de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos vinculado a la garantía del derecho a
recurrir fue consagrado sólo en beneficio del inculpado. En
consecuencia, cabe concluir que en tanto el Ministerio Público es
un órgano del estado y no el sujeto destinatario del beneficio, no se
3
encuentra amparado por la norma con rango constitucional, si que
ello obste a que el legislador, si lo considera necesario, le conceda
igual derecho”.
b.- Sala II del Tribunal de Casación:
causa nº 19.575 "Sarubba, Fabian Oscar y Vega, Jorge
Gustavo s/ rec. de casación".
Con fecha 4 de Agosto de 2005, ante un caso
igual al planteado en el precedente “Gorosito” de la Sala III, la Sala
II declaró inadmisible el recurso de casación interpuesto por el
Defensor Oficial Dr. Juan José Mahiques en el que se impugnaba la
resolución de la Sala II de la Cámara de Apelación y Garantías
departamental que revocó la libertad condicional otorgada por el
Juez del Tribunal en lo Criminal nº 2, actuando en su carácter de
Juez de Ejecución.
En dicha oportunidad los magistrados de la
sala sostuvieron que “Fueron examinados los requisitos de tiempo
y forma regulados, en lo pertinente, por los arts. 451 y ccdtes del
C.P.P y, en tal sentido, la presentación satisface las exigencias
rituales. Resta ahora verificar si la resolución objeto del recurso es
susceptible de ser impugnada por esta vía, teniendo en cuenta la
fase de ejecución que atraviesa el proceso.
Todo ello puesto que, tanto en las disposiciones
generales (título primero) del Libro IV (impugnaciones) del C.P.P.
–art,. 433, apartados segundo y tercero- como en el artículo 456 del
mismo código, especialmente referido al recurso en trato, se indica
que corresponde decidir sobre la admisibilidad.
Ahora bien de aquellas mentadas disposiciones
generales, la primera (art. 421 del C.P.P) instaura la idea de la
limitación (“taxatividad”) legislada en términos que, traduciendo
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doctrina de la materia al castellano, podríamos conceptualizar como
el principio de legalidad procesal interna (“...en los casos
expresamente establecidos en este código...”)
Y ya mas en particular, el art. 450 del C.P.P.
termina por dejar establecido que además de los casos
especialmente previstos, y de los autos que –por sus efectos- se
citan en el segundo párrafo de la norma, podrán también deducirse
el recurso de casación contra las sentencias definitivas.
Nadie discute entonces que, en orden distinto al
de los motivos que hacen a la procedencia, la ley de ese modo
determina cuales son las resoluciones recurribles.
El pronunciamiento que en este caso se
impugna no está entre aquellos especialmente previstos como
pasibles de casación ni encaja en ninguno de los autos que se
enumeran en la parte segunda del aludido art. 450. Tampoco
constituye una sentencia definitiva, aspecto sobre el cual cabe
aportar algunas precisiones.
Sin que correspondan citas doctrinarias para
abonar afirmaciones de relativa obviedad, consenso o lógica
elemental, bien puede decirse que la sentencia definitiva por
antonomasia es la que pone fin a la controversia expidiéndose
sobre el fondo del asunto que debe resolverse jurisdiccionalmente.
Por añadidura podrían serlo también las que, refiriéndose a puntos
diversos, obturan o impiden el tratamiento de dicho asunto.
En ese orden, y en el campo jurídico que nos
atañe –es decir, en el de nuestra competencia material- (el Derecho
penal), la sentencia definitiva entonces es, en general y en principio,
la que resuelve sobre la condena o la absolución, añadiéndose en tal
carácter otras decisiones (de fondo o del rito) por cuya virtud
queda vedada la posibilidad de pronunciarse sobre ello.
Lo antes apuntado sobre la sentencia definitiva
en el proceso penal debe completarse con las referencias relativas a
las consecuencias inmediatas (de inmediatez total) del
pronunciamiento, vinculadas con la pena o su contracara (la no
sanción), todo lo cual por dicha profunda inmediatez de raíz casi
inescindible, termina integrando el ámbito de las cuestiones que
constituyen ese pronunciamiento definitivo de un modo tal que lo
que atañe a dichos aspectos, en ocasiones, resulta ser materia de
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decisión que puede computarse como definitiva o tema
involucrado en ella con tal alcance.
En
virtud
de
diversas
creaciones
jurisprudenciales que reconocen origen en otro marco recursivo se
ha visto ampliado excepcionalmente el concepto de sentencia
definitiva,
aún en el ámbito casatorio, sobre la base de
consideraciones tales como el agravio irreparable o de dificultosa
reparación ulterior, la gravedad o interés institucional, mencionadas
en general, no siempre, en conexión con injerencias en el campo de
tutela de alguna garantía constitucional.
Pero mientras la enunciación demostrada de
dichas situaciones no pueda encarrilarse –imposibilidad en el caso
presente- en los conductos de asimilación que nombra la ley o
permite su interpretación conforme al alcance que más arriba fue
explicitado, mientras ello no ocurra –decía- , no puede trocarse la
naturaleza del pronunciamiento impugnado para entenderlo como
recurrible.
Por lo expuesto, corresponde declarar
inadmisible el recurso impetrado, sin que sea necesario, en cuenta
de la solución que propicio, dar trato a los restantes puntos
planteados en el presente.
La contradicción entre ambas resoluciones -de
las que se acompañan copias- en cuanto a la admisibilidad del
recurso
del
condenado
que
intenta
la
revisiòn
de
un
pronunciamiento que luego de un recurso fiscal revoca la libertad
condicional resulta palmaria. Nótese que los dos casos sometidos a
decisión pertenecen al departamento Judicial de Mercedes, dos
distintas salas de la Cámara de Apelaciones y Garantías deciden
revocar la libertad condicional dispuesta por los Tribunales
inferiores, en un caso, por disposición de la Sala III, se admite el
pedido del condenado y luego se revoca el resolutorio. En el otro
caso, un condenado que pedía la revisión de la resolución que
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ordenaba que regrese a la cárcel luego de que se aceptara un
recurso del ministerio público fiscal, no accedió a que el tribunal
destinado en nuestra provincia a hacer efectiva en sentido amplio la
garantía del doble conforme revisara lo que podìa revisar.
Se
admitió
entonces
con
ese
criterio
de
admisibilidad del recurso, que la garantìa de revisiòn tenga
aplicaciòn pràctica si para el fiscal y no para el condenado.
Corresponde en consecuencia, la puesta en marcha
del mecanismo previsto en el art 62 del Reglamento interno del
Tribunal de Casación a fin de unificar los mencionados criterios
encontrados, de modo de compatibilizarlos con la Constituciòn
nacional.III.INTERPRETACIÓN
QUE
SE
PROPONE.
La solución que desde esta defensa se propone –
y responde a criterios que en gran medida vienen siendo plasmados
mediante distintos pronunciamientos de la Sala I del Tribunal de
Casaciòn- consiste en que: las decisiones de ejecución mediante
las cuales las Cámaras de Apelación y Garantías revocan
libertades concedidas por los Tribunales inferiores -como
consecuencia de un recurso interpuesto por el Ministerio
Pùblico Fiscal- deben admitir doble instancia en favor del
condenado.
7
Frente a esta afectación para la libertad del
condenado, la doble instancia se garantiza por VV.EE.
admitiendo el recurso de casación y excepcionándose lo
dispuesto en el Acuerdo Plenario nº 5.627 del TCP.
Para sostener este pedido, siguiendo los
argumentos de la Sala III –y de la Sala I- les pido que adviertan que
la aplicación tajante en estos casos el Acuerdo Plenario nº 5627,
colisiona con la normativa constitucional.
En efecto. El art. 8.2.h.- de la Convención
Americana de Derechos Humanos y el art. 14 inc. 5. del Pacto de
Derechos Civiles y Políticos contemplan el derecho de todo
imputado a recurrir el fallo ante juez o tribunal superior.
Resulta
impensable
admitir
que
VV.EE.
recepten una concepción la garantía de la doble instancia que no
sea lo más amplia posible.
Luego de la reforma constitucional de 1994, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos tiene jerarquía
constitucional y debe entenderse complementaria de los derechos y
garantías reconocidos por la Constitución, de conformidad al art.
75 inc. 22 de la C.N.
Es decir la garantía de la “doble instancia”, con
su concepción amplia, se encuentra en lo más alto del
ordenamiento jurídico. En este sentido la CSJN ha dicho: “cabe
tener presente que el recurso de casación es un instrumento
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operativo de la garantía prevista en el inc. h del punto 2 del art. 8 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En efecto, la
Comisión Interamericana ha señalado que un aspecto esencial
derivado del debido proceso es el derecho a que un tribunal
superior examine o reexamine la legalidad de toda sentencia
jurisdiccional que resulte en un gravamen irreparable a una persona,
o cuando ese gravamen afecte los derechos y libertades
fundamentales. También agregó que "el derecho previsto en el
artículo 8.2.h requiere la disponibilidad de un recurso que al menos
permita la revisión legal, por un tribunal superior, del fallo y de
todos los autos procesales importantes" (Caso 11.137, Informe
55/97, CIDH/OEA/ser/L/V/II.97), citada por la CSJN en R.
230. XXXIV. Romero Cacharane, Hugo Alberto s/ ejecución
penal.
En el mismo sentido, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, por sentencia de 2 de Julio de 2004, en el
caso “Herrera Ulloa vs. Costa Rica”, indicó que el recurso que
contempla el artículo 8.2.h. de la de la citada convención, sea cual
fuere su denominación, debe garantizar un examen integral de la
decisión recurrida, de todas las cuestiones debatidas y analizadas en
el tribunal inferior (parágrafos 165 y 167)
En aquellas causas en trámite de ejecución de
sentencia en que la Cámara de Apelación y Garantías revoca las
decisiones adoptadas por el Juez de Ejecución, la única posibilidad
de garantizar una instancia revisora de tan trascendente decisiòn
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para la suerte de quien tiene que volver al encierro luego de un
recurso fiscal, es admitiendo VV.EE. (art. 431 del C.P.P. mediante)
el recurso ante el Tribunal de Casación, legislativamente
consagrado para cumplir con esta función (ver nota de elevación
del proyecto de Código Procesal, hoy Ley 11.922).
Por lo dicho hasta ahora se desprende con toda
claridad que la etapa de ejecución de la pena no ha querido ser
desprovista -en ningún caso- de la garantía de la doble instancia y
prueba de ello es la sistemática instaurada por la ley 11.922 (art.
498),
la
legislación
de
transformación
de
juzgados
e
implementación del código procesal (me remito en este sentido a lo
expresado en mi presentación que motivara el Acuerdo Plenario
registrado bajo el nº 10.383, aún en trámite).
Tratándose las decisiones recurridas de recursos
de apelación interpuestos por el Ministerio Público Fiscal que
revocan libertades concedidos por los tribunales inferiores, sólo
resta una interpretación constitucional de la admisibilidad del
recurso de casación como herramienta para garantizar la doble
instancia afectada y que si resultó operativa para el órgano estatal y
no para quien resulta ser –precisamente, y conforme a la doctrina
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación- el beneficiario del
derecho, a diferencia del Ministerio Público (Gorriarán Merlo,
Enrique
Haroldo
y
Sívori,
Ana
María
s/
casación
e
inconstitucionalidad, del 19/10/1999, citado anteriormente por la
Sala III del TCP)
10
En este sentido, de conformidad a la extensión
dada a la garantía y a su jerarquía constitucional no puede invocarse
una norma de inferior jerarquía -como sería el art. 450 del C.P.P.para no cumplir con la misma. Mucho menos invocarse un
Acuerdo Plenario. La observancia de una norma procesal o de una
decisión plenaria, no puede justificar la inobservancia de la
Constitución Nacional (art. 31 C.N.).
En este sentido, también se ha expedido la Sala I
del
Tribunal
de
Casación
(por
mayoría)
exceptuando
sistemáticamente el Plenario nº 5627 sosteniendo que “no puede
un plenario, en busca de un criterio de uniformidad interpretativa
de una ley formal local, ubicarse por encima de garantías y derechos
de rango constitucional como la garantía de la doble instancia que
reconoce la Convención Americana de Derechos Humanos y que
por imperio del art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional resulta
Ley Suprema de la Nación” (Causas 1077 del 7/06/2001:
Cagnoni, Julio Amadeo, 1182 del 30/08/2001 “Guiguet, Jorge
Omar s/ Recurso de Casación, entre otras)
En definitiva postulo -como forma de observar
el derecho a la revisión durante la ejecución de la pena- se
establezca el criterio según el cual en aquellas causas en que la
Cámara de Apelación y garantías revoque decisiones en materia de
libertad, la “doble instancia” se deberá garantizar mediante recurso
de casación ante VV.EE. exceptuándose lo resuelto en el Acuerdo
11
Plenario nº 5627 por contradecir en estos casos normativa de rango
constitucional (art. 75 inc. 22 de la C.N. –art. 8.2.h CADH).
El caso sometido a Plenario se debaten
cuestiones que deben ser resueltas en el contexto descripto
recientemente
“Verbitsky”,
por la Corte Suprema de Justicia en el caso
puesto que la decisión de las Cámaras de
Garantías no implican otra cosa que prisionizar nuevamente a
personas que –tras haber superado con éxito una serie de
filtros, léase: tiempo de detención, informes del grupo de
admisión y seguimiento del establecimiento, de la junta de
selección, etc, - obtienen un pronunciamiento judicial
favorable
a
su
pretensión,
recuperan
la
libertad
posteriormente –en virtud de un recurso del fiscal-
y
ese
beneficio resulta revocado y tal decisión, -de no ser pasible de
revisión por ante este Excmo tribunal-, deviene en la nueva
detención.
No puede soslayarse que la nueva inclusión de la
persona en el ámbito penitenciario bonaerense implica -en palabras
propias de la Corte en el último fallo citado-:
(considerando 24): “...Que no se ha puesto en
discusión la superpoblación de detenidos, tanto en las instalaciones
del servicio penitenciario, como en las dependencias policiales
provinciales. Esta superpoblación, en los niveles alcanzados y
admitidos, de por si acreditan que el Estado provincial incumple
con las condiciones mínimas de trato reconocidas a las personas
12
privadas de su libertad...”
(27)
“..las
políticas
tienen
un
marco
constitucional que no pueden exceder, que son las garantías que
señala la Constitución y que amparan a todos los habitantes de la
Nación; es verdad que los jueces limitan y valoran la política, pero
sólo en la medida que excede ese marco y que como parte del
deber específico del Poder Judicial. Desconocer esta premisa sería
equivalente a neutralizar cualquier eficacia del control de
constitucionalidad. No se trata de evaluar que política sería mas
conveniente para la mejor realización de ciertos derechos, sino
evitar las consecuencias de las que clara y decididamente ponen en
peligro o lesionan bienes jurídicos fundamentales tutelados por la
constitución, y en el presente caso, se trata nada menos que
del derecho a la vida y a la integridad física de las personas.
(30) “...lo cierto es que parece que la situación se
mantiene y se agrava con el aumento de detenidos informado por el
Poder Ejecutivo Provincial y se proyecta hacia el futuro
inmediato con perspectivas de mayor gravedad. Se esta
jugando una carrera entre la administración, que amplía el número
de celdas disponibles, y el número de detenidos en aumento, sin
que haya perspectivas cercanas de que las curvas se crucen, lo que
impide hacer cesar la violación de derechos fundamentales y
en particular el derecho a la vida y a la integridad personal de
los presos, del personal de custodia y de terceros...”
(41) “...que no escapa a esta Corte que de
13
verificarse alguno de los extremos mencionados por el accionante,
sería
posible
que
se
configurasen
eventuales
casos
de
agravamientos que importarían trato cruel, inhumano o degradante
o casos análogos, susceptibles de acarrear responsabilidad al Estado
Federal”
En consideración a la gravedad de la situación
de detención de las personas en la Provincia de Buenos Aires, la
Corte Suprema en el fallo Verbitsky resolvió: “hacer saber a los
jueces y tribunales a cuya disposición estén personas detenidas
que...deberán ponderar nuevamente la necesidad de mantenerlas en
dicha situación o bien, disponer medidas de cautela o formas de
ejecución menos lesivas...”(sic),
Se sigue de lo expuesto la necesidad de asegurar
una instancia de control, cuyo acceso puede ser objeto de
regulación mientras las restricciones o requisitos no infrinjan la
esencia misma del derecho de recurrir del fallo (sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso “Herrera
Ulloa vs. Costa Rica”, parágrafo 161), destinada a logra la revisión
integral de la resolución jurisdiccional, que comprenda el exámen
de las cuestiones planteadas por la parte y que hayan sido
determinantes para la decisión del caso, a fin de remediar
eventuales errores en la aplicación de las normas que rigen su
correcta solución... (ver Corte Suprema de Justicia de la Nación
1757. XL Casal, Matias Eugenio s/ robo simple en grado de
tentativa (20 de septiembre de 2005, del dictamen
14
del Procurador, del 9/08/2005).
Es por lo expuesto que la decisión
sometida a este Excmo Tribunal debe ser resuelta en el marco de
las garantías constitucionales mencionadas en el presente escrito, y
la solución que se pretende, es la que razonablemente brinda
protección a los estándares protegidos por nuestra Carta Magna.
V.PETITORIO.
Solicito a VV.EE. que:
1) Se tenga por presentada la solicitud de
acuerdo plenario;
2) Se fije la interpretación propuesta acorde
con los criterios que vienen manteniendo las Salas I y III,
tendientes a admitir el recurso propio en los casos de decisiones de
ejecución penal en las cuales las Cámaras de Apelación y Garantías
como consecuencia del recurso de apelación fiscal revoquen
libertades concedidas por los Tribunales inferiores. De este modo,
la garantía de la doble instancia en
favor del imputado se
efectivizará mediante la admisión no ritualista del recurso ante
VV.EE., exceptuándose en estos casos lo dispuesto en el Acuerdo
Plenario nº 5627, por ser aplicables normas de mayor jerarquía
constitucional.
Proveer de conformidad
15
SERA JUSTICIA.
16
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