Tierra, paramilitarismo y acumulación

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Tierra, paramilitarismo y acumulación
Felipe Tascón :: 13/11/2015
Ponencia en el panel sobre Critica de la Economía Política, en el 2° Seminario El Capital 150
años, Universidad Nacional de Colombia, 5 noviembre 2015
En marzo de este año y en un taller académico en Méxicoi, un personaje que transita por la
izquierda colombiana, manifestaba sorpresa al descubrir que el paramilitarismo, más allá del
objetivo visible de genocidio político, abarca una meta económica de despojo rural. Es probable que
si este personaje, trascendiera desde sus discursos hasta El Capital, su sorpresa devendría certeza,
porque el despojo paramilitar viene a ser acumulación originaria del capital, en el filo entre el siglo
XX y el XXI.
Vale recordar la comparación entre uno de los ejemplos del capítulo XXIV del primer tomo de El
Capital, y la realidad rural colombiana de ese cambio de siglos. Hablo de un par de artículos del
2001 titulados “Acumulación Originaria Reeditada”ii, donde señalaba la función de despojo del
paramilitarismo, a través de la coincidencia entre el ejemplo clásico de las “limpias” para crías de
ovejas de la condesa de Sutherland, quien ayudada por el Ejército Británico, despojó a sangre y
fuego a familias campesinas escocesas en la 2ª década del siglo XIX; comparándolo con los
desplazamientos generados por los ejércitos paralelos al mando de los Castaño, que supuestamente
buscaban el uso eficiente de las tierras en la Colombia del cambio de milenio, aunque ahora para la
cría de vacasiii.
Ante la ausencia de datos oficiales consolidados, entonces trabajábamos con las cifras del profesor
Rigoberto Quintero, quien calculaba un índice de Gini de concentración de la propiedad rural del
0,84. Años después el PNUD llegó a la misma cifra, que devino la oficial. Sin embargo cuando hace
tres meses, se divulgaron los resultados del primer censo nacional agropecuario en medio siglo, este
indicador apareció bordeando el 0,90, mostrando a la Colombia rural, en el podio de la desigualdad
mundial. Así dentro de un territorio no urbano de un millón 130 mil km2, los predios mayores a 500
ha, corresponden al 0,4% de su número y concentran el 41,1% del área; mientras en contraste el
69,9% de los predios, son menores de 5 ha y concentran solo el 4,8% del área rural del paísiv. Lo
que evidencia al paramilitarismo como factor -hasta ahora continuo- de una reedición de la
acumulación originaria del capital.
El economista ecuatoriano Pedro Páez -entre otros- cuestiona la justeza del verbo en esta categoría,
porque al hablar de “originaria”, se podría entender limitada a la génesis del capital, en esa línea
podríamos imaginar un big bang que origina la acumulación entendida como primitiva, de donde
toda acumulación posterior sería ordinaria. Por eso Páez propone usar el gerundio, es decir llamar la
categoría “acumulación originante del capital”v, para evidenciarla no limitada a los orígenes, sino
abarcando también la originada en el despojo de formas no capitalistas que coexisten con el capital:
verbigracia empresas de servicios públicos estatales sujetas a privatización en todo el mundo; o la
aniquilación de nuestra economía campesina, primera causa de la guerra. Páez considera que
aunque Marx esboza la categoría con continuidad en el tiempo, no llega a categorizarlavi.
Podríamos coincidir con aquello del esbozo, si tomamos sin contexto una cita del capítulo en
cuestión, la conocida frase “El capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros,
desde los pies hasta la cabeza”vii. La que hay que interpretar, no solo en referencia a lo previo, sino
considerando que no solo vino al mundo, sino que se mantiene en él, a punta de violencia y basura.
Para entender que Marx no era ajeno a la necesidad de ampliación temporal de la categoría, vale la
cita de Dunning, que acompaña como pie de página la frase anterior, donde dice: “El capital huye de
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los tumultos y las riñas y es tímido por naturaleza. Esto es verdad, pero no toda la verdad. El capital
tiene horror a la ausencia de ganancia, o a la ganancia demasiado pequeña, como la naturaleza tiene
horror al vacío. Conforme aumenta la ganancia, el capital se envalentona. Asegúrele un 10% y
acudirá a donde sea; un 20%, y se sentirá ya animado; con un 50%, positivamente temerario; al
100%, es capaz de saltar por encima de todas las leyes humanas; el 300%, y no hay crimen al que no
se arriesgue aunque arrostre el patíbulo. Si el tumulto y las riñas suponen ganancia, allí estará el
capital encizañándolas. Prueba de ello: el contrabando y la trata de esclavos ”viii . Es decir que s in
importar la época, el régimen del capital podrá ensangrentarse o enlodarse para aumentar
ganancias, o para incorporar sectores ajenos a su coto de caza.
Una de las varias hipótesis de explicación para la nota “en desarrollo”, que Humberto De la Calle le
agrego a la firma del acuerdo del 23 de septiembre en La Habana, la tendríamos con una lectura en
reversa del párrafo de Dunning: así, a la hora de apropiarse tierras campesinas de reciente o vieja
colonización, el capital nunca dudo en “encizañar” la guerra, financiando paramilitares; a la hora de
pasar la página con la Jurisdicción Especial para la Paz, el capital deviene “tímido y huye del
tumulto”, presiona al gobierno y a sus negociadores, mientras alega que llevar a un tribunal a
cualquier empresario ganadero, bananero, palmero, carbonero o azucarero daña la economía del
país porque se caerían las acciones en la bolsa. Esquizofrenia económica donde su beneficio
capitalista, se confunde con el beneficio país. Esquizofrenia que va más allá, al pretender entronizar
como verdad goebbeliana en el post-acuerdo, la similitud entre eficiencia y gran tamaño de los
predios. No solo eluden culpas en la sangre y el lodo de la gestación paramilitar del capital, sino que
pretenden conseguir lo mismo: la aniquilación de la economía campesina en época de paz, ahora
parapetados en una supuesta eficiencia económica.
Hace 2 semanas el Consejo Gremial Nacional, en el documento “Reflexiones sobre el proceso de
negociación con las FARC” condicionó su apoyo a la paz, a que se parta de la asimetría en favor del
Gobierno, y a la no negociación del modelo de desarrollo. En el punto rural, declaran inaceptables
“políticas excluyentes entre pequeños, medianos o grandes productores”, recomendando en cambio
consolidar “una clase empresarial en sus diferentes tamaños”, acto seguido invocan “la legítima
defensa de los propietarios legales de la tierra”, y plantean que se debe “evitar una mayor
segregación y aislamiento en zonas de reserva campesina”ix. El sociólogo Alfredo Molano, les
contesto el domingo pasado, escribiendo que para los gremios: “El acuerdo debe partir del respeto a
la propiedad privada de los empresarios, pero no el de los campesinos, ellos son expropiables para
ser convertidos en empresaritos que trabajen para la ‘consolidación de la clase empresarial’”, y
puntualiza: “Los empresarios no pueden concebir que haya un mundo distinto al que ellos explotan y
del que se benefician. Nada de Reservas Campesinas” x.
El documento gremial coincide con uno del Centro Democrático -del 30 de marzo pasado- titulado
“Diálogos de paz sin afectar la institucionalidad democrática”, donde dispara contra todos los ítems
del dialogo, en especial los agrarios. En el primer bloque de “preocupaciones centrales”, habla de
riesgos para las inversiones privadas, sobre todo del agro, porque según el partido de Uribe, “se ha
terminado negociando el desarrollo rural del país”, con “una exagerada participación comunitaria”,
que “excluye el fortalecimiento de la mediana, la gran producción agropecuaria y atenta contra la
confianza para atraer tecnología extranjera de punta”. Termina oponiéndose a las Zonas de Reserva
Campesina ZRC, por su carácter de “territorios inembargables e imprescriptibles” xi.
No sobra recordar que estas ZRC, después de creadas por la Ley 160 de 1994, fueron apoyadas en
1998 por el Banco Mundial, para luego ser bloqueadas durante los 8 años del gobierno Uribe. Áreas
geográficas que se reservan en exclusiva a la economía campesina, son una vía para estabilizar las
pequeñas propiedades rurales, resaltando que dentro de lo acordado en La Habana, se retoma el
fomento de las existentes y de las potenciales, apoyándolas con inversiones de desarrollo social. Por
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eso las Zonas, se constituyen en piedra en el zapato para el ex-presidente y sus congéneres
latifundistas, la molestia es por no quedar sujetas a embargos ni prescripciones, es decir que ahí las
familias campesinas no serían sujeto del despojo periódico que les han aplicado los geófagos de
nuestra historia, o dicho en otros términos porque las Zonas quedan vacunadas contra la
concentración de la tierra. Además, de cumplirse lo acordado, el campesinado asociado o en
cooperativas quedaría dotado y financiado, es decir con posibilidad plena de competitividad
productiva. Uribe y su clase social, resienten la Reserva Campesina como un ataque directo, porque
al funcionar pondrán en evidencia la ineficiencia del latifundio, cuya fuente primigenia de beneficio
siempre ha sido el despojo mismo. Se oponen a las Zonas, porque los acuerdos sientan las bases
para imposibilitar –en lo rural- la acumulación originaria reeditada u originante del capital.
¿Cuál es la causa de la sinergia citada entre capitalistas y terratenientes? Una respuesta fácil sería
que de los 21 miembros del consejo gremial, 5 representan a grandes propietarios rurales. Es
posible encontrar una respuesta de más peso, en un capitulo olvidado de la obra de Marx, cuya
virtud o karma es no haber sido resumido por Nikitin, pero que por fortuna fue rescatado -en 1993por el antropólogo venezolano Fernando Coronil. Se trata del capítulo XLVIII del tomo 3 de El
Capital, titulado La Formula Trinitaria, que inicia diciendo: “Capital-ganancia (beneficio del
empresario más interés), tierra-renta del suelo, trabajo-salario: he aquí la fórmula trinitaria que
engloba todos los secretos del proceso social de producción”xii. Trinidad que modifica la
contradicción fundamental del capitalismo, conocida como el tándem capital/trabajo, mientras ahora
tendríamos una mesa de 3 patas, al incorporar la tierra.
Al tratarse de un capitulo que Engels armó desde notas parciales, ilegibles, repetidas, traslapadas y
perdidas, aparece un escrito inacabado o preliminar. Pero que redondea lo dicho en el XXIV del
tomo 1, de cómo la exclusión del trabajador de la tierra, es condición necesaria para la aparición del
trabajo asalariado, y la plusvalía. En el resto de El Capital, esta característica -corremos el riesgo- de
verla como algo colateral, mientras en La Formula Trinitaria la tierra queda en igual nivel, su
apropiación privada es requisito de existencia del capital. ¿Qué implica tal nivelación?, en palabras
de Marx adquiere peso “no solo porque la gran propiedad de la tierra constituye una premisa y una
condición de la producción capitalista, al serlo de la expropiación del obrero de las condiciones de
trabajo, sino especialmente porque aparece como personificación de una de las condiciones más
esenciales de la producción”, por esto Marx puntualiza “la tierra para el terrateniente <es> un imán
perenne para atraer una parte de la plusvalía chupada por el capital”xiii.
Para Coronil vale recuperar este aporte de Marx, porque permite “ reubicar a los actores sociales
directamente asociados con sus poderes”, y esto en el caso del suelo significa no reducirlos a
feudales pre-capitalistas, sino ubicarles el rol de factor clave del engranaje del sistema del capital.
Además al incorporar la naturaleza se enfoca “la relación constitutiva entre el capitalismo y el
colonialismo”, lo que “ayuda además a conceptualizar la división internacional del trabajo como una
división simultánea de la naturaleza”, esto porque Coronil hace la lectura desde el prisma del
extractivismo colonial. Pero para el venezolano el aporte central, sería que al pasar de un análisis
binario a uno trinitario “entre el trabajo, el capital, y la tierra, ubica el desarrollo del capitalismo
dentro de condiciones evidentemente globales desde el inicio”xiv .
La implicación para el análisis en Colombia, es impedirnos olvidar que a pesar de sus diferencias,
empresarios y latifundistas, transnacionales o locales, son caras de la misma moneda. Por eso vale
citar a 2 integrantes de la Comisión Histórica del Conflicto, Javier Giraldo y Maria Emma Wills.
Para el jesuita Giraldo, durante los gobiernos Uribe, 6 millones de colombianos ejercían como
informantes. Tales redes serían estratégicas para normalizar al paramilitarismo, y Giraldo las
califica como “ estructuras gigantescas de civiles integrados ‘legalmente´ a la guerra”, que “han
continuado manteniendo y fortaleciendo la zona gris, de total ambigüedad, en que lo civil y lo militar
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se confunden para que las dimensiones más perversas de la guerra se continúen amparando en esos
camuflajes sin problema ”xv . Una herramienta, que permite que pagados con recursos del Estado,
proletarios y campesinos, le cuiden la ganancia y la renta, a capitalistas y latifundistas.
En entrevista de abril del 2014 al Excélsior de México, Uribe reconoció en parte tal cifra, afirmando
que las “redes de apoyo ciudadanas a las fuerzas de seguridad… sumaron 4 millones 600 mil
colombianos, cuyas principales armas fueron sus celulares y la información que generaban ”xvi .
Dado que esta cifra no se limita a población rural, entonces de sus servicios se beneficiaban tanto
latifundistas, como empresarios. Un dato extra: el modelo de red de informantes, fue la
recomendación más repetida en las conferencias del expresidente, en todo Latinoamérica entre 2010
y 2014.
De acuerdo con la politóloga Wills, en los mandatos de Uribe, se intentó imponer en toda Colombia
la estrategia de “reconquista” del Urabá, adelantada entre 1995 y 1997, siendo Uribe gobernador de
Antioquía. Así en palabras de Wills, aquella campaña “fue impulsada por militares y políticos
regionales que coordinaron a grupos paramilitares y que sumaron luego a empresarios regionales
para impulsar una re-ingeniería social, territorial y política que venía de la mano con la extensión de
un modelo de desarrollo agro-exportador”xvii. Esto lo corroboraran 2 jefes paras.
Sobre el nexo con los militares expresado por Wills, Salvatore Mancuso en su declaración judicial del
2011 desde Estados Unidos lo corrobora: “La coordinación para la llegada de las autodefensas a los
Llanos se hizo con el general Del Río y con Lino Sánchez, comandante de la Brigada II del Ejército
<…> Para la conformación y el crecimiento hubo una reunión entre Carlos Castaño y algunas
personas en el Estado para conformar frentes de AUC, para fortalecer los que ya existían <…> Las
AUC nacen de una alianza con el Estado en 1995 <…> Pedro Juan Moreno <secretario de gobierno
de Uribe gobernador> se reunió conmigo y con Carlos Castaño para que creáramos las Convivir en
Urabá. Fueron 12 que se crearon allá”xviii
En entrevista desde la cárcel, Pablo Sierra un paramilitar menos conocido, primero nos informa sus
credenciales: “Yo dormía en la casa donde duerme Uribe cuando va a Salgar, y montaba en el
caballo que monta Uribe cuando va a Salgar”. Entrada idónea para corroborar el nexo del modelo
paramilitar, con empresarios locales: “¿quiénes son los fundadores, los primeros que financiaron y
apoyaron y acolitaron y hablaron con la población, con la misma fuerza pública?, porque así es que
se organizan estos grupos, porque tengo la experiencia”, como ejemplo de esto enumera a los
grandes propietarios de San Roque Antioquia, encabezados por Santiago Uribe el hermano del
expresidente, afirmando que fueron quienes “propiciaron que este grupo iniciara”xix.
Se puede afirmar que la acumulación del capital en Colombia -como mínimo en los últimos 25 añosha mantenido un cordón umbilical con el paramilitarismo, lo que se refleja de manera traumática en
los mayores índices de concentración de la tierra del continente. En consecuencia se debe afirmar la
necesidad de eliminar el nexo Estado-paramilitarismo, así como de reducir drásticamente la
concentración rural, so pena que de no hacerse ambas cosas, a pesar de firmar todos los acuerdos
posibles, el conflicto rebrotaría de manera violenta y armada en cualquier lugar del territorio
nacional. Concluyo que el corte de raíz del modelo irregular de contrainsurgencia y la
desconcentración de la propiedad rural, son las condiciones necesarias e imprescindibles para
consolidar la paz.
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Notas:
i UNAM (2015): “ Colombia-México. Paramilitarismo y despojo territorial ”, 05/03/2015, disponible
lahaine.org :: 4
en https://www.youtube.com/watch?v=ct794_WU3qM [ Acceso 29/06/2015].
ii Voz , 09/05/2001, Pág. 9. + Voz , 16/05/2001, Pág. 9.
iii Ibíd.
iv Censo Nacional Agropecuario 2014, Avance de resultados - agosto 11 del 2015, ”, disponible en
http://www.dane.gov.co/files/CensoAgropecuario/avanceCNA/CNA_agosto_2015_new_present.pdf [
Acceso 02/11/15]
v Páez, Pedro (2012): Macroeconomía Latinoamericana, PROSPAL - ARCIS , 11/01/2012, Chile.
vi Ibíd.
vii Marx, Karl (1973): “El Capital”, La Habana, Ciencias Sociales. Tomo I, pág. 697
viii Ibíd.
ix Consejo Gremial Nacional (2015): “Reflexiones del Consejo Gremial sobre el proceso de
negociación con las FARC en la Habana” disponible en http://www.cgn.org.co/Default.aspx?id=18, [
Acceso 31/10/15],
x Molano , Alfredo (2015): “Marcos y Dianas”, El Espectador, Bogotá, 31/10/2015, Pág. 39
xi Centro Democrático, 2015: “Diálogos de paz sin afectar la institucionalidad democrática”,
disponible en http://www.pensamientocolombia.org/AllUploads/Docs/CPPCDoc_1_2015-03-30.pdf [
Acceso 30/03/15]
xii Marx , óp. cit., Tomo 3, pág. 821.
xiii Ibíd., pág. 828.
xiv Coronil , Fernando (1993): “Naturaleza del poscolonialismo: del eurocentrismo al
globocentrismo”, en Lander , Edgardo (compilador): “ La colonialidad del saber”, CLACSO, Buenos
Aires, pág. 90.
xv Giraldo , Javier (2014): “Aportes sobre el origen del conflicto armado en Colombia, su
persistencia y sus impactos”, Pág. 39, disponible en
http://www.javiergiraldo.org/IMG/pdf/CHCV_Aporte_de_Javier_Giraldo_SJ.pdf, [ Acceso 27/07/15],
xvi Excélsior (2014): “ Las autodefensas pueden terminar en criminalidad ”, 10/04/14, disponible en
http://www.excelsior.com.mx/global/2014/04/10/953482# , [ Acceso 10/04/15]
xvii Comisión Histórica del Conflicto (2015): “Contribución al entendimiento del conflicto armado
en Colombia”, pág. 797
xviii El Tiempo (2011): “Mancuso dice que coordinó con Rito Alejo llegada de AUC a los llanos”,
05/12/2011 disponible en http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-10888308 , [ Acceso
20/05/15],
xix TELESUR (2013): “Uribe es un hombre activo en el paramilitarismo”. 29/08/2013 , disponible
en https://www.youtube.com/watch?v=oxSrbpuRkzY . min. 27:42
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