la consustancialidad del padre, del hijo y del espiritu santo

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LA CONSUSTANCIALIDAD DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO
Lo que a continuación vamos a expresar, es respecto a la Sustancia del PADRE, del HIJO y del
ESPIRITU SANTO, coincidiendo con ello muchas sociedades cristianas, a excepción de los sectarios,
Testigos de Jehová, Mormones y muchas otras más, quienes degradan arteramente, la naturaleza
divina y personal del HIJO y del ESPIRITU SANTO.
En el evangelio del apóstol Mateo, en su capítulo 28, versículo 19, que en palabras propias de
nuestro Señor Jesucristo, nos da el siguiente mandato: “…en el Nombre del PADRE, del HIJO y del
ESPIRITU SANTO”.
Como se puede observar el vocablo Nombre se está dando en singular, no dice en los Nombres.
Con tal expresión se viene a confirmar que Dios asume una triple personalidad, además la de ser
Unidad y la misma Sustancia.
Esta misma presencia la vemos manifestada en el capítulo 3 de Mateo, versículos 16 y 17, que a su
letra expresan: “…y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio el ESPIRITU (SANTO) de Dios que
descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos (PADRE) que decía: Este es
mi HIJO amado, en quien tengo complacencia”.
En estas citas resalta la triple personalidad de Dios.
Cabe señalar una pertinente observación que Jesucristo “encarnado”, no es Sustancia para con su
PADRE, no obstante que en la condición de Verbo sí, tal como lo señala Juan en su evangelio,
capítulo 1, versículo 1: “En el principio era el Verbo (HIJO), y el Verbo era con Dios (PADRE), y el
Verbo era Dios”.
Dios PADRE y el Verbo HIJO son a todas luces Consustanciales.
El Verbo como Jesús “encarnado” pasa a un segundo plano, sin dejar Dios PADRE de reconocerlo
como HIJO en su investidura original de Verbo.
Lo anterior tiene su sustento en la carta a los Filipenses (2:5-8), “haya, pues, en vosotros este
sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en “forma de Dios”, no estimó en ser igual
a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a si mismo, tomando “forma de siervo”,
hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre se humilló a si mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
Pablo en su segunda carta a los Corintios (13:14) nos dice: “la Gracia del Señor Jesucristo (HIJO), el
Amor de Dios (PADRE) y la Comunión del ESPIRITU SANTO, sean para con todos vosotros. Amén”.
Estas reflexiones bíblicas vienen a confirmar la magnificencia de la Gracia, del Amor y de la
Comunión; esto nos lleva a entender que hay Unidad en la identidad como Dios.
A continuación ofrecemos citas que sustentan que Dios en su Sustancia, se manifiesta en la
posesión de tres personas.
Lucas 1:25-35.
“Cuando el ángel Gabriel le dijo a la joven doncella María, que iba a concebir un hijo, la joven le
respondió, ¿cómo será esto?, pues no conozco varón. Respondiendo el ángel le dijo: El ESPIRITU
SANTO vendrá sobre ti y el poder del Altísimo (PADRE), te cubrirá con su sombra, por lo cual
también el SANTO SER que nacerá será llamado HIJO de Dios”.
Con esta referencia queda más que sustentado que existe la presencia de tres personalidades,
siendo la Sustancia en un solo Dios.
Juan 14:26.
“Más el Consolador El ESPIRITU SANTO, a quien el PADRE enviará en mi nombre, él os enseñará
todas las cosas y os recordará todo lo que yo (HIJO) os he dicho.
Nuevamente y sin la menor incertidumbre vemos la Unitaria presencia de las tres personas.
(53)
Hechos 2:32-33.
A este Jesús (HIJO) resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la
diestra de Dios, y habiendo recibido del PADRE la promesa del ESPIRITU SANTO, a derramado esto
que vosotros veis y oís.
A lo anterior volvemos a contemplar las tres personas en una Unidad.
Romanos 15:30.
Pero os ruego hermanos, por nuestro Señor Jesucristo (HIJO) y por el amor del ESPIRITU (SANTO),
que me ayudéis orando por mí a Dios (PADRE).
La composición de la Sustancia en las tres personas sigue siendo evidente en este texto.
1-Corintios 12:4-6.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el ESPIRITU (SANTO) es el mismo.
Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor (HIJO) es el mismo.
Y hay diversidad de operaciones, pero Dios (PADRE) que hace todas las cosas en todos, es el
mismo.
La diversidad de ejercicios, en Dones, Ministerio y Operaciones, vienen a componer un todo en la
expresión “ES EL MISMO”, llevándonos con esto a la configuración de que tres personas están
presentes en la Sustancia de Uno.
Para mayor abundancia suplicamos interiorizarse en la lectura de los siguientes pasajes bíblicos:
Marcos 1:9-11, Lucas 3:21-22, Juan 16:13-15, Hechos 2:38-39 y 1-Timoteo 3:15-16.
EL ESPIRITU SANTO Y SU PERSONALIDAD.
No se ha llegado a un claro énfasis concerniente a la compleja personalidad del ESPIRITU SANTO,
la razón principal obedece a que no se ha pronunciado así mismo; ministra y glorifica al HIJO, lo
mismo al PADRE.
El ESPIRITU SANTO como persona, discierne, energiza, enseña, consuela, intercede, guía, ministra,
garantiza, inspira, sana, profetiza y santifica.
En las Escrituras griegas, refiriéndose al ESPIRITU SANTO, se hace resaltar el pronombre personal
“EL”, lo que viene a confirmar, de que es aplicable o se aplica a una persona, o bien a una
personalidad (dar lectura a Juan 14:16-17, 16:7-15 y Romanos 8:26).
Al ESPIRITU SANTO le es llamado Dios; está verdad la vemos plasmada en el libro de los Hechos
(5:1-4); “una pareja llamada Ananías y su esposa Safira, se habían comprometido a la entrega total
de la venta de una heredad, para que los apóstoles pudieran sufragar gastos de hermanos en
indigencia. Sin embargo Ananías retuvo parte de la compraventa, por lo que el apóstol Pedro le
reconvino su actitud, diciéndole; ¿por qué llenó Satanás tu corazón, para que mintieras al
ESPIRITU SANTO y sustrajeres del precio de la heredad? No has mentido a los hombres sino a Dios.
EL ESPIRITU SANTO posee los atributos de Dios (PADRE).
1-Corintios 2:10-11, “pero Dios nos las reveló a nosotros por el ESPIRITU; porque el ESPIRITU
(SANTO), todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
Porque ¿Quién de los Hombres sabe las cosas del hombre, sino el ESPIRITU del hombre que está
en él?
Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el ESPIRITU de Dios.
El ESPIRITU SANTO es ejecutor de las obras del PADRE y del HIJO; para mayor abundancia dar
lectura a los siguientes textos bíblicos: Lucas 12:11-12, Hechos 1:5, 20:28 y 2-Pedro 1:21.
ADVENIMIENTO Y MORADA DEL ESPIRITU SANTO.
En las Escrituras hebreas observamos que el ESPIRITU SANTO fue fuente de vidas y de victoria
espiritual, aunque no hay evidencia de que en todo creyente haya morado el ESPIRITU SANTO.
(54)
En la edad presente es una recompensa de que los creyentes o conversos en Cristo Jesús more el
ESPIRITU (Juan 14:17).
¿Desde cuando comenzó a morar en nosotros el ESPIRITU SANTO?, desde Pentecostés, año 33,
cincuenta días después de haber resucitado Jesús.
Su morada anterior fue en el cielo, a hoy con nosotros aquí en la tierra.
En Romanos 8:9, se nos amonesta, que si no tenemos el ESPIRITU de Cristo, no somos de él.
La Palabra de Dios escrita, nos dice, que nuestro cuerpo es templo del ESPIRITU SANTO
(1-Corintios 6:19).
La unción en aceite de olivo es una manifestación del ESPIRITU SANTO.
¿COMO SE IDENTIFICA EL PADRE CON EL HIJO, O EL HIJO CON EL PADRE?
Dios padre tiene nombre propio, viene del tetragramatón hebreo, compuesto por 4 consonantes,
YHWH o JHVH (
), cuya traducción o pronunciación es incierta, se presume que puede ser
JEHOVA o YAHVEH (YO SOY).
El pueblo judío por reverencia al Nombre y para no incurrir en blasfemia lo ha suplantado por el de
ELOHIM o ADONAI (Dios o Señor).
A Dios también se le suele identificar con apelativos.
En las Escrituras griegas a Dios se le aplica la palabra KYROS, cuya traducción es Señor.
El YO SOY en griego es EGO EIMI.
El Nombre Jesús está íntimamente ligado al Nombre de Dios, el cual procede de JESHUSA o
JOSHUA, cuyo significado corresponde a JEHOVA o YAHVEH es Salvador o el Señor SalvaEl profeta Isaías, con 800 años de antelación a la presencia física del Mesías o Cristo (Ungido), nos
avivaría la naturaleza divina del HIJO de Dios, el cual se refiere en su capítulo 9, versículos 6, de la
siguiente manera: “porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su
hombro, y se llamará su Nombre Admirable, Consejero, DIOS FUERTE, PADRE ETERNO, Príncipe de
Paz”.
El apóstol Mateo identifica a Cristo como Emanuel, al igual como lo identifica el profeta Isaías. Su
significado es “con nosotros está Dios” (Mateo 1:23 Isaías 7:14).
A continuación ofrecemos una concordancia con la única finalidad de probar los atributos de
identidad y de afinidad entre el PADRE e HIJO (favor de dar lectura a los textos).
“PADRE”
“HIJO”
YO SOY
Ex. 3:13-15
Dt. 32:39
Is. 43:10
Jn. 8:28, 57-59
Jn. 9:9, 18:4-6
Jn. 1:23, 14:6
DIOS
Gn. 1:1
Dt. 6:4
Sal. 45:6-7
Jn. 1:1, 20: 26-28
Is. 9:6
(55)
Is. 41:4, 48:12
Sal. 95:3
Is. 43:15
ALFA-OMEGA
REY
Ap. 1:8, 17, 2:8
Ap. 17:14, 19:16
Zac. 9:9
SALVADOR
Is. 43:3, 11, 63:8
Is. 25:9
Lc. 1:47
1-Ti. 4:10
Mt. 1:21
Lc. 2:11
Jn. 1:29, 4:42
He. 5:9
JUEZ
Sal. 50:6, 7:11
Is. 33:22
2-Ti. 4:1
Hch. 11:42
PERDONADOR
Ex. 34:6-7
Sal. 86:5
Is.55:7
Neh. 9:17
Dn. 9:9
Hch. 26:18
Col. 2:13, 3:13
Lc. 5:20-21, 7:48-49
1-Jn. 1:17
OMNIPRESENTE
Mt. 18:20, 28:20
Ef. 3:17, 4:10
Sal. 139:7-12
Pr. 15:3
OMNISCIENTE
1-R. 8:39
Jer. 17:9-10
Sal. 147:4-5
Mt. 11:27, 17:27
Jn. 2:25, 16:30
Hch. 1:24
(56)
OMNIPOTENTE
Gn. 17:1
Ex. 6:3
Job. 42:2
Mr. 1:29-34
Mt. 28:18, Jn. 10: 18
Lc. 8:25
ETERNO
Sal. 102:26-27
Hab. 3:6
Is. 9:6, Mi. 5:2
Jn. 6:58
ARRODILLARSE
Is. 45:23
Flp. 2:10-11
PADRE
Mt. 6:9
Lc. 10:22
Jn. 10:30
Is. 9:6
CARGAS
Sal. 55:22
Mt. 11:28
SEÑOR
Sal. 8:1, 9
Mt. 4:10, 11:25
Mt. 12:8
1-Co. 12:3, 2-Co. 4:5
Concluyendo podemos decir, que desentrañar este misterio, no ha sido tarea fácil, antes bien
es complejo y profundo; sin embargo mediante el aliento del ESPIRITU, se nos ha permitido
con nuestra modesta y humilde participación, ofrecerles el presente tema, esperando que
como lectores nos den su expresión de sano juicio.
MX-2007
Arch.-Temario de Reflexión; Doctrina Bíblica
CJPG/cavch
(57)
APENDICE.Los cristianos somos muy dados a usar terminología que no tiene sustento, ni medida de
comparación con las Sagradas Escrituras.
El caso que nos ocupa es el concerniente al vocablo Trinidad, mismo que no tiene
presencia en los manuscritos del hebreo y griego.
El término Trinidad toma su lengua del latín que de manera llana traducen “trinus” triple.
Sin embargo sostenemos que su traducción tiene su aplicación en un sentido más amplio,
es decir, “trina-deidad” tres dioses.
Como se puede observar su significado así expresado no encaja en la semántica de la
Palabra de Dios escrita, ya que el Padre, el Verbo (Hijo) y el Espíritu Santo se identifica en
razón de tres personas, pero en su sustancia es un solo Dios, y no en la presencia de tres
dioses (Dt.6:4, 32:39).
En las Sagradas Escrituras no se contempla su apología al politeísmo, por lo que no da
lugar al vocablo.
Pasando a otra valoración, cabe hacer una atenta y puntual observación, misma que
haremos referencia de la versión Reina Valera, en 1-Jn. 5-.7 que a sus líneas expresa:
“porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y
estos tres son uno”.
Esta cita de Reina Valera no se contempla en otras versiones, por considerarlo “espurio”;
se asegura que esta cita, hace su aparición hasta el siglo octavo y en manuscritos de años
anteriores no.
Las versiones que excluyen el texto de referencia son las siguientes: Nueva Biblia de
Jerusalén, Nácar Colunga, Dios Habla Hoy, Santa Biblia nueva versión internacional,
Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, Traducción Interlineal Nuevo
Testamento del Griego al Español, Comentario Exegético y Explicativo de la Biblia, tomo
dos Nuevo Testamento, página 742 Casa Bautista de Publicaciones, Comentario Bíblico de
Matthew Henry, página 1896.
Los anteriormente mencionados dan su claridad a 1-Jn 5:7-(8), en su siguiente expresión:
“tres son los que dan testimonio, (el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres están de
acuerdo)”.
De parte de los exegetas de Reina Valera, nos parece un tanto cuanto extraño que ignoren
o no den importancia de la exclusión que se está haciendo del texto, máxime que han
hecho revisiones desde los años 1602, 1862, 1909, 1960 y 1995, sin que se de al pie de la
página del texto un pertinente y oportuno comentario, como lo han hecho con variedad
de textos.
Dt. 4:2, 12:32, Ap. 22:18-19
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