51287_Los secretos del pozo

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Los secretos del pozo: las palabras
A Ricardo Eliecer Neftalí,
que es el nombre del gran
escritor Pablo Neruda, le
gustaban
los
nombres
sonoros, como esos que
aparecen
en
la
Biblia:
Zacarías, Misael, Sofonías,
Abadías.
Muchas veces su padre gustaba de leer la Biblia en voz alta, y cuando
Neftalí le escuchaba, guardaba en su mente esos nombres que parecían
verdaderas melodías… Seguro guardaba en su memoria muchas otras
palabras que le evocaban imágenes, colores, música, rostros, etc.
Cuando Neftalí tenía 6 años vivía en Temuco, que es una hermosa
ciudad ubicada en el sur de Chile. Era un niño al que le gustaba mucho
observar la naturaleza, y le gustaba también ir a la estación de trenes
donde trabajaba su padre, para observar los trenes y escuchar la
melodía que vociferaban las locomotoras.
En sus escapadas por los bosques de la zona, y lejos del ruido de la
ciudad, en medio del silencio, todo parecía comenzar a hablar… le
hablaba el viento, los pájaros, los mosquitos que murmuraban en su
oído, incluso su propia respiración parecía hablarle. Las ramas de los
árboles, que crujían como si fueran a quebrarse, parecían presentar un
gran reclamo por el ir y venir del viento. Ricardo Neftalí preguntaba:
¿quién anda ahí? Pero ni una voz humana parecía contestar.
Un buen día en uno de sus paseos por los campos del lugar, encontró
un pozo abandonado. Antes el agua no se sacaba de las llaves como se
hace ahora, era necesario cavar un pozo, y luego se sacaba el agua con
un balde amarrado de una cuerda.
El pozo llamó su atención y decidió hablarle:
- ¡Hola!
A lo que el pozo contestó -o eso al menos creyó Ricardo Neftalí:
- Ola…ola…la…la… a
Cada vez que Ricardo le hablaba al pozo, este le contestaba:
- Zacarías…
- carías…rias,… rias, le contestó el pozo.
De pronto el silencio volvió y Ricardo simplemente calló. Acercó su oído
al pozo, y éste entonces le habló.
No sabemos lo que el pozo le dijo. Solo sabemos que estas palabras las
guardó en lo más profundo de su corazón, yyyyyyyyyy…. Al llegar a
casa esa palabra trajo a su cabeza otra palabra, y luego otra más, y
otra, y otra, y muchas más.
Las palabras parecían bailar en su cabeza, era una verdadera fiesta de
palabras… Pues ahora te cuento que esa fiesta de palabras dio lugar a
la primera poesía de Ricardo Neftalí.
Y tú, ¿guardas alguna palabra en el fondo de tu corazón?
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