Galindez; Manuel Vázquez Montalbán

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1. El autor y su obra
Manuel Vázquez Montalbán nació en Barcelona en 1939. Ha llegado a ser uno de los escritores más prolíficos
del s. XX. Ha cultivado poesía, novela y ensayo.
Comenzó como poeta y fue incluido en los novísimos de Castellet, iniciando la recopilación. Aunque cultiva
muy esporádicamente la poesía después de 1975, en contraste con su fecundidad en otros géneros. (...).
Vázquez Montalbán se diferencia de sus coetáneos por no rechazar de su obra los temas políticos, lo que le
emparienta con los poetas sociales. La España de la posguerra (...) constituye el denostado y añorado
escenario de la mayor parte de sus versos.
Su gran logro, empero, lo constituye el haber constituido a ensalzar la novela de criminales y delincuentes, en
una nutrida serie de títulos que tienen por protagonista un singular personaje, Pepe Carvalho, cuya creación le
ha valido reconocimiento y fama.
Yo maté a Kennedy (1972), La soledad del Manager (1977), La rosa de Alejandría (1984) o El balneario
(1986) son novelas donde se ha caracterizado al detective hasta llegar al eco que hoy tiene en las letras de
España.
Como apunta Sanz Villanueva, es de los autores que presentan un maridaje entre lo histórico y lo policíaco, en
la línea de Umberto Eco. Según Sanz Villanueva, la serie Carvalho constituye una especie de variada y
perspicaz crónica barojiana de los tiempos de la democracia, pero el autor −muy prolífico y disperso en el
conjunto de su obra− ha hecho también otras indagaciones en la época de posguerra (El pianista,1985; Los
alegres muchachos de Atzavara, 1987; Cuarteto, 1988; Galíndez, 1990). En ellas, y como atravesando la
realidad social de medio siglo de vida colectiva, ofrece un retrato moral muy duro de este tiempo.
También ha estado relacionado con el teatro. Se han adaptado obras suyas al catalán, como El viatge (1989) y
El supervivant (1990). A él se le debe también una traducción del Julio César de Shakespeare al castellano
(1980).
Ha recibido varios premios: el premio Planeta en 1989 por Los mares del sur , el Premio Nacional de
Narrativa (1990) y el Premio literario Europeo (1992) por Galíndez y el Premio Nacional de las Letras
Españolas por el conjunto de su obra.
1.1 Galíndez en su época dentro de la literatura española
Como es sabido, a partir de los años setenta se dio en España un cambio, en esta primera década, en la que se
inició también Vázquez Montalbán se suceden las postrimerías del franquismo, la crisis internacional del
petróleo, la muerte del general Francisco Franco, etc. Estos sucesos, unidos al cansancio de una tradición de
casi veinte años ahogada por el rótulo de literatura social en sus respectivos géneros, desembocaron en una
novela dentro de la cual podrían diferenciarse tres vertientes: la novela experimental, que no tuvo
continuación más allá de esta década, en gran parte por el rechazo del gran público; la novela oportunista, que
fue un tipo de novela que aprovechó todas las situaciones de vanguardia, a saber, transición, terrorismo, etc.;
y, por último, autores que reflejaron la situación con mejor o peor humor. Tal es el caso de Manuel Vázquez
Montalbán. Este tipo de novela, que Cerrada Carretero llamó novela referencial frente a la novela
experimental propiamente dicha: novelas que, utilizando las nuevas técnicas narrativas dieron absoluta
prevalencia a la historia, a los acontecimientos y a los personajes buscando la verosimilitud.
Respecto a esto, María Dolores de Asís, afirma que esa novela española, iniciada en los setenta y sobre todo,
ya en los ochenta, donde se habría conseguido la novela española esperada de los tiempos de la libertad, no
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dio el renacimiento esperado. Y coincide con Umberto Eco en que ha comenzado la posmodernidad en la
literatura. Las tendencias que señala María Dolores de Asís como muestras actuales tanto del panorama
español como del europeo son las siguientes: novela fantástica, ahistórica, de intriga y de aventuras,
poemática, metaficcional, autobiográfica y, por último, la novela de testimonio, crónica o reportaje.
Galíndez se nutre de estas tendencias: así pues, tiene una base importante de novela negra, con el sello
personal que le da el autor, es en efecto, una novela histórica, pero unida, como apunta también Sanz
Villanueva y fue dictado de moda al relato culturalista. Es decir, puede afirmarse que la síntesis y creación
personal de Vázquez Montalbán, se basa en la mezcla de estos tres subgéneros y tendencias de los 80, a saber,
novela policíaca, relato culturalista e histórico.
2. Galíndez
2.1 Argumento
La obra narra los pasos de Muriel Colbert, becaria investigadora norteamericana en su búsqueda de
explicaciones para su tesis sobre Jesús de Galíndez, representante del gobierno vasco en el exilio durante la
primera posguerra (hasta 1956, fecha de entrada de España en la ONU) y asesinado y torturado por matones
de Trujillo. Esta búsqueda, en un principio objetiva y dirigida hacia un trabajo científico se convierte en una
obsesión que tiene un papel primordial dentro de la cabeza de Muriel.
Por otra parte, agentes gubernamentales norteamericanos reciben la orden de parar la investigación porque
consideran que una nueva revisión del caso podría hacer daño a figuras de ideología conservadora en los
Estados Unidos (es decir, en el partido Republicano). Por otro lado, suponen que Muriel es comunista y trata
de publicar en su tesis ideas antiimperialistas. La sospecha viene por la relación que tiene con su director de
tesis, el profesor Norman Radcliffe, de pasado no muy limpio para las voces conservadoras estadounidenses
(ha sido seductor de alumnas, publicador de libros en contra del anticomunismo, etc.). Los agentes, con
Robards, el hombre cúbico a la cabeza, persuaden a Radcliffe con amenazas para que ofrezca a Muriel otra
tesis acompañándola con mayores ayudas. Consiguen interceptar toda la correspondencia entre él y Muriel.
Pero Muriel se niega.
Mientras Muriel está en Madrid recogiendo su última información en el ministerio, en el otro lado del
Atlántico están tendiéndole una trampa para conseguir que la tesis no se publique: previendo el viaje
inmediato de Muriel a la República Dominicana, los agentes de la compañía colocan como espías en la isla a
antiguos agentes trujillistas para que le den falsas pistas con el propósito de querer ayudarle. La estrategia
final la llevan a cabo por medio de Don Voltaire, un ex compañero de Galíndez convertido en anticomunista
fervoroso que intenta disuadirla de su propósito difamando a Galíndez. Pero Muriel no cede, lo que causa su
secuestro. Convencidos de que Muriel es comunista desoyen su primera declaración, por lo que Muriel
confiesa irónicamente un pasado comunista ficticio. Enfadados por la broma, los agentes norteamericanos
dejan paso a los ex trujillistas que torturan y matan a Muriel.
Hay también tres capítulos que recrean la vida de Galíndez, desde su secuestro hasta su muerte.
La novela termina con una carta que Ricardo, joven con el que Muriel había tenido una relación en España,
escribe a la hermana de Muriel. En la carta dice cómo va a seguir los pasos de su desaparición. La carta es
interceptada por la Compañía y llega a manos de Robards; así, el final queda abierto.
2.2 Estructura
La novela está dividida en dieciséis capítulos de extensión varia. El elemento que marca la división en los
capítulos no es el rótulo sino el espacio en blanco. El eje principal de la narración, la macrohistoria, es decir,
la historia de Colbert desde su estancia en Amurrio (Euskadi) hasta su muerte es lineal. Pero la linealidad está
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vedada dado que la acción se da en varios lugares: Miami, Nueva Inglaterra, Madrid, País Vasco, República
Dominicana... y se hacen digresiones acerca del pasado de Muriel y del comienzo de la investigación, En este
sentido, todos los componentes que rodean la investigación de Muriel: Radcliffe y Robards, Angelito, etc.,
pueden considerarse, como anota Ángel Díaz Arenas, como microhistorias. Aunque sin duda, la microhistoria
fundamental, por el valor histórico que tiene en la obra es la de los tres capítulos rememorativos, es decir, la
anaplesis, dedicados al secuestro, tortura y asesinato de Jesús de Galíndez.
Estos tres capítulos, según Díaz Arenas, aumentan la complejidad del relato y sobre todo transmiten la
impresión de fragmentación y artificialidad. Aunque, en mi opinión son un excelente medio para captar la
atención del lector ya desde el capítulo tres, donde se hace patente el miedo y el desasosiego; y redunda en los
capítulos siete y diez. Esta microhistoria es la única aislada temporalmente de la macrohistoria.
El resto de las microhistorias convergen a medida que avanza la obra.
2.3 Estilo
La mayor parte de la novela está narrada en segunda persona, en una focalización interna en la que un
narrador imposible finge contar lo que le sucede a quien protagoniza el capítulo: así se da en todos los
capítulos protagonizados por Muriel (la mayoría) y en los tres dedicados a los últimos días de Galíndez. En el
resto, aunque se da la narración en tercera persona, hay también focalizaciones internas, sobre todo en
Voltaire y en Robards.
En la narración en segunda persona suelen aglutinarse cantidad de datos, lo que, unido a que se encuentra en
muchas ocasiones en un contexto ultrasubjetivo (drogas −cuando Galíndez o Muriel son secuestrados−, la
obsesión de Muriel, el sexo, el dolor de las torturas...) dan como resultado párrafos muy largos, tal vez
formados por frases cortas, pero siempre caracterizados por la ausencia del punto y aparte.
Como es típico en la narrativa de Vázquez Montalbán, se intercalan cantidad de referencias culturales, como
canciones en vasco, fragmentos del himno musical del P. N. V., obras de autores varios, etc.
Las alusiones gastronómicas, impronta también característica de Manuel Vázquez Montalbán, tienen también
su protagonismo: así al comienzo del capítulo cinco, el lector se encuentra con el siguiente texto: Metió el
cuchillo en el tarro de cristal lleno de pasta blanquiverde y lo sacó repleto de la farsa que distribuyó sobre una
rebanada de pan de molde. Luego con los dedos separó anchoas de su lecho de aceite (...) Allí estaban los
huevos duros, el pepino (...).
Se describen también escenas de erotismo, sobre todo entre Muriel y Ricardo, parte de la tortura que sufre
Galíndez; y funciones biológicas, algunas de las cuales denotan el miedo de las víctimas, como cuando
Galíndez se orina encima ante sus torturadores y otras, que relajan la narración mediante el humor, como
sucede con Robards cuando orina sobre los carbones de la sauna en el capítulo once: (...) fuera por el
espectáculo del agua o por el mucho líquido que había bebido sintió ganas de orinar (...) se inclinó apresurado
sobre los carbones y meó largamente (...). Casi no tuvo tiempo de sentirse aliviado cuando empezó de surgir
del carbón humillado un hedor (...).
Por otro lado, puede afirmarse que hay un afán perspectivista, ya que se dan múltiples visiones de Jesús de
Galíndez.
2.4 Referencias históricas y su significado
La novela alude a varios momentos históricos: los primeros pasos del nacionalismo vasco, la Guerra Civil de
España, la emigración a América de republicanos, la Segunda Guerra Mundial, el régimen del dictador
Leónidas Trujillo en la República Dominicana y la guerra fría.
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Todos estos elementos están mezclados en la figura de Galíndez y el mundo que le rodea, ya que suele
albergar bastantes contradicciones ideológicas: (...) Yo prefiero pasarle información sobre los nazis que se
mueven como Pedro por su casa (...). Los nazis no son problema, Galíndez, pero el informe sobre ellos sí lo
cree necesario. Galíndez, alias Rojas, agente número 10 (...) se le considera una fuente valiosa de información
con referencia al partido comunista.
Estas contradicciones, o aparentes contradicciones, se anuncian ya desde el comienzo de la novela: − Yo
estaba redactando mi tesis sobre La ética de la resistencia y mi profesor, bueno, Norman, el que me la
dirigía... me habló de los grupos de exilados españoles en Estados Unidos. Le fascinaban. Allí llegaron los no
comunistas y muchos actuaron como informadores anticomunistas cuando estalló la guerra fría. Casi todos
ellos buscaron una coartada: defendían sus causas democráticas o nacionalistas y eso era más importante que
no colaborar con el Departamento de Estado o con el FBI.
• ¿Incluso delataban?
• Para ellos no era delatar. ¿Acaso el comunismo no era un sistema represivo de la democracia y de las
nacionalidades? (...).
Dada la cantidad de personajes secundarios, representantes de alguna causa histórica (nacionalistas,
exilados...) se consigue una visión de la historia, a mi modo de ver, imparcial y objetiva, como cuando se
tratan temas como el nacionalismo vasco, o las dictaduras latinoamericanas (y todos los sistemas totalitarios
en general). En este sentido es representativo el siguiente texto: (...) 1. El Régimen de República Dominicana
es una Dictadura, o más bien una Tiranía de tipo personal. 2. Tiene como característica específica −común a
casi todos los regímenes dictatoriales de Latinoamérica− el adoptar apariencias constitucionales democráticas
que en la práctica se pervierten. (...) 3. Tiene de común (...) la supresión de libertades (...) y el uso del ejército
como principal fuerza de apoyo. (...) 6. En los últimos años está utilizando el anticomunismo como
justificación (...). 8. Como todo régimen de fuerza, ha mantenido el orden y ha conseguido ciertos progresos
(...) 9. Este progreso no beneficia por igual a toda la población (...).
Es cierto también que hay algunos personajes mal tratados, pero debe observarse que son personajes
unilaterales, es decir, lectores de un sólo libro, cuyo resultado es un autoritarismo desalmado que raya en lo
grotesco: es el caso de Trujillo, Robards o Areces. Junto a estos, los hipócritas ocupan también un lugar poco
noble, como Almoina, el espía doble o Palazón, que sufre un ataque después de haber elogiado a Trujillo
cuando se explica que en tiempos el afectado orador fue un convencido trujillista.
Dada la cantidad de datos que se aparecen, puede haber una confusión, en una primera lectura, entre
personajes reales o ficticios, pero está claro que a partir de las referencias reales: Galíndez, Trujillo, los
Cuello... se construye una narración ficticia en la que Muriel pasa revista a estos datos sin ofrecer nada nuevo.
Todos los datos que maneja son conocidos; la información final que busca forma sólo parte de su cruzada
personal. El juego del poder (título de la novela en las ediciones extranjeras) consiste en esto: la historia
oficial está allí y la importancia del personaje para la República Dominicana es conocida por todos. Es cierto
que una información detallada sobre quienes lo torturaron sería tal vez perjudicial para la estabilidad de
mandatarios importantes: ese enigma es el que presenta la novela y del que, históricamente, no se ha
descubierto nada más.
2.5 Personajes y conclusión
Galíndez es, obvia decirlo a estas alturas, la pieza clave de la novela. A lo largo de la obra, empero, es un
personaje in absentia, al que se le conoce por lo que otros dicen de él. La figura está presentada por completo
desde el capítulo uno: Jesús de Galíndez. Jurista y escritor vasco nacido en Madrid en 1915. (...) Estudió en la
Universidad Complutense de Madrid y tuvo como profesores adjuntos tanto a un futuro Ministro del Interior
de Franco, como a juristas leales a la República. (...) militó en las juventudes del Partido Nacionalista Vasco y
cuando estalló la guerra fue uno de los ayudantes de Manuel de Irujo, ministro de Justicia y vasco también. De
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hecho, se dedicó a salvar paisanos perseguidos por los incontrolados, incluidas monjas, y su lealtad hacia la
República era una estricta lealtad al País Vasco, cuyas libertades estaban amenazadas por el franquismo. Al
acabar la guerra huyó a Francia, y de ahí a la República Dominicana, donde ejerció de profesor de Derecho y
abogado (...). Se trasladó a Nueva York, (...) llegando a ser representante del PNV ante la ONU y el
Departamento de Estado. (...) El doce de Marzo de 1956 era secuestrado (...). Sus pensamientos en la sala de
tortura revelan su miedo y sus incoherencias. Es importante ver también como fue quedando relegado a un
segundo plano: los intelectuales no le hacían micho caso, etc. En el fondo, y aun contando con el Galíndez
supuesto asesino de obispos en la República es un hombre idealista, demasiado idealista, que, como reza el
dorso de la edición de BOOKET, estuvo siempre indefenso ante la tiranía y la depredación, eficientes
fabricantes de víctimas. Recogiendo todo lo que se dice de él podemos hacernos a una idea: republicano,
soltero, católico, nacionalista no radical, colaborador con el F.B.I., amable con los niños, antitrujillista
convencido... en fin, un personaje necesariamente complejo y redondo.
Muriel Colbert es una universitaria norteamericana de treinta y cinco años en una situación compleja: ha
perdido la confianza de su familia mormona y ha pasado por varios amores sin alcanzar nada estable. Es débil
y sensible, pero a la vez decidida. Le atrae Galíndez, que se ha convertido en un mito para él. Desde el primer
capítulo, en que se ve como su viuda, hasta otros, donde lo ve como un Jesucristo y ella misma se ve como
María Magdalena. Es el fondo una mujer desarraigada de todo (se considera apátrida frente al nacionalismo de
Galíndez) que ha creído encontrar en las clases de Radcliffe una solución a esa angustia y por eso se aferra a
su trabajo de tesis por encima de todo. Interés que a la larga causa su muerte que resulta, dadas las
circunstancias antes enunciadas, trágica y noble, pero a la vez sarcástica.
Voltaire− Don Angelito: es un personaje peculiar: ficticio compañero de Galíndez, pero a la vez presunto
colaborador de su secuestro (asunto no aclarado en la novela). En el tiempo de la macrohistoria se le presenta
como un viejo veterano anticomunista, como un hábil hipócrita que informa a la Compañía sobre los hispanos
residentes en Miami. Adulador y mentiroso, no acaba de ganarse la compañía del lector, aunque inspira algo
de simpatía. Su homosexualismo y finalmente su pasión por los animales adquieren dimensiones grotescas,
como el hecho de solicitar una pensión para sus gatos; por estas mismas causas, preludios tal vez de una
demencia senil, acaba siendo atropellado por sus colaboradores tras acabar la misión del caso de Muriel.
Robards: el hombre cúbico, obseso y onanista es una parodia de los héroes anticomunistas norteamericanos.
Soldado en Corea y formado en Alemania Federal no es más que un viejo obeso con mentalidad cerrada que
no se pone a la altura que pretende. Esto se ve ya en el capítulo II cuando, después de haber mantenido un
pulso irónico y haber se portado fríamente: (...) empezó a declamar diez, veinte veces los títulos de las obras
del profesor (...): El anticomunismo y la moral isotópica, Las raíces de la vida moral, el anticomunismo y la
moral isotópica... ay, sí, que me corro, Norman, métemela, Norman, que me corro... méteme el isótopo más,
Norman (...). Resumiendo, un viejo obsceno y onanista sin redención posible.
Radcliffe: es un vivo ejemplo ficticio de la persecución de intelectuales comunistas, filocomunistas o
sospechosos durante la llamada caza de brujas, que en la novela se extiende hasta finales de los ochenta,
tiempo la narración y, a la vez, fecha de publicación de la novela. Así se expresa cuando es sobornado en el
capítulo dos: (...) saldrán todas las historias de faldas, con chicas casi menores o menores, alumnas o no. Las
fundaciones retirarán los fondos para esa obra que es su gran esperanza para conquistar respaldo económico
frente a sus suegros (...). Si estalla un escándalo, ¿Qué universidad va a contratar a su edad a un hombre que
hasta hora sólo ha publicado un libro (...) titulado: El anticomunismo y la moral isotópica? (...) No me gustan
los rojos rosas como tú, que siempre han nadado y guardado la ropa (...).
Otros personajes, como Ricardo, prototipo del joven socialista en los ochenta, su familia vasca, etc., dan
constancia de dan constancia histórica del lugar y la época en que les ha tocado vivir. En definitiva, este es, en
mi opinión, el logro de la novela: la presentación de un personaje cuya muerte y secuelas de su caso dan
claves para la realidad contemporánea. En efecto, la figura de Galíndez engloba todas las referencias
históricas: nacionalismo vasco, Guerra Civil de España, exilio en Estados Unidos, era Trujillo, y en el caso de
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la novela es la causa primera del diálogo entre los personajes y sus acciones, lo que hace acertada la cita de
Balaguer recogida por Vázquez Montalbán al principio de la novela: Lo único cierto es que este drama,
iniciado con la muerte de Jesús de Galíndez y cerrado con la de Trujillo el 30 de Mayo de 1961, devoró a
cuantos tuvieron en él alguna participación directa o indirecta.
3. BIBLIOGRAFÍA
• ASÍS, María Dolores, de, Última hora de la novela en España, Editorial EUDEMA, Madrid, 1992.
• CERRADA CARRETERO, Antonio, La novela en el s. XX, Editorial MAYOR, Madrid, 1983.
• DÍAZ ARENAS, Ángel, Introducción a la lectura de la obra narrativa de Manuel Vázquez
Montalbán, editorial REICHERBERGER, Kassel, 1995.
• RICO, Francisco (cord.), Historia y crítica de la literatura española, Volumen 9, editorial CRÍTICA,
Barcelona, 1992.
• VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, Galíndez, editorial SEIX BARRAL, Barcelona, 1991.
• VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, Galíndez, editorial PLANETA, Barcelona, 1998.
1 Información tomada de GARCÍA MARTÍN, José Luis en RICO, Francisco (cord.), Historia y crítica de la
literatura española, Volumen 9, editorial CRÍTICA, Barcelona, 1992. P. 103
Información tomada de SANZ VILLANUEVA, Santos, en RICO, Francisco (cord.), op. cit., p. 258
Ídem.
Palabras tomadas de la contraportada p. 2 en VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, Galíndez, editorial
BOOKET (Planeta), 1998.
Redactado a partir un texto de CERRADA CARRETERO, Antonio, La novela en el s. XX, editorial Mayor,
Madrid, 1983. P. 38
CERRADA CARRETERO, Antonio, op. cit., p. 44
ASÍS, María Dolores de, Última hora de la novela en España, editorial EUDEMA UNIVERSIDAD, Madrid,
1992.
ASÍS, María Dolores de, op. cit., p. 340.
Ídem.
SANZ VILLANUEVA, Santos, en RICO, Francisco (cord.), op. cit., p. 257
SANZ VILLANUEVA, Santos, en RICO, Francisco (cord.), op. cit., p. 259
Sintagma repetido a lo largo de la novela, aparece por primera vez en el capítulo dos. VÁZQUEZ
MONTALBÁN, Manuel, op. cit., p. 34
Terminología tomada del análisis de DÍAZ ARENAS, Ángel, Introducción a la lectura de la obra narrativa
de Manuel Vázquez Montalbán., editorial REICHERBEORG, Kassel, 1995. P. 58. A pesar de que el estudio
es deficiente, la terminología y la introducción a la estructura en Galíndez resulta, en mi opinión, acertada.
DÍAZ ARENAS, Ángel, op. cit., p. 58. Aquí la crítica del autor hace agua. Los premios y valoraciones que
recibió la novela lo evidencian.
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VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, op. cit., p. 99
VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, op. cit., p. 195
VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, Galíndez, editorial SEIX BARRAL, Barcelona, 1991, pp. 68−69.
VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, Galíndez, editorial SEIX BARRAL, Barcelona, 1991, p. 24
VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, Galíndez, editorial BOOKET (Planeta), 1998, pp. 223−224
VÁZQUEZ MONTALBÁN, op. cit., p. 23
VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, op. cit., véase el dorso.
VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, op. cit., p. 52
VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, op. cit., p. 50
BALAGUER, Joaquín, La palabra encadenada, recogido por VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, op. cit.,
p. 7
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