informe Etnogr�fico Actividades productivas Piedra Azul y Lenca Comuna de Puerto Montt

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ESTUDIO ETNOGRÁFICO DE LAS LOCALIDADES DE LENCA Y PIEDRA AZUL
CENTRADO EN SUS PRÁCTICAS ECONÓMICO-PRODUCTIVAS.
PUERTO MONTT, MARZO DEL 2010.
Alerce milenario, Parque Nacional Alerce Andino, Lenca.
Camille Giraudon,
estudiante en tercer año en el Instituto de Estudios Políticos de Rennes (Francia).
1
INDICE
Presentación
p. 3
Agradecimientos
p.5
1) Introducción
p.6
2) Recursos económicos y producción en las localidades de Lenca y Piedra Azul
p.8
a) Explotación directa de recursos naturales locales
p.8
b) Artesanía : ejemplo del trabajo de la lana
p.19
c) El turismo : nueva actividad en plena expansión
p.22
3) Circulación y consumo: ¿hacia un autoabastecimiento local?
p.25
4) Organización a nivel local
p.29
a) Organizaciones “productivas”
p.29
b) Organizaciones esencialmente vinculadas al funcionamiento y la identidad
comunitarios
c) Organizaciones locales : obstáculos recurrentes ; posibilidad y necesidad de
superarlos
5) Consideraciones finales : la economía solidaria como futuro posible ;
potencialidades de la zona
6) Bibliografía
p.33
p.37
p.41
p. 46
2
Presentación
El Área de Desarrollo Rural Alternativo y Ecología Social de ONG Vínculos, esta trabajando desde hace
tres años en las localidades rurales del primer tramo de la Carretera Austral de la comuna de Puerto
Montt, en este marco, ha desarrollado diversas iniciativas en los ámbitos de Bosque Nativo,
Capacitación y fortalecimiento organizacional de grupos y familias campesinas, promoviendo la
Economía de la Solidaridad entre otros aspectos.
El documento que ustedes tienen ante sí, es el resultado del trabajo realizado por una estudiante
francesa, Camille Giraudon, que efectuó su práctica de trabajo comunitario en el marco de un
convenio entre el Instituto de Estudios Políticos de Rennes (IEP) de Francia y nuestra entidad. Ella es
estudiante de Ciencias Políticas y pasó tres meses en la ciudad de Puerto Montt, realizando un
trabajo etnográfico con familias de sectores rurales de las localidades de Piedra Azul Y Lenca en la
Carretera Austral.
En tal sentido, el documento que presentamos constituye una aproximación a las actividades socio
económicas que realizan preponderantemente las familias campesinas de las localidades, en las que
se ha buscado caracterizar y valorar las prácticas productivas en los ámbitos forestal, pesca artesanal,
turismo, productos forestales no madereros, recolección de frutos y procesos de lanas de oveja.
La economía de escala local constituye un desafío para los habitantes de la zona, en tanto, realizan
una práctica cotidiana que se enfrenta a la economía mayor, que genera dependencias y
frustraciones, transformando y desvalorizando sus actividades tradicionales y paradojalmente,
desconociendo el valor ecológico y contribución que ésta realiza al mejoramiento del cambio
climático por la reducción en el consumo energético que ellas realizan en comparación a las familias
de centros urbanos.
En tal sentido, la agroecología se manifiesta como una experiencia concreta en la vida de los
habitantes de estas localidades al demostrar que sus prácticas ancestrales son sustentables, aunque,
como se señala en el informe, se ven expuestas a las presiones comerciales y de las políticas públicas
por transformar sus prácticas productivas mediante los agrofertilizantes, todo ello, dado que este
tipo de prácticas no contribuyen notoriamente a la producción de escala mayor ni al incremento del
PIB, sin embargo, si se potenciarán, podrían constituir una clara alternativa alimentaria y ecológica.
Desde esta perspectiva, estos resultados son fruto de la recopilación de datos e información recogida
con el método etnográfico, recurso esencial de la antropología social y cultural, que mediante técnicas
como la Observación Participante, busca “una descripción o reconstrucción analítica de escenarios y
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grupos culturales“ (Spradley, en Guzmán : 2010), intentando conocer y comprender a la comunidad y su
cultura como un “todo orgánico” y de verificar como esta cultura esta viva y es eficaz en la resolución de
los problemas de la comunidad.
La etnografía requiere en su sentido más tradicional, de un período de tiempo de investigación y la
utilización de un amplio abanico de técnicas de observación, que incluyen primordialmente contactos
cara a cara con miembros de las culturas locales, participación en actividades del grupo estudiado y un
énfasis en el trabajo con personas de la comunidad, “informantes claves”, que nos proporcionan
antecedentes sobre el tema de estudio y nos permiten rescatar su mirada de la cultura local.
Es un método de investigación social, esencialmente de tipo cualitativo, que trabaja con una amplia
gama de de información. La principal de ellas es la “observación participante” que podemos definirla
como un proceso caracterizado, por parte del investigador, como una forma “consciente y sistemática
de compartir, en todo lo que le permitan las circunstancias, las actividades de la vida y en ocasiones, los
intereses y afectos de un grupo de personas. Su propósito es la obtención de datos acerca de la
conducta a través de un contacto directo y en término de situaciones específicas en las cuales sea
mínima la distorsión producida en los resultados a causa del efecto del investigador como agente
exterior”.
De esta forma, el resultado que entregamos a ustedes, es el producto de un “agente” doblemente
exterior, por tratarse de una estudiante extranjera que insertándose en las localidades durante cerca de
tres meses ha observado y compartido la vida cotidiana con un grupo de 7 familias, vivenciando sus
experiencias, esperanzas, dificultades y sueños para comprender el ejercicio de ser campesinos(as) de
una zona rural próxima a la ciudad de Puerto Montt, quienes, en muchos casos, desconocen o no
alcanzan a vislumbrar los desafíos que tienen estos habitantes rurales en la vida diaria.
Con este documento, esperamos contribuir a un mayor conocimiento y comprensión de la vida
cotidiana de los habitantes, territorios y tradiciones culturales que poseen quienes por generaciones
han habitado estos bellísimos e inigualables parajes del sur austral chileno.
Equipo
Área Desarrollo Rural Alternativo y Ecología Social
ONG Vínculos
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AGRADECIMIENTOS
Quiero agradecer mucho a todas las personas que me permitieron realizar ese informe, e hicieron de
mi práctica en el sur de Chile un momento inolvidable y lleno de enriquecimiento cultural, intelectual
Y humano.
Muchas gracias a cada una de las familias que me recibieron de manera tan acogedora y me
permitieron compartir un poco de su vida cotidiana y aprender tanto.
Gracias a todas las personas que aceptaron hablarme de sus actividades económicas, y a todas las
que encontré en distintas ocasiones y qué formaron parte de esta experiencia.
Por fin agradezco muchísimo a la ONG Vínculos que me integró con tanta simplicidad y amabilidad en
su organización. Muchísimas gracias a la área rural, Antonio Favreau y Jessica Echeverria, por haber
hecho posible esa práctica, por haberme acompañado durante esos dos meses de la mejor manera y
haberme ayudado a entender mejor la realidad chilena, y más específicamente la de esa zona rural
del sur de Chile.
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I.
INTRODUCCIÓN
Chile, décima región o Región de los Lagos, primer tramo de la Carretera Austral : aquí se ubican,
entre la cordillera y el mar, entrando en el Seno de Reloncavi, Piedra Azul y Lenca, dos localidades
rurales de la comuna de Puerto Montt. Piedra Azul, con unos 500 habitantes, se despliega entre los
kilómetros 13 y 18 de la carretera, mientras que Lenca, dos veces más poblada, tiene su centro a la
altura del kilómetro 35 de la carretera Austral.
Durante los meses de enero y febrero del 2010 realicé un estudio etnográfico centrado en las
prácticas económico-productivas que se desarrollan en esas comunidades. Ese tema como las
condiciones de realización del estudio fueron determinados con la área rural de la ONG Vínculos,
ubicada en la comuna de Puerto Montt, que trabaja desde hace varios años con familias de la zona.
Para realizar ese estudio, compartí la vida cotidiana con seis familias –tres de cada localidad- viviendo
más o menos una semana en cada una, y descubriendo poco a poco tanto las prácticas actuales
como los cambios que afectaron esas localidades en las últimas décadas.
La riqueza natural de la zona hizo de la explotación de los recursos naturales una base económica
fundamental para esas localidades: pesca en el seno de Reloncavi, explotación del bosque nativo que
cubre las montañas, trabajo agrícola de la tierra. Hasta hace unos treinta años, en un contexto de
relativo aislamiento, con el caballo o el barco como únicos medios de transporte para ir a Puerto
Montt, se desarrolló una vida comunitaria casi autárquica, en base a esas prácticas económicas
ancestrales y de dimensión familiar, y a una verdadera solidaridad local. Pero el proceso mundial de
globalización e imposición de un modelo neoliberal capitalista provocó cambios consecuentes en la
región, deteriorando el entorno ambiental y las prácticas económicas y culturales propias de esas
localidades. Como ejemplo, la construcción de la Carretera Austral bajo el régimen de Augusto
Pinochet (1973-1990), ha sido percibida como positiva por los habitantes de la zona, por la
disminución del aislamiento y un acceso facilitado a varios servicios, permitió también la
implantación de empresas forestales o pesqueras responsables de daños casi irreversibles en los
bosques y el mar, recursos locales ancestrales. Además representó el principio de la dependencia
hacia la intervención exterior (municipio, Estado, extranjero) y de un proceso de abandono de una
organización local autosuficiente.
Así, esas localidades son víctimas de una evolución impuesta y llena de peligros: deterioro del
medioambiente, olvido de prácticas antiguas más sanas y sustentables (que sin embargo tampoco
tienen que ser idealizadas), emigración a la ciudad dónde la competencia es aún más fuerte, etc.
Viviendo para muchos en la precariedad o en los bordes de la pobreza, las familias de Piedra Azul y
6
Lenca se enfrentan a grandes contradicciones: por un lado un apego a su antiguo modo de vida local
y a su medioambiente tanto como recurso que como patrimonio, y por otro lado, el deseo de
“desarrollarnos como ustedes (Europa)”. Esa frase que pude escuchar varias veces, es muy
reveladora de una colonización de las mentalidades por la “noción naturalizada de desarrollo”, según
los términos de Arturo Escobar1 que desemboca en una negación, para ese tipo de localidades, de su
propia riqueza cultural y de su potencial económico propio. Efectivamente, la definición hoy
aceptada del desarrollo es la que nació después de la segunda guerra mundial, en las naciones
supuestamente más avanzadas del mundo, para describir su propio estado económico, estado al cual
tenían que llegar todas las otras naciones. O sea: “industrialización, alta tasa de urbanización y de
educación, tecnificación de la agricultura y adopción generalizada de los valores y principios de la
modernidad, incluyendo formas concretas de orden, de racionalidad y de actitud individual”
(Escobar). Sin embargo, habría que precisar como lo hace el autor, que esa definición del desarrollo
es históricamente construida e ideologizada, y su difusión mundial hizo olvidar que ese desarrollo
requería una calificación: desarrollo capitalista, o desarrollo neoliberal, para diferenciarlo de todas
las otras formas de desarrollo imaginables que, con esa naturalización del sentido europeo y norte
americano, son despreciadas y más que eso, olvidadas. Basándose en las definiciones del Diccionario
de la Real Academia Española, Pablo Olivos Jara2, presentó otra definición: “desarrollar es la
capacidad de superar una realidad humana actual, llevándola a niveles superiores de
perfeccionamiento y de calidad de vida”. Esa definición tiene por lo menos la ventaja de hacernos
acordar que si los habitantes de esas comunidades rurales desean “desarrollarse”, es porque sus
condiciones actuales de vida no les satisfacen. Así, lo importante es no solamente entender que el
modelo dominante de desarrollo está destinado al fracaso y que las comunidades marginales fueron
las primeras víctimas del proceso, sino también encontrar otra forma de “desarrollo”, capaz de
responder a las aspiraciones de mejora de la calidad de vida de esas comunidades, respetando su
singularidad socio-cultural. El concepto de “desarrollo sustentable”, aunque es una noción
interesante, permite sobretodo seguir con el mismo modo de vida, los mismos valores mercantilistas,
pero buscando técnicas modernas para seguir “creciendo” sin deteriorar tanto el medioambiente.
Así, ese concepto intenta ocultar la necesidad de cambiar realmente nuestro modo de vida y nuestra
percepción del mundo. Esa necesidad sin embargo es bien real para terminar con la negación de si
mismo de muchos pueblos, el sistema mundial de dominación y volver a una visión holística de
1
“Antropología y desarrollo”, S/f. http://www.unesco.org/issj/rics154/escobarspa.html
2
Apuntes, Magister en Antropología y Desarrollo, Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales, Escuela
De Antropología, Sesión 1 : Nociones y Modelos acerca del Desarrollo, Pablo Olivos Jara. Primer Semestre 2005.
7
relación con la Tierra, dónde el hombre forma parte del ecosistema y no es un ser ni exterior ni
superior.
En el informe presente, se rescatan las prácticas económico-productivas, las características de
circulación y consumo de los productos, y la organización local de Lenca y Piedra Azul. Espero poder
dar así una idea de la realidad socio-económica actual de esas localidades, a la luz de los cambios que
vivieron, y mostrar la necesidad de “reafirmar el valor de las experiencias alternativas y de los modos
de conocimiento distinto” (Escobar) para poder pensar otro tipo de economía, adaptado al entorno
natural y cultural local.
Mapa dibujado del seno del Reloncavi.
II.
RECURSOS ECONÓMICOS Y PRODUCCIÓN EN LAS LOCALIDADES DE LENCA Y PIEDRA AZUL
A. Explotación directa de recursos naturales locales

Explotación del bosque, trabajo de la leña
Aquí la leña es un recurso absolutamente necesario, puesto que todos utilizan una cocina a leña que
sirve tanto para cocinar como para calentar la casa, casi todas construidas de madera. La Región de
los Lagos posee 47% del bosque nativo nacional, lo que representa 6,2 millones de hectáreas.
Muchas familias poseen un terreno con bosque, que puede ser más o menos importante, y en varias
familias, el ingreso financiero principal viene de la explotación del bosque, por los hombres de la
familia (el marido, el hijo, u otros). Generalmente, los hombres trabajan en pequeños grupos de dos
o tres personas con bueyes o máquinas motorizadas, motosierra y hacha. Muy pesado, ese trabajo
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evolucionó sin embargo mucho: uno de los habitantes de Lenca me contó que su papá cuando era
joven iba a cortar alerces arriba en el monte, en lugares dónde ni siquiera los bueyes podían pasar, y
con un hacha botaba los alerces y hacía las famosas tablitas (tejuelas) de alerce que sirvieron durante
años para construir las casas. Tablitas que tenía que bajar a hombros al final del día, o después de
varios días cuando él se quedaba arriba en un campamento.
Medición de bosque para explotación forestal en Piedra Azul
Ahora, eso no es posible, el Alerce siendo declarado patrimonio natural de Chile, es protegido y no se
puede talar. Solamente se pueden explotar los Alerces ya muertos, con permiso de CONAF
(Corporación Nacional Forestal). Las principales razones de la destrucción del Alerce fue la fuerte
demanda de su madera por su excelente calidad, muy liviana, duradera e imputresible. Es
importante destacar que el Alerce es la segunda especie más longeva del mundo.
La sobreexplotación de esta especie no sólo fue por los pequeños propietarios de bosque sino, más
bien, por grandes empresas forestales, muchas veces extranjeras, que vinieron a explotar el Alerce
en cantidades enormes. Chile reaccionó por intermedio de la CONAF
que puso importantes
restricciones a la explotación del bosque. Se prohibió la explotación del bosque nativo excepto con
un plan de manejo: realizados por ingenieros forestales, esos planes permiten elegir árboles que se
pueden botar y otros no (manejo silvícola), de manera de preservar los árboles más sanos. Ese
sistema permite tener en cuenta el hecho de que, como me dijo un habitante de Piedra Azul
propietario de unas 30 hectáreas de bosque, “detrás del bosque, hay un grupo familiar”, y que la
prohibición total significaría la supresión de un ingreso fundamental para decenas de familias de las
localidades. Sin embargo, muchas familias lamentan los plazos demasiado largos antes de obtener un
plan de manejo, y el costo de su realización, demasiado alto. Además, una señora de Lenca, cuya
familia fue una de las primeras en realizar un plan de manejo para su bosque, hace 5 años, me dijo
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que al final, uno tiene mucho menos problemas explotando su bosque ilegalmente que legalmente.
En efecto, una vez obtenido el plan de manejo, la CONAF se puso demasiado exigente, castigando
por cualquier árbol botado excepcionalemente afuera del plan, creando la sensación para esa familia
que la CONAF estaba mucho más severa con ellos que con las familias sin plan de manejo. Según ella,
la CONAF más que castigar, tendría que incentivar a proteger el bosque, dando por ejemplo
indemnización a las familias que dejan de explotar su bosque nativo.
Pude observar que el grado de concientización de la necesidad de preservar el bosque nativo es
bastante alto en las familias de Lenca y Piedra Azul, y aumenta con las nuevas generaciones, lo que
permite sensibilizarles a la necesidad, y posibilidad de reforestar. Desde el año 2007, la ONG Vínculos
trabaja, con familias que participan de sus talleres, en torno a técnicas de secado de leña y de
propagación de plantas nativas como, en capacitación en agroecología y
economía solidaria.
Respecto a esa segunda actividad, en algunas familias se secaron las plantas, pero en otras el proceso
fue muy exitoso, y pude ver plantitas muy bien cuidadas y bonitas. También se plantea el tema del
tipo de reforestación: lo ideal es plantar árboles nativos pero, se introdujeron en la zona pinos y
eucaliptos que crecen muy rápido y dan una buena leña, así que muchos propietarios de bosque
nativos, optaron por plantar mejor ese tipo de árboles. Sin embargo, el pino y eucalipto –especies
exóticas- secan la tierra y perjudican a todas las otras plantas. Si se hace una producción intensiva de
eucalipto sin reforestar árboles nativos, sobre todo los más lentos en crecer como el Alerce, existe el
riesgo real de desaparición a mediano o largo plazo de algunas especies. Así, tampoco se trata de
olvidar completamente el eucalipto, que puede representar una solución para disminuir la
explotación del bosque nativo, sin embargo eso no puede ser más que una solución parcial,
geográficamente limitada, y complementada por la propagación de plantas nativas. Además, existen
árboles nativos como el Canelo que, sin cambiar el equilibrio del ecosistema local, tienen un
crecimiento rápido, una buena leña, y pueden ser a la vez explotados y reforestados a fin de
mantener la población de la especie y la biodiversidad.
Entonces vemos que el bosque nativo, aunque protegido ahora, sigue siendo un recurso económico
importante, y sigue siendo explotado, sea por la venta o el consumo familiar. Sin embargo, la gente
se hace más y más sensible al tema, y con la ayuda de alternativas económicas y de la reforestación,
la explotación del bosque puede seguir disminuyendo de intensidad. Pero tampoco hay que olvidar
que gran parte del problema de sobreexplotación viene de las grandes empresas forestales, de las
zonas urbanas que consumen su leña y no de los pequeños propietarios de bosque nativo.
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Propagación de mañio y alerce por la técnica de estacas. Piedra Azul.

Trabajo agrícola, de la tierra
La tierra en esa zona es seguramente el recurso primero, accesible a casi todos, puesto que aquí
todas las personas tienen por lo menos un pedazo de terreno para hacer un huerto y un invernadero,
dónde se cultivan una buena variedad de verduras sobretodo, pero también algunas frutas.
Justamente, me llamó mucho la atención la presencia de un invernadero en la gran mayoría de las
familias: aquí es común, pero en otras zonas, y aun más en otros países, esa posibilidad y voluntad de
abastecerse en varias verduras no es tan frecuente. Este año, la producción no fue tan buena: en las
huertas por la falta de sol y un verano demasiado lluvioso. Otro aspecto interesante es la manera de
abonar la tierra del huerto o del invernadero: algunos compran abono químico o bien, a otros se lo
“regalan”, otros utilizan la técnica ancestral del abono natural de sus ovejas, a veces de gallinas, lo
que representa a la vez un ahorro (aun comprado el abono de ovejas es mucho más barato que el
abono químico) y la garantía de comer alimentos sanos, sin dañar a largo plazo a la tierra y
preservando la propia salud de quien consume esos productos. Muchas personas también hacen
compost, a veces sin conocer el término, pero lo hacen, lo que muestra que la gente tiene prácticas
ecológicas, aunque ellos nunca les han llamado así.
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A veces, la producción va más allá del simple consumo familiar, como es el caso con la plantación de
frutillas del grupo de Prodesal (Programa de Desarrollo Agrícola Local, Convenio INDAP-Municipios)
de Lenca. Compuesto por ocho personas, en su mayoría mujeres, ese grupo recibe una ayuda
material de Prodesal que consiste mayoritariamente en la entrega de abono químico, insumos, y
diversos proyectos. La experiencia (producción grupal de frutillas) es interesante, y la estudiaremos
en otra parte, sin embargo, se puede lamentar la total ausencia de apoyo técnico y la preferencia
hacia el abono químico que se aleja de las técnicas tradicionales y sustentables (aunque no
denominadas así). Además, una integrante del grupo constató que el abono químico favorecía el
crecimiento de un tipo de pasto que echa a perder sus propias plantaciones. Ella empieza entonces a
pensar en abandonar ese abono, y venderlo para comprar abono de ovejas. Tal decisión sería
seguramente muy beneficiosa, en términos económicos por el ahorro directo pero también porque
las frutillas podrían ser vendidas como productos orgánicos, garantía de calidad para el consumidor.
Esa elección entre abono químico y natural no es siempre fácil: antes, el único abono utilizado era
natural, porque era el único que existía. Pero la aparición del abono químico cambió necesariamente
las costumbres, porque parece necesitar menos trabajo, y porque la gente quiso saber si realmente
funcionaba mejor. Varias personas utilizan abono químico porque constatan que da plantas más
bonitas, parece garantizar un mayor nivel de producción con menos perdidas, sin saber que ese
producto daña la tierra, y la echa a perder mucho más rápido que un abono natural que enriquece la
tierra y permite utilizarla mucho más tiempo. Además, comiendo productos abonados
químicamente, ingerimos también sustancias que no son naturales, y que contribuyen a fabricarnos
un modo de vida menos sano que antiguamente. En ese sentido, volver en parte a prácticas
ancestrales produciendo orgánicamente, sería más sano, tanto para la tierra, el productor y el
consumidor, y representaría una solución para ir hacia una producción local sustentable.

Los recursos del mar : la pesca artesanal y el buceo
En el borde costero, el mar representa un recurso evidente, dónde se desarrollan varias actividades
económicas como la pesca artesanal, el buceo, o la crianza de chorritos y la recolección de mariscos
en sus costas por todos los habitantes de la zona.
Los pescadores artesanales se van generalmente bastante temprano al mar con un bote o una lancha,
funcionando con motor. Se van generalmente en grupo de dos o tres, los que no tienen bote propio
trabajan con los que tienen uno. La técnica de pesca evolucionó mucho: hace como 40 años, los
pescadores salían a la noche, y con una luz de parafina atraían a los peces, que pescaban después
con unos anzuelos grandes, a fin de llevarse únicamente los peces más grandes, puesto que los más
chicos no alcanzan agarrar el anzuelo. Hoy, se van de día, con anzuelos mucho más chicos, y
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sobretodo utilizando el espinel, o sea un sistema que a base de anclas, flotadores y líneas, instala al
mismo tiempo en el mar unos 50 anzuelos, lo que permite una pesca de otra dimensión, más eficaz.
Pero eso también puede desembocar en una sobreexplotación de los peces, sobretodo por el tema
de los anzuelos chicos que agarran aun a los peces más chicos impidiendo así la reproducción natural
y poniendo en riesgo la persistencia de las especies en el seno de Reloncavi. Sin embargo, esa
actividad no deja de ser una actividad de dimensión “humana”, con una pesca que solamente tiende
a la subsistencia familiar, con venta sobretodo a la gente local en la carretera.
Sin embargo, todos los pescadores artesanales y gente que trabajan en actividades extractivas,
señalan que un gran cambio que ha ocurrido en los últimos decenios tiene que ver con la pesca de
arrastre de las grandes buques y empresas, las que se han visto notoriamente favorecidas con las
leyes de pesca, ya que a los pequeños pescadores se les ha disminuido sus cuotas de captura y
prolongado el lapso de tiempos para su actividad, la que en general, se reduce a tres días cada dos o
tres meses de acuerdo a las condiciones del tiempo, de esta forma, muchos de ellos, o bien se han
visto obligados a cambiar de actividad laboral o realizan más de una cuando la temporada es mala,
especialmente, durante los lluviosos inviernos australes.
Otra actividad es la de los buceadores. Pude encontrar uno de ellos que me contó un poco de su
actividad. El empezó de niño a ir a pescar pero “la pesca es una actividad muy arriesgada, hay días en
que tú no sacay nada” me dijo, entonces hace como 25 años, optó por bucear aquí en el golfo de
Reloncavi, cercano a Metri. Después de algunos años de trabajo con un socio, pudo comprarse su
propio material: un bote con motor, mangueras, tanques de oxígeno, y trabajar solo. Cada día, sale al
mar con su bote, y baja con buzo a unos 12 metros de profundidad para sacar mariscos (con un
chucuy instrumento tradicional para despegar el marisco de la piedra), especialmente cholgas, pero
también erizos, picorocos, centollas, cangrejos... Todo eso según sus pedidos y sin ninguna crianza: a
la diferencia de los productores de chorritos por ejemplo, que organizan una crianza en el mar, tipo
de actividad bastante reciente que no existía en el modo de vida antiguo. Él saca entonces todo
natural, pero con el cuidado de dejar siempre los mariscos chicos para preservar ese recurso,
permitiendo que se vayan reproduciendo. Después vende sus mariscos a particulares de toda la
región: Metri, todo el primer tramo de la carretera, Puerto Montt, Puerto Varas, aun Osorno. Toda
una red de clientes que se fue creando poco a poco por contactos y por recomendaciones de clientes,
sin ningún tipo de publicidad comercial acerca de su actividad. En 25 años de buceo, y de contacto
con pescadores, pudo observar los cambios que se produjeron en el mar. Si las cholgas se quedaron
en cantidades iguales, los piures por ejemplo fueron casi desapareciendo, igual que el jurel, un pez
que se daba mucho en la zona, y él, como la mayoría de los pescadores, denuncian a las industrias
salmoneras.
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Buceador con su socio, acercándose de la costa para anclar al bote y dejar los sacos de cholgas colgados en el
agua, para que se conserven. En el fondo, se ve la crianza de chorritos.
En efecto, en el 1995-96 empezó el periodo de auge del salmón, unos 10 años después de la llegada
en la región de las primeras empresas extranjeras sobretodo japonesas, a criar y engordar
artificialmente a salmones, para después exportarlos. ¿Por qué artificialmente? Porque esos
salmones encerrados con mallas en el mar son alimentados con alimentos fabricados especialmente
para ellos, e ingieren también una cantidad impresionante de antibióticos destinados a evitar las
enfermedades o a curarles cuando ya son declaradas. La instalación de esa industria en la región tuvo
consecuencias devastadoras en varios ámbitos. El alimento y los diversos productos que le son
suministrados a los salmones son compuestos de diversos tipos de sustancias artificiales y químicos,
que por las corrientes se van dispersando en el mar, deteriorando a la fauna y la flora marítimas.
Durante varios años, no se pudieron comer mariscos crudos por culpa de esa contaminación. Además,
el salmón es un predador terrible, que provocó la desaparición de especies de peces, por comérselos
o por comer sus alimentos, peces más chicos. Eso generó por ejemplo la desaparición del jurel. Por
fin, la implantación de esos centros de engorda representó una gran fuente de empleos no sólo para
la gente sin trabajo, sino también para muchos pescadores artesanales que vieron aquí una
oportunidad de un trabajo menos penoso y mejor pagado. Otros pescadores que al principio no
pensaban entrar en esas empresas, al ver escasear los peces en el mar, abandonaron también su
trabajo. Pero en el 2009 la aparición del virus ISA que se propagó rápidamente a todos los salmones,
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impidió la exportación del salmón (que era su único destino), y provocó la quiebra de la casi totalidad
de esas empresas y una crisis de desempleo muy fuerte para los trabajadores. En este sentido, en el
sitio web del Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE) se informa que en la Región de Los
Lagos, en agosto del 2009, se registró una pérdida de 19.000 empleos en comparación con agosto del
2008, y que la taza de desempleo pasó del 3,1% en el 2008 al 7,9% en el 2009. El director del INE
explica ese fenómeno por el hecho que la Región de Los Lagos sufrió no sólo por la crisis mundial sino
también por la crisis del salmón. En el informe económico regional del INE de julio-septiembre del
2009 señala que entre enero-marzo y julio-septiembre del 2009, el número de ocupados en la rama
agricultura, caza, y pesca disminuyo de 39.800 a 33.100 o sea bajo en casi 6.000 personas, solo
Región de Los Lagos. También se informa en un artículo de mayo del 2009 en el sitio web de OLACH
(Observatorio Laboral y Ambiental de Chiloé) acerca de la ciudad Quellón: en 2009 después de la
crisis del salmón, alcanzaba una taza de desempleo superior a 50% de su población laboral, y eso
también porque se conjugaron crisis mundial y crisis salmonera. Aun para los antiguos pescadores
artesanales, volver a su trabajo de origen no fue tan fácil porque al adoptar otro empleo que parecía
tener futuro, muchos vendieron sus botes y su material. Por fin, soltados al mar (de manera más o
menos deseada), los salmones empezaron a subir por los ríos, representando una buena comida para
los habitantes que les podían pescar, pero un riesgo muy grande para la biodiversidad.
Centro de engordura de salmones en Chaica.
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Sin embargo, aunque la industria salmonera tuvo consecuencias muy nefastas, no es la única
culpable de la disminución cuantitativa de los peces y mariscos en el Estuario de Reloncavi. Los
barcos de pesca de arrastre, de mayor porte que las lanchas artesanales y utilizando redes inmensas
capaces de llevar varias toneladas de peces de una vez, obtienen frecuentemente un permiso de los
propias autoridades para venir a sacar hasta centenas de toneladas de peces en el seno de Reloncavi.
Esos barcos arrastran todo, provocando la disminución drástica de algunas especies de peces por el
hecho mismo de pescarlos, y también por la ruptura de la cadena alimentaria del ecosistema marino:
la pesca intensiva de sardinas provocó la escasez de las mismas, pero contribuyó también a la
desaparición de los júreles de los cuales constituían el alimento principal. Dando permiso a esos
barcos que en una salida al mar pescan más que todos los pescadores artesanales de la zona
reunidos, así, las autoridades participan ellas mismas a la disminución de la biodiversidad marina y al
deterioro del ecosistema que supuestamente tendrían que proteger como recurso y patrimonio
nacional. Pero aquí hay también un problema de responsabilidad de todos, aún los pescadores
artesanales, porque ellos, al utilizar técnicas para pescar también a peces chicos, contribuyen a
generar la escasez de sus propios recursos, lo que ya les perjudica a ellos mismos además de
representar un daño al ecosistema.
Así todas esas causas, con responsabilidades respectivas más o menos importantes por supuesto,
fueron disminuyendo muchísimo las cantidades de sierras, piures, almejas, aun merluzas, cuando no
desaparecieron como el jurel, lo que hizo decir al buceador de Metri que aquí todavía hay una gran
biodiversidad, pero en cantidades mínimas. Y eso, aunque los pescadores artesanales son los que
tienen el menor impacto en el mar, esta situación repercute muchísimo sobre ellos, quienes, viendo
su único recurso disminuir fuertemente, se ven necesariamente empujados a pescar peces cada vez
más pequeños, aumentando al final la escasez.
Aquí se ve entonces la necesidad de acción de preservación y uso sustentable de los recursos del mar,
a todos los niveles del más local al nacional. Pero la búsqueda actual por empresas salmoneras de
lugares de implantación para nuevos centros de engorda hacia el sur de Chiloé y de la Región de
Coyhaique muestra que por lo menos a nivel macro este tipo de preocupación es todavía menor,
aunque, como ya lo dijimos, más que un eventual “desarrollo económico regional” como señalan las
autoridades, esos centros representan un peligro medioambiental evidente, pero también
puramente socio-económico, porque esas centenas de empleos (técnicos, sin ningún tipo de
participación a las decisiones estratégicas de la empresa) generan una dependencia total de toda una
zona hacia una empresa, provocando un abandono y olvido de todas las actividades de
autosubsistencia, con los riesgos que se conocen en caso de quiebra.
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
Los recursos del mar : el pelillo
El pelillo (Gracilaria chilensis) es un alga negra que crece en el mar, y se puede procesar para obtener
una gelatina utilizada en la fabricación de shampoo, jabones, cremas, etc. En Piedra Azul, unas veinte
familias por lo menos se dedican a sembrar y cosechar el pelillo para después venderlo a
intermediarios que a su vez lo venden empresas puertomontinas. El pelillo se siembra durante los
meses de julio y agosto, y se empieza a cosechar en octubre generalmente. Los algueros van con
carretón y bueyes a marea baja, sacan el pelillo, y lo ponen a secar delante de sus casas o en los
costados de la Carretera Austral. En los años 80, ese pelillo se conocía como el “oro negro” de la
región, el kilo seco se vendía fácilmente a 300 pesos, y fue en esos años que llegaron la mayoría de
las actuales familias de algueros, a instalarse en la playa para empezar a trabajar el pelillo. La llegada
no fue nada fácil, las familias teniendo que empezar sin nada, y, posteriormente, cuando se
concesionaron las playas para la siembra y producción, debieron pagar el arriendo de las parcelas de
playa a la municipalidad. Pero las familias se organizaron en un comité, delimitaron las parcelas, y el
enriquecimiento rápido permitido por la venta del pelillo permitió a los algueros pasar de carpas de
nylon a casas, y poco a poco mejorar sus condiciones de vida, y de trabajo (construyeron por ejemplo
gaviones al lado de sus casas para proteger el pelillo seco en caso de marea alta). Años después, el
sindicato de los algueros obtuvo la gratuidad de las parcelas.
Sin embargo, la edad de oro del pelillo terminó: según una alguera, las empresas que compran el
pelillo se pusieron de acuerdo para comprarlo a precios muy bajos. En los años 2009 y 2010, el pelillo
se vendió a 10 pesos el kilo mojado, y 100 o 120 pesos el kilo seco. El tiempo malo se encargó de
hacer el trabajo más difícil todavía, impidiendo secar el pelillo. Hoy, los algueros viven al día, sin
poder tener ningún proyecto, y la mayoría de ellos tienen que complementar la venta de algas con
otras pegas, generalmente venta de leña que tienen en otros terrenos, o trabajos en la ciudad,
sobretodo en invierno, cuando solamente se puede sembrar el pelillo. Además quedarse en la playa
requiere una lucha permanente para ellos, para resistir a la municipalidad que quiere “playas
limpias” para los turistas. Hasta ahora el sindicato alguero logró defender los derechos de sus
miembros, pero ¿hasta cuando?
Así, el trabajo del pelillo es un trabajo muy pesado y poco recompensado. La misma alguera me
confió: “años como este ni siquiera te dan ganas de seguir sembrando pelillo”. El sindicato intenta
negociar los precios con las empresas pero aquí, aunque la presencia de un sindicato ya sea algo muy
interesante, se nota una ausencia de unión entre los algueros. En efecto, la idea de paro de los
algueros, dejar de vender a las empresas hasta que ellas suban el precio, es algo que no imaginan los
algueros, porque siempre habría uno para vender. Además, hace algunos años, llegó una
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organización extranjera que propuso entregar 90 millones de pesos al sindicato para un proyecto de
empresa cooperativa local que podría procesar el pelillo. Eso hubiera podido llevarles a vender sus
propios cosméticos, y aun vendido solamente como gelatina, el aumento del valor agregado del
producto hubiera permitido el aumento de los ingresos, y el fin de la dependencia a las empresas de
procesamiento del pelillo. Sin embargo, eso requería un trabajo previo consecuente y colectivo, y los
algueros no se motivaron, rechazaron el proyecto.
La cosecha del pelillo, Piedra Azul.

Otra riqueza natural : las hierbas medicinales
El cedrón combate los dolores estomacales especialmente ligados a causas emocionales, el llantén
actúa contra enfermedades estomacales
y la Artemisa regula y disminuye el dolor de las
menstruaciones. Esas son algunas de las numerosas hierbas medicinales que crecen aquí en la región
y forman parte de la vida cotidiana de la gente del campo. Si casi todos conocen las hierbas más
comunes, algunas personas que encontré conocen las propiedades de una cantidad impresionante
de hierbas, y tienen un conocimiento muy grande del arte de los remedios naturales. Es el caso de un
señor de Lenca, que sabe sanar muchas enfermedades, y arreglar los huesos, solamente con hierbas
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medicinales. La gente lo viene a consultar cuando tiene un problema, y él se va al monte, a buscar las
hierbas necesarias para confeccionar el remedio adecuado. Y en casi cada familia dónde pasé, la
primera reacción cuando uno se siente mal, es pensar en alguna hierba medicinal, antes que en
pastillas, lo que me pareció una riqueza cultural fundamental.
Varias razones pueden explicar esos saberes: el modo de vida propio al campo, con esa cercanía con
la naturaleza, el acceso difícil y tardío a la salud “oficial”, pero también parece mostrar una real
elección de vida, el deseo de tomar remedios naturales y no esas pastillas que “sanándote de un lado,
te enferman del otro”, como lo escuché varias veces en las familias. Eso no significa que la gente
nunca tome pastillas, pero que en cuánto lo pueden, prefieren evitarlo, y utilizar sus propios
remedios. Decisión favorecida también por el hecho de que, para sanar resfríos por ejemplo, todos
saben cuál hierba pueden tomar, y las hierbas medicinales son accesibles a todos : algunos les van a
cosechar, otros les tienen en su huerta o su invernadero.
Esos saberes locales y ancestrales, trasmitidos de generación en generación, y por la observación, no
tienen que perderse, aunque ahora el acceso a la salud sea un poco más fácil. El señor de Lenca me
contó que varias veces, lo vinieron a ver enfermos que ya habían pasado por la Posta y varios
médicos, sin éxito, y él les lograba sanar, con remedios naturales exactamente adaptados al caso, y
“con fé” y una real observación y comprensión hacia el paciente. Eso muestra la importancia de
preservar esos conocimientos en medicina natural, una medicina con una ética bien particular, una
visión holística y espiritual del organismo y de la mente, de la cuál muchos médicos tendrían
seguramente que inspirarse. Sin embargo, la transmisión de esos saberes no es tan fácil: “nadie de
mis hijos quiso aprender” me confesó el señor.
B. Artesanía : ejemplo del trabajo de la lana
Aquí en la zona, pocas son las mujeres que no saben hilar lana. Esa actividad parece haber siempre
existido: “mi mamá me enseñó a trabajar la lana, y ella misma aprendió con su mamá” me dijo una
mujer de Lenca mientras tejía una alfombra a telar. Esos saberes se transmiten de generación en
generación, pero también entre vecinas: varias mujeres que llegaron de otros lugares, generalmente
con su marido, aprendieron el trabajo de la lana con sus vecinas, y adoptaron por lo mismo las
técnicas ancestrales: instrumentos de madera, generalmente fabricados por ellas mismas o un
conocido, y puros productos naturales, conociendo entre otras cosas la manera de obtener los
colores.
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Las personas que no tienen ovejas compran la lana pero casi siempre a vecinos, o personas de la
localidad, las otras tienen el producto bruto ya a disposición, y eso me pareció muy interesante
porque algunas de esas personas son capaces de realizar el proceso entero de la lana, o sea esquilar
la oveja, lavar la lana, hilarla, asparla, teñirla y tejerla, capacidad que se pierde en el mundo actual
dónde se promueve la especialización, cada persona teniendo que realizar una tarea en la actividad,
nada más. Al contrario, conociendo todo el proceso, las mujeres que trabajan la lana son mucho más
autónomas e independientes, capaces de decidir cómo se van a organizar, y cómo van a gestionar su
lana. Además, tienen la motivación para entregar un producto realmente de calidad porque se
sienten involucradas en la totalidad del proceso.
En el caso de Lenca como de Piedra Azul, existe un grupo de mujeres que trabajan la lana (ver parte
III), y fue interesante ver que los dos grupos, si tienen características similares, presentan sin
embargo diferencias importantes. En Lenca, todo quedó realmente muy tradicional : se hila al uso,
un instrumento de madera muy sencillo, mientras en otros lugares se utiliza una máquina para hilar,
instrumento ya más elaborado y complicado pero sin embargo manual. Se aspa también con una
pieza de madera, y para teñir, ningún producto sintético: las mujeres pueden obtener muchos
colores y variaciones, a partir de plantas naturales (hojas, madera, etc...) que ponen a hervir con la
lana. Esos conocimientos también fueron adquiridos por la observación de las personas mayores, y
transmitidos así. Además, las mujeres siguen descubriendo nuevos colores, por experimentos. Para
tejer, existen varias técnicas: a telar, o a palillos sobretodo. Los telares que hay en Lenca son muy
rústicos, mientras que los del grupo de Piedra Azul parecen más elaborados. Esa es una diferencia
entre los dos grupos, que puede explicar que el grupo de Piedra Azul haga cosas más diversificadas
(chaleco, chal, y no solamente alfombra o frazada). La otra diferencia importante es el producto
bruto: si el grupo de Lenca utiliza únicamente lana de oveja, el grupo de Millaray compra también
lana sintética, que parece corresponder mejor a los deseos de los clientes. Aquí se ve una
transformación de las prácticas tradicionales, para adaptarse al cliente, interactuar mejor con él,
fenómeno que podemos vincular al riesgo de desaparición de la autenticidad como lo menciona
García Canclini en su texto “El consumo sirve para pensar”. También se puede precisar que en el
grupo Millaray, hay un tipo de especialización: por ejemplo, para un chaleco, algunas mujeres son
más especializadas en tejer, mientras que otras se encargan de la confección.
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Foto de izquierda : lana hirviendo con hojas de canelo para teñirla en verde, Lenca. Foto de derecha : lana
teñida secándose, Lenca.
Estudiaremos más precisamente esos grupos en otra parte pero aquí cabe precisar que ese tipo de
organización colectiva es fundamental para salvaguardar esas actividades tradicionales. En efecto, el
trabajo de la lana tal cual se realiza aquí no tiene las características para sobrevivir en un ambiente
de competencia sobre los precios y el respeto de las “normas de calidad” internacionales, en otras
palabras, individualmente no puede ser rentable. Pero la organización en un grupo de trabajo
permite, como lo veremos después, hacerse conocer y trabajar con cantidades un poco más
importantes de producto lo que genera automáticamente sinergias y el fortalecimiento de las
economías de escala local, en el sentido, que el hecho de trabajar con cantidades de productos un
poco más importantes permite reducir los costos que no son proporcionales a la cantidad de
producción. Es decir que en cualquier producción tienes costos de base inevitables, y después tienes
los que aumentan con el crecimiento de la producción : la primera categoría de costos no aumenta
con la producción, entonces, hasta cierto punto, es interesante producir más porque esos costos se
reducen proporcionalmente. Eso son las “economies d’échelles”. Por ejemplo, todas las mujeres no
pueden tener un telar en casa, por el costo y el lugar que necesita, pero teniendo uno comunitario
como el espacio que posee el Comité de Lenca “Quincho Comunitario Alerce Andino”, cada una
puede aprovecharlo e ir a tejer.
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Foto izquierda : Ovillos de lana de oveja. Foto derecha : un telar en el quincho de Lenca.
Otros tipos de artesanía existen también: se reciclan las conchas de los mariscos, las raíces de árboles
botados o pedazos de madera inutilizables. En todos los casos, son actividades interesantes porque
utilizan recursos naturales del lugar, desarrollando alternativas que contribuyen a la disminución de
la presión y explotación del bosque nativo y de otros recursos propios.
C. El turismo : nueva actividad en plena expansión
En los años 1980 empezaron a llegar turistas a la región, atraídos por la belleza de los paisajes, y
muchas veces por el aspecto aislado del lugar, todavía bastante rural y natural. Poco a poco los
habitantes de las localidades rurales de Puerto Montt desarrollaron actividades nuevas en torno a
ese fenómeno, o aprovecharon el interés turístico de actividades ancestrales. Además, el turismo es
visto como un recurso que puede representar una alternativa a actividades que no son tan rentables
como antes. Por ejemplo, la creación del Parque Nacional Alerce Andino en 1982 representó el final
de la explotación del bosque nativo en una zona de casi 400 kilómetros cuadrados, explotación que
en los años siguientes iba a ser más y más controlada, aun en los terrenos afuera del parque. Sin
embargo, ese parque representa también la posibilidad de otras fuentes de ingreso: no tanto por el
parque mismo, puesto que pocas personas de Lenca, a pesar de que lo reclaman, trabajan en el
parque (durante dos temporadas seguidas, varias mujeres de Lenca trabajaron a la mantención de
los senderos pero el proyecto no continuó), pero por el flujo de turistas que el parque atrae.
Así, el “Quincho Comunitario Alerce Andino” creado hace pocos años por el comité del sector Barrial
Alto de Lenca en el mismo camino que lleva al Parque, aprovecha en verano el paso de los turistas,
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vendiendo cada fin de semana empanadas, pan amasado, café, etc. El quiosco de la plazoleta de
Piedra Azul, aunque se dirige mucho a la gente de la localidad, por la venta de verduras por ejemplo,
también es un lugar destinado a los turistas, dónde se venden productos regionales y se entrega
documentación sobre la región. En toda la carretera austral se pueden ver letreros en las paredes de
las casas indicando la venta de pan amasado o artesanía.
Cabe precisar aquí la nueva dimensión que tomaron todos los trabajos artesanales con el auge del
turismo: si antes una frazada tejida servía directamente a la familia o se vendía a un vecino, ahora
representa una potencial venta a un turista. En efecto, la artesanía tiene bastante éxito acerca de
muchos turistas que justamente se escapan de sociedades dónde lo industrial reemplazó lo
artesanal, las máquinas reemplazaron la mano del hombre, y dónde lo que queda de artesanía son
productos ornamentales que casi no participan de la dimensión cotidiana de la vida. Si los objetos
artesanales interesan tanto, es también porque encarnan una tradición local, por la técnica de
fabricación, por la utilización que siempre se hizo del objeto, o por su significación, su simbología. Así
por ejemplo las muñecas de lana de oveja, confeccionadas por una habitante de Piedra Azul, tienen
un valor tradicional por la técnica de confección, y por lo que representan: personajes típicos del sur
de Chile.
En ese sentido el Quincho Comunitario de Lenca es muy interesante e importante: representa un
potencial espacio de encuentro entre el turista y las tradiciones locales. Cuando las mujeres venden
unas empanadas, más allá de vender un alimento cualquiera, ellas trasmiten parte de sus costumbres
culinarias. Pero todavía no se concretizó mucho toda la potencialidad del Quincho en términos de
puesta en valor de las tradiciones, y eso se puede explicar por el hecho de que las mujeres no se dan
cuenta de la riqueza de sus tradiciones, del interés que puede representar para los turistas que
tienen otro modo de vida, que no conocen esas prácticas que a ellas les parecen tan comunes.
Implementar la fabricación a la vista de las empanadas, tejer los fines de semana en el quincho y
exponer algunos tejidos ya hechos, todo eso con letreros en el camino para indicarlo, permitiría
realmente mostrar a los turistas lo que se hace en la zona, y cómo se hace. Y compartiendo el
proceso de los tejidos por ejemplo, es seguro que los turistas serían más inclinados a comprar viendo
cómo se hace.
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Unos puestos culinarios en la feria costumbrista de Piedra Azul, febrero del 2010.
Las ferias costumbristas que se desarrollan en cada localidad durante el verano son también lugares
dónde se exponen tradiciones locales, en su mayoría culinarias, aunque sobrevivan algunos puestos
de artesanía. Una escena recibe a grupos de músicos tocando música y bailes regionales. Antes, se
organizaba durante esas ferias juegos populares que presentaban de manera lúdica actividades de
los habitantes del sector, pero esos juegos desaparecieron, y el espíritu de la feria también cambió
poco a poco. Este año (2010), por ejemplo, varias personas quisieron vender “completos” (comida
rápida moderna) en la feria de Piedra Azul: fue prohibido por los organizadores pero muestra que el
aspecto tradicional y cultural de la feria, empieza para algunos, a ser reemplazado por el aspecto
financiero y las ganancias que promete.
El desarrollo del turismo en la región también crea otras oportunidades, en torno a las necesidades
de los turistas de alojarse: varias familias de Lenca y Piedra Azul construyeron una cabaña (o más) en
su terreno con el objetivo de arrendarlas. Otros piensan en hacerlo, o en realizar las instalaciones
necesarias para abrir un camping en su terreno. Esas iniciativas representan también la posibilidad
del intercambio cultural entre turistas y locales: en el caso de una sola cabaña, ubicada cerca de la
casa de los dueños, los turistas tendrán la posibilidad de compartir con los propietarios, de descubrir
un poco más cómo se vive aquí. Además algunas familias tienen en su terreno un real patrimonio
cultural, como es el caso de una señora de Piedra Azul que todavía tiene el molino dónde sus abuelos
molían el trigo, y una prensa que ella utiliza para hacer chicha, un alcohol artesanal a base de
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manzana. El molino, una vez restaurado, podría ser objeto de visitas de turistas, y también daría más
interés a una eventual cabaña en el terreno.
Por fin, empiezan a nacer parques de entretenimiento proponiendo varias actividades recreativas, y
complejos turísticos, o sea instalaciones con una capacidad de recepción más importante (cantidad
de gente) y proponiendo comodidades a veces inaccesibles en otros tipos de alojamiento. Aquí
entramos en otra dimensión del turismo : personas que viven de esos ingresos, que reciben grupos
numerosos de turistas, y que ya no pueden ofrecer esa relación humana, ese puente hacia el modo
de vida rural y cultural propio y ancestral que si existen con el arriendo de una cabaña cerca de una
familia originaria de la zona, o de una habitación en una casa.
Vemos entonces que el turismo ya se convirtió en una actividad económica generadora de muchos
ingresos en la zona, sea en los grandes complejos, o en pequeñas cantidades en cada familia que
tiene una relación cualquiera con el turismo. Si esa oportunidad tiene todavía muchas
potencialidades inexplotadas, me parece que también trae muchos riesgos con ella, dependiendo del
tipo de turismo que se va a promover.
Aquí vimos la mayoría de las actividades económico-productivas de la zona, sin embargo, hay que
precisar que muchas personas trabajan afuera, en Puerto Montt o otras partes, sea por tiempo
completo, parcial, o para “pegas”3 puntuales. Eso revela lo complicado que puede ser actualmente
vivir únicamente de recursos locales, pero también a veces una pérdida de los conocimientos y
capacidades ancestrales, que dejan de transmitirse, o que no interesan a las nuevas generaciones.
Por ejemplo, en Piedra Azul, 45% de las familias tiene como actividad económica principal una
actividad que no tiene que ver con los recursos locales, y que generalmente se desarrolla afuera de
su localidad (“Diagnóstico de la comunidad de Piedra Azul, Comité de Servicio Chileno”, con el apoyo
del Instituto Profesional INACAP de Puerto Montt, 2003).
III.
CIRCULACIÓN Y CONSUMO : ¿HACIA UN AUTOABASTECIMIENTO LOCAL?
Si es cierto que la mayoría de las familias tienen un invernadero y/o una huerta, no significa por lo
tanto que se autoabastezcan en verduras. La realidad es que cada familia tiene su estrategia
productiva : algunas producen un poquito de todo, pudiendo así comer algunas veces al año verduras
de su invernadero, pero no les alcanza para autoabastecerse, y siguen con la necesidad de comprar
casi todo. Otras familias eligieron algunos productos que producen en una cantidad suficiente para
autoabastecer a la familia, mientras siguen comprando el resto de las verduras: es el caso de una
3
Trabajo remunerado ocasional
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familia de Lenca, que se autoabastece en zanahorias, papas y ajo, sin ningún objetivo de venta,
congelando cuando sobra. Otras tienen una estrategia similar, pero vendiendo los excedentes, lo que
poco a poco parece llevarlos a intentar producir voluntariamente más de lo que necesitan para poder
vender, cuando esa estrategia no existe desde el principio. Muy pocas son las familias
autoabasteciéndose totalmente, o teniendo esa intencionalidad.
Ahora, la pregunta es ¿a dónde y a quién compra los productos de primera necesidad (me
concentraré más bien en estos porque forman parte del consumo cotidiano, y porque las maneras de
conseguirlos son varias) que consumen los habitantes de las localidades estudiadas? Mucho en
Puerto Montt, es la primera respuesta que viene. Sin embargo, comparándolo con otras localidades,
en otros países, o con la vida urbana, se constata que la gente desarrolla también redes alternativas
de consumo y de circulación de los productos. Por ejemplo, muy pocas son las personas en Piedra
Azul bajo que compran pescado a Puerto Montt: van a comprar a los pescadores recién vueltos de la
pesca, a un precio mucho más bajo que en la ciudad puesto que en ese caso no hay intermediario de
venta. En el caso de las verduras, se produce un fenómeno similar: muchas familias intentan
comprarlas a gente conocida: “Nosotros siempre compramos las papas a la tía que vive un poco
abajo”, ese tipo de frase se escucha mucho y cuando yo pregunto por qué van a comprar allá, la
respuesta siempre tiene que ver con el costo del producto, mucho más bajo que en un
supermercado, y con la calidad: se sabe que tal persona vende papas buenas.
Cuando abordamos el tema, estrechamente ligado, de la venta de los productos por los pequeños
productores de las localidades, nos damos cuenta de que hay una reciprocidad: los pequeños
productores venden poco a Puerto sino más bien adentro de la localidad. Se observa una fuerte
circulación interna de los productos, entre gente conocida. En Piedra Azul, encontré a un señor que
produce ciboulet y la vende en un mercado en Puerto Montt, pero representa una minoría, y la
mayoría de los pequeños productores venden, de manera más o menos oficial, adentro de la
comunidad. A veces hay muy poca comunicación, y la familia que produce solamente va a vender a
familiares o vecinos. A veces por un fenómeno de transmisión de información “de boca en boca”,
unas personas hacen conocer su trabajo, a veces hasta Puerto Montt: una señora de Piedra Azul cuyo
marido es pescador prepara el pescado y lo congela, y a pesar de que no haya ni un letrero en su
casa, todos saben que ella vende pescado y vienen a comprarle desde Puerto a veces. En el quiosco
de la plazoleta de Piedra Azul, un grupo de mujeres vende verduras de sus huertas cada domingo, a
la gente de la localidad, y a las personas que pasan por la carretera. Ese es un ejemplo de una venta
de productos con un poco más de visibilidad, puesto que hay un local específico, conocido y
reconocible como local dónde se venden productos.
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Ese fenómeno de circulación interna de los productos, aunque a lo mejor no se traduce así en las
bocas de los habitantes de la localidad, refleja una suerte de solidaridad local: cada uno permite que
la actividad del vecino funcione. Además, me pareció muy importante el tema de la confianza en el
producto: comprar a alguien de la comunidad es una garantía, porque es conocido, porque la
experiencia probó que sus productos son de calidad, y porque esa persona tampoco tiene interés en
vender productos malos, si quiere guardar la confianza de sus vecinos y clientes. Otro aspecto que
me interesó mucho es la desaparición puntual de la dimensión monetaria por el trueque: algunas
personas de la localidad se intercambian productos en función de lo que producen y de lo que
necesitan, por ejemplo, leña por lana, sin pasar por el dinero. Significa que en ese caso puntual (no
hay ninguna familia que viva del trueque en ese momento, son casos puntuales de intercambio de
productos), el trueque contribuye a la disminución de la dominación monetaria y de la tendencia a
acumular plata por el valor mismo del dinero, sin pensar en lo que uno necesita. Esto constituye un
aprendizaje y un estilo de vida que se deben resaltar. Cuando una señora me dice que intercambió
tal cantidad de leña por tantos kilos de lana, ella no pensó en acumular dinero, sino en su necesidad
de materia prima, en este caso la lana, para seguir trabajando. ¿Por qué exigir plata por leña, para
después ir a comprar lana? El trueque simplifica finalmente la relación de consumo. Ya se observa un
primer paso para alejarse de la sociedad de consumo (aunque no significa que en su vida cotidiana
esa señora se distancie realmente de esa realidad, por eso hablo de algo puntual), de la necesidad de
tener plata para por ejemplo, poder aprovechar las ofertas sin pensar en las necesidades reales que
uno tiene.
Se puede observar en esas localidades varios fenómenos interesantes en relación a la circulación y al
consumo de los productos. Sin embargo, no se puede hablar de autoabastecimiento local: la gran
mayoría de las familias siguen comprando mucho en Puerto Montt. En Piedra Azul como en Lenca
existe también un negocio, dónde se pueden comprar muchas cosas, pero más caro que en Puerto
Montt. Esos negocios forman parte de la vida comunitaria, con un comerciante conocido en la
localidad y que posee interrelaciones con la gente de la comunidad, pero no ayuda, sin embargo, al
autoabastecimiento local, ya que toda la mercadería que ofrece viene de Puerto Montt, lo que no
contribuye a reforzar un autoabastecimiento local porque no vende productos que vienen de las
propias localidades. En el sector de barrial alto de Lenca, se observa aún otra cosa: muchas de las
personas no tienen vehículo, y viven lejos de la carretera, lo que no les facilita el viaje a Puerto
Montt. Esas familias dependen un poco menos entonces de todos los productos de la ciudad, pero
compran verduras a un señor que viene en camioneta hasta allá, compran levadura, queso, y varios
productos a una vecina que ella misma se procura la mercadería por gente que viene de Puerto
Montt. Y por supuesto esas familias también producen algunas cosas ellas mismas. En ese sector se
27
puede observar un desarrollo bastante fuerte de la vida comunitaria, sin embargo, no significa que
económicamente se implemente un autoabastecimiento local.
¿Por qué la gente compra tanto a Puerto Montt mientras podrían, por lo menos concerniente a la
alimentación, producir ellos mismos o comprar a gente de la localidad? Muchas personas mayores se
quejan de los más jóvenes que son los que más abandonan su huerta y van a comprar a Puerto. Lo
que puede explicar la diferencia de comportamiento entre generaciones es la mayor facilidad de
acceso a Puerto Montt. Antes no había locomoción, ni siquiera se pensaba en ir a comprar allá, y la
gente se organizaba produciendo lo necesario o comprando a vecinos lo que ellos no tenían. Se
puede pensar también en N. Garcia Canclini quién en su artículo “El consumo sirve para pensar”
explica basándose en Bourdieu, que consumiendo, las clases populares expresan una contradicción, a
la vez la necesidad de distinguirse y la de afirmar que pertenecen a la sociedad, como si el hecho de
no consumir en los grandes malles urbanos tuviera como consecuencia la relegación a la periferia de
la sociedad. El afirma que “el consumo construye una racionalidad integrativa de la sociedad”. Ese
cambio, esa introducción de necesidades artificiales en la vida de la gente del campo pasó mucho por
el cambio que sufrió la televisión bajó el régimen de Augusto Pinochet: se convirtió en una televisión
comercial, herramienta del sistema neoliberal, dando una multitud de avisos publicitarios que fueron
creando nuevos deseos en la población, y deseos uniformados. Con el fin de la dictadura las clases
populares vieron su nivel de vida mejorarse, y teniendo más acceso a todas las cosas vistas en los
comerciales, empezaron a cumplir con esos deseos consumistas y artificiales. Además, la aparición de
las tarjetas de crédito en los supermercados, bajo el mismo régimen dictatorial, siguió esa misma
tendencia: ahora aun sin plata, uno puede ir a comprar, afirmar un virtual poder adquisitivo, símbolo
de su pertenencia a la sociedad, que no sin razón calificamos ahora de sociedad de consumo. Hoy en
día, la búsqueda de la identidad parece pasar por el consumo, pero el consumo visto en un solo
sentido: el hecho de comprar, en lugares dónde se puede comprar masivamente, lugares validados
socialmente. Mientras que el consumo definido por Garcia Canclini como “el conjunto de procesos
socioculturales en que se realizan la apropiación y los usos de los productos”, ofrece otro punto de
vista : el consumo se realiza en cualquier lugar y en cualquier momento, y comprar un pescado al tío
pescador en su propia localidad ya es un acto de consumo, y un paso no solamente hacia la búsqueda
sino hacia el reconocimiento de su identidad. Identidad que, por supuesto, no tiene solamente que
ver con el consumo, al contrario de lo que nos quiere imponer el modelo de sociedad actual.
Para concluir, no se puede hablar de autarquía, tampoco de autoabastecimiento local. Sin embargo,
si se puede observar la voluntad clara en algunas familias de llegar a un autoabastecimiento muy
parcial en el seno de la familia, y en otras, la voluntad de llegar al mismo resultado pero por medio
del consumo y de la circulación de los productos a nivel únicamente local. Además, existen
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claramente potencialidades para concretizar una tendencia hacia un mayor abastecimiento,
potencialidades que, como lo volveremos a tratar en la conclusión, necesitarán para desarrollarse un
cambio de las mentalidades, una aceptación y reivindicación de su ruralidad por los habitantes de las
localidades de Lenca y Piedra Azul.
IV.
ORGANIZACIÓN A NIVEL LOCAL
A. Organizaciones “productivas”

El grupo de las hilanderas de Lenca
Este grupo se creó hace unos 3 años, como grupo adentro del comité Santa María de Lenca, juntando
al principio 8 mujeres, que ahora se reducen a 4 realmente activas : la idea es organizarse de manera
que el trabajo artesanal de la lana sea más rentable sin que las mujeres tengan que dejar sus técnicas
artesanales y naturales. Apoyado por la ONG Vínculos, ese grupo encontró un negocio con cliente en
Santiago que les hace pedidos importantes regularmente. Necesitó un apoyo exterior también por el
hecho de que ninguna de las mujeres tiene cuenta en banco para recibir los pagos. Entonces cada
una de las mujeres sigue hilando y tiñendo sola, pero venden la lana colectivamente para poder
contestar a esos pedidos más importantes en cantidad. Igual cuando reciben pedidos para tejidos, se
organizan para tener la cantidad de lana suficiente, en los colores necesarios. Ese grupo parece
funcionar bastante bien sin embargo no todo es fácil: todas las mujeres no tienen las mismas
ambiciones, las mismas maneras de organizar su trabajo, y según una de las participantes, el grupo
podría funcionar mucho mejor si todas se organizaran mejor. Por ejemplo, la mayoría de las mujeres
esperan los pedidos para hilar y teñir la lana, no quieren adelantarse, lo que a veces les genera
complicación para poder contestar a todos los pedidos. Además, tampoco quieren hacer tejidos sin
pedido, mientras que podría ser interesante por ejemplo para exponerlas en el Quincho Comunitario
a la vista de los turistas y las visitas que pasan. Por fin, sería muy interesante, como lo exponemos en
adelante, que las mujeres vengan a tejer lo más posible en el quincho los fines de semana, a fin de
mostrar su trabajo a los turistas, explicarles esa actividad. Pero muchas mujeres no quieren por la
molestia que representa ir hasta el quincho, y por la idea que su técnica de trabajo de la lana no es
tan interesante. Aquí se ve la importancia de ayudarles a darse cuenta de que al contrario, es de gran
interés para la mayoría de los turistas que no conocen esa actividad.
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
El grupo Millaray de artesanía en Piedra Azul
Este grupo también es de mujeres que hacen artesanía con lana pero la idea es diferente: no venden
hilados, solamente tejidos, y generalmente tampoco tiñen, o más bien el objetivo no es ese. El
objetivo es tejer chalecos, chales, alfombras, que se van a vender a gente conocida pero también en
ferias, y en distintas ocasiones. Además, ese grupo no utiliza solamente lana natural de oveja sino
también lana sintética comprada. Ese grupo recibió una larga capacitación en el trabajo de la lana,
que aprovechan ahora. Ellas se reúnen en la Casona, una casa grande en el terreno de una integrante
presidente del grupo. Esa casa es muy práctica para ese tipo de reuniones, y allá están los telares del
grupo, sin embargo, me parece que el hecho de que la casa pertenezca a la presidenta del grupo
puede perjudicar un poco al grupo, en el sentido de que las otras participantes no se sienten
realmente autorizadas a venir tejer si no está la presidenta, y tampoco se responsabilizan mucho.

El grupo Chilconal de Lenca y el grupo de Piedra Azul
El grupo Chilconal4 se creó en mayo del 2009 apoyado por ONG Vínculos, con el objetivo de trabajar
a la propagación de especies nativas y de hierbas medicinales, a fin de reforestar y vender. Se
compone únicamente de mujeres, que se reúnen durante los talleres con una profesional de ONG
Vínculos, que realiza actividades de capacitación y promoción, dónde aprenden las técnicas de
propagación, pero también de venta, por ejemplo la manera de secar y sellar hierbas medicinales
para poder vender sobrecitos de ellas. Durante esos talleres se comparten los saberes que tienen
cada una de las mujeres acerca de las propiedades de las hierbas medicinales, y ellas siguen
formándose por los saberes que aporta la ONG. Tienen un invernadero del grupo en el terreno de
una de las participantes, dónde supuestamente tendrían que venir a regar y cuidar las plantas pero
no funcionó tan bien la idea, y muchas de las plantas se secaron porque el grupo no vino a regarles.
Eso crea la necesidad de volver a pensar el proyecto, porque hasta ese momento, se vivió como un
éxito por las mujeres y sería una lástima que se perdiera: en la feria de la economía solidaria
organizada por Vínculos en noviembre del 2009, se vendieron muy bien las hierbas medicinales. Aquí
se puede ver la importancia de lograr provocar la motivación de las participantes: si ellas no ven cuál
provecho pueden sacar de las plantas nativas, no se van a motivar para cuidarlas como lo necesitan.
Mientras que las hierbas medicinales representando una posibilidad de ganancia a muy corto plazo,
las mujeres se sienten más entusiasmadas con eso. Además lo de las hierbas medicinales tiene la
ventaja de contribuir a la recuperación de los saberes tradicionales, e incentivar la participación de la
4
Sector de la localidad de Lenca, su nombre deriva de una planta nativa denominada Chilco, así, Chilconal es el
lugar donde existe abundancia de Chilco.
30
gente a esos grupos permite mostrarles que tienen saberes para compartir y que esos saberes son
importantes. Les ayuda a valorizar sus conocimientos.
Basado en el mismo proyecto y el mismo funcionamiento pero más centrado en las plantas nativas,
existe también un grupo en Piedra Azul Alto, dónde uno de los problemas principales consiste más
bien del alejamiento entre cada participante, lo que complica la participación de todos en los
talleres. Sin embargo allá, aunque igual algunas de las especies nativas propagadas en almacigueras
se secaron, pareció funcionar mejor, y eso puede ser porque cada persona tiene sus plantas en su
terreno y no tiene que ir a un lugar común, y potencialmente lejos de su casa. Me pareciera muy
interesante que allá se aumente el trabajo respecto a las hierbas medicinales, sobre todo porque una
de las participantes tiene muchos saberes en ese ámbito, y pude constatar que le gusta compartir y
seguir aprendiendo.
Hierbas medicinales secas (aquí se puede ver menta en sobrecitos, y eucalipto), con las etiquetas explicativas
hechas por el grupo Chilconal.
Para el año que viene, la idea de ONG Vínculos es seguir con este trabajo con los grupos, viendo lo
más posible qué quieren las mujeres a fin de obtener una real motivación, e implementando nuevos
proyectos dónde las ganancias se pueden visualizar a bastante corto plazo : una idea sería trabajar en
torno a la producción artesanal de esencias, jabones, shampoo de plantas medicinales, otra sería
31
valorar la producción y la venta de productos a base de avellanas y partiendo de eso, propagar
avellanos que son árboles nativos.

Grupo Prodesal (Proyecto de Desarrollo Agrícola Local)
Localizado en Lenca, ese grupo es financiado por Prodesal, un programa municipal de apoyo a los
pequeños agricultores en conjunto con INDAP (Instituto Desarrollo Agropecuario). En Lenca, el grupo
tiene una plantación de frutillas, y Prodesal les entrega el abono químico para las frutillas. La idea de
un trabajo colectivo para la producción de frutillas es interesante, pero aquí vemos primero que
entregando abono químico, Prodesal no apoya a una producción respetuosa del medioambiente y
tampoco a la recuperación de las tradiciones ancestrales de producción, en fin a una producción más
sustentable. Bien al contrario, incentiva el uso de abonos que echan a perder la tierra más
rápidamente, que producen frutas con altas concentraciones de productos químicos, y que, según lo
que comprobó una integrante del grupo, favorece el crecimiento de un pasto devastador para otro
tipo de siembras. Además Prodesal sólo entrega un apoyo material, y no enseña ninguna técnica de
producción agrícola, entonces la acción de ese programa no va realmente hacia la autonomía de sus
participantes, más bien corren el riesgo de hacerse muy dependientes de tal tipo de ayuda.
Plantación de frutillas del grupo Prodesal.
32
B. Organizaciones esencialmente vinculadas al funcionamiento y la identidad
comunitarios

Junta de vecinos de Lenca y Piedra Azul
En cada localidad de la Carretera Austral hay una Junta de Vecinos : el presidente es elegido por dos
años, y cumple el rol de intermediario entre la municipalidad de Puerto Montt y la comunidad local.
Esas organizaciones lograron grandes mejoras para sus comunidades, pero ahora, la participación es
menor. Como ejemplo, en la junta de vecinos de Piedra Azul se contabilizan 1.500 inscritos, y a la
última reunión, vinieron solamente 20 personas. Eso se puede explicar a lo mejor por la gran
importancia del presidente: si el presidente de la junta de vecinos es dinámico, con muchos
proyectos, e involucra a la gente, la participación popular aumenta, entonces el peso de la junta de
vecinos también, etc. Pero si el presidente se implica poco, la gente se desanima y la junta entra en
un círculo vicioso dónde la no-acción lleva a la no-participación lo que aumenta la no-acción o donde
el rol del presidente con un fuerte carácter autoritario y personalista, aumenta la dependencia y la
no participación. Eso tiene que ver con el tema del liderazgo que trataremos luego, y es realmente
problemático porque potencialmente una Junta de Vecinos puede participar de la mejora de las
condiciones de vida de la comunidad, por el funcionamiento democrático que reivindica, por el peso
que puede tener respecto a la municipalidad, y también por los proyectos que puede llevar a cabo
internamente por una participación colectiva.

Comité Santa María de Lenca
Ese comité se creó en 2007, por voluntad de los vecinos del sector Barrial Alto, pero impulsados
también por un nuevo vecino, que permitió seguramente concretizar los deseos del resto del sector.
Efectivamente, muchas veces la gente de Lenca como de Piedra Azul tiene ideas, pero si nadie viene
a dar el impulso necesario para concretizar el proyecto, este nunca se realiza. Este comité juntaba el
primer año unas 40 personas, que rápidamente pasaron a ser más o menos 15 miembros estables
presentes en las reuniones. El comité construyó un invernadero comunitario que empezará a ser
utilizado ese año. Pero el proyecto principal de este grupo fue la construcción del quincho
comunitario, que se realizó con varias donaciones de diversos organismos de cooperación, y con la
participación principalmente de los hombres del lugar. Como ya lo vimos, en este quincho se venden
empanadas para los turistas, se guardan los telares del grupo de hilanderas, se realizan las reuniones
de los participantes, y también de repente se puede arrendar el local a grupos externos que buscan
un lugar para sus propias reuniones en las afueras de la ciudad. Ese tipo de ocasión son buenas
oportunidades para los vecinos, puesto que también se puede aprovechar para preparar y vender la
33
comida. Creo que ese quincho puede volverse un lugar primordial en la vida tanto económica como
social de ese sector de Lenca, un lugar a la vez productivo, cultural y de convivencia, si cada uno lo
quiere. Por eso, sería interesante que se realice un plan de difusión acerca de la presencia de ese
local comunitario, poniendo letreros no solamente en el lugar, sino también en la entrada del camino
cerca de la carretera, y en la entrada del parque. Además, si las mujeres del comité se organizaran
entre ellas para que siempre haya alguien en el quincho los fines de semana de verano, permitiría
que no pasen turistas delante de un quincho cerrado. Efectivamente, eso pasa bastante, sobretodo
cuando llueve: las mujeres viendo la lluvia no bajan al quincho pensando que no va a haber turistas.
Sin embargo, cuando llueve, los turistas que hay (porque ¡siempre hay personas que no temen la
lluvia!) son aún más contentos de encontrar un lugar con techo y café caliente u otros servicios
típicos de la zona. Una precisión: hablo de las mujeres porque pude constatar que aquí nadie imagina
que un hombre pueda participar a la preparación de empanadas. Las tareas en general son muy bien
definidas entre tareas de hombres y de mujeres, lo que también influye en las pocas posibilidades de
empleo de las mujeres puesto que ellas tienen que quedarse en la casa para hacer el aseo y la
comida para los hombres de su familia. Ese rasgo machista es muy presente en las familias de esas
localidades. Siguiendo con el tema de las mujeres, pude constatar que ellas son las que más
participan en el comité, en hacer vivir al quincho.
Letrero y quincho comunitario en Lenca, Barrial alto.

Asociaciones de actividades recreativas
Las actividades recreativas, no so tan numerosas, por lo menos en las localidades de Lenca y Piedra
Azul. En cada una existe un club de football, lo que me parece importante, pero insuficiente, en
términos de propuesta de actividades recreativas y comunitarias. Efectivamente, el deporte es un
34
elemento importante de integración en una comunidad, y también permite canalizar su energía y
ocupar a los jóvenes. No tuve la impresión de que existan realmente centros de actividades
culturales por ejemplo, no hay biblioteca. Antes en Piedra Azul, un vecino también miembro de
Cosech (Comité de Servicio Chileno) trabajó varios años con niños, tenía una biblioteca para ellos, y
organizaba actividades sobretodo durante el verano. Pero esas actividades se terminaron, y la
biblioteca popular fue reemplazada por la del liceo de Piedra Azul. Sin embargo, una biblioteca
escolar no es lo mismo que una biblioteca municipal o local, que queda abierta también en verano,
periodo de inactividad de los jóvenes, que está a disposición de todos, y que representa también un
lugar de convivencia comunitaria, de socialización. Sería muy interesante que tales iniciativas puedan
realizarse, y, aunque no es la panacea, seguramente ayudaría a luchar contra el consumo de alcohol
de los jóvenes, que durante el verano se juntan a tomar porque, según ellos, “no tienen nada más
que hacer”. Sin embargo, organizar un centro de actividades recreativas, de cualquier tipo, requiere
fondos y personal, aunque sea un centro con gestión comunitaria, y aquí se nota un desinterés y una
falta de apoyo del municipio por esas localidades rurales.

Comité de Salud
En cada localidad hay una Posta que entrega las atenciones médicas básicas e indispensables, sin que
la gente tenga que viajar a Puerto Montt. Eso ya es algo muy importante. Además, la estructura es
interesante: se observa mucho contacto con la gente del lugar, los profesionales salen a terreno, y se
desarrolla un trabajo colectivo entre profesionales y voluntarios organizados en el Comité de Salud.
Esos voluntarios apoyan a los profesionales (enfermera, paramédico, psicólogo, etc) redactando
fichas de los pacientes, haciendo el aseo, realizando proyectos anexos, y participan a reuniones
juntos. Eso permite un intercambio de diferentes tipos de conocimientos realmente interesante.
Además, el hecho de que trabajen juntos diferentes tipos de profesionales permite un trabajo
colectivo para sanar mejor al paciente, intercambio que muchas veces no existe en las ciudades
dónde por ejemplo el psicólogo y el médico de un mismo paciente a veces ni se conocen. Sin
embargo, esos comités y las postas carecen de recursos necesarios y suficientes para fortalecer sus
quehaceres.
Hoy existe una propuesta de coordinar e integrar el trabajo del Comité de Salud con el del grupo
Chilconal entorno a las hierbas medicinales. Parece efectivamente que el personal medico estaría
interesado en conocer las hierbas medicinales, para practicar una medicina más sana, natural, y en
adecuación con la cultura de las localidades. El comité de la Posta ayudaría a encontrar clientes, a
difundir las actividades del grupo Chilconal, y además representaría un cliente en si mismo. Sin
embargo, aunque ese proyecto parezca muy interesante, todavía no hay certeza de que se realice
35
por los problemas relacionales personales que existen al interior del grupo Chilconal, lo que muestra
hasta cual punto esos tipos de conflictos pueden perjudicar a la organización local.

Nivel de organización Sindical
No pude observar tantos sindicatos en la zona, o por lo menos, no muy activos. El sindicato de los
algueros parece ser uno de los más activos, que logró mejorar substancialmente las condiciones de
trabajo del grupo. Sin embargo hoy en día, su pertinencia disminuyó por una menor participación y
menos unión que antes entre los algueros. Según una alguera, cuando llegaron todas las familias, la
situación era tan precaria que se desarrolló una real solidaridad, mucha ayuda entre los mismos
trabajadores. Con él éxito de la actividad, volvió a imponerse una posición individualista que no
logran superar a pesar de la crisis actual del pelillo, y que fue una de las causas del rechazo del
proyecto descrito en la parte I) A.
Se puede ver que el grado de organización sindical campesina bajó mucho en la zona. Durante el
periodo de la Unidad Popular a comienzo de los años 70, casi el 100% de la base trabajadora estaba
afiliada a sindicatos, y la Confederación Nacional de Cooperativas Campesinas juntaba más de 300
cooperativas de todo el país (los datos de este párrafo provienen del estudio de Gómez Sergio,
“Grupos sociales, organizaciones representativas y movilizaciones políticas : las dos caras de la
modernización de la agricultura chilena”, FLACSO Programa Chila, Estudios sociales n°33, agosto del
1992). Pero en 1973, la Confederación Nacional de Cooperativas Campesinas fue intervenida
militarmente y en un plazo de 3 años, el número de cooperativas disminuyó a 100 y se perdieron
25 000 miembros. La décima región era la que aportaba más miembros y la Federación de
Cooperativas del Sur (Fecosur) fue durante varios años una organización fundamental en la zona.
Creada en 1969, se desarrolló en una relativa dependencia al Estado en el periodo 69-73. A partir de
1973, la Fecosur sufrió una desarticulación y mucha represión, antes de poder rearticularse a fines de
los 70. Ese segundo nacimiento permitió consolidar la organización sobre bases más independientes,
sin intermediarios centrales, con relación directa a la base. Sin embargo, el aumento del apoyo
financiero de agencias internacionales de cooperación le hizo perder las características propias de
una organización campesina, y generó un crisis interna, que la Fecosur superó con una evolución
hacia un real posicionamiento político, una participación en la campaña del “NO” en 1988. Con una
buena red de relaciones sociales y la implementación de muchos proyectos, la Fecosur fue realmente
un apoyo importante para los campesinos del sur de Chile. Sin embargo, hoy desapareció, y no se
creó ninguna organización similar, así que en la zona de la carretera austral que pude conocer, la
situación es de muy poca presencia de sindicatos campesinos (y con una influencia realmente
limitada), por lo menos para los pequeños agricultores.
36

Comité Proluz (Electricidad Rural)
Creado hace unos quince años en Piedra Azul alto por vecinos de allá, este comité tuvo como
objetivos la mejora material de la vida de los habitantes de Piedra Azul. Así el comité se movilizó y
obtuvo el mejoramiento del camino que lleva a las casas más lejanas (más de 5 kilómetros de la
carretera), y después, obtuvo la instalación de electricidad en el mismo sector. Funcionaba muy bien
el comité pero empezaron a surgir problemas entre familiares adentro del mismo grupo, que
llegaron a la desaparición del comité, que nunca más se volvió a conformar. Veremos que esos
problemas personales perjudican muchas veces el funcionamiento de las organizaciones locales.
C. Organizaciones locales: obstáculos recurrentes ; posibilidad y necesidad de
superarlos.
La descripción rápida de los principales grupos que pude observar en Lenca y Piedra Azul permite
relevar algunos de los problemas a los cuales se enfrentan esas organizaciones.
El problema mayor es lo que podríamos llamar el oportunismo. Cuando se conforman grupos de
trabajo u organizaciones locales, la mayoría de las personas integran esos grupos con mucho
entusiasmo, vienen a las reuniones, participan, pero en cuánto obtienen la ayuda material que
querían, varias se retiran. Pasa lo mismo si esos participantes se dan cuenta que trabajar en ese
grupo no les va a proveer un beneficio material concreto, directo e inmediato, sino más
conocimientos, capacidades, porque no ven las cosas a largo plazo. Ese fenómeno se puede explicar
en parte por la acción asistencialista de muchos programas sociales en la región. Efectivamente, la
mayoría de esos programas, o entregan una ayuda material individual sin que haya ningún proyecto
colectivo previo de las personas beneficiadas por la ayuda, o apoyan materialmente a la
implementación de un proyecto pero sin ningún tipo de apoyo técnico, de capacitación o de
seguimiento. En ese contexto, es bastante frecuente que el recurso económico o el material
entregados para el proyecto sean utilizados para fines totalmente ajenos al proyecto inicial, para
satisfacer a necesidades inmediatas de la familia lo que por supuesto no ayuda a generar en la familia
una proyección de largo plazo. Además, muchos de esos programas no trabajan con la gente, no
conocen sus necesidades reales, lo que puede llevar a situaciones absurdas, por ejemplo de entrega
de material inútil para la familia beneficiaria, por ejemplo, Fosis entrego motosierras a familias que
no poseían bosque o no trabajaban en ese ámbito. Ese tipo de ayuda, puramente material y no
técnica, sin seguimiento para asegurarse de la implementación de los proyectos, mantiene
finalmente la dependencia de las familias a la ayuda social: se acostumbran a recibir sin tener que
37
hacer nada, no ven la importancia de organizarse, de crearse proyectos y oportunidades de trabajo
para poco a poco ir hacia una independencia familiar respecto a los programas sociales. Esa política
debilita entonces las organizaciones locales que quieren tender a la autonomía, y es una lástima
porque del otro lado, se observan muchísimas oportunidades de acceder a capacitaciones y
proyectos en diversas áreas que, si la gente supiera aprovecharlas, podrían mejorar mucho la vida en
el ámbito rural. Respecto a eso, hay que precisar que para tener derecho a ciertos de esos proyectos,
hay que presentar un terreno a su nombre: ahora bien, muchas personas recibieron su terreno por
sucesión y no lo tienen a su nombre. Hacer los trámites es posible pero representa muchos gastos, y
saber manejarse con ese tipo de trámites no es tan fácil sobretodo para las personas que no
estudiaron mucho.
El tema de la autonomía es incontestablemente relacionado con el tema del liderazgo: la acción y el
futuro de las organizaciones son demasiado condicionados por la capacidad del presidente de la
organización a convertirse en un líder. Así como vimos para las juntas de vecinos, si el presidente no
muestra una gran energía y una motivación fuerte, la gente simplemente no sigue y la organización
pierde poco a poco toda su pertinencia, lo que genera dependencias de liderazgos autoritarios y
poco educativos hacia la participación e involucramiento de los vecinos y vecinas. Y eso es muy
vinculado con la aparente incapacidad de la gente de las localidades a autoorganizarse, a tomar
iniciativas sin que sean propuestas por un líder reconocido. Esa falta de autonomía se observa
también en el funcionamiento de los grupos impulsados por ONG Vínculos: después de un año o más
de trabajo colectivo, los integrantes de los grupos de trabajo no logran fortalecerse como
organización se observa fuertemente la dependencia con el profesional de apoyo. Si no viene ese
personal, los grupos dejan de reunirse y poco a poco se abandonan las actividades impulsadas. Más
allá de eso, se constata también que en lo que tiene que ver con las organizaciones “productivas”,
muy pocas nacieron de iniciativas puramente internas, sino que fueron generalmente impulsadas por
ONG o programas municipales. Sin embargo no se debe perder de vista que a mediano o largo plazo,
la idea es que la intervención exterior no sea necesaria, y que cuando existe, sea siempre en acuerdo
con los deseos de la población local, y con una participación fuerte de esta. Esa dependencia fuerte a
la existencia de un líder ejerce un peso demasiado importante en los hombros de las personas que
justamente son reconocidas como tal, lo que puede al final llevar a desanimar a los potenciales
voluntarios para un puesto a responsabilidad en una organización, y por consecuencia provocar la
desaparición de algunas de ellas. Además, la idea de las organizaciones es entre otras cosas ser
herramientas para permitir a la comunidad mejorar sus condiciones de vida según sus propias
necesidades, disminuyendo la dependencia a ayudas e instituciones exteriores, objetivo que no se
tiene que lograr creando otras dependencias, hacia un líder o hacia una institución. Esa constatación
38
tiene que llevar a buscar soluciones para sensibilizar a la gente, y sobretodo a los jóvenes a la
importancia de automovilizarse, no dejar a otras personas la responsabilidad de su destino, y por lo
tanto, interesar a las organizaciones locales para no dejar que desaparezcan con la ausencia del líder.
Si las organizaciones son importantes es justamente porque permiten ver más allá de una sola
persona, permiten la defensa de una manera de ver el territorio que no dependa de una sola persona,
ni en la creación de esa manera de ver, ni en su persistencia.
Otro obstáculo es el individualismo que a veces gangrena las organizaciones locales. Varias personas,
aunque aceptan participar en el grupo, y lo pueden hacer muy bien, tienen la idea de dejar el grupo a
corto o mediano plazo para seguir trabajando solos. La motivación que tienen respecto a su
participación en la organización puede ser el aporte material, o el aprendizaje de nuevos
conocimientos, nuevas técnicas, pero el grupo representa solamente un paso hacia un trabajo
individual mejorado. Así una habitante de Lenca me confesó que según ella, era bueno el trabajo en
grupo, pero si pudiera trabajar sola, lo haría. Esa posición se entiende, pero no ve las ventajas que
tiene el trabajo en grupo por si mismo: la posibilidad de seguir compartiendo y aprendiendo, el
ánimo y la motivación que entrega el grupo, las economías de escala que hacen el trabajo más
rentable, y también la creación de una solidaridad y una identidad local muy importantes. Lo que
sobresale para ellos son los problemas que traen los grupos.
Efectivamente, en varios grupos que pude conocer, pude ver que los conflictos personales les
perjudican bastante. Eso se puede explicar justamente por las diferencias de motivaciones de las
personas que integran el grupo, las diferencias en la manera de trabajar, de implicarse que genera la
impresión por algunos que otros se aprovechan del grupo. Además, en esas localidades, todos se
conocen, y muchos son familiares, lo que puede desembocar en la traslado de los problemas
familiares o personales adentro del grupo para transformarse en problemas relacionales en el
trabajo. Generalmente, los conflictos personales son bastante complicados para resolver, y aún peor
que eso, existen problemas de otro tipo que se van transformando en conflictos relacionales por el
hecho de que no se habla de eso durante las reuniones, lo que impide encontrar soluciones. Ese
fenómeno no puede ser tomado a la ligera porque llevó en algunos casos a la desaparición de grupos,
o a la renuncia a algunos proyectos. Además es una de las explicaciones posibles al hecho de que
varias personas ni siquiera quieran participar en una organización local, fenómeno que se observa
por ejemplo en los nuevos rurales, personas que vienen al campo con la voluntad de adoptar otro
modo de vida, más sano, más cerca de la naturaleza pero que no quieren crearse nuevos problemas
entrando en un grupo local. Eso representa una pérdida importante porque esos representantes de
la nueva ruralidad vienen generalmente con otras experiencias, ideas nuevas que podrían ser muy
beneficiosas para las comunidades rurales. Sin embargo, otra causa a la ausencia de participación
39
colectiva, es una falencia en la comunicación: quedan muchas personas que generalmente por su
aislamiento no saben de la existencia de organizaciones, y por lo tanto no pueden pensar en
participar.
En varias organizaciones, pude constatar también un real miedo a arriesgarse en una actividad dónde
las ganancias no están aseguradas: cuesta proyectarse, trabajar para ganancias que llegarán a largo
plazo. Una prudencia que a veces se convierte en una limitación autoimpuesta, en el abandono
voluntario de muchas potencialidades que parecían prometer muchas mejoras tanto individualmente
como para la comunidad. Eso se puede explicar por una escasez de recursos, cuando uno no tiene
mucho, se le hace complicado arriesgarse. Pero también representa a veces un tipo de falta de
motivación, no esforzarse demasiado si no hay la certeza de que vendrá la recompensa.
Vimos que el tema de las organizaciones locales es un tema bastante complicado en esa zona, las
organizaciones se enfrentan a varias dificultades que no siempre logran superar. Sin embargo, como
lo intenté mostrar en la parte precedentes, las organizaciones que existieron o siguen existiendo en
Lenca y Piedra Azul fueron actores de logros muy importantes, y siguen siendo fundamentales para
lograr un funcionamiento comunitario sustentable a todos puntos de vista.
El ejemplo del grupo de las hilanderas de Lenca es representativo de un grupo que, a pesar de las
mejoras que se pueden imaginar, funciona bien, volviéndose poco a poco realmente autónomo. Las
mujeres realmente vieron una mejora en su venta y por lo tanto en su situación económica desde
que empezó ese trabajo colectivo, y eso guardando sus técnicas productivas intactas, sin tener que
adoptar por fuerza técnicas extrañas frutos de la producción industrial. Parte de las dificultades que
encuentran reflejan su inexperiencia en el trabajo colectivo y en el trabajo relacionado con turistas,
pero eso les obliga a buscar soluciones e ir mejorándose, lo que realmente hacen. Creo que cada
grupo tiene que vivir su propia evolución, pasar por momentos complicados, enfrentarse con
dificultades permite también aprender. Además, si mi estancia me permitió destacar la falta de
motivación de algunas personas, también pude constatar la inmensa motivación de otros, su gusto
por el trabajo grupal, su conciencia de la importancia de compartir, etc. Varias personas me
confirmaron que ellas tenían mucha conciencia de que es mucho más fácil obtener logros
colectivamente que sólo, el Comité Proluz es un buen ejemplo de eso. Y aquí siguen existiendo temas
fundamentales para reclamar como respecto a la red de agua potable: en Lenca sobretodo, hay
sectores enteros que no tienen acceso al agua potable, y otros están conectados con la red de agua
potable, pero pasan días sin agua porque la red no es suficiente para todos.
Un éxito comunitario que demuestra la posibilidad y la belleza de la organización colectiva fue la
Feria de la Economía Solidaria que se desarrolló en noviembre del 2009, organizada por ONG
40
Vínculos. En esa feria, cada grupo o persona pudo tener un puesto para presentar sus productos:
hierbas medicinales, conservas, dulces, plantas nativas, etc. Ese tipo de eventos da mucho ánimo a la
gente porque pone en evidencia la importancia de lo que hacen, y representa además una fuente de
ingreso puesto que cada uno puede vender sus productos, que generalmente se venden bien.
V.
CONSIDERACIONES FINALES : LA ECONOMÍA SOLIDARIA COMO FUTURO POSIBLE ;
POTENCIALIDADES DE LA ZONA.
La observación de Piedra Azul y Lenca permite darse cuenta que todo el sector del primer tramo de la
Carretera Austral es una zona rural típica que sufre las evoluciones debidas a la globalización
siempre más fuerte del mundo, sufre las políticas o “no-políticas” estatales (sea a nivel nacional,
regional o municipal puesto que en Chile, se observa una desconcentración de los poderes más que
una descentralización : generalmente las instancias regionales o municipales no hacen nada más que
aplicar decisiones estatales de nivel central, sin tener un real poder de decisión), sin tener ninguna
influencia en la toma de decisiones, sin poder realmente oponerse a esos cambios, a esas políticas.
Sin embargo, no tener poder de influencia directa a nivel macro no significa que haya solamente que
abandonar la discusión, no implica una impotencia total a nivel local.
La constatación de las consecuencias nefastas que tienen las ingerencias exteriores, y la constatación
de la estafa que representa el “desarrollo” neoliberal, el supuestamente “desarrollo para todos”,
tienen que llevar a una reacción. Efectivamente, el “desarrollo” revela ser una manera de justificar
un modelo económico y político internacional dónde los países del “Sur” siguen dominados por los
del “Norte”, siguen trabajando a su servicio. Mantiene un esquema de dominación con la promesa
utópica de que al final, beneficie a todos, pero ahora, cada uno tiene la posibilidad de ver que eso es
mentira. En los países dominados, o sea la gran mayoría de los países del mundo, sólo aumenta la
desigualdad entre una minoría que efectivamente se ve beneficiada por el sistema, y una mayoría
perjudicada. Aumenta la precarización y la negación de las culturas locales frente a la cultura
dominante, base ideológica del sistema capitalista. Además, ese modelo de desarrollo, con la idea
que hay que seguir creciendo, implica una explotación desmesurada del medioambiente y una
contaminación terrible. Ese fenómeno también es fruto de una cultura occidental que tomó mucha
fuerza con el siglo de las Luces: la idea de que el hombre tiene que dominar la naturaleza, mientras
que en culturas anteriores, y en culturas de los pueblos originarios de Chile, el hombre tenía más
bien que adaptarse a la naturaleza, aprovechar sus frutos pero siempre con respeto. La explotación
sin freno, los ideales de producción siempre más importante y de acumulación, no son sustentables,
y además, a corto plazo, perjudican primero a los más pobres que no pueden adaptarse a ese sistema.
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El deterioro ambiental, fruto directo de ese modelo, repercute también muy fuertemente sobre los
sectores menos favorecidos. Según Christine Meynard y Ernst R. Hajek (“Pobreza y Medioambiente”),
“las relaciones entre pobreza y deterioro ambiental se retroalimentan pues la pobreza actuaría con
frecuencia como causante y receptora del deterioro ambiental, y a su vez este desencadenaría y
recibiría la pobreza”. Así se sigue ciegamente el ideal de crecimiento, mientras que con una
repartición más justa, y un abandono de la voluntad de acumulación ya se mejoraría mucho la
calidad de vida.
Todas esas constataciones tienen que llevar a una movilización local, para por lo menos poder influir
sobre su propia vida y su entorno cercano, sin perder de vista que a veces, grandes cambios vienen
de múltiples pequeñas movilizaciones.
En esas localidades, ya observamos ejemplos muy interesantes de organización local, de actividad
económica alternativa, sin embargo, todavía hay mucho trabajo, y sobretodo, muchas
potencialidades inexploradas, que pueden representar otras alternativas, una diversificación de las
actividades, para reforzar ese debut de economía solidaria. Esa economía solidaria representa una
respuesta posible al deterioro ambiental y a la pobreza, “a la competitividad y al productivismo
mercantil de la economía neoliberal” (Economías locales y culturas rurales, ONG Vínculos en 2009).
Efectivamente, es una economía alternativa que respeta las culturas locales y rurales, y favorece las
relaciones humanas buscando rescatar las prácticas ancestrales sustentables y crear una
organización local como eje para una identidad local fuerte y una posible autogestión. Eso tiene que
ver con lo que Martínez Allier llama “derecho a la autosubsistencia” de las comunidades campesinas,
y “derecho a su propia cultura”, y que según él, solamente se puede lograr con la autonomía de esas
comunidades.
Así, una idea que me pareció realizable, aunque seguramente a bastante largo plazo, en el territorio
de cada localidad, o de este tramo de la carretera austral, sería la creación de una red de productores
orgánicos. Vimos que la utilización de abono inorgánico resulta cara, dañina para la tierra, puede
favorecer el crecimiento de pasto o malezas, y lleva al consumo de productos llenos de químicos y
poco sanos para la salud. Además, en esa zona, la alta presencia de ovejas significa el acceso fácil a
abono natural de oveja, sea de sus propios animales, o comprado a vecinos. Y existen muchas
posibilidades de abonar la tierra de manera orgánica: el abono de animal, el compost, el
lombricompost (esas dos técnicas tienen además la ventaja de permitir reciclar desechos orgánicos),
el agua enriquecida orgánicamente, que son técnicas que todas pueden ser el objeto de talleres de
capacitación, y que por algunas ya son practicadas por pequeños productores de la zona. Producir de
manera totalmente orgánica, además de las ventajas personales ya mencionadas, permitiría utilizar
42
esa calidad de los productos como ventaja para vender mejor. Pero es verdad que producir
orgánicamente también significa tener productos que pueden ser más vulnerables a los “bichos” por
ejemplo, o que no van a tener una apariencia tan perfecta como los productos industriales. Además
puede requerir un trabajo más importante por parte de los productores. Por eso sería muy
interesante ver esa idea como un trabajo colectivo. En Francia existe el sistema de los “paniers-bios”
o canastas-orgánicas: un productor local se crea una red de clientes igualmente locales. Esos clientes
pagan en adelante por ejemplo cada mes, para recibir cada semana una canasta de verduras
orgánicas de ese productor. Ese sistema permite tener ventas aseguradas para el productor,
entonces éste puede organizarse mejor, y suprimir las márgenes de incertidumbre respecto a la
venta que aumentan automáticamente el precio de las verduras. Así, las verduras, orgánicas y sanas,
no salen tan caras para las familias clientes, y el sistema beneficia a los dos. No sé si aquí sería
posible tal proyecto en el sentido de que pocas familias estarían dispuestas a pagar por adelantado,
por cuestión de una escasez de recursos. Además, los productores no tendrían siempre una gran
cantidad de verduras. Pero se puede imaginar un sistema dónde debiera existir más bien una red de
productores: juntándose los pequeños productores pudieran siempre tener una cantidad y una
diversidad de verduras interesantes, y hacer economías de escala juntando los costos. Respecto a los
clientes, se podría imaginar, sin que paguen en adelante, tener un recorrido por ejemplo y que cada
semana, uno de los productores realice ese recorrido en auto con sus verduras. Los clientes se
beneficiarían con un servicio de proximidad (un hombre de Lenca ya realiza así un recorrido pero con
productos que vienen de Puerto Montt y no son orgánicos) y sabiendo que cada semana vienen las
verduras de la red orgánica, no irían a comprar verduras en otra parte.
Otra potencialidad es la explotación, siempre con moderación claro, y con visión a largo plazo, de
nuevos recursos naturales. Como lo vimos, ONG Vínculos a partir de marzo del 2010 va a trabajar con
sus grupos en la propagación de avellanos, vinculando esa actividad con las maneras de procesar las
avellanas para venderlas, como avellanas tostadas por ejemplo. Eso es muy interesante porque la
propagación de avellanos no va a ser algo abstracto para los participantes: ellos van a ver el provecho
que pueden sacar de las avellanas, y eso casi inmediatamente, y la necesidad por lo tanto de plantar
avellanos para que todos tengan avellanas. Segundo recurso que existe en cantidades
impresionantes en la zona sin ser utilizado: ¡el caracol! Muchas personas se quejan de la presencia de
caracoles en su huerta que vienen a comer las hojas de las plantas, y ellos les matan. Sé que en Chile
casi nadie come caracoles, no forma parte de las costumbres, sin embargo, el caracol podría ser
utilizado porque tiene otras propiedades. Efectivamente, con la baba de caracol, se pueden hacer
cremas muy buenas para la piel. Ya hay algunas personas que procesan la baba de caracol en la zona,
pero pocas, aunque se vendan bastante bien los productos. Por otra parte, también se puede
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imaginar vender los caracoles a empresas mayores que después lo exportan, sin embargo, eso
significa de nuevo hacerse dependiente de una grande empresa y del extranjero, saliendo de una
economía local. Otra idea de recurso: la miel de abeja. En la zona crecen muchos ulmos, árboles
nativos cuya flor gusta mucho a las abejas para fabricar su miel. Además, la miel es un producto que
se vende muy bien, también a nivel local. En una familia, me hablaron de ese proyecto suyo de tener
colmenas y abejas para vender miel, sin embargo, no saben las técnicas de la apicultura. Entonces
podría ser muy interesante desarrollar talleres de capacitación en apicultura, como ya lo pensó hacer
ONG Vínculos, y lo ideal sería ir hacia una gestión colectiva de las colmenas, aunque estuviera
solamente para reducir los costos. Existen seguramente mucho más recursos potencialmente
utilizables en la zona, esas son solamente algunas ideas.
El turismo también representa una actividad nueva llena de promesas. De hecho, ya varias familias
trabajan en relación con los turistas, a diferentes niveles. Muchas son las familias que tienen ganas
de desarrollar una actividad en el ámbito turístico, pero eso requiere la existencia de un capital
previo para poder invertir, aunque sea solamente para trabajos de restauración. Así, todos se dan
cuenta de que le turismo puede representar una muy buena oportunidad financiera. Sin embargo, es
también llena de riesgos, justamente si la visión del turismo se queda al nivel financiero.
Efectivamente, la llegada masiva de turistas puede transformar totalmente una región, por todos los
cambios en infraestructura pero, también culturales, que se realizan para ellos. Un turista
generalmente busca descubrir las tradiciones locales, pero las razones pueden ser varias. Algunos
vienen para entender otra cultura, para compartir y enriquecerse culturalmente. Pero otros buscan
el exotismo y eso se puede convertir en un real riesgo para los habitantes de las localidades visitadas,
por la tentación que puede nacer de adaptar sus tradiciones a los prejuicios exóticos que tienen los
turistas, hasta perder completamente su autenticidad. Además, los turistas quieren ver lo bonito de
una región, no necesariamente la realidad lo que lleva algunas ciudades o localidades a cambiar
superficialmente la realidad. Ese fenómeno se observa mucho a nivel social: los problemas sociales
quedan los mismos, pero no se ven. Ese tipo de turismo impide totalmente un intercambio cultural
real, puesto que se presenta una cara mentirosa del lugar visitado. Además, esa negación de su
identidad propia por una comunidad, con el objetivo de adaptarse a lo extranjero, forma parte del
mismo proceso de imposición de una cultura supuestamente globalizada, de desprecio de sí mismo y
de su propio modo de vida, y lleva al final a reforzar las relaciones de dominación que ya existen.
Esas contradicciones que lleva en si el turismo a lo mejor se pueden resolver por la adopción de un
proyecto local de turismo rural, de turismo sustentable, que traiga con él convicciones culturales, e
ideales ecológicos, y pueda al final reforzar la identidad local, y la organización comunitaria.
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Para concluir, creo que es fundamental lograr valorizar las prácticas locales no solamente pensando
en los turistas, sino también en la gente misma de las localidades rurales. Es indispensable que ellos
tomen conciencia del valor de su propia cultura, que no tiene por qué ser despreciada respecto a
otras culturas. En ese sentido es tan importante seguir recuperando las tradiciones locales, ver la
riqueza tanto cultural como económica que pueden representar. No creo que sea posible volver a lo
antiguo en su totalidad, ni siquiera creo que sea necesario: el contexto cambió, y con los años hubo
también progresos que no hay que borrar. Cuando una señora nacida y criada en Lenca me dice:
“antes la vida era más sana pero más difícil”, se entiende que hubo progresos, algunas comodidades
no pueden ser consideradas como superfluas, mejoraron la calidad de vida de la gente. Sin embargo,
es complicado definir lo que es la calidad de vida y lo cierto es que también tiene mucho que ver con
el hecho de tener condiciones de vida sanas, y eso, es lo que ya se perdió en parte, y sigue
perdiéndose. Así lo importante sería recuperar las técnicas de trabajo más respetuosas del
medioambiente, del humano, el modo de vida más sano, pero guardando ciertas novedades que
mejoraron realmente la vida de la gente. Es un proceso complicado por el hecho de que es difícil
saber qué fue bueno y qué no lo fue, pero en eso también puede tener un papel importante la nueva
ruralidad: personas que vienen de la ciudad, que conocieron otro modo de vida, más “moderno”, y
que ahora eligen radicarse en el campo para volver generalmente a ese modo de vida más sano. Esa
gente que viene de afuera a veces llega con una apertura y unas experiencias que permiten
justamente crear esos nuevos procesos alternativos, ni un seguimiento del modelo dominante, ni un
“regreso” al pasado sino una tercera vía, alternativa, cómo de rescate del pasado, a la luz de todo lo
que se vivió. Terminaremos con las palabras de Escobar afirmando que lo necesario ahora es
“posibilitar modos de vida y construcciones de identidad alternativas, marginales y disidentes” e ir
hacia una “rearticulación significativa de la subjetividad y de la alteridad en sus dimensiones
económica, cultural y ecológica”.
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VI.
BIBLIOGRAFIA
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