Bogotá, 20 de junio de 2012 Doctor MAURICIO CÁRDENAS SANTAMARÍA Ministro de Minas Ciudad Referencia: Por una explotación antitécnica, ¿se está dejando enterrado o se va a destruir petróleo que con un manejo acertado se podría extraer? Cordial saludo: En más de una ocasión les he escuchado a especialistas decir que los yacimientos petroleros colombianos se están explotado mal, a ritmos de extracción del crudo demasiado acelerados, lo cual implica que se quedan enterrados en el subsuelo enormes cantidades de petróleo que podrían sacarse si los yacimientos se explotaran correctamente, a ritmos más lentos. El riesgo de este error gravísimo expresa una vieja contradicción de la industria petrolera: si el petróleo se saca muy rápido, antitécnicamente, se saca una cantidad total menor de las reservas de la que se puede obtener si se extrae más despacio. Afortunadamente, ya existe capacidad de análisis para establecer con precisión el ritmo de extracción correcto del crudo, de manera que al yacimiento se le pueda extraer el máximo posible. Tan se sabe cuáles deben ser los caudales máximos de extracción que está calculado el Q Máximo, el caudal al que se debe extraer el petróleo, y existe la curva IPR (Índice de Producción del Reservorio), usada para el mismo fin. Las malas decisiones en relación con la velocidad de la extracción del crudo tienen como una de sus causas las diferencias entre el interés privado y el público en el manejo de los yacimientos, según explica el especialista Tomás de la Calle, quien con razón señala que para el interés privadopuede ser mejor extraer muy rápido el petróleo, así se dañe el yacimiento –dejando más hidrocarburo imposible de extraer en el subsuelo–, en tanto que para el interés público puede ser mejor sacarlo más despacio, pero extrayendo, en un plazo mayor, más petróleo (ver artículo de T. de la Calle: http://bit.ly/MtJdx0): La preocupación anterior se agrava en el caso del proyecto Star de combustión in situ que adelantan Ecopetrol y Pacific Rubiales, que consiste en incendiar parte del crudo que hay en el fondo de unos yacimientos, con el fin de poder extraer un porcentaje mayor de las reservas, a cambio de destruir las restantes. Así, la Nación renunciaría a poder sacar luego, con nuevos avances tecnológicos, las reservas que se destruyen, todas las cuales pertenecen a la nación a través de la Agencia Nacional de Hidrocarburos. De acuerdo, entonces, con la Ley 5 de 1992, le solicito, señor ministro: 1. Darme los datos que sean necesarios para poder establecer si los pozos petroleros existentes en Colombia – de Ecopetrol y de las demás compañías–, se están explotando de manera debida, en cuando a los caudales de extracción, las presiones y el cuidado de las reservas. 2. En extenso y con detalle, explicarme las razones por las cuales Ecopetrol y Pacific Rubiales adelantan el proyecto Star de combustión in situ. Atentamente JORGE ENRIQUE ROBLEDO Senador *** ¿Y quién vigila las reservas petroleras? Por: Tomás de la Calle. Consultor y catedrático en energía (http://web.me.com/tomasdelacalle). La orientación política de un país, o a veces la ideológica, escogerá el tipo de actor preferido para realizar la explotación de sus recursos energéticos. El espectro se mueve desde el polo de asignárselo todo únicamente a las empresas estatales (como hace México con su petrolera pública Pemex), hasta la antípoda de encomendárselo todo a las firmas privadas (como lo prefieren, en general, los países anglosajones). Naturalmente que en medio de estos extremos surgen modelos más temperados (como el colombiano) en donde hay espacio para que operen simultáneamente empresas públicas, privadas y mixtas. Pero en una cosa sí coinciden el modelo liberal y el estatista: es el Estado el que debe asegurarse de que la explotación de sus recursos energéticos renovables y no renovables se haga “eficientemente”. Así, hay que empezar por definir eficiencia: la racionalidad microeconómica de la empresa considerada en forma aislada sugiere que ésta se alcanza al maximizar la utilidad que, medida en dinero, resulta de multiplicar la producción por su precio. La racionalidad estatal aconseja, en cambio, que lo que se debe maximizar es la producción. Ambas racionalidades aplicadas a la vida total de la explotación. De lo anterior se deriva que los reguladores del sector energético colombiano están desconociendo la prioridad estatal y aplicando la privada. Hablemos de dos casos: Un emprendedor del sector eléctrico no cuenta con recursos financieros suficientes para realizar el aprovechamiento óptimo de una determinada cuenca hídrica y decide, por lo tanto, realizar un proyecto subóptimo acorde con sus capacidades financieras. ¿Qué regulación se lo impide? El caso petrolero es más complicado. Una cuenca hídrica se puede ver, dimensionar y modelar objetivamente. Un yacimiento hidrocarburífero, en cambio, primero hay que encontrarlo y después “interpretarlo”, pues delinearlo tiene tanto de técnica como de arte. Así, las reservas de petróleo y gas no se miden, se estiman. Sin dejar de lado el elemento artístico, existen técnicas para modelar y determinar la mejor manera de explotar un yacimiento: se llama la tasa de eficiencia máxima (Maximum Efficient Rate, en inglés) y se refiere a esto: si a lo largo de la vida de un campo éste se explota bajo el principio MER, recuperará en total cien barriles; si, en cambio, se acelera la tasa de producción (buscando maximizar la utilidad financiera) se recuperarán setenta barriles. Resultado: el país pierde treinta barriles. ¿Quién está vigilando esto en Colombia? En aras de no perder la autosuficiencia petrolera, se hicieron a mediados de la década pasada las ya muy conocidas reformas al sector. Entre ellas, y a la par de una moda mundial, se creó la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Pero a diferencia de dicha tendencia, no se le asignó a la ANH (al menos no explícitamente) la potestad de vigilar lo señalado arriba: la razón de ser de la mayoría de las agencias similares a la ANH que hoy existen en el mundo es precisamente ejercer dicha vigilancia. Esto era algo que antes hacía Ecopetrol al ser socio obligado en todas los desarrollos petroleros. La ANH ha tenido un indudable éxito a la hora de atraer inversión al sector. Su énfasis ha estado, hasta ahora, en la exploración. Ha llegado la hora de que el foco de la ANH deje de ser exclusivamente el exploratorio. Ya que estamos encontrando petróleo, asegurémonos de que su explotación se haga de forma racional, a ver si el boom nos dura.