Expropiación de las acciones de Repsol en YPF (25/04/12) Senador

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Expropiación de las acciones de Repsol en YPF (25/04/12)
Senador Cimadevilla. – Señora presidenta: en realidad venimos a dar este
debate en el que podemos encontrar algunas coincidencias con el oficialismo,
pero lo abordamos desde ángulos totalmente distintos.
Nosotros venimos acá a ratificar nuestro pensamiento histórico sobre cómo deben
tratarse los recursos energéticos de nuestro país. Estamos expresando nuestras
convicciones. No venimos a este debate a asumir fracasos de políticas
neoliberales, tampoco a hacernos responsables por falta de controles o de las
consecuencias de la corrupción en el sector o por la improvisación o los problemas
de caja, tal como lo están haciendo otros.
Damos el debate convencidos; no obligados. Esto distingue nuestras
coincidencias con el oficialismo. Sin embargo, sí nos resulta grato que el gobierno
comience hoy a hacer suyo parte de nuestro pensamiento en este tema. No
estamos acá detrás de un proyecto kirchnerista; estamos enarbolando una de
nuestras históricas banderas.
Los actores de hoy aplaudían de pie celebrando la privatización de YPF. Nadie en
este momento se puede considerar un héroe o un patriota por corregir tamaño
error del que fue parte activa. Algunos hoy aparecen exhibiendo su vergüenza en
este tema. Si hoy en la Argentina se puede dar esta discusión no se debe sólo a
los problemas de caja que hoy tiene el oficialismo; esta discusión se puede dar
gracias a las luchas de la Unión Cívica Radical para mantener vigentes estas
banderas, luchas que con satisfacción vemos hoy que doblegan los intereses de
las grandes corporaciones que se apropiaron de las decisiones de los gobiernos
que promovieron la ausencia del Estado en este tema. Fue esta perseverancia la
que hizo advertir a la Nación toda y al propio Poder Ejecutivo la necesidad de que
el Estado comience nuevamente a tener participación activa en el tema
energético.
Además de ratificar nuestras ideas, también venimos acá a asumir un compromiso
–y esperamos que el oficialismo nos acompañe–, en el sentido de continuar con
nuestra lucha para que se sometan a revisión en nuestro país todas las
concesiones energéticas que se han venido dando en los últimos años. Y digo
todas las concesiones energéticas y no sólo las petroleras, porque aquí se habló
de la necesidad de diversificar la matriz energética.
En mi provincia se han privatizado diques, represas y se están otorgando
concesiones eólicas sin ningún tipo de reserva para el Estado; no sólo de cobro de
regalías ni siquiera del destino que se le va a dar a esa energía que genera el
viento. Todas las concesiones energéticas deben ser revisadas en el país y este
es el compromiso que queremos asumir hoy en este debate, que se ha calificado
de histórico.
Señora presidenta: queremos dejar bien en claro que el Estado debe tener un
manejo decisorio de estos recursos vitales, a fin de diagramar la política
energética, sin olvidarse de que los recursos que son agotables, como el petróleo
–y por los que se pagan regalías–, deben estar destinados también a una
reconversión económica en aquellos lugares donde el petróleo se extrae y se
agota, para que a la finalización de su explotación, podamos en esos lugares tener
una economía alternativa funcionando.
Lamentamos, eso sí, que este debate debamos darlo ante una gran confusión en
materia de política energética del oficialismo; gran confusión, por no decir
ausencia. Escuchábamos el otro día al viceministro de Economía que había
descubierto –chocolate por la noticia– que los recursos energéticos tenían un valor
estratégico. Habló un largo tiempo sobre este tema. En realidad, además de este
anuncio, terminó haciendo la autopsia de la empresa YPF y del sector energético
achacando gravísimas responsabilidades a funcionarios que tenía a su lado. Sin
embargo, omitió hablar de ENARSA, otra experiencia frustrada en el tema
energético de este gobierno, vinculada a la valija de Antonini, empresa que logró
tener más antecedentes judiciales que energéticos, si es que nos ponemos a
hacer un poco de memoria.
Aquí hay algunas preguntas que quedan inconclusas en la posición del Ejecutivo y
que sí da acabada respuesta el proyecto alternativo que presenta mi partido. En
primer lugar, las causas que explicó el viceministro de Economía fueron mucho
más graves que las que se utilizaron en mi provincia para revertir las concesiones
de YPF. ¿Por qué, entonces, si eran tan graves los incumplimientos, no se utilizó
la misma decisión de revertir las concesiones petroleras para no tener que pagar,
como tendremos que hacerlo ante una expropiación frente a estos
incumplimientos? Tampoco quedó claro, ni en la exposición de los funcionarios ni
en el proyecto del Ejecutivo, la determinación del costo.
En primer lugar, les recuerdo que, en mi provincia, las concesiones de YPF
vencen en cinco años. El activo más valioso que tiene cualquier empresa petrolera
es el yacimiento. El yacimiento es nuestro, de la provincia. Por ende, deberán
devolver las áreas con todos los activos: tanques, oleoductos, gasoductos,
etcétera. Asimismo no queda claro en el proyecto del Ejecutivo qué estamos
comprando. ¿Estamos comprando papeles o activos? ¿Qué es lo que estamos
adquiriendo?
Tampoco queda claro cómo se cuantificarán los daños ambientales. Esta cuestión
les genera a las provincias petroleras una preocupación. En ese sentido, cuando
el ministro De Vido hizo referencia a que en el precio, en definitiva, se iban a
compensar créditos y deudas, e incluyó en esa compensación a los pasivos
ambientales, le recordé que los acreedores de los pasivos ambientales son las
provincias, no el Estado nacional. Por lo tanto, reitero, ese es otro interrogante que
el proyecto en tratamiento deja sin aclarar.
Nos hubiera gustado ir por el otro 70 por ciento; en este caso sí que habría que ir
por todo. YPF solo regula el 30 por ciento del mercado de hidrocarburos; y desde
el oficialismo se habla mal del neoliberalismo y se reniega de las políticas que sus
gobiernos implementaron hasta ahora. Al respecto, debo decir que, bajo las
premisas del neoliberalismo y de que el petróleo no es un recurso energético sino
un commodity más, está regulado el otro 70 por ciento. Daré un ejemplo de mi
provincia, donde el gobernador Das Neves debe haber firmado el contrato más
vergonzante que se haya suscrito en la Argentina en los últimos 50 años −lo traigo
a colación no porque sea de mi provincia, sino porque es el yacimiento petrolero
más grande del país−, mediante una asociación empresaria entre Bulgheroni y la
British Petroleum, una empresa petrolera inglesa. Y recuerdo a esta empresa,
porque en los últimos días, sobre todo por la cuestión de Malvinas, se habló
mucho de las firmas inglesas y de sus intereses en el país.
En consecuencia, sepan que el yacimiento petrolero más importante del país
−ubicado en mi provincia− lo explota, a través de una asociación empresaria, la
British Petroleum. Le han dado a la empresa prórrogas de concesiones –en 2005,
por 40 años, violentando así la ley de hidrocarburos–, fijándose como única
condición para ello un horizonte de reservas de tan solo dos años. Para que se
advierta qué implica un horizonte de reservas de dos años, daré un ejemplo
futbolístico. Sería lo mismo que si el Barcelona, para renovarle el contrato a Messi,
le dijera "Tenés que patear mil penales a un arco sin arquero, y tenés que meter
cinco goles". Vale la equiparación con la de las exigencias que nosotros les
requerimos a las petroleras.
¿Por qué digo que deben revisarse todas las concesiones petroleras o energéticas
y que, en ese caso, no estaríamos violando la seguridad jurídica absolutamente en
nada? Porque en Derecho existe la "Teoría de la lesión", la cual está incorporada
desde hace muchos años en el Código Civil. ¿Qué establece dicha teoría? Por
ejemplo, que yo no puedo vender esta lapicera a 500 pesos porque no lo vale. Y si
la vendiera, el que la comprara tendría derecho a que se reajusten las
prestaciones al valor real. Paso a la realidad petrolera actual, más allá de los
vericuetos impositivos que hacemos con los precios interno y externo. Lo cierto es
que hoy un barril de petróleo vale, en el mundo, 105 dólares; que sacarlo a la
superficie cuesta 8 dólares, y que a las provincias −por lo menos, a la mía− les
pagan 12 dólares. Entonces, díganme si hay lesión o no la hay; díganme si esto es
equitativo o no lo es.
Si es cierto que están dispuestos a defender la soberanía energética en el país,
hay un tema minero que tiene vinculación con la cuestión en tratamiento. Si algún
día este país decide desarrollar la energía nuclear −el uranio es la materia prima
para el desarrollo de esa actividad−, hay que tener en cuenta que rige una ley de
minería −que apoya ciegamente el Poder Ejecutivo nacional− que le impide al
Estado tener participación activa en ese recurso.
Entonces, les pregunto si alguno de nosotros está dispuesto a vender su
patrimonio por el 3 por ciento de lo que vale, porque a ese monto se les está
pidiendo a las provincias que vendan sus recursos mineros.
Antes de entrar al Congreso observé una pancarta que decía "Con Cristina YPF
volvió". Realmente, con Cristina no volvió YPF. Con Cristina YPF se fue, porque
esta YPF no es la misma que teníamos antes.
Para finalizar, solo espero que, en el acto que realizarán el 27 de abril en
reivindicación de este proyecto de ley, tengan la valentía de pedir perdón al país
por todo lo que hicieron con YPF y el sector energético.
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