interpone acción de amparo - Asociación de Abogados Laboralistas

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INTERPONE ACCIÓN DE AMPARO. SE DICTE MEDIDA CAUTELAR.
Señor Juez:
León Darío PIASEK, abogado, inscripto al T°30 F°537 CPACF,
Norberto Fernando VIGO, Tº47 Fº952 CPACF, en representación de la
ASOCIACIÓN DE ABOGADOS LABORALISTAS, con domicilio en la calle
Viamonte 1668, piso 1º Depto "3" CABA, con el patrocinio de los Dres.
Guillermo PAJONI, Tº20 Fº734 CPACF (anterior Presidente), Fernando
NUGUER, Tº89 Fº672 CPACF (anterior Secretario General), y el también con
el patrocinio de los abogados laboralistas que firman al pie, constituyendo
domicilio procesal en Uruguay 239, piso 1º "A" de esta ciudad (Zona 0112)
a V.S. nos presentamos y decimos, no sin antes indicar que todos los
abogados firmantes del presente escrito, también nos presentamos por
nuestro propio derecho como abogados en causa propia, y con el mismo
domicilio constituido:
I.- PERSONERÍA.
Que, tal como se acredita con la copia del Estatuto de la
ASOCIACIÓN DE ABOGADOS LABORALISTAS, y de la copia del acta de
Asamblea de fecha 27 de Agosto de 2012, el Dr. León Darío PIASEK ha sido
designado como Presidente de la referida Asociación, y el Dr. Norberto
Fernando VIGO como Secretario General.
Se verifica por lo tanto, la representación legal de la misma, con
mandato desde el 01 de Septiembre de 2012 al 31 de Agosto de 2014, y por
ende vigente al momento de interponer el presente.
Se acompañan los siguientes instrumentos en copias certificadas:
1) Estatuto de la Asociación de Abogados Laboralistas (AAL);
2) Resoluciones administrativas que otorgan la Personería Jurídica
a la AAL, Nros. I.G.P.J. 0348 del 22/1/80 y I.G.P.J. 2446 del 23/4/80.
3) Actas de Asamblea General Ordinaria con elección de
autoridades.
II .- OBJETO.
Con la representación acreditada precedentemente, y dando
cumplimiento a lo resuelto por la Comisión Directiva de esta Asociación de
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Abogados Laboralistas, se viene en legal tiempo y forma procesal a
promover Acción de Amparo en los términos del artículo 43 de la
Constitución Nacional y artículos concordantes de los Instrumentos
Internacionales sobre derechos humanos (artículo 75 inciso 22 de la
Constitución Nacional Argentina) contra el ESTADO NACIONAL - PODER
EJECUTIVO NACIONAL (P.E.N.), con domicilio en Balcarce 50 de esta
ciudad.
Ello a fin de que: a) se declare la inconstitucionalidad de la Ley
Nº 26.853 en cuanto crea una Cámara de Casación para el Fuero del
Trabajo; b) y se declare la nulidad de los efectos de dicha Ley respecto
de la Justicia Nacional del Trabajo, incluyendo en dicha nulidad las
normas del CPCC derogadas.
Encuadramos la presente acción de amparo, en particular, en el
supuesto del párrafo segundo del art. 43 de la Constitución Nacional, por
tratarse de la defensa de derechos de incidencia colectiva, como
desarrollamos en el capítulo siguiente.
Con su propia fundamentación, ‘infra’, requerimos la inmediata
decisión relativa a la admisión de medidas cautelares.
III.- LEGITIMACIÓN ACTIVA.
La Asociación de Abogados Laboralistas (AAL) tiene como primer
propósito de su creación, tal como puede apreciarse en el art. 2º de sus
Estatutos, el de “Afianzar los principios y fines jurídicos y sociales que
sirvieron de fundamento a la creación del Fuero Laboral”, y también el de
Procurar soluciones a los múltiples problemas que la realidad ofrece en el
Derecho Social.
La legitimación activa ampliada de esta Asociación, de actividad
incansable en todo el quehacer del Derecho del Trabajo desde su fundación
el 29 de junio de 1963, no puede ponerse en duda, en tanto considerar los
propósitos enunciados, y su permanente actividad en resguardo del Derecho
del Trabajo, mencionándose al mero título ejemplificativo, que fue aceptada
por la Honorable Corte Suprema de Justicia de la Nación, como Amigo de la
Corte en el expediente “PELLEJERO, MARÍA MABEL S/AMPARO S/APELACIÓN”
(Expediente Nº 1697/2005 “P”).
En este sentido nuestra AAL es una asociación que propende a un
interés colectivo, registrada conforme a la ley, y como tal está comprendida
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entre las mencionadas en el segundo párrafo del art. 43 de la CN como
expresamente legitimadas para demandar en este tipo de acciones.
Esta ASOCIACIÓN tiene clara legitimación para accionar, en tanto
la norma cuya constitucionalidad y validez se impugnan respecto del Fuero
Laboral, afecta el interés jurídico concreto de los trabajadores que se
encuentran reclamando en juicio por sus derechos laborales, y también el
sus abogados laboralistas que los patrocinan y representan en juicio.
Procuramos lograr amparo en forma expedita y rápida para tales
derechos que son de incidencia colectiva referentes a intereses
individuales homogéneos, siguiendo la terminología del art. 43 2do.,
párrafo de la CN y en particular la jurisprudencia de la CSJN en el caso
HALABI (“Halabi, Ernesto c/ PEN –Ley 25873, Dto. 1563/04 s/amparo ley
16.986 (REX) S.C. H 270; L XLII, fallo del 24 de febrero de 2.009).
Tales derechos de incidencia colectiva referentes a intereses
homogéneos, son los de los trabajadores y sus abogados a obtener un
pronunciamiento judicial rápido y sencillo que haga efectivos sus créditos y el
reconocimiento de otros derechos fundamentales laborales reclamados, que
revisten siempre carácter alimentario.
Los trabajadores actores en juicios laborales en trámite, o a
iniciarse, que demandan sus derechos porque han perdido sus empleos,
sufrieron un accidente de trabajo, no perciben sus remuneraciones, o
reclaman por considerarse víctimas de incumplimientos de deberes jurídicos
de los empleadores, tales como los supuestos de clandestinización,
precarización, discriminación, violencia, simulación o fraude etc.; constituyen
un colectivo social vulnerable que procura una reparación económica
inmediata de carácter alimentario para remediar -en parte- la pérdida de su
puesto de trabajo, o de su salud, o de su remuneración adeudada, o de otros
derechos fundamentales.
Se trata de esos sujetos de preferente tutela a los que se refiere la
CSJN en diversos pronunciamientos a partir del ‘leading case’ Vizzotti.
Hay, en el caso, un hecho único y continuado que provoca una
lesión individual a todos y cada uno de ellos y es identificable como una
causa fáctica homogénea.
No es el interés individual, aisladamente el que justifica la
presentación de una demanda, que como la presente, pretende ante todo
suspender como medida cautelar el funcionamiento del tribunal en lo que
respecta al Fuero del Trabajo y de la normativa que modifica el Código
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Procesal, y como cuestión de fondo la declaración de inconstitucionalidad de
la norma y la nulidad de sus disposiciones. Esto, precisamente por el
carácter de incidencia colectiva que tiene el hecho impugnado y el expreso
encuadramiento en el art. 43 párrafo, 2do. de la CN en que encuadramos
esta acción.
Aquí se trata de defender, proteger y asegurar el acceso a la
Justicia de todos los trabajadores y su derecho a la obtención de una
sentencia oportuna mediante la cual se pueda hacer efectiva la coerción y
coacción
destinada
al
cumplimiento
forzado
de
deberes
jurídicos
trascendentes que hubieran sido incumplidos o violentados.
Según desarrollaremos más adelante, la norma cuestionada
producirá una relevante e injustificada demora en el trámite de los juicios
laborales, afectando gravemente el Derecho de Acceso a la Justicia de los
trabajadores y violentando derechos constitucionales; sin el correlato con
ningún valor como el que legitima la función casatoria en procesos penales
de juzgamiento por tribunales de instancia única y procedimientos orales,
para el cumplimiento de normativa internacional relativa a la garantía de la
doble instancia.
Esa misma causa fáctica afecta también los derechos de los
abogados laboralistas que ejercemos la defensa ante los tribunales de esos
trabajadores, en tanto también -y obviamente en otro contexto social- somos
víctimas de esa afectación del Derecho de Acceso a la Justicia.
Ello se expresa en la frustración de nuestro mandato profesional
de obtener en tiempo oportuno la reparación de los derechos de nuestros
representados, así como en la percepción de nuestros honorarios, que
también revisten carácter alimentario. Especialmente, si se repara en el
hecho notorio y público de que los abogados que patrocinamos o
representamos a trabajadores en reclamos de derecho individual del trabajo
no percibimos porción alguna de nuestros honorarios, ni de los gastos
inherentes a la actividad procesal concreta, sino a las resultas del litigio; o, en
el caso de los pactos de cuota litis, con renuncia a todo derecho a percibirlos
de nuestros clientes en el supuesto de frustración de sus pretensiones
judiciales.
Los intereses individuales afectados no posibilitan aisladamente la
presentación de reclamos individuales por parte de los trabajadores en juicio.
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Por último, como requiere el fallo Halabi (Considerando 9º) en el
caso existe la amenaza (agregamos “actual y manifiesta”) de una lesión
futura, causalmente previsible.
IV.- COMPETENCIA.
En razón de la materia, resulta competente para entender en la
presente acción la Justicia Nacional del Trabajo de la Capital Federal.
Así resulta del art. 20 del Dec. Ley 18.345/67, actualmente
registrado como ley 18.345, en su texto ordenado vigente:
ARTICULO 20.- Competencia por materia. Serán de competencia de la
Justicia Nacional del Trabajo, en general, las causas contenciosas en
conflictos individuales de derecho, cualesquiera fueren las partes -incluso la
Nación, sus reparticiones autárquicas, la Municipalidad de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires y cualquier ente público-, por demandas o
reconvenciones fundadas en los contratos de trabajo, convenciones
colectivas de trabajo, laudos con eficacia de convenciones colectivas, o
disposiciones legales o reglamentarias del Derecho del Trabajo; y las
causas entre trabajadores y empleadores relativas a un contrato de trabajo,
aunque se funden en disposiciones del derecho común aplicables a aquél. La
competencia también comprenderá a las causas que persigan sólo la
declaración de un derecho, en los términos del artículo 322, primer párrafo,
del Código Procesal Civil y Comercial.”
Al margen de toda discusión sobre la cuestión de la autonomía
del derecho procesal del trabajo, de lo que no puede caber duda es de que
su normativa es la correspondiente a la aplicación e interpretación
jurisdiccional de las disposiciones legales del derecho del trabajo; y, en
consecuencia, no solo son, en tanto tales, disposiciones legales laborales
sino, también, reglamentarias de aquéllas.
Invocamos también como fundamento legal de la competencia
laboral de la presente acción lo dispuesto por la ley 18.345, artículo 21, inc.
a) que dice: “En especial, serán de competencia de la Justicia Nacional del
Trabajo: a) Las causas en las que tenga influencia decisivas la determinación
de cuestiones directamente vinculadas con aspectos individuales y colectivos
del derecho del trabajo; …”.
V.- PROCEDIMIENTO. ACCIÓN SUMARÍSIMA.
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Solicitamos que, dando cumplimiento a lo dispuesto en el art. 43
de la CN en cuanto al derecho a una acción expedita y rápida, el trámite de
la presente acción se ajuste a lo que disponen los arts. 498 y siguientes
(juicio sumarísimo) del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
La vía resulta idónea en los términos del artículo 43 CN, párrafos
1ro. y 2do. Ello en razón de considerar que regir el trámite por una normativa
jurídica (ley 16.986) previa a la reforma constitucional de 1994, tan limitativa
y contraria a dicha norma como para que fuera caracterizada por los más
destacados constitucionalistas como ‘ley de desamparo’; y no en razón de
acatar lo que dispone el art. 19 de la ley cuya inconstitucionalidad y nulidad
pretendemos. Ello, sin perjuicio de las facultades del Juez de decidir sobre la
vía procedimental aplicable al ‘sub lite’.
VI.- LAS CONTRADICCIONES INSUPERABLES DE LA PROPIA
NORMA Y SUS FUNDAMENTOS.
El Ejecutivo ha presentado un proyecto al Congreso para la
creación de tribunales que denominó de “casación”, como parte de un
conjunto de seis proyectos sobre la materia judicial que ingresaron
simultáneamente, tres de ellos con tratamiento originario en la H. Cámara de
Senadores y los restantes que ingresaron por la H. Cámara de Diputados.
El desconocimiento previo por la sociedad del texto de los
proyectos, y el acelerado trámite de consideración parlamentaria a la que
fueron sometidos, impidió el análisis a fondo
y la consideración social,
previos a su aprobación.
En esta acción impugnamos la creación de una sala de la Cámara
Federal y Nacional de Casación destinada a considerar los recursos de la
materia laboral.
En lo que aquí interesa, la creación de una tercera instancia
anterior a la extraordinaria ante la CSJN en la Justicia Nacional del Trabajo,
no había sido materia de consideración o mero conocimiento, ni en las
propuestas y programas políticos, ni en proyectos parlamentarios, ni en los
ámbitos académicos y universitarios, ni en el seno del Poder Judicial, ni en
las asociaciones profesionales de abogados, mucho menos en los ámbitos
sociales de conformación y representación popular.
El paso por el Congreso de la Ley cuestionada fue tan veloz y
carente de difusión y debate, menos aún de escucharse opiniones públicas
del seno de la sociedad y de la actividad específica, que casi nadie tuvo la
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oportunidad de advertir públicamente la notoria contradicción entre los fines
que se proclaman en el mensaje de elevación del PEN y el contenido real de
la normativa ya sancionada.
Los fundamentos elevados a título de exposición de motivos
comienzan reivindicando el “Derecho al recurso”, como si fuera que la
organización actual de los tribunales afectados no contara ya con un sistema
recursivo que cumple acabadamente con la satisfacción de ese Derecho.
A continuación el mensaje de elevación contiene un párrafo con
una reflexión que compartimos, y que demuestra la autocontradicción del
texto, al punto que la incorporamos a nuestra argumentación contraria a la
creación de la Cámara de Casación del Trabajo:
“El retraso de los procesos judiciales -derivado de la magnitud y
la diversidad de tareas que conciernen al desarrollo de la función judicial produce una situación irregular, que erosiona el contenido esencial del
derecho a una decisión judicial útil, oportuna y fundamentada en Derecho,
adquiriendo una dimensión más evidente cuando por su conducto se
desnaturaliza la básica relación de equilibrio entre los intereses individuales y
el interés público.”
Por nuestra parte concluimos que la creación de un recurso del
recurso, como resultado de una nueva instancia mal llamada casatoria,
conduce -más que a una situación irregular “…que erosiona el contenido
esencial del derecho a una decisión judicial útil, oportuna…” a una efectiva
privación de justicia.
El mensaje de elevación dice a continuación del párrafo
transcripto lo siguiente: “Las modificaciones normativas que aquí se propician
están llamadas a mejorar ese estado de situación, a través del proyectado
recurso
de
casación
que
habilita
la
impugnación
de
decisiones
jurisdiccionales en los específicos supuestos que se determinan.” Y enumera
los amplios supuestos de admisibilidad de la instancia recursiva que se
propone crear, que en la práctica no deja supuesto fáctico sin posibilidad de
intentar su apertura.
Es decir que los valores del primer párrafo transcripto quedan
contradichos tajantemente por el texto normativo concreto sancionado.
Continúa el mensaje diciendo que el recurso de casación también
está concebido para unificar la doctrina jurisprudencial.
Pero esa unificación jurisprudencial ya se venía produciendo
eficazmente por medio del recurso de inaplicabilidad de ley, que permitía que
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esa necesaria unificación fuera el resultado del trabajo colectivo de todos los
integrantes del tribunal de apelación (treinta miembros en el caso de la
CNAT) y no de sólo tres como resultaría el de la única sala con competencia
específica de la Cámara de Casación en lo laboral.
Siguen
los
considerandos
del
proyecto
valorizando
la
introducción de la arbitrariedad como supuesto de admisibilidad, y hasta se
afirma que “…se descomprime el cúmulo de tareas que retrasan la labor del
Alto Tribunal”.
La cuestión de la eventual arbitrariedad de una sentencia es una
posibilidad que no es ajena a ningún tribunal por más que sea de una
instancia superior a otro.
El recurso ordinario de apelación que por décadas y décadas
permite la revisión por las Cámaras de Apelaciones de las sentencias de
Primera Instancia, comprende obviamente el supuesto de arbitrariedad.
Y también, como señala el mensaje de elevación, la cuestión es
materia de construcción jurisprudencial por la Corte Suprema de Justicia de
la Nación.
Nada garantiza que el nuevo tribunal casatorio que se intenta
vaya a dictar sentencias que no puedan ser consideradas por alguna de las
partes
como
arbitrarias,
y
en
consecuencia,
materia
de
recurso
extraordinario.
De manera que la introducción de la Cámara de Casación no
produce descompresión alguna de las tareas del Alto Tribunal, y con certeza
se alargan arbitrariamente los plazos reales del trámite de los procesos, con
grave desmedro de “La garantía fundamental a la tutela judicial efectiva
(artículos 18, 43 y 75 inciso 22 de la CONSTITUCIÓN NACIONAL - XVIII y
XXIV de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
8° y 10 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, 8° y 25 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, 2° inciso 3° apartados a y
b, y 14 inciso 1° del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos)”.
El
precedente
párrafo
entrecomillado
está
transcripto
textualmente del mensaje de elevación que lo considera la justificación de “la
creación de tribunales que específicamente entiendan en esta compleja
situación”.
La situación referida –que es el estado de cosas existente hasta
la creación de la nueva instancia procesal- tiene cierta complejidad, pero la
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garantía de la tutela judicial efectiva se ve relevantemente afectada y no
fortalecida por la reforma casatoria, como desarrollaremos más adelante.
Las normas de Tratados Internacionales citados por el nombre
del instrumento y número de artículo, etc., no tienen relación con la creación
de un tribunal casatorio, sino que se refieren a cuestiones generales del
acceso a la justicia y al amparo de los derechos fundamentales, con lo que
contribuyen a fundamentar nuestro reclamo por esta vía del art. 43 CN.
No se puede confundir la creación de una tercera (o cuarta,
como veremos) instancia, con la garantía de naturaleza constitucional, art. 75
inc. 22 CN de la doble instancia, absolutamente respetada en el régimen
procesal que ha sido objeto de semejante modificación.
La única norma internacional citada que tiene relación con el tema
es el art. 8 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos, que dice
que toda persona tiene derecho en tiempo oportuno al reconocimiento de sus
derechos de carácter laboral, entre otros.
Esa disposición de carácter constitucional, de acuerdo a lo
dispuesto por el art. 75 inc 22 CN, descalifica la validez de la ley cuya
constitucionalidad estamos impugnando. Ello en tanto se puntualiza como
esencial que el reconocimiento del derecho laboral sea en tiempo oportuno.
Hacia el final los fundamentos del proyecto reiteran importantes
valores con la vana intención de justificar precisamente lo que la creación
Cámara de Casación niega: “Razones de celeridad, seguridad y equidad,
hacen
necesario
crear nuevos órganos que
no
sólo
agilicen
los
procedimientos existentes…”.
Y concluye: “De esta forma, se coadyuva a la seguridad jurídica,
tan requerida por los protagonistas de los procesos judiciales y los
ciudadanos, en general.”
Se trata de un muy evidente oxímoron.
El concepto de “seguridad jurídica” es periódicamente invocado
no tanto por los ciudadanos en general sino por las grandes corporaciones
económicas cuando ven peligrar privilegios (la mayoría de las veces
ilegítimos) y así se expresan en los editoriales de los grandes diarios.
En ese sentido muchos fallos plenarios de la CNAT que podrían
dejar de ser obligatorios con el nuevo sistema casatorio (también volveremos
sobre este punto) afectan la verdadera seguridad jurídica de los ciudadanos
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trabajadores que veían unificada la jurisprudencia en defensa del principio
protectorio que rige el Derecho del Trabajo.
Lo que los ciudadanos trabajadores requieren de la Justicia del
Trabajo, que aplica el principio protectorio y la normativa constitucional y
legal, es –fundamentalmente- que actúe con celeridad y agilidad,
características esenciales para hacer efectivos los derechos, y en particular
los alimentarios.
En conclusión, no solo la ley se contrapone con los principios que
se proclaman en su mensaje de elevación; sino que tales principios
constituyen parte del plexo constitucional vigente y la ley sancionada es
violatoria de esa normativa.
Prácticamente sin debate parlamentario fue sancionado el
proyecto elevado por el PEN. Y así fue promulgada la ley respectiva.
VII.-
PRINCIPIOS
Y
DERECHOS
CONSTITUCIONALES
AFECTADOS.
Consideramos parte integrante de los fundamentos de fondo de la
inconstitucionalidad de la Ley que impugnamos, a la totalidad de los
argumentos expuestos en los capítulos de este escrito referidos a la
legitimación ampliada de nuestra Asociación y aquel en que se ha de solicitar
la medida cautelar.
El fundamento constitucional de nuestra impugnación comienza
con el principio establecido en el preámbulo constitucional de AFIANZAR LA
JUSTICIA.
En primer lugar, el afianzamiento de la justicia requiere el derecho
a acceder a ella eficazmente, lo que incluye que el pronunciamiento judicial
se concrete en tiempo oportuno.
Es sabido que el Derecho al Acceso a la Justicia, comprende –
especialmente en materia de derechos estrictamente alimentarios como los
que nos ocupan- la celeridad y agilidad que se dice querer imprimir a los
procesos judiciales, en particular los laborales que son la materia específica
de nuestro reclamo.
Derechos que tienen especial tutela en el art. 14 Bis de la C.N., a
partir de que “el trabajo gozará de la protección de las leyes”.
Una norma como la que cuestionamos, que somete al reclamo
judicial de los derechos que enumera el primer párrafo del art. 14 bis, a una
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nueva e injustificada instancia procesal, está en contra del derecho
constitucional citado.
El principio protectorio instituido por el art. 14 bis, profundamente
reflejado en los fallos de la CSJN que definen al trabajador como sujeto de
preferente tutela, pone de manifiesto la desigualdad social y económica que
tiene el trabajador respecto de su empleador.
Es sabido que la cuestión de la prolongación irrazonable de un
juicio en que se reclama un derecho alimentario, convierte ese derecho en
ilusorio cuando la parte económica más débil no la puede soportar sin
rendirse a una renuncia de derechos que le impone la necesidad de su
supervivencia y la de su familia.
Por esas razones la ley que impugnamos es también violatoria de
los artículos de la Constitución Nacional que garantizan la Igualdad (art. 16),
la Propiedad (art. 17) y la Defensa en Juicio (art. 18).
Dice al respecto la Convención Americana sobre Derechos
Humanos: “Artículo 8.
Garantías Judiciales. 1. Toda persona tiene
derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier
acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro
carácter.” Los subrayados nos pertenecen.
Resulta particularmente ilustrativa para nuestro caso la doctrina
sentada por la CSJN en el caso “ITZCOVICH, Mabel c/ANSES” del 29/3/05,
oportunidad en que declaró inconstitucional el art. 19 de la ley de la ley
24.463 que había creado una instancia ordinaria de apelación ante ese
Tribunal para los reclamos de reajustes jubilatorios, norma que fue, a
pedido de la actora, declarada inconstitucional. Y dijo entonces la Corte:
“El fin protector de las prestaciones comprometidas justifica
adoptar el criterio que más convenga a la celeridad del juicio, siempre y
cuando las partes hayan tenido la oportunidad de ser oídas con arreglo a las
reglas del debido proceso, recaudos que se encuentran asegurados por la
existencia de tribunales especializados y la doble instancia.”.
El caso “Itzcovich” tiene singulares puntos de contacto con el
presente, porque en ambos se trata de declarar inconstitucional la creación
de una instancia judicial que conspira contra la celeridad de los juicios,
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habiéndose asegurado las reglas del debido proceso, con doble instancia y
tribunales especializados.
En ese mismo fallo “Itzcovich” la CSJN menciona tres supuestos
que habilitan, cada uno por sí solo, la declaración de inconstitucionalidad de
una ley: 1) cuando es irrazonable; 2) cuando los medios no se adecuan a los
fines; 3) cuando se consagra una manifiesta iniquidad.
En nuestro caso se configuran los tres supuestos.
No es razonable agregar una quinta instancia judicial al reclamo
de créditos alimentarios de trabajadores en crisis, que se sume a la
conciliación prejudicial obligatoria, dos instancias ordinarias, y al recurso
extraordinario.
Ya hemos explicado que la ley es contraria a los fines que se
pregonan en su exposición de motivos.
Se consagra una manifiesta iniquidad contra un sector socialmente
vulnerable.
VIII.- AMPLIACIÓN DE LA FUNDAMENTACIÓN DE HECHOS Y
DERECHO EN LO QUE CONCIERNE A LA PRETENSIÓN JURÍDICA DE
FONDO.
En procura de no resultar reiterativos, han de considerarse
reproducidos en este capítulo de la acción de amparo todos los argumentos
fácticos y jurídicos expuestos en los capítulos dedicados a la solicitud del
dictado de medida cautelar de no innovar, así como al análisis de la
legitimación activa y de las contradicciones internas de la normativa
impugnada.
Nos detendremos, ahora, en el núcleo ideológico de esa
modificación, que luce con suma claridad en el tratamiento del sistema
recursivo que reemplaza al recurso de inaplicabilidad de ley. El inciso 3º del
art. 289 CPCCN, define como objeto de la casación la “unificación de la
doctrina cuando en razón de los hechos, fundamentos y pretensiones
sustancialmente iguales se hubiere llegado a pronunciamientos diferentes”.
Si se tratara, como en la justificación técnica del clásico recurso
de inaplicabilidad de ley, que contempla la hipótesis de la preexistencia de
decisiones contradictorias de dos o más salas de un mismo tribunal
colegiado, y que ha menester de la decisión por mayoría de todos los
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integrantes de ese mismo tribunal, se trataría de una transferencia de una
competencia reglada a otro organismo.
Pero en el caso de la Cámara de Casación en lo Laboral y
Previsional, ocurre que tendremos dos salas, pero solamente una de ellas
será competente para entender en asuntos que conciernan al derecho
laboral (art. 5º, 2º párrafo).
Esa única Sala, titular del derecho de unificar doctrina, estará
constituida por tres jueces. De modo que lo que se produce no es un cambio
de competencia. No se trata del supuesto de jurisprudencia contradictoria de
dos o más salas de un mismo tribunal (caso del recurso de inaplicabilidad de
ley), sino de cualquier género de pronunciamientos de cualquier tribunal y de
cualquier instancia. Y no van a consolidar doctrina obligatoria la totalidad
de los componentes de ese órgano dividido en salas para generar
seguridad jurídica en sus propias decisiones, sino solo tres jueces, (en
rigor dos de ellos) cuyo mecanismo de designación plantea tantas
dudas y posibilita tantas anomalías.
Otro aspecto indiscutiblemente novedoso, y extraño al sistema
jurídico nacional de control difuso de constitucionalidad, aparece en el art.
295 y ss. del CPCCN, según la reforma, con la atribución de competencia a
la Cámara de Casación para el tratamiento regular de un recurso de
inconstitucionalidad “cuando se hubiere cuestionado la constitucionalidad
de una ley o reglamento que estatuya sobre materia regida por la
Constitución Nacional, y la sentencia, o la resolución que se le equipare,
fuere contrario (sic) a las pretensiones del recurrente”. O “cuando en el
proceso se haya puesto en cuestión la interpretación de alguna cláusula de la
Constitución Nacional y la decisión haya sido contraria a la validez del título,
derecho, garantía o exención que sea materia del caso y que se funde en
esa cláusula”.
Todo eso también va a ser resuelto por tres jueces¸ o por
mayoría simple entre esos tres jueces. Ergo, dos jueces que irán a ser
subrogantes o conjueces en su primera etapa funcional, elegibles por una vía
sumarísima y en preparación de la designación de otros que tampoco se
sabe de qué modo serían designados, no solamente tendrán la potestad de
imponer doctrina judicial obligatoria a todos los tribunales, incluso a las
Cámaras de Apelación, sino para decidir sobre la constitucionalidad de las
normas jurídicas o su interpretación.
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Sobre este aspecto de la conformación, volveremos ‘infra’. Por
ahora, pensemos en el riesgo para la garantía del debido proceso y de la
defensa en juicio de esta concentración extrema de potestades judiciales.
Se advierte que no se excluyen las competencias extraordinarias
que conserva la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación, al menos
desde la ley 48. Pero precisamente por eso ocurre que el injerto de esta
novedosa instancia jurisdiccional, que no la reemplaza ni releva, se le
agrega, se añade, se intercala.
En el caso de la justicia laboral nacional, ni siquiera se configura
como una ‘tercera instancia’ interpuesta, sino –en realidad- como una cuarta
de las cinco instancias que puede transitar un proceso judicial hasta la
obtención de una sentencia definitiva, declarativa o constitutiva de un
derecho, como lo anticipamos en un párrafo precedente. Porque, qué duda
cabe, la primera es esa prejudicialidad forzada y limitante del derecho
constitucional al libre acceso a la justicia que se denomina conciliación
laboral obligatoria. Ergo, la primera instancia judicial viene a ser la
segunda, la Cámara de Apelaciones la tercera, ahora la Cámara de Casación
la cuarta, y la hipótesis de competencia extraordinaria de la Corte Suprema,
la quinta.
Como es una verdad de Perogrullo que nos estamos refiriendo a
etapas y jurisdicciones sucesivas, este injerto de la Casación no contribuye
a otra cosa que al alejamiento en el tiempo de la solución judicial del
conflicto, que en términos de nuestro régimen constitucional no puede ser
considerado sino como el equivalente conceptual de una auténtica privación
efectiva de justicia.
IX. LA LEY 26.853 YA FUE SANCIONADA, PROMULGADA Y
PUBLICADA
La ley 26.853 fue sancionada por la Cámara de Diputados de la
Nación el día 25 de abril de 2013.
El decreto del Poder Ejecutivo Nacional que promulga la norma en
cuestión fue suscripto del 9 de mayo de 2013, pero recién fue publicado en el
Boletín Oficial el día 17 del mismo mes y año.
También el día 17 de mayo de 2013 el texto de la ley 26.853 fue
publicada en el Boletín Oficial.
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El artículo 15 de la ley cuestionada establece expresamente que la
ley entrará en vigor a partir de su publicación.
En consideración a todo ello ya se ha producido la promulgación y
publicación de la ley 26.853.
En consecuencia su contenido ya es Ley de la Nación y con
vigencia a la fecha de promoción de la presente acción.
X.- SE DICTE MEDIDA CAUTELAR.
SE
SOLICITA
QUE
-PREVIO
A
TODO
TRÁMITE-
CAUTELARMENTE SE DICTE UNA MEDIDA DE NO INNOVAR EN LA
CREACIÓN EFECTIVA, CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL, DESIGNACIÓN
DE JUECES Y DE PERSONAL, INSTALACIÓN, DOTACIÓN DE MEDIOS,
PUESTA EN VIGENCIA DE LA LEY Y APLICACIÓN A LOS JUICIOS EN
TRÁMITE, EN LO QUE CONCIERNE AL ÁMBITO DE LA ACCIÓN, ESTO
ES EL DE LA JUSTICIA NACIONAL DEL TRABAJO, POR APLICACIÓN DE
LA LEY 26.853 CUYA INCONSTITUCIONALIDAD DEMANDAMOS.
REQUISITOS DE LA CAUTELAR: Comencemos por considerar
que los contenidos de la ley 26.854 (sobre Medidas Cautelares), en cuanto
hace a la limitación de las tutelas a la ciudadanía e hipertrofia irrazonable de
aquellas que haya de ejercer el Estado SON MANIFIESTAMENTE
INCONSTITUCIONALES, Y ASÍ SE DEJA PLANTEADO Y REQUERIDO
SEA RESUELTO JUNTO CON EL FONDO DE LA CUESTIÓN, por afectar
de modo innegable la igualdad ante la ley, el principio republicano y
democrático de universalidad del sistema obligacional, y el derecho al debido
proceso sustantivo y el de propiedad; dado que el derecho a la obtención de
una sentencia oportuna y eficaz integra el patrimonio del pretensor jurídico.
En orden a la cuestión de la no afectación del interés público, requiere un
nuevo cuestionamiento, en este caso a la fórmula vaga del enunciado del art.
13 de la ley 26854.
Los amparistas sostenemos que no hay mayor interés público, en
lo que concierne al derecho del acceso a la justicia para los sujetos de
preferente tutela legal y judicial, en cuestiones de naturaleza alimentaria 15
como lo son la totalidad de los procesos laborales correspondientes a
acciones de relaciones individuales de trabajo- que el que habría de ser
afectado con la instalación del órgano cuya anulación, por la vía de su
declaración final de inconstitucionalidad, se postula en esta acción de
amparo.
Finalmente, la suspensión judicial de los efectos de la norma
impugnada no ha de producir ningún efecto jurídico o material irreversible,
pues no ha de alterar el ‘statu quo’ preexistente, con plena vigencia
(consecuencia de dicha nulificación) de las normas del CPCCN afectadas,
derogadas o modificadas por la ley cuestionada.
No obstante, y puesto que desde un punto de enfoque
estrictamente formal esa misma ley que motiva esta acción ha derogado de
modo expreso una serie de disposiciones del Código de Procedimientos,
cabe considerar cuáles serían los alcances hipotéticamente perjudiciales o
irreversibles que podría llegar a tener una sentencia que declarara su
inconstitucionalidad, si se entendiera que con tal declaración no bastaría para
asegurar jurídicamente la continuidad de vigencia de las normas abrogadas.
Para esa hipótesis, corresponde sostener que, aún en tal
supuesto, la declaración de inconstitucionalidad de la hermenéutica de la ley
26.854 crearía una laguna en el ordenamiento, y que por la vía de la
cobertura de tal laguna (art. 11 LCT y 16 Cod. Civil), generaría la obligación
del juez de suplir la aparente inexistencia de la norma, declarando como
normativa ‘ad hoc’ la preexistente en el ordenamiento procesal vigente a la
fecha de la promulgación de esta ley, por la vía de la aplicación de los
principios generales del derecho (y del derecho del trabajo en lo específico);
cuya vigencia pacífica durante tantos años ha demostrado un muy superior
nivel funcional y de garantías para los justiciables y para la propia
Administración de Justicia.
Pero
aún
cuando
la
resolución
judicial
desestimara
esa
impugnación constitucional de la nueva ley de cautelares, la medida es
procedente aún en el marco restrictivo de dicha ley:
1) No solo es idónea, sino que es la única específicamente idónea para
asegurar el objeto del proceso (art. 3.1). El antecedente de la invocación de
una imposibilidad fáctica de dar cumplimiento a una condena judicial de
reinstalación de un funcionario del Ministerio Público en la Provincia de Santa
Cruz, por haber sido cubierto el cargo respectivo y gozar de estabilidad el
funcionario que actualmente ocupa el cargo, es más que evidencia de esa
idoneidad específica. Situación que se invocó contra el fallo de la CSJN de
16
2009 en autos “SOSA, Eduardo Emilio c/Provincia de Santa Cruz (Rec. De
Hecho), S.C., S. 2083; L XLI.
2) El perjuicio que se procura evitar, emparentado con ese requisito de la
idoneidad, consiste precisamente en la puesta en vigencia de una profunda
modificación en el régimen recursivo para las causas laborales y
previsionales, con la implementación de un sistema de tercera instancia
judicial (y de cuarta efectiva, en el caso del acceso a la justicia en lo laboral
con el régimen prejudicial obligatorio de la conciliación), de naturaleza mixta
entre una instancia ordinaria y extraordinaria, que, objetivamente, y sin
necesidad de aguardar a su funcionamiento, va a redundar en:
3.1 Prolongación en el tiempo de la ya actualmente excesiva duración de un
proceso judicial de contenidos alimentarios;
3.2 Inseguridad jurídica respecto de la vigencia, fundamentación legal,
obligatoriedad y régimen de revisión de los Fallos Plenarios de la CNAT, al
desaparecer del sistema de recursos el de Inaplicabilidad de Ley. La
abrogación de la única fuente normativa de actual legitimación, tanto de la
jurisprudencia plenaria como de sus hipótesis de procedencia, su
metodología y la obligatoriedad del acatamiento de su doctrina, de por sí,
representa un verdadero vacío normativo y un caos interpretativo;
3.3. Configuración del órgano de casación específico, en lo que concierne a
la competencia laboral, con una única Sala, compuesta por solamente tres
jueces, que por la mayoría simple de dos puede generar e imponer doctrina
jurisprudencial obligatoria, en reemplazo de un sistema que ofrece una
garantía sensiblemente superior, como lo es el de la mayoría de la totalidad
de los miembros de un órgano colegiado compuesto actualmente por 30
magistrados. Se adicionan otras competencias como las relativas a los
recursos de inconstitucionalidad y a los fundados en la doctrina de
arbitrariedad, que se superponen con la normativa vigente desde la ley 48,
en materia de competencias de la C.S.J.N.;
3.4. A lo que se añade el dato de la realidad de que en la conformación inicial
prevista en la normativa, tales jueces serán subrogantes o conjueces, y no
jueces naturales de la Constitución. Y que, en todos los casos, no hay
garantía alguna, en el régimen sancionado, de que los jueces naturales
futuros sean designados por el régimen de los concursos, o bien mediante
procedimientos abreviados que permitirían la selección a simple propuesta
del PEN y aprobación del Senado, sin ninguna de las autolimitaciones que en
su oportunidad se establecieron para la designación de los Magistrados de la
17
C.S.J.N. mediante el dec. 222. Todo lo cual conforma un sistema opuesto al
de la C.N. e incompatible con ésta.
Pero sin perjuicio de la impugnación constitucional ya efectuada al
régimen de la ley 26854, aún se debe añadir que, en tanto se pretende la
suspensión de los efectos de una ley, se trata (art. 13) de la acreditación,
mediante los propios fundamentos de esta pretensión, de que la eventual
denegatoria de la cautelar pedida ocasionará perjuicios graves y de imposible
reparación ulterior, cuya naturaleza hace imposible que pueda concebirse
sean objeto de posterior resarcimiento por el Estado demandado.
En cuanto a la verosimilitud del derecho invocado, debemos
destacar, mediante la reproducción integral de su contenido, la declaración
específica que sobre el mismo han efectuado la entidad amparista y las
internacionales Asociación Latinoamericana de Jueces del Trabajo (ALJT) y
Asociación
Latinoamericana
de
Abogados
Laboralistas
(ALAL),
que
transcribimos como parte integrativa de esta acción:
“NO A LA CREACION DE UNA CAMARA DE CASACION EN LA
JUSTICIA LABORAL NI A LA RESTRICCION DE DERECHOS SOCIALES
FUNDAMENTALES.
La Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas, la Asociación
Latinoamericana de Jueces del Trabajo y la Asociación de Abogados
Laboralistas,
expresan su rechazo a la iniciativa del Poder Ejecutivo
Nacional de la República Argentina de crear una Cámara de Casación en la
Justicia Laboral, y afectar a través del Proyecto sobre Medidas Cautelares,
derechos sociales fundamentales, por los siguientes motivos:
· Que, lejos de contribuir a la celeridad de los procesos judiciales, la creación
de una Cámara de Casación en materia laboral producirá una mayor dilación
de los mismos, al incorporar - sin un profundo estudio y debate sobre su real
necesidad - una nueva instancia que se suma a las actuales, desde el
procedimiento
conciliatorio
previo
y
obligatorio
hasta
los
recursos
extraordinarios ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
· Que, lejos de contribuir a la seguridad jurídica, su creación conlleva el
riesgo visible del establecimiento por tal vía de una doctrina judicial
circunstancialmente obligatoria, que podrá operar como disciplinadora de la
actual justicia del trabajo, que ya prevé el dictado de acuerdos plenarios, con
el riesgo de dejar sin efecto señeros pronunciamientos sobre derechos
fundamentales.
18
· Que, la oscura redacción de la norma del proyecto, referida al Recurso de
Casación introducido, parece estar destinada principalmente a amparar actos
provenientes del poder del Estado, en desmedro de derechos que puedan
ser considerados fundamentales de las personas.
· Que, en este mismo sentido, el texto del art.17 del proyecto sobre Medidas
Cautelares puede afectar por su generalidad, el ejercicio regular de derechos
de las personas en general y de los trabajadores en particular, amparados
por garantías constitucionales y supra legales, referidos al ejercicio de
medidas de acción directa.
· Que, tampoco resulta claro el método que se empleará para la designación
de los integrantes de la Cámara de Casación Laboral, posibilitando su
integración sin concurso o a través de procedimientos abreviados,
apartándose no solo de normas reglamentarias sino del propio diseño de la
Constitución Nacional que rige para la designación de los magistrados.
· Que, se torna innecesaria la creación de una Cámara de Casación en lo
laboral
para
el
conocimiento
de
materias
que
ya
se
encuentran
específicamente reguladas y que son de conocimiento de la actual Cámara
Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Por ello, sin perjuicio de estudios o reformas - que se deberán llevar a cabo
mediante un debate profundo, serio, abierto, plural y democrático - que
mejoren el actual sistema de administración de la justicia y de la del trabajo
en particular, la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas, la
Asociación Latinoamericana de Jueces del Trabajo y la Asociación de
Abogados Laboralistas consideran en definitiva, que tal como están
redactados los proyectos aludidos, no contribuyen a la democratización y
mejora de la justicia de la República Argentina, al tiempo que exhortan al
Poder Ejecutivo Nacional y Consejo de la Magistratura de ese país, se
proceda a la inmediata cobertura de las vacantes de Jueces y Magistrados
existentes en ambas instancias de la Justicia Nacional del Trabajo.
Buenos Aires, 22 abril de 2013.
Firmado: Dr. Roberto Pompa, Presidente de Asociación Latinoamericana de
Jueces del Trabajo, Dr. Luis Enrique Ramírez, Vicepresidente Ejecutivo de la
Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas, Dr. León Piasek,
Presidente de la Asociación de Abogados Laboralistas.”.
Al respecto se ha pronunciado también la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil, que con fecha 7/5/13, en lo pertinente dijo:
“Observamos que los proyectos y las leyes cuestionados no contribuyen a
19
una mejora y celeridad de los procedimientos sino que, por el contrario,
retrasarán los procesos en perjuicio de los justiciables, desatendiendo el
requisito del plazo razonable para el dictado de las sentencias impuesto por
tratados internacionales. La creación de nuevas Cámaras de Casación
podría causar una demora en los procesos, a la vez que el método de
integración previsto para su constitución inicial importaría una violación de lo
dispuesto por el art. 99 inc. 4º de la Carta Magna, conforme lo decidiera el
más Alto Tribunal (conf. “Rosza, Carlos Alberto”, del 23/05/07).”.
A su vez en su Boletín Informativo Facultad de Derecho (UBA)
del 25 de abril de 2013 se ha publicado una “Declaración del Consejo
Directivo de la Facultad de Derecho a raíz de los proyectos sobre reforma
judicial ingresados en el Senado de la Nación”, que entre otros conceptos
dicen sobre nuestra materia: “El establecimiento de nuevas Cámaras de
Casación extiende los procedimientos judiciales, dificultando el acceso a la
justicia de los ciudadanos. Esto resulta contradictorio con los fundamentos
expuestos en el proyecto sobre medidas cautelares donde se observa que
los procedimientos duran demasiado”.
XI. SOBRE LA IMPROCEDENCIA DEL INFORME PREVIO DEL
ESTADO DEMANDADO.
Peticionada de manera concreta la inconstitucionalidad del
novedoso régimen de la ley 26854, la coherencia de esta pretensión activa
impone solicitar que no se requiera informe previo, sino que se corra el
traslado que prevé la normativa procesal para el procedimiento sumarísimo.
Pero la medida cautelar debe, en tal caso, decretarse inaudita
parte. Aún en el supuesto de aplicabilidad de esa normativa cuestionada,
pretendemos igual tratamiento por la existencia de las ya mentadas
circunstancias
graves
y objetivamente
impostergables
que
justifican
plenamente el dictado de una medida interina, de eficacia temporal limitada,
conforme lo habilita el propio art. 4º de la ley 26854.
XII.- EL DERECHO QUE SE PRETENDE GARANTIZAR.
Se pretende garantizar el Derecho al Acceso a la Justicia, en
primer lugar, que incluye el acceso a un proceso rápido, garantista, eficaz,
con contenidos inseparables de los principios de la normativa cuya vigencia,
interpretación y ejercicio consiguiente de la coerción estatal a través de la
jurisdicción. Para las acciones actualmente en trámite, también se trata de la
20
garantía del juez natural, designado y con competencia reglada con
antelación a los hechos de la causa y de ésta misma.
Si se considerara que no fuera, en sí, un obstáculo a la acción,
sería igualmente nefasta, y equivalente a la denegación efectiva de justicia,
la interposición de una tercera instancia que no posee legitimación
constitucional (la casación no está prevista en la C.N: al menos desde la
derogación de la reforma de 1949, ni siquiera como hipótesis.).
EL TIPO DE MEDIDA es el previsto en el CPCCN.
Su contracautela, en atención a los bienes jurídicos tutelados, se
solicita sea la caución juratoria de quien firma en representación de la
entidad amparista. Por otra parte, se trata de materia comprendida, incluso,
en el art. 2.2 de la ley 26854, al tratarse de derechos de naturaleza
estrictamente alimentaria.
XIII.- ACERCA DE LA ‘INTERPRETACIÓN’ Y CONSTITUCIÓN
DEL TRIBUNAL.
Para robustecer todas las argumentaciones impugnativas de la
validez constitucional de la norma que procuramos poner en crisis, nos
referiremos a la premura manifiestamente inconstitucional que, para la
conformación de este nuevo órgano jurisdiccional interpuesto, se pone en
evidencia al analizar el régimen de designación de sus jueces dispuesto en el
art.7.
Por varios motivos:
1) Porque si hay algo que no queda claro es si en la abreviación de los
trámites (segundo párrafo del art. 7) que se establece para tales
designaciones se ha de respetar el régimen constitucional de los concursos.
2) Porque se confunden los requisitos para la designación con los
correspondientes a los nombramientos de jueces de la Corte Suprema, de
modo que bien podrían efectuarse por el H. Senado de la Nación a simple
propuesta del PEN, sin siquiera pasar por las autolimitaciones que ese poder
proponente admitiera para el caso específico de la Corte, en el dec. 222
(párrafo 1ro.).
3) Porque la mención de conjueces (párrafo 3ro.), en el estado en el que se
encuentra ese listado, solamente puede referirse a otra de las Cámaras de
Casación, efectos de la previa adquisición de la competencia por parte de la
propia CSJN.
21
4) Porque no hay ninguna regulación relativa a qué es lo que se puede
considerar como jueces subrogantes para un órgano de esta naturaleza.
¿Lo serán, acaso, actuales jueces de la cámara laboral, o también los jueces
de la primera instancia, o los jueces jubilados reconvocables, o los
secretarios de Cámara y/o de primera instancia?
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha definido a los
regímenes de subrogancia como “un remedio excepcional para situaciones
críticas”. (Fallo. “Rosza, Carlos Alberto y otro s/ recurso de casación” del 23
de mayo de 2007 (R. 1309. XLII), Considerando 19.
Y en los considerandos 11º y 12º del mismo fallo Rosza, dijo la
Corte:
“Preciso es, recordar que, con la reforma de 1994, el constituyente decidió
incorporar al procedimiento de selección y nombramiento de magistrados
inferiores la participación del Consejo de la Magistratura —en su condición
de órgano con competencias especiales dentro de con el fin de atenuar la
discrecionalidad del Poder Ejecutivo en la propuesta de magistrados
federales, con exclusión de aquéllos que integraran la Corte Suprema de
Justicia de la Nación. 12) Que el nombramiento de los jueces de la Nación
con arreglo al sistema referenciado se erige en uno de los pilares esenciales
del sistema de división de poderes sobre el que se asienta la República. En
tal sentido los procedimientos constitucionales y las leyes que reglamentan la
integración de los tribunales, han sido inspirados en móviles superiores de
elevada política institucional, con el objeto de impedir el predominio de
intereses subalternos sobre el interés supremo de la justicia y de la ley. Las
disposiciones pertinentes se sustentan, pues, en la necesidad de afirmar la
independencia e imparcialidad de los jueces no solo en beneficio de ellos
sino, fundamentalmente, de los justiciables. No es ocioso apuntar, al
respecto, que la aspiración de contar con una magistratura independiente e
imparcial está directamente relacionada con la consagración constitucional
de la garantía del “juez natural”, expresada en la contundente prohibición de
que los habitantes de la Nación puedan ser juzgados por comisiones
especiales o ser sacados de los jueces legítimamente nombrados (art. 18 de
la Constitución Nacional).”.
Teniendo en cuenta los conceptos del fallo transcriptos, y el
criterio de que las subrogancias son un remedio excepcional para situaciones
críticas, la designación de los integrantes del tribunal de casación para la
Justicia
Nacional
del
Trabajo,
que
no
respetara
el
constitucional y legal, sería manifiestamente inconstitucional.
22
procedimiento
No existe ninguna situación crítica que reclame la conformación
inmediata del tribunal de casación, y menos aún por un procedimiento
inconstitucional.
En tal sentido, el tercer párrafo del art. 7 de la ley resulta
manifiestamente inconstitucional.
XIV.- PLANTEAN EL CASO FEDERAL.
Se formula expreso planteo del caso federal para el supuesto
improbable de que las instancias ordinarias no acogieran la acción deducida
formal o sustancialmente, conforme a las prescripciones del artículo 14 de la
Ley 48, a fin de articular oportunamente el recurso extraordinario ante la
Corte Suprema de Justicia de la Nación, por violación de los preceptos
constitucionales individualizados en esta presentación.
XV.- PRUEBA. SE DECLARE DE PURO DERECHO.
Consideramos que se trata de una cuestión de puro derecho, que
no ha menester de la producción de pruebas, y que el propio texto de la ley y
su exposición de motivos conforman el material para la decisión, tanto de la
cautelar como de la cuestión de fondo.
XVI.- AUTORIZAN.
Se autoriza a los Dres. Sandra Noemí Fojo, Diego Gabriel
Morales, Ornella Vera Cardaci, María Paula Lozano, Luciano Doria, Leonardo
Elgorriaga, César Federico Kirschner, Mariel López Viejo, Carolina Miele,
Verónica Nuguer, Claudia Daniela Galeano y Tatiana Sol Stilman a examinar
el expediente, retirar copias, diligenciar cédulas, oficios, etc., en definitiva a
realizar todas las actuaciones necesarias para el mejor desarrollo de la
presente causa.
XVII.- ACORDADA.
De conformidad con lo dispuesto en el art. 7 bis del Acta 1.665 de
la C.N.A.T. del 29/11/78, declaramos bajo juramento que la presente acción
no ha sido promovida con anterioridad.
XVIII.- PETITORIO.
23
Por todo lo expuesto, solicitamos a V.S.:
A.- Se nos tenga por presentados, por parte en el carácter
invocado y por constituido el domicilio procesal indicado.
B.- Se tenga por deducida la acción de amparo.
C.- Se haga lugar a la medida cautelar solicitada.
D.- Se tenga presenta la documental adjuntada a fin de acreditar
personería.
E.- Se tenga por planteado el caso federal.
F.- Se tengan presentes las autorizaciones conferidas.
G.- Oportunamente se dicte sentencia receptando favorablemente
lo aquí peticionado, declarando la inconstitucionalidad, nulidad y privación de
efectos jurídicos integrales de la Ley Nº 26.853 en cuanto crea una Cámara
de Casación para el Fuero Laboral.
Proveer de conformidad que,
SERÁ JUSTICIA
León D. PIASEK
Presidente AAL
Norberto F. VIGO
Secretario General AAL
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