Los cuatriciclos en los countries (Un anticipo de la Segunda Edición

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Los cuatriciclos en los countries
(Un anticipo de la Segunda Edición de “COUNTRIES”
de Bartolomé A. Orfila, Editorial ERREPAR,
de inminente publicación)
Los denominados “cuatriciclos” son vehículos descriptos como “todo terreno”, por
cuanto, hallándose dotados de cuatro ruedas con anchas bandas de rodamiento,
posibilitan su utilización en terrenos irregulares y son ideales para transitar por dunas
y caminos no asfaltados.……………………………………………….…
Esas condiciones los han convertido en vehículos de carácter recreativo y su mayor
utilización se verifica en las playas de veraneo.- Tanto para las autoridades de los
municipios como para los concesionarios de los balnearios, su presencia es
permanente motivo de preocupación, por cuanto sus irrupciones súbitas, las carreras
que realizan, etc., ponen en riesgo la seguridad de los veraneantes y alteran el clima
de tranquilidad de quienes concurren al mar en busca de descanso y sosiego.Ello ha determinado la prohibición de circulación de estos vehículos y la asignación
de sectores específicos, alejados de los que utilizan los turistas, para que circulen y
desarrollen sus prácticas.…………………………………………………….
Previendo las consecuencias disvaliosas que la proliferación de estos artefactos habría
de provocar en la vida cotidiana de los copropietarios de un club de campo, éstos –
reunidos en una asamblea extraordinaria- deciden prohibir la utilización de los
cuatriciclos en los sectores de propiedad común del consorcio.- Para ello se tuvieron
en consideración: su difícil conducción, su peligrosidad y la polución ambiental que
producen.Además, concretamente, en el club ya se habían producido episodios lamentables y
ya se había convertido en costumbre corriente que los menores que los conducían
transitaban deliberadamente por lugares no autorizados, aprovechando el trazado
geográfico del club para divertirse y poniendo en riesgo la seguridad de sus
habitantes.…………………………………………………………
Un copropietario del club promueve una acción judicial dirigida a que se declare la
inconstitucionalidad de la resolución asamblearia, para obtener un pronunciamiento
que posibilite a su hijo adolescente continuar circulando con sus amigos por los
terrenos del club, como lo venían haciendo hasta que se sancionara la prohibición.Como era lógico suponer, en primera instancia la pretensión es rechazada.- El
copropietario apela y la Sala “A” de la Cámara de Apelaciones en lo Civil, en un
polémico fallo de fecha 9 de agosto de 2007, revoca la sentencia de grado y hace lugar
a la acción intentada.Considera que la decisión de la asamblea ha sido excesivamente rigurosa y
desproporcionada … y decide declarar la “inconstitucionalidad” del punto de la
asamblea en la que se adoptó aquella prohibición (MASTELLONE, Gustavo Raúl y
otro c/ CONSORCIO DE PROPIETARIOS CLUB DE GOLF LAS PRADERAS DE
LUJÁN s/ Inconstitucionalidad”, CNCivil, Sala A, 09/08/2007) (Fuente: ElDial)
……………………………………………………
Pero, más allá de ello, entendemos que el fallo es completamente desafortunado.En primer lugar por cuanto, no obstante una cita de Colmo con la que se cierra (“no
hay asunto civil que pueda ser extraño a los tribunales civiles”), tratándose de la
regulación del uso y empleo de los bienes comunes de un consorcio de propietarios, la
intervención judicial anulando el contenido de decisiones asamblearias formalmente
válidas, no se compadece en absoluto con lo que pacíficamente ha sostenido siempre
tanto la doctrina como la jurisprudencia.Obviamente que una regla que limite el tipo de vehículos que se pueden estacionar en
las cocheras, o establezca la prohibición para que los niños circulen en triciclo por los
palieres del edificio o bien para introducirse en la piscina común con tablas para
barrenar o colchones flotantes, cercenan algunos derechos de los copropietarios de un
consorcio.- Pero no puede perderse de vista que se trata de una relación de
comunidad, en la que todos sus integrantes resignan una porción de aquellos, en miras
de disfrutar de una buena calidad de vida para todos, evitando así menoscabar los de
unos para hacer prevalecer los de otros.Aquí el sentenciante ha tomado a su cargo la elección de cuáles son los valores que en
esa comunidad de copropietarios debe prevalecer y ha considerado que la tranquilidad
y seguridad de la mayoría de ellos debe ceder frente al derecho individual de poder
circular recreativamente por las instalaciones, que –al fin y al cabo- son de todos.Entendemos que el contralor jurisdiccional respecto de la validez de los actos
asamblearios, se encuentra limitado a la verificación del cumplimiento de los
recaudos formales (citación adecuada, quórum, mayorías reglamentariamente
previstas, etc.), pero que hay un ámbito interno consorcial en el cual la escala de
valores y las preferencias en orden al tipo de vida que la comunidad desea desarrollar
o conservar, es ajeno a aquél.Es sabido lo enormemente dificultoso que resulta para los clubes de campo, los
barrios cerrados y los consorcios de propietarios que las reglas de convivencia sean
respetadas.- Los servicios de vigilancia y seguridad interna carecen de imperio para
hacerse respetar e impedir las inconductas y el vandalismo, pues sólo pueden operar
como una presencia meramente disuasiva.Es evidente que quien, avalando la conducta impropia de sus propios hijos, demanda
judicialmente a toda la comunidad en la que ha elegido insertarse (el club de campo) ,
para doblegar la opinión de la inmensa mayoría de ella, podría decirse que está
obrando en forma “caprichosa”, “exagerada” y “antojadiza”.- Y que, más que una
sincera discrepancia con lo decidido, lo que se pone en juego es el ejercicio del poder
que lo llevan a plantear ante los tribunales, como cuestión trascendente, el ejercicio
de un “derecho constitucional” cuyo componente de banalidad resulta indudable.En ese contexto la sentencia que comentamos valida ese proceder, pasa por alto los
derechos de una comunidad consorcial para elegir sus propias reglas de convivencia y
hace prevalecer un individualismo a ultranza, con menoscabo de aquellos.Debe señalarse que la sentencia comentada no puede interpretarse, en absoluto, como
una tendencia jurisprudencial ni nada que se le parezca.Por el contrario, la inmensa mayoría de los pronunciamientos consideran que los
contenidos de los reglamentos internos o de las resoluciones asamblearias no son –en
principio- revisables judicialmente, salvo por aspectos formales.Asimismo, es cada vez mayor el número de nuevos emprendimientos que incluyen
prohibiciones y limitaciones a los cuatriciclos, a sabiendas de los problemas que
ocasionan, las cuales son pacíficamente aceptadas.(Fragmentos tomados de la Segunda Edición de “COUNTRIES”, Bartolomé A.
Orfila, Editorial Errepar, de próxima aparición)
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