Dictamen de la Procuración General: Contra la sentencia de la Sala I del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires (fs.60/64), que declara inadmisible por insuficiencia el recurso de casación deducido, el señor Defensor Oficial interpone recurso extraordinario de nulidad (fs.85/87). Denuncia la violación del art.171 de la Consitución Provincial y desde ya adelanto que no puede prosperar. Ello así pues como dejé expuesto supra, el Tribunal "a quo" resolvió la inadmisibilidad por insuficiencia y sostuvo que la parte ahora también recurrente- se limitó a: "...exponer un criterio divergente al de los sentenciantes (ver fs.62). Esta coyuntura de la dinámica procesal impugnativa remite únicamente a la técnica del recurso de casación, motivación que -como queda expuesto- sí fundó la decisión del Tribunal "a quo". Por otra parte, la defensa no señala la norma procesal que debió aplicarse en el caso. Por lo brevemente expuesto aconsejo a V.E. el rechazo del presente recurso. Así lo dictamino. La Plata, 3 de mayo de 2001 - Juan Angel De Oliveira ACUERDO En la ciudad de La Plata, a 8 de setiembre de 2004, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Hitters, de Lázzari, Negri, Roncoroni, Genoud, Soria, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa P. 80.280, "Rocha, Carlos Ariel. Recurso de casación". ANTECEDENTES La Sala I del Excmo. Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires declaró inadmisible por insuficiente el recurso de casación interpuesto por la señora Defensora Oficial adjunta en favor de Carlos Ariel Rocha, sin costas. El señor Defensor Oficial a cargo de la Defensoría ante ese tribunal interpuso recurso extraordinario de nulidad. Oído el señor Subprocurador General, dictada la providencia de autos, presentada a fs. 105 la memoria que autoriza el art. 487 del Código Procesal Penal, y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I O N ¿Es fundado el recurso extraordinario de nulidad interpuesto? V O T A C I O N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: I. No coincido con el señor Subprocurador General pues estimo que el recurso es procedente. El señor Defensor denuncia que el tribunal no apoyó su decisión de rechazar el recurso de casación en disposición legal alguna y que ello significa la violación del art. 171 de la Constitución de la Provincia. Asiste razón al recurrente. En la primera cuestión de la sentencia recurrida (fs. 62 vta./63) se trató lo concerniente a la admisibilidad del recurso interpuesto y luego de analizar los defectos que el mismo presentaba se resolvió su rechazo ante la "insuficiencia" predicada. En la segunda cuestión (fs. 63 vta.) se declaró "inadmisible por insuficiente, atento los fundamentos dados, el recurso traído, sin costas" (fs. cit.). En ninguna de tales cuestiones aparece el fundamento legal de la decisión, y ello es violatorio del art. 171 de la Constitución provincial como lo afirma la defensa. II. Como lo sostuviera al emitir el voto propio en P. 60.508 (sentencia del 29 de junio de 1999), a mi modo de ver la errónea fundamentación normativa por equivocada aplicación de un precepto jurídico se debe canalizar tanto en el Código adjetivo civilístico como en el de Procedimiento Penal (según ley 3589 y sus modif.) a través del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley cuando sea posible incoarlo, y no del extraordinario de nulidad; ni tampoco por el carril del art. 349 inc. 1º del ordenamiento mencionado en último término, aplicable a este caso. Distinta sería la situación si la providencia en crisis careciera en absoluto de argumentación, al punto que no permitiera su contralor por el andarivel impugnaticio de la inaplicabilidad de ley, o si la cita legal se refiere a una problemática que no es motivo (o causal) de agravio, por ejemplo, lo atinente al tema de las costas, o si sobre todo en materia criminal las citas genéricas o descripciones indeterminadas implican tal vacuidad que dejan sin sostén el decisorio (P. 34.871, sent. del 16-IX-1986; P. 35.014, sent. del 5-IX-1986; P. 65.583, sent. del 29XI2000; P. 65.613, sent. del 20VIII2003, éstas dos últimas a contrario; Ac. 70.973, sent. del 9V2001). Esta Corte ha sostenido desde antiguo ("Acuerdos y Sentencias", serie 16, V. III, p. 502, fallo del 24 de junio de 1938), que a los efectos del andamiento del carril extraordinario de nulidad nada importa el acierto de la decisión atacada, ya que lo que interesa es que esté basada en una norma, aunque no se apoye en la pertinente (Ibáñez Frocham, "Tratado de los recursos en el proceso civil", Omeba, págs. 246/51), es decir, aún en la situación que el precepto invocado nada tenga que ver con el caso juzgado; criterio que se ha mantenido en forma inveterada (Ac. 51.444, sent. del 21IX1993, etc.), salvo cuando el decisorio resuelva varios temas y resulte imposible saber a cuál de ellos se refiere la cita legal. En el campo autoral he expresado con anterioridad que el motivo que nos ocupa, tipificado en los arts. 296 del Código Procesal Civil y Comercial, 349 inc. 1º del Código de Procedimiento Penal (según ley 3589 y sus modific.) y ahora por el art. 491 del actual Código Procesal Penal (ley 11.922 y sus modific.) y el art. 171 de la Constitución bonaerense, es una causal cínica, que así pergeñada no tiene razón de ser, dado que si el pronunciamiento no se apontoca en un precepto jurídico aplicable al caso, debería ser atacado por el conducto de la inaplicabilidad de la ley, con la ventaja que dicho sendero se falla, sin reenvío, acatando las restricciones que impone el nuevo Código Procesal Penal en el apartado primero del art. 494. Ello así salvo que los defectos en la trama fáctica o jurídica sean de tal entidad que desvirtúen totalmente el pronunciamiento, a tal punto que hagan imposible su control por el ad quem. Por lo dicho considero que los referidos artículos de los aludidos ordenamientos, incurren en un déficit legislativo al encausar el vicio de marras, pues reitero tengo para mí que la ausencia de motivación por equivocada cita legal es siempre un error in iudicando, que debería conducirse por el andarivel recursivo de la inaplicabilidad de la ley, obviamente, sin remisión al órgano inferior, ya que en estas situaciones la casación debe enmendar el yerro, pero no nulificar. En suma como dije en la causa Ac. 56.599 del 23II1999 si el dispositivo sentencial está ayuno de fundamentación incurre en infracción de la ley o de la doctrina legal, dado que no se le aplica al caso la regla de derecho que lecorresponde. ¿Qué diferencia de esencia hay entre la carencia de basamento normativo y la argumentación defectuosa?, ninguna, pues en ambas hipótesis aparece una infracción a las disposiciones jurídicas. El déficit técnico legislativo en el que caen los arts. 296 de nuestra ley de enjuiciamiento civil, 349 del Código de Procedimiento Penal (según ley 3589 y sus modific.) y 491 del Código Procesal Penal (según ley 11.922 y sus modific.) puede arrastrar al justiciable a una frustración recursiva, pues es factible que se encuentre ante la posibilidad de tener que ejercer dos impugnaciones para atacar un mismo defecto sentencial, habida cuenta que el pronunciamiento podría carecer de cita normativa, y además resolver mal el pleito, es decir, injustamente, llegando a una conclusión errónea. En tal hipótesis se superponen los motivos y las vías de ataque. De todos modos los jueces debemos aplicar la ley y no modificarla a nuestro criterio; si el recurso extraordinario de nulidad está mal diseñado habría que modificarlo por las vías pertinentes pero no a través de un fallo, pues los magistrados judiciales no somos legisladores. Esta Corte ha superado esos errores, y en muchas oportunidades juzgó en casos extremos que si bien a través del recurso extraordinario de nulidad no se controla el acierto del decisorio, cuando su inatingencia es tal que asume graves contornos de irregularidad, cabe anularlo ("Acuerdos y Sentencias": 1960VII62) aunque contenga citas preceptivas. Pero obsérvese que en ese precedente se señaló que "no se trata, pues, de omisión de alguna consideración del fallo de la correspondiente cita legal, sino del completo incumplimiento a los dispuesto en el art. 159 (hoy 171) de la Constitución de la Provincia..." (el subrayado me pertenece). Modernamente se ha reiterado que "lo que el art. 159 (n.a.) de la Constitución de la Provincia sanciona con la nulidad de la sentencia no es la correcta o incorrecta fundamentación de la decisión, sino la ausencia de base legal" (Ac. 59.651, sent. del 30IV1996, entre muchísimos otros). Insisto, sólo la absoluta vacuidad de argumentación que no permita controlar el fallo por el cuadrante de la inaplicabilidad de ley admite la nulidad (Ac. 82.961, sent. del 11IX2002), de lo contrario hay que manejarse en los casos que corresponde por el sendero de los arts. 278 del Código de enjuiciamiento civil (L. 51.154, sent. del 21IX1993; Ac. 74.729, sent. del 21XI2001; etc.), 350 del ordenamiento adjetivo establecido por la ley 3589, y 494 del Código Procesal actual, en este caso con las limitaciones que impone dicha normativa. En tal orden de ideas, repito que si la sentencia tiene motivación aunque errónea la impugnación se resuelve por inaplicabilidad de ley, salvo que, como acabo de puntualizar, se trate de citas y decisiones genéricas e indeterminadas que imposibiliten su contralor por vía recursiva. Y ello no por una mera cuestión académica, ya que esta solución tiene un alto contenido práctico y dikelógico, porque de tal modo se evita el reenvío, y la intrínseca injusticia que se deriva del tiempo que insume ese largo periplo. III. En el caso de autos fs. 64 considero que la sola invocación de los arts. 530 y 531 del Código Procesal Penal (según ley 11.922 y sus modific.) no constituyen una fundamentación legal de la sentencia ya que se refieren a una cuestión ajena a los agravios tratados, de modo que como lo adelanté más arriba, se trata de un supuesto en el cual no debe tenerse por cumplido el art. 171 de la Constitución provincial. Corresponde, entonces, declarar su nulidad y devolver la causa para que se dicte nueva sentencia (art. 492 del C.P.P. citado). Voto por la afirmativa. A la misma cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo: 1. Coincido con el voto del doctor Hitters, ya que considero que la única cita legal que se efectúa en la sentencia no es suficiente para satisfacer las necesidades que debe contener una sentencia desde la óptica del art. 171 de la Carta Magna provincial. 2. Ya me he expedido en la causa Ac. 56.599 (fallada el 23-II-1999) acerca de los requisitos de fundamentación que debe contener la sentencia. Allí sostuve que la doctrina ha tratado exhaustivamente el problema del deber de motivación y fundamentación de las sentencias (cfr. Sagües, "Recurso extraordinario", Astrea, 2ª, Ed., vol. 2, p. 223 y sigtes.; "Calamandrei, "Proceso y democracia", Ejea. 1960, p. 71 y sigtes.; Passi Lanza, "Elaboración de los conceptos de sentencia fundada y motivada", "La Ley" , 13164; Chichizola, "Requisitos constitucionales para una sentencia válida", "La Ley" , 1981D1138; Sosa, "Recaudos constitucionales para una sentencia válida", "Jurisprudencia Argentina" , 1981III781; Smith, "El principio lógico de razón suficiente y la sentencia judicial", "El Derecho", 72717; Tessone, "El deber de motivación de las sentencias", "Jurisprudencia Argentina" , 1991I864; Ghirardi, "Lógica del proceso judicial", Ed. Córdoba, p. 115 y sigtes.). Como señala Smith (cit., p. 720), el acto de sentenciar se integra dinámicamente a través de dos momentos, a saber: a) el momento cognoscitivo, en el cual el juez accede gnoseológicamente a una realidad social constituida por el factum generalmente litigioso que las partes someten a su consideración; y b) el momento normativo, en el cual el juez, por un acto de voluntad institucionalizado por el mismo ordenamiento jurídico, crea una norma individual, que soluciona imperativamente la cuestión sometida a su decisión y que constituye, respecto de ésta la aplicación individualizada de una serie de normas generales y principios que integran inmediata o mediatamente el ordenamiento. Pero esas dos perspectivas están íntimamente ligadas, son inescindibles. No puede existir la una sin la otra. "Hay una necesidad gnoseológica de integrar en una única estructura ontológica al hecho normado y a la norma que le confiere una determinada significación jurídica... Pues es tan imposible conocer normas jurídicas con prescindencia del comportamiento humano que ellas regulan, como conocer ese comportamiento sin el sentido específico que les confieren dichas normas" (autor cit., p. 720). "La propia estructura compleja constituida por las normas jurídicas regladoras del comportamiento y los hechos por ellas regulados, exige por esencia que ambos elementos sean expuestos ordenadamente en su inescindible correlación ontológica, a través del desarrollo del razonamiento del juzgador" (p. 722). Esa globalidad del fenómeno sentencial determina que en la resolución del caso el juez deba abarcar la totalidad de los hitos esenciales que marcaron su derrotero intelectual (cfr. Tessone, cit., p. 867). Como expresa este autor, las citas legales no agotan el cumplimiento de la obligación de motivar la decisión. Es necesario, además, una completa meritación de los hechos y una racional comprobación de su existencia. Fundar o fundamentar la sentencia no es tarea que inexorablemente resulte lograda con la mera cita de un texto legal. Todo depende de las circunstancias del caso, de los que éste requiera para su adecuada solución (cfr. C.S., "Fallos", 247117). En determinadas situaciones, seguramente las menos, por la obviedad de las cosas probablemente alcance con la remisión normativa, sin necesidad de explayar exhaustivamente los caminos que conducen a la solución escogida. Pero, por regla general, la labor jurisprudencial no es tan sencilla. Expresa Román Frondizi que la fundamentación es la justificación de la parte dispositiva, a través de la cual el juez trata de demostrar que la decisión del caso se ajusta a derecho. Fundar la sentencia es, pues, justificarla. Ha de poderse comprender cómo y porqué han sido dados por probados los hechos conducentes y ha sido aprobada la norma que rige el caso ("La sentencia civil", Ed. Platense, p. 27 y ss. y 38). Se requiere la motivación, la inclusión del mecanismo mismo elaborado sobre la base de la lógica y del derecho, exhibido en sus elementos esenciales, extrovirtiendo el eje, la base, el hilo conductor, aunque se omitan los detalles. La sentencia ha de proporcionar a quien la lee una pauta clara que vincule lo decidido con los hechos juzgados y probados y con la normatividad en vigor. Si ese hilo conductor no existe el fallo es arbitrario, porque en lugar de basarse en las circunstancias concretas de la causa, debidamente ponderadas, tiene su raíz nada más que en la pura voluntad del juzgador. Se trata de criterios harto consolidados y sobre los que existe nutrida doctrina (véase Morello, "la Casación", cap. IX, "La motivación constitucional de la sentencia" y bibliografía que cita en nota 1). Ya lo sostenía Acuña Anzorena, de grata memoria en esta Suprema Corte, comentando un viejo fallo de la Cámara Civil 1º de la Capital federal, y con cita de Mortara: "En la dilucidación de las controversias jurídicas no le está permitido al magistrado abandonarse a su propio arbitrio, ni tampoco a la más extraña aplicación de la ley, debiendo todo pronunciamiento judicial representar un razonamiento fundado en el hecho y en la norma de derecho que le sea atinente. Pero, la misma posibilidad de la diferente interpretación de un texto de la ley, o de una distinta apreciación de los hechos, hace necesaria una completa demostración de cómo y porqué la mente del que ha llegado a decidirse por una u otra resolución, presentando así un concepto elaborado sobre la base de la lógica y del derecho... Si las resoluciones de los magistrados pudieran ser eximidas de este elemento que tiene por objeto demostrar el porqué de sus decisiones, todo quedaría abandonado a su arbitrio, y cuando no fuese posible controlar los motivos que inspiraron su pronunciamiento, vendría en menos una de las principales garantías de la recta administración de la justicia" (en "Jurisprudencia Argentina" , t. 49, p. 62 y sigtes.). En este sentido, es doctrina de esta Corte que constituye la garantía de los derechos de las partes la obligación judicial de fundar las sentencias de modo que se perciba claramente el itinerario lógico jurídico del que deriva la resolución final, porque la deficiencia en tal sentido se erige en obstáculo al control de legalidad (conf. Ac. 53.976, sent. del 15IV-1997, entre otros precedentes). 3. La obligatoriedad de la motivación de las sentencias constituye requisito ineludible de validez constitucional. Desde la perspectiva federal, lo consagra indirectamente la Constitución nacional. Conforme a su art. 18 es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. Esta garantía comprende para el justiciable la posibilidad de obtener una sentencia "que sea derivación razonada del derecho vigente", en la feliz expresión acuñada por la Corte Suprema de la Nación al elaborar la doctrina de las sentencias arbitrarias. Y una sentencia es derivación razonada del derecho vigente cuando, entre otros recaudos, está fundada. De allí que la defensa en juicio involucra el derecho a lograr una sentencia fundada. Porque también hay una garantía innominada a la "no arbitrariedad", que fluye del art. 33, y que constituye un derecho a la exigencia de razonabilidad en los pronunciamientos judiciales. Lo que en definitiva se subsume en el valor Justicia, enunciado en el Preámbulo de la Constitución, porque "afianzar la justicia" solamente se satisface con la debida motivación. En resumen, la obligación en examen comporta un deber constitucional, porque posibilita el control externo sobre el modo como el juez ejercita el poder jurisdiccional. En un Estado de Derecho el poder no es absoluto, y fundamentalmente, no es oculto, por el contrario, ha de ser transparente. El conocimiento público coadyuva en la imparcialidad del órgano, resguardando también el principio de legalidad, pues una legalidad no controlable (a través de la motivación) equivale a una no legalidad, y es precisamente en la fundamentación de la decisión en donde el juez demuestra que la ley ha sido válidamente aplicada al caso (Morello, "El proceso justo", passim). 4. Precedentemente ha sido considerada la cuestión desde el emplazamiento constitucional nacional. Cabe hacer lo propio en el marco provincial. Recordemos, en primer lugar, que el art. 10 de la Constitución de la Provincia asegura a todos los habitantes el derecho perfecto de defender y ser protegidos en su vida, libertad, reputación, seguridad y propiedad. Nadie puede ser privado de estos goces sino previa sentencia legal del juez competente. Y el art. 15, luego de la reforma de 1994, consagra la tutela legal continua y efectiva. a) Antes de abordar el examen recordemos el supuesto que se juzga: una decisión jurisdiccional en la que ninguna de las cuestiones que aborda se encuentra fundamentada legalmente en punto a la "insuficiencia" predicada del recurso de casación interpuesto. La sola mención de los arts. 530 y 531 del Código Procesal Penal me lleva a juzgar que estamos frente a una resolución carente de motivación aunque provista de cita legal. b) Tradicionalmente esta Suprema Corte difunde que la exigencia del art. 171 de la Constitución de la Provincia está dirigida a sancionar aquellas decisiones que no tienen otro fundamento que el arbitrio de los juzgadores, por lo que no se viola dicha norma si la sentencia se encuentra fundada en ley, aún cuando supuestamente no hubiese sido acertada la invocación de las normas (conf. Ac. 33.428, sent. del 23-X1984; Ac. 35.577, sent. del 5-IX-1986; Ac. 47.080, sent. del 21-IX-1993; Ac. 53.392, sent. del 12-VIII-1997; entre muchas otras). No comparto este criterio, al menos con las pautas de generalidad que viene expuesto. El art. 171 de la Constitución de Buenos Aires impone que las sentencias sean "fundadas en texto expreso de la ley; y a la falta de éste, en los principios jurídicos de la legislación vigente en la materia respectiva, y en defecto de éstos, en los principios generales del derecho, teniendo en consideración las circunstancias del caso". Es mi opinión que este último pasaje del texto constitucional reviste definitoria trascendencia. Para satisfacer la exigencia de fundamentación la cláusula en examen no impone únicamente la cita del precepto. La labor no se agota allí. Según la Constitución ha de indicarse el texto expreso de la ley o de los principios aplicables, "teniendo en consideración las circunstancias del caso", esto es, complementando esa cita con la referencia explícita, puntual y concreta de las particulares modalidades por las cuales esa ley o esos principios se relacionan con el caso. En otras palabras, el propio art. 171 desalienta la mención ritual o automática de la ley, exigiendo la indicación de su cabal relación con las circunstancias de la causa en elemento igualmente esencial. Si mi criterio fuera compartido, aún conteniendo cita legal, la sentencia en revisión es nula por carecer de motivación, esto es, por no puntualizar la consideración adecuada de las circunstancias del caso en su relación con la legislación aplicable. 5. En resumen: en el caso, la motivación de la sentencia, en los aspectos examinados, se encuentra ausente, de donde el art. 171 de la Constitución provincial ha sido quebrantado. Ergo, deviene inexorable la declaración de nulidad propiciada por la defensa (art. 492, C.P.P.). Voto por la afirmativa. El señor Juez doctor Negri, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votó la cuestión planteada también por la afirmativa. El señor Juez doctor Roncoroni, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor de Lázzari, votó la cuestión planteada también por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Genoud dijo: 1. Coincido con lo dictaminado por el señor Subprocurador General en que el recurso de nulidad articulado a fs. 85/87 no puede prosperar. El Defensor de Casación denuncia la violación del art. 171 de la Constitución provincial. Afirma que "[l]os magistrados que integran la Sala Iª del tribunal ‘a quo’, al abordar el tratamiento de la primera y la segunda cuestión planteada (fs. 62 vta./64) en relación a la admisibilidad del recuso sometido a su conocimiento y al pronunciamiento que debía dictarse han concluido por sus razones votando definitivamente por el rechazo de la impugnación frente a su insuficiencia..." "...no apoya[ndo] su negativa votación y consecuente rechazo, en disposición legal alguna". 2. No le asiste razón al recurrente. El fallo puesto en crisis no ha quebrantado el art. 171 de la Constitución provincial. En el tratamiento de la admisibilidad, el señor Juez doctor Sal Llargués, con la adhesión de los restantes Camaristas sostuvo que "[e]l recurso exhibe... una notoria insuficiencia" y que, "como lo denunciara la acusadora, la recurrente no ha dedicado un solo párrafo a criticar el modo por el que el fallo da por probados los hechos, limitándose a exponer un criterio divergente al de los sentenciantes..." con "susten[to] en el relato del encartado[,] que el Tribunal a quo ha considerado extensamente[,] y ha descartado razonablemente". También que "la referencia a un supuesto error de prohibición indirecto...", "[s]i se ha dado un intento de robo (y no se ha demostrado el error en esa acreditación) va de suyo que resulta ininvocable una falsa suposición de la existencia de una situación objetiva de justificación que como tal presume la subjetividad del permiso". Finalmente, que "[l]os demás motivos introducidos en esta instancia no son secuencia lógica del traído sin éxito por el recurso original" y "los que podrían importar una nulidad absoluta[,] no resultan evidentes". Si bien es cierto que no han citado expresamente las normas legales en que se funda la inadmisibilidad, no lo es menos, que como el propio recurrente lo reconoce, la Cámara dio sus razones, y no caben dudas que la insuficiencia se dictó en base al art. 448 inc. 1ro. del Código Procesal Penal y el descarte de las nulidades absolutas por el conducto del art. 203 del texto citado. Tiene dicho esta Corte que es improcedente el recurso de nulidad extraordinario cuando de la sentencia surgen elementos suficientes que permiten individualizar las disposiciones legales aplicadas por el juzgador, tal como acontece en la especie (doctr. L. 54.724, sent. del 20-XIII-1994; 76.579, sent. del 3IX2003; 63.987, sent. del 14IV2004, entre otras). Voto por la negativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: Adhiero a la solución propiciada por los doctores Hitters, de Lázzari, Negri y Roncoroni, en cuanto postulan hacer lugar al recurso extraordinario de nulidad interpuesto por la Defensa Oficial del imputado, por entender que la sentencia del Tribunal de Casación de fs. 60/64 carece de la debida fundamentación legal prevista por el art. 171 de la Constitución provincial. En efecto, como se sostiene en los votos de los referidos colegas, el a quo se expidió respecto de la admisibilidad del recurso de casación y, luego de señalar los defectos de motivación que según su parecer aquél presentaba, lo declaró <<inadmisible por insuficiente>>, sin costas (arts. 530 y 531, C.P.P., ley 11.922 y sus modificatorias; fs. 64). En ningún lugar del pronunciamiento cuestionado se ha expresado el fundamento legal que daría sustento a la mentada declaración de inadmisibilidad por vía de la insuficiencia recursiva invocada. Tampoco advierto que las razones expuestas permitan individualizar las disposiciones legales supuestamente aplicadas por el Tribunal de Casación. Así las cosas, no cabe más que concluir que lo decidido lo ha sido sin ninguna apoyatura legal. Los únicos preceptos citados por el sentenciante sólo justifican lo resuelto en materia de costas (cfr. mi voto en la causa P. 71.115, sent. del 16-IX-2003). Con el alcance dado, voto por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, oído el señor Subprocurador General, se resuelve por mayoría hacer lugar al recurso extraordinario interpuesto y, en consecuencia, declarar la nulidad de la sentencia de fs. 60/64. Vuelvan los autos a sus efectos (art. 492 del C.P.P.). Regístrese y notifíquese. /// 8