alimentos hijo mayor (Roca)

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Tribunal: Cámara de Apelaciones en
(CCivComyMineriaGeneralRoca)
lo
Civil,
Comercial
y
Minería
de
General
Roca
Fecha: 16/09/2003
Partes: L., L. M. y D., E. A.
Publicado en: LLPatagonia 2004 (abril), 163, con nota de Osvaldo O. Alvarez
HECHOS:
El padre de un menor que alcanzó la mayoría de edad solicitó el cese de la cuota
alimentaria oportunamente fijada a favor de su hijo. EL juez de grado hizo lugar a
lo peticionado. La Cámara confirmó la sentencia.
SUMARIOS:
1. Es procedente el pedido del progenitor de cese de cuota alimentaria fijada a
favor de su hijo por haber alcanzado éste la mayoría de edad, en atención a
lo normado por el art. 265 del Cód. Civil -en el caso, el menor es estudiante
de tercer año universitario en un instituto privado y cursa sus estudios con
un año de atraso- siendo el criterio contrario excepcional y condicionado al
cumplimiento de extremos que deben ser fehacientemente acreditados y
restrictivamente valorados.
TEXTO COMPLETO:
2ª Instancia.- General Roca, setiembre 16 de 2003.
Considerando: Que contra el decisorio de fs. 167/168 que hace lugar al pedido de
cese de cuota alimentaria oportunamente fijada en favor de su hija, por haber
alcanzado la mayoría de edad, se alza la hasta ahora alimentada, trayendo su
memorial de agravios a fs. 174/175 que provocara el responde de fs. 177.
I. El fallo puesto en crisis niega la oposición de la hija mayor de edad a la
pretensión de su padre a cesar en el pago de alimentos propios de su condición de
menor de edad, tal como pidiera sea declarada en la especie. El a quo juzga
aplicable el efecto de plena capacidad del art. 129 CC y con ello el cese de la
obligación alimentaria de sus padres, "salvo que se encontrara en tal situación que
le resulte imposible procurarse, por sí mismo, su propia subsistencia", tal el criterio
jurisprudencial que cita. Asimismo afirma que "de lo contrario las excepciones
desvirtúan los contenidos normativos, lo cual no corresponde modificar por vía de
interpretación".
II. La recurrente insiste con su condición de estudiante universitaria, cursante por
ante una universidad privada, lo que importa -a más del deber de afrontar el pago
de la matrícula- que el cambio a una universidad pública importaría la falta de
reconocimiento de las asignaturas ya aprobadas. Insiste con la aplicación del
criterio jurisprudencial del Tribunal de Familia de la Prov. de Formosa, según el cual
se admite la fijación de una cuota alimentaria en beneficio del hijo mayor "que se
encontraba cursando estudios universitarios, siempre que éste acredite el
desenvolvimiento de la actividad académica en forma regular". Sostiene haber
demostrado que es una estudiante que cursa sus estudios normalmente, aún
cuando admite "la falta de una excelencia total en el cursado de sus estudios" lo
que atribuye a la relación con su padre.
III. Es cierto que existe una corriente en la doctrina de los jueces y de los autores
que admite la fijación de alimentos en favor del hijo que alcanza la mayoría de
edad. Esto es, como modo de continuar con el régimen alimentario determinado
durante su minoridad. Y ello importa transformar una obligación natural en una
obligación civil en los términos del art. 515 del Cód. Civil. Esto es, que lo que fue
una obligación con imperio jurídico (arts. 265 y 267 CC) y continúa luego de la
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mayoría de edad como una obligación fundada sólo en el derecho natural
(principios de solidaridad familiar), se mantenga como un deber cuyo cumplimiento
puede serle demandado al declarado deudor (obligación civil).Todo diferenciado del
deber alimentario entre parientes que consagra el art. 367 inc. 1 del Cód. Civil, por
responder a presupuestos notoriamente diferenciados a los alimentos debidos al
hijo menor de edad. Así el Tribunal citado por la recurrente (TFamilia, Formosa,
sent. del 20/05/1999 en V. M. E. c. V. F. C.; LL Litoral 2000-103) ha dicho que: "El
deber moral de solidaridad entre los miembros del grupo familiar brinda
fundamento a la obligación legal del deber de asistencia. Dicho carácter asistencial
permite afirmar que tanto el derecho como la obligación alimentaria son de
injerencia personal del acreedor y del deudor de alimentos".
La excepcionalidad propuesta se ha fundado jurídicamente en el entendimiento de
que importaría un ejercicio abusivo del derecho (art. 1071 CC) esgrimir la
caducidad que emana del art. 129 en armonía con el inc. 3 del 306 CC para concluir
con la prestación alimentaria, desde el presupuesto de que llegar a la mayoría de
edad provoca la extinción de la patria potestad y con ello la pérdida del derecho
alimentario que consagra el art. 265 CC. Esta interpretación reposa básicamente en
juzgar que aparece inaceptable desentenderse del deber de cumplir el aporte
económico comprometido durante la menor edad y como presupuesto de una
carrera universitaria, sólo fundado en el hecho de haber llegado a la mayoría de
edad. De ser así se admitiría vulnerar el proyecto educativo consentido mientras el
hijo era menor y sostenido económicamente, provocando su frustración por el
acaecimiento de un hecho futuro y cierto, como es llegar a la edad de 21 años del
hijo estudiante, que como tal no pudo ser desconocido por el alimentante. El haber
consentido el ingreso a la universidad (pudiéndose haber opuesto o limitado en el
tiempo), mediante el ejercicio de la patria potestad de que era titular, aportando los
recursos necesarios para el desarrollo de la educación terciaria, importa un
compromiso de aporte hasta su finalización que no resulta admisible su simple
repudio sólo a partir de haberse arribado a la mayoría de edad. De lo contrario se
vulnera el fin que tuvo la norma al reconocer y consagrar el deber alimentario de
los hijos menores a la vez que contradice la buena fe con que debe ejercerse toda
prerrogativa legal, de la que no resulta exenta el deber alimentario en tiempo de la
minoridad de los hijos.
No se comparte el criterio que afirma que el derecho alimentario en el caso,
superada la minoridad, pueda ser sostenido en la carga genérica de alimentos en
los términos del inc. 1 del art. 367 CC. Ello desde que los presupuestos jurídicos,
sustantivos y adjetivos, son manifiestamente distintos. Si fuera así debiera
probarse la falta de medios para alimentarse y la imposibilidad de adquirirlos con su
trabajo (art. 370 CC), a la vez que resulta inadmisible que se introduzca la
pretensión en ocasión de contestar el incidente de cesación de alimentos incoado
por el alimentante. Son dos juicios diferentes, con presupuestos fácticos distintos, y
donde debe asegurarse el debido proceso (pleno debate).Todo lo que aparece
excesivo al presente incidente.
Pero este entendimiento, resulta excepcional y condicionado al cumplimiento de
extremos que deben ser fehacientemente acreditados y restrictivamente valorados.
De lo contrario caemos en el riesgo de vulnerar por vía de interpretación el principio
general que impone la norma, tal como bien lo previene el juzgador de grado. Y es
aquí donde cae el planteo de la apelante. Siguiendo el mismo criterio
jurisprudencial que propone la alimentada, la prerrogativa a continuar con el
derecho a alimentos se sujeta al recaudo de que "la beneficiaria prosiga sus
estudios en forma regular y en el tiempo previsto para el desarrollo normal de la
carrera elegida". De lo contrario el simple hecho de mantener la condición de
alumno en una institución educativa lo haría indefinidamente y sin causa, acreedor
de tal excepcional prestación. El menor, cuando ingresó a la universidad, conocedor
del presupuesto económico requerido y por entonces aportado por sus padres,
también sabía que llegaría su mayoría de edad, y con ella, la extinción de su
derecho alimentario, al menos que -aún desde la lógica del sentido común y la
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buena fe- pudiere esgrimir un rendimiento académico con que sostener su
pretensión de que se le siga aportando lo necesario para concluir un proyecto
desarrollado normal y regularmente. En la especie se admite que ingresó a la
universidad en el año 2000 y que al 7 de abril del 2003 resulta cursante del tercer
año. Esto ya demuestra un año de atraso. A más, de conformidad con su
documental de fs. 150 surge que su última materia aprobada lo fue con fecha
18/03/03 correspondiendo a la única asignatura de segundo año superada.
Considerando que un desarrollo regular y en el tiempo previsto indica que debiera
estar cursando el cuarto año, contar sólo con el primero y una materia del segundo,
resulta un marco objetivo que no autoriza a entender que se haya cumplido con el
recaudo que condiciona la excepción que se pretende.
Por las razones dadas y la normativa aplicable se rechaza el recurso deducido, con
costas, fijando los honorarios de los letrados actuantes en el equivalente al 30% de
los regulados por su actividad en el grado, atendiendo a la extensión, naturaleza,
complejidad y resultado obtenido (conf arts. 6, 7, 8, 14 y conc. ley 2212). Todo ello
y en mérito al acuerdo que antecede, la Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial, Así lo resuelve.- Jorge O. Giménez.- José J. Joison (en abstención).Oscar H. Gorbaran.
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