DiscipulitosDomingo13deJunio2010

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“Claves de Lectio Divina para Niños”
Proyecto Discipulitos
CELAM/CEBIPAL – SOCIEDADES BIBLICAS UNIDAS
Pbro. Lic. Gabriel MESTRE
LECTIO DIVINA
Domingo 13 de Junio de 2010
Domingo 11º Durante el Año Ciclo C
TEXTO BÍBLICO: Lucas 7, 36-50
Simón el fariseo
36
Un fariseo llamado Simón invitó a Jesús a comer en su casa. Jesús aceptó y se
sentó a la mesa.2
37
Una mujer de mala fama,3 que vivía en aquel pueblo, supo que Jesús estaba
comiendo en casa de Simón. Tomó entonces un frasco de perfume muy fino, y fue a
ver a Jesús.
La mujer entró y se arrodilló detrás4 de Jesús, y tanto lloraba que sus lágrimas
caían sobre los pies de Jesús. Después le secó los pies con sus propios cabellos, se
los besó y les puso el perfume que llevaba.
38
39
Al ver esto, Simón pensó: «Si de veras este hombre fuera profeta, sabría que lo
está tocando una mujer de mala fama.»
40
Jesús dijo:
—Simón, tengo algo que decirte.
—Te escucho, Maestro —dijo él.
2 7.36 Se sentó a la mesa: En aquella época, la gente acostumbraba recostarse
apoyándose sobre el codo izquierdo, mientras comía con la mano derecha. Las mesas
tenían patas muy cortas.
3 7.37 De mala fama: lit. pecadora. Es muy probable que esta mujer haya sido una
prostituta.
4 7.38 Detrás: Como las mesas tenían patas muy cortas (véase nota a v. 36), la mujer
pudo arrodillarse detrás de Jesús.
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Jesús le puso este ejemplo:
—Dos hombres le debían dinero a alguien. Uno de ellos le debía quinientas
monedas de plata, y el otro sólo cincuenta. 42 Como ninguno de los dos tenía con qué
pagar, ese hombre les perdonó a los dos la deuda. ¿Qué opinas tú? ¿Cuál de los dos
estará más agradecido con ese hombre?
43
Simón contestó:
—El que le debía más.
—¡Muy bien! —dijo Jesús.
44
Luego Jesús miró a la mujer y le dijo a Simón:
—¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, tú no me diste agua para lavarme
los pies. Ella, en cambio, me los ha lavado con sus lágrimas y los ha secado con sus
cabellos. 45 Tú no me saludaste con un beso. Ella, en cambio, desde que llegué a tu
casa no ha dejado de besarme los pies. 46 Tú no me pusiste aceite sobre la cabeza.
Ella, en cambio, me ha perfumado los pies. 47 Me ama mucho porque sabe que sus
muchos pecados ya están perdonados. En cambio, al que se le perdonan pocos
pecados, ama poco.
48
Después Jesús le dijo a la mujer: «Tus pecados están perdonados.»
49
Los otros invitados comenzaron a preguntarse: «¿Cómo se atreve este a
perdonar pecados?»
50
Pero Jesús le dijo a la mujer: «Tú confías en mí, y por eso te has salvado. Vete
tranquila.»
TRADUCCION EN LENGUAJE ACTUAL.
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1 - LECTURA
¿Qué dice el texto? ¿Qué nos cuenta hoy la Palabra de Dios?
Queridos discipulitos de Jesús:
Jesús:
¡Qué bueno volver a encontrarnos para compartir la Palabra del Señor en el
Evangelio de este Domingo!
Se nos presenta un largo relato donde tres personajes principales nos dan a
conocer sus actitudes y lo que hay en su corazón: Jesús, la mujer pecadora y de mala
vida; y un fariseo llamado Simón.
La mujer pecadora nos hace pensar en lo malo que es el pecado, hacer el
mal… Pero también nos hace pensar en lo bueno que es el arrepentimiento: es decir,
reconocer que se ha pecado y buscar el perdón en Jesús, el Señor, el único que
realmente puede perdonarnos.
Simón, el fariseo, nos muestra lo bueno que es “invitar a Jesús a comer a
nuestra casa”, es decir, invitarlo a nuestra vida, a nuestro corazón, a nuestra
intimidad… Pero también nos muestra lo malo que es tener pensamientos
negativos: discrimina a la mujer por ser pecadora, y sospecha del poder de Jesús
dado que supone que el Señor no sabe lo que le pasa a esta mujer.
Miremos, sobre todo a Jesús, y entreguémonos a su perdón. Nosotros somos
pecadores, tal vez no en forma grave (tal vez sí). Debemos ir al encuentro del Señor
para que Él y solo Él nos perdone. Además, de Él, debemos también aprender a
perdonarnos los unos a los otros.
¡Queridos niños y niñas que el Dios de la misericordia y el perdón los
acompañe siempre! Hasta el próximo encuentro…
Algunas preguntas para la lectura
• ¿Cuáles son los aspectos o que es lo más destacado de los personajes del
relato?
• ¿Qué hace Jesús al comienzo?
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¿Cómo reacciona o que piensa Simón el fariseo?
¿Qué hace la mujer pecadora?
¿Qué le cuenta o dice Jesús a Simón?
¿Cómo se presenta Jesús ante el “pre-juicio” de Simón?
¿Qué es lo que Jesús destaca y valora de la mujer?
¿Qué piensan los otros invitados?
¿Cuál es la actitud final de Jesús con la mujer?
2 - MEDITACIÓN
¿Qué me dice Dios hoy a mí de manera particular?
¿Qué nos dice Dios hoy a nosotros de manera puntual?
Aplicamos todo lo que nos enseño el texto a nuestra propia vida de
discipulitos de Jesús…
Preguntas para la meditación.
• ¿Invito a Jesús para que entre en mi vida?
• ¿Dejo que entre a mi corazón?
• Como niño: ¿imito la apertura de corazón de Jesús para acercarme a
“pecadores” como la mujer de este texto, o a los “soberbios” y como Simón el
fariseo?
• ¿Tengo pre-juicios con los niños y niñas que son diferentes que yo, como los
tiene Simón el fariseo con la mujer pecadora y con el mismo Jesús?
• Ante mi propio pecado: ¿me acerco a Jesús como esta mujer?
• ¿Soy capaz de “dolerme” y “llorar” por mis pecados?
• ¿Cuáles son mis pecados, hoy?
• ¿Qué pienso de la parábola o ejemplo que Jesús le cuenta a Simón? ¿En qué
me compromete hoy a mí?
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• ¿Dejo realmente que Jesús me perdone los pecados y que me otorgue su paz?
3 y 4 - ORACIÓN y CONTEMPLACIÓN.
¿Qué le digo y qué le decimos a Dios?
¿Cómo logramos dejar en nuestro corazón la Palabra de Dios?
Proponemos para orar con el texto utilizar algunas frases tomadas
del versículo 50. Las mismas serán dichas en primera persona del singular
para captar o entender que es esto lo que Jesús hace con nosotros.
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Yo confío en ti, Señor, porque me salvas…
Yo tengo fe en ti, Señor, porque me perdonas…
Yo confío en ti, Señor, porque me salvas…
Yo tengo fe en ti, Señor, porque me perdonas…
Los niños las van repitiendo alternadamente haciendo algunos
momentos de silencio.
5 - AYUDAS PARA LA ACCIÓN
Después de escuchar la Palabra de Dios:
¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?
Para la acción puede ser de mucha utilidad, aprovechar este texto bíblico,
para que el sacerdote o algún catequista, les explique a los niños el sentido del
Sacramento de la Reconciliación.
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Lejos de provocar miedo, este Sacramento, bien explicado y a la luz de este
texto bíblico tan lleno de perdón, de vida y de paz, debe suscitar el deseo sincero de
acercarse, en el momento oportuno, al perdón que el Señor nos regala.
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