Fundamento ético de la proporcionalidad de las medidas terapéuticas

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Fundamento ético de la proporcionalidad de las medidas terapéuticas
Frecuentemente el problema de la determinación de la
proporcionalidad o ausencia de proporcionalidad de las medidas diagnosticas
y terapéuticas no discute el problema racional y legitimo de esta
determinación.
Lo moralista desde antiguo distingue prescripciones negativas y
positivas siendo las primeras aquellas que si se debe hacer (no matar) y
las segundas aquello que si se debe hacer (alimentos al hambriento) pero
que tras ella trae una polémica. No nos alcanzaría una vida como
realizarlas, hay acciones que, o se ejecutan en un preciso momento o;
simplemente ya no se pueden realizar.
Solo a nuestro alcance se encontrara el bien posible de realizar. Surge
por tanto una antigua pregunta. ¿Cuánto de ese bien posible es el que estoy
obligado a realizar?.
Para responder dicha pregunta debemos verificar si la acción cae bajo
una prescripción positiva y si son relativas al ejercicio profesional de
salud.
Por ejemplo un paciente puede pedir una droga mortal pero no tiene el
derecho a exigirla. Si por el contrario el paciente pide y solicita una
prescripción moralmente positiva, surge el problema de si es obligatorio o
no realizar dicha petición.
La gran disponibilidad de medidas diagnósticas y terapéuticas, su
complejidad y costo dan pensar cuales son éticamente
obligatorias,opcionales y cuales prohibidas .El médico no estaría
éticamente obligado a emplear medidas preventivas, diagnósticas o
rehabilitatorias que sean juzgadas como desproporcionadas.
Desproporcionadas serán por tanto, aquellas prescripciones negativas.
Existirá una obligación ante las acciones del medico siempre y cuando sean
vistas desde una perspectiva positiva, que no afecten a otra perspectiva
prioritaria que sea proporcional a su profesión y que, por ende, su
negación supondría una mala disposición a su trabajo.
Esfuerzo físico − psíquico − emocional − moral
El esfuerzo para llevar a cabo una acción positiva cambia un poco el
esquema. El esfuerzo físico incluye 2 dimensiones; La Intensidad y la
Duración.
Habrá que considerar:
1.− El beneficio obtenido del paciente, ante el esfuerzo
del medico invertido en una operación por ejemplo.
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El esfuerzo emocional estará directamente relacionada con el
comportamiento a realizar, un esfuerzo por tanto difícil de evaluar por su
naturaleza subjetiva, encontrándose condicionado por las capacidades
emocionales que pueden estar disminuidas por una enfermedad física, mental,
influencia cultural, sobrecarga de trabajo, etc. El esfuerzo emocional por
emplear en una acción debe ser proporcional a las fuerzas reales. Habrá una
obligación ética del esfuerzo emocional ante una acción positiva ante cual
deberá evaluar 2 interrogantes:
− ¿Cuál es el esfuerzo emocional a empeñar en esta acción?
− ¿Cuál es el sacrificio con toda mi energía estoy dispuesto a dar
para realizar mi acción?
Esto nos conlleva a medir el sacrificio o sufrimiento moral asumida
al actuar. Esto recae en nuestras decisiones libres, frecuentemente
renunciamos en nuestra vida a cosas que nos dañan y al liberarnos nos
aliviamos a corto, mediano o a largo plazo.
Claro está que no hay fórmulas para juzgar la proporcionalidad de una
acción médica, sin embargo, en los moralistas hay un consenso en cuanto a
la existencia de un juicio informado y recto (acción con rectitud de
intención y genuina precaución por el bien ajeno) y experimentado (tomar la
experiencia propia y ajenas semejantes.)
Criterios objetivos: Juicio de Proporcionalidad
1. − Eficacia científico − técnica de la medida: Sea eficaz o no el
tratamiento, podría ser incluso éticamente necesario mantener una medida
inútil pero inocua dado que su suspensión seria interpretada como desidia.
2. − Sufrimiento psicológico y moral que enfrenta el paciente:
Referido a la ansiedad y preocupación mantenida de una persona capaz de
soportar sin desatender a sus obligaciones. El rol de la opción del
paciente es un factor determinante, el médico no puede decidir por otro sin
causa, excepto ante causas justificadas como el paciente en estado de coma,
incompetente, etc.
3. − Costo económico de la medida: A veces disminuye la eficacia de
una acción. Idealmente el médico tratante nunca debiera por sí mismo
suspender una medida por consideraciones económicas, aunque en la
actualidad tiene diferentes realidades tanto en servicios estatales como en
instituciones privadas.
4. − Carga psicológica, económica y moral de la familia: Los que
cuidan al enfermo también deben ser evaluados. Una acción no debe ser
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decidida en ignorancia de quienes asumirán la incompetencia el paciente.
5. − Calidad de vida: Debiera ser que la calidad de vida no
debiera influir en la decisión de suspender una medida diagnostica o
terapéutica salvo casos extremos como Muerte cerebral o Estado vegetativo.
Distinto se ve en al actualidad pacientes de edad avanzada y recién nacido
en donde ante una mala calidad de vida se trata de salvar como sea a un
recién nacido, no así al adulto mayor. Eticamente todos somos iguales con
los mismos derechos independientes de la edad.
Concepto de paciente terminal
Se debe tener presente que ante esta clasificación que determina
una conducta se debe emplear este termino extremadamente riguroso y
prudentemente.
− Se debe descartar el uso de terminología ambigua que oculte una
decisión ya tomada.
− Términos como Paciente añoso, deteriorado, etc. Se debe evitar
emplear.
− La noción de Paciente terminal puede ser útil cuando se emplea en
la
forma lo mas posiblemente precisa.
− Se debe evitar la calificación de "Terminal" mientras no se tenga
claridad sobre los siguientes puntos:
I. Presencia de un proceso patológico de naturaleza,
conocida, de
evolución progresiva, irreversible y con pronostico de
muerte.
II. Inexistencia de toda medida con probabilidad
terapéutica,
incluyendo terapias experimentales.
III. Inminencia predicable de muerte (días, semanas, a lo mas un par de
meses.)
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