N20110227VIIIOrdinario

Anuncio
Señor,
¡cuántos papás y mamás no tienen trabajo en estos días!
Eso no está bien y no me gusta.
VIII Domingo del
Tiempo Ordinario
27
Febrero
POR LOS PAPÁS SIN TRABAJO
Tendría que haber trabajo para todos,
para que todos pudieran vivir mejor.
Confiemos en Dios
Te pido por las familias
que están sin trabajo
y no tienen para vivir,
para comer o para vestirse.
Enséñanos a compartir
lo que tenemos,
y abre el corazón
de los gobernantes y empresarios
para que den más trabajo.
Ayuda a que las cosas mejoren,
Padre de todos, confiamos en Ti.
acción católica
general
SECTOR
DE NIÑOS
www.accioncatolicageneral.es
No os agobiéis por el mañana
N
adie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará
al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro
cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros del cielo: no siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de
agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo:
ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros,
gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué
vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.
Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os
dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana,
4
6, 24-3
porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basMateo
ta su desgracia».
J
esús dijo a sus amigos: “Nadie puede servir a
dos señores... no podéis servir a Dios y al dinero”. Y añadió: “No estéis agobiados por vuestra
vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro
cuerpo pensando con qué os vais a vestir”.
Hoy -igual que entonces- la mayoría de la gente anda preocupada con “las cosas del día a día”...
tener lo suficiente para poder comer, ropa para
poder vestirse... Es normal, a todos nos hace falta comer y vestirnos... Pero también hay muchos
que se preocupan “en exceso”. Sólo viven para tener mucho dinero, mucha ropa, muchos lujos... y
Jesús nos ha dicho muchas veces que el que vive
así... se olvida de Dios.
El Evangelio de hoy nos habla de algo muy importante: la confianza en Dios.
Estamos seguros de que con nuestros “padres de la tierra” cerca... nada necesario nos va a faltar. Con ellos nos sentimos queridos y a salvo de todos los males. Nos protegen y nos quieren..
Pues “Nuestro Padre del cielo” es un “seguro” aun mayor. Nos
acompaña siempre en los momentos buenos y los momentos difíciles. No porque con Él tengamos una protección especial
ante cualquier tipo de peligro, daño o riesgo... sino porque con
Él a nuestro lado, ya podemos hacer lo que Jesús nos pedía:
“Buscad el Reino de Dios y su justicia”... y el resto, lo que nos
haga falta se nos dará “por añadidura”.
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¿Te sientes seguro con tus padres? ¿En qué cosas notas
que te protegen? ¿En qué notas que te quieren?
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¿Confías en Dios? ¿Cómo lo haces? ¿Notas que Dios te
quiere y te protege?
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Nos pide Jesús que busquemos “el Reino de Dios y su justi-
cia”... ¿Qué significa esto? ¿Qué tenemos que hacer?
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