Funciones sintácticas. Lazarillo de Tormes

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Complemento directo
En sintaxis se llama complemento directo u objeto directo a la función que
desempeña un sintagma nominal, un pronombre o una proposición
subordinada sustantiva que es afectada de forma directa e inmediata por
la actividad del verbo: "Pedro come peras". Por ello es un complemento
que es seleccionado solamente por los verbos transitivos.
En España es frecuente el leísmo de persona, que consiste en sustituir la forma
del pronombre de tercera persona para el complemento directo lo o la por la
forma del pronombre de tercera persona para el complemento directo le, al
contrario que lo que es habitual en Hispanoamérica. En España, pues, es
corriente oír "Pedro le mató" o "Pedro lo mató" indistintamente, donde le o lo
funcionan como complementos directos. La Real Academia Española admite
esta construcción por lo corriente que es, aunque no la recomienda, pero
prohíbe su uso en plural (les mató en vez de los mató)
Cómo reconocerlo:

Es necesario para los verbos transitivos.
Nunca lleva preposición, excepto cuando se refiere a personas bien
concretas, que lleva la preposición "a".



Pedro come peras.

Esperamos a tu hermano.
Siempre se puede sustituir por lo, la, los, las :

He visto esa película.

La he visto.
Al transformar la oración activa en pasiva, el CD se convierte en el
sujeto paciente:


Activa: El golpe destrozó el jarrón.

Pasiva: El jarrón fue destrozado por el golpe. (Sujeto paciente)
Complemento indirecto
El objeto indirecto es una categoría gramatical que se discute si es
propiamente sintáctica o semántica. De forma simple se puede decir que
corresponde al beneficiario o perjudicado por la acción del verbo
(caracterización semántica), y suele ser más a menudo persona que cosa. Va
precedido habitualmente por la preposición a y por eso suele confundirse con el
complemento directo de persona, que también la lleva.
El sintagma precedido por la preposición para no es complemento indirecto,
sino complemento circunstancial de finalidad, aunque la gramática tradicional
estimaba que era indirecto.
Por ejemplo, en la oración "han traído un sobre para Pedro" el para Pedro no
es complemento indirecto, es complemento circunstancial, porque puede
construirse la frase también de esta manera: "Han traído un sobre a Luis para
Pedro", donde el complemento indirecto es a Luis y para Pedro complemento
circunstancial de finalidad.
El complemento indirecto puede aparecer dos veces para especificar más
información:

Le di un regalo.

Le di un regalo a Paquita, la hija de mi sobrina.
Otras veces el complemento indirecto reviste un gran valor enfático, porque
señala el especial interés que se toma una persona por la acción; en esos
casos puede suprimirse, pero la frase pierde emotividad y expresividad:

No me cruces la calle - No cruces la calle

Se comió un pollo entero - Comió un pollo entero.
Son los casos denominados dativo ético y simpatético (el objeto indirecto
también suele llamarse dativo por el morfema de caso correspondiente en el
latín. En esta lengua, cualquier verbo que llevaba preposición como prefijo ante
su lexema podía llevar o regir dativo).
¿Cómo distinguir el complemento indirecto?

Siempre se puede sustituir por le, les:

Llevó flores a su madre.

Le llevó flores.
Excepto cuando hay un pronombre de los siguientes: lo, los, la, las; en
tales casos, el complemento indirecto siempre se puede sustituir por el
pronombre se, para evitar la cacofonía:



Le (CI) dijo que no volviese jamás(CD).

Se (CI) lo (CD) dijo.
Nunca va precedido por la preposición "para".
Complemento agente
El complemento agente es el sintagma preposicional que realiza la acción en
las construcciones pasivas analíticas de la lengua española. Por lo general va
encabezado por la preposición por o de, o una locución prepositiva equivalente:
Lorca era conocido por todos / de todos
En la frase anterior, el sujeto paciente de la pasiva analítica es Lorca, y padece
la acción de ser conocido, que ejecuta el complemento agente, todos. Los
complementos agentes introducidos por de eran más frecuentes en la lengua
antigua de la Edad Media que los introducidos mediante por; en el Siglo de Oro
el uso es semejante, y en los tiempos modernos predomina el de por:
Bien como la ñudosa
carrasca, en alto risco desmochada
del hacha poderosa
de ser despedazada
del hierro, torna rica y esforzada... (Fray Luis de León, siglo XVI)
En la versión activa de las oraciones pasivas, el
complemento agente se transmuta en sujeto agente,
mientras que el sujeto paciente se transforma en
complemento directo: Todos conocían a Lorca.
No es frecuente que aparezca el complemento agente
en las pasivas sintéticas o reflejas: "Se vende piso" (por
alguien)
Complemento de régimen
El complemento de régimen o, en la terminología de Emilio Alarcos Llorach,
el suplemento, es un sintagma preposicional seleccionado por la semántica o
subcategorización de un verbo específico, y no es complemento circunstancial,
directo, indirecto, agente ni atributo. La preposición que lo introduce puede ser
cualquiera, incluso a. Se reconoce porque es conmutable o sustituible por dicha
preposición más pronombre tónico:
Cuento con Luisa = Cuento con ella.
Me acuerdo de Pedro = Me acuerdo de él.
El perro cuida de la casa = El perro cuida de ella.
Pregunto por Luisa = Pregunto por ella.
Existen dos tipos de complemento de régimen, el directo y el
indirecto. Cuando se da el directo, no aparece complemento
directo (casos anteriores); cuando se da el C. R. indirecto, sí
aparece complemento directo; es más, no puede suprimirse
el complemento directo porque entonces la frase queda
"coja":
El camarero limpia de colillas (C. R. Ind.) el suelo (C. D.)
El camarero limpia de colillas...
El morfema se puede actuar como intransitivizador
de verbos; cuando eso ocurre, el verbo, en vez de
tener complementos directos, pasa a tener
complementos de régimen:
Pedro cuenta las patatas (C. D.)
Atributo
El atributo es una función de la sintaxis tradicional. Es un sintagma que
siempre acompaña a los verbos copulativos (ser, estar y parecer en español) y
que se refiere al mismo tiempo al sujeto, con el que concuerda en género y
número.
Para identificarlo correctamente, hemos de saber lo siguiente:

En ocasiones se puede sustituir por el pronombre "lo".

A veces admiten la sustitución por el adverbio "así".
Ej: Juan es testarudo > Juan es así.

Siempre va detrás del verbo.

Es imprescindible para la oración.
En el análisis sintáctico de las oraciones copulativas, el atributo ha de ser
considerado como parte del predicado (junto con el verbo copulativo y los otros
complementos, si los hubiera).
El atributo puede ser un adverbio, un adjetivo calificativo o un nombre (o un
pronombre, que siempre puede realizar las funciones sintácticas del nombre).
En una oración con predicado nominal, el verbo hace de cópula entre el sujeto
y el atibuto, entre los que se produce una relación de comparación. El verbo
tiene tan poca información, que muchas veces se suprime y no se dificulta la
comprensión de la frase (elipsis):
Ej.: Jacinto, eres madrileño > Jacinto, madrileño
En la segunda oración, el verbo (eres) está elíptico, permaneciendo la carga
semántica de la oración invariable.
Complemento predicativo
Se llama complemento predicativo (también, atributo adverbial) a una función
sintáctica en la que se mezclan dos funciones: la de atributo de un sustantivo o
pronombre y la de complemento circunstancial de un verbo. Es, pues, una
especie de complemento mixto entre ambas funciones.
Por ejemplo, si decimos: "El niño está alegre", alegre es evidentemente un
atributo; si decimos por el contrario: "El niño pasea alegremente", alegremente
es un complemento circunstancial de modo. Sin embargo, si decimos: "El niño
pasea alegre" ¿qué es alegre? Porque en esta oración estamos queriendo
decir dos cosas:
1.
El niño es, está o parece alegre (atributo)
2.
El niño pasea alegremente (C.C. de modo)
Para comprobar si estamos ante un Predicativo o un C.C., debemos comprobar
si el complemento concuerda con el nombre al que complementa en género y
número:
1.
Los niños pasean alegres: Predicativo.
2.
Los niños leen rápido: C.C.
3.
La niña lee rápido: C.C.
4.
Las ambulancias cruzaban rápidas la ciudad Predicativo.
Esto es especialmente útil cuando tenemos palabras que pueden funcionar
como adverbio y adjetivo.
El niño pasea alegre el predicativo (alegre ) determina tanto al verbo no
copulativo (pasea) como al nombre (niño). Pero dicho sustantivo se encuentra
en el sujeto. Como un sustantivo puede estar también en el Complemento u
Objeto directo, se establece una diferencia entre Predicativo Subjetivo
(determina a un nombre que está en el Sujeto) y el Predicativo Objetivo
(determina a un nombre está en Objeto directo).
Predicativo Subjetivo
Concuerda en género y número con el núcleo del Sujeto
1.
Alicia volvió nerviosa
2.
Ellos volvieron nerviosos
Predicativo Objetivo
Concuerda en género y número con el núcleo del Objeto Directo
1.
Compraron baratos los muebles
2.
Andrés trajo inflada la pelota
Nótese que el Predicativo está fuera del Objeto Directo: Los compraron
baratos , Andrés la trajo inflada . Muy diferente si se dijera Compraron los
muebles baratos donde el término barato sólo es adjetivo.
Ciertas oraciones pueden mostrar ambigüedad al ser analizadas como verbo
más complemento predicativo o perífrasis verbal de aspecto terminativo:
"Tengo acabadas 3 pinturas" equivale tanto a "Tengo listas 3 pinturas" como a
"He acabado 3 pinturas".
Las Oraciones Pseudocopulativas y el Predicativo
El complemento predicativo aparece también con los verbos semicopulativos
que forman predicados mixtos en frases semipredicativas: "Pedro se volvió
tonto". Casi siempre suele ser un adjetivo, pero algunas veces (con verbos que
signifiquen "nombrar" o "elegir" y "reputar" o "considerar") puede ser un
sustantivo y puede ir precedido de como: "Eligieron presidente a Pedro".
"Eligieron como presidente a Pedro". "Consideraba a Pedro su mejor amigo"
Por otra parte, también pueden existir complementos predicativos que son
sintagmas preposicionales: "Lo tienen por muy listo" o incluso proposiciones
subordinadas sustantivas: "Lo tomaron por el que no era"
Lazarillo de Tormes
La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (más
conocida como Lazarillo de Tormes) es una novela española anónima, escrita
en primera persona y en estilo epistolar (como una sola y larga carta), cuya
edición conocida más antigua data de 1554. En ella se cuenta de forma
autobiográfica la vida de un niño, Lázaro de Tormes, en el siglo XVI, desde su
nacimiento y mísera infancia hasta su matrimonio, ya en la edad adulta. Es
considerada precursora de la novela picaresca por elementos como el
realismo, la narración en primera persona, la estructura itinerante entre varios
amos y la ideología moralizante y pesimista.
Lazarillo de Tormes es un esbozo irónico y despiadado de la sociedad del
momento, de la que se muestran sus vicios y actitudes hipócritas, sobre todo
las de los clérigos y religiosos. Hay diferentes hipótesis sobre su autoría.
Probablemente el autor fue simpatizante de las ideas erasmistas. Esto motivó
que la Inquisición la prohibiera y que, más tarde, permitiera su publicación, una
vez expurgada. La obra no volvió a ser publicada íntegramente hasta el siglo
XIX.
Ediciones
Se conservan cuatro primeras ediciones distintas de la obra, las cuatro del año
1554, impresas respectivamente en Burgos, Medina del Campo, Amberes y
Alcalá de Henares. Las más antiguas parecen ser las de Burgos y Medina.
De la edición de Amberes se conservan siete ejemplares distintos, en tanto que
sólo hay uno de cada una de las otras tres ediciones. El ejemplar más
recientemente descubierto es el de la edición de Medina del Campo, que
apareció en 1992 en la localidad pacense de Barcarrota.
No obstante, es muy probable que existiese una edición más antigua, de 1553
o 1552, cuyo éxito generase las tres simultáneas ediciones posteriores.
Autoría
En 1605, el fraile jerónimo José de Sigüenza atribuyó la autoría del Lazarillo al
también jerónimo Fray Juan de Ortega:1
Dicen que siendo estudiante en Salamanca, mancebo, como tenía un ingenio tan
galán y fresco, hizo aquel librillo que anda por ahí, llamado Lazarillo de Tormes,
mostrando en un sujeto tan humilde la propiedad de la lengua castellana y el decoro
de las personas que introduce con tan singular artificio y donaire, que merece ser leído
de los que tienen buen gusto. El indicio de esto fue haberle hallado el borrador en la
celda, de su propia mano escrito.
F. José de Sigüenza, Historia de la Orden de San Jerónimo
Por la época en que se publicó el Lazarillo, Fray Juan de Ortega era General
de los Jerónimos, lo cual explicaría que el libro apareciese como anónimo. No
queda constancia, sin embargo, de ninguna otra obra de este autor. Tampoco
existe ningún argumento firme en favor de esta teoría.
En 1607, en el catálogo de escritores españoles (Catalogus Clarorum
Hispaniae scriptorum) que redactado por el flamenco Valerio Andrés Taxandro
se dice que Diego Hurtado de Mendoza "compuso [...] el libro de
entretenimiento llamado Lazarillo de Tormes". Otros autores del siglo XVII
mencionan esta atribución, que alcanzó cierta fortuna, sobre todo en el siglo
XIX. No hay argumentos concluyentes en favor de esta hipótesis.
Otra hipótesis, propuesta a finales del siglo XIX por Morel-Fatio 2 y desarrollada
después por Manuel J. Asensio3, relaciona al autor del Lazarillo con el círculo
erasmista de los hermanos Valdés. Se ha atribuido a Juan de Valdés y a su
hermano Alfonso. Esta última atribución ha cobrado fuerza recientemente
debido a las investigaciones de la profesora Rosa Navarro Durán 4, que se basa
sobre todo en el cotejo de la obra con los diálogos conocidos de Alfonso de
Valdés, el Diálogo de Mercurio y Carón y el Diálogo de las cosas acaecidas en
Roma, pero las semejanzas son léxicas, no textuales, y no aducen hápax
alguno, por lo que no prueban ni refutan nada y la autoría sigue sin resolverse.
La candidatura de Sebastián de Horozco fue defendida en 1914 por Julio
Cejador y Frauca en su edición de la obra, apoyándose en un pasaje de la obra
de este autor en que aparece un mozo de ciego llamado Lazarillo. Más
adelante fue retomada y defendida por Francisco Márquez Villanueva5, quien
encuentra importantes semejanzas de temas, ideas y vocabulario y llega a
afirmar que "apenas si hay en el Lazarillo un tema literario, un tópico, un
pensamiento, un recurso expresivo que no pueda encontrarse también en
Horozco"; estas semejanzas, sin embargo, pueden explicarse recurriendo a un
origen folclórico común o incluso considerando que las obras de Horozco, cuya
cronología es aún difusa, puedan ser posteriores al Lazarillo; y siguen sin
aducirse hápax.
También han sido propuestos como autores del Lazarillo el autor teatral Lope
de Rueda (que fue, como el protagonista de la novela, pregonero en Toledo en
1538), Pedro de Rúa, Luis Vives y Francisco Cervantes de Salazar.
Género
Se trata de un Bildungsroman o novela de autoformación, de estructura
aparentemente simple pero en realidad muy compleja; es una carta destinada a
vuestra merced, tratamiento que implica alguien con superior condición social,
y está motivada por "el caso", hecho del cual éste ha oído hablar, y cuya
versión personal pide a Lázaro, parte implicada en él, le explique ("escribe se le
escriba y relate el caso muy por extenso"). Así que debe ser una especie de
confesión y el personaje es un alto dignatario eclesiástico, quizá el Arzobispo
de Toledo que ha oído los extraños rumores que circulan sobre la extraña
conducta sexual del Arcipreste de San Salvador, como llegamos a saber al fin
del libro, según los cuales éste estaría amancebado con la mujer del Lazarillo.
La originalidad del libro sin embargo trastoca cualquier molde y crea un género
literario específico realista, la novela picaresca, mediante el recurso a la
parodia de narraciones caballerescas idealizantes del Renacimiento: a las
rimbombantes epopeyas de gestas guerreras y los libros de angélicos pastores
y cortesanos enamorados se opone una epopeya del hambre, que mira
solamente a cuanto hay por debajo del cuello de golilla y se preocupa
solamente de la subsistencia, en línea con la tradición realista de la literatura
española, revitalizada entonces por La Celestina y sus continuaciones.
Temas
La temática del Lazarillo de Tormes es moral: una crítica acerba, incluso una
denuncia, del falso sentido del honor ("la negra que llaman honra") y de la
hipocresía. La dignidad humana sale muy malparada de la sombría visión que
ofrece el autor, nihilista y anticlerical. La vida es dura y, tal como aconseja el
ciego a Lázaro en la obra, "más da el duro que el desnudo"; cada cual busca su
aprovechamiento sin pensar en los otros, por lo que, como se dice al principio
de la obra, arrimándose a los buenos "se será uno de ellos": esto es, para ser
virtuoso hay que fingirse virtuoso, no serlo. Sin duda alguna, se trata de la
visión de un humanista desencantado, acaso judeoconverso y erasmiano, a
pesar de que Marcel Bataillon niega el influjo directo de Erasmo en la obra.
Como consecuencia, resultó la inclusión de esta obra en el Índice de libros
prohibidos de la Inquisición, la cual permitió al cabo la circulación de una
versión expurgada de los pasajes anticlericales. El Lazarillo fue, además, una
obra muy traducida e imitada, y su influjo, profundo, marcó tanto la literatura
española que podría decirse que sin ella no habrían podido escribirse ni Don
Quijote de la Mancha ni la treintena de novelas picarescas españolas y
extranjeras que se han conservado.
Valor y trascendencia
El Lazarillo de Tormes es una obra artística de primer orden; lo es por su
originalidad, su valor humano, su trascendencia literaria y cultural, su estilo (el
castellano equilibrado, preciso y oral que preconizaba Juan de Valdés) y su
lenguaje: un castellano clásico modélico, flexible y expresivo, sutilmente
irónico, donde abundan las geminaciones y los isocola y donde no se
desprecian y se ponen al mismo nivel el castizo refrán y la cita culta. La
desproporción entre la materia y su elaboración por parte del autor se inclina
marcadamente en esta última, pero sin denotar, y en eso consiste uno de sus
méritos, el esfuerzo que debió suponer.
Gran parte del material e incluso de los personajes son de origen folclórico y
tradicional; hay cuentecillos y facecias tomados del rico acervo popular. La
obra, sin embargo, crea sus propios precedentes y contiene, asimismo, una
variada panoplia de técnicas narrativas: la suspensión, de la que hará un
inteligente uso Cervantes, como en el episodio del buldero; la gradatio narrativa
en ascensión hacia el anticlímax, como en el caso del ciego o el clérigo de
Maqueda. El uso de la estructura anular, que acaba concluyendo con lo que se
inicia, hace de la novela una obra redonda; por otra parte es la primera novela
polifónica de la literatura española: el personaje de Lázaro evoluciona, no es
plano ni arquetípico: cambia y evoluciona, y va pasando de ser un ingenuo a un
cínico redomado, aprendiendo de las lecciones que le da la vida. Tan es así
que el final, lejos de ser positivo, sin embargo, es vivido por el personaje como
lo mejor que le podía haber pasado teniendo en cuenta toda la trayectoria vital
que le precede. La infidelidad de su mujer, por tanto, no es nada comparado
con las vejaciones que ya ha sufrido. Cada personaje plano, por otra parte, se
halla completamente individuado y caracterizado sin maniqueísmo: la crueldad
del ciego, que no es absoluta; el idealismo soñador y orgulloso del escudero
pobre, un personaje al parecer folclórico luego retomado por [Cervantes]; el
diálogo entre conciencias en el cual se atisba la humana comprensión que
después será patrimonio casi exclusivo de Cervantes, en el episodio del criado
y el escudero; la avaricia, mezquindad e hipocresía del clérigo... El valor
psicológico y humano es patente en el tratado tercero, que se ha querido ver
como el anticipo de la novela polifónica moderna; por otra parte, el Lazarillo
bosqueja ya los rasgos fundamentales de un género de amplia trascendencia
española y europea, la novela picaresca, que se configurará definitivamente
con la Vida del pícaro Guzmán de Alfarache (1599) de Mateo Alemán, más
moralizado y pesimista todavía.
Argumento
La obra está dividida en siete tratados y cuenta en primera persona la historia
de Lázaro González Pérez, un niño de origen muy humilde; aunque sin honra,
nació en un río de Salamanca, el Tormes, como el gran héroe Amadís; quedó
huérfano de su padre, un molinero ladrón llamado Tomé González, y fue
puesto al servicio de un ciego por su madre, Antona Pérez, una mujer
amancebada con un negro, Zaide, que le da a Lazarillo un bonito hermanastro
mulato. Entre "fortunas y adversidades", Lázaro evoluciona desde su
ingenuidad inicial hasta desarrollar un instinto de supervivencia. Es despertado
a la maldad del mundo por la cornada de un toro de piedra, embuste con el que
el ciego le saca de su simpleza; después rivaliza en astucia con él en diversos
célebres episodios como el de las uvas o el jarro de vino (un modelo de
narración clásica) hasta que se venga devolviéndole la cornada de piedra con
otro embuste, que le vale al cruel ciego descalabrarse contra un pilar. Pasa
luego a servir a un tacaño clérigo de Maqueda que lo mata de hambre, y al que
sisa algo de pan de un arca que tiene; el clérigo lo confunde a oscuras (en su
boca silba accidentalmente la llave del arca, escondida mientras duerme) y,
tomándolo por culebra, descubre el engaño, le da una tremenda paliza y lo
despide. Después entra a servir a un hidalgo arruinado cuyo único tesoro son
sus recuerdos de hidalguía y de dignidad; Lazarillo simpatiza con él, ya que
aunque no tiene nada que darle, por lo menos le trata bien... si bien recurre a
esa simpatía que despierta para conseguir que le dé parte de los mendrugos
que consigue el muchacho al pedir limosna, ya que él no posee la dignidad de
la hidalguía. El patético escudero termina por abandonar la ciudad y Lazarillo
se encuentra de nuevo solo en el mundo.
Después sirve Lázaro a un sospechoso fraile mercedario, tan amante del
mundo que apenas para en su convento y le hace reventar los zapatos (alusión
a las reformas monásticas por entonces de moda, en el sentido de "descalzar"
o hacer más rigurosos los estatutos del clero regular).
El tratado quinto es más extenso: narra una estafa realizada por parte de un
vendedor de bulas o buldero (una bula era un documento eclesiástico que
certificaba, a cambio de una suma, la exención de cierta cantidad de años de
purgatorio). El lazarillo sirve al buldero y asiste como espectador, sin opinar, al
desarrollo del timo, en el cual finge el buldero que alguien que piensa que las
bulas no sirven para nada está poseso por el diablo, cuando en realidad está
compinchado o conchabado con él; esto se descubre a posteriori, con una hábil
técnica de suspensión. También este tratado sufrió la poda de la censura.
Los restantes y breves tratados narran cómo Lázaro se asienta con otros amos,
un capellán, un maestro de hacer panderos y un alguacil y se hace aguador.
Por último consigue el cargo de pregonero gracias al arcipreste de la iglesia
toledana de San Salvador, quien además le ofrece una casa y la oportunidad
de casarse con una de sus criadas, con la finalidad de disipar los rumores que
se ciernen sobre él, ya que era acusado de mantener una relación con su
criada. Sin embargo, tras la boda los rumores no desaparecen y Lázaro
comienza a ser objeto de burla por parte del pueblo. Lázaro sufre la infidelidad
con paciencia, después de toda una vida de ver qué es el honor y la hipocresía
que encubre la dignidad realmente, ya que eso al menos le permite vivir, y con
ello termina la carta, un cínico alegato autojustificativo que ridiculiza la literatura
idealista del momento. Lázaro afirma que ha alcanzado la felicidad, pero para
ello ha debido perder su honra, pues los rumores afirman que su mujer es la
amante del arcipreste. Para mantener su posición, Lázaro hace oídos sordos a
dichos rumores.
Continuaciones
Segunda parte de Lazarillo de Tormes (anónima)
Publicada por primera vez en Amberes en 1555, sin nombre de autor. Tuvo
escasa acogida entre los lectores, ya que en vez de mantener la línea realista y
picaresca del libro original, convirtió la historia de Lázaro en una fantasía
alegórica lucianesca, en la que el protagonista se convierte en atún, se casa
con una atuna y tiene hijos tan peces como el padre y la madre, sosteniendo en
la Corte de los atunes todo tipo de guerras como jefe de los mismos contra
otros pescados. Posiblemente, el desconocido autor, que quizá era un español
establecido en Flandes, quiso aludir en estos episodios a personajes y
circunstancias de la vida española de la época, pero la sátira tuvo poco éxito, y
solamente se reimprimió en Milán en 1587 y 1615, junto con el primer Lazarillo.
Esta segunda parte se divide en 18 capítulos:
Capítulo I. En que da cuenta Lázaro de la amistad que tuvo en Toledo
con unos tudescos, y lo que con ellos pasaba.

Capítulo II. Cómo Lázaro, por importunación de amigos, se fue a
embarcar para la guerra de Argel, y lo que allá le acaeció.

Capítulo III. Cómo Lázaro de Tormes hecho atún salió de la cueva, y
cómo le tomaron los centinelas de los atunes y lo llevaron ante el general.

Capítulo IV. Cómo, después de haber Lázaro con todos los atunes
entrado en la cueva, y no hallando a Lázaro sino a los vestidos, entraron
tantos que se pensaron ahogar, y el remedio que Lázaro dio.

Capítulo V. En que cuenta Lázaro el ruin pago que le dio el general de
los atunes por su servicio, y de su amistad con el capitán Licio.

Capítulo VI. En que cuenta Lázaro lo que al capitán Licio, su amigo, le
acaeció en la corte con el gran capitán.

Capítulo VII. Cómo, sabido por Lázaro la prisión de su amigo Licio, le
lloró mucho él y los demás, y lo que sobre ello se hizo.

Capítulo VIII. De cómo Lázaro y sus atunes, puestos en orden, van a la
corte con voluntad de libertar a Licio.

Capítulo IX. Que contiene cómo libró de la muerte a Licio, su amigo, y lo
que más por él hizo.

Capítulo X. Cómo recogiendo Lázaro todos los atunes, entraron en casa
del traidor don Paver y allí le mataron.

Capítulo XI. Cómo, pasado el alboroto del capitán Licio, Lázaro con sus
atunes entraron en su consejo para ver lo que harían, y cómo enviaron su
embajada al rey de los atunes.

Capítulo XII. Cómo la señora capitana volvió otra vez al rey, y de la
buena respuesta que trajo.

Capítulo XIII. Cómo Lázaro asentó con el rey, y cómo fue muy su
privado.

Capítulo XIV. Cómo el rey y Licio determinaron de casar a Lázaro con la
linda Luna, y se hizo el casamiento.

Capítulo XV. Cómo andando Lázaro a caza en un bosque, perdido de
los suyos, halló la Verdad.

Capítulo XVI. Cómo, despedido Lázaro de la Verdad, yendo con las
atunas a desovar, fue tomado en las redes, y volvió a ser hombre.

Capítulo XVII. Que cuenta la conversión hecha en Sevilla, en un
cadahalso, de Lázaro atún.

Capítulo XVIII. Cómo Lázaro se vino a Salamanca, y la amistad y
disputa que tuvo con el rector, y cómo se hubo con los estudiantes.


Segunda parte de la vida de Lazarillo de Tormes, de
Juan de Luna
Esta obra, mucho más cercana que la anterior a la naturaleza realista del
primer Lazarillo de Tormes, fue publicada por primera vez en París en 1620. Su
autor, Juan de Luna, era un toledano protestante que vivió enseñando el idioma
en París y Londres, donde compuso y editó bastantes obras sobre esta
materia. Al leer la Segunda parte del Lazarillo se enfureció tanto que decidió
escribir otra mejor; lo cuenta en el prólogo de la suya: Segunda parte de la vida
de Lazarillo de Tormes (París, 1620), reimpresa en Zaragoza (pero París) en
1652 con variantes textuales, una de ellas, por ejemplo, no prometer ya una
tercera parte. La obra va a continuación de la obra original que le sirve de
inspiración y que Luna, su admirador, editó también. El autor justifica su obra
en la escasa calidad de la primera continuación, lo que le impulsó como
toledano y conocedor del ambiente de la obra a elaborar otra más digna y
realista:
La ocasión, amigo lector, de haber hecho imprimir la Segunda parte de
Lazarillo de Tormes ha sido por haberme venido a las manos un librillo
que toca algo de su vida, sin rastro de verdad. La mayor parte dél se
emplea en contar cómo Lázaro cayó en la mar, donde se convirtió en un
pescado llamado atún, y vivió en ella muchos años, casándose con una
atuna, de quien tuvo hijos tan peces como el padre y madre. Cuenta
también las guerras que los atunes hacían, siendo Lázaro el capitán, y
otros disparates tan ridículos como mentirosos y tan mal fundados como
necios. Sin duda que el que lo compuso quiso contar un sueño necio o
una necedad soñada. Este libro, digo, ha sido el primer motivo que me
ha movido a sacar a la luz esta Segunda parte, al pie de la letra, sin
quitar ni añadir, como la vi escrita en unos cartapacios en el archivo de
la jacarandina de Toledo, que se conformaba con lo que había oído
contar cien veces a mi abuela y tías, al fuego, las noches de invierno y
con lo que me destetó mi ama.
La obra conoció un gran éxito en su época: cuatro ediciones en castellano
y siete traducciones francesas, todo ello antes de acabar el siglo XVII.
Pero en España no se publicó hasta 1835, significativamente al año
siguiente de ser abolida para siempre la Inquisición. Desde esa fecha se
ha reimpreso más de veinte veces.
El autor demuestra conocer la obra de Cervantes, Mateo Alemán,
Quevedo y Vicente Espinel, y parodia la disparatada segunda parte del
Lazarillo (Amberes, 1555) en buena parte de su obra. Retoma el
anticlericalismo y la misoginia del Lazarillo original convirtiendo a su
protagonista en marido "cartujo".
El argumento de la obra es el siguiente. Lázaro abandona Toledo dejando
a su hijo "injerto a canutillo" y a su mujer cuidados por el Arcipreste, que lo
hace "como si propios fueran". Se reencuentra con el escudero, que le
refiere una aventura que tuvo con una dama non sancta. Embarca
después en la armada contra el moro y naufraga, salvándose solamente
los capitanes, gente de consideración y "dos clérigos que había" en el
esquife y que ni siquiera se ocuparon en confesar a los futuros ahogados
porque sólo pensaban en salvarse como fuera; como él estaba
completamente lleno de vino, borracho perdido, el agua no puede entrar en
él y sobrevive salvado por dos pescadores que deciden exibirlo como una
especie de monstruo marino o pece Nicolao dentro de una cuba de agua;
escapa vertiendo el agua de la cuba, que se filtra al piso inferior y moja a
una dama en su cama que "movida de caridad, había acogido en ella a un
clérigo que por su contemplación había venido a aposentarse allí aquella
noche", de forma que aparecen desnudos él y ella "como Cupido con la
flecha y Venus con la aljaba". De regreso a Toledo con el arcipreste, este
le muestra los nuevos hijos que su mujer ha tenido de él (el Lazaraillo)
durante su larga ausencia, desvergüenza que al fin obliga a Lázaro a
pleitear contra él, perdiéndolo. Decide entonces marchar a Madrid a
trabajar como ganapán; allí sirve primero a una meretriz sevillana y luego
transporta el hato de un franciscano; ambos amos le dan por único pago
palos y golpes. Antes de abandonar la corte se encuentra metido en los
amores entre Clara, doncella repolluda, y un galán pisaverde al que se
encarga de transportar a casa de la moza escondido en un cofre que se
desfonda descubriendo toda la treta, con nuevo saldo de palos y golpes a
Lázaro, quien sin embargo logra pasar el castigo al escudero; conoce a
unos gitanos y se vuelve a tropezar con la repolluda y el pisaverde en una
venta a las afueras de Valladolid, donde el Santo Oficio arremete contra
los hermanos que quieren vengar a la ligera de cascos dama. Entre los
gitanos figuran el clérigo y la chica que fueron mojados cuando se escapó
del tonel. Un viejo gitano afirma que en España
Todos eran clérigos, frailes, monjas o ladrones, pero que entre todos los
mayores bellacos eran los que habían salido de los monasterios
mudando la vida especulativa en activa
Durante su estancia en Valladolid sirve simultáneamente a siete
mujeres non sanctas, una en concreto beata hipócrita y aficionada al
trato erótico con frailes. A poco, tras una orgía acaecida entre doce
varones y seis mujeres, decide hacerse ermitaño y convive con uno
que a la postre resulta tener una despensa de primer orden y haber
estado amancenado con otra daifa, y no sólo eso, sino que la suegra
del eremita había concebido a la dicha buscona y a sus dos hermanas
no menos busconas a raíz de sus relaciones "con un monje, un abad y
un cura, porque siempre he sido devota de la iglesia". La vieja rabiza
refiere a Lázaro cómo ella misma inició en el oficio a sus hijas con
eclesiásticos "por ser gente secreta, casera, rica y paciente". Tras esto
es burlado y secuestrado por unas mujeres que le atan desnudo a una
cama mientras le vejan y maltratan, y aun amenazan con cortarle el
dominguillo, curiosa escena cómica y sadomasoquista que la crítica
no suele mencionar; le echan a la calle en cueros y ensabanado y es
persequido por la chiquillería, de la cual se esconde en una iglesia,
donde es confundido con un fantasma y espanta a toda la
concurrencia. Con este apogeo de la humillación concluye la obra.
¿Didáctica moralidad en este escrito?
La industria de los hombres es vana, su saber ignorancia y su poder
flaqueza cuando Dios no fortalece, enseña y guía (cap. VI)
El protestantismo del autor se manifiesta en su anticlericalismo,
constante y sin ambages, durante todas las páginas de la obra,
donde también se pinta una España inmoral e hipócrita, sumida
en todo tipo de depravaciones sexuales, acaso como contraste al
puritano rigor de los protestantes. El Lazarillo de Luna fue
dedicado a la princesa Marqueta de Rohan y se divide en 16
capítulos:
Capítulo I. Donde Lázaro cuenta la partida de Toledo para
ir a la guerra de Argel.


Capítulo II. Cómo Lázaro se embarcó en Cartagena.

Capítulo III. Cómo Lázaro salió de la mar.

Capítulo IV. Cómo llevaron a Lázaro por España.
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Capítulo V. Cómo llevaron a Lázaro a la corte.

Capítulo VI. Cómo llevaron a Lázaro a Toledo.
Capítulo VII. De lo que le sucedió a Lázaro en el camino
del río Tajo.


Capítulo VIII. Cómo Lázaro pleiteó contra su mujer.

Capítulo IX. Cómo Lázaro se hizo gana-pan.
Capítulo X. De lo que sucedió a Lázaro con una vieja
alcahueta.

Capítulo XI. Cómo Lázaro se partió para su tierra, y de lo
que en el camino le sucedió.

Capítulo XII. De lo que le sucedió a Lázaro en una venta,
una legua antes de Valladolid.

Capítulo XIII. Cómo Lázaro sirvió de escudero a siete
mujeres juntas.

Capítulo XIV. Donde Lázaro cuenta lo que le pasó en un
convite.


Capítulo XV. Cómo Lázaro se hizo ermitaño.

Capítulo XVI. Cómo Lázaro se quiso casar otra vez.
Aitor Bernal de Simón
4ºESO A
COLEGIO DEL PIRINEU
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