Antecedentes, características específicas y ubicación del volcán

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VOLCAN UBINAS
Localización:
16° 22' S, 70° 54' W
Elevación:
5670 m.
Tipo:
Estratovolcán de forma cónica, ligeramente
alargada de SE a NO.
Estructuras: Caldera de forma semi-elíptica, alongada de
S a N, tiene un diámetro máximo de 1.4 km y
paredes de hasta 120 m de altura.
Cráter de 300 m de profundidad en la parte
SE de la caldera.
Vigilancia:
Control periódico de temperatura y
composición química de las fumarolas y
fuentes termales asociados al volcán.
Actividad
Actividad fumarólica variada e intermitente,
actual:
con temperaturas de 90 a 100 °C.
Esporádicamente los gases se elevan de 100
a 500 m de altura.
Observaciones: Es considerado el volcán más activo del sur
del Perú, debido a sus 23 episodios de alta
actividad fumarólica y emisiones de cenizas
registradas desde el año 1550 D.C.
La última erupción explosiva pliniana ocurrió
hace 980 años ± 60 B.P.
El edificio volcánico posee un volumen
aproximado 30 km3 y una superficie de 45
km2.
Flanco sur del volcán Ubinas, visto desde el pueblo
del mismo nombre. Obsérvese actividad fumarólica
en la cumbre.
MAPAS DE ZONIFICACIÓN DE PELIGROS DEL VOLCÁN UBINAS
Dentro de un radio de 14 km del cráter del volcán Ubinas, se encuentran los poblados de Ubinas,
Tonohaya, Querapi, Sacuaya, Villa Sacuaya, Santa Cruz de Anascapa, San Miguel, Huatahua,
Escacha, Huarina e inclusive Matalaque. Tienen una población total que sobrepasa los 4,200
habitantes, de los cuales 3,500 viven en el pueblo de Ubinas (INEI, 1997), situado a solo 6 km del
volcán.
En base al grado de recurrencia, el volcán Ubinas presenta cuatro tipos principales de peligros:
peligros por caídas de tefras, peligros por flujos de barro o lahares, peligros por flujos piroclásticos
y peligros por avalanchas de escombros (Rivera, 1998).
1. PELIGROS POR CAÍDAS DE TEFRAS
Según la estratigrafía estudiada se distinguen dos casos: peligros por emisiones de cenizas y
proyectiles balísticos y peligros por emisiones de lapilli pómez (Rivera, 1998).
a)
Peligros por emisiones de cenizas y proyectiles balísticos: Producto de erupciones
freáticas y freatomagmáticas, las cenizas y proyectiles balísticos, podrían cubrir un área
aproximada de 36 km 2 (Fig. 1). La hipótesis está basada en los depósitos de tefras de origen
freático y freatomagmático que yacen dentro de la caldera y en los flancos del volcán. Los
productos balísticos que afloran dentro de la caldera están constituidos de fragmentos lávicos con
diámetros de hasta 30 cm y los encontrados a una distancia de 2 km al E del cráter miden hasta
20 cm de diámetro (Rivera, 1998).
b) Peligros por emisiones de lapilli pómez: Producto de erupciones plinianas, sub-plinianas
y/o vulcanianas, los depósitos de lapilli pómez podrían alcanzar hasta una distancia mayor de 6
km, principalmente en dirección SO y NE (direcciones predominantes de los vientos). Esta
hipótesis está basada en: 2 depósitos de caída pliniana (uno en el Holoceno y otro hace 980 ± 60
B.P.), que afloran en la quebrada Infiernillo y en el poblado de Anascapa, ubicados a 6 km al SE y
7 km al S del cráter, respectivamente, donde miden entre 3 y 4 m de espesor.
Por otro lado, el depósito pliniano de hace 980 ± 60 B.P., también aflora en los poblados de
Pachas y Totora, ubicados a 40 km al SE del volcán Ubinas (áreas distales), donde tiene 25 cm de
espesor. Así mismo, cenizas del siglo XX han sido reportadas en las inmediaciones de los
poblados de Yalahua y Torata (El Pueblo,1925 y 1936), situados a 18 y 16 km al NE y E del volcán
respectivamente.
Figura 1.
Mapa de zonificación de peligros volcánicos por
caídas de tefras del volcán Ubinas (Tomado de Rivera, 1998).
2. PELIGROS POR FLUJOS DE BARRO O LAHARES
Durante los meses de diciembre a julio, se acumulan el hielo y la nieve en la cumbre del volcán y
poseen un promedio de 60 cm de espesor, que hace un volumen aproximado de 1.2 km 3. Una
erupción vulcaniana, sub-pliniana o una explosión de domo genera flujos piroclásticos y/o tefras
calientes, estos pueden fundir el hielo y la nieve, para luego generar flujos de barro. Así mismo, los
flujos en mención pueden originarse en las estaciones lluviosas (de diciembre a marzo).
Dichos flujos se desplazarían por las diversas quebradas que surcan los flancos SE y S del volcán,
y podrían alcanzar los ríos Ubinas y Tambo, hasta una distancia mayor a 10 km del cráter. Están
sujetas a este tipo de peligro, terrenos agrícolas y pueblos como Ubinas, Tonohaya, San Miguel y
Huatahua las cuales se ubican en las márgenes de la quebrada Chillón y río Ubinas (Fig. 2).
Este tipo de peligro está basado en la existencia de varios depósitos de lahares, que yacen en las
quebradas de los flancos S, SE, SW y E del volcán (Qda. Infiernillo, Qda. Chillón y río Ubinas). La
posibilidad de ocurrencia de este fenómeno es muy alta aún sin actividad eruptiva y también
después de cualquier erupción.
3. PELIGROS POR FLUJOS PIROCLASTICOS
Una erupción de tipo vulcaniana, sub-pliniana o pliniana genera flujos de cenizas, flujos de
escorias o flujos de pómez. Estos flujos piroclásticos podrían canalizarse por las diversas
quebradas que surcan al estratovolcán, sobre todo, por las quebradas que dan hacia los valles de
Ubinas y Para.
Los flujos piroclásticos durante su recorrido, causarían destrucción por enterramiento e
incineración. La distancia a recorrer superaría los 6 km del cráter. Esta distancia fue elaborada
siguiendo la metodología de Hayashi & Self, 1992 y Siebert, 1996 para flujos piroclásticos (Rivera,
1998). La hipótesis está basada en la presencia de flujos de cenizas que yacen en la quebrada
Infiernillo y en los poblados de Tonohaya, San Miguel y Huatahua, así como en la presencia de
coladas de escorias sobre el flanco NE, N y O del volcán en un radio de 3.5 km.
Figura 2.
Mapa de zonificación de peligros volcánicos por flujos piroclásticos, lahares,
avalanchas de escombros y flujos de lava del volcán Ubinas (Tomado de Rivera, 1998).
4. PELIGROS POR FLUJOS DE AVALANCHAS DE ESCOMBROS
El flanco SE del volcán Ubinas es inestable por tres razones: (1) por su elevada pendiente y gran
altura (mide entre 1.2 y 1.4 km de altura), (2) se encuentra alterado e hidrotermalizado, y (3)
muestra un sistema de fracturas verticales, con rumbos 30° y 35° NW (Rivera,1998).
La ocurrencia de un sismo de magnitud mayor de 5, de una erupción violenta (sub-pliniana o
freatomagmática) o el crecimiento de un domo dentro del cráter, pueden provocar el colapso o
derrumbe de una parte de la pared S, generando la formación de avalanchas de escombros. Estas
avalanchas se canalizarían por las quebradas Secuaya, Volcanmayo, Chillón y alcanzarían la
parte baja del valle de Ubinas, hasta una distancia mayor o igual a 8 km del volcán (Fig. 2).
La hipótesis sobre la generación de avalanchas de escombros, está basada en la existencia de
estos depósitos en el valle del río Ubinas y parte baja del valle de Para hasta la confluencia del río
Tambo (10 km al SE del cráter). Estas avalanchas poseen un volumen aproximado de 2.6 km 3 y se
emplazaron durante el Pleistoceno superior. Así mismo, se ha encontrado depósitos de
avalanchas de escombros recientes (3,670 ± 60 años B.P), a 4.5 km al SE del cráter, que poseen
0.8 km3 de volumen. Sobre estos depósitos se asientan los caseríos de Querapi y Secuaya.
ACTIVIDAD HISTÓRICA DEL VOLCÁN UBINAS DESDE 1550 D.C.
En los catálogos "Volcanoes of the world" (Simkin y Siebert, 1994) y "The active volcanoes of
Perú" (Parodi y Hantke, 1966), se mencionan 17 erupciones volcánicas desde 1550 hasta 1969.
Sin embargo, Rivera (1998), reporta 23 erupciones volcánicas ocurridas entre 1550 y 1996, con
una recurrencia de 4 a 5 erupciones por siglo. La mayoria de las erupciones se caracterizaron por
presentar
un
indice
de
explosividad
volcánica
(IEV)
2
(Tabla
N°
1).
Según Rivera (1998), tres eventos eruptivos (1778, 1912 o 1913 y 1923 o 1925) no son muy
precisos, debido a que los reportes mencionan pocas características de las erupciones. El volcán
Ubinas ha manifestado altos episodios fumarólicos, acompañados en ocasiones con emisiones de
cenizas. Seguidamente se describen las erupciones registradas desde 1550 y recopilados por
Rivera(1998).
ERUPCION DE 1550:
Corresponde a la erupción histórica más antigua y según Simkin y Siebert (1994) fue de tipo
central y explosiva, con un IEV igual a 2 (Tabla 1). Probablemente la edición de estos primeros
reportes se inició con la llegada de los españoles al actual territorio peruano.
ERUPCIÓN DE 1599
"Del 7 al 9 de Febrero de 1599 se percibió en el Ubinas intermitentes estruendos. El 9 de Febrero
empezó una gran oscuridad, desgarrada por truenos y lluvias; algo aclaró el 11, a las 4 de la tarde,
pero el sol volvió a verse únicamente el día 13; y durante 15 días cayeron cenizas en los
contornos, amenazando aún a la ciudad de Arequipa". (Tauro del Pino, 1967; Polo, 1899). No
existen datos referentes a las magnitudes ni daños ocasionados a los poblados aledaños al volcán
(Tabla 1).
ERUPCIÓN DE 1600 ?
Esta erupción se encuentra registrada en el catálogo "Volcanoes of the world" (Simkin y Siebert,
1994). Sin embargo se refiere quizás a la erupción del volcán Huaynaputina, ocurrida el 19 de
febrero de 1600 D.C. (Thouret et al., 2002). Afirmamos esto porque dichos volcanes se encuentran
separados por una distancia de 30 km.
ERUPCIÓN DE 1662
En 1662 se registró una gran erupción durante la cual, las cenizas alcanzaron hasta Moquegua y
Locumba ubicados a 280 km al SW del volcán (Tauro de Pino, 1967). Esta erupción
probablemente emitió flujos de escorias y cenizas tipo San Vicente que actualmante se encuentran
en el flanco NW del volcán. Suponemos que la erupción debió ser la más grande que tuvo el
volcán Ubinas desde el siglo XVI. Según Simkin y Siebert (1994), esta erupción tuvo un IEV 3
(Tabla 1), pero se desconocen los daños acasionados en los poblados aledaños.
ERUPCIONES DE 1677 y 1778
Según Simkin y Siebert (1994) corresponden a erupciones centrales y explosivas, con IEV igual a
2. Se desconoce la magnitud y alcance de tales erupciones. Respecto a la erupción de 1778, los
datos fueron obtenidos de relatos históricos y posteriormente publicados por Juan Valdivia (1995).
ERUPCIÓN DE 1784
Según Simkin y Siebert (1994), este evento corresponde a una erupción central y explosiva, con
un IEV igual a 2 (Tabla 1). Este dato es corroborado por Zamácola y Jaúregui quienes
acompañaron en visita pastoral (1789), al obispo Chávez de la Rosa al pueblo de Ubinas. Ellos
señalaron que "en el pueblo de Ubinas, distante a 30 leguas (de Arequipa) existe un volcán que
continuamente está exhalando humo; así lo observamos cuando fuímos aquel pueblo" (Zamácola
y Jaúregui, 1789).
ERUPCIONES DE 1826, 1830 Y 1862
Por las características de las actividades eruptivas reportadas por Parodi y Hantke (1966) y Simkin
y Siebert (1994), estos eventos corresponden a erupciones de tipo central y explosiva, con un IEV
igual a 2.
ERUPCIÓN DE 1865
La erupción de 1865 inicialmente fue reportada por Raymondi, quién visitó Ubinas en Febrero de
1865. Raymondi además dió a conocer las coordenadas del volcán Ubinas. Posteriormente Parodi
y Hantke (1966) y Simkin y Siebert (1994), reportan como un evento eruptivo central y explosivo,
con un IEV igual a 2.
ERUPCIÓN DE 1867
Según Parodi y Hantke (1966) esta erupción ocurrió entre el 24 y 28 de Mayo de 1867. Simkin y
Siebert (1994) la catalogan como una erupción central y explosiva, con un IEV a igual a 2.
ERUPCIONES DE 1869, 1906 y 1907
Las erupciones de 1869 y 1906 ocurrieron en el mes de octubre. Inicialmente estas erupciones
fueron registradas por Parodi y Hantke (1966). Según Simkin y Siebert (1994), estos eventos
eruptivos correponden a erupciones centrales y explosivas, con un IEV igual a 2 (Tabla 1).
ERUPCIÓN DE 1912 - 1913 ?
Por los años de 1912 o 1913 se produjo una erupción que perjudicó los terrenos de cultivo y
ocasionó la muerte de ganados. Durante esta erupción el volcán emitió cenizas negras, por lo
menos de tres a cuatro años acompañado de movimientos sísmicos. Inicialmente las nubes de
cenizas negras cayeron sobre Ubinas, luego llegaron hasta Chojata y Yalahua, distantes 18 km al
SE y NE del volcán respectivamente (Benamente,1997 - comunicación oral; Diario El Pueblo,
1936). Por las características descritas en los relatos, inferimos que el IEV fue igual o superior a 2.
Esta erupción no fue registrada en el catálogo "Volcanoes of the world" (Simkin y Siebert, 1994).
ERUPCIÓN DE 1923 - 1925 ?
El señor Juan Almuelle (Chavéz, 1993) relata: "Por el año de 1923, Arequipa amaneció con
ceniza. Era por coincidencia miércoles de ceniza, y las calles estaban llenas de cenizas, que eran
del volcán Ubinas. La capa delgada de esta erupción era muy fina y no se observaba claramente
en el campo". Según Benamente,1997 (comunicación oral) la erupción consistió en emisiones de
cenizas calientes de color gris, estas se prolongaron por Para y Yalahua (NE del volcán).
Asociados a este evento eruptivo se sintieron movimientos sísmicos de baja intensidad en áreas
aledañas. Posteriormente las cenizas emitidas se mezclaron con el agua formando flujos de barro
que se desplazaron por los flancos S y SE, con dirección al valle de Ubinas. Este evento duró casi
tres años con niveles variables de la actividad eruptiva.
ERUPCIÓN DE 1936
El evento eruptivo consistió en alta actividad fumarólica y emisiones de cenizas grises, además
estuvo acompañado con intermitentes movimientos sísmicos de baja intensidad. Por las
características descritas de sus depósitos, el tipo y grado de actividad, y los daños provocados
inferimos haya tenido un IEV de 2 a 3.
Según relatos encontrados los pobladores del valle de Ubinas pedían al gobierno central el
traslado hacia la zona de la Joya, a fin de protegerse de un gran desastre que amenazaba destruir
el distrito. Estos pedidos fueron hechos en años anteriores a 1936. Aquí algunos relatos:
“La actividad del volcán Ubinas amenaza al pueblo que florece en sus faldas; una gruesa capa de
cenizas ha cubierto los terrenos de sembríos malogrando las cosechas” (MEMORIAL
PRESENTADO AL GOBIERNO DE REPUBLICA, el 4 de Enero de 1936).
“Que en la madrugada del tres del presente se han visto salir llamaradas del cráter del volcán
Ubinas, sintiéndose también ruídos y toda la quebrada donde está situado este pueblo y otros
caserios amaneció cubierto de humo que saliendo del cráter desprendía ceniza volcánica. Hace
más de 24 horas que ha empezado la erupción y sigue aumentando la intensidad. Los terrenos y
sembríos están cubiertos por una espesa capa de ceniza (Diario El Pueblo, Arequipa, 11 de Enero
de 1936).
ERUPCIÓN DE 1937
Esta erupción fue reportada en la mayoría de textos y diarios recopilados. Según Simkim y Siebert
(1994), la erupción tuvo un IEV igual a 2. Las características de éste evento eruptivo y los daños
que provocó, deben ser tomados en cuenta en la evaluación de riesgos. A continuación se
muestran algunos de los reportes obtenidos:
“El volcán Ubinas ha entrado de nuevo en actividad. Desde el 8 del mes en curso (Mayo) está
arrojando cenizas sobre el sembrío y a la población del pueblo que se asienta a sus faldas
sembrando como es natural el pánico entre sus moradores. Día y noche cae una lluvia gris espesa
sobre Ubinas a tal extremo que los vecinos están desesperados por este constante tormento y
esta amenaza continúa. No sólo los sembrios y los ganados están sufriendo el peligro, sino la vida
misma de los naturales está comprometida ya que los gases sulfurosos y demás materias que se
desprenden del volcán han infectado el ambiente. Durante ochos meses el pueblo de Ubinas y sus
aledaños habian vivido un tanto tranquilos ya que en ese tiempo el volcán se calmó. Hoy
nuevamente ha iniciado tan ingrata labor..." (Diario "El Pueblo" Arequipa, 25 de Mayo de 1937).
"Ante los repetidos perjuicios ocasionados por el volcán Ubinas los habitantes del pueblo
inmediato tratan de abandonar al paraje y trasládarse a la región de la Joya..." (Diario El Pueblo,
Arequipa, 10 de junio de 1937).
"Muchas personas y numerosos indigenas que han llegado a las alturas de los cerros de San
Antonio y Esquilache (Puno) manifestaron, que desde dichos lugares pueden apreciarse densas
columnas de humo que desde hace días lanza el volcán Ubinas, los cuales revela que se halla en
actividad" (Diario El Pueblo, Arequipa, 15 de Junio de 1937).
ERUPCIÓN DE 1951
La erupción de 1951 también fue descrita por los pobladores del lugar, y posteriormente registrada
por Simkin y Siebert (1994). Este evento eruptivo tuvo un IEV igual a 2, se inició los primeros días
de enero y se prolongó por lo menos hasta Setiembre. Los pobladores de los pueblos aledaños,
sobre todo del pueblo de Ubinas, estuvieron tensos y alarmados, padeciendo los efectos
provocados por la emisión de cenizas y gases.
A continuación se muestra relatos de diarios y archivos registrados en la ciudad de Arequipa:
"El señor Luis Gómez Iquira quién presta servicios como auxiliar en la escuela de segundo grado
de varones N°1804 del distrito de Ubinas de la provincia de Sanchez Cerro, nos ha dirigido atenta
comunicación para informarnos acerca del volcán Ubinas que se encuentra en plena actividad
desde el mes de enero del año en curso...nos dice que el 17 de Junio a las 11 a menos dos
minutos de la noche, se sintió un fuerte temblor en Ubinas que alarmó sobre manera a todos los
pobladores...Dicho señor relaciona estos movimientos sísmicos con la gran actividad del Ubinas y
dice que constantemente produce ruídos sordos que infunde pavor y desprende nubes de humo
negro ceniza que cubre los campos, manteniendo en constante zozobra a los vecinos del pueblo y
de los lugares aledaños. Nuestro informante nos dice que el volcán entró en actividad en la
madrugada de uno de los primeros días de enero, y que desde los primeros momentos infundó
pavor en los habitantes de Ubinas, por los ruídos y las inmensas columnas de humo negro y
cenizas que desprendían, cubriendo este último residuo todos los campos de cultivo y
ocasionando la muerte del ganado. Hay días en que las cenizas nublan el cielo y tornan el
ambiente con un fuerte olor sulfuroso que molesta mucho y que imprime ese sabor inclusive al
agua. Desde enero a la fecha, lo que más alarmó a la población fue la erupción que se produjo el
8 de mayo a las 6 de la tarde. Después de un ruído subterráneo muy perceptible se vió gran
cantidad de humo negro cuyas columnas se elevaron varios centenares de metros nublando
totalmente el cielo. El volcán parecía un horno de cal y a medida que se anochecia iba tomando un
aspecto muy siniestro" (Diario El Pueblo, Arequipa, 24 de Julio de 1951).
Comunicación dirigida por el Sr. Luis Gómez I., al Diario El Pueblo de Arequipa el 09 de Setiembre
de 1951: “S. D. del diario el Pueblo; de toda mi consideración nuevamente me dirijo a usted, para
informarle que desde hace varios días el volcán se encuentra en lo más récio de sus actividades.
Las gigantescas nubes de humo negro que arroja y que ya se producen durante todo el día y la
noche tienen alarmado a los pobladores de esta región...Hay días en que la lluvia de cenizas,
molesta la vista al extremo que no se puede caminar, el suelo esta cubierto de una capa de ceniza
que alarma. Como consecuencia de todo esto, los rios se han convertido en torrentes de barro
negro, que ya el ganado no puede tomar. Los moradores no tienen de donde proveerse de agua y
asi tienen que tomarlas, y las criaturas están muriendo. Así como los adultos con fiebres
desconocidas que es más sorprendente que se hinchan. Además como el agua es una espesa
masa de ceniza, que ya no se puede regar los terrenos que se preparan en esta época para las
siembras...El ganado ha muerto en gran número asi como algunos pastores, perecieron
sepultados por la nieve en los campos y que todavía no se ha precisado el número. A todo esto se
ha sumado las grandes cantidades de cenizas que cubren todos los campos. Hay días en que la
negras nubes de cenizas que oscurecen el cielo, ocasiona un malestar horrible sobre todo por el
fuerte olor a azufre". (Diario El Pueblo, Arequipa, 13 de setiembre de 1951).
ERUPCIÓN DE 1956
Esta erupción fue registrado por Parodi y Hantke (1966) y Simkin y Siebert (1994), quienes
señalan que se inició en mayo de 1956 con la emisión de cenizas (caracterizado por escorias
finas), y culminó en octubre del mismo año. Esta erupción causó daños en los terrenos agrícolas
del valle de Ubinas. Por las características descritas correponden a una erupción central y
explosiva, con un IEV igual a 2.
ERUPCION DE 1969
La erupción registrada en 1969 se inició el 16 de mayo, y se caracterizó por la emisión de cenizas
grises y alta actividad fumarólica. Ocasionó la muerte de ganados por la contaminación de las
aguas de regadío con cenizas emitidas por el volcán. Las características de su manifestación y los
tipo de depósitos alegan que la actividad eruptiva fue explosiva y con IEV igual a 2 (Simkin y
Siebert, 1994).
A continuación un reporte de la época: "Con sorpresa los vecinos de Ubinas han constatado que el
volcán que da nombre a la cuidad, despide una pequeña humareda, éste fenómeno que se
registra desde hace muchos años ha provocado la natural preocupación del vecindario y los
pobladores del valle...Desde hace quince días, en horas de la mañana, se viene observando este
hecho... " (Diario El Pueblo, Arequipa, 1 de Junio de 1969).
ACTIVIDAD FUMRÓLICA DE 1995 - 1996
La alta actividad fumarólica fue reportada en diciembre de 1995 por miembros del IGP y ORSTOM
(Thouret et al., 1996; Rivera et al.,1997), dicha actividad se prolongó hasta mayo de 1996 en
forma permanente y hasta mediados de 1997 en forma discontínua. La actividad fumarólica
consistía en "bocanadas" de gases que se desplazaban por la mañanas y las noches por encima
de la cumbre del volcán. La altura promedio que las fumarolas alcanzaron fue de 300 a 700 m y
esporádicamente alrededor de un kilómetro. Las fumarólas estuvieron constituidas de vapor de
agua y gases calientes que se emanaban de seis orificios ubicados en el cráter semi - cilíndrico
que corta al piso de la caldera y al cono de cenizas. Por las características de su manifestación se
alega que la alta actividad fumarólica tuvo un IEV igual a 1. No se ha registrado emisión de
cenizas.
Tabla 1: Resumen de la actividad histórica
AÑO
1550
INICIO FINAL
TIPO DE ACTIVIDAD
1599
07 Feb. 22 Feb. Erupción explosiva moderada
Erupción central y explosiva
1600
Erupción explosiva
1662
Erupción explosiva
1677
Erupción explosiva de gran
magnitud
1778
Erupción explosiva
1784
I.E.V
OBSERVACIONES
3?
2
2?
Cenizas grises cayeron cerca a Arequipa.
Las cenizas alcanzaron hasta las pampas de Sama y Locumba.
3
Probablemente depositaron escorias y cenizas encontradas al NW y
N del volcán.
Erupción central y explosiva
2
Alta actividad fumarólica y emisión de cenizas.
1826
Erupción central y explosiva
2
1830
Erupción central y explosiva
2
1862
Erupción central y explosiva
2
1865
Erupción central y explosiva
2
1867
24-May 28-May Erupción central y explosiva
2
1869
Octubre Erupción central y explosiva
2
1906
Octubre Erupción central y explosiva
2
1907
Octubre Erupción central y explosiva
2
1912-1913
?
Erupción central y explosiva
2
1923-1925
?
Erupción explosiva
Emisión de cenizas grises.
Cenizas cayeron sobre Ubinas, Chojata y Jalahua afectó tierras de
cultivo y murieron ganados por epidemias.
Cenizas grises cayeron cerca a la ciudad de Arequipa.
1936
03 Ene. Julio
Erupción explosiva y
fumarólica
2
En el valle de Ubinas las cenizas destruyeron los cultivos.
1937
Mayo
Julio
Erupción central y explosiva
2
Las cenizas destruyeron terrenos de cultivo y generon epidemias en
el valle de Ubinas.
1951
Mayo
21 Oct.
Erupción central y explosiva
2
En el valle de Ubinas las cenizas causaron daños.
1956
Junio
Erupción explosiva y
fumarólica
2
Emisión de cenizas y lapilli causaron daños en los terrenos de cultivo
y poblados del valle de Ubinas.
1969
Mayo
Dic. ?
Erupción explosiva
2
En el valle de Ubinas las cenizas destruyeron los cultivos y afectaron
a la población.
19951996
Dic.
Abril ?
Alta actividad fumarólica
1
Alarmó a la población en general, fue reportado por el personal del
IGP y ORSTOM.
RIESGOS PARA LA SALUD
Cada volcán presenta sus propios riesgos específicos, y cada riesgo puede tener un significado
diferente.
Lava
Aunque la mayoría piensa que es el flujo espectacular de lava lo que causa la mayor devastación,
en realidad los frentes de lava avanzan muy lentamente, rara vez más de pocos metros por hora y
generalmente no constituyen un peligro significativo durante la actividad volcánica y, por lo tanto,
no son una prioridad esencial para la planificación sanitaria.
Rocas y detritos
Un volcán activo puede despedir rocas y bloques enormes de magma, en algunas ocasiones a una
distancia de decenas de kilómetros del cráter. La idea de ser golpeado por uno de estos proyectiles
ardientes es aterradora, pero en realidad la posibilidad de que esto ocurra es baja. Las rocas y
detritos tampoco constituyen una prioridad sanitaria durante una crisis volcánica.
Riesgo de ráfagas y proyectiles.- Una ráfaga es una fuerza explosiva y si ocurre una erupción, es
probable que esté confinada cerca de la abertura o avance localmente en explosiones, como
ocurre cuando los materiales calientes caen en los lagos. Producen un ruido que se escucha a
grandes distancias y pueden romper ventanas y causar laceraciones por vidrios rotos. Los
fragmentos de roca de diferentes tamaños pueden ser arrojados explosivamente en cualquier
momento, causando lesión o muerte, y en las erupciones masivas pueden ser liberados sobre una
amplia zona alrededor del volcán. Los proyectiles grandes pueden dañar las viviendas y, si son
candentes, causar incendios.
En los cráteres pueden ocurrir pequeñas erupciones con poco aviso. Esas liberaciones de energía
a pequeña escala causadas por gases reprimidos o mecanismos similares son un riesgo
ocupacional serio para los vulcanólogos que trabajan cerca de las bocas de los volcanes.
Cenizas
Durante una erupción volcánica, existe la posibilidad de ser cubierto por una capa espesa de
cenizas volcánicas. Un mito fomentado por la prensa es que la lluvia de cenizas constituye un
riesgo agudo importante para la salud de las personas sanas. En realidad, las cenizas volcánicas
plantean un riesgo muy bajo. Pueden tener un efecto en aquellas personas que presentan
afecciones de las vías respiratorias, pero en la actualidad no hay pruebas que indiquen mortalidad
excesiva como resultado de problemas cardiopulmonares causados por la inhalación de cenizas.
No obstante, la lluvia de cenizas puede plantear muchos otros problemas a las comunidades:
Las lluvias de cenizas pueden hacer que el aire se llene con una neblina similar al humo, que
reduce significativamente la visibilidad. La poca visibilidad hace que aumente la cantidad de
accidentes de tránsito y de otro tipo. Es posible que los caminos se tornen resbaladizos con la
lluvia, y que los parabrisas se cubran de una capa delgada de ceniza húmeda.
Un riesgo importante es el derrumbamiento de techos en casos de lluvia abundante de cenizas,
especialmente si la erupción es acompañada por precipitaciones, que duplican el peso de las
cenizas. La caída de techos y de las cenizas que arrastran, en el interior de los hogares puede ser
letal para las personas, lo cual constituye un peligro volcánico importante en América Latina y el
Caribe.
La irritación de los ojos puede originar casos de conjuntivitis y abrasiones corneales,
especialmente para las
personas que usan lentes de contacto. Si bien aumenta el trabajo de los agentes sanitarios, el
tratamiento es
relativamente sencillo y no debería representar un problema grave.
En el caso de pacientes con afecciones pulmonares previas, la inhalación de cenizas puede
producir problemas respiratorios. Solamente pueden inhalarse las partículas más pequeñas —
inferiores a 10 micrones de diámetro — y sus efectos dependen de factores como su grado de
acidez (o pH).Para la mayoría de las personas que por lo demás son sanas, estos problemas
pulmonares no representarán un problema para la salud.
Las cenizas caídas, fruto de grandes erupciones, pueden causar destrucción y daño ambiental en
amplias áreas, tan lejos como cientos de kilómetros abajo del volcán. Las grandes precipitaciones
de cenizas (más de 25 cm de espesor) pueden poner en riesgo la vida por el peso sobre el techo
de las edificaciones.
Una nube volcánica que contenga ceniza y gases viajará en la dirección predominante del viento
llevando muy lejos las partículas más finas y livianas. Los gases y otros materiales volátiles son
adsorbidos en las partículas de ceniza, y al ser rápidamente solubles, serán sacados por la lluvia
en las corrientes de agua o en lo que se siembra. Dependiendo del tipo de volcán, el flúor del ácido
sulfhídrico puede ser un riesgo tóxico durante la caída de cenizas.
La ceniza volcánica se puede producir por la explosión y el desmoronamiento de rocas viejas
(líticas) así como por la descarga de presión sobre el magma (líquido fresco de roca) dentro del
volcán. El tamaño de las partículas y su composición mineral varía entre volcanes y aun entre
erupciones de un mismo volcán. Las cenizas emitidas recientemente imparten un olor sulfuroso o
picante al aire y el material volátil adherente se adiciona al efecto irritante que las cenizas finas
pueden tener sobre los pulmones.
Las partículas de ceniza producidas en erupciones explosivas son a menudo lo suficientemente
pequeñas para ser rápidamente inhaladas en lo profundo de los pulmones y las partículas más
gruesas pueden alojarse en la nariz o en los ojos e irritar la piel.
Contaminación de fuentes de agua
El agua proveniente de manantiales o ríos situados sobre un volcán puede contaminarse como
resultado de la actividad en el interior del volcán. Las lluvias densas de cenizas también
contaminan fuentes superficiales de agua potable como ríos y reservorios. El flúor es un elemento
tóxico que algunos volcanes pueden emitir en grandes cantidades y la ceniza puede matar
animales que pacen en las inmediaciones, así como contaminar el agua potable.
Es preciso efectuar análisis químicos de las cenizas y el agua a fin de excluir esta posibilidad. La
acumulación abundante de cenizas también puede obstruir drenajes y alcantarillas y dañar la
maquinaria en las plantas de tratamiento de agua.
Efectos de la lluvia ácida
Si bien es poco frecuente, existe la posibilidad concreta de que los productos químicos o la lluvia
ácida contaminen algunas fuentes de agua. Al sobrevenir las precipitaciones en la zona de un
volcán en erupción, se disolverán gases ácidos —en particular, ácido clorhídrico gaseoso,
sumamente soluble— con lo cual se forma la lluvia ácida.
La lluvia ácida quema y mata la vegetación y, aunque no representa un riesgo directo para la
salud, corroe tuberías y techos y tuberías metálicos y contamina fuentes de agua en cisternas al
aire libre. Con el transcurso del tiempo, podría dañar las tuberías soldadas y debilitar los clavos
galvanizados y techos de acero, aumentando así el número de accidentes domésticos y
ocasionando más problemas de agua y aguas residuales. Las concentraciones perjudiciales de
metales como aluminio, plomo y zinc pueden contaminar el agua potable en lugares en que las
casas recogen agua de lluvia escurrida de techos metálicos. Por esta razón, se deben examinar
periódicamente las fuentes de agua para comprobar la presencia de fluoruros en exceso o metales
tóxicos.
Incluso si se verifica que la calidad del agua es adecuada, la lluvia de cenizas repercute en el
abastecimiento de agua a los hogares y a los establecimientos sanitarios porque puede obstruir
tuberías y las interrupciones en el suministro eléctrico pueden impedir el bombeo de agua.
Todas estas inquietudes deben ser consideradas en la planificación para casos de crisis volcánica.
Gases
Además de lava y cenizas, los volcanes despiden gases como vapor de agua y dióxido de carbono.
El dióxido de azufre puede contaminar el aire a muchos kilómetros del volcán y esto tal vez
ocasione problemas respiratorios en individuos sanos así como en los que padecen asma.
Afortunadamente, en la mayoría de las erupciones los vientos que soplan sobre el cráter dispersan
rápidamente estos gases, los cuales se diluyen hasta que dejan de ser perjudiciales. Sin embargo,
es posible que ciertos gases relativamente pesados, como el dióxido de carbono o el sulfuro de
hidrógeno, se acumulen en las zonas bajas del volcán y ocasionalmente produzcan muertes.
Ciertos volcanes que yacen en zonas bajas pueden arrojar sus emanaciones gaseosas sobre
zonas pobladas, pero esto tampoco debe considerarse una preocupación de salud pública
generalizada para toda la población en riesgo.
Los volcanes elevados ejercen un efecto de “chimenea” que, junto con el calor y la fuerza de una
erupción, resultan en la dispersión de gases en la atmósfera. Sin embargo, hay ocasiones en las
cuales los gases pueden concentrarse, o ser liberados, en el suelo. Algunos volcanes liberan
rápidamente gases durante los períodos de silencio entre las fases eruptivas mayores. Una
investigación reciente ha demostrado que aun los volcanes con mínima evidencia de actividad
pueden estar liberando dióxido de carbono y radón desde el magma profundo por difusión en el
terreno y el flujo de esos gases podría elevarse rápidamente después de una erupción. Las
muertes provocadas por los gases son raras comparadas con otras muertes relacionadas con los
volcanes, aunque se debe admitir que los efectos de los gases sobre los humanos durante las
erupciones no han sido bien documentados.
Las emisiones volátiles principales son vapor de agua, dióxido de carbono (CO2), ácido sulfhídrico
(H2S) y dióxido de sulfuro (SO2), seguidos de ácido clorhídrico (HCl), ácido fluorhídrico (HF),
monóxido de carbono (CO), hidrógeno (H), helio (He) y radón (Rn). Las emisiones volátiles
inorgánicas, como mercurio, también pueden ser importantes en ciertos volcanes. Los materiales
orgánicos volátiles (por ejemplo, hidrocarburos polinucleares aromáticos y halogenados) también
pueden ser detectados en pequeñas cantidades en nubes eruptivas, particularmente si el calor de
la erupción ha incinerado árboles y otros vegetales.
Tsunamis
Cuando un volcán está cubierto de agua, especialmente en zonas de poca profundidad, es como
una bomba de tiempo, que podría estallar en cualquier momento como resultado de la combinación
letal de magma y agua. Los tsunamis son olas de enorme altura, tan grandes que pueden avanzar
muchos kilómetros tierra adentro y ser muy destructivas. En el Caribe hay volcanes que podrían
originar tsunamis si se activaran y entraran en erupción. El riesgo es bajo, pero tan grave que no
puede pasarse por alto.
Nubes ardientes (flujos piroclásticos)
A diferencia de todos los peligros de las erupciones volcánicas mencionados anteriormente, el
huracán de materia caliente ardiente que avanza hacia una comunidad si entraña riesgos de
consideración. En América Latina y el Caribe, aproximadamente 60% de las muertes por
erupciones volcánicas son causadas por nubes ardientes. Gases calientes, con temperaturas a
veces hasta de 900 grados, lanzan sólidos y detritos de manera alarmantemente veloz, a
velocidades de hasta varios cientos de kilómetros por hora.
Estas corrientes de rocas ardientes y cenizas y aire que avanzan muy rápidamente se denominan
flujos piroclásticos. Son diferentes a los flujos de lava —no son líquidos, en realidad son una
combinación de sólido y gaseoso— son completamente letales, destruyen todo lo que se encuentra
a su paso y es imposible sobrevivir a ellos . Tras una nube ardiente, todo ser vivo —animales,
plantas, personas — será literalmente carbonizado por temperaturas abrasadoras y arrasado por el
ciclón de cenizas y rocas. No existe la posibilidad de sobrevivir en el trayecto directo de una nube
ardiente. La evacuación es la única solución.
Las personas que tienen la fortuna de huir por encontrarse cerca de los bordes de la nube pueden
sobrevivir. Pero los sobrevivientes padecerán quemaduras graves y extensas, no solo en la piel
sino también en las vías respiratorias. Las nubes ardientes constituyen un peligro grave para
nuestras comunidades.
Los flujos y oleadas piroclásticas son mezclas de gases calientes, ceniza, piedra pómez y rocas
que son impulsadas primariamente por la gravedad y se pueden formar por el colapso de una
erupción vertical o salir directamente al borde del cráter. Es importante visualizar esos flujos y
oleadas como corrientes de gravedad que se mueven como nubes de gas denso y que son
capaces de extenderse ampliamente y causar destrucción masiva. Pueden viajar a velocidades de
50 a 150 km por hora, una velocidad que, junto con el contenido sólido del flujo, crean un poderoso
ímpetu destructor muy parecido al de los huracanes. Muchos flujos y oleadas se inician a altas
temperaturas (600-900 oC) y algunos se pueden enfriar rápidamente si son turbulentos y se
mezclan con aire durante su viaje. En algunos casos, en la periferia del flujo, la temperatura pico y
la concentración de partículas densas pueden ser tan efímeras que las personas incluso pueden
sobrevivir al aire libre y a menudo las casas fuertes pueden proteger a las personas que
permanecen dentro.
Las oleadas piroclásticas son flujos diluidos que pueden dejar depósitos de pocos centímetros de
espesor; sin embargo, pueden ser altamente destructivas cuando surgen del volcán a elevadas
temperaturas y con altos niveles de energía. Muchos flujos piroclásticos vienen a levantar una
oleada que se extiende varios kilómetros más lejos y la cual puede estar lo suficientemente
caliente para causar quemaduras severas a la vegetación. También pueden estar presentes gases
como vapor de agua, dióxido de carbono y de sulfuro, al menos en pequeñas concentraciones.
Corrientes de fango y detritos
Con un poder de devastación similar al de las nubes ardientes, las corrientes de fango y detritos, o
"lahars", que es un término indonesio adoptado por los científicos, causan 42% de las víctimas
registradas en el mundo. Los glaciares de las cumbres, bajo el calor intenso de la erupción,
comienzan repentinamente a derretirse. Los escurrimientos de lodo enormes, mezclados con
detritos recogidos en su paso vertiginoso por los cauces de los ríos grandes, pueden arrasar
ciudades enteras, frecuentemente con escaso tiempo para la evacuación.
Si en la zona que rodea al cráter en erupción hay casquetes glaciales o lagos en cráteres grandes,
los aludes de fango son una amenaza grave. Las lluvias abundantes simultáneas a una erupción
pueden provocar escorrentía extensa e incluso inundación grave. Las aguas pluviales también
pueden movilizar depósitos anteriores o nuevos de cenizas hasta formar lahars, los cuales pueden
fluir aguas abajo y anegar asentamientos vecinos sin advertencia.
Los lahars pueden ocurrir nuevamente durante la temporada de lluvias y producir el
desplazamiento de personas de sus hogares y tierras debido al peligro y los trastornos que
probablemente ocasionen.
Las lluvias torrenciales sobre las laderas, incluso meses o años después de una erupción, pueden
también originar el desplazamiento vertiginoso de cenizas sueltas y materiales volcánicos ladera
abajo y amenazar a la población.
Sin lugar a dudas, las erupciones volcánicas y sus riesgos son causa de gran preocupación para
los funcionarios de la salud. En América Latina, las muertes en su mayoría han sido ocasionadas
por flujos piroclásticos y corrientes de fango y detritos. Los gases volcánicos y las lluvias de
cenizas no son tan peligrosos, pero definitivamente constituyen cuestiones de seguridad. Otras
amenazas como tsunamis, lava, rocas y lluvia ácida, aunque no son generalmente tan letales,
pueden representar problemas para algunas comunidades
Las avalanchas (deslizamientos de lodo es otra designación, pero no necesariamente precisa, para
este escurrimiento de agua y detritos volcánicos) son frecuentes acompañantes de las erupciones
y son, por lo menos, tan mortales como los flujos piroclásticos. El calor de los flujos piroclásticos, la
lava y las ráfagas de vapor pueden fundir glaciares y nieve, o lluvias intensas pueden acompañar
las erupciones de ceniza.
Cuando el agua se mezcla con las cenizas y los detritos de roca, se forma un enorme volumen de
material cuya consistencia varía desde un escurrimiento diluido hasta una pasta delgada o un
concreto húmedo. Los lagos en el cráter, si están presentes, pueden ser también una fuente
importante de agua y las avalanchas pueden expandir mucho más su volumen cuando fluyen por
los lagos y cuando se les incorpora tierra suelta que se ha erosionado de los valles del río. Una
gran avalancha es capaz de aplastar todo a su paso incluyendo casas, carreteras y puentes.
Adicionalmente, los materiales alteran los niveles y cursos de los ríos existentes, produciendo un
serio riesgo de futuras inundaciones si ocurren lluvias intensas. Las inundaciones también pueden
ser causadas por las avalanchas en lagos o por hielo y nieve derretida.
DAÑOS SOBRE LA SALUD
EFECTOS RESPIRATORIOS Y OCULARES
Las tendencias en las visitas a salas de urgencias y los ingresos hospitalarios después de cada
erupción revelan incrementos en el número de pacientes en busca de tratamiento para el asma y la
bronquitis.
La irritación de los ojos y las abrasiones menores de la córnea pueden resultar de las partículas de
ceniza que entran en el ojo. Esos efectos no son normalmente serios, pero quienes trabajan al aire
libre y quienes usan lentes de contacto deben usar máscaras o gafas protectoras cuando trabajan
fuera.
EFECTOS TÓXICOS
Las cenizas se deben examinar de rutina para determinar su toxicidad química después de las
erupciones, ya que la gente está usualmente ansiosa del riesgo real o imaginado para la salud
humana. Los animales de pastoreo se pueden envenenar a través de la hierba o de las aguas con
cenizas. Además, el pH de los ríos puede estar disminuido por la ceniza ácida y, entonces, se
comprometen los peces. Los lagos y los ríos usados por humanos y animales para beber agua se
deben examinar si se sabe o se sospecha que puedan tener un alto contenido de flúor.
RIESGO DE RADIACIÓN IONIZANTE
El radón se puede emitir en grandes cantidades en las columnas de erupción donde es improbable
estar en alto riesgo, pero el radón se puede adherir a las partículas de ceniza y exponer a la
población en riesgo a la radiación. Las cenizas mismas pueden tener un alto contenido de uranio y
se requiere examinar su radiactividad si proviene de un volcán con magma bien diferenciado.
EFECTOS EN LA SALUD MENTAL
Como en otro tipo de desastres naturales o situaciones caóticas, la amenaza de una inminente
erupción volcánica o el tener que vérselas con el resultado de una gran erupción, pueden llevar a
la ansiedad o la depresión o a experimentar desórdenes de estrés postraumático. Los trastornos y
alteraciones de la vida normal causados por fenómenos como las repetidas caídas de cenizas, la
contaminación del aire por gases volcánicos o la continua amenaza de avalanchas afectan sobre
todo a las familias reubicadas, o a quienes han visto destruidas o severamente averiadas sus
casas, negocios o granjas.
RIESGOS INFECCIOSOS
Los detritos y las cenizas que caen alrededor de los volcanes pueden obstruir los ríos y rellenar los
lagos y las inusuales inundaciones y acumulaciones de agua pueden favorecer la transmisión de
enfermedades infecciosas endémicas como leptospirosis y malaria.
PLANIFICACIÓN PARA EMERGENCIAS VOLCÁNICAS
A diferencia de otros desastres, los desastres volcánicos no son de corta duración. Es necesario
prepararse, planificar la respuesta concibiendo diferentes escenarios, y tratando de reducir los
daños y problemas.
Pero es necesario poner los riegos en perspectiva, y concentrarse en los que de verdad suponen
un grave reto para la salud pública. En América Latina y el Caribe el mayor peligro lo representan
los flujos piroclásticos y avalanchas de lodo, que producen casi un 99% de las muertes, aunque la
atención sanitaria muchas veces se desvía hacia otros riesgos (como la ceniza,la lluvia ácida,y
otros), que aunque preocupan a la población, no significan ungran peligro para la salud pública.
El sector salud tiene una gran responsabilidad en la planificación para emergencias volcánicas. Se
debe comenzar por recopilar información vital acerca de zonas que tienen volcanes activos o
inactivos.
Obtener la información adecuada
Conocer dónde se encuentran las zonas de problemas potenciales permite planificar para afrontar
posibles desastres. Se debe hablar con la defensa civil local o con miembros del comité de
emergencias sobre la situación y el potencial de actividad volcánica en la zona. Se debe preguntar
a los vulcanólogos acerca de los antecedentes locales de erupciones y si conocen la existencia de
mapas de riesgo.
Se debe determinar si se han reconstruido asentamientos en el trayecto donde hubo con
anterioridad corrientes de lodo o nubes ardientes. Además, identificar dónde se ubican las
poblaciones de más alto riesgo.
Determinación de situaciones hipotéticas y planes para casos de emergencia
Con la colaboración de científicos, líderes y profesionales locales, se deben elaborar planes para
determinar lo que se haría en el caso de una erupción previsible y de la situación hipotética más
desfavorable. Durante la planificación, no debe olvidarse considerar que:
horas, puede bloquear todos los caminos
y reducir la visibilidad durante días hasta que la lluvia viene a eliminar las cenizas del aire.
telecomunicaciones, incluso por radio y por satélite.
llegado el momento. Se debe preparar planes para imprevistos e incluir en ellos las necesidades
más previsibles en cuanto a personal y suministros.
del plan no funcionen bien. Mantener a las poblaciones alejadas de las zonas aledañas a los
volcanes es la mejor manera de evitar heridos en masa. Todo lo que se pueda hacer para
convencer a los funcionarios de planificación de que no permitan a las comunidades ni a los
establecimientos de salud instalarse cerca de volcanes ayudará a evitar defunciones y lesiones, y
ahorrará millones a los gobiernos.
Cuando los asentamientos ya se encuentran cerca de un volcán que muestra signos de actividad,
es evidente que el mejor plan es la evacuación temprana de las poblaciones a sitios alejados de
las zonas expuestas.
Plan del sector salud para emergencias
descartar la posibilidad de evacuaciones masivas. Las personas no se reubican fácilmente. Se les
debe proporcionar información concreta y objetiva acerca de los riesgos a los que se enfrentan y lo
que se está haciendo para ayudarlos.
La información pública adecuada y la compasión serán más eficaces en el traslado de poblaciones
que la sola aplicación de la ley.
nica, muchos trabajadores y personas
que viven en los aledaños necesitarán información especial o indumentaria de protección.
las construcciones en la medida de lo posible o que usen máscaras livianas para evitar inhalar
partículas finas. El personal de emergencia y quienes trabajan retirando las cenizas de las calles y
los techos también necesitarán máscaras y anteojos protectores.
de cenizas, deben distribuirse máscaras livianas de alta eficiencia
a todos en la zona afectada, y también se deben entregar cascos al personal que trabaja a la
intemperie donde existe riesgo de lluvia volcánica.
interrumpido de la calidad del aire y el agua,
manteniendo al público informado sobre todas las cuestiones de seguridad. Las cenizas no son el
único riesgo potencial, los gases tóxicos, aunque en general en concentraciones inocuas, pueden
causar contaminación atmosférica grave. El olor puede ser horrible y alarmar en consecuencia a
quienes no saben el riesgo real de la toxicidad. Muchos buscarán ayuda médica debido al temor.
epidemiológica s o n
esenciales para los administradores sanitarios. Estar al tanto de los informes de hospitales y salas
de urgencias, otros centros de salud y albergues permitirá conocer los tipos de lesiones y
enfermedades a las que se enfrenta la población y, por consiguiente, proveer servicios y recursos a
donde más se necesitan.
tratar las
tensiones psíquicas originadas por la reubicación y la pérdida, así como el tratamiento de
poblaciones de riesgo sumamente alto. Los evacuados probablemente padecerán depresión y
otros trastornos mentales. El personal
médico y el personal involucrado en emergencias también puede necesitar apoyo.
manejo de heridos en masa, el tratamiento del estrés, los agentes de respuesta rápida y los
sistemas de comando en caso de incidentes. Contar con funcionarios bien capacitados que saben
lo que les espera es importante para mantener la seguridad y la calma durante la crisis.
alimentos, el control de los vectores, la eliminación de aguas residuales y residuos sólidos y la
disposición adecuada de los cadáveres, son parte esencial de las responsabilidades. En el plan, se
debe incluir todo equipo que pueda necesitarse para monitorear la calidad del aire y el agua e
indagar sobre la existencia de enfermedades respiratorias entre la población afectada.
Esto incluye planes detallados de búsqueda y rescate, planes para la atención de heridos en masa,
con inclusión del establecimiento de morgues temporales y estaciones de urgencias en el terreno,
instrucciones para el triaje y planes para el transporte de los heridos a hospitales y clínicas de
urgencias.
los medios de comunicación necesitan conocer las consecuencias de las probables decisiones y
sus implicaciones en la salud pública. La información que se comparte puede aliviar temores,
disipar mitos acerca de peligros a los que se enfrentan las personas e infundirles esperanza sobre
lo que se está realizando para
lograr que retornen a la vida normal.
preparados.
Se debe actualizar periódicamente para incorporar los cambios de recursos y personal. Durante
una crisis volcánica hay necesidades extraordinarias que deben satisfacerse. Si el sector de la
salud elabora un buen plan para emergencias, estará preparado para abordar cuestiones de
presupuesto, capacitación y asignaciones del personal, evacuaciones, planes para el suministro de
agua potable, alimentos y saneamiento.
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