erosión y desertización

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LA EROSIÓN DEL SUELO.
Como se ha señalado, la erosión del suelo es un proceso geológico natural
que supone la destrucción y arrastre de la capa superficial fértil y que puede verse
intensificada por actividades humanas, provocando graves consecuencias, tanto
ecológicas como sociales. Recordemos que los suelos son esenciales para el
desarrollo de los ecosistemas, pues aportan nutrientes a la vegetación. La erosión
de la capa superficial no sólo reduce la fertilidad y la capacidad de retención de agua
del suelo, sino que obstruye los canales de riego, embalses, lagos y ríos.
De forma natural, la erosión sólo ocurre cuando se produce un cambio
climático, o cuando una orogénesis (formación de montañas) produce una elevación
del terreno, exponiéndolo en mayor medida a la erosión.
1. FORMAS DE EROSIÓN DEL SUELO.
En el caso de España, la erosión es provocada principalmente por el agua de
lluvia y, en mucha menor medida, por el viento.
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Erosión hídrica. El agua de lluvia produce un efecto erosivo al golpear y
disgregar los suelos desprovistos de vegetación, arrastrando en primer lugar
las partículas más finas (humus, arcillas), que son precisamente las que
determinan la fertilidad de los suelos. Las formas más comunes en que se
manifiesta la erosión hídrica son:
i. Erosión laminar o en mantos (arroyada difusa): Ocurre cuando el agua
que desciende por una pendiente remueve delgadas y uniformes capas
del suelo. No resulta fácil de detectar.
ii. Erosión en surcos o regueros: El agua no discurre uniformemente, sino
que se concentra en pequeñas corrientes que abren surcos o regueros
de escasa incidencia en el terreno (algunos cm o dm). Este fenómeno
se puede observar fácilmente en los taludes de las carreteras, o en
zonas cultivadas en pendiente.
iii. Erosión en cárcavas y barrancos. Donde confluyen varios regueros se
abren profundas incisiones en el terreno, de varios metros de
profundidad y anchura, llamadas cárcavas, que van creciendo hasta
convertirse en barrancos.
Es frecuente en terrenos arcillosos o
margosos, con fuerte pendiente y escasa vegetación y con lluvias
torrenciales (ej: “Bad lands” de Tabernas).
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Erosión eólica. Se debe a los procesos de abrasión, barrido y arrastre de las
partículas del suelo por la acción del viento. Puede ser intensa en lugares
del planeta con clima seco, vegetación escasa y vientos frecuentes. En
España tiene poca incidencia, destacando en algunas zonas de las dos
Castillas y en algunos lugares del SE con poca cobertura vegetal.
La erosión de un suelo depende de dos factores:
- Erosividad. Capacidad erosiva del agente geológico predominante. Es fácil de
entender que no es lo mismo la acción de un río que la de un glaciar. Así como
no es lo mismo una precipitación violenta en forma de aguacero, que una lluvia
monótona y persistente.
- Erosionabilidad. Nos habla de la susceptibilidad del sustrato para ser
movilizado. Es evidente que resulta más fácilmente erosionable un suelo
situado en una ladera que uno situado en una zona llana.
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El grado de erosión que padecen los suelos se puede evaluar físicamente, observando
los fenómenos de erosión laminar, en surcos y en cárcavas. En zonas del sureste español
encontramos estos fenómenos muy desarrollados, dando lugar a lo que los geólogos llaman
“bad-lands” o malas tierras (muy abundantes en la provincia de Almería: zona de Tabernas,
Sorbas, medio y bajo Almanzora, bajo Andarax, etc.).
La ecuación universal de pérdida de suelos, aceptada por la FAO, es la siguiente:
A = R . K . L . S. C. P
donde A: pérdida de suelo medida en t/ha/año; R: erosividad (capacidad de erosión de la
lluvia);
K: erosionabilidad del suelo, que depende de la naturaleza del mismo; L:
longitud de la ladera; S: tanto por ciento de pendiente de la ladera; C: factor determinado
por la cubierta vegetal (barbechos, cultivos claros, cultivos densos, bosque, etc.); P: factor
de control de la erosión, que depende de las prácticas de conservación del suelo que se
realicen (abancalamiento, arado siguiendo las curvas de nivel…).
2. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA EROSIÓN DEL SUELO.
La pérdida de suelos por erosión es función de factores naturales y antrópicos:
a) Factores naturales. Los factores naturales que influyen en la erosión del suelo
son los siguientes:
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Climatología. El factor principal es el régimen de lluvias, no sólo la
precipitación total anual, sino, sobre todo, su distribución temporal,
siendo mucho más dañinas las lluvias torrenciales y esporádicas,
características de la zona mediterránea. También influye la intensidad y
régimen de los vientos dominantes, aunque en menor medida.
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Naturaleza del terreno. Los suelos se erosionan más o menos
dependiendo de su textura, estructura, composición mineralógica,
permeabilidad y contenido en materia orgánica. Son muy sensibles a la
erosión los materiales sueltos como arenas, margas o arcillas, sobre todo
si además son impermeables, lo que permite que exista mucha
escorrentía.
-
Topografía. El aumento de la pendiente favorece la erosión, de modo
que con pendientes superiores al 15 % existe grave riesgo de que los suelos
sean eliminados, si no tienen una cobertura vegetal adecuada.
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Cubierta vegetal. El tapiz vegetal amortigua el impacto de las gotas de
lluvia y frena el deslizamiento del agua por las laderas, de modo que la
densidad y tipo de vegetación que cubre un determinado territorio es
determinante a la hora de evaluar el riesgo de erosión.
b) Actividades humanas:
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Deforestación intensa. La erosión del suelo aumenta cuando se roturan
los bosques y la vegetación natural para implantar cultivos, lo que
empobrece al suelo en materia orgánica.
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Incendios forestales superan la capacidad de recuperación de la
vegetación.
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Sobrepastoreo: el exceso de ganado en una región termina agota las
praderas naturales, compactael suelo, y deja al descubierto el suelo,
acelerando su erosión.
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Prácticas agrícolas inadecuadas. La erosión se incrementa notablemente
al labrar el terreno, especialmente si éste se encuentra en zonas en
pendiente. También aumenta si los surcos se hacen a favor de pendiente,
en lugar de seguir las curvas de nivel. Igualmente aumenta en cultivos
que dejen mucho terreno descubierto entre plantas (ejemplo: viñas).
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Minería a cielo abierto y obras públicas. Los desmontes que se llevan a
cabo para abrir canteras, minas a cielo abierto, autovías, embalses y otras
obras de ingeniería, conllevan un aumento de la erosión.
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Expansión de áreas metropolitanas. Los primitivos núcleos de población
se asentaban en general en zonas próximas a valles y tierras fértiles. Con
el aumento actual de la población urbana, las necesidades de vivienda, las
segundas residencias y la red de transporte, gran parte de los mejores
suelos que rodeaban los asentamientos primitivos han desaparecido para
siempre.
3. CONSECUENCIAS DE LA EROSIÓN.
Además de la pérdida directa de suelo, la erosión puede tener graves
consecuencias:
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Desertización: proceso de degradación de suelos que destruye su
capacidad para sustentar la vida vegetal, animal o humana, de modo que
un sustrato productivo acaba adquiriendo características propias de un
desierto. Conlleva por tanto la pérdida de suelo fértil (cultivable o no) y
la disminución de la capacidad de retención de agua.
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Agravamiento de las inundaciones, ya que la pérdida de vegetación
disminuye la infiltración y aumenta la escorrentía. Además, los materiales
arrastrados aumentan la fuerza agresiva del agua.
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Colmatación (aterramiento) de embalses por los sedimentos procedentes
de los materiales erosionados en la parte alta de la cuenca hidrográfica.
Por tanto, pierden capacidad para almacenar agua.
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Deterioro de los ecosistemas naturales, tanto serranos como fluviales y
costeros, afectando tanto a la vida vegetal como animal.
LA DESERTIZACIÓN.
Al consultar la bibliografía relacionada con estos temas podemos encontrar
estos dos términos.
- El primero de ellos "desertización" hace referencia a los procesos de
degradación ecológica mediante los cuales la tierra pierde sus propiedades
para la producción de alimentos, por causas naturales, es decir, se refiere a
los procesos naturales responsables de la instalación o expansión de las
zonas desérticas. La causa habría que buscarla en variaciones climáticas u
orogénicas a lo largo de las diversas épocas geológicas.
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El segundo de ellos "desertificación" 1, es un anglicismo que hace referencia
a aquellos procesos humanos que inducen en el suelo condiciones de pérdida
de fertilidad y de degradación del mismo. Por tanto este segundo es un
término que pone el énfasis en los factores antrópicos.
Nosotros vamos a utilizar sólo el término desertización, que además de ser
más correcto académicamente, de alguna manera puede englobar tanto a los
procesos naturales, como a todas las condiciones de destrucción de suelos generadas
por el hombre, máxime cuando en el mundo en el que vivimos, el hombre aparece
presente en prácticamente todos los ecosistemas terrestres, y por tanto, de alguna
manera se complica el hecho de deslindar lo que es natural de lo antropizado.
La desertización afecta a más del 25% de las tierras emergidas y pone en peligro
la persistencia de más del 20% de la población mundial (más de 1.200 millones de
personas). La desertización es un proceso de degradación física, química y biológica
del suelo que lo incapacita para sustentar vegetación productiva. Esta degradación
es progresiva, y puede llegar a hacer inviable la vida de los habitantes de una región,
que deberán emigrar masivamente a otras zonas, con los problemas sociales y
económicos que esto conlleva.
En la figura siguiente podemos ver un esquema de los factores que influyen en
la desertización:
Todas las definiciones sobre la desertización coinciden en aceptar:
suelo.
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Que se trata de un proceso irreversible (o casi) de degradación extrema del
Que como consecuencia de ello el suelo pierde su productividad ecológica.
Que está ocasionada por la sobreexplotación humana.
Según la “Convención de las Naciones Unidas para la lucha contra la desertificación”, la
desertificación se define como “la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subáridas
secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas”.
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Desertización en el mundo.
Las regiones más afectadas se encuentran en el norte de África, Oriente Medio,
centro y sudoeste de Asia (desde la península arábiga e Irán hasta Bangladesh, además de
muchas de las ex repúblicas soviéticas, Afganistán, Pakistán, China, etc.), gran parte del
oeste de Norteamérica y Sudamérica, Sudáfrica y Australia. La situación es particularmente
preocupante en África, donde en los últimos 50 años se han transformado en desierto unas 65
millones de ha, una superficie algo superior a la de España.
En muchos de estos lugares, el aumento de la población y la disminución de las lluvias
han presionado a los agricultores para intentar cultivar tierras marginales, lo que unido al
exceso de pastoreo aumenta aún más la erosión, entrando en una dinámica difícil de evitar
(retroalimentación negativa).
Durante milenios, las tierras de Etiopía fueron ricas y fértiles, sustentando sin problemas a sus
comunidades agrarias. Desde 1900 se han talado más del 90 % de los bosques de las tierras altas, por lo
que la erosión arrastra cada año casi 1000 millones de toneladas de suelo, y más de 2 millones de Ha
han quedado tan degradadas que ya no se pueden cultivar, provocando las dramáticas escenas de
hambruna que asolan amplias regiones del país.
Desertización en España.
España es la única nación europea calificada por el PNUMA (Programa de las
Naciones Unidas sobre Medio Ambiente) como “de muy alto riesgo de desertización”
por erosión de sus suelos. Cada año se pierden en nuestro país cientos de millones
de toneladas de suelo fértil debido a la erosión, como consecuencia de prácticas
agrícolas y forestales inadecuadas, incendios forestales, obras públicas y actividades
mineras, principalmente.
Se estima que el 18 % del territorio sufre erosión alta o muy alta (pérdidas de
más de 50 toneladas por hectárea y año), el 25 % sufre erosión media y el resto sufre
erosión baja o muy baja.
Las principales causas de la desertificacion en España se encuentran en:
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Su acusado relieve, con fuertes pendientes.
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Una climatología de tipo mediterráneo, caracterizada por las
precipitaciones escasas, irregulares y a menudo torrenciales, con un
verano casi sin lluvias.
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Abundancia de suelos arcillosos, con difícil drenaje.
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Prácticas agrícolas inadecuadas, con eliminación de la cubierta vegetal
de amplias zonas. Sobrepastoreo.
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Desafortunada política forestal, que ha sustituido en demasiadas
ocasiones la vegetación autóctona de encinas, robles y castaños por los
más productivos cultivos de crecimiento rápido de pinos y eucaliptos,
fácil presa de los incendios forestales de cada verano.
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Inadecuada gestión de los recursos hídricos.
Todo ello ha hecho que la desertificación sea uno de los problemas
ambientales más graves del territorio español. Las comunidades más afectadas son
las mediterráneas (70%), como Valencia, Andalucía, Murcia, sur de Cataluña, seguidas
por otras como Canarias, Aragón, Baleares, Extremadura ....
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Medidas para combatir la erosión y desertificación.
Casi todos los métodos para controlar la erosión y la desertificación consisten
en mantener el suelo cubierto de vegetación, pudiendo diferenciarse dos grandes
tipos de medidas: unas de carácter forestal v otras de carácter agrícola.
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Medidas de carácter forestal.
o
Repoblaciones forestales.
Ocupan un lugar destacado entre las acciones para luchar contra la
desertificación. Nadie cuestiona la necesidad de las repoblaciones forestales, sin
embargo los expertos no siempre se ponen de acuerdo a la hora de elegir las especies
ideales para la repoblación. Hay quien defiende que se pase de las antiguas
repoblaciones con especies alóctonas, como eucaliptos y algunas especies de pinos, a
la recuperación del bosque autóctono (encinas, quejigos, robles, hayas). Sin embargo,
otros expertos sostienen que dada la precariedad de los suelos que se intentan
recuperar, la elección recae necesariamente en diversas especies de pinos, por su
austeridad y crecimiento relativamente rápido.
o
Mejora del matorral.
Entre las medidas del proyecto LUDECME (Lucha Contra la Desertificación en el
Mediterráneo Español) incluye el estudio de la vegetación arbustiva y herbácea local,
con el fin de favorecer su desarrollo, especialmente en aquellos lugares donde las
condiciones ambientales no permiten el crecimiento de los bosques (como sucede en
amplias zonas del sureste español).
o
Tratamientos selvícolas.
Otra de las medidas propuestas en el proyecto LUCDEME consiste en diversas
labores para el mantenimiento en buen estado de las masas forestales. Entre ellas
destacan las podas, la limpieza del exceso de "malezas", que pueden favorecer los
incendios, o la lucha contra las plagas.
o
Obras de hidrotecnia.
En los países como España, donde el principal agente de la desertización es
la erosión hídrica, es necesario controlar la circulación del agua, disipando mediante
pequeñas presas y obras de hidrotecnia la fuerza erosiva de las avenidas, recogiendo
los arrastres y regulando los recursos hídricos.
Algunas medidas para evitar la erosión y recuperar suelos erosionados.
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Medidas de carácter agrícola.
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
Aterrazamiento de laderas. Si el terreno cultivado presenta una
fuerte pendiente, un método muy eficaz y utilizado desde antaño en
todo el mundo para frenar la erosión, es el establecimiento de
terrazas o bancales, sujetos generalmente por paredes de piedra, y
dispuestos a distintos niveles según la pendiente y el tipo de cultivo.

Labranza conservacionista. En los últimos años se han desarrollado
diversos métodos para el cultivo con una labranza mínima o “no
cultivo”. Este método disminuye la erosión, la pérdida de agua y
reduce los costos en combustible y labores, mientras que la producción
agrícola es igualo superior a la labranza ordinaria. Pero no es la
panacea, tiene el inconveniente de que crecen más malezas y
requiere un mayor uso herbicidas.

Labranza en contornos, en franjas o en pasillos. Al arar y sembrar
una ladera, los surcos deben hacerse en contornos o líneas
horizontales, es decir siguiendo las curvas de nivel. Así cada surco
actúa como un pequeño dique disminuyendo la velocidad a la que
discurre el agua de lluvia. Un método alternativo es el cultivo en
franjas, en el que se alternan siguiendo las curvas de nivel, bandas
paralelas con diferentes cultivos; ejemplo bandas sucesivas de
cereales y leguminosas. Otro método con buenos resultados es el
cultivo en pasillos en el se cultivan corredores horizontales dispuestos
entre bandas intercaladas de vegetación arbustiva o arbórea.

Construcción de drenajes. En terrenos con tendencia al
encharcamiento y la salinización se pueden abrir zanjas, rellenas de
piedras en su parte inferior para dar salida al exceso de agua sin
perjudicar los cultivos.

Restablecer la fertilidad del suelo. Para recuperar los nutrientes del
suelo perdidos por la erosión, el lavado o la siega, se puede recurrir a
tres tipos de fertilizantes orgánicos: el estiércol, el abono verde
(vegetación fresca y verde en crecimiento que es introducida en el
suelo al arar) y el compost (rico fertilizante natural que se obtiene
apilando capas de desechos vegetales o residuos orgánicos). La
degradación de los bosques
Medidas de carácter hídrico.
o
Realización de cunetas, aliviaderos y drenajes.
o
Repoblación de taludes y muros de contención en zonas con
peligro de deslizamientos.
o
Construcción de embalses y presas para regulación de caudales
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