JUAN VICO KARL LÓ'WITH JUAN BAUTISTA VICO Y LAS CONSECUENCIAS La verdad incontrovertible que Vico cree haber des-cubierto y que, según él, no puede ser puesta en tela de juicio, estriba en que este mondo civile, es decir, nuestro mundo histórico, ciertamente es una obra del hombre, y por consiguiente, hasta la antigüedad más remota —con su lengua, sus cultos, sus dioses y hé-roes— puede y debe ser comprendida como variación del espíritu humano. Esto quiere decir que el mundo antiguo, lejos de enfrentársenos como algo diferente, ajeno, externo, nos es accesible en virtud de un lazo de parentesco, si bien requiere especiales esfuerzos el acercamiento al modo de pensar original de aquellas edades. A quienes hemos absorbido la filosofía hegeliana del espíritu histórico y los estudios de Dilthey sobre la organización del mundo histórico y todavía compartimos el prejuicio dominante y arraigado en la alta enseñanza, según el cual constituirían la Naturaleza y el Espíritu dos mundos tan diferentes como las ciencias naturales y morales, por cierto no ha de parecer tan novedoso el concepto de Vico, sino como algo evidente, BAUTISTA 185 Ahora bien, cuando, partiendo de lo que para nosotros ha llegado a ser evidente, se echa una mirada al pasado, podría creerse que Vico hubiera sido el primero en "historificar totalmente" la naturaleza humana, lo que no es cierto, pues en realidad compratía él la clásica convicción de que la filosofía se ocupa únicamente de lo universal e inmutable, y se proponía contemplar también en la Historia la perenne e invariable sucesión ideotípica de corsi y ricorsi. Lo que para nosotros es una perogrullada, en la época de Vico fue audaz afirmación frente a la primacía y preeminencia de la ciencia de la Naturaleza por cuyo máximo representante pasaba en aquel entonces Descartes. Merece ponderarse por este respecto, que el título de la obra de Vico, La Scienza Nova, no es nuevo, sino que venía, precisamente, de las nuevas ciencias naturales, comprendidas ya en el siglo dieciséis bajo la denominación de Nova Scientia. La Nueva Ciencia de Vico es anacrónica en cuanto va dirigida contra la nueva ciencia de la Naturaleza. La audacia de una tesis tan incompatible como la de Vico con las tendencias de la época arraigan en la idea de que, si el mundo humano es el único que comprendemos por haberlo creado nosotros mismos, no puede haber ciencia de la Naturaleza propiamente dicha. Cabe preguntar: ¿qué significa para Vico y en su obra el principio de que no hay cosa realmente verificable que no haya sido hecha por nosotros? En su anticartesiana búsqueda de un fundamento absolutamente seguro se guía Vico al principio por la matemática que Descartes había constituido como base de la física. La verdad y la certeza del conocimiento ma- isa KARL LÖWITH temático estriban en el hecho de que sus elementos, lejos de tener su origen en una esfera extramatemática, están siendo construidos por la matemática misma, y de tal manera que ella, procediendo cual divinidad, saca las magnitudes matemáticas de la Nada. Mas los puntos, las líneas, las figuras y los números poseen una realidad inferior a la de los asuntos humanos que constituyen el tema de la Nueva Ciencia. La ciencia de las cosas producidas por el hombre, entre las cuales en un principio descollaban las ceremonias religiosas y los cultos, es, a diferencia de la física, una ciencia casi "divina", porque en ella, como en Dios, si bien de un modo finito, son uno mismo el conocer y el hacer. En el fondo no se trata aquí tampoco de un principio nuevo, sino de un topos de la teología escolástica. Según ella, empero, la noción no implica ninguna reversibilidad de la relación entre el conocer y el hacer, sino que el Hacer presupone el Conocer divino. "Scientia Dei est causa rerum", dice Santo Tomás de Aquinó repitiendo una proposición de San Agustín que reza "universas creaturas et spirituales et corporales non quia stint ideo novit Deus, sed ideo sunt quia novit". Tomás y Agustín tienen en mente el prólogo al Evangelio de San Juan, según el cual es en el principio sobre todo el Logos, el Verbo Divino el que ha creado cuanto es. En la Verdad que es Dios mismo se identifican el conocer y el hacer, dice Vico en igual sentido. Porque el Verbo Divino es un mandamiento creador, y no hay diferencia entre el Saber y el Querer de Dios, puede decirse del Verbo Divino por excelencia, que en él se confunden b son intercambiables lo verdadero y lo hecho. Y como lo sostiene él, con tan grande facilidad produce el Verbo Pivino lo que quiere, que para nosotros JUAN VICO BAUTISTA 187 es como si las cosas existiesen por sí mismas. Reflejo es de ello, según Vico, la antigua sentencia pagana dictum factum. Pero si los propios romanos cuyos filósofos erróneamente creían que el mundo no tuviese principio ni fin, confundían la verdad y el ser hecho, con más razón vale esto con respecto a la verdadera religión cristiana que nos enseña que por el Saber y Querer de Dios fue creado el Mundo de la Nada. Ciertamente, decir que un Logos crea es pensar en griego; en cambio, es específicamente bíblico pensar que el Logos es creador de un modo absoluto, y así es que Goethe, hablando de lo que era en el principio, pudo emplear la palabra Acto en vez de Verbo. La diferencia, pero también la semejanza entre el conocer y hacer divino y el humano, estriba en que el conocer humano es una cogitatio que reúne los elementos dispersos, en tanto que el Conocer Divino es intelli-gentia. De ahí también la diferencia entre el carácter creativo de Dios y el del hombre. El verum divinum de Dios dispone y engendra, el verum humanum del hombre compone y hace. La verdad de las criaturas se confunde con el facere, la Verdad increada de Dios se confunde con el gignere, el engendrar. Sin esta premisa cristiano-teológica de que en Dios el Conocer y el Hacer son una misma cosa porque la Palabra Divina es de suyo creadora y el hombre es semejante a Dios, el principio establecido por Vico de la permutabilidad entre lo verdadero y lo hecho carecería de fundamento metafísico, es decir, onto-teológico. La antigüedad pagana cuyo entendimiento constituye por excelencia el tema de La "Nueva Ciencia" no conoce tal poder creativo inherente al Verbo y al conocimiento, ni sabe de semejanza e,ntre Píos y el hombre. 188 KARL LÖWITH Ciertamente, los dioses de Hornero se parecen a los hombres quienes, sin embargo, se hallan para siempre sepa-dos, como seres perecederos, de los dioses inmortales. Ahora bien, lo que importa es precisar el sentido del facere cuasi divino, tal como lo entiende Vico al ponerlo en relación con el verdadero conocer y el conocimiento de lo verdadero, y delimitarlo de las consecuencias secularizantes que su significado implica en Francis Bacon y Hobbes. De un modo expreso se formula el principio de Vico por primera vez en el Capítulo Cuarto de De Nostri Temporis Studiorum Ratione de 1708, ya que no positivamente, con respecto al mondo civile, sino críticamente, en cuanto atañe a la física cartesiana y la diferencia entre la física y la matemática. "Geometrica demonstramus quia facimus; si physica demonstrate poseemus, faceremus." Lo matemático podemos demostrarlo porque nosotros mismos lo hacemos, mientras que podríamos demostrar lo físico tan sólo si lo hiciéramos. Dos años después, dice en la primera máxima de la Parte Primera de De Antiquissima Italorum Sa-pientia: Latinis "verum" et "factum" reciprocantur. Para los latinos se determinan recíprocamente lo verdadero y lo hecho. Y en todo el tratado se sigue desarrollando este principio bajo diferentes puntos de vista; en el resumen incluso usa Vico, en lugar de verum, la construcción verbal verare a guisa de complemento del facere, hacer. Por lo visto, el principio se relaciona eminentemente con Dios quien, sabiendo y queriendo, creó de una manera absoluta, sacándolo de la Nada, el mundo de la Naturaleza; y luego, en analogía a Dios, se relaciona el principio con el hombre en cuanto que éste, asemejándose en; ello a Píos, produce pensándolas sin JUAN VICO BAUTISTA 189 recurrir a ningún sobstrato material, cual si las extrajera de la Nada, las ficta mathematica, las denomina y defi ne a su discreción y libre voluntad, lo que no le es posi ble a quien en el terreno de la física, se propone de terminar la naturaleza de una cosa. . , , "Definir" tiene aquí el mismo significado que demos trar, que a su vez, es idéntico al hacer o realizar, justa mente porque el probare per causas es un efficere = rea lizar. Las verdades matemáticas pueden ser demostradas verdaderamente, es decir, a la luz de sus causas, por ha ber sido causadas o producidas por la mente humana, de suerte que su demonstratio equivale a operatio. Mas por la misma razón no podemos demostrar como verdaderos los hechos físicos mediante operaciones, pues para ello sería necesario que fuésemos realmente su causa, en vez de suponerla tan sólo a título de hipótesis. En la física nada se puede probar a ciencia cierta, porque los elementos de la Naturaleza no se encuentran dentro, sino fuera de nosotros, en el Poder Divino, y son, por decirlo así, las ideas de Dios. Una función intermediaria entre la física y la metafísica es ejercida por la mecánica que constituye un face-re per experimentum, y por este respecto descubre en la Naturaleza algo verdadero. Sólo la matemática representa, pues, una ciencia operativa y, por lo tanto, realmente demostrativa en De Antiquissima; una ciencia que trabaja en materiales previamente dados es la mecánica, y una ciencia aún menos certera es la física. Y la más insegura de todas es la moral, debido a la circunstancia de. que los moví-mientos del alma, en contraste con los de los cuerpos, nacen por la mayor parte de apetitos los cuales son, de una manera indeterminable, susceptibles de cambios. 190 KARL LÓ'WITIi De una justificación del mundo histórico de los hombres no habla Vico en su crítica de la física matemática de Cartesio. Incluso parece que, antes de haber dado a la filosofía un fundamento filosófico, compartía el desprecio cartesiano por la credibilidad de las historias que se fundaba en meras tradiciones y en la costumbre. En la tercera Oratio de 1701, hasta se apropia Vico literalmente ese menosprecio que sentía Descartes por los estudios histórico-filológicos. Sólo once años más tarde formula Vico, a guisa de resumen, un concepto moderado acerca del veredicto de Cartesio sobre lo meramente probable, conforme al cual sus adeptos, alegando que la exploración de la Verdad requería el método seguro, y nada más, se creían dispensados de aprender latín y griego y estudiar los autores clásicos. Vico dice al respecto lo siguiente: "Elucúbrame nuevos métodos, pero no se descubren cosas nuevas, pues el método es bueno para encontrar los elementos hasta donde se puede disponer de ellos; mas esto sólo resulta posible en la matemática, no en la física... Sin duda debió agradecérsele a Descartes el haber querido que el propio entendimiento regulase la Verdad, pues en su época aún quedaba la gente en exceso sometida a la autoridad de la Escuela. Mas el que no hubiera nada valedero fuera del propio entendimiento es cosa que ya pasa de límites. Ha llegado el momento de reducir ambos extremos a su justo medio, o sea seguir el propio juicio sin tener en menos la autoridad." El término autoritá nos introduce de una vez en el ámbito de la Nueva Ciencia; tanto así que Vico habrá de llamarla "una filosofía dell'autoritá", pues que la auc-toritas significa para él, además de una autoridad fundada en tradiciones inveteradas, de antiquísimo origen, JUAN BAUTISTA VICO 191 lo primigenio. En la Nueva Ciencia de Vico se relaciona la autoritá con las determinaciones primarias y esencia les de la naturaleza de los pueblos cuya natura, lejos de constituir algo que estuviese dado desde el principio, sólo liega a ser lo que es in nascendo, en la típica alter nación de flujo y reflujo del movimiento histórico. Pro siguiendo en el camino de la crítica de Cartesio y su des atención a lo meramente probable, llega Vico, final mente, a buscar y encontrar la verdad segura en donde, a la luz de método cartesiano, sólo se ofrecen probabili dades. Corresponde a lo probable el sensus communis; las más de las veces es cierto, raras veces resulta ser un total desatino lo que el sentido común opina, de suerte que no halla aplicación la alternativa establecida por Descartes entre la verdad indubitable y la mera probabi lidad o la falsedad. El que se propone aplicar a los casos particulares los principios generales del cartesianismo o, en otras palabras, aspira a la sagacidad, debe atenerse, según Vico, a la verdad de lo probabilísimo. El verum puede elucidarse, precisamente, allí donde no se trata del mondo naturale, sino del mondo civile. Si el crite rio de lo verdadero se circunscribe al ipsum faceré, a lo que uno mismo ha hecho, puede ser dilucidado el ve rum justamente en la esfera del mondo civile, no en la del mondo naturale. . ;. Croce interpretó la hermenéutica de Vico en su variante de raigambre más antigua como una filosofía de la Historia, y entendía esta última en el sentido del idealismo alemán, cual si Vico ya hubiera estado en vía de comprender que el mundo del Espíritu es una creación libre de la actividad humana. En oposición a ello han tratado de demostrar algunos filósofos católicos que Vico aún se movía del todo dentro de la tradición 192 KARL LÖWITH tomista. Ambos conceptos son erróneos, pues ni se puede negar que Vico, dondequiera que recurra a las nociones de la escolástica, las emplea en un sentido diferente, no ortodoxo, ni por otra parte ha de perderse de vista que para Vico no es la marcha de la Historia, vista de conjunto, simplemente el resultado de un hacer humano, sino que la guía la Providencia Divina, razón por la cual habla de la Nueva Ciencia en términos de una "teología civile raggionata della provvedenza divina" o teología natural, razonable de la Divina Providencia. Debido a esa orientación y providencia divina constituye el resultado del movimiento siempre algo totalmente distinto de lo que los hombres se propongan. La fundamental importancia de la Providencia Divina, sin la cual obedecerían los acontecimientos de la Historia al fato con sus aspectos de ceguedad, contingencia y arbitrariedad, se desprende ya de la introducción a la obra de Vico en la que explica el autor la idea de la Nueva Ciencia a la luz de una imagen alegórica. En ella se ve arriba, a mano izquierda, el Ojo de Dios que irradia la luminosa plenitud de la Providencia. Uno de los rayos de luz va derecho al corazón de la figura que representa la Metafísica, la cual se yergue sobre el globo terráqueo o mondo della natura y mira, más allá de las cosas naturales en cuyo orden creían hallar los filósofos la providencia de Dios, hacia el Ojo Divino. El orbe o mundo físico, plataforma de la metafísica, se apoya por un lado en un altar que alegoriza los cultos de ofrenda más antiguos, pues dice Vico: "Hasta ahora, los filósofos al contemplar la Providencia únicamente en relación con el orden de la Naturaleza, sólo han mostrado una parte de ella...; pero todavía la han enfocado desde aquel lado que, sin embargo, JUAN BAUTISTA VICO 193 es propio del hombre, y cuyo rasgo principal lo caracteriza como un ser sociable, habituado a vivir en sociedad." Con esa orientación esencial de la Providencia Divina, "más allá del mundo de la física", hacia la naturaleza social del hombre, se mantiene Vico dentro de la tradición cristiana, según la cual Dios y el hombre, Dios y el mundo humano quedan, de principio, más cerca el uno del otro que los dos juntos del mundo de la Naturaleza. Porque el Cielo y la Tierra fueron creados por el bien del hombre, y el Pacto que hizo Dios con su Pueblo es fundamento y meta de la Creación entera. De ahí que el principio propiamente dicho de la Nueva Ciencia resida, antes que en la permutabilidad entre el ve-rum y el factum, o sea en la verdad del mundo construido por el hombre, en la Divina Providencia, pues a ella se debe el qué el género humano, en vez de arruinarse, sobrevive. Y porque el hombre le debe obediencia a Dios, su libertad de hacer tampoco es arbitrariedad o autonomía, sino que está sometida a la Voluntad Divina que cuida de él. La verdad del mundo hecho por nosotros se halla dialécticamente determinada por la Providencia Divina. De la supuesta reciprocidad entre lo verdadero y lo hecho, por consiguiente no se infiere que para Vico, como para Croce, que el hombre es el dios de la Historia quien obrando libremente, crea su mundo y, por lo mismo, sabe también lo que hace e hizo. Croce que concibe la Historia como "historia de la Libertad" interpreta a Vico en este sentido, y así se ve en la necesidad de eliminar de sus presuntas "tendencias reales" el concepto que Vico se ha formado de la Providencia. Según la interpretación de Croce, el humano saber de las cosas hu- 194 KARL LÓWTTH manas es, en efecto, idéntico con un conocimiento perfecto, cuasi divino. Pues en su opinión, el hombre crea el mundo histórico mediante sus actos libres, y pensándolo reproduce su propia creación y llega a conocerla totalmente. Vista desde este ángulo, la Providencia resulta ser para Croce algo tan innecesario, e incluso estorboso como la casualidad y el hado, ya que, al actuar a espaldas del hombre creativo, lo matiene igualmente separado de su producto. A las claras se ve, empero, que no fue este el criterio de Vico quien entendía la marcha de la Historia en una forma mucho más ajustada a los hechos, es decir, a modo de un mundo creado por el hombre, si bien influido, al mismo tiempo, por algo más parecido al fato ineludible que a la elección y al libre albedrío. La Historia no es sólo un autónomo hacer, sino también, y primero que todo un acaecer, y por lo tanto constituye un proceso fundamentalmente ambiguo. Esa dialéctica de libertad y necesidad, tal como la describe Vico, cua- ■ dra mucho mejor que el liberalismo filosófico de Croce con la experiencia universal y la impreconcebida intuición de los acontecimientos históricos. Hacia el fin de su obra, en la parte dedicada a la repetición de los principios de su ciencia, habla Vico del origen espiritual de este mundo. "Apartándose con frecuencia de las intenciones peculiares del hombre, aun oponiéndoseles de vez en cuando, superándolos siempre, ha puesto Dios a su servicio estos limitados propósitos nuestros, e invariablemente los ha empleado con el fin de conservar el género humano en este mundo." Luego da ejemplos: JUAN VICO BAUTISTA 195 'Los hombres aun pretendiendo satisfacer, en detrimento de la procreación, su animal concupiscencia, no hacen más que asegurar la castidad de las uniones matrimoniales en que descansa la familia; los padres quieren ejercer sin miramientos la patria potestad sobre sus clientes, mas en ejerciéndola los someten a los poderes de los que se derivan las comunidades; los estamentos pudientes de la nobleza quieren abusar de sus señoriales fueros a expensas de los plebeyos, pero se ven ellos obligados a obedecer las leyes que aseguran la libertad del pueblo; los pueblos ya libres aspiran a sacudir el yugo de la ley, y por lo mismo terminan entregándose a los monarcas; los monarcas, para sentirse seguros, se proponen humillar a sus subditos inculcándoles toda clase de vicios, y sólo los preparan para sobrellevar como esclavos el dominio de otras naciones; las naciones se vuelven fautores de su propia perdición, mas los que sobreviven escapan al desierto de donde saldrán rejuvenecidos." Esa dialéctica inherente a las peculiares intenciones y sus no intencionadas consecuencias, lejos de ser, como lo cree Croce, una "comedia humana de errores", es una Divina Comedia, comparable a la actuación de la Providencia en la filosofía de la Historia de Hegel, es decir, un "ardid de la Razón" por el que se hace desempeñar a los actores el papel de agente del Espíritu Universal. De no imperar esa discrepancia entre el obrar y la obra, el evento y la acción que lo produce, sería imposible explicar por qué en la Historia sucede siempre algo enteramente distinto de lo que los hombres se proponen. Semejante dialéctica fue advertida también en todos los ensayos importantes sobre una filosofía de la Historia, y de diferentes maneras se refieren a ella: Bossuet hablando de los planes mediante los cuales sirven los hombres, 196 KARL LÖWITH sin saber ni quererlo, a la Providencia Divina; Vico en su contemplación de las intenciones humanas que conducen a resultados totalmente ajenos e imprevisibles; Turgot en su caracterización de las pasiones que, nolen-tes volentes, se convierten en servidores de la Ilustración; Kant, cuando define el acto humano que, aun siendo libre, ejecuta un anónimo "propósito de la Naturaleza"; Schelling al evocar la correlación entre la libertad y la necesidad inconscientes; Marx en la tesis según la cual no es la conciencia la que determina el ser, sino que, todo lo contrario, el interés social y las condiciones económicas determinan también la conciencia. En ningún caso son los designios conscientes de los hombres históricamente comprometidos idénticos con sus resultados. II La intención de Vico también ha tenido en la historia del pensamiento consecuencias muy distintas de las que él mismo tuviera en mente, o sea de llevar a los hombres nuevamente al temor y la veneración de Dios, considerando que, como reza la frase final de su Nueva Ciencia, no hay verdadera sabiduría sin piedad. Pasando por alto la piadosa ciencia de Vico y la premisa teológica de su conclusión, la posteridad iba inclinándose cada vez más a ponderar y hacer valer el principio de la reciprocidad entre lo verdadero y lo hecho, y esto en una forma tendiente a convertir al homo faber en dueño y señor de la Naturaleza, y por ende de la Historia; pues.el dominio que ejerce el hombre sobre su medió natural lo faculta también para modificar su medio social. Así como no está separado el mondo civi-le del mondo naturale, no hay separación entre éste y JUAN VICO BAUTISTA 197 la ciencia moderna cuyos adelantos técnicos asimismo acaban por alterar el mundo del hombre. Tal paso de la teología natural de la Providencia establecida por Vico a la confianza en el "poder hacer" humano nos es dable comprobar a la luz de las teorías de Francis Bacon y Thomas Hobbes. Cien años antes de Vico, el saber científico, i.e. la ciencia de la Naturaleza, fue puesto al servicio del hacer por Bacon. En su concepto, la modestia mal comprendida no ha de ser motivo para que el hombre deje de dar el mayor impulso posible a la exploración de la Naturaleza con el fin de constituirse en dueño de su medio. La Ciencia, dice Bacon, es sólo en parte teórica y especulativa; de ahora en adelante será preciso orientarla cada vez más hacia lo práctico-operativo, en pro del kingdom of man, como lo llama usando un término que no por pura casualidad recuerda the kingdom of God. La idea rectora en el esbozo baconiano del progreso de las ciencias es: scientia et potentia in idem coindidunt, la ciencia y el poder coinciden, o por decirlo en inglés: human knowledge and human power meet in one. Adelantándose en ello a Vico, Bacon da por supuesto que el verdadero conocimiento es el de las causas, y como tal se vuelve tanto más disponible cuanto más se acrecienta el poder de causar efectos o producirlos por propio esfuerzo. Como factor causante o "poder hacer", el saber en sí ya representa poder, o sea el dominio que se ejerce mediante las ciencias naturales sobre las fuerzas de la Naturaleza. Lo que se propone Nova Atlantis, la utopía científica de Bacon, es to manage to handle every thing, verbigracia mediante la transformación de los elementos, la producción de materias artificiales, :sin exceptuar el elíxir de la vida, 198 KARL LÓWITH Entretanto, las elucubraciones de Bacon se han convertido en realidad: la florescencia precoz de vegetales, el acrecentamiento del tamaño de las frutas y de la talla de los animales, la cría de nuevas especies y la transmutación de unas especies en otras, la vivisección experimental y el ensayo de tóxicos en animales, la muerte y reanimación, la fecundización y esterilización, el gigantismo y el enanismo artificiales, la creación de monstruos en el laboratorio. En las plantas industriales de la utopía baconiana se encuentran estaciones, meteorológicas, frigoríficas, cámaras de aire acondicionado para el tratamiento de enfermos, centrales hidráulicas, máquinas de calefacción, rascacielos, etc. El hacer y el conocer son sinónimos para la ciencia operativa de Bacon, y en ella se condicionan recíprocamente. A un tiempo resulta anticuada la clásica distinción griega entre physis (Naturaleza) y techne (Arte) porque, desde el momento en que el hombre empezó, no sólo a completar e imitar los . procesos naturales mediante la técnica, sino también a proyectar y construirlos libremente, la Naturaleza en su extensión y estructura primitivas ha dejado de existir. Citando a Hipócrates afirma Bacon que el hombre, lejos de ser siervo de la Naturaleza, la obliga a servirle a él. También sostiene que la Naturaleza no se revela a quien, sin intervenir en sus estructuras y procesos, la explora contemplándola, sino al que "under the triáis and vexations of art, le quita el velo. La nueva ciencia es operativa e instrumental. Los adelantos científico-técnicos observables en la navegación e invenciones tales como las del telescopio y del microscopio contribuyen a que el hombre por fin cumpla con el Mandato Divino de adueñarse de la tierra, Los fenómenos naturales se convierten en resulta- JUAN VICO BAUTISTA 199 dos de la productividad humana, en instrumentos que utiliza el hombre para su provecho. El baconiano kingdom of man no está fundado, como el mondo civile de Vico, en la inveterada autoridad de la tradición histórica, sino que se proyecta sobre el futuro, sobre un mundo del hombre en gestación; y la nueva ciencia, tal como la concibieron Bacon, Descartes y Galileo, no es la Scienza Nuova de Vico, es la ciencia de la Naturaleza cuyo método matemático impugnaba el napolitano en su crítica de Cartesio. De ahí que, desde el punto de vista de la historia contemporánea, su propósito de fundar la Nueva Ciencia en una nueva exégesis de la tradición antigua resulte anacrónica en cuanto hace caso omiso del mundo de la Naturaleza e ignora qué los grandes cambios que, a partir del siglo dieciséis, se operaron en el mondo civile no habían de atribuirse en absoluto a una hermenéutica elevada al rango de filosofía, sino a los progresos en las ciencias naturales de orientación matemática. Las frecuentes referencias que hace Vico a Bacon no permiten concluir que haya tenido conciencia histórica del poder transformador inherente a la nueva ciencia de la Naturaleza. El principio común a ambas ciencias, o sea la equiparación del "poder hacer" con el "poder saber", sólo es el mismo en su aspecto formal, no así en los contenidos, tan diferentes y contrastados como lo son el empeño en conquistar la naturaleza a beneficio del hombre y el de comprender mejor y más hondamente la tradición de antiquísima raigambre. Hobbes, amigo de Bacon, llevó su idea de una ciencia operativa a la fase de pleno desarrollo. Empero, ni Vico ni el propio Croce, en su ensayo sobre los precursores de Vico, han advertido o mencionado Ja afinidad, sin 200 K.ARL LÖWITH embargo asombrosa, entre las tesis de ambos sobre la verdad demostrativa de lo producido por nosotros en matemática, física y ciencias políticas. Para Hobbes, la filosofía científica no es tan sólo un saber basado en la percepción sensorial, o sea en una facultad de la que la Naturaleza ha dotado por igual a humanos y animales., sino que representa una adquisición del raciocinio calculador. El conocimiento racional de las causas por los efectos, y de éstos por aquéllas, es un calcular, tanto en la acepción estrictamente matemática como en un sentido más amplio; pues no sólo pueden sumarse y restarse los números; también resulta factible establecer, añadiendo o sustrayendo, relaciones entre cuerpos, movimientos, cualidades, actos y condiciones. Justamente en ello radica, según Hobbes, el entendimiento racional, el genuino razonar. Cuando pensamos el nexo de causa y efecto mediante el correcto cálculo, comienza la cognición científica por la que comprendemos cómo nace una cosa de su causa. Construction, production, ge-neration, causation son para Hobbes nociones equivalentes. Sabiendo cómo, sea de hecho o en potencia, se origina o se hace una cosa, habremos obtenido de ella un conocimiento demostrativo. "La trascendental importancia de la filosofía estriba en que podemos aprovechar los efectos previstos y producirlos a voluntad, según nuestro conocimiento y en la medida de nuestras fuerzas, para el bien de la vida humana.. . La ciencia sólo sirve al poder... y toda especulación va dirigida, en último análisis, a una acción o a un rendimiento. Mas cuán provechosa es la filosofía, la de la Naturaleza y la geometría en particular, se ve bien a las claras cuando se representa uno su utilidad para un posible progreso del género humano, y se com- JUAN BAUTISTA VICO 201 para el modo de vivir de quienes disfrutan de sus beneficios con el de otros que aún carecen de tales comodidades." Aún más importante y provechoso resultaría, empero, aplicar el mismo método exacto a las ciencias morales y políticas, con el fin de prevenir guerras, y sobre todo guerras civiles que pueden sobrevenir tan sólo porque se ignora todavía cuál es su origen o causa. La filosofía ha de ocuparse, pues, de dos asuntos principales, conformes a las dos clases de cuerpos diferentes: "Uno comprende las cosas que, por ser obra de la Naturaleza misma, se califican de útiles; el otro abarca aquellas cuya existencia se debe a la celebración de contratos y convenios entre los hombres, y son las que se llaman Sociedad y Gobierno." En ambos dominios es fundamento el conocimiento de los efectos por las causas que los producen, o a la inversa, el de las causas a la luz de los efectos conocidos. Debe excluirse de la filosofía así comprendida la historia, tanto de la Naturaleza como de la política, porque el saber histórico proviene únicamente de la experiencia y la tradición, pero nada tiene que ver con la cognición científica, por muy útiles que resulten a veces los relatos históricos para el estudio de las ciencias políticas. El mismo Hobbes vertió en su juventud a Tucídides, en la vejez a Hornero, al inglés. Totalmente fuera del campo visusal de la filosofía cae la teología cuyo,objeto increado, es decir, Dios, no tiene un origen accesible al análisis causal, y otro tanto cabe observar respecto de la adoración de Dios que es objeto del credo y ajena a la ciencia. Ahora bien, si no podemos tener conocimiento científico y demostrativo sino de aquellos cuya generación 202 KARL LÖWITH causal conocemos, liabremos de atribuir la dignidad más alta de lo verdadero a la ciencia que trata de objetos cuya construcción depende enteramente del albe-drío humano. Esta ciencia es la geometría, en general la matemática. "Puesto que las causas de las propiedades que tienen las distintas figuras se encuentran en las líneas trazadas por nosotros mismos, y comoquiera que el trazado de esas figuras depende de nuestra voluntad, para el conocimiento de no importa qué propiedad de una figura lo único que se requiere es que contemplemos todo aquello que se infiere de la construcción que nosotros mismos ejecutamos al dibujar una figura. Por esto, porque nosotros mismos producimos (creamus) las figuras matemáticas, se considera la geometría como ciencia demostrable, y lo es." En cambio, no son de nuestro dominio las causas de las cosas naturales, sus "principios", ni figuran ellos entre los objetos que nosotros podemos hacer, sino qué residen en las cosas.mismas y se hallan mediados por el Creador del mundo de la Naturaleza. De ahí la imposibilidad de conocer sus propiedades por sus causas, las cuales no están a nuestro alcance. Por otra parte, pueden ser demostradas a priori, además de la matemática pura y la que está mezclada con la física, las ciencias del hombre, o sea la moral y la política, porque de los principios de la justicia, es decir, de leyes y convenios, sí tenemos conocimiento y somos capaces de forjarlos nosotros mismos. Antes de haberse instituido tales leyes y contratos de nuestra propia creación, no conocía el mundo de los hombres, pareciéndose en ello al reino animal ni derecho ni entuerto. En resumen dice Hobbes: JUAN BAUTISTA VICO 203 "De las ciencias, unas son demostrables, otras no. Son demostrables aquellas cuyo objeto puede ser construido, porque su construcción está en el poder del constructor. La prueba consiste sencillamente en sacar la conclusiones del procedimiento mismo (operation). De ello es fundamento el que la ciencia de una cosa cualquiera se deriva del conocimiento previo de su causa, elaboración o construcción. Dondequiera que sean conocidas las causas causantes, la demostración resulta posible, no así en los casos en que ellas aún quedan por averiguar. Por esto, en la geometría no hay nada inaccesible a la demostración, pues que las líneas y figuras.. . fueron trazadas y descritas por nosotros mismos. También es demostrable la ciencia política, porque somos nosotros los que constituímos la comunidad. Respecto de los cuerpos naturales, en cambio, no sabemos cómo ni a causa de qué estén constituidos, ya que esto se deduce únicamente de los defectos. No podemos demostrarlo a la luz de causas conocidas, sino tan sólo hipotéticamente, como posibles." De ahí que la diferencia entre Hobbes y Vico, lejos de arraigar en el principio guía del verum ipsum fac-tum tal cual, se explica por la aplicación directa de su validez matemática a la política. "El filósofo civil debe hacer de alguna manera análogas a un dibujo geométrico las primeras causas del commonwealth.. . La formación de un cuerpo político, resultante de las medidas que por voluntad propia han adoptado numerosos individuos congregados, es como una creatio ex nihilo lograda por la voluntad humana." Si fue necesario el advenimiento de Galileo para colocar las ciencias naturales sobre cimientos firmes y seguros, no ha de extrañarnos, según Hobbes, que la filosofía 204 KARL LÖWITH del Estado sea aún más joven y haya tardado en constituirse hasta la aparición de De cive! Es Hobbes, y no Vico, el que funda la verdad demostrativa del mundo histórico en el hecho de que nosotros mismos hacemos sus leyes, mientras que para Vico dependen esas leyes, así sean atribuíbles a la naturaleza social del hombre, en manera alguna de razonamientos arbitrarios, ajenos a las tradiciones religiosas, sino que, todo lo contrario, están fundadas en la tradición antiquísima y se guían por una providencia sobrehumana. La filosofía de la Ilustración en Alemania poco o nada sabía de la obra de Vico que, en cambio, despertó interés en los círculos de Herder, Goethe y Jacobi. Y fue Jacobi quien señaló la afinidad entre la concepción de Vico y el copernicano. viraje de Kant al criticismo de Ja filosofía trascendental. Con la mayor nitidez se halla formulado ese viraje, copernicano en el prefacio a la segunda edición de la Crítica de la razón pura: "Galileo al hacer rodar bolas por el plano inclinado con una gravedad que él mismo había determinado... dio luces a todos los físicos de su época. Comprendieron ellos que para la Razón sólo se torna evidente lo que ella misma produce conforme a planes, que.. ., en vez de seguir, por decirlo así, el derrotero que le. traza la Naturaleza, ella debe obligar a la Naturaleza a contestar sus preguntas. Llevando en una mano sus principios, en la otra el experimento ideado a la luz de tales principios, la Razón,debe acercarse a la Naturaleza, ciertamente para dejarse instruir por ella, mas no en calidad de dicípuló, sino en la del juez competente y facultado para exigir de los testigos respuesta a las preguntas que formula. De esta suerte, la revolución que tuvo lugar en el pensamiento físico, y que tanto la favorece, se debe JUAN' VICO BAUTISTA 205 únicamente a la feliz ocurrencia de buscar en la Naturaleza, conforme a lo que la Razón misma le ha imputado, sólo aquello que de ella debe aprender, y de lo cual no tendría la Razón conocimiento por sí misma. Sólo así ha podido avanzar la ciencia de la Naturaleza finalmente por un cauce seguro después de haber tenido que conformarse durante siglos con un mero andar a tientas." No tan buena ha sido la suerte de la metafísica, prosigue Kant, y por lo tanto habrá que reflexionar sobre la posibilidad de intentar, en este campo también, una revolución del pensamiento similar a la que, con tan notable éxito lograra Galileo en las ciencias naturales de orientación matemática. Importaría, pues, cambiar igualmente de método en el modo de pensar de la metafísica, partiendo de que a priori podemos conocer de las cosas únicamente lo que antes habremos introducido en ellas. Por cierto que Kant no habla en este pasaje textualmente del "hacer", mas con la sola limitación apriorística del uso de la razón frente al intuitus originarius de Dios en que el conocimiento inmediato de las cosas en sí coincide con el acto creador, de nuevo se exhibe el modelo teológico de la correlación entre el hacer y el conocer. Como ya lo formularon Cusano y Leibniz, el hombre es, en comparación con Dios, alter deus, deus secundus, o deus creatus. Sólo comprende totalmente aquello que, conforme a nociones apriorísticas, "es capaz de hacer o producir él mismo". La pregunta constitutiva para la filosofía crítica de Kant, por las "condiciones de lo posible'V de suyo presupone una tesis anterior a cualquier "algo existente"; en otras palabras, tal interrogante se man-tiene dentro del supuesto postcristiano de un principio creativo, trascendente al mundo. 206 KARL LÖWITH El camino que lleva de Kant a Hegel, hasta culminar en la sentencia hegeliana de que la Verdad nos hace libres, y, a la inversa, la Libertad nos hace verdaderos, posteriormente se interrumpe con Marx. Al espíritu libremente creativo se sustituye el trabajo productivo, o sea un principio que, lejos de englobar el Ser en su totalidad, queda confinado a nuestro medio, a la esfera social en particular. Cada vez que Marx habla del "mundo", se refiere al mundo hecho por el hombre, nunca al universo. De ahí su anotación en El capital en donde hace referencia a Vico y su afirmación de que el mundo de la Historia, en contraste con el de la Naturaleza, es una obra humana. Y si el hombre hizo el mundo, también puede reformarlo, darle una estructura distinta de la que tenía. La tesis de Marx, según la cual importa transformar el mundo en vez de interpretarlo de otra manera, no es tan novedosa ni tan revolucionaria como suena, sino mera consecuencia de la doctrina del conocer concebido como operation, production, ' generation, construction, tal como la establecieron Bacon y Hobbes. Partiendo de la premisa del hombre productor, o sea del ser que mediante el trabajo se produce a sí mismo y su mundo, critica Marx el materialismo naturalista de Feuerbach. La actividad práctica ha dado por resultado, además del mundo técnico e industrial que nos rodea, la verdad del conocimiento teórico. Pues, según Marx, sólo puede demostrarse la verdad de una teoría en la práctica. En ella está la prueba del conocimiento teórico, o dicho de otro modo, sólo podemos conocer la realidad en la medida en que la hacemos o producimos. Entonces ya no resulta posible concebir la Verdad como adæquatio rei et intellectus, sencillamente porque es el JUAN BAUTISTA VICO 207 hombre mismo el que, mediante la actividad práctica, fabrica sus objetos y, por consiguiente, está también en condiciones de conocerlo adecuadamente. Sin embargo, la inadecuación entre el objeto y el co-nocimiento, o por ponerlo así, la discrepancia entre lo verdadero y el objeto producido subsiste mientras sigue imperando un estado de enajenación entre el hombre y sus propios productos. "Los hombres, dice Marx, hacen su propia historia, mas no la hacen por libre decisión, en condiciones que ellos mismos hayan elegido, sino conforme a cuadros preestablecidos, tradicionales." Modificar esos cuadros tradicionales de las relaciones de producción existentes en tal forma que el hombre se encuentre a sí mismo en sus productos, he aquí la meta fijada por el Manifiesto Comunista. El comunismo constituye "la solución del secular acertijo" que encierra la enajenación del hombre de sus productos. Al descubrimiento marxista de las determinantes his-tórico-sociales y de su influencia observable incluso en la vida espiritual hemos de atribuir el que Max Scheler en su esbozo de una sociología del saber pone de relieve la peculiar ideología que desde los comienzos de la edad moderna ha venido proclamando que el verum, lo verdadero es un producto del facere o, como lo formula el existencialismo, une verité a faire. Este modo de concebir la verdad tiene su base sicológica en la posición dominante que en la sociedad burguesa e industrial de hoy ocupa el homo faber cuya orientación se refleja en un saber de dominio y rendimiento. El nominalismo de la teoría del conocimiento de Hobbes y la ciencia operativa de Bacon, la concepción marxista de las ideologías y el pragmatismo americano constituyen las fases más destacadas del pensamiento moderno que se guía, pri- 203 KARL LÖWITH mero que todo, por las máximas de la actividad práctica y la transformación de lo dado. Dando un solo, si bien decisivo paso en la misma dirección, llegamos al ámbito de las ciencias de origen más reciente, la cibernética y la genética experimental, que ya no se conforman con dar al mundo ambiente por medio del trabajo cintífico-técnico una estructura distinta de la que tenía, sino que aspiran a transformar al propio artífice para ponerlo a la altura de sus artefactos y lograr que se comporte conforme a ellos. Las nuevas técnicas mecanizadoras e informativas (antes bien que puramente mecánicas) cuyos modelos en gran medida resultan ser adaptables a los procesos orgánicos, no se limitan a la construcción de máquinas que se au-torregulan, e incluso se autorreproducen; convierten al deus creatus de antaño en lo que Freud llamaba un dios armado de prótesis, con el designio ulterior de fabricar el superhumano homunculus. La utopía cibernética de un hombre-máquina superior a nuestro homo sapiens y, en último análisis, capaz de sustituirlo, parte de la premisa de que, a diferencia del hombre-máquina, el hombre tal cual no reúne las condiciones necesarias para su desarrollo técnico. Desde el punto de vista de la genética moderna, su organización deficiente ha de considerarse como un desafío, una invitación a transformarlo ab ovo. "Tan sólo después de haberse convertido en realidad la utopía de la generación artificial de seres humanos quedaría cerrado el abismo que aún separa al hombre de su tecnificado supermundo. El hombre mismo cuyas instituciones a la luz del progreso tecnónomo parecen anticuadas, se presenta, desde este punto de vista, como una criatura prehistórica... De ahí que la creación de JUAN VICO BAUTISTA 209 un hombre apto para vivir en un mundo atómico no f uese..., tratándose como se trata, de una manipulación de la zona germinal, sino la última consecuencia de un proceso secular." 1 Surge, finalmente, un interrogante: ¿Existe todavía, encima del hombre y para el hombre, una instancia investida de la autoridad necesaria para impedir que haga todo lo que, de facto, puede hacer, o no hay límite para su desenfrenado "poder hacer"? Por citar a Paul Valéry: "On peut dire que tout ce que nous savons, c'est —á— dire tout ce que nous pouvons a finí par s'opposer á ce que nous sommes." 1 F. Wagner, Die Wissenschaft und die gefährdete Welt, 1964.