LECTURAS DE LA MENTE Por Juan Gerardo Martínez Borrayo Departamento de Neurociencias Universidad de Guadalajara El código (neuronal) da Vinci Debo de confesar que leí el “Código da Vinci” y encontré la novela disfrutable, pero hasta ahí; y estoy muy tentado a ver la película ahora que esta en cartelera, esperando que sea al menos igual de llevadera que la novela. Pero una de las cosas que creo que quedan pendientes, con tanto revuelo que se ha armado con la novela y la película, es hablar de la vida y la obra de este personaje que se la ha considerado uno de los grandes genios de la humanidad. Una de las cosas a las que más tiempo le dedicó fue a los dibujos anatómicos (muchos de los cuales no fueron publicados sino hasta el siglo XIX o XX) producto de sus propias observaciones. Nació en 1452, en Vinci (de ahí su nombre) y comenzó a pintar en el taller de Verocchio como a la edad de 20 años; en ese entonces ya se veía una cierta precisión sobre la musculatura humana, pero es muy probable que haya presenciado autopsias hasta los finales de 1480, como a los 30 años, cuando se cambió a vivir a Milán. Su primer dibujo sobre el sistema nervioso lo realizó en 1487, sobre la médula espinal de la rana; su interés provino de que le había cortado la cabeza a la rana, le había quitado el corazón y muchos órganos internos y de todos modos vivió; pero cuando perforó la médula oblonga inmediatamente murió; su conclusión fue que ahí estaba el asiento de la vida y el movimiento. En ese mismo año realiza uno de sus dibujos más conocidos (ver foto 1), uno en el que compara la cabeza con una cebolla, ya que hay una serie de capas que comienzan con la piel, cráneo, las meninges y el cerebro. En su dibujo se aprecian tanto de lado como desde arriba tres “agujeros” que tenemos en la cabeza llamados ventrículos; en el dibujo, en la parte de abajo, se ve que al primero de los ventrículos llegan los nervios auditivo y óptico, lo cual no es cierto. Esto porque Leonardo adaptó una teoría vieja, la de Galeno que decía que los ventrículos tenían funciones específicas; pero él la cambió y dijo que el ventrículo de hasta atrás era el asiento de la memoria, el de en medio el del pensamiento y el primero el del procesamiento sensorial. Probablemente lo hizo así porque para él la visión era la base de toda nuestra experiencia; por ello propuso que una vez que la información era procesada en los centros sensoriales tenía que ser juzgada. Entre 1487 y 1493, realizó una serie de dibujos del cráneo que le permitió descubrir cavidades maxilares que no habían sido identificadas hasta entonces, pero sobre todo hay un dibujo donde se ven las arterias que llevan sangre al cerebro y también se muestran los nervios craneales que convergen en el centro del cráneo, lo cual no es anatómicamente correcto (ver foto 2). Por un tiempo dejó sus investigaciones sobre el cerebro y se dedicó a realizar proyectos de aparatos de guerra para la familia Sforza; pero entre 1508 y 1509, volvió a indagar sobre el cerebro; esta vez realizó un dibujo que muestra 7 de los 12 pares craneales, incluyendo el olfativo que no había sido identificado hasta entonces (ver foto 3). A la mitad de ese dibujo, un poco hacia la izquierda presenta de forma muy realista como los nervios cruzan por el quiasma óptico, ya no llegan a los ventrículos y los pinta atravesando el tejido nervioso; es decir, progresó muchísimo como anatomista y dibujó lo que vio, contradiciendo a autoridades como Galeno. Hizo otras investigaciones importantes como la que tiene que ver con la naturaleza de la visión, donde estableció que vemos por que los objetos mandan la luz a los ojos y no que los ojos mandaran un rayo a los objetos para verlos (como si fuéramos superman), que era la idea establecida y que provenía de Platón, Euclides y Galeno. Al hablar de alguien del pasado, siempre queda la pregunta sobre que diría de cómo ha avanzado el conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro; y me atrevo a decir que estaría bastante sorprendido de que muchas de las preguntas que él se hacía, todavía nos las seguimos haciendo en la actualidad. Comentarios y sugerencias favor de dirigirlos a la redacción de EL OCCIDENTAL, o bien a la siguiente dirección de correo electrónico: [email protected]