Mensaje del Prof. Dr. Carlos Delpiazzo a los egresados de la Facultad de Derecho Señor Rector, colegas profesores, queridísimos egresados, para nosotros por siempre alumnos. ¿Qué puede decir un profesor con más de 34 años ininterrumpidos en el ejercicio de este oficio que ya no haya dicho en la clase o en el diálogo personal con ustedes o a lo largo del tiempo? Seguramente nada nuevo, nada que no hayan oído decir y si es así entonces me voy a limitar a decir unas pocas cosas viejas acerca de la responsabilidad de ser universitario. Dichas estas cosas viejas desde la razón pero también desde el corazón en un acto tan emotivo como este que todos sentimos el impulso de expresar a cada uno de los que s e gradúa que les deseamos lo mejor en la vida por venir. Lo primero que quiero decirles es que sean universitarios auténticos, una universidad no es tal por su edificios o equipo, lo es sus profesores, sus estudiantes, su egresados. Como bien definía un grande de nuestro tiempo Juan Pablo II, “diversidad es una comunidad académica que de modo riguroso y crítico contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural mediante la investigación, la enseñanza y los distintos servicios ofrecidos locales, nacionales internacionales. Esta comunidad académica que es la Universidad se funda y se encuentra su valor vital en la búsqueda de la verdad en toda su extensión y plenitud. Esa universalidad ha de impregnar la vida del universitario en serio , manifestándose en la apertura a todos los hombres sin discriminaciones, sabiendo convivir con los que piensan diferente, con lealtad, comprensión y sinceridad. El amor a la verdad debe imbuir el trabajo todo del universitario, como una brújula que le muestre permanentemente el camino por el cual deberá transitar que deberá ser el debido y no el más cómodo, o aun el de la mayoría en temas tan trascendentes como la defensa de la vida, de la familia, de los derechos fundamentales del hombre. En segundo lugar, para ser universitarios de verdad es necesario que sean libres. Según lo recordara nuestro Francisco Bauzá, “un hombre no es propiamente libre cuando hace lo que quiere sino cuando quiere lo que debe”, porque la libertad no se refriere al hacer sino al querer y hace falta que la voluntad esté muy libre para aplicarse al deber que a veces no coincide ni con el hurto, ni con el capricho ni con la comodidad ni con el interés. Es esta calidad de la libertad la que da la medida d e la hombría , porque un hombre que lo sea de verdad hace lo que tiene que hacer, con ganas o sin ellas y además responde por sus actos porque no hay libertad sin responsabilidad. En tercer lugar es propio de los universitarios que sean laboriosos lo cual quiere decir que trabajen bien y que aprovechen el tiempo, es que el trabajo profesional no es solo un medio de sustento personal y familiar sino que es originaria y radicalmente una cualidad o atributo inherente a la persona humana que se realiza a través del trabajo. Es cierto que el trabajo cansa pero no es cierto que el trabajo sea un mal, sino por el contrario es un camino de crecimiento y perfeccionamiento que nos hace mejores personal y socialmente. Ciertamente la sociedad cambiaría mucho si calara hondo en cada uno de sus miembros que el trabajo hecho lo mejor posible tiene un efecto multiplicador de superación personal y colectiva. En ese sentido es preciso aprovechar el tiempo que es un bien muy valioso para quienes somos de vida finita. Por eso el universitario no debe dejar espacio al ocio ni al aburrimiento. Distinto es el caso del descanso merecido pero no hay que olvidar que es solo descansa el que previamente se cansa. Y se cansa el que trabaja intensamente, por eso perder el tiempo es una insensatez, ganarlo es vivir el momento presente sabiendo que la vida del hombre es una sucesión y el pasado no está a nuestro alcance y el futuro no lo poseemos. En cuarto lugar en la medida en que el trabajo tiene no solo una dimensión personal sino social debe ser un rasgo de los universitarios que sean muy serviciales. La servicialidad debe manifestarse en primero lugar con os que están más cerca, es decir, con quienes integran la familia , una institución a la que debemos todo . La familia, decía Vidart, es una institución natural y permanente que constituye el lugar de la persona, nuestro lugar, el lugar de cada uno. En ella el hombre nace, crece, se educa, cría los hijos y finalmente muere, en la familia se aprende a vivir. La familia es la principal tarea humana tanto pasiva en la niñez como activa en l a madurez, en ella se puede llevar a la plenitud las dimensiones humanas más radicales. En segundo lugar la servicialidad del universitario debe darse en todos los ambientes en los que se desempeña, en el lugar de trabajo, el club, la parroquia, el que sea. Pero hay una manifestación de la servicialidad que hoy no goza de crédito entre los jóvenes y que es fundamental para una sociedad democrática y sana, me refiero a la actividad política, probablemente una de las mejores formas de servicio a bien común. De poco sirve criticar si no se está dispuesto a comprometer con los demás al nivel que cada uno juzgue apropiado, teniendo en cuenta que el bien y la autoridad no son fines en si mismos sino que solo tienen un sentido instrumental que nada agrega al que lo ejerce pero que mal usado puede sumirlo en la autocomplacencia, la corrupción y aun la tiranía. En quinto lugar es responsabilidad de los universitarios que sean profundos. Es decir que siempre vayan a más, vivimos e un mundo que prioriza lo inmediato y lo superficial , frente a ello el universitario que se premie de serlo no debe conformarse con lo básico sino que debe ampliar permanentemente sus conocimientos y capacidades. No en vano, aquél hombre y jurista que fue Eduardo J. Couture incluía como el primero de los mandamientos de los abogados estudia poniendo así en conocimiento que la vida del universitario es un continuo aprendizaje que no termina con la graduación sino que se prolonga por toda la vida y del cuál depende la ubicación de cada quien en su empeño. Pero en el mundo de hoy la profesionalidad requerida al universitario de manifestarse también en su conducta madura frente a los adversario actuales de la ética, los cuales están muy metidos en la sociedad contemporánea y se advierte entre otro síntomas del refugio en lo colectivo porque otro lo hacen , en el cultivo de lo efímero, trasladando a las relaciones humanas el use y tire que propicia el consumismo y que conduce a mirar lo útil a corto plazo., el amparo en el cinismo ridiculizante , la ironía, la risa de la lealtad por considerarla aburrida, reputando la honestidad como perimida, burlándose de la laboriosidad por considerarla síntoma de inmadurez y trivializando aun el amor como algo que se hace y no que se da. En sexto lugar, todo universitario debe ser virtuoso, según la enseñanza aristotélica las virtudes son hábitos operativos buenos por lo que nadie nace virtuoso, sino que se van alcanzando mediante esfuerzo, lucha y educación. Precisamente la madurez humana a nivel natural es consecuencia del desarrollo armónico de las virtudes yen el desempeño profesional son necesarias la generosidad, la fortaleza, la perseverancia el orden, el respeto, la sinceridad, la lealtad, la laboriosidad, la paciencia , la justicia, la obediencia y la humildad. El reverso de la moneda de cada una de estas virtudes es un defecto y es necesario no acostumbrarse a esos vicios sino luchar personal y colectivamente contra ellos. Tolerar el egoísmo, la debilidad, la negligencia, el desorden, la irreverencia, la mentira, la deslealtad, la pereza, la injusticia, la desobediencia, la soberbia y la viveza criolla desembocan en la corrupción. Corrupción significa pudrirse y una sociedad y un país que se acostumbra a estas prácticas y actitudes y las toma como normales es una sociedad y un país que termina pudriéndose. Es necesario también que sean optimistas, porque la búsqueda de la verdad es una empresa positiva y alegre, que permite descubrir a cada paso en lo cotidiano y en lo importante, el lado bueno de las cosas pero no hay que confundir el optimismo de quien viva con alegría con la circunstancial visión positiva con la algarabía producida por el ruido y la música, la cerveza y otros medios que incluso impiden el mirar hacia adentro para poder disfrutar de lo que verdaderamente vale la pena. Octavo, que sean patriotas, no solo para que se queden en el país sino para que sean agentes de cambio. Vivimos en un país que pudo haber sido rico o culto en oto tiempo, no rece o crece poco y muchos compatriotas se van. Frente a esta realidad propio del buen universitario no apostar al destino o a un milagro o a la casualidad sino construir el porvenir con sacrificio y generar causas de sacrificio verdadero queriendo al país como algo propio porque lo es y no como algo ajeno que depende de gobernantes y administradores, ¿qué dirían nuestro próceres de estas generaciones? Dejo a cada uno la respuesta, pero estoy seguro que a todos nos ha pasado de leer textos de hace más de un siglo y decir” pero esto está dicho como para hoy” ¿no será que no hemos hecho cada uno lo que teníamos que hacer?, quiero pedirles en particular que no envejezcan, envejecer quiere decir perder la juventud y alude a lo superado, a lo antiguo, a lo pasado de moda por lo tanto no envejece quien mantiene los valores de la juventud. Si es verdad que en envejecimiento comienza cuando lo accesorio le gana a lo esencial entonces es posible la eterna juventud, solo se requiere sabiduría. La vida bien empleada en post de ideales nobles es un medio de perfeccionarse para no envejecer, se atribuye al Gral. Mc Arthur haber dicho que los años arrugan la piel, renunciar a nuestros ideales arruga el alma no dejen arrugar el alma y vivan una juventud pujante ahora y siempre. Finalmente quiero desearles que sean felices, que sean muy felices y asegurarles que lo serán si viven su condición de profesionales universitarios con simplicidad y altruismo, sabiendo lo que quieren y queriéndolo con pasión de manera de identificar el trabajo con el placer. Que Dios los bendiga. Palabras en representación de los egresados de grado de la Facultad de Derecho Dra. María Leonor Tobía Muy bueno días a todos, miembros del claustro, familia, amisgo, gracias a todos por estar aquí presentes. Cuando me propusieron dar el llamado discurso de graduación muchas cosas pasaron por mi cabeza, intentando descifrar que seria lo más adecuado para decir, sobre todo porque quiero que lo que hoy ponga en palabras esté dicho en mi nombre y en el de cada uno de mis compañeros . Empiezo entonces por lo indudable, lo que no puede faltar porque se y tengo la seguridad que todos los que estamos acá queremos decirle por lo menos a una persona, empiezo por el GRACIAS. Gracias a la Universidad y a los profesores por darnos el espacio y las herramientas para empezar y en esta instancia culminar lo que elegimos como carrera. Gracias a nuestras familias, novios y amigos por su apoyo incondicional, por soportar los malos humores, por compartir nervios, en definitiva, por acompañarnos. Y el último de los gracias va para cada uno de ustedes, a los amigos simplemente gracias por eso, por darme la alegría de ser mis amigos y al resto de los compañeros gracias por haberme dado una experiencia, una anécdota, por lo menos algo que contar y crear una etapa para recordar en la vida de cada uno. Porque sin dudas que no todos los que estamos acá graduándonos somos amigos pero sin dudas me animo a decir que ninguno pasó desapercibido por el camino del otro y después del gracias, la incógnita. A qué referirme en cinco minutos que valga la pena para decir en un discurso de graduación, qué de los cinco años de carrera son dignos de homenajear, se me ocurren muchas cosas, todas típicas de cualquier discurso de colación pero esta tarde apuesto a lo sincero y por eso dedico un homenaje a eso que hace que más allá del esfuerzo y algunos malos ratos siempre, siempre vaya a recordar mis años de facultad con alegría. Por eso dedico este homenaje a los amigos. A lo largo de la carrera algunos habrán encontrado muchos, otros no tantos espero que todos hayan encontrado al menos uno, por mi parte son pocos, si los conocen sabrán que más que suficientes, esto va dirigido a cada uno de ellos porque la facultad nos dio la oportunidad de encontrar verdaderos compañeros en varias horas de estudio, de risa y de insoportables horas de nervios de examen, compañeros de locuras, de discusiones de compañeros de proyectos. La facultad nos dio la oportunidad de encontrar personas en nuestra misma sintonía , esos lazos que por más de que pasáramos días sin hablarnos, son tan fuertes que uno los vuelve a ver y es como si nunca hubiéramos dejado de encontrarnos todos los días a las 8 de la mañana. A ellos les dedico este discurso a mis amigos de facultad, a esos que en cinco años me enseñaron miles y miles de cosas y me bancaron otras miles más, a esos que me enseñaron que la amistad se puede dar entre personas de dos mundos diferentes, a aquellos con los que realmente uno se identifica y que hoy se convirtieron en un referente, en ese alguien que uno llama y consulta aunque sean pavadas, en ese que le da un consejo y siempre tiene algo para decir, en los que confía lo personal y lo profesional, a esos con los que uno se imagina tomando café dentro de 20 años. A todos ustedes que me hicieron una mejor persona, que hicieron que la Male que entró en el 2002 a facultad no tenga ada que ver con la Male que es ahora, fue un placer compartir estos años con ustedes, porque, aunque se que me van a odiar por esta cursilería, como dijo Pablo Neruda en una frase que creo que resume todo esto que quiero decir, “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos” quiero que sepan que hoy, soy mejor gracias a ustedes. Y por último, despejada la incógnita y hecho este homenaje quiero irme felicitando a cada uno de mis compañeros que se gradúan conmigo y deseándoles el más sincero éxito en todo lo que emprendan. Todos deberíamos estar orgullosos, no solo de nuestros logros sino sobre todo del esfuerzo que pusimos para alcanzarlos. Ahora que empezamos una nueva etapa en nuestras vidas recordemos el pasado, un pasado en el cual la universidad empieza a dejar de ser parte, proyectemos con imaginación el futuro, un futuro en que espero nos sigamos encontrando y vivamos con intensidad el presente, un presente que esta tarde es de celebración y alegría. Muchas gracias a todos.