Un Hasta Luego, Mario

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¡Hasta Siempre, Mario!
Nuevamente las Fiestas nos traen otra triste noticia. López Guevara del Club Bahiense de
Arquería me acaba de avisar que Mario Cucci ha fallecido. Muchos sabíamos del rumor acerca
de su salud, pero teníamos la secreta esperanza de una recuperación.
Para muchos Mario no es demasiado conocido más allá de su zona, ante todo porque recién
hace un par de años me llamó para avisarme que iba a poder a dedicarle más tiempo a la
“arquería” y a ser juez pues se había jubilado. Otra razón era su trabajo por su club y el
desarrollo de nuestro deporte en Bahía, y en “su zona”.
Personalmente voy a atesorar los pocos, demasiados pocos momentos, que pudimos
encontrarnos y charlar de las visiones que compartíamos para desarrollar el deporte, la
necesidad de dirigentes, de formar nuevas camadas, de apuntar a los chicos como eje de
acción de desarrollo, y… además de hablar de “fierros” y de caza, pasión que compartíamos con
charlas desde la época lejana (1986) de nuestro seminario con Lovo y de nuestro primer torneo
juntos en San Francisco (Córdoba).
Si lo tengo que describir como juez no puedo dejar de hacerlo como un “hacedor” de cosas,
una “hormiguita trabajadora”.
Sin duda su Monumento es su club. Le dedicó mucho de su tiempo libre. Una de las Finales
Nacionales de Aire Libre con más dificultades climáticas fue la de Bahía. Nuestros amigos
sureños nos “tiraron” con todo: vientos de hasta 60/70 km/h, lluvias de todos los tipos, incluso
algo de agua nieve con una sensación térmica de -10ºC. Sin embargo, el club tenía todo en
orden y pudimos capear el clima y tener una Final no sólo muy buena sino. Un ejemplo de
organziación. Y en todos lados estaba la mano de Mario.
Del CUDA recogí dos comentarios que me emocionaron: el primero de Gustavo Canogni, el cual
recordó que en Tres Arroyos, Mario le pidió su longbow para “ver como era”, pues nunca había
tirado con uno. Para sorpresa de los presentes ¡metió tres moscas! Lo veo a Mario sonriendo
con picardía criolla, pues Gustavo y los demás ignoraban las dotes de arquero y de cazador con
arco de Mario.
El segundo es una de las chicas juezas (Paola Prasker, perdón por el apellido sin lugar a dudas
mal escrito), que en un torneo que compartió con Mario, fue recibiendo una clase práctica muy
sutilmente de cómo hacer mejor el trabajo de juez y una bonita charla sobre el desarrollo de la
vida de un club y de la creación de nuevos dirigentes a través de la preparación de nuevos
cuadros.
Una personalidad especial, con la marca de la bonhomía de quién ha hecho, que conoce y que
además es generoso con sus conocimientos. Y como si fuera ésto poco, lo acompañaba con un
agudo sentido de humor y una sonrisa permanente.
Daniel Rugeroni
Comité Nacional de Jueces
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