INTRODUCCIÓN Quiero, personalmente, hacer una pequeña introducción sobre el libro que...

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INTRODUCCIÓN
Quiero, personalmente, hacer una pequeña introducción sobre el libro que voy a desarrollar a continuación.
Dicho libro es El cuerpo como enemigo. Comprender la anorexia trata en profundidad el tema de la anorexia
nerviosa. Su autor es el Doctor Josep Toro, director de la sección infantil y juvenil del Hospital Clínic
Universitari de Barcelona, y que ayudado por la periodista Mónica Artigas desarrollan dicho tema con la
colaboración indispensable de testimonios de ex−anoréxicas, anoréxicas en rehabilitación y un ex−anoréxico.
El libro comienza con un capítulo en el que, sencilla y claramente, se habla sobre quién, cómo y porqué
comienza la anorexia. Habla sobre la enfermedad, la personalidad que suele caracterizar a las pacientes,
cuándo toman la decisión de adelgazar y porqué. De todo ello hablaré a continuación en el análisis profundo
del libro.
Así, quiero dar mi opinión de este interesante libro. Para mi ha sido un libro muy interesante e impactante al
mismo tiempo. Ahora, conozco cosas sobre esta enfermedad que antes eran invisibles para mi. Creo que es
una enfermedad mucho más peligrosa de lo que se cree, además de desconocida.
Por último, querría añadir una recomendación de la lectura de este libro a cualquier persona interesada en el
tema. El lenguaje que se utiliza, es totalmente asequible y la realidad del argumento hacen de este libro una
gran fuente de información sobre la anorexia nerviosa.
Resumen
El libro está dividido en una presentación de actores, una introducción y, finalmente, compuesto de siete
capítulos, de los cuales cada uno de ellos se subdivide en pequeños apartados. En este resumen mi intención
es ofrecer una visión amplia del libro a tratar.
En la presentación de los actores escribe el doctor Josep Toro en primera persona. Habla sobre cómo surgió la
idea de escribir este libro y cómo se hizo la repartición del trabajo que trajo consigo.
Pero, es en la introducción donde se explica qué es la anorexia nerviosa, cómo se llega a ella, qué
personalidades tienen más riesgo de caer en ella y qué síntomas provoca. Como bien explica el doctor, la
anorexia nerviosa comienza siempre a causa de una insatisfacción corporal excesiva. Poco a poco esa
insatisfacción corporal lleva a la joven a tener miedo al peso, temor fóbico al aumento de peso. Es entonces
cuando la joven empieza a ver su imagen distorsionada se ve gorda, al alza en alrededor del 30% de su
volumen. Comienza a dejar de comer bruscamente y dedicar más tiempo del necesario, de manera obsesiva, al
deporte. Las anoréxicas suelen ser chicas de carácter perfeccionista por lo que todos sus actos serán
completamente exagerados y en ocasiones obsesivos. Pero, el diagnostico final de trastorno anoréxico no se
da hasta el momento en que falta la menstruación durante al menos tres ciclos consecutivos, es la amenorrea,
estrechamente ligada a la malnutrición.
Para llegar a la enfermedad, primero la joven deberá tomar la decisión de adelgazar. A menudo, esta decisión
se toma durante la pubertad o poco después de transcurrida esta. Pero también existen otras formas por las que
la joven decide adelgazar. La comparación con otras muchachas, que implica que éstas se constituyen en
modelo estético a seguir o el deseo de éxito y felicidad que ellas asocian a la delgadez. Aunque en este caso
los varones experimentan mucha menos presión que las mujeres. Todo esto la conduce a la restricción
alimenticia voluntaria.
Sin embargo, se sabe que lo que más influye a la futura anoréxica son los medios de comunicación. Nos
bombardean persistente e incansablemente con imágenes y mensajes invitando a poseer un cuerpo
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extremadamente delgado. La influencia de todo ello es evidente. La joven tomará como referencia estética el
cuerpo de alguna top−model y aunque el futuro la anoréxica puede llegar a percibir que su cuerpo es más
delgado que el de las modelos, una vez establecida la anorexia nerviosa, la carrera en pos del adelgazamiento,
se hace imparable. Llega un momento en que las modelos dejan de contar como tales. Parecen resultarles
excesivamente voluminosas. Su modelo de cuerpo ideal, va siendo progresivamente, el de la delgadez suma.
Las anoréxicas suelen ser de carácter perfeccionista, como ya he dicho anteriormente, esto se extiende a todos
los aspectos de su vida. No se conforma con medianías. Todo cuanto no sea triunfar, es fracasar.
El miedo a comer da lugar a que las comidas se prolonguen extraordinariamente. Además, la ansiedad que le
provoca el enfrentamiento directo con su propio cuerpo a través de los espejos probablemente sea para la
anoréxica la más emotiva de esas prácticas comprobatorias. La imagen que el espejo devuelve a la anoréxica
la derrumba moralmente. Y por otra parte está la ropa, cada pieza de vestir que se queda ancha es un paso más
hacia la inalcanzable meta. Algunas anoréxicas pueden llevar ropas ajustadas. Actúan con un cierto
exhibicionismo, ejerciendo una especie de Orgullo anoréxico, orgullo de ser diferentes, de estar logrando su
meta. A todo esto se suma la báscula, que se constituye en fuente de información precisa y rigurosa, de su
evolución corporal y existencial.
La anoréxica se sumerge de pleno en la enfermedad, sólo con un objetivo, conseguir la delgadez absoluta
aunque ello le cueste la vida. Por ello, el adelgazar les provoca tanto placer que hace que se olviden del
hambre y el malestar general que produce la malnutrición. Cada kilo menos o simplemente cada gramo menos
es un premio por su fuerza de voluntad. Y si además a todo esto le sumamos el carácter perfeccionista de la
muchacha, la tragedia puede ser inminente. Su ansia de adelgazar y su carácter obsesivo la sumergen cada vez
más en la anorexia nerviosa.
En otro plano de la enfermedad encontramos a la familia, de la cual antes se creía que era el eje de la
causalidad de esta patología psicosomática, y de casi toda la psicopatología después. Pero la realidad es
mucho más compleja. Hoy se sabe lo suficiente para relegar la familia a un modestísimo segundo plano dentro
del conjunto de agentes causales o de riesgo para el trastorno anoréxico.
Además, normalmente las relaciones familiares se deterioran notablemente. Como en el caso madre e hija, que
sólo en contadísimos casos, la relación se mantiene con un mínimo de cordialidad y serenidad. Esta relación
(madre−hija) se rompe por muchos motivos, pero sin duda el que más afecta se localiza en las horas de las
comidas. Esto es debido a la responsabilidad asumida por las madres en relación con la alimentación de sus
hijos, de no ser así, una gran parte de las discusiones y conflictos dejarían de existir.
En el caso del padre, su figura ocupa un lugar secundario. El padre medio suele reaccionar con menos
sutileza, manifestando su frustración, y dejándose llevar por la cólera. Con frecuencia, el padre cae en la
tentación de practicar esa frase oída tan a menudo Con una bofetada bien dada, se arreglaría todo. Todo esto,
finalmente, desemboca en una ruptura o distanciamiento en la relación padre e hija.
Además, cabe destacar el caso de la hermana mayor, que en muchas ocasiones se convierte en modelo
envidiado a seguir por la anoréxica. Sus comportamientos, actitudes, intereses y estilos de vida pueden y suele
constituirse en objetivos a conseguir por parte de la hermana menor. Y la cosa se complica si la hermana
mayor practica dietas adelgazantes.
En la anorexia nerviosa no sólo cambian y se perturban las relaciones familiares. Las relaciones con el sexo
opuesto o amigos/as también se deterioran, o incluso, desaparecen. Con frecuencia renuncia a sus salidas y
citas habituales porque no está para nada, porque su humor se lo impide. En el caso de los chicos, se sabe que
bastantes chicas anoréxicas, antes de iniciar su trastorno, ya habían desarrollado un notable interés por el sexo
contrario. Luego, todo cambia... Porque la anoréxica no está para nada.
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Frecuentemente, la muchacha anoréxica huye de cualquier contacto físico por temor a que el varón note sus
michelines y otros adimentos afines. Pero a medida que el trastorno anoréxico progresa y la valoración social
de su delgadez se extiende, la propia anoréxica llega a ser consciente de su deplorable aspecto físico. Pese a
ello, se siente incapaz de renunciar a su delgadez, de modificar su trayectoria adelgazante.
Llega un momento en el que la paciente comienza a darse cuenta de que así no puede vivir. Comienza a
plantearse que su salud corre riesgos y sabe que hay chicas que han muerto a causa de los trastornos
provocados por su anorexia nerviosa. Sus sentimientos están divididos entre: curarse o renunciar a su meta.
Este enfrentamiento de sentimientos, en ocasiones, provoca autocastigos físicos o autoagresiones en la joven
anoréxica.
Además, en la mayoría de los casos, las anoréxicas caen también en la bulimia. Esto ocurre cuando la
anoréxica incurre en auténticos excesos ingestivos, es decir, en comilonas o atracones reales. Si esto sucede
durante un tiempo prolongado sugiere el inicio de una bulimia nerviosa propiamente dicha.
El tema de la muerte está permanentemente presente en la vida de la anoréxica. Ella es consciente de que su
objetivo la puede llevar a la muerte. Esta conmoción es tan fuerte que implica un pensamiento de tocar fondo
que facilita un replanteamiento más radical de su situación.
Finalmente, cuando la paciente ingresa en un centro hospitalario, los terapeutas que se hacen cargo de la
paciente son sus más declarados enemigos. Están aliados con sus padres y familiares para conseguir lo que
ella más teme: ¡Engordar!. Además, la sonda nasogástrica, escasísimamente utilizada, es para la paciente
anoréxica la amenaza más terrorifica. Y el problema no es la molestia física de la intubación sino la sensación
de pérdida total de control sobre la alimentación. Así, no sólo la engordan, sino que la humillan... Por eso
muchas de ellas se las ingenian para no aumentar de peso sin que nadie se entere.
Tras la salida del hospital la práctica totalidad de las pacientes anoréxicas adolescentes mejoran
significativamente en su ingreso, gracias a un cambio de chip. El deseo de ser normal les hace, poco a poco,
renunciar a ser diferentes a su orgullo anoréxico.
Unas cuantas tendrán que reingresar. Y quizá más de una vez. Y alguna, desgraciadamente no se curará
porque esa inalcanzable meta la llevará a la muerte. Pero si se cura su infierno no habrá terminado aún.
Deberá abandonar el hospital y enfrentarse a la vida real. Dejará ese ambiente que tanta seguridad y
tranquilidad le ofrecía. Esa actitud, en ocasiones, es mal interpretada por la familia de la paciente. No acaban
de entender cómo puede preferir la sala del hospital, tan detestada en un principio, a retornar a la vida
hogareña.
Una vez integrada en la vida real la ex−anoréxica deberá aprender a comer y a vivir de forma normal y
regular. Su vida se normalizará: se reencontrará con su cuerpo, restablecerá sus relaciones sociales y
familiares.
En conclusión, el último paso que deberá dar la paciente para dejar atrás su enfermedad será: Integrarse de
nuevo en la vida real.
Testimonios
Así empieza la desenfrenada carrera por el cuerpo diez...
Creía que si me adelgazaba lo tendría todo. Sería más guapa, más inteligente, y más aceptada por la
gente. Lo hacía por los demás; me fijaba mucho en lo que la gente pensaba. (L.P.)
Y tras la enfermedad aparece el deseo de explicar el porqué de tal infierno...
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Es una tontería; pienso que perdí un tiempo de mi vida. Pero, en parte, también valió la pena para
aprender a mirarla con otros ojos. Jugué con ella, que es precisamente lo que tengo y que es algo muy
hermoso... (V.R.)
Es una enfermedad. Nunca lo volvería a hacer. En positivo, creo que acabas apreciando más la vida
después de haber estado en el otro lado (C.T.)
PSICOLOGIA Comprender la anorexia
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