Tribunal Supremo - Sala Primera, de lo Civil

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Tribunal Supremo - Sala Primera, de lo Civil
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FILIACIÓN. Extramatrimonial. Reconocimiento al padre biológico de legitimación
para reclamar la filiación no matrimonial aunque falte la posesión de estado.
T.S. (Sala Primera, de lo Civil). Sentencia 22 marzo 2002.
P.: Marín Castán, Francisco.
[Rº Casación 3112/1996. Sentencia nº 250/2002]
Disp. aplic.: CC: arts. 133 y 134.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. Ejercitada en la demanda una acción de reclamación de filiación no
matrimonial por quien decía ser el padre del menor, dirigida contra la madre y estimada
tanto en la sentencia de primera instancia como en la de apelación, pese a faltar la
posesión de estado, con base en una interpretación flexible del art. 133 en relación con
el 134, ambos del CC, y en el contundente resultado de la prueba practicada que
acreditaría sin duda alguna la paternidad del demandante, reconocida incluso por la
demandada en varias cartas manuscritas y unidas a los folios 556 a 559 por más que
luego se negara reiteradamente a colaborar en la práctica de la prueba biológica, el
presente recurso de casación se interpone por dicha demandada mediante cuatro
motivos (el cuarto y último aparece numerado como «quinto») amparados en el ordinal
4.º del art. 1692 LEC de 1881 que, desde distintas perspectivas, plantean como cuestión
única la falta de legitimación del demandante para reclamar la filiación no matrimonial
por faltar la posesión de estado y, en consecuencia, corresponder la acción
exclusivamente al hijo.
Segundo. Sobre la cuestión planteada en el recurso existe ya doctrina constante y
reiterada de esta Sala que, pese a la literalidad del párrafo primero del art. 133
CC, reconoce al padre biológico legitimación para reclamar la filiación no
matrimonial aunque falte la posesión de estado.
Así, la S 24 Jun. 1996 (Rec. 3379/92), anterior en unos días a la recurrida en casación,
declaró lo siguiente: «Sin embargo, la interpretación sistemática, tomando
especialmente en consideración el contenido del art. 134, sin perjuicio de otras normas y
los preceptos constitucionales atinentes, extiende al progenitor, aun en casos, en que no
haya "posesión de estado" el ejercicio de la acción de reclamación de la filiación no
matrimonial. La jurisprudencia de esta Sala ha contrapuesto así una mera versión
literalista con otra más flexible y amplia que es la aceptada. En efecto, la sentencia del
TS de 8 Jul. 1991, refiriéndose a ambas versiones mantiene que parece ser que esa
interpretación literal por el juego de los arts. 134 y 133 demuestran que el 133 es una
excepción que taxativamente cierra la posibilidad de ejercicio de la acción de filiación
matrimonial cuando falte la respectiva posesión de estado, en cuyo caso,
exclusivamente, corresponderá al hijo durante toda su vida; mas frente a esa versión
literalista, puede hasta compartirse la versión más flexible de que la regla general al no
especificar nada en contrario, del art. 134, que habla que esa sanción opera en todo caso,
posibilita que, cuando se ejercite la acción de reclamación conforme a los artículos
anteriores, por el hijo o por el progenitor, se permitirá la impugnación de la filiación
contradictoria, esto es, como entiende cierto sector de la doctrina, si se está legitimado
para impugnar, en todo caso, la filiación contradictoria, también esta impugnación
condicionará la habilitación para que se pueda ejercitar la acción de reclamación y, por
supuesto, cabe admitir la prevalencia de este art. 134 sobre el sentido restrictor de los
antes referenciados en punto al art. 133; que de consiguiente, si por el juego de este art.
134 en relación con el 113.2.º, el ejercicio de la acción de reclamación conlleva
necesariamente a reajustar la filiación contradictoria, en la idea de que si se reclama una
de esta clase que pugne con la preexistente, es preciso, asimismo, impugnar esta otra,
cabe entender que el ejercicio de dicha acción de reclamación implícitamente supone
también el ejercicio de la acción concurrente de impugnación de la filiación que se
pretende, y que por lo tanto, por esa flexibilidad, es predicable la legitimación del
progenitor de reclamación de filiación no matrimonial en mor del art. 134, tesis por lo
demás ya sustentada entre otras en sentencias del TS de 19 Ene. y 23 Feb. 1990 que
decía: "La aparente antinomia entre los arts. 131 y 134 del CC, ha de resolverse en el
sentido de dar una interpretación amplia y de cobertura a este último hasta el punto de
catalogarlo como verdadera excepción al primero, ya que el propio art. 134 permite la
impugnación de la filiación contradictoria en todo caso, expresión esta tan elocuente,
que permite colegir que siempre que la acción de reclamación se ejercite por el hijo o el
progenitor, es factible la impugnación de una filiación contradictoria ya determinada,
conviniendo así en la tesis favorable a que el progenitor no matrimonial pueda acogerse
a lo establecido en el art. 134, deviniendo avalada por el principio de verdad biológica o
en el de posesión de estado del hijo como no matrimonial para coincidir así con la
realidad sociológica. Esta tesis de la legitimación del padre no matrimonial ha sido
consagrada ya por la doctrina de esta Sala en su S 5 Nov. 1987, al entender que si se
parte de la reconocida doctrina que configura la legitimación no solo para el proceso,
sino para la titularidad de la acción en defensa de un interés protegible, es indudable que
este interés existe, como interés legítimo, protegido por la CE, conforme a esos
postulados, resulta evidente la legitimación del padre biológico, que le niega la
sentencia de instancia". Por tales razones debe estimarse que está legitimado quien
funda su acción en su condición de progenitor para reclamar la paternidad y, en
consecuencia, ha de acogerse el motivo». En los años posteriores tal interpretación se ha
mantenido sin fisuras y en la actualidad puede citarse como ejemplo especialmente
representativo de la jurisprudencia al respecto la S 20 Jun. 2000 (recurso núm. 2392/98)
cuando en su fundamento jurídico primero declara lo siguiente: «La jurisprudencia más
reciente de esta Sala, consolidó el reajuste interpretativo de los arts. 131, 133 y 134 que
ya habían iniciado las SS 5 Nov. 1987, 22 Mar. 1988, 19 Ene. y 23 Feb. 1990 y 8 Jul.
1991 para llegar a la doctrina contenida en las últimas SS 24 Jun. 1996, 30 Mar. 1998 y
19 May. 1998, que establecen y reconocen la legitimación del padre en los casos de
filiación no matrimonial, al superarse la literalidad del art. 133 del CC que atribuye sólo
legitimación al hijo, para decidirse por una interpretación mas flexible, la que resulta
mas acomodada a los principios y filosofía de la institución de la filiación, como a su
finalidad y toda vez que el art. 134 del CC legitima, en todo caso, al progenitor para
impugnar la filiación contradictoria, también le está habilitando para que pueda ejercitar
la acción de reclamación de filiación extramatrimonial. Tal legitimación ha de ser
entendida no solo para el proceso, sino también para la titularidad de la acción de
defensa de un interés protegible y este interés existe y se presenta legítimo en casos
como el presente en relación de padre biológico y que le es negado en la sentencia
recurrida.
La verdad biológica no puede dejarse de lado y conforma la efectiva verdad material y,
a su vez, también ha de tenerse en cuenta el derecho natural y, por ello, el interés
justificado que asiste a los hijos de saber y conocer quien es su padre y se presenta
como encuadrable en tutela judicial efectiva que a los mismos ha de otorgársele por
integrarse en la moral-jurídica y normativa constitucional (art. 39), e incluso resulta
necesaria para la determinación genética y puede ser vital para preservar la salud.
La ocultación de tal situación resulta casi siempre perjudicial por el daño que se le
puede ocasionar al menor, al imponerle una vida de encubrimiento y mentiras que a la
larga suele cobrar su tributo siempre negativo y sin perjuicio de que, como dice la S 18
Dic. 1999, el hijo menor pueda impugnar la paternidad declarada cuando alcance la
mayoría de edad, lo que le autoriza los arts. 137 y 140 del CC».
Tercero. De examinar el recurso con arreglo a dicha jurisprudencia no puede resultar
más que la desestimación de todos y cada uno de sus motivos, ya que la sentencia
recurrida, lejos de infringir las normas o la jurisprudencia que en cada uno se citan, se
ajusta plenamente a la interpretación de aquéllas según la jurisprudencia de esta Sala.
No ha infringido el párrafo primero del art. 133 CC en relación con el art. 39.2 de la
Constitución, ni desde luego la jurisprudencia (motivo primero), porque de lo razonado
anteriormente se desprende que dicho precepto constitucional es precisamente uno de
los más importantes fundamentos de la doctrina consolidada de esta Sala; tampoco se
infringe el art. 134 CC en relación con el párrafo primero de su art. 133 (motivo
segundo) porque asimismo se desprende de lo expuesto en el fundamento jurídico
anterior que la relación entre ambos preceptos constituye otro de los fundamentos de la
jurisprudencia de esta Sala para reconocer legitimación al progenitor biológico para
reclamar la paternidad extramatrimonial pese a faltar la posesión de estado; y tampoco
se infringen los aps. 2, 1 y 4 del art. 39 de la Constitución ni el art. 24 de la misma
(motivos tercero y cuarto, numerado «quinto» en el recurso), porque igualmente resulta
de la jurisprudencia de esta Sala que como más beneficioso para el menor se considera
la determinación de su paternidad, máxime cuando en este caso resulta que el
demandante inicial falleció después de interpuesta la demanda y no se derivarían ya
para el menor los perjuicios que de la personalidad conflictiva de aquél se predican en el
recurso.
Cuarto. No estimándose procedente ninguno de los motivos del recurso, debe
declararse no haber lugar al mismo e imponer las costas a la recurrente, conforme
dispone el art. 1715.3 LEC de 1881
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