Guía de estudio semanal *** Casas de Bendición Jesucristo rompe las cadenas Libertad de esterilidad ENTREMOS EN TEMA “Los bendijo con estas palabras: Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla” (Génesis 1:27) PARA COMPARTIR ENTRE TODOS ¿Por qué, cuando esperaba uvas dulces, mi viña me dio uvas amargas? “¡Que nadie jamás vuelva a comer tu fruto!” Lección 7 EMPECEMOS COMPARTIENDO Desde el mismo momento de la creación el hombre recibió de Dios la capacidad de reproducirse y ser fructíferos. Este potencial, que proviene de la imagen y semejanza que tenemos con nuestro Creador, nos fue dado para que tengamos la posibilidad de desarrollarnos y ser productivos. Esta facultad, propia y exclusiva de los hombres y mujeres, nos fue dada como una bendición que debemos reconocer y aprovechar al máximo. En vista de esto, no extraña que la falta de frutos en la vida sus hijos, sea vista por Dios como una falta grave ya que, teniendo lo necesario para ser fructíferos, nos comportamos como estériles. Los complejos, los temores, la comodidad, o la indolencia son los enemigos principales que encadenan nuestra capacidad de dar frutos, y nos privan de la bendición. Pero Jesucristo, quien vino a deshacer toda obra del mal en nuestras vidas, puede también sacarnos de encima la maldición de la esterilidad y convertirnos en personas que lleven mucho fruto para la gloria de Dios ¿Esterilidad es solo la incapacidad de tener hijos? ¿En que otra área se puede observar este mal? ¿Podemos ser más productivos? ¿DE QUÉ SE TRATA? 1. Frutos amargos (Isaías 5.1-6) En el pasaje de Isaías hay una queja fuerte del Señor al no encontrar en su pueblo el fruto que esperaba. Es evidente que el dueño de la viña tenía expectativas de una gran cosecha en base a todo lo que había invertido en el terreno, sin embargo lo único que obtuvo fue frustración. Hace su reclamo con una pregunta: ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? Tenia toda para dar buen fruto, sin embargo su producto fue inservible. Lo que llama la atención es la reacción del dueño que frente a este hecho decide quitarle toda aquellas condiciones favorables y dejarla desierta. Si esa viña tenia una razón para existir esa era dar los frutos que el dueño esperaba, como no fue así el enojo del propietario fue la respuesta Dios no aceptara el fruto de nuestro esfuerzo carnal, o los amargos frutos de una vida que hace lo que mejor le parece. Pablo habla claramente de lo que produce la carne cuando actúa por las suyas, independiente de El: “inmoralidades sexuales, cosas impuras y viciosas, idolatrías, brujerías. Odios, discordias y celos. Enojos, rivalidades, divisiones y partidismos. Envidias, borracheras, glotonerías y otras cosas parecidas. Les advierto a ustedes, como ya antes lo he hecho, que los que así se portan no tendrán parte en el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21) Si estos son los frutos que producimos el Señor tampoco estará muy contento con nosotros 2. Frutos aparentes (Marcos 11:12-14) En este incidente vemos la misma reacción en Jesús al no encontrar en la higuera los frutos que buscaba. Se resalta el hecho que la higuera tenia hojas, por lo que Jesús pensó encontrar alguno de esos frutos que la planta da antes de tiempo. Lo que hace enojar al Señor es que solo había hojas, es decir solo apariencia. Era muy vistosa a los ojos pero totalmente improductiva, parecía lo que no era. La enseñanza para nosotras tiene que ver con la tentación que nos asalta de aparentar. Las muchas hojas de la higuera escondían su improductividad. Dios no nos quiere vistosos sino productivos IEB CASA DE BENDICION ** CAPITAN BERMUDEZ “Déjala un año más, y le daré un cuidado especial y mucho fertilizante” Porque separados de mí ustedes nada pueden hacer Guía de estudio semanal *** Casas de Bendición. 3. Esterilidad (Lucas 13:6-9) En esta parábola de Lucas vemos el mismo escenario. Una higuera plantada en el lugar adecuado y el dueño que viene a buscar fruto de ella. Vemos además la misma molestia y disgusto por la carencia de frutos. La desazón del dueño se traduce en la orden terminante de cortarla. Sin embargo algo distinto llama la atención en este caso, y es la intercesión del trabajador de la viña pidiendo una nueva oportunidad para la planta. Le Dijo al dueño: dale un año mas (un plazo), le removeré la tierra y la abonare (un esfuerzo adicional) y sino no da frutos la cortamos. Este último ejemplo nos tranquiliza un poco al comprobar que el Señor tiene paciencia con nosotros y nos renueva las oportunidades. Si la palabra desnuda nuestra falta de fruto verdadero, lejos de asustarnos por el justo enojo de Dios, aprovechemos la nueva oportunidad que el nos brinda para decidirnos a ser productivos 4. Mucho fruto (Juan 15:1-5) En esta última parábola el Señor nos revela el secreto de la productividad. Podríamos resumir esta revelación que El hace en tres palabras: Unión con Jesucristo. No hay posibilidad de ser fecundos si la vida de Dios no esta en nosotros. Jesús dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida” El es el origen y la fuente de la vida verdadera. La vida que se vive separada de Dios produce frutos amargos, pero la vida que se vive en unión con la Vid Verdadera producirá frutos agradables a Dios en abundancia. El Espíritu Santo es la savia divina que hace producir en nosotros el buen fruto. “Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio, ese es el fruto que Dios busca de nosotros (Ga. 5:22-23) Permanecer en El. Esta es la garantía de la productividad permanente. Reconocerlo como la fuente de la vida me hará permanecer unido a El a pesar de las tentaciones y las dificultades de la vida. Permanecer en El nos asegura que El permanece en nosotros, que somos uno con El y uno con nuestros hermanos. Permanecer en El me hará amar su Palabra y esta me dará la sabiduría necesaria para que todo lo que haga prospere (Salmo 1:1-3) Permanecer en El me hará aborrecerle pecado y apartarme cada día mas de todo lo malo “Todo aquel que permanece en él, no peca” (1ª Juan 3:6) Limpiados por Dios. Los pámpanos que dan frutos necesitan ser limpiados para ser cada día más fructíferos. No hay productividad constante sin una limpieza permanente. La limpieza de Dios puede incomodarnos, pero trae un beneficio necesario: “Claro que ninguna disciplina nos pone alegres al momento de recibirla, sino más bien tristes; pero después de ser ejercitados en ella, nos produce un fruto apacible de justicia” (Hebreos 12:11) Finalmente El Señor declara enfática y terminantemente que separados de El somos estériles. No somos autónomos, dependemos de la fuente de la vida y la sabiduría que están en Jesús. El nos hizo libres pero no independientes; solo unidos a Cristo daremos los frutos que Dios espera de nosotros SEÑOR ¿QUÉ QUIERES PARA HOY? APLICANDO ESTA VERDAD A NUESTRA VIDA Que vivamos recordando que Dios espera recoger frutos de nosotros Que entendamos que El no se conforma con cualquier fruto Que la falta de frutos y las apariencias son cosas que lo disgustan seriamente PARA RECORDAR EN LA SEMANA NUESTRO COMPROMISO Oremos para que el amor y las buenas obras se multipliquen entre nosotros Oremos unos por otros para que la esterilidad no sea nuestra condición Oremos unos por otros para que llevemos mucho y permanente fruto para su Gloria IEB CASA DE BENDICION ** CAPITAN BERMUDEZ