Infomación Adjunta - Escuela Superior Politécnica del Litoral

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DISCURSO DEL RECTOR
50 ANIVERSARIO
DE CREACIÓN DE LA ESPOL
Octubre 29 del 2008
En el imaginario colectivo hay fechas que para los individuos,
familias e instituciones tienen un valor significativo; una de
esas fechas son los 50 años, Bodas de Oro o Año Jubilar.
Hoy la Escuela Superior Politécnica del Litoral cumple 50 años
de haber sido creada, y nosotros hemos declarado al 2008
como Año Jubilar de la ESPOL, lo que lleva implícito la
algarabía y gozo de todos los que hacemos ESPOL.
También es parte del imaginario colectivo la gratitud y por
ello, a nombre de todos los politécnicos, quiero expresar
gratitud permanente a todos quienes promovieron y
concretaron la creación de la ESPOL, en especial:
 A los doctores José Baquerizo Maldonado y Camilo Ponce
Enríquez;
 A los primeros profesores que marcaron el camino de esa
nueva relación de la educación superior con la sociedad;
 A nuestros rectores emblemáticos: Walter Camacho, que
inició la ruta; Walter Valdano el gran transformador, el
visionario que desde los años 60 entendía que la ESPOL
debía articularse con lo mejor del mundo para servir al
Ecuador; Gustavo Galindo el gran suscitador, visionario,
inclaudicable en sus principios y que entendía, desde su
matriz ideológica, cuál era el aporte de la ESPOL y de las
universidades al desarrollo de las fuerzas productivas; Luis
Parodi, Víctor Bastidas, Sergio Flores y Nelson Cevallos
que en su momento tuvieron la inmensa responsabilidad de
dirigir a la ESPOL;
 A todos nuestros líderes y profesores que desde diferentes
instancias internas han hecho posible el lugar cimero que
ocupamos en el concierto universitario;
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 A nuestros graduados, que superan los 11.000, que con su
trabajo cotidiano en las organizaciones reales visibilizan la
excelencia académica de la ESPOL;
 Al sector público que siempre vio en la ESPOL una aliada
estratégica para alcanzar los objetivos nacionales;
 Al sector privado, principal beneficiario de nuestra vida
académica, que confía en la ESPOL y como tal acude a
nosotros en busca de soluciones científico-técnicas;
 A los organismos internacionales, redes académicas y
universidades y escuelas politécnicas internacionales con las
cuales compartimos expectativas y proyectos.
Así como somos gratos, también tenemos la ponderación para
reconocer en qué contexto nacimos y cuáles son las nuevas
realidades que vivían el Ecuador y Guayaquil, de las que
quiero destacar las siguientes:
 El “boom bananero” que reactivó todo el aparato productivo
nacional, en crisis desde los años 20 cuando la caída de los
precios internacionales del cacao, las enfermedades y la
ineficiente gestión de los hacendados arrasaron con las
plantaciones de cacao.
 La incipiente, pero creciente, industrialización de bienes de
consumo e intermedios que tuvo como núcleo a Guayaquil y
que generó políticas y leyes que buscaban proteger y
expandir la producción manufacturera así como incrementar
la participación del sector industrial en el PIB nacional.
 La nueva realidad vial que significó “la ruta del banano”
que permitió enlazar las zonas bananeras de Esmeraldas y
Quevedo con Guayaquil.
 El crecimiento poblacional de Guayaquil que en los años 50
duplicó el número de habitantes.
 La demanda de derivados del petróleo que creció como
consecuencia de la industrialización, el parque automotor y
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el desarrollo urbano lo que generó un déficit del comercio
exterior de petróleo y derivados.
 El déficit en energía eléctrica era marcado. El Banco Central
sostenía que “la escasez de energía eléctrica es uno de los
principales factores que retrasa el desarrollo industrial” y la
mayor parte de nuestras ciudades se encuentra
insuficientemente iluminadas.
 La gran riqueza del mar territorial, muy poca explotada,
pero con una pujante industria pesquera, la que tuvo un gran
crecimiento en los años 50 tanto en captura cuanto en
producción industrial, para consumo nacional e
internacional.
 El déficit marcado de ingenieros que registró Guayaquil y
que era un factor limitante para el desarrollo industrial y
para aprovechar el potencial que representaban los recursos
naturales no renovables, el mar territorial y la región insular.
En estos 50 años hemos dado respuestas idóneas a estos
problemas del desarrollo, hemos alcanzado muchos logros,
superado diversos obstáculos y aprendido varias lecciones. De
ese aprendizaje quiero compartir con ustedes las lecciones
siguientes, por la trascendencia que han tenido y tendrán en la
ESPOL y en el Ecuador:
Primera lección: Mantener, a raja tabla, la imparcialidad
política; en consecuencia nunca hemos subordinado nuestra
autonomía ni al proselitismo partidario ni a las pretensiones
gubernamentales ni a los intereses de los “grupos de poder”.
Para la ESPOL las relaciones con sus aliados estratégicos son
entre pares y de cooperación recíproca y tienen como finalidad
la búsqueda de la verdad y el desarrollo integral del Ecuador.
Segunda lección: Asegurar la calidad de los aspirantes, a
través de un sistema de admisión, riguroso y equitativo, que
garantiza sin discrimen alguno el ingreso de todo estudiante
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que posee condiciones académicas para cursar con éxito una
carrera profesional.
Tercera lección: Incorporar profesores formado en las mejores
universidades del mundo. Para los años 60 fue una estrategia
útil, en la sociedad del conocimiento es un imperativo
inexcusable. Hoy no basta tener una maestría, es indispensable
que la mayor parte de nuestros nuevos profesores tengan nivel
doctoral y que distribuyan la carga académica entre la
investigación, las maestrías y la docencia de tercer nivel.
Cuarta lección: Planificar el desarrollo.
Porque siempre planificamos el desarrollo, porque lo pensamos
colectivamente, de manera integral e integrada, conjugando las
expectativas de todos, somos hoy una universidad con gran
reconocimiento en el Ecuador y a nivel internacional.
Porque nuestros aliados estratégicos en especial el Gobierno
Nacional, los organismos internacionales y las mejores
universidades del mundo siempre han creído en la ESPOL, hoy
tenemos una adecuada infraestructura física y tecnológica.
Quinta lección: Priorizar las investigaciones en los temas
claves del Ecuador y articular nuestros objetivos académicos
con los intereses de nuestros aliados. Algunos ejemplos
testimonian esta política: los trabajos con el Estado en
electrificación rural en los años 70; en acuicultura, desde los
años 80 con el sector camaronero ; en biotecnología aplicada al
banano, desde los años 90 con los bananeros y agricultores
orgánicos, universidades como las flamencas de Bélgica; en
educación de calidad y el uso intensivo de las TICs en el aula,
desde el 2000, con el Estado, España, organismos seccionales,
docentes y comunidades.
Sexta lección: Combinar lo mundial y lo local, pues desde
siempre, y con mayor razón en la sociedad del conocimiento,
las universidades tenemos el deber de formar profesionales con
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estándares internacionales, que sean ciudadanos del mundo,
que articulen las responsabilidades del desarrollo local con las
de la “aldea planetaria”.
Séptima lección: Diferenciar entre la autoimagen, las
percepciones, la crítica constructiva y las calumnias, y
entenderlas como componentes de la compleja realidad.
Desde los años 70s, cuando los politécnicos nos autoevaluamos
hemos consensuado en que somos una universidad líder en el
Ecuador por la calidad de los profesores e investigadores,
pertinencia y rigor académico de las carreras, trascendencia de
las investigaciones, aportes al desarrollo de las fuerzas
productivas y capacidad para pensar y construir el futuro. Esta
auto evaluación puede estar sesgada, pero tiene un mérito:
contribuir a fortalecer la autoestima de los estamentos, ganar en
pertenencia, renovar el compromiso con la excelencia
académica y el desarrollo integral de Guayaquil, la región y el
Ecuador, y fortalecer, eso que casa adentro llamamos, la
mística politécnica, que siempre aviva el espíritu, en especial
cuando se ciernen amenazas o dificultades.
La percepción no es la realidad, pero es una aproximación a la
realidad, es la “verdad” del sujeto que la percibe. Hay
percepciones y percepciones; por ello, quisiera destacar las
siguientes:
 La del Dr. Arturo Condo, Rector de INCAE, en el acto de
incorporación colectiva de 2007 en el que dijo: “En mi
opinión una de las cosas más valiosas que desarrollamos
aquí es la inmensa capacidad de trabajo, de estudio y de
aprendizaje, que al menos en mi caso personal han sido
activos importantes en todas las áreas de mi vida”.
 La de Donald Castillo: “No existe área alguna ligada a la
actividad científica, académica y productiva; y, de
desarrollo social y económico de la nación ecuatoriana, en
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la que la ESPOL y su comunidad no haya participado y
participen con éxito”.
 La de Joaquín Martínez Amador: “Pocos son los centros
educativos modernos, como la ESPOL, donde profesores
capacitados, tampoco demasiado bien pagados, imparten
conocimientos a jóvenes motivados. Esa sociedad nueva que
todos queremos exige centros educativos como la ESPOL”.
 La de Enrique Iglesias, ex Presidente del BID: “Esta casa
(La ESPOL) que dio muchas satisfacciones, no solamente
por lo que significa hoy en este país, en el Ecuador, sino
por sus grandes contribuciones a la formación de los
equipos técnicos, sin los cuales no hay desarrollo.
Podría ser cansino en leer elogios, homenajes o
reconocimientos a la ESPOL por parte de Todos los actores
claves del desarrollo del Ecuador, de nuestros aliados
estratégicos, y también recordar que hay voces disidentes que
no comparten nuestra forma de hacer universidad y país. Esta
contradicción es positiva porque nos fuerza a ser cada vez
mejores, a ser cada vez más democráticos e inclusivos, pero
también separa la crítica constructiva de la calumnia y el odio.
Por la trascendencia que la educación tiene en la vida de un
país y con mayor razón en un país como el nuestro que ocupa
el puesto 89 en desarrollo humano entre 177 países y el puesto
104 en competitividad global entre 134 países, quisiera
reflexionar sobre la educación de calidad como factor clave
del desarrollo, la movilidad social, el fortalecimiento de la
democracia participativa y la tipología social de los estudiantes
politécnicos.
En “la educación o la utopía necesaria”, Jacques Delors inicia
su reflexión diciendo que “frente a los numerosos desafíos del
porvenir, la educación constituye un instrumento indispensable
para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de
paz, libertad y justicia social”.
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Es que, al igual que Delors que presidió la Comisión
Internacional sobre la educación para el Siglo XXI, en toda la
“aldea planetaria” hay consenso en que la inversión social más
rentable es la que se hace en educación de calidad.
Cuando esa inversión sirve para formar el talento humano
avanzado, generar conocimientos, hacer innovaciones, aportar
soluciones a los problemas de la producción y la sociedad, el
país que hace ese tipo de inversión se transforma en sujeto
activo de la sociedad del conocimiento es más competitivo, es
más soberano, es más libre, más democrático, más equitativo.
Solo los países que han invertido en educación de calidad han
podido superar el subdesarrollo, la pobreza y las inequidades.
En educación lo que es válido a nivel colectivo es mucho más
en lo individual.
Los ciudadanos que nacieron en hogares pobres tienen en la
educación de calidad la estrategia más idónea para salir de la
pobreza, y así cientos de millones en el mundo lo han logrado;
el deporte de elite también saca de la pobreza, pero allí, muy
pocos son los privilegiados, y aún ellos, si no se educan, son
fáciles presas del alcohol, la droga, la violencia y la
delincuencia.
Solo con educación de calidad hay desarrollo científicotecnológico, hay desarrollo humano, desarrollo sustentable.
Sin educación de calidad y en todos los niveles se refuerza el
subdesarrollo, la dependencia y la pobreza en todas sus
dimensiones, incluido la exclusión social, económica y política
de los pobres.
A la inversa, la educación de calidad es el factor clave de la
movilidad social, porque obreros calificados tienen ocupación
y salarios dignos; porque los profesionales universitarios tienen
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mejores premios salariales en función de la formación,
emprendimiento y experticia.
La educación de calidad también es el factor primordial de la
cohesión social, porque un ciudadano educado es más
consciente de sus derechos y responsabilidades, logra una
mejor inserción social, es actor político idóneo y como tal
preferirá la democracia participativa al mesianismo.
La ESPOL se nutre de estudiantes de todo el Ecuador y de
todos los estratos sociales; estudiantes que formados con
estándares académicos internacionales son rápidamente
atraídos por el mercado laboral, por las empresas y por las
organizaciones reales.
Esos politécnicos en un 64% provienen de hogares de bajos
ingresos; 29% de hogares medio-bajos; 5% de familias medioaltas; y, solo el 2% son de clase alta.
En una sociedad inequitativa como la ecuatoriana llegar a tener
educación de calidad como la que reciben en la ESPOL es un
privilegio. Sí, pero producto de la inteligencia, del amor al
estudio, de la perseverancia, del rigor científico y no por
razones económico-sociales, pues en la ESPOL los pobres que
se destacan por sus estudios son merecedores de las becas de
excelencia y equidad. Por todas estas razones es que
defendemos la inversión en educación de calidad.
En definitiva en la ESPOL estamos a favor del conocimiento.
Estamos convencidos de la alta rentabilidad social del
conocimiento. Creemos que las universidades son los mejores
lugares para propiciar la rentabilidad social del conocimiento y
proclamamos que el conocimiento es la mejor arma para combatir
la pobreza.
Considerando lo que hemos hecho y aprendido en estos 50 años y
la trascendencia de la educación de calidad, hoy quiero también
compartir con ustedes el gran desafío que ha asumido la ESPOL
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de “Estar entre las 25 mejores universidades de América Latina”,
para lo cual es indispensable:
a) Obtener la acreditación internacional de todas las carreras
de tercer nivel y de los programas de postgrado.
b) Desarrollar ESPOL-VIRTUAL.
c) Lograr que el 60% de nuestros profesores tengan un nivel
doctoral en su respectivo campo del conocimiento.
d) Hacer realidad el Parque del Conocimiento, que será el
punto de inflexión de la nueva economía y del nuevo
quehacer universitario de Guayaquil y el Ecuador.
e) Transformar el campus Las Peñas en un complejo
académico-inmobiliario.
f) Incrementar la autogeneración de recursos.
Hoy que cumplimos 50 años, reiteramos nuestro compromiso
con la excelencia académica y reiteramos la gratitud a los que
trazaron la ruta de calidad. Gratitud sin restricciones. Gratitud
como expresión del sentido humano de las instituciones.
Gratitud como valor humano de todos nosotros para todos los
que han contribuido al desarrollo de la ESPOL.
Gracias
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