CREATIVIDAD claudia gullen

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CREATIVIDAD, ARTE, DESARROLLO HUMANO Y EDUCACIÓN
Claudia Guillén (1)
[email protected]
Quienes trabajamos en educación, más aún en la formación de educadores, y más aún, a
través de las disciplinas artísticas, sabemos que para obtener la posibilidad de la
transformación –camino para la superación de cualquier crisis o situación problemática
crónica, y creo que nuestro sistema educativo adolece de ambos- debemos tener muy
claro para qué y cómo estamos educando.
La Editorial del número 32 de la revista Recreación -publicada en la web en diciembre
del 2006- titulada Ciudad y Recreación, comienza con el siguiente texto: “la
HUMANIZACION de la Ciudad es un reto decisivo para nuestro futuro común (…)
convencidos de que la ciudad, y sobre todo las megalópolis (grandes ciudades), son hoy
el laboratorio de una nueva era en la que se juega el destino de la humanidad”...
Federico Mayor en el Correo de la UNESCO (Francia, Junio 1999)”.
Es verdad que en cualquiera y en todas las ciudades del mundo vivimos
apremiantemente, sean éstas verdaderas megalópolis o sean pueblos ínfimos privados de
toda infraestructura insertos en los lugares más inhóspitos e inabordables de las más
inhóspitas provincias de muchas ciudades de Latinoamérica y particularmente del norte
argentino. Sea cual fuera la fisonomía del lugar en el que vivimos y de la situación que
promete hacer colapsar nuestro solvente estilo de vida o nuestra exigua supraexistencia, coincido en que "En medio de todo este panorama de crisis y alocamiento de
una “sociedad globalizada” (¿?) cabe preguntarnos: ¿Qué tiene que ver con la
Recreación con todo esto?, ¿qué puede aportar?, ¿de qué Recreación, ocio, tiempo
libre, cultura, animación hablamos?" (Nota Editorial Revista Recreación Nº 32.
Diciembre de 2006)
Y aquí, por la función que asumo en mi sociedad, cabe incluir a la Educación. En el
mismo número hay un artículo sumamente interesante, escrito por María Teresa Sirvent,
Amanda Toubes, Sandra Llosa y Paula Topasso, titulado Nuevas Leyes, Viejos
Problemas en Educación. Aportes para el debate sobre la ley de educación desde una
perspectiva de Educación Permanente y Popular. Entiendo que el artículo es el
resultado de una interesantísima investigación que aborda de manera exhaustiva
problemáticas endémicas en la educación de nuestro país. De ese artículo extraigo este
párrafo: “Una educación popular implica desde esta perspectiva, introducir modelos
institucionales, modelos pedagógicos y contenidos de enseñanza (en cualquiera de los
múltiples espacios de enseñanza y de aprendizaje tanto en la escuela y más allá de la
escuela) que provoquen la ruptura (y no la reproducción) de las condiciones sociales
de la pobreza; nos referimos a las “múltiples pobrezas” que suponen también modelos
del pensar y de representarse a la sociedad”.
A riesgo de que lo dicho, descontextualizado, pierda fuerza y gran parte de su
significado, lo tomo porque pretendo establecer una relación entre los conceptos que en
el párrafo aparecen; lo que es el tema de la Editorial del mismo numero; y los conceptos
que desarrollo en el Capítulo II -Creatividad, Arte, Desarrollo Humano y Educación- de
mi trabajo de investigación “La Expresión Corporal: Teoría y Práctica. Su inclusión en
el Nivel Inicial de la Provincia del Chaco”.
Allí me ocupo de los temas que, de alguna manera amplían o continúan lo que
desarrollo en el artículo que escribí sobre Creatividad y Expresión Corporal publicado
en el Nº 32 de esta revista y que propongo como una punta de respuesta a la
problemática generada sobre la necesidad de “Humanización de la ciudad (…)” por un
lado, y sobre la posibilidad de “(…) introducir modelos institucionales, modelos
pedagógicos y contenidos de enseñanza (…)” por el otro. [Insisto en que no quiero
tergiversar la significación que en ambos casos los autores legítimos de los términos y
conceptos les dieron]. Estos tienen que ver fundamentalmente con:
EL EJERCICIO DE LAS ARTES Y EL DESARROLLO DEL INDIVIDUO
En el ejercicio artístico, el individuo “construye” sus aprendizajes, y la habilidad
artística humana se enfoca primero y ante todo, como una actividad de la mente, como
una actividad que involucra el uso y la transformación de diversas clases de símbolos y
de sistemas de símbolos, por lo que son tres los aspectos de la competencia de los niños
que se incentivan con el ejercicio de los lenguajes artísticos:
La percepción
La conceptualización
La producción.
Agregando los postulados de Rodríguez Estrada, estas competencias se traducen en
cualidades como: “el poder de la fantasía, tal que trascienda la realidad; la capacidad
de descubrir relaciones entre las cosas; la sensibilidad y fuerza en la percepción; cierto
grado de inquietud y anticonformismo; la facilidad para imaginar hipótesis; la audacia
para emprender nuevos caminos.” (2)
Por esto, así como nos beneficiamos al aprender a leer y escribir en nuestros lenguajes
naturales, la posibilidad de aprender a “leer” y “escribir” en los lenguajes artísticos nos
beneficiaría enormemente a la hora de insertarnos plenamente en nuestro medio sociocultural, ya que la posibilidad de trascendernos posibilita la trascendencia de nuestra
cultura y viceversa: al participar libre y críticamente en la trascendencia de nuestra
cultura, nos trascendemos como individuos.
LA ACTIVIDAD CREADORA EN LA ESCOLARIDAD
Rudolf Arnheim, profesor de Psicología del Arte en Harvard, afirma de manera
categórica, que todo pensamiento (no sólo el relacionado con el arte y otras
experiencias visuales) es de naturaleza fundamentalmente perceptual y que la vieja
dicotomía entre visión y pensamiento, entre percepción y razonamiento es falsa, y dice
“...la tendencia a tratar las artes como una esfera de estudio independiente y a suponer
que intuición e intelecto, sentimiento y razonamiento , arte y ciencia coexisten pero no
cooperan es un error” (3) y considera esta postura como un “prejuicio romántico”
afirmando que cuando se haya reconocido que el pensamiento productivo en toda la
zona de la cognición, es pensamiento perceptual, se pondrá en evidencia la función
central del arte en la educación.
Es cierto que las disciplinas artísticas propician la conquista de aptitudes y actitudes
como la libertad responsable, el fortalecimiento de la relación dialógica con el entorno,
la socialización e interacción con otros, el descubrimiento de las propias capacidades y
la capacidad de expresarse creativamente, pero atribuirles la responsabilidad en estos
logros no pretende ni significa excluir a las demás disciplinas en su compromiso de
educar también en cada una de ellas, aunque suceda que para el “área artística”, el
ejercicio de su práctica es la garantía pedagógica que le otorga sentido.
Para analizar este concepto, veamos a cada una de ellas más detenidamente:
1. La libertad responsable:
Expresarse es “decirse”, permitir que fluya el mundo interior, y es imposible que
esto ocurra en un clima de restricciones, de censura, de falta de autonomía.
Desde esta “área” (los lenguajes expresivos en su conjunto), se estimula para
educar en la libertad responsable porque se ejercita:
a. la capacidad de autodominio, porque para expresarse es necesario en alguna
medida, ser dueño de sí, poseerse;
b. la posibilidad de aprender a pensar, a informarse, ya que la expresión es el
resultado de la interacción con la realidad, con uno mismo y con los “saberes”
internos y externos;
c. el compromiso en la toma de decisiones, porque sólo diciendo y eligiendo los
propios “cómos” podemos sentirnos dueños y protagonistas de nuestros
conocimientos (todo lo contrario a una respuesta condicionada por cánones
cerrados);
d. el aprendizaje con placer, con alegría, disfrutando logros y esfuerzos (la alegría
es la manifestación de la armonía interna que se logra cuando los aprendizajes
van más allá, adquieren significado vital);
e. la actitud solidaria, el servicio para el bien de todos, porque la expresión es un
acto de comunicación, es imposible que ocurra sin tener en cuenta al otro. Al
expresarse el niño se va desarrollando y comunicando, y va descubriendo al otro
a medida que se descubre a sí mismo.
2. El fortalecimiento de la relación dialógica con el entorno:
Para realizarse plenamente es necesario establecer nexos íntimos con las
realidades valiosas del entorno. No conformarse con tratar la realidad que nos
rodea como si se tratara sólo de objetos, sino comprometerse, disponerse en el
juego al que ellos invitan (con sus propias reglas lúdicas). Generando así
relaciones de encuentro que superen la mera vecindad física, logrando que el
entorno se convierta en “ámbito”, en un “campo de juego” que genere una
intersección fecunda entre el sujeto y la realidad, donde el pensamiento pueda
discurrir libremente.
Desde el área artística, es posible aprender ese juego dialógico con el entorno,
dado que se estimula:
a. la sensibilización frente a la realidad (ser “abierto” y “poroso”), aprendiendo a
ver y sentir, valorativamente, los objetos de nuestro entorno, a gustar, a
disfrutar;
b. el desarrollo de la “conciencia estética”, afirmando la capacidad de percibir los
valores de la realidad, generadores de “placer estético”;
c. la posibilidad de desplegar, comunicar, en un juego expresivo, placentero con el
entorno las impresiones de ese encuentro.
Cabría acotar también que no se habla del “mundo artístico” como “entorno
privilegiado para generar placer estético”, pues es más importante la formación
de la sensibilidad estética frente a la realidad, que el entrenamiento dirigido para
descubrir lo estético sólo en el universo de objetos artísticos.
3. La socialización e interacción con otros:
Se ha hablado de una relación de diálogo enriquecedor con el mundo
circundante. Adentro de ese mundo están los demás. Son el tú del que nos habla
el filósofo Martin Buber, elemento indispensable para la construcción del yo;
porque si cada yo al vibrar (al expresarse) no encontrara dónde hacer chocar sus
ondas para que regresen, se disolvería en el infinito; por lo tanto, ese receptor
que recibe las ondas, las redimensiona y las devuelve enriquecidas, es el otro.
Cuando en esta área niños y jóvenes se expresan no lo hacen sólo para sí, sino
que construyen caminos de encuentro, canales de ida y vuelta que van
fortaleciendo el desarrollo de la personalidad, delineando la conciencia estética y
confirmando a cada uno como “un ser en crecimiento y relación”.
4. El descubrimiento de las propias capacidades:
Cuando a un niño se le permite actuar, dialogar, intercambiar, cuando puede
hacer sin coacción, cuando no se oponen condicionamientos a sus personales
modos de ser, de expresarse, de mostrarse, se va facilitando el conocimiento y
aceptación de sí mismo, y es cuando descubre sus propias capacidades; y las
actividades propias del área artística se sustentan en las premisas de que la
expresión es una necesidad y es uno de los ámbitos naturales de la acción
humana y que la espontaneidad y la gracia son dones (modos naturales en el
niño), y ambas son el punto de partida del auto-descubrimiento.
En el área artística, estas experiencias de auto-conocimiento son un proceso
constante, no sólo con vistas al futuro (llegar a ser algún día un individuo
consciente de sus capacidades) sino para el ahora, en cada edad de cada Nivel y
Ciclo educativo, por esto se ofrece tiempo y posibilidad de experimentar y
vivenciar:
a. el descubrimiento de sí mismo: la expresión es un decirse, a medida que se tenga
más posibilidades de expresarse, se irá tomando más conocimiento de sí mismo;
b. la toma de posesión de sí, el hacerse dueño de sí, haciéndose cargo de sus
propios límites para esforzarse en ensancharlos, y de sus propias capacidades
para aprovecharlas;
c. la aceptación de sí mismo y de los otros: porque para crecer y personalizarse es
indispensable fortalecer la conciencia del propio ser, punto de partida clave de la
autoestima y principio que posibilita el respeto por las formas de ser y decir de
los demás.
5. La capacidad de expresarse creativamente:
Como sabemos el área artística se define por la expresión, y ya se ha clarificado
que la expresión es el diálogo creativo con la realidad, el modo en que se
encuentran y se dicen el mundo interior y el mundo exterior. ¿Por qué se afirma
que esta área aporta al desarrollo de la expresión creadora? Porque la creatividad
exige para su desarrollo una serie de condiciones que en ella se dan
naturalmente:
a. genera un clima de trabajo que proporciona confianza, seguridad, empatía;
b. permite explorar, descubrir, buscar, cometer errores y corregirlos (sin
considerarlos delito), libertad para actuar y pensar;
c. permite arriesgarse y comprometerse fortaleciendo la autoestima;
d. permite ejercitar la capacidad de encontrar nuevos significados, generar
pensamientos flexibles, profundamente multiasociativos, reestructuradores,
divergentes.
Después de todo lo dicho, nada estaría más errado que considerar que la creatividad
como modo de comportamiento, sólo corresponde a ciertas actividades, las artes, por
ejemplo, y a ciertos individuos, los “elegidos”. Es cierto que se da mágicamente, cuando
se trabaja en un clima de libertad, pero no podemos decir que la creación es un hallazgo
casual reducido a las producciones artísticas, porque la creatividad se posibilita cuando
se “rompen” ciertos patrones habituales, cuando se permiten múltiples procesos de
acción, cuando se proporcionan espacios que invitan a ser explorados, donde la
iniciativa personal es bien recibida. La creatividad se entiende como flexibilidad mental
(opuesto a rigidez, camino único, respuesta esperada), y tolerancia a la ambigüedad
(permitirse un tiempo, algo de incertidumbre antes que forzar una solución).
Considero indudable que éste debería ser el camino para que el niño se apropie de los
conocimientos en todos sus campos; y con esto no estoy diciendo que todas las
disciplinas pueden o deben ser enseñada a través de los mismos procedimientos –no me
cabe la intensión de obviar las didácticas especiales-, pero sí que todas podrían ser
enseñadas en un clima propicio para la estimulación de la creatividad, ya que creo que
es la única manera de facilitar el desarrollo de un individuo libre, insertado
socialmente, conciente y expandido en sus posibilidades y respetuoso de su entorno...”
(4)
Por supuesto que es difícil concebir cualquier propuesta o camino posible para una
superación de los grandes problemas que tiene nuestro “Sistema Educativo” -los que se
ven reflejados en las aulas- sin la real participación de todos quienes lo formamos. No
obstante creo que comenzar por atender a las necesidades de cada Institución Educativa
es un camino seguro de arribo a una respuesta.
Actualmente estoy dirigiendo y ejecutando junto a la Lic. María Luisa García Martel y
un heterogéneo equipo de trabajo, un Proyecto titulado “Las prácticas institucionales
en la Educación Inicial: Didáctica del Nivel y Disciplinas Artísticas.” El mismo está
inserto en el Programa LA UNIVERSIDAD EN EL MEDIO de la Universidad
Nacional del Nordeste y se lleva a cabo junto con los docentes y directivos del Jardín de
Infantes Provincial Nº 45 de la ciudad de Resistencia, provincia del Chaco. Sus
objetivos tienen que ver precisamente, con el abordaje de situaciones problemáticas
planteadas por la institución, en este caso desde las posibles vinculaciones que las
docentes puedan encontrar entre la didáctica propia del Nivel y la propuesta
metodológica de la Expresión Corporal.
En mi larga experiencia docente y en mi breve trayectoria de investigación, este
proyecto es una manera de establecer un puente entre los datos que la realidad
abrumadoramente nos muestra y el lugar fundamental que la educación tiene en toda
sociedad para dar respuestas a la búsqueda de equidad de oportunidades de sus
ciudadanos. Si bien en lo personal considero que la jerarquización del trabajo a partir de
las disciplinas artísticas en la escuela, y la inclusión real de espacios en los que docentes
y futuros docentes del Nivel Inicial exploren y vivencien los alcances de las disciplinas
artísticas –y por una cuestión inevitable digo que especialmente de la Expresión
Corporal-son una posible respuesta, soy absolutamente consciente de que sin la
participación del Maestro en cualquier propuesta, el cambio es una teoría.
Me consta que muchos docentes quieren asumir su responsabilidad y trabajan con un
gran esfuerzo en procura de asumirla.
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