Domingo 28 - Parroquia Santa Catalina

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Parroquia de Santa Catalina______________________________________________________________________
28º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - Ciclo B
Autor: Antonio Campillo
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Sagrada Escritura:
1ª lectura: Sabiduría 7,7-11
Salmo: 89
2ª lectura: Hebreos 4, 12-13
Evangelio: Marcos 10,17-30
MENSAJE DOCTRINAL: “VENDE TODO Y SIGUEME”
1. Dios es fuente de la verdadera Sabiduría
En la primera lectura de este domingo tomada del libro de la Sabiduría del A. T., el
autor sagrado pone en boca de Salomón, 3º rey de Israel, una súplica por la sabiduría, “más
valiosa y preciada (para él) que el oro, la salud y la belleza…”. Y es que, según costumbre, en
Oriente, los reyes, al acceder al trono, expresaban ante la divinidad un deseo que le sería
concedido. Y el deseo que comúnmente pedían los reyes, que subían al trono entre mil
rivalidades, era la muerte de sus enemigos y una vida larga y tranquila. Salomón no pide
esto a pesar de haber accedido al trono entre rivalidades y revueltas. Salomón pide
sabiduría…lo que agrada a Dios… y Dios se la concedió… Dios es la fuente de la verdadera
sabiduría, cuya luz descubre la verdad sobre bienes y valores… La luz de la sabiduría de
Dios que llega hasta nosotros, si la pedimos, en el escucha atenta de su palabra que da vida y
nos hace ver las cosas en su autentico valor, en transparencia y claridad hacia El.
2. La Pobreza evangélica
Es lo que intentamos hacer cada domingo con la proclamación evangélica, pendientes
siempre de las enseñanzas de Jesús. Hoy proseguimos el cap. 10 del evangelio de S. Marcos,
en que Jesús instruye a sus discípulos mientras van subiendo con él a Jerusalén. Si el
domingo pasado era el tema de la fidelidad conyugal, hoy es la pobreza voluntaria por el
seguimiento de Cristo y por el reino de Dios.
Tema difícil de comprender, por eso nuestra invocación a la Divina Sabiduría, pues el
evangelio de hoy es uno de los textos evangélicos más exigentes y, quizás también, más
complejos del mensaje de Jesús.
¿Como miraría Jesús?… ¡que carga de afecto y benevolencia pondría Jesús en aquella
mirada que dirigió a aquel joven que había cumplido todos los mandamientos de la ley de
Dios desde pequeño! El evangelista al escribir el evangelio años después, al acordarse de
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aquella mirada de Jesús la consiguió en su escrito, diciendo que mirándole le amó….”con
cariño le miró”…
Mirada de cariño de Jesús, que pronto se convirtió en el rostro sombrío del joven, al
rechazar la oferta de Jesús: “Una cosa te falta, anda, vende lo que tienes y luego sígueme”…
El joven frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Era difícil seguir
por este camino a Jesús… Y este camino… este evangelio sigue siendo difícil para nosotros,
difícil en su comprensión y mucho más en su realización, como así lo experimentaron los
propios discípulos que, como dice el texto, “se quedaron espantados de estas palabras de
Jesús”: ¡Que difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!. Y es que en el A. T., en
la religiosidad judía había, incluso, una fuerte tradición según la cual la riqueza era un signo
del favor de Dios, creencia que, al menos larbadamente, también puede estar vigente hoy en
día en nuestra sociedad rica y aún en nosotros aunque no seamos tan ricos.
Jesús se distancia de esta concepción del A. Testamento, y viviendo pobre, “el hijo del
hombre no tiene donde reclinar su cabeza”…. así lo proclama en su programa de vida y
felicidad lanzado desde el Monte de las bienaventuranzas: “Felices – bienaventurados –los
pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de Dios”- Y S. Lucas a renglón seguido pone
cuatro “malaventuranzas”, a los que están en situación contraria: los ricos, los que ahora
están saciados, los que ahora disfrutan de jolgorio alegría.
Los pobres, según la Biblia, son los que desde su desamparo, tiene que saberse
confiados, en las manos de Dios. Por el contrario, el rico. El que experimenta que todo le va
bien, ya no es necesario a Dios porque su confianza es el dinero… etc.. Dice Jeremías:
“Bendito el que confía en el Señor y pone en el Señor su confianza” y…”Maldito quien confía
en el hombre y en la carne busca su fuerza.” Y según esto, ¿no podríamos acercarnos al
pensamiento de Jesús, interpretando lo que Jesús dice acerca de los que son “ricos” en esta
estrecha relación con aquellos que son pobreza? Así, pues, había que decir que don malditos
los ricos que sean responsables de la pobreza de los otros, que son malditos los saciados que
tiene responsabilidad del hambre de los pobres; que son igualmente malditos los que ahora
ríen y se lo pasan bien si es a costa de las lágrimas ajenas,,, Es dura y difícil la interpretación
de las palabras de Jesús sobre las riquezas del evangelio de hoy, como decíamos al principio,
y sin embargo entran dentro del programa de vida que El propuso en su evangelio….
Programa de vida ciertamente difícil, Jesús lo sabe, por eso estimula al cristiano a que acuda
a Dios, consciente de su limitación, egoísmo e impotencia: “Lo que pidáis al Padre en mi
nombre, El os lo concederá”.
Por otra parte Jesús, en otros pasajes del evangelio, no es tan radical con sus amigos
ricos, como el caso de sus tres amigos de Betania o por ejemplo Zaqueo que dio a los pobres
sólo la mitad de su hacienda. Está el Jesús que experimenta cuan generosos y temedores de
Dios pueden ser sus amigos que hacen el bien… Es la tensión del Evangelio entre el Jesús
radical y el Jesús moderado… Y esto, ¿qué nos puede decir a nosotros para nuestra vida?
Pues, por una parte, el Jesús radical nos debe interpelar siempre.
3. Mi riqueza es el Señor
Para un cristiano, nada, absolutamente nada, debería estar por encima de Cristo en
nuestra vida. Y por otra parte el Jesús moderado me dice que todo lo que poseo es don de
Dios. Y porque es don de Dios es para mí y para compartirlo con los demás, especialmente
con lo que tiene menos que yo.
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A unos Jesús puede decir: Dad todo lo que tienes y sígueme”; y a otros dice
“Comparte lo que posees, úsalo bien para ti y tus hermanos”. Como veis tampoco es fácil
entender y vivir lo que nos pide el Jesús moderado….Pero nos alerta del peligro del dinero,
cuando en lugar de tenerlo en el bolsillo – en su buena administración como don de Dios- se
tiene envenenando el corazón.
Y Jesús también dijo: Bienaventurados los limpios de corazón, porque sólo ellos verán
a Dios. Amen.
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