Justo López "Dicen que hace un mes falleció Justo López. Sin embargo yo lo veo aquí, sentado en alguna de estas sillas, con un bolígrafo "Bic" tomando nota puntual en un anotador "Coloso", de las cosas que se pronuncian desde este estrado. Ojalá no pierda palabra de esto que vamos a decir entre todos, porque será el logro del homenaje que nos propusimos rendirle en vida y que no pudo ser. Creo firmemente que los homenajes se deben cumplir en vida porque seguramente serán más sinceros, auténticos y desinteresados. Así debió ser éste pero con la esperanza de que se repondría, fracasamos en ese intento. La presencia de todos vds., la adhesión de las instituciones que nos acompañan, es suficiente evidencia de la justificación de este acto en el que nuestra expresión es tan sincera, auténtica y desinteresada porque todavía continuará con nosotros . El homenaje no será la biografía de Justo. El resumen de sus casi 80 años está sintetizado en la figura que todos conocimos y recordaremos, en la cual se reflejaba toda su vida: silencioso, humilde y fuerte. Esa es la imagen de este ser que todos hemos respetado y amado. No quiero convertir este homenaje, que es el de todos los que estamos aquí y de los representados por las asociaciones que lo hemos propuesto, en una referencia de carácter personal a mi amistad con Justo, pero es mi deber, sin embargo, prestar testimonio de su vida que felizmente conocí desde las épocas de militantes de la Acción Católica, hasta las de su desempeño como Juez, desde mi cargo de Secretario de la Sala II del Tribunal, y luego de colega en la Cámara de Apelaciones, que presidió, como docentes en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad Católica Argentina, de la cual fue profesor emérito, como coautores de trabajos, informes, dictámenes, proyectos legislativos, como socios profesionales. Es mucha vida compartida con él y con otros que están aquí aunque no se los ve. Y ese testimonio que brindo como homenaje, actualiza en la memoria de vds. sus enseñanzas como jurista - los capítulos memorables de esa obra de permanente consulta que es la "Ley de contrato de trabajo comentada", "El Salario", "La autonomía colectiva", "La huelga como derecho", "La simulación y el fraude", "La libertad sindical", "La empresa comunitaria", "La penetración de la persona jurídica", para nombrar sólo algunos de los aportes fundamentales a la historia del derecho del trabajo argentino que hoy y por mucho tiempo seguirán siendo obras de referencia y orientación - ; como filósofo cultivando paralelamente al derecho del trabajo, la ciencia de la sabiduría y trasmitiendo a sus alumnos los principios de una filosofía jusnaturalista actualizada; como juez, con sus sentencias y votos en plenarios memorables; como abogado, cumpliendo puntualmente las responsabilidades que fueran encomendadas y produciendo piezas del proceso como dictámenes e informes que todavía utilizan sus clientes y colegas. Finalmente, como hombre justo en el sentido más profundo de este calificativo que comprende, en el leguaje del Antiguo Testamento, no sólo y obviamente el hábito de la justicia, sino más aún, el temor de Dios y el amor a los hombres, poniendo de ese modo en obra el nombre que sus padres supieron darle premonitoriamente y que no por casualidad, sino por obra de una mano sabia y misteriosa se reproduce en femenino en su querida esposa . Este es el testimonio que un amigo y colega ha querido presentar para actualizar el recuerdo de quien como pocos ha sido ejemplo de humildad y honestidad. Con las palabras del Eclesiástico repetimos el elogio que en otra ocasión dirigimos a Amadeo Allocati, otro hombre que permanece en nuestro recuerdo: Para siempre permanece su linaje y su gloria no se borrará. Sus cuerpos fueron sepultados en paz Y su nombre vive por generaciones. Su sabiduría comentarán los pueblos, su elogio lo publicará la asamblea. Eclesiástico 44,13-15. Los invito a un momento de recordación silenciosa. Muchas gracias".