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Reflexiones sobre la crisis
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Reflexiones sobre la crisis
¿Qué factores inciden sobre la crisis actual? ¿Cuáles son las posibles consecuencias de las medidas de
gobierno que se han tomado? ¿Cuáles son algunos de los factores estructurales que subyacen detrás de
la crisis actual?
1.Cuando se produjo la crisis mundial del 2008, en círculos oficiales de nuestro país se insistió que no
debíamos preocuparnos, el caudal de divisas acumuladas a lo largo de la década nos permitiría enfrentar
la crisis con efectividad. Se pensaba que la Argentina estaba lo suficientemente blindada como para
poder abordar con eficacia la coyuntura económica internacional que comenzaba a asomarse
precipitadamente en ese año. Asimismo, el precio de la soja y de otros commodities – luego de haber
caído en 2008 – siguió en alza en los mercados internacionales reforzando la idea de que esta sería la
garantía para mantener los superávit de la balanza comercial y fiscal sostenidos desde el 2003. Sin
embargo, lo que no se previo fue que la crisis podía desatar una fuga de capitales en el orden
económico interno, que es lo que ocurrió. A partir de ese año y en alguna medida como consecuencia de
la crisis del campo, se intensifica la fuga de capitales. Si bien esta ha sido una constante en décadas
recientes la que se manifiesta en la actualidad condujo a una caída significativa de las reservas de
divisas que se habían acumulado desde la asunción de Néstor Kirchner al poder. Tras varios años de
superávit de la balanza comercial las reservas de divisas alcanzaron un máximo de 52000 millones de
dólares. Desde que se produjo la fuga de capitales de referencia estas caen a los 38000 millones de
dólares que rigen en la actualidad. De todos modos hay que hacer un distingo entre la fuga de capitales
(compra de dólares) que realiza el “chiquitaje” y los grandes operadores que son los responsables por la
masividad de la actual fuga de capitales.
Conjuntamente con la fuga de capitales se manifestó el deterioro del superávit de la balanza comercial y
fiscal que indujo al gobierno a adoptar una serie de medidas a partir del 2011 como el cepo al dólar y las
diversas restricciones a las importaciones. Vistas en perspectiva, tales medidas tuvieron relativa
efectividad, la fuga de capitales continuo así como también , la caída de los superávit de la balanza
comercial y fiscal . Y para colmo de males, creo malestar entre importantes sectores sociales. Ese
deterioro hizo cada vez más difícil el pago de los servicios de la deuda externa, las disponibilidades de
dólares, y de moneda extranjera para hacer frente a los requerimientos de importaciones necesarias
para el normal funcionamiento de la actividad económica interna. Nuevamente se manifestó en toda su
esencia el famoso “cuello de botella del sector externo” como condicionante importante de la actividad
económica de nuestro país.
Otro factor que viene incidiendo sobre el deterioro de la balanza comercial (la relación entre
importaciones y exportaciones) es el proceso inflacionario. No cabe duda de que la inflación ha
alcanzado un nivel que tiende a ser inercial en la medida en que los empresarios aumentan sus precios
más allá del aumento de sus costos, debido a lo que los economistas llaman “expectativas
inflacionarias”. En efecto, cuando los empresarios aumentan sus precios en función de la expectativa
de que los precios continuarán aumentando, se potencia el proceso inflacionario. Es una suerte de
inflación especulativa o inercial, inducido por aumentos esperados (pero todavía no materializados) de
los precios.
El proceso inflacionario a su vez lleva al “retraso cambiario”, a que la producción nacional pierda
competitividad en los mercados internacionales y a que el pago de las importaciones se haga más
oneroso. De allí que se potencia aún más la fuga de capitales, al introducirse la expectativa de que el
gobierno va a devaluar, que es lo que en última instancia ocurrió. Creo que este es un factor importante.
Si no hay inflación los bienes exportables pueden mantener su competitividad externa por más tiempo.
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Pero si por el contrario los costos internos de estos exportables (medidos en dólares) aumentan debido
al retraso cambiario, entonces reducen su competitividad en los mercados internacionales.
2. Tras la crisis del 2001/2000 que fue una crisis del neoliberalismo (véase Teubal 2011) y la asunción
de Néstor Kirchner al gobierno se adoptaron políticas económicas que impulsaron un crecimiento
económico importante. El producto global creció a “tasas chinas” del 8 y 9 porciento, y hubo una
reducción de la desocupación abierta que había alcanzado un nivel muy alto en 2002. La devaluación del
2002 y las políticas macroeconómicas adoptadas incluyendo la renegociación de la deuda externa
contribuyeron a esta situación. También corresponde señalar el alza de los precios de los commodities
en la economía mundial como factor que contribuyó al superávit de la balanza comercial que se
manifestó a partir de ese periodo. Según Zibechi es importante destacar el interés de Nestor de evitar
que se produjeran las rebeliones que caracterizaron al periodo anterior, lo cual contribuyo a que se
adoptara una política “inclusiva” y una política tendiente a mantener a niveles altos el consumo global.
También corresponde señalar dos factores adicionales que caracterizaron a ese periodo: la política de
derechos humanos, por una parte, y la política tendiente a intensificar las relaciones internacionales con
los países del Mercosur y otros países en el continente (UNASUR) en aras de consolidar un bloque de
poder más autónomo respecto de los poderes imperiales de los EE.UU. y Europa.
Pero tal modelo tuvo sus peros. Una primera pregunta que nos podemos hacer tiene que ver con
factores estructurales inherentes a nuestra economía enmarcados en la la colonialidad del poder. No
basta decir de qué se trata de una crisis inherente al funcionamiento del sistema capitalista, aunque su
vulnerabilidad se manifieste en forma creciente. Corresponde considerar como las medidas que se han
de tomar incidirán sobre las condiciones de vida de las mayorías populares en general. Asimismo,
podemos considerar que las medidas que se toman y los procesos resultantes, son en alguna medida
manifestaciones del funcionamiento de una economía que ocupa un lugar periférico o dependiente en la
economía mundial. Existen al respecto una serie de factores internos al funcionamiento de la economía
pero también internacionales que por cierto están presentes.
Aparte de esta situación la estructura económica se ha transformado durante los gobiernos de Néstor y
Cristina. Por una parte, fue muy importante la política de derechos humanos de Néstor y la intención,
como señala Zibechi, de evitar a toda costa los levantamientos populares. Sin embargo, en casi todos
los sectores de la economía se produjo una creciente concentración y centralización del capital y del
poder económico, nacional y extranjero (trabajos de Azpiazu y el equipo de FLACSO). Esto significa que
grandes empresas muchas de las cuales son transnacionales, presionan significativamente sobre
sectores clave de la economía nacional, limitando la capacidad de decisión del estado en la toma de
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decisiones. Esta concentración del poder e incluso extranjerización se manifiesta notablemente en lo
que respecta a los sectores extractivistas: soja, minería a cielo abierto, petrolífero (fracking), etc que
salvo este último crecieron significativamente durante la década.
Los cambios estructurales que se impulsaron en la década pasada, ¿en qué medida disminuyen la
vulnerabilidad externa de nuestra economía? Es cierto que se retomó un proceso de industrialización
que el neoliberalismo económico de los noventa había “mandado al tacho”. Es cierto de que a partir de la
posconverbilidad, hubo un proceso de reindustrialización pero no fue necesariamente sustitutivo de
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“El crecimiento industrial se dio notablemente en el marco de una profundización de la concentración y
extranjerización de la industria proceso acentuado en los sectores más dinámicos…el peso de las 100 empresas de
mayor facturación en la producción de la industria manufacturera aumentó considerablemente entre 2001 y 2010 (del
35% al 41%).” En el mismo periodo “las 50 principales empresas aumentaron su participación en el total de las
exportaciones industriales del 65,5% al 82,4 por ciento” ( Reseña del libro de coordinado por Schorr, por Gaggero y
Nemina 2013, p.172).
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importaciones o un importante generador de empleo. La industria instalada en tierra del fuego se basa
en el puro ensamblaje. La industria automotriz depende del Brasil para sus compras de materiales e
insumos y para la venta de su producción. Luego está la construcción, fundamentalmente realizada en
las grandes urbes orientadas a sectores de clase media y alta, no a sectores populares. Incluso la
industria textil que se reactivó y que es la que genero empleo también se basa en telas sintéticas en
gran medida importadas. Otros sectores que fueron impulsados durante la década fueron el sector
financiero, la llamada financierizacion de la economía y el turismo.
Cabe destacar que uno puede cuestionar en qué medida estos procesos contribuyeron a la “inclusión
social” uno de los caballitos de batalla del gobierno. En efecto, se puso énfasis en la industria automotriz,
pero no en el transporte público (trenes, subtes, etc.). Se impulsó la construcción urbana (según
informantes un porcentaje importante de los departamentos de la ciudad de Buenos Aires están vacíos)
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pero no la construcción popular orientada a las necesidades de las mayorías populares . En materia de
salud crecen las prepagas y no en la misma proporción los hospitales públicos, en educación, los
colegios privados y no la educación pública, etc. Tampoco hubo una reforma fiscal de importancia, con
una reducción de los impuestos indirectos (por ejemplo el IVA) con relación a otros impuestos que
pudiera significar una redistribución de los ingresos en forma más efectiva.
Durante la década se mantuvo, e incluso aumento, la reprimarizacion de nuestra economía. Siguió
creciendo la producción sojera, extendiéndose al interior del país, promoviendo la deforestación, la
pérdida de la biodiversidad, expulsando del territorio al campesinado y a comunidades indígenas del
interior, con efectos nefastos para nuestra economía. También existe multiplicidad de proyectos
mineros, y en materia petrolífera está el fracking. En todos estos sectores dominan grandes empresas
transnacionales. Se trata de actividades, que como todos sabemos, generan grandes pasivos
ambientales. Nos preguntamos en qué medida los grandes calores y falta de agua que este año se
manifestó en vastos sectores del país es reflejo del hecho de que el “cambio climático” ha llegado a
nosotros, nos está afectando directamente, en gran medida a causa del aumento inusitado del
extractivismo en el país.
3.¿Qué efectividad habrán de tener las medidas de gobierno adoptadas? ¿Quienes ganan y quienes
pierden con la devaluación? Según el nuevo ministro de comercio Augusto Costa el estado tiene el poder
suficiente como para hacer efectivas las medidas de política económica adoptadas. Esto quiere decir que
tiene suficiente poder para controlar los precios, bajar la inflación, evitar la fuga de capitales, mantener
a un nivel alto la inversión productiva en detrimento de las actividades especulativas, etc. Habrá que ver
como se desenvuelve la coyuntura económica actual para determinar si esto es así o si simplemente es
una expresión de deseos.
La devaluación actual constituye la medida económica que desata la crisis. Existe la percepción de que
diversos sectores van a reaccionar: habrá remarcaciones, presiones para los aumentos salariales,
restricciones al acceso de dólares y a las importaciones, presiones para aumentos de las tarifas
públicas, etc. Desde la perspectiva de la heterodoxia económica la devaluación es resistida porque por
lo general conduce a caídas salariales importantes y forma parte de una serie de medidas de ajuste que
en los momentos actuales se manifiestan en muchos países europeos.
La devaluación incide por supuesto sobre los precios relativos y por lo general es regresiva en tanto
induce a presiones al alza de los precios en general y, en especial, de los precios agropecuarios y
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Cabe destacar “el notable déficit comercial que acompañó al crecimiento de la producción de automóviles y
maquinarias durante la posconvertibilidad” (véase Gaggero y Nemina, op. cit. p.173).
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El plan procrear se orienta a resolver parcialmente esta deficiencia.
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alimentarios. Estos aumentos no son correspondidos por aumentos salariales, o si lo son, estos tienden
a ser menores a los aumentos de precios y de productividad. Asimismo, si la devaluación lleva a
reajustes salariales, estos inducen a aumentos de precios ulteriores. Entramos en el terreno de la
generalización de las expectativas inflacionarias que influyen sobre las decisiones empresariales:
tienden a autonomizarse los aumentos. Asimismo, afecta no solo a sectores laborales sino también a
vastos sectores que obtienen ingresos fijos, por ejemplo los jubilados.
La situación puede empeorar si el gobierno admite un reajuste de precios de los servicios públicos, no
solo de las empresas públicas sino también de las privatizadas. Asimismo, si debido a la crisis
energética, se pauta un aumento del precio de los combustibles, para hacer frente a las nuevas
inversiones que se proyectan para el sector petrolífero en general.
4. Reflexiones finales posiblemente inconexas: la forma en que el gobierno se enfrenta a la coyuntura
económica deja traslucir que no tiene en mente una perspectiva de largo plazo: ¿hacia dónde apuntan
estas medidas de gobierno? ¿Cuál es su visión del largo plazo? Hubo al comienzo de la gestión del
actual Ministro de Economía la decisión de impulsar un organismo de planificación como la que hubo en
otras épocas cuando la “planificación indicativa” estaba de moda. Pero esto fue dejado de lado. El
peligro de todo esto es que se termine aplicando un ajuste, hecho y derecho, a la usanza de los ajustes
que propone el FMI y los organismos financieros internacionales.
Podemos preguntarnos por ejemplo (y los economistas ortodoxos siempre lo traen a colación) si ha de
ser factible el control de precios como el que se está proponiendo en la actualidad y si hubo alguna
época en la que este tuviera éxito. Si, se me ocurre que el plan Gelbard del 73/74 tuvo éxito, pero fue
realizado en el marco de un pacto social amplio. Gelbard tuvo el apoyo de un importante sector
empresarial agremiado en la CGE, tuvo además el apoyo del Peronismo y de Perón, apoyo de la FAA
que en ese momento representaba a los medianos y pequeños productores agropecuarios, y a una parte
del sindicalismo. Por eso tuvo un éxito importante. El actual ministro de economía no tiene esos apoyos,
ni empresariales, ni sindicales, y menos aún agrarios (la FAA ya no representa a los pequeños). Ya no
existe una burguesía industrial orientada al mercado interno equiparable a la que existía a comienzos de
los setenta.
Tampoco la oposición tiene una propuesta concreta orientada a “resolver” en forma progresista la crisis
actual. Aparentemente, ninguna de los partidos políticos de la oposición tiene una propuesta alternativa
heterodoxa viable para enfrentar la coyuntura actual. Es muy probable entonces de que se caiga
nuevamente en la ortodoxia, que es lo que espera sin duda el establishment nacional e internacional
(ajuste de salarios, recurrir al crédito externo, reducción del gasto público, eliminar la AUH, volver a las
privatizaciones de antaño, congelar los salarios, etc.).
Tampoco podemos dejar de lado consideraciones vinculadas con los grandes intereses transnacionales.
Parecería que los EE.UU. esta reafirmando su poderío económico y político a nivel internacional, e
incluso en su patio trasero que es América Latina. Tal como lo señala Zibechi uno de los ejes centrales
de la mayor autonomía de los países latinoamericanos se basa en la alianza de Brasil con Argentina y
Venezuela, que los EE.UU. intenta socavar. Por otra parte también podría perfilarse una nueva política
en el orden económico interno: Cristina ya no es garantía plena para el extractivismo que se impulsa en
el país, como lo fue hasta ahora. No les cuesta nada a los Monsanto, Barrick o Chevron apoyar a otros
candidatos presidenciales u a otras políticas económicas en el orden económico interno.
Miguel Teubal es un economista de la UBA
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