Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sala IV Autos: Iascas, Mario Fecha: 24/02/2011 Sumario: Del análisis de la causa surge que, quien embistió a un automotor por una falla en los frenos del vehículo que manejaba, en tanto se trata de un conductor habitual que debió advertir la anomalía del rodado, y se decidió a seguir su marcha asumiendo un riesgo prohibido y actuando con una evidente negligencia que derivó, finalmente, en el resultado dañoso, por lo que corresponde procesar en orden al delito de lesiones culposas, art. 94, segundo párrafo, Cod. Penal. Vocablos: ACCIDENTE DE TRANSITO - DELITO CULPOSO - LESIONES - LESIONES LEVES - NEGLIGENCIA - PROCEDIMIENTO PENAL 2ª Instancia. — Buenos Aires, febrero 24 de 2011. Y Considerando: No es materia de controversia la ocurrencia del hecho ni las lesiones graves que a raíz de éste sufrió la víctima, Martín Edgardo Noval (informe del Cuerpo Médico Forense de fs. 119/120). En efecto, se encuentra acreditado que el damnificado se encontraba detenido por la luz del semáforo, en la intersección de la Avenida Roca y Soldado de la Frontera de esta ciudad, cuando fue embestido por el imputado, debido a una falla en los frenos del vehículo "Ford Falcon" que conducía. El cuestionamiento de la defensa se centra, básicamente, en que el Sr. juez de grado no constató los dichos brindados por Iascas al efectuar su descargo, quien afirmó haber reparado su vehículo cinco días antes del suceso investigado (fs. 146/147 vta.). Sostiene la parte que su asistido se comportó de manera diligente toda vez que, al percatarse de que los frenos de su automóvil no funcionaban correctamente, los hizo revisar y arreglar por su mecánico de confianza. En esta línea, alega, el resultado dañoso no puede serle atribuido al encartado, pues fue producto de un desperfecto cuya ocurrencia era imprevisible. El tribunal considera que la valoración de la prueba efectuada por el Sr. juez de grado resulta ajustada a las constancias de la causa. Sin perjuicio del informe técnico obrante a fs. 48/vta., efectuado por el Ayudante Ezequiel Roberto Salvatore, de la División Ingeniería Vial Forense, los dichos vertidos por el experto a fs. 114/vta. y 119/vta. adquieren particular relevancia y conducen, con la provisoriedad propia de esta etapa, a tener por acreditada la responsabilidad que en el hecho le cupo a Iascas. En efecto, Salvatore manifestó que al abrir el capot del rodado, observó que "el derivador de bronce que va desde la bomba de freno hacia el circuito, perdía líquido de frenos al presionar el pedal respectivo", aclarando que en virtud de que la pérdida era muy pequeña, ocasionaba que el automóvil "altere la capacidad de frenado disminuyéndola, pero no completamente". Asimismo, agregó que sería de larga data puesto que en el interior del capot "notó que en el guardabarros se encontraba la pintura semi corroída como consecuencia del efecto del líquido a lo largo de su exposición por un lapso prolongado". Preguntado respecto de si el conductor pudo tener conocimiento de esta anomalía, respondió que no lo podía asegurar, mas refirió que "le llamó la atención que al abrir el capot se encontraba en su interior un bidón de líquido de frenos casi vacío" (fs. 114/vta.). Convocado nuevamente, el perito explicó que si el conductor maneja el rodado con cotidianidad, la anomalía descripta "hace que la capacidad de frenado disminuya incluso la resistencia del pedal de frenos varía", por lo que aquél no podría ignorarla (fs. 119/vta.). Cabe recordar que la Ley 24.449 establece, entre las "condiciones para conducir" que los conductores deben "Antes de ingresar a la vía pública, verificar que tanto él como su vehículo se encuentren en adecuadas condiciones de seguridad, de acuerdo con los requisitos legales, bajo su responsabilidad" (art. 39, inciso a), precepto que debe ser completado por lo dispuesto por el artículo 29 que reza: "Condiciones de seguridad. Los vehículos cumplirán las siguientes exigencias mínimas, respecto de: a) En general: 1. Sistema de frenado, permanente, seguro y eficaz". En este contexto, entendemos que, a la luz de la sana crítica (art. 241 del CPPN), los elementos colectados permiten afirmar que Iascas violó su deber objetivo de cuidado al no haber respetado las prescripciones establecidas por la ley de tránsito, aumentando el riesgo permitido a raíz de lo cual la víctima Noval sufrió lesiones graves, por lo que corresponde atribuirle el resultado dañoso acaecido. Sin desoír el argumento de la defensa en cuanto adujo que su pupilo habría reparado el vehículo días antes sin haberlo utilizado hasta la jornada del accidente y que, por ende, no pudo prever que con su uso podría provocar un resultado dañoso, estimamos, con fundamento en las reglas de la sana crítica, que el prevenido tuvo necesariamente que advertir la anomalía que presentaba su rodado, por el extenso trayecto que realizara hasta llegar al lugar del suceso. Empero, decidió no desistir de su marcha asumiendo un riesgo prohibido y actuando con una evidente negligencia que derivó finalmente en el resultado dañoso comprobado. Por otro lado, la circunstancia de haberse hallado al momento del peritaje practicado en autos un bidón de líquido de frenos semi vacío, debe ser tomada como un serio indicio del conocimiento, por el prevenido, de la falla que se tradujo en una constante pérdida de ese fluido durante su recorrido. Todo ello nos convence entonces del acierto de la resolución impugnada, por lo que habremos de homologarla. En consecuencia, el Tribunal resuelve: Confirmar el auto de fs. 148/152 en todo cuanto fuera materia de recurso. Devuélvase al juzgado de origen donde deberán efectuarse las notificaciones de estilo y sirva lo proveído de muy atenta nota de envío. Se deja constancia de que el Doctor Julio Marcelo Lucini integra esta Sala por resolución del Acuerdo General de esta Cámara del 17 de diciembre de 2010 (expte. 19546/2010), mas no suscribe la presente por no haber presenciado la audiencia. — Alberto Seijas. — Carlos Alberto González.