3201-2010

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PROYECTO DE LEY
Artículo 1°.- Declárase Personalidad Destacada en el ámbito de los Derechos Humanos a
Blanca Rina Santucho.
Art. 2°.- Comuníquese, etc.
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FUNDAMENTOS
Señor Vicepresidente Primero:
Blanca Rina Santucho nació en Santiago del Estero, hija del matrimonio entre Francisco
Santucho y Elmina Juárez, y hermana de Amílcar Latino, Raúl Alberto, Carlos Híber,
Francisco René, Omar Rubén, y Oscar Asdrúbal; y de Mario Roberto, Manuela Elmina y
Julio César, fruto del segundo matrimonio de Francisco Rosario Santucho con Manuela
del Carmen Juárez.
Se recibió de Escribana Pública Nacional y Asistente Social por la Universidad de
Buenos Aires y regresó a ejercer a su provincia natal. Fue delegada de Tribunales e
Instituciones de Asistencia Social. También se desempeñó como profesora y traductora
del idioma francés.
En 1969 se radicó definitivamente en Buenos Aires, junto a la casi totalidad de su
familia. Junto a dos hermanos, instalaron un Estudio Jurídico y Contable en Los
Polvorines, desde el cual Blanca ofició tareas en el Servicio Jurídico de Adopciones del
Ministerio de Bienestar Social de la Nación. Más tarde fue adscripta y titular de
Registros de San Antonio de Padua, partido de Merlo.
En 1970 comenzó una persecución policial a la familia Santucho que se tornaría
sistemática, debido a la intensa militancia política de algunos de sus integrantes, que
tuvo en Mario Roberto, fundador y secretario general del Partido Revolucionario de los
Trabajadores (PRT) y comandante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), su
mayor exponente.
La saga de violencia ejercida por el terrorismo de Estado se inició en agosto de 1972,
cuando la primera mujer de Mario Roberto, Ana María Villarreal, fue asesinada en la
tristemente célebre "Masacre de Trelew". En mayo de 1975, Francisco René, es detenido
y desaparecido en la provincia de Tucumán; en octubre, es asesinado Oscar Asdrúbal en
la misma provincia; y en diciembre, es secuestrada y asesinada María del Valle, hija de
Carlos Híber. Por su parte, Graciela Noemí, sobrina de Blanca, estaba detenida a
disposición del poder Ejecutivo desde abril de 1975, de cuyo cautiverio saldría en 1982;
y su padre, Amílcar Latino, hermano de Blanca, fue detenido ese mismo mes en
Asunción, Paraguay, donde se había exiliado en plana dictadura de Stroessner, hasta ser
liberado en 1980 gracias a una intensa campaña internacional.
Luego del golpe militar del 24 de marzo de 1976, el panorama de la familia Santucho se
ensombreció aún más. Tras sufrir varios allanamientos realizados a las distintas
propiedades de sus integrantes, amenazas de todo tipo, detenciones arbitrarias y otras
intimidaciones, el 4 de mayo de 1976, Blanca partió al exilio cubano junto a su padre y
su madrastra.
Dos meses después, las malas noticias se precipitaron dramáticamente en el lapso de una
semana. A comienzos de julio, oficiales del Ejército secuestran y asesinan a Carlos
Híber, cuyo cuerpo es entregado posteriormente a su familia. El 13 de julio son
secuestradas su esposa, Cristina Navajas, y su hermana, Manuel Elmina Santucho,
ambas desaparecidas hasta el día de la fecha. Seis días después, en una redada del
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Ejército en un departamento de La Tablada, es asesinado Mario Roberto Santucho y su
esposa, Liliana Delfino, es detenida-desaparecida.
De allí en más comienza una odisea para Blanca, quien, sin haber ejercido nunca ningún
tipo de militancia política, carga al hombro una campaña de denuncia de los crímenes
cometidos por la dictadura en la Argentina, y en particular con su familia, para la cual
buscaron salvoconductos que permitieran su exilio. Desde Cuba viajaron a Estados
unidos, donde sus padres dieron una conferencia de prensa en la sede de las Naciones
Unidas en Nueva York. En diciembre de 1976, Blanca y sus padres viajaron a Europa,
donde intensificaron la campaña solidaria con los/as presos/as políticos/as y recibieron el
apoyo de distintos partidos, medios de comunicación, de personalidades de la cultura de
Francia e Italia y del Papa Paulo VI. Evidentemente, el ensañamiento que se había
manifestado sobre toda la familia Santucho por parte de las fuerzas represivas
sensibilizaba a gran parte de la comunidad internacional y permitía conocer un poco más
sobre el genocidio que el gobierno argentino de facto estaba desarrollando. Pero todavía
iban a recibir un nuevo trago amargo: en mayo de 1977, fue secuestrada en Córdoba otra
hija de Amílcar Latino y sobrina de Blanca, Mercedes Elmina, que continúa
desaparecida.
A fines de 1977, Blanca y sus padres mantuvieron una audiencia en la sede del ACNUR
(Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), en Ginebra, Suiza; y
con la esposa del presidente francés François Mitterrand. Luego de un año de intensa
labor en Europa, Blanca regresó a Cuba junto a sus padres. Luego, ella viajó por su
cuenta a México para continuar con el trabajo de denuncia. Finalmente, en 1980 la
familia decidió refugiarse en Suiza, respondiendo a un ofrecimiento que el delegado del
ACNUR les había hecho tres años antes. Allí, Blanca reforzó su contacto con los
organismos de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, como la Cruz Roja
Internacional, Amnesty Internacional y el propio ACNUR. Integró distintos grupos de
refugiados/as argentinos/as y constituyó la organización Mémoire pour des Hommes
Libres en Argentine (Memoria para Hombres Libres en Argentina), la cual contó con la
visita de, entre otras, una delegación de las Madres de Plaza de Mayo.
Blanca Rina Santucho regresó definitivamente a la Argentina antes de las elecciones del
30 de octubre de 1983. Allí tomó contacto con organismos de derechos humanos como
el CELS, Familiares de Desaparecidos y la APDH; y más tarde, con la CONADEP. Se
instaló en su Santiago del Estero natal, donde recibió las últimas visitas de sus padres,
que se quedaron como residentes en Suiza hasta sus muertes. Continuó su lucha
incansable por la búsqueda de sus parientes desaparecidos y por la restitución de los
cuerpos de quienes se tenía certeza de que habían sido asesinados.
Tal vez la materialización de este calvario familiar traducido en lucha y testimonio es el
libro Nosotros, los Santucho, escrito por Blanca y publicado en 1997. El texto retrata la
odisea de una familia estigmatizada y diezmada por el terrorismo de Estado, en la
búsqueda de sus seres queridos, detenidos, desaparecidos y asesinados. La primera
edición estuvo a cargo de la editorial Nuestra América. La reedición ampliada y
corregida, con una tirada de mil ejemplares, es de 2009 y estuvo a cargo de la autora.
Fue traducido al inglés y al francés.
Blanca reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desde hace cuatro años, tiempo
durante el cual se dedicó exclusiva y denodadamente a la búsqueda de los restos de su
hermano Mario Roberto, los cuales se encontrarían, según coinciden varios testimonios,
dentro de los límites del cuartel militar de Campo de Mayo. A pesar de que ya se han
realizado varios rastrillajes, todavía no hay indicios claros sobre su paradero.
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Blanca Rina Santucho es sinónimo de una lucha en primera persona permanente e
incansable -aunque muchas veces solitaria- por alcanzar la Verdad y Justicia, en
condiciones de adversidad. Desde las denuncias en el exilio hasta la búsqueda de los
restos de una figura política como Mario R. Santucho en democracia, la cual todavía
encuentra numerosos obstáculos. Como se dijo anteriormente, éste último es el objetivo
primordial que actualmente afronta Blanca, tanto en el ámbito judicial, como en el
ejecutivo y el legislativo. Esta misma Casa se pronunció a favor de declarar el apoyo en
la búsqueda de los restos de su hermano para darle cristiana sepultura (Declaración
118/2008).
Es por todo lo expuesto que solicito la aprobación del presente proyecto.
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