UN RELATO SOBRE AMOR Dos jóvenes que vivían en un pueblito de leñadores se pusieron de novios. Él tenía veinte años y era alto, esbelto y musculoso, dado que había sido leñador desde la infancia. Ella, de dieciocho años, era rubia, de pelo muy largo, tanto que le llegaba hasta la cintura; tenía los ojos celestes, hermosos y maravillosos… La historia cuenta que habían noviado con la complicidad de todo el pueblo. Hasta que, pasados cinco o seis años, el pueblo entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran. Les regalaron una cabaña, con una parcela de árboles para que él pudiera trabajar como leñador. Después de casarse se fueron a vivir allí para alegría de todos, de ellos, de su familia y del pueblo. Y vivieron felices allí durante todos los días de un invierno, un verano, una primavera y un otoño. Cuando el día del primer aniversario se acercaba, ella sintió que debía regalar a su esposo algo que le demostrara su profundo amor. Para eso fue ahorrando durante varias semanas. Pensó en un hacha nueva, pero tal vez él creería que se la regalaba para que trabajara más; un pulóver tejido tampoco la convencía, pues ya le había tejido pulóveres en otras oportunidades; una comida no era suficiente agasajo... Y así descartó otros varios regalos, por ser demasiado sencillos. Decidió bajar al pueblo para ver qué podía encontrar allí y empezó a caminar por las calles. Sin embargo, por mucho que caminara no encontraba nada que, en su opinión, fuera lo suficientemente valioso. Al pasar por la joyería, la única del pueblo, vio una hermosa cadena de oro expuesta en la vidriera. Entonces recordó que había un solo objeto material que su esposo adoraba verdaderamente: se trataba de un reloj de oro que su abuelo le había regalado antes de morir. Desde chico, él guardaba ese reloj en un estuche de gamuza, que dejaba siempre al lado de su cama. Todas las noches abría la mesita de luz, sacaba del estuche aquel reloj, lo lustraba, le daba un poquito de cuerda, se quedaba escuchándolo, lo volvía a lustrar, lo acariciaba unos segundos y lo guardaba nuevamente en el estuche. Ella pensó: "Qué maravilloso regalo sería esta cadena de oro para aquel reloj." Entró a preguntar cuánto valía: era mucho más dinero del que ella había imaginado, mucho más de lo que ella había podido ahorrar. Hubiera tenido que esperar tres o cuatro aniversarios más para poder comprárselo. Pero ella no podía esperar tanto. Salió de la joyería un poco triste, pensando qué hacer para conseguir el dinero necesario. Pensó y pensó, hasta que, al pasar por la peluquería del pueblo, se encontró con un cartel que decía: "Se compra pelo natural". Y como ella tenía ese largo pelo rubio, que no se había cortado desde hacía diez años, no tardó en entrar a preguntar. Con el dinero que le ofrecían, junto al que había ahorrado, alcanzaba para comprar la cadena de oro. No dudó. Le propuso a la peluquera: -Si dentro de tres días regreso para venderle mi pelo, ¿usted me lo compraría? -Seguro - fue la respuesta. -Entonces en tres días estaré aquí. Regresó a la joyería, dejó reservada la cadena y volvió a su casa. No dijo nada. El día del aniversario, ellos dos se abrazaron un poquito más fuerte que de costumbre. Luego, él se fue a trabajar y ella bajó al pueblo. Se hizo cortar el pelo bien corto y, luego de tomar el dinero, se dirigió a la joyería. Compró allí la cadena de oro. A diferencia de otras veces, que iluminaba la casa cuando él llegaba, esta vez ella bajó las luces, puso sólo dos velas y se colocó un pañuelo en la cabeza. Porque él también amaba su pelo y ella no quería que él se diera cuenta de que se lo había cortado. Ya habría tiempo después para explicárselo. Él llegó. Se abrazaron muy fuerte y se dijeron lo mucho que se querían. Entonces, ella sacó de debajo de la mesa la cajita que contenía la cadena de oro para el reloj. Y él fue hasta el ropero y extrajo de allí una caja muy grande que le había traído mientras ella se cortaba el pelo. La caja contenía dos enormes peines de plata que él había comprado... vendiendo el reloj de oro del abuelo. Si ustedes creen que el amor es sacrificio y renuncia a uno mismo, por favor, no se olviden de esta historia. El amor no significa renuncia de uno mismo, sino crecimiento y mutuo enriquecimiento personal. El amor no está en nosotros sólo para sacrificarse por el otro, sino sobre todo para disfrutar mutuamente de la existencia del otro. JORGE BUCAY, 29 cuentos para pensar, 1997. EL AUTOR: JORGE BUCAY Jorge Bucay es un psicodramatista, terapeuta y escritor argentino. Nació en Buenos Aires en 1949, en una familia modesta del barrio de Floresta. Se graduó como médico en 1973, en la Universidad de Buenos Aires, y se especializó en enfermedades mentales en el servicio de interconsulta del hospital Pirovano de Buenos Aires y en la clínica Santa Mónica. En su camino de vida ha sido vendedor ambulante de calcetines, de libros, de ropa deportiva, agente de seguros, taxista, payaso, almacenero, educador, actor, médico de guardia, animador de fiestas infantiles, coordinador de grupos, colaborador de radio, conductor de televisión, y psicoterapeuta de parejas y adultos. Actualmente, su tarea como ayudador profesional, como él se define, se divide entre sus conferencias de docencia terapéutica, que dicta desde hace varios años viajando por el mundo, buscando la difusión de sus libros, herramientas terapéuticas según el autor. Autor de Cartas para Claudia, Déjame que te cuente, Cuentos para pensar, Amarse con los ojos abiertos, 20 pasos hacia adelante y El candidato. Es autor también de cuatro libros que constituyen la serie Hojas de Ruta: El camino de la auto-dependencia, El camino del encuentro, El camino de las lágrimas y El camino de la felicidad. Sus obras se han convertido en bestsellers en México, Uruguay, Chile, Costa Rica, Venezuela, Puerto Rico y España, y han sido traducidas a diecisiete idiomas. En la actualidad es el editor de la revista mensual de psicología positiva Mente Sana. GYMKHANA LITERARIA CUENTO Nº 3: UN RELATO SOBRE AMOR, de JORGE BUCAY 1. VOCABULARIO: Relaciona cada palabra con su sinónimo correspondiente: esbelto a. jersey pulóver b. abrillantar agasajo c. escaparate lustrar d. bien proporcionado vidriera e. regalo 2. ¿Qué oficio tiene el muchacho protagonista de la historia? 3. ¿Por qué motivo la joven protagonista descarta el hacha como regalo? 4. ¿Qué sacrifica la protagonista para poder comprar la cadena? 5. ¿Qué le regala él a ella? 6. ¿Qué sacrifica el muchacho para poder comprarle el regalo a ella? 7. ¿Crees que en este cuento puede haber una crítica al excesivo consumismo que se produce en fechas como las de san Valentín, Navidades, etc.? Razona tu respuesta. 8. ¿Cuál es la moraleja de este cuento? 9. Pon otro título al cuento. 10. ¿Por qué en este cuento no aparecen los nombres de los protagonistas? Entrega tus respuestas en papel en cualquier recreo en la Biblioteca, preferentemente a Julia Urra o a José Ramón Álvarez, o envíalas por correo electrónico a esta dirección: [email protected]. En ambos casos haz constar tu nombre, dos apellidos y clase a la que perteneces.