Tema 5: la educación desde la teoría de las mediaciones Nota: este tema se desarrollará en forma de taller, enlazando las exposiciones con el ejercicio para una mejor comprensión y aprovechamiento. La concepción educativa más importante del momento actual, tanto por su modalidad como por su contenido, es la de considerar al educador como mediador y la educación como una experiencia de aprendizaje mediado. La mediación es una constante en la historia del pensamiento educativo (aunque en otro contexto, recordamos la figura del educador propuesta por San Juan Bautista De La Salle que recobra hoy una fuerza especial y sobre todo un contenido específico. La fuerza se convierte en exigencia histórica por las características de nuestra sociedad que requiere personas flexibles, con estructuras de pensamiento y de personalidad, creativas, definidas en su autonomía personal así como en su elevado grado de socialización. El término y la realidad mediadora pueden tener significados variados, todos ellos dependientes del aspecto que se quiera educar. Estos aspectos son muchos, tal como hemos visto desde el enfoque sistémico. Los análisis tienen el objeto de facilitar la comprensión más amplia del fenómeno. Estudiemos, por tanto, los significados del concepto de mediación: 1- La psicología cognitiva tiene su palabra Para Bruner es una auténtica “revolución y respuesta a las demandas tecnológicas de la revolución postindustrial”. Y como él, hay muchos autores que se han pronunciado a favor del constructivismo, dejadas de lado las pretensiones conductistas de explicar mecánicamente los procesos del aprender. Binet, Piaget, Barlett, Vygotski, Feuerstein... se adentran en los procesos del conocimiento, unas veces para explicarlos y otras para asistirlos de una manera sistemática. La primacía del significado Con frecuencia se ha atribuido el cambio de conductas de los jóvenes a las regulaciones éticas de los adultos o a los procesos afectivos de la persona. Hoy se da una reorientación de tipo cognitivo: la conducta y el conocimiento, sin descartar las variables anteriores, están regulados por los significados que el individuo concede a sus propias experiencias y acciones. La psicología cognitiva es constructivista, parte de la revalorizada teoría de G. A. Kelly sobre los “constructos personales". No se considera a la persona como víctima de su propia historia o biografía, sino como elaborador constante de sus propias percepciones y "construcciones". Tres aspectos principales nos ayudarán en la comprensión de lo anterior: a)- La consideración del alumno como organismo activo, creador de su propio constructo personal a partir del cual percibe la realidad. Igualmente, el individuo tiende a crearse sus propias leyes de aprendizaje, de análisis, revisión de hipótesis... de una manera creativa. La naturaleza activa-creadora nos coloca en un punto de partida netamente educativo: se 1 aprende por dos procesos complementarios de asimilación y acomodación de nuevos conocimientos a esquemas y de esquemas a nuevos conocimientos (Piaget); pero esto no ocurre sin la base de la actividad del individuo sobre los estímulos. Dicha actividad puede tener algo de espontaneo, pero necesita la orientación del educador para que se realice; incluso para que llegue a modificar la base de dicha actividad que está en el “sistema de necesidades” del individuo. b)- Dada la existencia de los constructos personales, la cuestión que se presenta es: ¿se puede/debe influir en su construcción por la educación? La cuestión se presenta con frecuencia cuando tratamos de la estructuración o de la modificabilidad cognitiva estructural. El hecho de que los constructos sean siempre algo personal –es la manera de ver el mundo– quiere decir, también, que necesitan la configuración de esquemas, claves, formas de percibir la realidad y que se han de adquirir sistemáticamente durante el período de educación. De aquí la necesidad de mediación. c)- ¿Se puede pensar en el educador terapeuta? Lo que persigue la educación es dar una estructura a la persona de modo que sea capaz de “exponerse directamente a los estímulos” (Feuerstein) y extraer de ellos su significado existencial. Hablamos de estímulos de conocimiento, de experiencias, de comprensión del mundo; lo que la educación puede dar es la forma, la construcción, las estrategias para dominar los significados. Una vez conseguido esto, el individuo tiene la dotación necesaria para seguir estando en el mundo como dueño de significados e incluso como creador de otros nuevos. La experiencia pasa por la inteligencia El desarrollo de las funciones superiores, de las operaciones mentales, así como de las estructuras de organización del conocimiento, tienen un soporte en los conceptos espontáneos adquiridos por observación y que no sobrepasarán el nivel de seudoconceptos (conceptos potenciales, Vygotski) pero que son necesarios para hacer posible la enseñanza por “conciencia reflexiva” (Husserl) de principios y significados que luego se pueden transferir a los conceptos espontáneos. La tarea educativa, dentro de este marco de referencia, queda en parte supeditada al aprendizaje. El educador debe conocer el desarrollo efectivo de los alumnos, esa zona hasta la cual llegan con sus conceptos espontáneos, para influir de modo más significativo en el desarrollo potencial. Esta es la zona de mayor interés en la psicología y pedagogía actuales, la zona en que se puede ejercer mayor influjo de mediación tanto en los procesos de aprendizaje como de estructuración de la persona en lo que esta tiene de ser inteligente: a)- Estructurar los contenidos es condición básica para favorecer su aprendizaje. b)- Estructurar los procesos mentales, las actitudes y motivaciones del alumno, sus esquemas de conocimiento, en la atención individualizada dentro de un contexto de interacción y socialización. La experiencia afecta a la personalidad 2 El concepto de mediación queda claro y bien delimitado en lo concerniente a los contenidos del saber, por darse los dos polos en “medio” de los cuales se coloca el educador para hacer posible la adquisición por parte del alumno. Sin embargo, para poder hablar de mediación en lo que respecta a la personalidad, se requiere definir el modelo hipotético de persona que sirva de referente para ejercer la mediación entre dicho modelo y el alumno. Partiremos del modelo axiológico, como si se tratara del recipiente en el que han ido a depositarse las esencias de las diversas corrientes educativas. Encontramos una finalidad sobre la cual “no existe discusión”: “la socialización y su preparación para la vida como personas responsables, autónomas y libres en un cierto medio social y cultural”. Dentro de un sistema democrático no cabe más opción que construir demócratas: personas hechas para la convivencia ciudadana pacífica, participativa y sin discriminación; educadas en libertad y solidaridad. A la educación se le asignan tres adjetivos que surgen del conocimiento de la naturaleza y de la sociedad: ser humanizadora, creadora de cultura y liberadora. Que los alumnos sitúen en el mundo de una manera “autónoma, libre y crítica, contribuyendo así, activa y responsablemente, a la construcción de una sociedad más justa y solidaria”. De nuevo en el paradigma cognitivo Conviene destacar que la mediación es, ante todo, un “proceso de interacción entre el organismo humano en desarrollo y el adulto con experiencia e intención... que selecciona, enfoca, retroalimenta las experiencias ambientales y los hábitos de aprendizaje”; pero, además, “la mediación es el resultado combinado de la exposición directa al mundo y la experiencia mediada por la que se transmiten las culturas” (R. Feuerstein, 1980, p.16) El aprendizaje, en toda la extensión de la palabra, se hará aprendizaje mediado, y en él se manifestará su significado: “la capacidad del individuo para ser modificado por el aprendizaje” de conceptos, hábitos, valores... estructurantes de la persona. Desde el enfoque cognitivo, teórico y metodológico, estas afirmaciones cobran un relieve operativo muy específico, en el que el mediador ocupa un lugar insustituible. En síntesis, hay tres categorías de mediación bien definidas: a)- La primera afirma que se trata de una mediación intencionada, con intenciones expresas sobre la actividad modificadora del proceso cognitivo del alumno, de su aprender a aprender, de la adquisición de hábitos personales y sociales, y de su sistema básico de necesidades cada vez más rico y estructurado. Hoy no cabe duda de que la intención educativa depende de las creencias del propio educador, tanto en el potencial de aprendizaje como en su tendencia a construir su personalidad de un modo positivo. Esto requiere, por contrapartida de la intencionalidad del educador, la reciprocidad de respuesta del alumno en los mismos aspectos en los que la intención del educador se manifiesta. Entre las intenciones del mediador se hacen presentes los deseos de trascender y dar significado a lo que se hace. Cualquier problema o tema escolar o experiencial puede dar pie a la creación de necesidades superiores en el alumno, tales como la de precisión, de trabajo sistemático, de estrategias más eficaces... así como de significados que abarcan 3 diversos contenidos de la vida. La escuela, así, se hace aglutinante, “matriz”, “unidad organizativa del trabajo sobre el saber”, camino de la sabiduría. b)- La segunda categoría de la mediación atañe a una especie de restauración narcisista o construcción de la imagen de sí mismo, del sentimiento de competencia, del dominio de la impulsividad, del comportamiento de compartir, del respeto y aceptación de las diferencias individuales, del hábito de trabajar por objetivos, del optimismo sobre sí mismo y sobre la vida. Para mediar estos factores, que son al mismo tiempo cognitivos y de personalidad, se necesita un mediador capaz de crear un sistema de interacción armoniosa, equilibrada y atenta a cada individuo y al grupo en que se integra. c)- La tercera categoría de la mediación tiene como contenido el componente afectivo tanto del individuo como de su situación social. La afectividad constituye el dinamismo de toda situación; regula los procesos de la motivación, el funcionamiento cognitivo, la creatividad, el crecimiento de la persona. El sentimiento de éxito o de fracaso, de equilibrio o desequilibrio afectivo, llegan a ser componentes intrínsecos del desarrollo cognitivo y explicación de muchos comportamientos de los escolares. La dimensión del optimismo pedagógico Si bien la escuela tradicional (Locke, Herbart, Skinner...) había puesto su base sobre la importancia del método, los progresistas (Rousseau, Dewey, a Piaget...) hicieron virar el punto de mira hacia el alumno en su autonomía e iniciativa personal. Ambos grupos han dejado su impronta en la educación, pero la batalla sigue dándose hoy aunque a favor del personalismo (Mounier) y de la reconstrucción social por la creación del “nosotros esencial” (Buber) Aquí pueden hallarse enterradas las raíces de la personalización y socialización perseguidas por la educación actual. Más centrados en la educación todavía, el optimismo aparece como algo radical en C. Rogers, Patterson, V. Frankl, a pesar de su procedencia y actividad terapéutica. En todos ellos se da un lugar común: la concepción organísmica de la persona, es decir, de un ser impulsado desde sí mismo hacia la autorrealización y capaz de extraer de la experiencia los significados que necesita para su propio funcionamiento integrador. Esta concepción organísmica puede significar, en síntesis, que: El individuo tiende a realizarse en plenitud de persona, posee “la capacidad inherente de orientarse, dirigirse y controlarse, siempre que se den ciertas condiciones" (C. Rogers, 1971, p.245). Esta tendencia actualizante dirige el desarrollo del organismo, implica leyes de su propia motivación, le hace capaz de tomar conciencia de sus dinamismos psíquicos y ser dueño de sus propias decisiones. Somos buscadores de logos, “significado, espíritu, sentido” (V. Frankl, 1963, p.30). En nuestra conciencia de seres perfectibles tratamos de hacer “cosas”, de experienciar valores, de conocer más; y este puede ser el auténtico sentido de la persona, más incluso que la consideración pulsional psicoanalítica de la misma, ya que asume las dimensiones 4 superiores de la persona: “espíritu, libertad, responsabilidad para consigo mismo, para con su conciencia y para con Dios” (V. Frankl, 1976, cfr.) La estructura mental Las operaciones mentales Las estructuras cognitivas son como “sistemas organizados de información almacenada”, una “representación inespecífica, pero organizada, de experiencias previas”. Barlett nos habla de “esquemas”, y Bruner de “sistemas codificadores” que controlan el destino de la información haciendo que ésta se ajuste a los esquemas. No se trata solamente del trabajo de la memoria, sino de la memoria como pensamiento, razonamiento y capacidad de respuestas ante los problemas. La estructura cognitiva es la “habilidad para volver sobre los propios esquemas” por medio de la memoria, las estrategias, la censura o el simple ensayo-error; es, por tanto, “estructura dinámica” tanto en su posibilidad de formación como de modificación. Feuerstein subraya que los “cambios estructurales” “no se refieren a hechos aislados sino a la manera con que el organismo se interrelaciona, es decir actúa y responde a las fuentes de información; el cambio estructural, una vez puesto en acción, determinará el curso de desarrollo de un individuo”. Cuando los estímulos proceden de una fuente de información externa y son aprehendidos de forma prelógica, el sujeto apenas hace uso de estructuras cognitivas; los estímulos definen la percepción. Mientras que en el pensamiento racional o lógico establece relación con los conceptos anteriores según su propia necesidad y el objetivo que persigue. En forma de continuum se van añadiendo nuevas construcciones a las ya existentes de modo que ya no se repiten sino que forman secuencias nuevas. Podemos considerar la estructura mental –en sentido analógico– como una red por la que circulan infinidad de relaciones entre los nudos de la misma. ¿Y los nudos?. Por seguir con la analogía, esos nudos serían las operaciones mentales: quien percibe bien puede diferenciar; quien diferencia bien puede comparar; quien bien compara puede clasificar... inferir, razonar, etc. Piaget definió la operación mental como “acción interiorizada que modifica el objeto del conocimiento” y que se va construyendo y agrupando de un modo coherente en el intercambio constante entre pensamiento y acción exterior. El niño comienza por centrarse en la acción propia y sobre los aspectos figurativos de lo real; luego va descentrando la acción para fijarse en la coordinación general de la misma, hasta construir sistemas operatorios que liberan la representación de lo real y le permiten llegar a las operaciones formales. Es el “conjunto de acciones interiorizadas, organizadas y coordinadas, por las cuales se elabora la información procedente de las fuentes internas y externas de estimulación”. Las operaciones mentales, unidas de modo coherente, dan como resultado la estructura mental de la persona. Se van construyendo poco a poco; las más elementales permiten el paso a las más complejas y abstractas. Génesis, estructura e interacción se nos hacen realidades inseparables. Las operaciones lógicas, por ejemplo, se apoyan sobre otras menos 5 complejas (es la génesis) ya establecidas en la estructura mental; pero su llegada se hace posible gracias a la interacción social o mediación. Operaciones mentales Razonamiento lógico. El pensamiento formal: “es la representación de una representación de acciones posibles”. Es el arte del buen pensar, la organización del pensamiento que llega a la verdad lógica, gracias a diversas formas del razonamiento (inferencial, hipotético, transitivo, silogístico) Pensamiento divergente. Por contraposición al convergente, el pensamiento divergente se puede hacer equivalente al pensamiento creativo: capacidad de establecer nuevas relaciones sobre lo que ya se conoce, de modo que lleven a productos nuevos en forma de ideas, realizaciones o fantasías. Lo convergente lleva al dominio riguroso de los datos, a la exactitud, al rigor científico; lo divergente a la flexibilidad, a buscar lo original e inusual. Razonamiento silogístico: el silogismo trata de la lógica formal proposicional y descansa sobre estructuras que permiten llegar a la verdad lógica, es decir, la que surge de la construcción, sea o no verdad real. Razonamiento transitivo: la transitividad es una propiedad de la lógica; y las actividades sobre la transitividad una propiedad del pensamiento lógico formal. Consiste en ordenar, comparar y describir una relación de modo que se llegue a una conclusión. Es deductivo, permite la inferencia de nuevas relaciones a partir de las ya existentes. Surgen implicaciones (si p implica q, y q implica r, entonces p implica r) y equivalencias (si p = q, y q = r, entonces p = r) Razonamiento hipotético: capacidad mental de realizar inferencias y predicción de hechos a partir de los ya conocidos y de las leyes que los relacionan. Razonamiento analógico: lo análogo es equivalente a lo proporcional. “Es la operación por la cual, dados tres términos de una proposición, se determina el cuarto por deducción de la semejanza”. No vale como argumento demostrativo, pero sí como descubrimiento y muestra de convicción. (Sol/naturaleza = hijo/padres) Inferencia lógica: capacidad para realizar deducciones y crear nueva información a partir de los datos percibidos. Análisis-síntesis: formas de percibir la realidad. Descomponer un todo en sus elementos constitutivos y relacionarlos para extraer inferencias. Los análisis permiten la síntesis, como lo muestran tantos descubrimientos científicos. Proyección de relaciones virtuales: percibimos estímulos externos en forma de unidades organizadas que luego proyectamos ante estímulos semejantes. Proyectamos imágenes, les hacemos ocupar un lugar en el espacio. 6 Codificación-descoficiación: establecer símbolos o interpretarlos, de modo que no dejen lugar a la ambigüedad. Esta operación mental permite dar amplitud a los términos y símbolos, a medida que aumenta su abstracción ( >, <...) Clasificación: a partir de categorías reunimos grupos de elementos de acuerdo a atributos definitorios. Los criterios de agrupación son arbitrarios, dependen de la necesidad; serán criterios naturales o artificiales, según se realicen sobre las cosas o a partir de criterios elaborados. Comparación: operación mental por la que se estudian las semejanza y diferencias entre objetos o hechos, atendiendo a sus características. La percepción de los objetos necesita ser “clara y estable” para poder comparar. Transformación mental: actividad cognitiva por la cual podemos modificar o combinar características de un objeto o de varios para producir representaciones de mayor grado de abstracción o de complejidad. Representación mental: interiorización de características de un objeto de conocimiento, sea éste concreto o abstracto. No es fotografía del objeto, sino representación de los rasgos esenciales que permiten definirlo como tal. Diferenciación: reconocimiento de algo por sus características, distinguiendo las que son esenciales de las irrelevantes en cada situación de la que dependen. Identificación: Reconocimiento de una realidad por sus características globales recogidas en un término que la define. Funciones cognitivas deficientes Las funciones deficientes se consideran como: el producto de la falta o insuficiencia de experiencia de aprendizaje mediado; son responsables y reflejan la performance cognitiva retrasada. Ej.: por debajo de la operación de clasificación está un número de funciones como la reunión precisa y sistemática de datos, la habilidad para tratar con dos o más fuentes de información simultáneamente y la necesidad de comparar los objetos o hechos para clasificarlos. Nuestras fuentes de información surgen de una gran variedad de situaciones en el espacio vital o cultural pobre. La presencia de una función cognitiva deficiente determinará la naturaleza de la intervención, la cantidad de resistencia encontrada y la extensión de la aplicación. Las funciones deficientes no se consideran necesariamente como elementos ausentes del repertorio cognitivo del individuo, sino que se conciben como elementos que son débiles y vulnerables. Cuatro categorías de funciones deficientes 7 a)- Funciones cognitivas débiles que afectan a la fase input, incluyen las que afectan a la cantidad y cualidad de los datos reunidos por el individuo cuando comienza a apreciar o a resolver la naturaleza de un problema dado. Ej: la percepción borrosa, el comportamiento exploratorio sin planificar, impulsivo, asistemático... b)- Funciosnes cognitivas pobres que afectan a la fase de elaboración. Incluyen factores que impiden al individuo hacer uso eficiente de los datos disponibles. Ej: inadecuación en experimentar la existencia de un problema y de definirlo, deficiencia para seleccionar los datos relevantes para definir el problema. c)- Funciones cognitivas pobres que afectan a la fase output. Incluyen aquellos factores que llevan a la comunicación inadecuada del resultado del proceso de elaboración: Ej: modalidades de comunicación egocéntrica, bloqueos... d)- Factores afectivo-motivacionales que afectan a los procesos cognitivos. Afectan al compromiso general con las actividades cognitivas exigidas por los estudios, los tests y las situaciones reales de la vida. Exponemos algunas: La percepción borrosa: la percepción de estímulos se caracteriza por lo borroso de las dimensiones que los caracterizan: pobreza de detalles, falta de claridad; pobre cualidad de formas, definición imprecisa de límites, datos incompletos para la distinción y descripción. A veces, las instancias están ligadas a la carga de necesidades. Las deficiencias de esta función se deben a la falta de hábitos apropiados, de actitudes y de técnicas específicas que se adquieren y aseguran en los primeros períodos de interacción del organismo. La impulsividad: el retrasado, con frecuencia, presenta comportamientos exploratorios impulsivos, sin planificar, asistemáticos. La desorganización incapacita para seleccionar aquellos elementos cuyos atributos específicos los hacen relevantes para la solución posterior. Este comportamiento impulsivo es producto dependiente del entrenamiento de las habilidades exploratorias. Falta de habilidades verbales: las deficiencias en este campo se caracterizan no por la incapacidad de formar abstracciones verbales, sino por la reducción en la toma de información. Falta de orientación espacial y temporal: estas dos dimensiones dependen fuertemente de las experiencias de aprendizaje mediado porque se basan principalmente en el pensamiento relacional. Describen la forma en que los objetos o acontecimientos se relacionan entre sí en términos de orden y secuencia, distancia y proximidad. Los niños limitados en representación, proyección, conceptualización, estructura y organización del espacio, tienen dificultades en los tests psicológicos y en el aprendizaje. Las relaciones causales y los conceptos de transformación no pueden concebirse sin el recurso dimensiones espacio temporales. Falta de conservación de constancias: la estabilidad perceptual depende de la capacidad del individuo para conservar la constacia de los objetos a través de las variaciones en alguno de sus atributos y dimensiones. La reversibilidad es el proceso mental que subyace al proceso de conservación de las constancias bajo condiciones de transformación. La falta de la conservación de la constancia se asocia con el dominio episódico de la realidad en el cual los objetos percibidos y los acontecimientos experienciados, no hace posible la comprensión de identidad entre ellos. 8 Falta de precisión y exactitud: el niño culturalmente privado no da muestras de necesidad de precisión y exactitud a pesar de las exigencias de una tarea específica. El individuo no se preocupa de reunir todos los datos, y así no puede usar la información cuando tiene que dar una respuesta o se requiere la narración de un hecho percibido. Fallo en el uso de dos o más fuentes de información: su uso es requisito del pensamiento porque es la base de todo proceso de pensamiento relacional. Se pueden usar dos elementos como fuentes de datos en el comportamiento comparativo y siempre que se confronta un problema. De hecho, no se puede experienciar un problema a menos que se confronten la incompatibilidad de datos procedentes de dos o más fuentes de información. El uso de dos o más fuentes es por sí mismo un proceso de elaboración. El uso de dos fuentes de información es el requisito que Piaget llama descentración o descentralización. El comportamiento egocéntrico ocurre porque el individuo no es capaz de ver lo "otro" y representarlo en la situación del “otro percibido”. Antes de salir de sí mismo, uno debe ser capaz de buscar dos o más fuentes de información. Inadecuación en experienciar la existencia de, y en definir un problema actual: la función de reconocer y definir inadecuadamente un problema implica la deficiencia de un individuo para captar el desequilibrio existente en una situación dada. Los orígenes del pensamiento reflejo (Dewey) descansan en la perplejidad, la confusión o la duda, ya que el individuo culturalmente privado no es sensible a esto. La apreciación de incompatibilidades, discrepancias, incoherencias y puntos ausentes por vía de establecer relaciones entre varias fuentes de información que pueden estar presentes en el campo perceptual o en la información guardada. El desequilibrio actúa como determinante energético de la reacción para restaurar el equilibrio entre los hechos percibidos y los anticipados sobre la base de la experiencia previa. Incapacidad para seleccionar los datos relevantes como opuestos a los irrelevantes en la definición de un problema: la relevancia o irrelevancia de los datos es una función directa del objetivo y grado de la orientación de la actividad mental del individuo. En la medida en que se orienta a un objetivo es mayor la diferenciación del campo perceptual con respecto a la relevancia de los datos específicos para conseguir esos objetivos. La comparación de hipótesis, que pide el aislamiento de factores determinantes de la situación dada, es el caso de discriminación entre datos relevantes o irrelevantes. Falta de comportamiento comparativo espontáneo: es la condición primaria para establecer relaciones, ya que implica la organización e integración de unidades discretas de información en el pensamiento coordinado. Esta deficiencia limita el conocimiento al proceso más elemental excluyendo la implicación del proceso mental elevado. Por el comportamiento comparativo espontáneo, un individuo es capaz de trascender su experiencia perceptual inmediata y es capaz de trazar inferencias lógicas que llevan al pensamiento abstracto, proposicional, hipotético. La estrechez del campo mental: el retrasado limita drásticamente el número de unidades de información que pueden ser procesadas y manipuladas simultáneamente. De esta limitación resulta la incapacidad para usar variados datos de información para su combinación interna y para la producción del pensamiento operativo conceptual. Falta de necesidad de comportamiento sumativo: el comportamiento sumativo representa una necesidad básica de producir relaciones en el mundo y refleja la contribución activa del organismo en su interacción con los estímulos internos y externos. El comportamiento sumativo no sólo se reduce a las dimensiones cuantitativas sino también al aspecto cualitativo. 9 Deficiencias en la proyección de relaciones virtuales: se refieren a aquellas relaciones que han sido establecidas y dominadas, pero que no se han aplicado en la manipulación de nuevas situaciones. Falta o pobreza de necesidad para seguir la evidencia lógica: la solución de problemas se relaciona con el sentimiento de la disonancia cognitiva y el desequilibrio generado por la incompatibilidad de una situación dada. No indica necesariamente bajo nivel de inteligencia, aunque supone un funcionamiento cognitivo pobre. Se ha de entender como una actitud del individuo hacia la cualidad de interacción entre él y su medio interno y externo. No estamos tratando aquí con tipos regresivos de comportamiento que reflejan mecanismos de defensa inadecuados, ni con fijaciones en estadios anteriores de desarrollo, sino con funciones que son deficientes como resultado de la falta de EAM. Falta de interiorización: uno de los fenómenos más frecuentes es la estrecha dependencia entre los datos perceptuales concretos, acompañado de la falta de disposición a usar mecanismos representativos por la manipulación activa de información acumulada. Es el comportamiento que llamamos “Task bound” (ligado a la tarea.) con inapropiada generalización y bajo nivel de abstracción. La distancia entre el acto mental y los objetos con que se opera es muy estrecha, con uso limitado de símbolos mediadores, signos y conceptos. Con frecuencia, la vuelta al objeto concreto es la expresión de la desconfianza del alumno para invocar la realidad que busca y que no es accesible a su sistema sensorial; a representarse el objeto sin tenerlo delante. Estos niños presentan dificultad de evocar cosas que no están presentes. Falta de comportamiento planificado: planificar no sólo consiste en proponerse objetivos, más lejos del aquí y ahora. Implica también disociación de los impulsos más allá de los medios necesarios para conseguir-los; es decir, la consideración de los pasos necesarios para llegar a los objetivos. Los pasos se han de programar de acuerdo a cierto grado de detalle, ordenados en secuencias temporales y juzgados por su deseabilidad en términos de compromiso, posibilidad de realización, economía, y otros criterios que son críticos para el individuo. Esa falta puede ser causada por deficiencias inherentes al individuo, como falta de representación, de locus de control intrínseco, etc. También pueden deberse a situaciones objetivas que hacen la predicción muy difícil. Modalidades de comunicación egocéntrica: se refieren a la pobreza de comunicación. Es función de la falta de diferenciación que no permite al individuo ver a su compañero como diferente de sí mismo. Esta deficiencia es obstáculo para el pensamiento abstracto, pues fija al individuo a la referencia consigo mismo. El bloqueo: se observa en los retrasados la polaridad entre el comportamiento agitado, sin planificar, impulsivo, y la casi totalidad de respuestas bloqueadas. Esto promueve una prolongada actividad de ensayo y error, que resulta con numerosos fallos. Respuestas de ensayo y error: este comportamiento se presenta con frecuencia como una de las reglas de comportamiento, lo cual es cierto para aquellos que pueden relacionar los efectos obtenidos con su comportamiento, con comportamientos anteriores que los han producido. Sin embargo, el aprendizaje por ensayo y error puede reforzar una clase de comportamiento probabilístico y de azar que entretiene la atención del individuo y lo distrae de las relaciones que ha de descubrir. Así, este comportamiento resulta ser una situación típica en la cual la exposición directa es la forma de interacción entre el niño y su medio. Deficiencia del transporte visual: incapacidad del retrasado para completar una figura dada transportando visualmente una parte perdida de una distancia dada o eligiendo la parte perdida complementaria de entre un número de alternativas. Parece como si el transporte visual dejara 10 perder algo en el camino. En los culturalmente privados, dos factores están implicados: Uno es la inestabilidad de la percepción misma, atribuible a la naturaleza vulnerable de los sistemas de referencia que soportan los elementos percibidos; la otra es la estrechez del campo mental cuando se le distrae con datos irrelevantes. Dominio episódico de la realidad: dominar el mundo episódicamente significa que cada objeto o hecho es experienciado aisladamente sin un intento de relación con experiencias anteriores en el espacio y en el tiempo. Refleja una actitud pasiva hacia las experiencias personales, ya que el individuo no contribuye activamente a ella por la organización, el orden, la suma, la comparación de hechos... y no los coloca en un contexto más amplio y significativo. Cuando se dan la organización y las actividades relacionadas, el individuo se ve obligado a separarse de las experiencias sensoriales directas y a acceder a niveles de abstracción y conceptualización. El desarrollo de la necesidad de crear orden, de dar sentido y significado a nuestras experiencias es siempre fruto de la EAM. A nuestro juicio, todo intento de modificar al alumno debe incluir la reorientación fundamental de su encuentro con la realidad. Ese encuentro ha de ser interactivo por experiencias de operación y transformación. A momodo de síntesis Nuestra realidad de educadores es compleja y esta complejidad se traduce en la constante exigencia de modificación de nuestras representaciones sobre nosotros mismos y sobre nuestra misión en el mundo actual. Cada persona tiene su propia representación, es decir, un conjunto de características que le configuran como persona y que construyen su percepción del mundo. Pese a lo personal de dicho constructo, nos permitimos proponer algunos rasgos que puedan enriquecerlo: 1- La definición del educador es la de Mediador. Mediador entre los contenidos y el alumno, para que aquéllos le lleguen de forma estructurada y sean estructurantes de su mente y de su conocimiento. Mediador de significados culturales y vitales que el saber lleva consigo. Como mediadores, elaboramos diseños, construimos estrategias, invitamos a las personas a entrar en su cultura como dueños de sus propias capacidades y colaboradores en la creación de la cultura de su pueblo. (¿Será éste el término actualizado de lo que De La Salle nos llamó: ángeles custodios, guardianes de nuestros alumnos, con un ministerio de educación cristiana?) 2- Este mediador trabaja el componente cognitivo de los alumnos, crea un “diá” de confianza en la naturaleza activa, cambiante, de aquellos a quienes educa; orienta su aprendizaje hacia los procesos mentales que dan a la persona el conocimiento de sí mismo; convierte el conocimiento en medio para la construcción de la persona. 3- La tarea de la mediación es, por tanto, tarea metacognitiva: ayuda dada al individuo para que tome conciencia de sí mismo en lo que tiene de ser racional y de ser que usa la razón. Metacognición es la habilidad para conversar con uno mismo acerca de los propios procesos de aprendizaje. Esta conversación interior debe acompañar al individuo toda su vida, considerada ésta como la constante interpretación y reinterpretación de la experiencia. Esto equivale a darle una “conciencia reflexiva”. 4- Como educadores con un perfil que nos define como “familia”, somos radicalmente optimistas y mediadores de optimismo pedagógico. Los comportamientos de las personas 11 están regulados por la imagen que cada uno tiene de sí mismo. El educador lasallista trata de construir esa autoimagen en cada uno de sus alumnos, para darles así la capacidad de ser hombres o mujeres libres, capaces de compromiso, creativos en la puesta en juego de todas las potencialidades de la persona, liberados de todo lo que impida la realización de opciones libres en una sociedad abundante en ofertas pero injusta en su distribución. 5- Nuestro optimismo se pone a prueba ante las situaciones sociales sobre las que hemos reflexionado. Hemos analizado las rupturas radicales de nuestra sociedad: - ruptura de la tradición, del sentido histórico y de la identidad de pueblos y personas; esquizofrenia de las agrupaciones urbanas: marginalidad, pobreza económica y cultural; predominio de lo superficial y la trivialidad; masas de información sin estructurar y sin contrastar su veracidad, etc. Inmersos en esta realidad, los educadores de las lasallistas nos sentimos mediadores de valores, actitudes y normativas interiorizadas en nuestros alumnos, de modo que sepan estar en el mundo con una perspectiva distinta (en el mundo sin ser del mundo), capaz de mantener una distancia (conciencia reflexiva) entre ellos y la realidad. 1- En el mundo cambiante, los referentes corren peligro de ser también inestables y movedizos; casi en cada momento estamos ante una realidad distinta. También como Instituto nos vemos inmersos en esta realidad. Esto no quiere decir que vayamos a negar nuestra tradición, pero tampoco que nos aferramos a ella. Podemos estar en constante interface realidad-institución, puesto que queremos ser siempre respuesta a las necesidades de nuestra sociedad. La fidelidad creativa nos pide diversificar nuestras respuestas, aceptar las rupturas siempre que no nos hagan perder totalmente el equilibrio, aceptarlas tras el análisis y discernimiento institucional-comunitario. 2- La escuela lasallista prepara para la vida; mejor será decir entrena para la vida, pues la vida está ya en la escuela: si queremos hacer una sociedad justa, solidaria, relacional, respetuosa con las creencias y tradiciones de los diversos pueblos, primero hemos de comenzar por nuestro modelo educativo justo (por tanto atento a los más necesitados), solidario, relacional y respetuoso. Proponemos, por tanto, un perfil de educador digno de una persona y de una sociedad que, en medio de los cambios ideológicos, sociales y culturales, quiere caminar hacia su propia madurez por la búsqueda incesante de modelos éticos que le den solidez y armonía. Por ello y para ello, la sociedad cuenta con la Escuela y hace un alarde de confianza en los artífices de la Educación: el Educador, a quien llamamos Mediador, y en el Alumno, para quien deseamos que el hecho de aprender y de educarse en nuestras escuelas, constituya la gozosa experiencia de llegar a ser persona. Recordemos: “no hay más que un Dios y no hay más que un mediador entre Dios y los hombres, un hombre, el Mesías Jesús, que se entregó como precio de la libertad de todos” (1 Timoteo 2,5). Lecturas complementarias 12 Anunciar el Evangelio a los pobres , M. Campos y M. Sauvage. “Las transformaciones pedagógicas introducidas por De La Salle nacen espontáneamente del interés por los niños y del cuidado por que su paso, frecuentemente breve, por la escuela, les sea útil para la vida. El niño se convierte realmente en el centro de interés de los educadores. A partir de la voluntad de llegar a él y servirlo, De La Salle y sus Hermanos reformarán la escuela en una triple dirección. En un mundo, en que la escuela existente estaba estancada, sin interés para los jóvenes de las clases populares, por encerrarse en su propia rutina en vez de interesarse por ellos, supieron hacer más racional, más activa, más viva la pedagogía; en una escuela inhumana, temida y frecuentemente denunciada como prisión fundada en el temor y el castigo, fue sustituida por una comunidad humana inspirada en el amor; finalmente, organizaron todo en la escuela, de tal manera, que prepara a los jóvenes a su existencia real1” (M. Campos y M. Sauvage, Anunciar el evangelio a los pobres). Declaración de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, 45-48. “La Escuela Cristiana debe hoy renovarse 45 Autenticidad y actualización cultural La puesta al día de la escuela exige un esfuerzo de autenticidad y de actualización cultural. Lo que primero importa es que las escuelas lasallistas, sean cuales fueren su naturaleza y su grado, se caractericen por la calidad de los estudios y la seriedad de la formación, como exigidas ambas por la honradez profesional y la dedicación a los jóvenes y a la sociedad. La escuela debe prestar atención a la mudanza profunda que en el campo de la cultura se está verificando en nuestros días y, como consecuencia, ha de renovarse en sus objetivos, programas y métodos. En sus objetivos: no debe tanto pretender almacenar conocimientos en las mentes juveniles, cuanto educar en éstas las facultades de observación, imaginación, juicio y previsión. En sus programas: por ejemplo, teniendo en cuenta la importancia actual de las ciencias experimentales y de la técnica, de la sociología y de la economía política; de las lenguas vivas y del conocimiento de las civilizaciones; de los instrumentos de comunicación social y del tiempo dedicado a descanso y solaces. En sus métodos: por ejemplo, dando preferencia a las actividades 1 No pretendemos presentar aquí el conjunto de la pedagogía lasallista, sino simplemente subrayar algunas de sus orientaciones principales y destacar su inspiración evangélica. Añadamos que las tres orientaciones señaladas aquí fueron analizadas en una perspectiva más moderna por la Declaración del Capítulo General de 1966-1967, El Hermano de las Escuelas Cristianas en el Mundo Actual: No. 45 a 48. 13 orientadas a la investigación y a la expresión personal, sobre la enseñanza magisterial; utilizando todos los recursos que ofrecen los medios audiovisuales. De este modo podrá la escuela desempeñar papel específico importante en la elevación y extensión de la cultura, porque capacitará al hombre para aprovechar la contribución que los otros instrumentos informativos le ofrecen y completará o sistematizará los conocimientos que llegan a él siguiendo otras veredas. Seguirá siendo cierto que una de las funciones originales de la escuela será siempre la de promover el “dinamismo y la expansión de la nueva cultura, sin mengua de la fidelidad eficiente a la herencia de las tradiciones”, y la de favorecer la “intensificación de las relaciones entre las culturas”, de tal modo que “no eche por tierra la sabiduría de los antepasados ni ponga en peligro el genio peculiar de los pueblos” (G.S. 56,2-3). A este blanco apuntan, por ejemplo, en la escuela, el estudio de la historia y el íntimo conocimiento de las grandes creaciones del pasado. Con ese propósito ha de esforzarse la escuela por educar la atención, formar el juicio, afinar el espíritu crítico, particularmente necesario en nuestro mundo, dónde se requiere discernimiento agudo para utilizar el volumen ingente de información que se recibe, y para defender la libertad interior a pesar de todas las propagandas. Su misión es más indispensable que nunca para acostumbrar al hombre a la reflexión, al recogimiento, a la meditación y al estudio; para facilitar a la persona el acceso a la interioridad y a la intuición, el respeto al misterio de los seres, el instinto de lo sagrado, la adhesión a los valores, el reconocimiento de los límites y del pecado en el hombre, el presentimiento de la trascendencia del mundo invisible. La educación de la fe, dentro de la escuela cristiana, debe también renovarse en función del mundo hodierno. En el actual mundo secularizado, la catequesis ligada a la formación cultural ha de estimar necesario contribuir a la indispensable purificación del sentimiento religioso, evitando todo lo que parezca tributario de la concepción mágica del universo o de supervivencias supersticiosas. En el mundo actual, donde el hombre le aqueja la tentación de limitar los horizontes a la tierra y de juzgar al cristianismo como inútil o peligroso por inhumano, la catequesis debe mostrar que el hombre no se completa sino sobrepasándose y abriéndose a Dios, y que el “mensaje cristiano no aparta a los hombres de la edificación del mundo ni los lleva a despreocuparse del bien ajeno; sino que, al contrario, les impone como deber el hacerlo” (G.S. 34,3). 46 Preocupación por las personas y la vida comunitaria Su renovación exige a la escuela que se esfuerce denodadamente por prestar atención a las personas y a la vida comunitaria, dentro de la institución escolar. La escuela lasallista debe caracterizarse, pues, por el interés que manifiesta a los alumnos, utilizando para ello todos los recursos de la psicología y pedagogía, de modo que a cada uno se le trate en consonancia con ser individual. Esta atención se dirigirá a toda la persona de cada joven; hay que preocuparse, pues, por conocer su medio familiar, su temperamento, aptitudes y gustos particulares, bien lejos de limitarse a considerarlo meramente como alumno y a estimarlo por su rendimiento escolar. El educador se 14 aplicará también, cada día más cuidadosa y deliberadamente a descubrir y desarrollar los talentos particulares de sus discípulos, en vez de fijar la atención en sus faltas o defectos. De ese modo, tenderá la escuela a constituirse por sí misma en comunidad humana, dentro de la que, jóvenes de origen y condiciones sociales o familiares diferentes, puedan educarse unos a otros en lo relativo a la comprensión, al conocimiento mutuo, a la amplitud de miras en todo, gracias al diálogo, a la aceptación realista de la singularidad y de las limitaciones de cada uno, al espíritu de servicio, al instinto de justicia y del amor fraterno. Con el fin de demostrar su carácter comunitario, esfuércese la escuela de La Salle por promover la libertad de los jóvenes y de inducirlos progresivamente a tomar a su cargo su propia formación. La educación de la libertad se facilita por la naturaleza de las relaciones que se establecen entre educadores y educandos, por la organización de la disciplina y aun por el estilo mismo de la enseñanza. El aprendizaje de la libertad resulta inseparable de la formación de los jóvenes en lo relativo a la responsabilidad: consígase, pues, que desempeñen papel activo en la vida de la escuela, en la disciplina y en el trabajo. Con miras a que la emulación no se transforme en rivalidad ni ambición triunfalista, instáurese preferentemente la pedagogía del trabajo por grupos, basados en la confianza, la responsabilidad y espíritu de colaboración. La comunidad escolar sólo podrá surgir si existe de antemano la comunidad educadora, cuya riqueza depende de la diversidad y unidad entre sus miembros. Por lo cual deben colaborar gustosos los Hermanos con los seglares, que suministran a la comunidad educadora la aportación irremplazable de su conocimiento del mundo, de su experiencia familiar, cívica y sindical. Procedan de tal modo, que los maestros seglares estén en condiciones de ocupar dignamente su puesto en toda la vida de la escuela: en la catequesis, los movimientos apostólicos, las actividades periescolares, aun tal vez en las responsabilidades administrativas y de dirección. En fin, pongan todo su empeño los Hermanos en que el sacerdote ejerza en las mejores condiciones su ministerio, tanto en lo relativo a la animación espiritual de la comunidad educadora, como en la formación cristiana de los alumnos. La pedagogía de la libertad, en ningún otro dominio es tan indispesable como en el de la educación de la fe. La escuela cristiana aspira a imponer lo menos posible: propone, sin forzar, las posibilidades infinitas que ofrece la vida según Jesucristo; anuncia la Buena Nueva del Evangelio a cada uno según cada cual puede entenderla, sin actitud proselitista, aunque tampoco tímida, y dentro del más absoluto respeto a la libertad. A quienes ya han oído y aceptado el llamamiento de Jesucristo, los educadores les explicarán sus misterios, y trabajarán por robustecer en ellos la fe y la vida cristiana. 47 Apertura al mundo y a la vida La renovación de la escuela implica su esfuerzo por tener en cuenta las exigencias que le imponen la vida del mundo y de la Iglesia. 15 Consciente de que la tarea educadora es resultado de muchas influencias sobre la totalidad de la vida en cada hombre, esfuércese la escuela en colaborar con los demás agentes y medios educativos. Trabajen, pues, los maestros en colaboración estrecha con los padres, primeros responsables de la educación de sus hijos, convencidos de que no sólo tienen algo que enseñarles, sino también más de una cosa que aprender de ellos. Intenten, además, establecer lazos fraternales con los otros educadores, especialmente con aquellos que se ocupan de organizar los asuetos y solaces de los jóvenes; la escuela no debe pretender encargarse por sí misma de todo, pero ha de preocuparse de continuo por asegurar las relaciones más amistosas con las instituciones que se ocupan de organizar en la población los ocios de los jóvenes. En ciertos casos, con todo, será necesario que los maestros carguen con la responsabilidad de organizar los solaces y deportes de los alumnos. Colaboren con los sacerdotes responsables de las parroquias o asesores de la Acción Católica, con los militantes en los movimientos apostólicos o sindicales de aquellos ambientes que influyen en la vida de los jóvenes. De este modo la escuela podrá convertirse progresivamente en centro de convergencia donde se encuentren y puedan dialogar, para el mayor bien de los jóvenes, los agentes diversos de su educación. Este abrir las puertas a las realidades del mundo actual podrá facilitarse en ciertos casos, si la escuela se decide a poner generosamente al servicio de la colectividad local su equipo de maestros, para favorecer la educación permanente de los adultos y en provecho de las agrupaciones juveniles. Por su enseñanza, sus actividades y su catequesis la escuela cristiana se propone preparar con realismo a sus alumnos para la vida profesional, el matrimonio y la familia, en servicio de la ciudad terrena y de la Iglesia. Póngaselos al corriente de las necesidades mayores y de las llamadas más urgentes de los hombres de nuestros días; prepáreselos a intervenir en el mundo con competencia, y a dialogar y colaborar con todos los hombres de buena voluntad, en especial con los no creyentes para bien del género humano. Para mejor descubrir estas realidades y apremios del mundo en evolución y con el fin de que la educación sea realista y mejor adaptada a lo que exige la vida moderna, los Hermanos sacarán mucho provecho de continuar el diálogo con sus antiguos alumnos: con los jóvenes recién salidos de la escuela y con los adultos dotados de larga experiencia. En conformidad con lo recomendado por el Concilio, los Hermanos considerarán parte integrante de su tarea educativa el preocuparse de los problemas humanos y religiosos que se presenten a sus discípulos una vez dejada la escuela. “Sigan, pues, atendiéndolos con sus consejos, con su amistad e incluso con la institución de asociaciones especiales, penetradas de espíritu eclesial” (G.E.M. 8). Esta perspectiva eclesial implica, por parte de los educadores, la dedicación desinteresada que respeta la iniciativa y responsabilidad de los seglares, sin por eso escatimarlesel generoso concurso de la competencia humana y de la animación espiritual. Atención preferente debe prestarse a las necesidades de los jóvenes menos favorecidos en el plano material, o desprovistos de relaciones y apoyo humanos; como también a que los antiguos alumnos se incorporen generosa y activamente a la vida de la ciudad y de la Iglesia, y se alisten en los movimientos que, en su medio vital, tienden a construir el laicado consciente y responsable. 16 De este modo se respetará plenamente, en el ejercicio de tan importante apostolado a favor de los adultos salidos de nuestras escuelas, el verdaero orden de los fines y la acción educadora alcanzará los mejores resultados. 48 Nuevas exigencias en la formación de los maestros La renovación de la escuela necesita maestros formados, en consonancia con las necesidades del hombre moderno. “De los maestros depende, sobre todo, el que las escuelas católicas puedan realizar sus propósitos o iniciativas” (GEM 8) Un instituto internacional dedicado a la educación de la juventud escolar contribuirá, como es de justicia y en primer término, a remozar la escuela en la proporción que concentre sus esfuerzos por valorar la vocación del docente. El Capítulo General comprueba con satisfacción la adhesión profunda que los Hermanos demuestran a la función de enseñar que, dentro del laicado, les asigna un lugar específico en la Iglesia, aunque dando a su condición de religiosos contenido original, puesto que par ello el empleo se convierte en materia de consagración religiosa. El ejercicio competente de ese ministerio les suminstra esta certeza fundamental: tienen la seguiridad de ser útiles a la ciudad y les permite vivir para los otros. Por eso nunca se hará bastante para conseguir que todos los Hermanos alcancen la competencia profesional indispensable. La profesión religiosa no excusa la falta de preparación técnica, y el espíritu de fe, lejos de suplir o justifiacar la deficiencia cultural o pedagógica, debe al contrario, aplicar en sí la exigencia de mayor respeto a lo humano, pues las realidades profanas, comos las de la fe, tienen su origen en el mismo Dios. Los responsables se guardarán, por tanto, de toda actitud cicatera o dea cualquier otra especie de utilitarismo estrecho en la formación de los Hermanos. No solo cuidarán de que todos posean los títulos profesionales y universitarios requeridos, sino que mostrarán empeño por asegurarles cultura tan extensa como fuere posible; procederán de tal modo, que sean valorados los talentos particulares de cada uno. Importa, pues, que los Hermanos jóvenes dispongan del tiempo y de los medios necesarios para adquirir esa sólida cultura básica, sin la que la holgura y la eficacia de su trabajo quedarían comprometidas durante muchos años. A los Hermanos jóvenes les corresponde por su parte, desplegar toda la energía personal que sea necesaria para conseguir ese resultado, convencidos de la responsabilidad que les alcanza en lo relativo a su preparación para el ministerio. Es también deber de los Superiores estimular a los Hermanos ya comprometidos en el apostolado para que continúen completando su cultura, suministrándoles los medios concretos, ya paralelamente al ejercicio de sus funciones, ya merced a temporadas intensivas y periódicas en que sigan cursos o cursillos apropiados. 17 El desempeño de la función docente exige larga experiencia humana y social. Es, pues, indispensable que la formación, lejos de aislar a los jóvenes de la vida que llevan los hombres de nuestro tiempo, se preocupe de hacerles participar en ella seriamente, guardando las normas que les impone su estado, y con miras a su misión. No se reducirá, por tanto, la formación profesional de los Hermanos a la colación de gradios y a la cultura intelectual, sino que “deben instruirse convenientemente sobre las costumbres reinantes y en las normas de sentir y de pensar de la vida social moderna” (P.C. 18,2). La comunidad formada por los Hermanos sea el alma de la institución escolar, a la que debe vivificar y rectificar constantemente, para que mejor realice su misión. Es congruente para ello que la comunidad religiosa no se identifique con la institución escolar hasta el punto de convertirse en prisionera suya. Si el Hermano pretende educar a los jóvenes para la vida, es necesario que la escuela no le limite de tal modo los horizontes, que en sus cuatro paredes se encierre como la totalidad de su existencia. Por eso el Capítulo General invita a los Superiores y los Consejos regionales y locales presten atención a las aspiraciones de muchos Hermanos sobre este asunto; y estudien con prudencia las modalidades que pueda adoptar cierta independencia de la comunidad, respecto de la institución escolar, par conseguir mayor eficacia precisamente, en este apostolado. Por la misma razón invita a que todas las comunidades se relacionen y entiendan con las restantes comunidades de la Ciudad y de la Iglesia. La formación y la espiritualidad del Hermano tenderán a hacerles comprender y vivir el empleo como expresión de su consagración religiosa laical. A este fin, por ejemplo, intentará el Hermano descubrir y llevar a la práctica el significado educativo que tienen sus votos; ejercitará la fe “escuchando con atención el modo como Dios habla al corazón de los jóvenes de hoy” (Pablo VI: Discurso a los Hermanos, 16-VII1966); hallará en su amor al Señor y a los jóvenes y en el deseo de servirles, la energía necearia para renovar de continuo el esfuerzo por acrecentar su cultura, remozarse pedagógicamente y vivir con alegría su existencia. La formación y el estilo de la vida religiosa tenderán a desarrollar esta “aptitud constante por renovarse y adaptarse” (G.E.M. 5), requerida por la vocación docente. En fin, si es cierto que toda vida religiosa implica cierta “separación del mundo”, su significado y sus modalidades deben estudiarse de nuevo, si han de aplicarse modo preciso al caso del Hermano educador y docente: no puede suprimirse la exigencia de cierta presencia verdadera en el mundo, ni justificar la falta de interés por las necesidades, preocupaciones y esperanzas de los hombres.” 18